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EL PRINCIPE DEL AVERNO por crystalwall

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Notas del capitulo:

Hola, les traigo el capítulo nuevo, aquí se ven las reacciones de Evan a la verdad, espero que les guste como sigue la historia

 

 

Evan se quedó de pie mirando ausentemente la lluvia caer, poco a poco fue calmándose la tempestad a medida que él se fue calmando, inevitablemente recordó el incidente en la oficina del director y entendió las razones que tuvo su papá para abrazarlo de la forma en que lo hizo hasta lograr calmarlo, Seiya quería contener su poder y lo logró, Seiya había hecho lo mismo varias veces e inevitablemente luego de que alguna de esas cosas pasaban, Saori venía de visita, rayos… Saori era una Diosa, bueno… a sus ojos Saori claro que era una diosa, si era la mujer más hermosa que había visto alguna vez pero… en serio era una diosa???, rayos…

 

Seiya se levantó de la cama, caminó lentamente hasta Evan y tomó su mano, el muchacho volteó a ver a su papá y se soltó de su agarre, dio un par de pasos hacia atrás y meneaba la cabeza

- No te me acerques, no me toques – dijo Evan levantando su mano para impedir que su padres e acercara a él, Seiya no pudo evitar el recordar cómo se había puesto su hijo cuando se enteró que él era gay, pero… esto era infinitamente peor, Evan se mostraba dolido, incrédulo y muy molesto, esto era obviamente demasiado para él

- Hijo por favor…

- En este momento no puedo verte, no… no puedo, necesito salir de aquí… solo… necesito salir

- Evan, déjame explicarte, tengo mucho que decirte – insistió Seiya parándose delante de su hijo para impedirle el paso, no podía dejarlo ir así

- Yo no quiero escucharte, no puedo ni verte, cómo es posible que… es que no es natural… qué diablos soy yo???, no… no quiero oírte – Evan hacía señas con las manos cuando hablaba y se refería al hecho de que Seiya lo hubiera llevado en el vientre

- Eres mi hijo

- Soy un fenómeno!!!!!!

- No… no eres un fenómeno, hijo por favor… - Seiya estaba al borde de las lágrimas, nunca en su vida había visto a su hijo en ese estado

- No me toques… déjame salir… no quiero estar aquí…

- Si quieres irte vete, no eres mi prisionero – intervino Hades tomando la mano de Seiya y apretándola suavemente

 

Evan se dirigió a la puerta y salió cual torbellino de la habitación dejando a Seiya con el corazón destrozado, el castaño quiso salir tras de su hijo pero Hades no lo permitió, tomó en sus brazos al antiguo guerrero Pegaso y lo abrazó, Seiya en contra de su voluntad derramó un par de lágrimas, lo que había pasado era lo que siempre había temido, Seiya temía que Evan no entendiera y lo despreciara, que se avergonzara de él o pensara que era una abominación o algo así

 

Hades delicadamente limpió las lágrimas del rostro de Seiya y lo llevó a la cama nuevamente, el castaño tenía que descansar aunque se sintiera bien en esos momentos, Hades se acostó a su lado y lo acomodó en su pecho, lo cobijó con las mantas y le acariciaba el cabello buscando consolarlo

- No te aflijas amado mío, él necesita un tiempo a solas, no se puede alejar mucho porque no tiene a donde ir, volverá cuando se haya calmado y piense las cosas, no te angusties

- Él me miró de una forma…

- Tiene mucho que asimilar, todo esto le vino de repente

- Debo ir a buscarlo – Seiya se movió en la cama con intención de levantarse pero Hades lo atrapó y lo recostó otra vez al decir:

- No… tú debes descansar, yo me quedaré contigo porque tú debes descansar pero no te preocupes, mandaré por él, estará bien – dijo Hades y lo abrazó con fuerza, Seiya se sentía desolado, la mirada en los ojos de su hijo lo atormentaba pero… no era para menos, fue mucho lo que se enteró y a la final Evan era un adolescente inmaduro, tenía apenas 14 años, era bueno y noble, cariñoso y dulce pero en esos momentos estaba confundido, enojado y muy asustado

