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Cuando el viento susurra tu nombre por girlutena

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Notas del capitulo:

No tengo perdón... lo siento mucho, creo que me entretuve haciendo otras cosas, y cuando me di cuenta ya había pasado un montón de tiempo que no actualizaba.

 

Boromir llevó dos de sus largos dedos para acariciar los mechones rubios del pequeño hobbit, que caían sobre su infantil y acongojado rostro; intentó tranquilizarse al sentir como su corazón latía desbocado, se vio obligado a cerrar y abrir sus ojos con lentitud y mostró una pequeña sonrisa, mientras que los hermosos ojos del menor iban cerrándose lentamente, complacido por aquella tierna caricia.

Frodo se sentó sobre sus rodillas, pasando las yemas de sus dedos por el esculpido rostro del Adán, su pequeño corazón bombardeó con tanta fuerza, mientras que el calor subía desde su vientre hasta su pecho; sintió la barba áspera raspar suavemente sus dedos, y se dio cuenta que los cabellos oscuros del mayor se encontraban más largos y desordenados que la primera vez que lo vio.

Sus mejillas se tiñeron de un fuerte carmín cuando el fuerte brazo de Boromir se enrolló en su delgada cintura, y se vio obligado a acostar su cuerpo al costado del mayor, su pequeño cuerpo no podía dejar de temblar y se arrepintió de ello mientras apoyaba su cabeza sobre el fuerte pecho del Adán.

El fuerte y varonil aroma de Boromir llegó cubriendo todos sus sentidos; el suave aroma a canela y bosque se había impregnado en ese fuerte y gran cuerpo, tanto que su cuerpo se estremeció al sentir como los brazos del hombre se aferraban con fuerza a él.

Deseaba decirle algo, deseaba hablarle sobre sus sentimientos, sobre sus penas, aspiró profundamente, llenando sus pulmones de aquel exquisito aroma, dándose ánimos de hablar, pero se detuvo al oír los suaves ronquidos del hombre. Con el corazón latiendo fuertemente, enterró sus sentimientos en lo más fondo de su corazón, y cubrió su rostro en aquella piel caliente y desnuda, mientras que sus delgados brazos intentaban cubrir con fuerza al Adán.

Cerró lentamente sus ojos, dejando que su corazón agitado se calmase lentamente, mientras relajaba su cansado cuerpo, y se dejaba transportar suavemente hasta el mundo de Morfeo, esperando soñar con el hermoso hombre.

Sentía como su cuerpo se encontraba levitando, una bruma negra había envuelto su pequeño cuerpo y a lo lejos pudo ver como su amado capitán era asesinado por una banda de orcos, deseó gritar; empezó a agitarse, levantó sus manos intentando alcanzarlo y de pronto sus ojos fueron cubriéndose, su corazón saltaba agitado, el calor y el miedo había inundado su cuerpo, pero él solo deseaba sentir como era envuelto por aquel cálido abrazo.

Poco a poco empezó a calmarse y se dio cuenta que tenía frío, su cuerpo temblaba, pero ahora estaba aferrado a algo fuerte, y sabía que no debía dejarlo ir, lentamente unos castos besos fueron cubriendo su frente, sus mejillas, su respingada nariz, hasta caer en sus labios; aún con la mitad de su mente en el otro mundo, alzó sus brazos enrollándolos en aquel cuerpo, deseando sentir aquel beso mucho más profundo.
Un suave gemido salió de sus labios, y se dio cuenta que sus pulmones empezaban a quemar con fuerza, y el calor volvió a consumir su cuerpo, pero ahora era distinto, ahora quería tener aquel cuerpo mucho más cerca del suyo, su cuerpo se agitó con violencia al sentir como unas fuertes manos acariciaban con suavidad su pecho desnudo, y casi en la conciencia, alzó sus caderas, deseando tocar y ser tocado.

Abrió sus labios soltando el nombre del Adán, y nuevamente aquella lengua se introdujo en su cavidad, acariciando las paredes interiores de sus mejillas; todo aquello se sentía tan bien, lentamente fue abriendo su brillantes gemas, soltando suaves gemidos al sentir como los labios dela Adán acariciaban sus pezones.

El calor había cubierto toda la pequeña habitación, y Frodo se dio cuenta que aquello en realidad sí estaba sucediendo; intentó poner sus manos en los cabellos del mayor, intentó separar aquella maestra boca de su pezón, pero soltó un fuerte gemido al sentir como era mordido suavemente.

Deseaba gritar, sus dedos se enrredaron en los oscuros cabellos del Adán y sintió como una descarga era transportada por todo su cuerpo, mordió con fuerza su labio inferior al sentir como los dedos del varón jugaban con su miembro, cerró con fuerza sus ojos, deseando tranquilizar su agitado corszón, pero no pudo.

Un grito se escuchó retumbar en las cuatro paredes de aquella habitación, los dedos de Boromir soltaron suavemente el miembro del pequeño hobbit y lo atrajo hacía su pecho.

