Luego de la deliciosa cena en familia que Ed e Itachi habían preparado para su recién recuperado hermano, todos se saludaron y se fueron a dormir. Bueno, casi todos. Sasuke, preocupado, no había podido conciliar el sueño. Pensaba en la mala suerte que había tenido, en cómo las cosas se habían empeñado en salir mal, en cómo su corazón quizás estaba destinado a quedarse solo para siempre. Aun así, aún con todos esos pensamientos negativos, tenía la fe puesta en su querida amiga Sakura quien le había prometido iría con Naruto, y le diría acerca de sus verdaderos sentimientos. Definitivamente Sakura tenía razón: él no estaba preparado para salir al mundo, sería mucho mejor si ella iba y lo convencía de venir, o al menos se hiciera escuchar por él. Desgraciadamente, lo que él no sabía era que Sakura no estaba dispuesta a perderlo.
Un nuevo día comienza y en la mansión Uchiha la bella joven Haruno se despierta temprano. Arreglada, baja al salón donde ya estaba Edward preparando el desayuno para sus amos.
―Oh, ¿hacia dónde va tan temprano señorita? ¿Desea que le haga un café? Aún no termino el desayuno…
Sorprendida, Sakura rechaza el café.
―Lo siento, debo ir a hacer unas compras… desayunaré en el camino.
―Ah! Si es por compras yo puedo hacerlas por usted cuando los amos terminen de desayunar. Sólo deme la lista y yo…
Ese don servicial de Edward lejos de agradarle a Sakura le causaba una molestia a la hora de llevar adelante sus planes. Un poco hastiada, lo interrumpió.
―No, no se preocupe Ed, es que tengo que ir yo misma porque… ya sabe, tengo que comprar algunas cosas de chicas que no pude traer en avión…. como por ejemplo champú y esas cosas íntimas… usted sabe.
Edward se sonrojó.
― No se preocupe señorita yo la entiendo. Vaya tranquila yo le diré a los amos si preguntan por usted.
― Muchas gracias. Adiós ―dijo la joven, que al retirarse dio un portazo.
―Uff, por fin, ese Ed es un pesado. ―Caminando ligero, la dama fue directo hacia la plaza del pueblo. Allí se sentó en una banca y marcó un número en el celular.
―Hola. ― Se escuchó desde el otro lado de la línea.
―Hola Gaara, ¿eres tú?
―Sí, soy yo Sakura. ¿Acaso no es el número que te dí?
― Un momento, ¿cómo sabes que soy yo?
―Reconocería tu voz en cualquier parte. ¿Qué pasó anoche? ¿Todo salió de acuerdo con el plan?
―Sí y no. Es largo de explicar… ¿Podemos vernos? Necesitamos aclarar algunas cosas y pensar bien qué es lo que vamos a hacer a partir de ahora.
―Estoy de acuerdo. Dime, ¿me estás llamando desde la casa de esos ricachones?
―Por supuesto que no, me escapé y vine hacia una plaza para hablar tranquila. Pero tampoco podemos encontrarnos aquí, alguien podría vernos juntos. Y eso sería difícil de explicar.
―Hoy a las 3pm mi hermana tiene cita en el salón de belleza. Puedes venir si lo deseas, pero sé discreta quieres.
―Ok pásame la dirección… nos vemos allá.
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Después de la declaración que hizo a Hinata, Naruto sentía que se había sacado un gran peso de encima. Luego de eso fue a su casa y simplemente se desplomó en la cama. Se sentía bien consigo mismo, pero aún había algo grande su pecho que necesitaba sacar. Tenía que tomar una decisión. Había una persona que lo amaba, que él sabía que sentía algo fuerte por él, y si bien nunca pudo corresponderle, sí que le había tomado cariño esos últimos días. Y por otro lado estaba Sasuke, por quien sí sentía un gran amor, una gran pasión desde hacía muchos años, pero ahora esa persona lo odiaba y lo había rechazado tantas veces que terminó desgastado su corazón, pero no sus sentimientos. Era un dilema: si elegía a Gaara, sabía que él no lo defraudaría, pero… ¿Realmente deseaba estar con alguien a quién no amaba de forma sincera? ¿Acaso al final eso es algo bueno? ¿Gaara de verdad sería feliz con un amor de papel? ¿Él se merecía algo así? También Naruto sabía que, si no estaba con Gaara, había pocas probabilidades de estar con Sasuke, pues era un asunto casi perdido. Quizás Gaara no era una mala opción… Así pensando, eran las 10 de la mañana y aún no había conseguido conciliar el sueño. Desde la noche anterior no podía parar de pensar en todas las opciones… ¿Y si se animaba a ir una vez más? ¿Y si había alguna posibilidad de estar con Sasuke? Sí, eso era una posibilidad… ¿Qué perdía con intentarlo una vez más? Entonces finalmente llegó a una conclusión y tomó una decisión en su mente: Iría a ver a Sasuke por última vez. Si él lo rechazaba una vez más, si nuevamente no dejaba que le dijera su verdad, eso sería todo, olvidaría a Sasuke y se empeñaría en aprender amar a Gaara. Sí, eso es lo que iba a hacer.
En ese momento recibió una llamada.
―¿Hola?
― Hola Naru, soy Gaara. Sé que es temprano, pero, ¿podemos vernos ahora?
― ¿Ahora?
― Sí, lo siento, ¿tenías planes?
En ese momento la barriga del rubio sonó, con todo el drama sentimental, no comía nada desde el día anterior.
― Al decir verdad tengo un poco de hambre, ¿quieres desayunar?
― Claro! ―dijo el pelirrojo entusiasmado. Pero no salgas de casa. Yo te llevo algo delicioso.
― Ok, te espero.
Continuará......