 

Seiya ya no puso más resistencia y se acomodó recostando su cabeza en el fuerte pecho del Dios de los muertos que lo abrazó y acarició sus cabellos una vez más.  Evan bajó corriendo las escaleras y salió del castillo por una de las puertas cuando encontró una, aún llovía pero eso no necesariamente le importó al joven de cabellos negros que caminó por el pedregoso terreno alejándose del castillo lo más que pudo

 

Evan no tenía idea de dónde estaba y cuando había caminado más de una hora se detuvo, el inhóspito terreno no le ofrecía ningún lugar en el que guarecerse así que se abrazó a sí mismo y siguió caminando, entre las piedras Evan vio a aquel perro que había visto desde la ventana de su director y se acercó a él, pero entre más caminaba el perro más se alejaba hasta el punto que Evan empezó a correr, el camino se hacía cada vez más pedregoso y empinado, por lo que cuando el muchacho regresó a ver sobre su hombro, vio Guidecca a lo lejos, no se había dado cuenta de todo lo que había caminado

- Perdido? – una voz masculina muy varonil habló de entre las sombras, Evan se asustó pero no se movió de dónde estaba

- No… sé exactamente en dónde estoy, quién eres tú?

- Soy uno de los Dioses Gemelos, tu padre me envió a buscarte – de entre las sombras un encapuchado salió, vestía una túnica dorada que al bajarla dejó ver sus rubios cabellos, en la frente tenía una estrella que parecía brillar en la penumbra, su presencia era imponente, muy parecida a la de Hades

- Dioses Gemelos? – preguntó Evan sin entender, en ese punto el muchacho no quería saber es nada y todo le estaba dando vueltas en la cabeza

- Mi nombre es Hypnos y soy el Dios del sueño, supongo que debes haber oído hablar de mi, verdad?

- Eres el mismo Hypnos de las historias que me contaba mi papá?

- Si… soy el mismo Hypnos de las historias de tu papá, quieres caminar un poco conmigo?, podemos charlar si quieres

- Caminar?, no quiero volver a ese lugar – Evan señaló Guidecca, él no estaba listo para enfrentar a su padre, a sus padres… rayos…

- Podemos ir a mi templo en los Campos Elíseos, déjame asegurarte que mi templo es mucho más acogedor que los alrededores de la segunda prisión

- Segunda prisión?

- Ves esas ruinas a lo lejos?, esa es la segunda prisión, créeme… no querrás ir allá

- Está bien

 

Hypnos tendió la mano a Evan que la tomó y volvió a sentir esa sensación tan incómoda que había sentido antes, y de la misma manera el mundo bajo sus pies desapareció y ahora se encontraba en un prado inmenso lleno de árboles frutales, plantas, ríos, cascadas… estaba en el paraíso

- Bienvenido a los Campos Elíseos, a mí no me gusta mucho el otro lado del Inframundo, prefiero el buen clima de aquí, ven muchacho, debes tener frío y hambre

- En serio estamos en los Campos Elíseos?

- Si… el lugar más bello del Inframundo

 

Hypnos caminó por el verde pasto en dirección a una de las edificaciones más grandes que Evan vio, el muchacho lo siguió y al entrar se quedó maravillado, era como estar dentro de un sueño, los pisos de mármol pulido brillaban como espejo dentro del templo, las gruesas columnas se levantaban formando patrones en una estancia amplísima en donde la luz entraba de forma muy hermosa, el ambiente era cálido y se podía sentir el aroma de inciensos

- Por qué Hades vive en Guidecca si podría vivir aquí? – preguntó el muchacho tomando una copa que una muchacha le había traído, era vino hervido dulce y estaba delicioso

- Él tiene que vivir allá, allá está el palacio de justicia y al ser el Dios del Inframundo no puede descuidar sus obligaciones, aunque si viene por acá, bueno… solía venir cuando caminaba con Seiya en las noches, luego de que ellos se separaron no ha vuelto a venir por aquí ahora que lo pienso – dijo Hypnos como quien no quiere la cosa, había lanzado la carnada y Evan mordió el anzuelo cuando preguntó:

