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Quiero tener un bebé [En edición] por mikuuchan

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Notas del capitulo:

Hola gente bonita, subo el capítulo hoy domingo por que no creo poder mañana subir el capítulo, así que para no dejarlos en espera lo subo hoy.

No hay necesidad de explicar el título del capítulo por que ya se pueden imaginar que puede ser ¡Oh!

 

Su corazón golpeteaba con fuerza haciendo eco constante en los oídos del rubio, siendo preso de los nervios que eran reflejados con luz propia en los expresivos ojos color índigo del cual era acreedor. Naruto Se maldijo en voz baja percibiendo al instante el cosquilleo que se alojaba en su vientre al tener de cerca al atractivo pelinegro, aquella sensación generada por la proximidad de Sasuke no le agradaba en lo absoluto, porque sabía a ciencia cierta a que se debía y él no tenía la más mínima intención de aceptarla. El moreno estaba desquiciando su psiquis emocional y no le gustaba cómo su raciocinio se perdía en las cavilaciones inseguras y pesimistas como una especie de vorágine sin salida del cual él sería la única víctima.

—Quiero creer que tienes verdaderos complejos masoquistas, Sasuke... Por qué no me explico que infiernos vienes hacer a irrumpir en mi oficina con tu desagradable presencia. ¿Buscas otro golpe o prefieres que los guardias de seguridad se encarguen de ello? —el pelinegro sonrió ladino sin despegar sus ennegrecidos ojos del contrario, se acercó a paso lento hacia el blondo doncel observando con minuciosidad como Naruto retrocedía con torpeza pegándose al importado escritorio ejecutivo de madera que yacía a sus espaldas.

—No vengo a recibir otro golpe de tu parte y de nadie más, con el tuyo me bastó y déjame decirte que pegas fuerte para ser un débil y delicado doncel. —Sasuke arrastró sus palabras con mofa manteniendo la sonrisa presuntuosa dibujada en su varonil rostro logrando enfurecer a Naruto por las falacias mencionadas con descaro, el pelinegro conocía la procedencia suspicaz del blondo sabiendo que frases utilizar para provocar la ira desmesurada del ojiazul, y uno de esos imperceptibles detalles que el rubiales aborrecía, era ser tratado como una damisela frágil por ser doncel. Naruto era todo lo contrario a ser endeble, él tenía un temperamento fuerte y de carácter orgulloso digno de un Uzumaki y no se dejaba amedrentar por nada ni por nadie mucho menos seria el azabache quien lo doblegara, le borraría la sonrisa altanera marcada en su faz con la osadía inigualable que solo el rubio poseía demostrándole con creces que él no era el típico doncel sumiso a su varón. Sonrió zorrunamente destellando el brillo perverso que se enfocaban en sus llamativos ojos añiles sorprendiendo con demasía al moreno.

—¿Así que te parezco ser una persona delicada y débil, Uchiha Sasuke? –Naruto se aproximó sin apartar la vista de los ojos ónix del pelinegro apoyando su figura sobre el escritorio teniendo total libertad de mirar con soberbia al azabache, tomó con brusquedad la chaqueta del moreno haciendo que éste se inclinara y quedara en  la confinidad de su rostro específicamente cerca de su boca. Rió con la inocencia que él era capaz de fingir y deje de diversión haciendo estremecer al pelinegro incitando un ligero sonrojo en las mejillas níveas del Uchiha… El blondo rozó sus delineados labios con los del azabache en una tenue caricia sublime casi imperceptible, solo con la sensación de un toque juguetón con ansias de friccionar la boca contraria.

—¿Qué intentas hacer, Naruto? —el pelinegro sabía de antemano los alcances del blondo. Naruto podría ser el ángel y el demonio a la misma vez, una mezcla tentadora y peligrosa si se lo proponía y como muestra de ello, la encantadora sonrisa genuina que el rubio doncel exhibía era prueba de la sensualidad sugerente que podía lograr provocar, avivando el libido a niveles impensables que podría generar en cualquiera y él como hombre le encantaba deslumbrar, moría por fundirse en esa boca exquisita que pedía a gritos ser tocados y que deseaba con fervor probar hasta ver enrojecer.