Frodo sintió como poco a poco su cuerpo iba regresando a la temperatura correcta, su cuerpo empezó a removerse lentamente, por la pequeña e incómoda cama, buscando aquel cuerpo que le había brindado calor toda la noche, llevó una de sus manos hasta el otro costado de la cama y frunció levemente su ceño al sentir los suaves rayos del sol cayendo sobre sus párpados.

Intentó abrirlos lentamente, pero volvió a ocultarlos entre las sábanas que aún mantenía el fresco aroma del Adán y rápidamente levantó la mitad de su cuerpo, abriendo de par en par sus ojos, el calor se indundo en sus mejillas al recordar los hechos pasados.

-Al fin te despiertas.

Las mejillas del joven Bolsón se tiñeron de un fuerte carmín al escuchar la fuerte y varonil voz del Adán, sintió como sus pulmones empezaban a quemarle por la falta de aire, tragó fuertemente la saliva al ver que Boromir tan solo traía sus pantalones y una toalla sobre su cuello, las gotas del agua caían de sus oscuros resbalando por el fuerte y bien trabajado pecho del moreno.

Pero sus ojos cayeron sobre una cicatriz que nacía desde el hombro y terminaba en la mitad de su pecho, sin darse cuenta se puso de pie y lentamente se acercó hasta apoyar sus delicados dedos sobre aquella marca.

-¿Te disgusta verla? –La gruesa voz de Boromir sonó grave y algo resentida, pero Frodo alzó levemente su mirada y pudo ver en aquellas dos cuencas, algo de miedo y rencor, pero él tan solo negó suavemente y cruzó sus delgados brazos por la ancha cintura del mayor.

-¿Quién te hizo aquello? –Boromir dejó que el pequeño hobbit ocultara su rostro en su pecho, mientras que él se encargaba de cruzar sus brazos alrededor de la fina cintura del menor, atrayéndolo a su cuerpo. Intentando sentirse seguro.

-Fue mi padre. –Boromir había cerrado sus ojos, recordando cada detalle de aquel fatidico día. –Aquel día mi hermano menor, Faramir, había perdido una pelea con uno de los soldados de mi padre, y cuando llegué a la pequeña plaza, todos los soldados estaban observando como mi padre golpeaba a Faramir, quise detenerlo, pero él no entendía razones y al tratar de cubrir el cuerpo de mi hermano, terminó golpeándome.

Ninguno de los dos sabía cómo habían llegado a la cama, pero Boromir yacía arrecostado sobre el pequeño pecho del hobbit. Frodo mantenía sus dedos entre los cabellos del mayor, acariciándolo suavemente, dejándole que escondiera su rostro en su pecho.

-Tú te mereces a alguien mejor, joven Bolsón. –La voz del senescal había sonado suave, pero segura, tanto que Frodo mordió su labio inferior, mientras intentaba retener los espasmos que recorrían su cuerpo.

-Tal vez usted tenga razón, Gran senescal. –El menor separó su cuerpo, sentándose sobre sus rodillas y mirando fijamente las orbes oscuras del mayor. –Pero yo no quiero a nadie más que no sea usted.

Con una pequeña sonrisa en su rostro, acunó con sus pequeñas manos el rostro del mayor y con toda la valentía que aún mantenía acercó sus labios a los del mayor.

Borormir sentía aquel beso como uno inexperto, pero no pudo evitar sentir como su pecho se hinchaba al saber que podía enseñarle un montón de cosas a aquel pequeño. Enrolló sus brazos alrededor de la cintura del menor y lo atrajo a su cuerpo, enterrando su rostro en los cabellos rubios de aquel hermoso ser.

-¿Ya te he dicho que te amo? –El menor sonrió bajito y negó suavemente, sintiendo como era aprisionado entre la cama y aquel gran cuerpo. –Te amo.

-¡Oh Boromir! –El pequeño hobbit sus delgados brazos por el cuello del mayor, sin darse cuenta que había quedado a horcadas, sonrió abiertamente al sentir aquellos dedos acariciar su mejilla. -¡Yo... yo también te amo!

-¿Desde cuándo? –El menor mordió ligeramente su labio inferior al tener aquellas gemas plomizas directamente sobre su rostro.

-Desde... desde que me salvaste de esos tipos.

-¿El día que visitamos a tu tío? –El pequeño asintió suavemente, sintiéndose extasiado por las suaves caricias sobre su espalda.

-Yo había escuchado hablar sobre el gran y futuro senescal, pero nunca pensé conocerlo. –Boromir sintió como su corazón se aprisionaba en su pecho. -Ese día, fue el mejor día de mi vida.

-Eres el ser más hermoso que he visto en mi vida. –Frodo no sabía si podía sonrojarse más de lo que ya estaba, pero no podía estar más emocionado al saber que sus sentimientos eran igualmente correspondidos.