- Y por qué se separaron, ahora que los vi ellos… bueno ellos se estaban besando – dijo el muchacho todo incómodo, él nunca había visto a su papá besar a nadie y mucho menos a otro hombre, todo esto aún era complicado de aceptar para él

- Ellos se aman, ese nunca fue el problema, hubieron demasiadas circunstancias que estuvieron en su contra, hubieron muchos problemas, toalla? – Hypnos señaló a una muchacha que entró a la habitación y tenía en las manos mullidas toallas, Evan asintió y tomó una con la que empezó a secarse el cabello y preguntó:

- Tu sabes?, lo que pasó con ellos me refiero, tú lo sabes?

- Si… claro que lo sé, no te lo contaron tus padres?

- No… mi papá me iba a explicar pero… me salí del castillo – respondió Evan un tanto avergonzado

- Si quieres yo puedo  contártelo

- No quiero saberlo, es mejor si no lo sé, no quiero ni imaginármelo, no no no, es demasiado extraño la verdad – Evan meneó la cabeza y se mostró rabioso una vez mas

- Ese es un error muchacho, tú debes saber lo que en verdad pasó con tus padres para que puedas entenderlos, para que puedas comprender y dimensionar lo que se viene

- Lo que se viene?

- Guerra, se están fraguando  ya los planes de guerra entre el cielo y el infierno, seguramente Hades si te lo dijo verdad?

- Si, eso si me lo dijo, pero no entiendo el por qué

- Si quieres en verdad entender, lo tienes que saber, aunque en tu caso yo creo que sería mejor que lo veas con tus propios ojos

- Cómo lo voy a poder ver con mis propios ojos?

- Eso… es fácil

 

Hypnos juntó sus manos y una niebla blanca inundó la estancia, era una niebla por demás densa, Evan al inicio no supo que era lo que pasaba hasta que dentro de la niebla se empezaron a formar imágenes, era como una proyección de películas antiguas, las imágenes se definieron y Evan pudo ver a su papá cuando era niño jugando despreocupadamente con otros niños, ellos estaban en el orfanato que su papá visitaba regularmente, allí estaba su tía Seika también, Evan vio con sus propios ojos lo que su padre le había contado muchas veces, Evan vio el momento en que vinieron por él y se lo llevaron dejando a Seika en el orfanato

 

Luego vio fragmentos del entrenamiento al que fue sometido en Grecia, vio la lucha con Casios la que le valió la armadura de Pegaso, Evan no podía creerlo… el ver a su padre portando la armadura que tantas veces le había descrito en sus historias

- Todo esto te es familiar verdad? – preguntó Hypnos mirando divertido la cara de sorpresa de Evan

- Mi papá me contó muchas historias de luchas y batallas, de Dioses y caballeros, eran mis favoritas cuando era pequeño

- Bueno, ahora puedes ver de mejor manera a los protagonistas de las historias de tu papá

 

Evan vio a los amigos de su papá usando sus respectivas armaduras y no lo podía creer, ahora Evan entendía las razones de Ikky de decirle a su papá “pony” e igual entendió el apodo de “pollo del infierno” con el que Seiya llamaba a Ikky.  Evan miró un resumen de imágenes de las batallas libradas por su padre y sus amigos, vio a los caballeros dorados en las doce casas, vio a las marinas de Poseidón en el templo marino, vio a los espectros y el recorrido que Seiya hizo con Shun en el Inframundo, vio a Hades, la lucha a muerte de Hades y Seiya, finalmente vio como Hades atravesó a su padre con una espada y como Saori había intervenido al final, Evan vio como los templos de los Campos Elíseos colapsaban y como Hades fue encerrado en una urna.

- Ahí se acababan las historias de mi papá, él me dijo que el caballero Pegaso murió luego de salvar a su diosa y que la paz en el mundo fue restaurada

- Bueno… tiene razón en parte pero no fue así como pasó, lo quieres ver?