—No lo sé, Sasuke. Dímelo tú. —el pelinegro sonrió con arrogancia. Tomó esa frase como una clara invitación agradándole de sobremanera. Naruto lo estaba seduciendo y él no dejaría escapar la oportunidad para marcar terreno con el blondo.

—¿No crees que es peligroso pretender jugar con fuego, Naruto? —el azabache bajó su cabeza en dirección al cuello expuesto del blondo dejándose envolver por el aroma cautivante que el ojiazul expelía, le fascinaba la esencia que caracterizaba a Naruto, era la combinación perfecta del olor dulce del jazmín con  el efluvio fuerte de la menta. Aspiró ese suave olor siendo abrumado por la calidez que desprendía el rubio. Besó su cuello con cariño depositando una senda de ósculos en aquella área sensible ganándose la satisfacción de degustar la piel acanelada del doncel, en cambio el rubiales mordió con fuerza su labio inferior evitando por todos los medios posibles soltar un gemido, la suavidad con que Sasuke le trataba estaba ocasionando estragos en él. No procesaba idea coherente, solo podía sentir la boca traviesa del azabache estimulándolo con ahínco y veneración. —¿Por qué no me contestas, Naruto?

—Pueda que te esté dando la razón, arriesgarse algunas veces podría ser divertido si sabes cómo jugar ¿no lo crees?

—Totalmente cierto, pero que ganas con provocarme como lo estás haciendo, es un arma de doble filo si no mueves tus piezas como se debe, además puedo ser más astuto que tú si realmente lo deseo.

—¿Temes perder?

—¿Por qué no perdemos los dos? Ambos estamos tanteando un dominio sugestivo y sabes que podrías caer conmigo, me lo das a entender y estoy seguro de ello.

—¡Vaya exceso de confianza, querido! ¡Me sorprendes, pero te olvidas con quien estas tratando,  Sasuke! —Naruto ladeó un poco la cabeza dándole total acceso al azabache a seguir con los roces de sus labios sobre su cuello, lo disfrutaba y no podía reprimir la agradable sensación que se alojaba en él,  cerró sus ojos dejándose liar con el contacto sutil que el pelinegro le entregaba.

—¿Te gusta lo que te estoy haciendo, Naruto? —Sasuke se acercó a su oído mordiendo con sensualidad su lóbulo, susurrándole con aquella atrayente voz ronca que poseía palabras que hacían perder el control a Naruto, tembló por el tacto inesperado del pelinegro, soltando un suspiro que no pudo refrenar. —Tomaré aquel erótico jadeo como un sí.

Naruto se ruborizó sin saber dónde esconderse, la situación confabulaba a favor de Sasuke, siendo el propio rubio el precursor en iniciar con un juego que muy bien conocía el azabache con suma experiencia, se reprochó al notar como el moreno reía con victoria y él solo se podía escudar con una mueca de desagrado.

—No esperabas que le diera vuelta al asunto, ¿verdad?... Intentas tentar al diablo y terminas por caer en tu propio juego, Naruto. —el azabache miró con orgullo al rubio mostrando una sonrisa socarrona.

—¿Quién ha dicho que he perdido? no tienes la más remota idea de lo que soy capaz de hacer, idiota.

—Demuéstramelo y tal vez crea en tus palabras…

—No tengo por qué demostraste nada, con que lo diga es más que suficiente. —Naruto observó con recelo al azabache, analizando cada pormenor que cruzaba por su mente. Recompuso su postura dirigiendo sus zafiros a la boca exquisita del varón que tenía al frente, era hora de que él hiciera perder el control del azabache.