Frodo cerró lentamente los ojos al ver como los labios del Adán se acercaban lentamente, sentía como su corazón bombardeaba tan fuerte, capaz de explotar en ese momento, se sentía sumamente nervioso y excitado, deseaba sentir como aquellas manos le acariciaban con ternura, y él también deseaba acariciar aquel cuerpo, tenerlo bajo él y decir su nombre.

El fuerte sonido que provenía de los pasillos, obligó que Boromir se separase suavemente del menor; los gritos empezaron a hacerse cada vez más fuertes, y con el ceño fuertemente fruncido, terminó de vestirse y tomó su espada.

-Quédate aquí. –Frodo sintió como un demandante beso le calaba hasta lo más profundo de su ser, y no pudo evitar sentir un horrible presentimiento en su pecho al ver como el Adán salía estrepitosamente de la habitación.

La horda de Uruk-hai había aparecido en el pequeño pueblo, empezando a incendiar todo a su paso, en el viento se podía percibir la masacre que estaba sucediendo en ese momento, mientras que la sangre y la pólvora contaminaba todo el ambiente.

Los gritos de los Uruk-hai se escuchaban por casi todo el lugar, los cuerpo degollados de las personas se encontraban esparcidos por cada esquina de las calles, mientras que los charcos de sangre ahora se contaminaban con las gotas de la lluvia.

El Adán corrió tan rápido como pudo hasta encontrar a Gimli, escuchó como los orcos se acercaban hasta él, y con la agilidad que le había caracterizado desde siempre los degolló; escuchó el grito de su amigo, y vio como aquel elfo que acompañaba al hobbit se encontraba luchando contra tres de ellos.

Con la adrenalina corriendo por sus venas, corrió para ayudar a sus amigos, sin importarle el dolor punzante que seguía sintiendo en su pecho, clavó la espalda en la tierra mojada, llenando sus pulmones de aquel penetrante aroma. Escuchó a lo lejos la voz de sus amigos, sintiendo como aquel dolor punzante ahora se trasladaba hasta su sien.

 

Frodo sentía como los nervios habían empezado a invadir su pequeño cuerpo, acercó la mitad de su cuerpo hacia la ventana, observando con terror como los pequeños puestos de servicios habían sido destruidos. Todo lo que él había visto ahora se encontraba incendiados.

Varios gritos se escucharon a lo lejos y supo que todo iba a empeorar.

Tomó el arma que le había entregado Gandalf y arreglando su vestimenta, salió con sigilo de aquel lugar. Intentó no mirar los cuerpos degollados de esas horribles criaturas, pero el fuerte olor a sangre invadió sus pulmones, pero sin dejar que aquello le detuviera salió con tanta prisa en busca del senescal.

Su cuerpo se detuvo abruptamente al ver como uno de aquellos monstruos se acercaba a él; cerró con fuerza sus ojos, mientras desenvainada la espada y con toda la fuerza que podía contener en su cuerpo, blandió con fuerza y maestría aquella arma, sintiendo como una enorme cantidad de energía pasaba por sus manos.

El uruk-hai terminó siendo degollado por la brillante y azulina espada, mientras que Aragorn no podía dejar de observar aquella extraña arma. El ensordecedor grito de los Uruk-hai se escuchó por todo el lugar, y de pronto, como si se avecinase una plaga, todos salieron huyendo.

-El pequeño hobbit sí que guarda sus secretos. –Gimli se acercó al joven hobbit y palmeó con fuerza el hombro del menor, riendo escandalosamente al ver que por poco se iba de cara.

-Déjalo en paz. –Gimli y Aragorn observaron el rostro casi impertubable de su compañero, pero no pudieron evitar sonreír bajito al saber que era molestado. Boromir limpió el filo de su arma con un viejo tartán, pero de pronto se vio siendo abrazado fuertemente por el pequeño cuerpo del hobbit.

-Debemos marcharnos. –La voz del elfo se escuchó por detrás de todo el bullicio del pueblo. Aragorn asintió suavemente, mientras observaba el caos que aquellos demonios habían causado.

-¿Dónde obtuviste esa espada? –Frodo no se atrevió a alzar su mirada al futuro rey, pero mordió su labio inferior al saber que no podía decir mucho.

-Me la obsequio un gran amigo. –Supo que Aragorn no estaba feliz con aquellas palabras, pero agradecía que ya no le preguntara nada más.

-Espero conocer a ese gran amigo. –El Adán supo ahora el porqué su amigo había caido de rodillas con aquel pequeño hobbit. Con aquella deslumbrante sonrisa y esos ojos tsn grandes y brillantes, eran capaz de alumbrar toda la oscuridad de los orcos.

Notas finales:

Esta vez no prometeré nada T_T

pero agradezco a todos ellos a los que todavían tienen fe en esta historia. 

Besos!!!

Los adoro!!!!!!


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