- Si… si quiero…

- Muy bien, prepárate para un viaje al pasado

 

***

La princesa Saori, la reencarnación de Atena se encontraba en su casa de campo a las afueras de Grecia, la joven se encontraba en estado de desesperación al ver muerto en vida a su caballero más fiel, a su mejor amigo, a aquel al que le había salvado la vida en incontables ocasiones, Seiya de Pegaso se encontraba en estado vegetativo desde su enfrentamiento con Hades en los Campos Elíseos

 

La muchacha había hecho todos los intentos posibles, había buscado una cura para Seiya pero hasta el momento no la había encontrado, esa noche llegaría a aquella casa su última esperanza, Saori había hecho caso omiso a todos sus caballeros que le dijeron que no lo haga, que no la contacte, que no la busque pero… Saori no podía dejar así a Seiya, simplemente no lo podía hacer

 

En esa noche sin luna, de la nada apareció una figura encapuchada en las inmediaciones de aquella casa que estaba en medio de la nada, era una figura alta y delgada que se movía con gracia y clase, como si flotara en la oscuridad, tras ella una jauría de perros salvajes la seguía sigilosamente, Saori estaba en la puerta de la casa esperándola y no se sorprendió al verla llegar a la media noche

- Saludos Diosa Atena, de todas las personas que esperé me llamaran, nunca pensé que tu serías una de ellas, en qué puedo servirte? – la figura encapuchada se quitó la capucha cuando estuvo frente a la Diosa de la Tierra dejando ver sus largos cabellos negros que brillaron a la luz de la luna, su femenina forma se hizo evidente cuando abrió su capa dejando ver una túnica plateada muy hermosa, su voz era dulce como el trinar de los pájaros de verano, pero sus ojos… sus ojos negros como la noche contaban otra historia, aquella era la Diosa de la magia y la hechicería, Hécate…

- Gracias por acudir a mi llamado, eres mi última esperanza, ven conmigo por favor – la muchacha de cabellos lilas entró a la casa y guió a la hechicera hasta una de las habitaciones de la planta baja, era una habitación no muy grande que tenía solamente una cama de dos plazas en la que yacía Seiya de Pegaso, en apariencia dormido

- Ohhhh ya veo, así que esto es lo que quieres de mí, lo siento Atena, no puede hacerse, no puedo hacer lo que me pides – dijo Hécate sin acercarse siquiera a la cama en donde el castaño estaba inmóvil

- Ni siquiera lo has intentado – dijo Saori con desesperación

- No tengo que intentarlo, el caballero Seiya de Pegaso está bajo la maldición de Hades, no hay nada que yo pueda hacer para romperla, el poder del Inframundo lo está escudando de cualquier intento que hagas de cambiar su estado, por eso no has podido romper la maldición – Hécate se acercó a la cama y acarició los juveniles rasgos del dormido caballero y puso la mano en su pecho, ahí pudo sentir el poder de la maldición, ahí pudo sentir la oscuridad que tenía preso a Seiya en un mundo de sombras

- Entonces… esta maldición no puede romperse?, Seiya se quedará así por siempre? – Saori tenía lágrimas en los ojos, esta situación era por demás triste

- Yo no he dicho eso, lo único que dije es que yo no podía romper la maldición – aclaró Hécate con una pequeña sonrisa

- Entonces se puede hacer?, cómo?

- Eso es lo complicado querida mía, el único que puede romper la maldición es aquel que la puso ahí, no sé qué tanto conozcas a Hades pero no creo que esté de humor generoso tomando en cuenta que lo volviste a poner en una urna

- Hades?, solo él… por todos los dioses…

- Lo siento Atena, en verdad lo siento porque sé que esta es un alma pura y es una pérdida que esté vagando en el mundo de sombras, estoy segura de que harás todo lo posible por mantenerlo con vida pero, lo más terrible es que sin importar lo que hagas, su cuerpo mortal se marchitará y morirá, pero su alma se quedará allí por toda la eternidad

- Seiya… no… - Saori ya no pudo contener más las lágrimas y apretó la mano de su caballero que no se movió en lo más mínimo

- Lo siento – dijo Hécate una vez más y acarició la mejilla de Seiya por última vez, la hechicera se dio la vuelta y se dispuso a salir, al llegar a la puerta vio a Saori arrodillada junto a la cama de Seiya y su corazón se comprimió, la Diosa Atena estaba sufriendo por un mortal, vaya… aquel mortal debía ser muy especial

 

En los días que siguieron Saori se dedicó a cuidar a Seiya, con la ayuda de su siempre fiel Tatsumi y las muchachas de servicio, la joven se daba modos y sacaba a Seiya en su silla de ruedas para que tome sol, las muchachas de servicio aseaban a Seiya todos los días de acuerdo con las indicaciones de los varios médicos que habían tratado a Seiya sin éxito, lo alimentaban, masajeaban sus brazos y piernas para evitar entumecimientos pero… Saori ya había perdido toda esperanza luego de la visita de Hécate y eso la tenía destrozada.  Con el pasar de los días y las noches, Saori tomó una nueva resolución, ella no podía dejar sufrir ese cruel destino a su caballero así que fue al último lugar al que quería ir, al Olimpo…

 

Zeus no estuvo complacido en recibir a su hija, y menos complacido se mostró cuando escuchó lo que ella fue a pedir, le parecía una completa insensatez que una Diosa se rebaje a rogar por la vida de un mísero humano, así que Zeus hizo lo impensable, el Dios de los cielos no se imaginó que todo le saldría al revés

- Está bien hija, me has convencido y te ayudaré – dijo el poderoso Dios de los Cielos luego de escuchar a Atena hablar ininterrumpidamente por algunas horas mientras exponía el caso de su guerrero

- En verdad?, padre muchas gracias… muchas gracias…

- No me agradezcas porque lo que Hécate dijo es verdad, ni siquiera yo puedo levantar la maldición que Hades ha puesto sobre ese muchacho, es el propio Hades el que lo tendrá que hacer

- Pero padre… tu eres el Dios de Dioses, tú se lo puedes ordenar

- No hija, yo no le voy a ordenar nada a Hades, si no intervine cuando él trató de destruir a la humanidad entera, menos voy a intervenir para que tú puedas salvar una sola alma del mundo de las sombras, lo único que ofrezco es que él te escuche, lo sacaré de la urna en donde lo encerraste y lo traeré aquí, es todo lo que ofrezco

- Pero padre…

- He dicho… y es mi última palabra

 

En ese momento rayos y truenos iluminaron el cielo entero y ensordecieron a todos los habitantes del Olimpo, Zeus lanzó su rayo con fuerza y Saori vio impotente como el rayo se dirigió a la tierra y se clavó directamente en la cascada de Rozan, en ese instante la tierra tembló entera, los mares de agitaron y el cielo se oscureció, Saori sintió la conmoción y esperaba que su padre tuviera razón y algo bueno consiguieran de esto, porque si Hades se rehusaba no había nada que ella podría hacer y una nueva guerra estallaría, rayos… lo había arriesgado todo por Seiya pero… Seiya lo valía

 

Hades subió al Olimpo acudiendo al llamado de Zeus y se materializó en medio del salón principal del templo más grande en donde todos los Dioses se habían dado cita, Saori lo vio y trató de contener su miedo y desprecio, Hades en cambio no demostró ninguna emoción en lo absoluto

- Me sorprendes hermano, la vez anterior que fui encerrado en esa urna no te dignaste ayudarme en lo más mínimo, a qué se debe este cambio? – Hades miró a los demás dioses que estaban congregados en aquel amplio salón, sus azules ojos se posaron un par de segundos en Saori pero enseguida los desvió, la estaba ignorando aparentemente

- Hermano… mi hija Atena ha venido con una petición que desea hacerte – dijo Zeus y señaló a Saori que respiró profundamente manteniendo su compostura, Hades sonrió de medio lado y esa sonrisa le heló la sangre a la joven Diosa

- Vaya vaya vaya… y en qué puedo servirte?… Atena…  - el tono de Hades era mitad desprecio mitad burla

- He venido a abogar por mi caballero Seiya de Pegaso, lo que le ha pasado no es justo, él estaba defendiéndome y… - la joven empezó a hablar pero Hades no pudo contenerse y la interrumpió al decir:

- No es justo lo que le ha pasado?, entonces tú crees que está bien que los humanos osen levantar el puño contra los dioses?, ese simple mortal logró herirme, es poco lo que está sufriendo – dijo Hades cruzándose de brazos sin poder evitar su molestia

- Y la misericordia?, y el perdón?, no somos nosotros seres superiores que estamos por encima de los sentimientos mezquinos que abundan en la humanidad?, si no somos mejores que ellos no merecemos llamarnos Dioses – dijo Atena y se le salían las lágrimas, Hades arqueó una ceja, él sabía la pasión que Atena ponía a sus creencias al punto de arriesgar su vida por la humanidad, pero ahora había reunido a todos los dioses del Olimpo para tratar el destino de un simple humano, esto era por demás extraño

- Vaya… por un simple humano pones en tela de duda todo nuestro accionar? – preguntó Hades con una media sonrisa en el rostro

- Yo solo quiero justicia para mi caballero, si alguien debe sufrir las consecuencias de mis actos soy yo, no él… no él… – dijo Atena y miró a cada uno de los Dioses allí reunidos, Artemisa sonrió complacida por la propuesta de la joven Diosa e intervino diciendo:

- Yo estoy de acuerdo con Atena, debemos mostrar nuestro lado magnánimo con los humanos, por algo somos sus dioses, los dioses no deben ser para aplastar o simplemente venerar, nosotros debemos ser su modelo a seguir y su guía

- Yo no estoy de acuerdo con lo que dices Artemisa, nadie debe levantar su puño en contra de los Dioses, yo apoyo a Hades – fue Ares el que habló y lo hizo con determinación, esto hizo que Hefestos reaccionara y dijo:

- Yo estoy de acuerdo con Artemisa, nuestra misión es guiar y ayudar a los humanos, no condenarlos al mundo de las sombras

- Yo prefiero no opinar de este tema – fue Afrodita, la Diosa de la belleza la que habló

- Yo apoyo a Artemisa y a Atena, el guerrero no debe seguir soportando la maldición del Inframundo, no es vida vivir entre las sombras – Deméter miró a Hades duramente cuando habló, la diosa de la agricultura y naturaleza lo odiaba y lo odiaría siempre, él se había llevado a su hija al Inframundo, Perséfone ya estaba de vuelta en el Olimpo hacía más de 200 años que fue cuando Atena encerró al Dios de los muertos por primera vez en una urna, Deméter había conseguido la misericordia de Zeus y ahora su hija podía permanecer en el Olimpo a su lado, pero nada borraría el resentimiento que la Diosa se guardaba al que fue su yerno

- Yo también apoyo a Atena en su pedido, el caballero Pegaso es uno de los más fuertes y valientes que he conocido – Julián Solo, Poseidón,  habló con tono calmado y le sonrió a la joven Diosa de la tierra cuando la miró, Saori correspondió la sonrisa, ella no había esperado que los demás dioses la apoyaran pero así fue como se pronunciaron Hera, Apolo, Hermes y Hestia, Dionisio votó en contra y así fue que Zeus en contra de su voluntad decidió:

- Muy bien… Hades levantarás la maldición del guerrero de Atena y conservarás tu libertad

- No… eso no es parte del trato, la tierra, la paz que hemos conseguido, no podemos echarlo todo a perder al liberarlo a él -  protestó Atena pero Hades sonrió complacido, no esperaba menos de Zeus la verdad

- Si esto no es parte del trato lo hacemos parte del trato, el Inframundo no puede quedar a la deriva, Hades volverá al Inframundo luego de liberar la maldición de tu guerrero – sentenció Zeus y su tono era terminante

- Pero… y la tierra?

- Quédate con tu preciosa tierra, ya no me interesa, ustedes mismos están haciendo un excelente trabajo destruyéndola, yo solo quería acelerar el proceso, pero si tú prefieres ver sufrir poco a poco a tus humanos hasta que finalmente se destruyan ellos mismos, pues allá tú – dijo Hades encogiéndose de hombros

- Cuento con tu palabra que no atacarás la tierra?

- Está bien… cuentas con mi palabra si no entras en pánico cada vez que suba a ella

- Subirás a la tierra?, para qué?

- Me gusta el café – dijo Hades y sonrió ampliamente, Zeus sonrió también, Hades tenía un sentido del humor bastante retorcido y el torturar a Atena lo entretenía, el Dios de los muertos no tenía la menor intención de subir a la tierra pero disfrutó la mirada de horror de la joven muchacha ante el prospecto

- Está bien, levantarás la maldición de mi caballero de Pegaso?

- Si… lo haré esta misma noche si así lo prefieres

- Está hecho entonces – dijo Zeus y todos los dioses asintieron, Hades pensó que su liberación fue muy fácil, solo tendría que levantar la maldición de ese estúpido niño que logró herirlo, bueno… a la final era un precio bajo para todo lo que había obtenido

 

Esa noche Saori estaba nerviosa, la joven estaba de pie en la puerta de entrada, la brisa era muy agradable y la noche estrellada, pero nada de eso la podía calmar, los minutos parecían horas y la noche se le hizo eterna hasta que vio materializarse de la nada a Hades a unos pocos metros de la entrada de la casa, el Dios de los muertos caminó lentamente, como disfrutando de esos momentos mientras Saori moría lentamente por la angustia

- Temías que no vendría Atena? – dijo Hades a manera de saludo, la muchacha solo dijo un simple “sígueme” y se adentró a la casa, Hades la seguía hasta que llegó a la habitación de Seiya, Hades lo miró acostado en la cama con los ojos abiertos y la mirada perdida, el Dios de los muertos sonrió al ver su obra, le hubiera gustado reclamar el alma de aquel guerrero pero sabía que no lo podía hacer

- Qué es lo que vas a hacer?

- No te preocupes solo tomará un minuto

 

Hades se sentó en la cama a la altura del pecho de Seiya, y tomó con delicadeza el mentón del dormido muchacho y movió su cabeza a ambos lados, lo estaba mirando con detenimiento, era un muchacho hermoso aunque sus ojos no estuvieran vacíos, sintió su frente y puso allí su mano al cerrar los ojos, Hades vio un muchas imágenes en medio de un torbellino de colores y luces, la vida de Seiya era muy sencilla, había sufrido mucho en su niñez y en su adolescencia, la pérdida había sido la única constante en su vida y ni eso había cambiado su actuar, Hades sabía de la lealtad que había demostrado a su Diosa, sabía de la lealtad a sus camaradas de armas, de su fuerte amistad, de su entusiasmo y tenacidad, esto le extrañó a Hades, la mayoría de las personas no tuvieran tanta buena predisposición a las cosas cuando han tenido un pasado tan duro como el de Seiya

 

El Dios de los muertos abrió los ojos y luego desabotonó la camisa de pijama que el dormido guerrero estaba usando y puso la mano sobre su corazón, el mayor se sorprendió por lo que halló, él sabía que el alma de Seiya era pura pero no esperó encontrar tanta inocencia e ingenuidad, Seiya no debía tener más de catorce años y su modo de ver la vida era por demás refrescante aunque por demás romántico, el muchacho tenía una idea dulce de la vida y la realidad era muy diferente, el amor ciego a su Diosa le molestó a Hades y ahí fue que se le ocurrió lo que haría, al criterio del Dios de los muertos, el amor era la base de todas las estupideces y eso funcionaría a su favor, ya sabía cómo se vengaría de él… y de ella…

 

Notas finales:

Y ese es el inicio de la historia de Hades y Seiya, nos vemos en los capítulos que vienen en donde Hypnos le sigue contando la historia a Evan

Nos vemos el viernes en el capítulo nuevo, muchas gracias por leer, saludos, bye 


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