Naruto tomó con delicadeza el rostro del pelinegro observándole con pedantería para finalmente decidirse en unir sus labios con los de Sasuke. El moreno abrió sus ojos negros con sorpresa por el acto inesperado del blondo,  percibiendo como Naruto delineaba con su lengua su labio inferior, abrió su boca y dejó que el doncel llevara el ritmo del beso, ambas lenguas batallaban por saborearse y sentirse la una con la otra, el ojiazul tironeaba el cabello semilargo del Uchiha, mientras que el moreno aferraba el asir de sus manos en la pequeña cintura del doncel acercándolo más a él, disfrutando del primer beso que era correspondido con tanta intensidad por el rubiales, su cavidad húmeda y caliente le recibía con ferocidad  convirtiendo el ósculo en un contacto hambriento con ganas de más.

Se separaron por falta del inevitable oxígeno jadeando y mirándose con deseo, Sasuke supo de inmediato que el rubio no le era indiferente y ahora tenía la mayor de las posibilidades de tener al blondo para él, entretanto Naruto no podía dejar de observar los labios enrojecidos del Uchiha, ese había sido el mejor beso que había recibido en su vida y no podía pensar en otra cosa que no fuera la fricción de sus bocas sincronizadas devorándose con necesidad…

—¿Tienes algo que reprocharme señor autocontrol? —el blondo recuperaba el aliento esperando escuchar la prórroga del pelinegro, se sentía orgulloso y emocionado, quería oír en voz particular del moreno las alabanzas que tenía que decirle.

—Nada mal para ser principiante, pero debes aprender a besar mejor. —Sasuke acomodó su cabello color ébano mirando con curiosidad al blondo. Naruto se ahogó con su propia saliva abriendo sus ojos azules con sorpresa sintiendo la rabia emerger como un volcán de su interior.

—¡¿Qué?!... ¿Estás de broma, bastardo? —el azabache negó con la cabeza sonriendo con petulancia, solo quería hacer enojar al blondo. Para Sasuke, el beso demandante del rubio había sido el más delicioso y excitante que pudo recibir, pero prefería guardarse los detalles para él y molestar en su exclusividad al doncel.

—No tengo problema en enseñarte a besar, de todas formas saber llevar un beso es un arte con que no todos nacen. —el rubio iba a plantarle un puñetazo certero en el rostro al pelinegro, pero Sasuke fue más rápido y detuvo la mano cerrada de Naruto.

—Te permití que me pegaras la vez anterior porque me lo merecía con creces, pero esta va ser la última vez que lo intentes, Naruto. —aferró el asir de la mano del rubio depositando un beso casto en el dorso.

—¡Eres un estúpido! —Naruto se soltó del agarre de Sasuke mirándolo con enojo.

—¿Te encuentras molesto por que tú juego no salió como querías o te enoja darte cuenta de que no puedes conmigo?

—No pienso contestarte por qué no vale la pena gastar palabras contigo, mejor toma la iniciativa de irte con el estúpido doncel que tienes en tu departamento y me dejas en paz, ¡Animal!

—¿Estás celoso, Naruto?

—Si esperas escuchar un sí de mi parte, lamento informarte que por supuesto que no lo estoy, soy mucho doncel en comparación a ese fenómeno de cabaret con quien te has liado para que sienta envidia. —el blondo cruzó los brazos a la altura del pecho enfurruñado con el azabache, se sentía indignado y con el orgullo pisoteado por culpa del pelinegro. Sasuke rió divertido alzando el mentón de Naruto observándole con afecto.

—Sabes muy bien que estoy de broma, Naruto. Me agrada verte enojado, sueles hacer esos gestos tan adorables que provocas muchos pensamientos malsanos en mí… Moría por probar tus labios y hoy he podido comprobar la mejor sensación que pude percibir en mi jodida vida, tu boca es exquisita y ahora creo que nunca dejaré de pretenderte. —el blondo sintió sus mejillas arder por las palabras dichas del azabache.

—¡Deja de decir cursilerías, tonto!... ¡Me empalagas! —Naruto enrolló sus brazos en el cuello del azabache, ocultando su ruborizado rostro en el espacio libre aspirando el aroma varonil del pelinegro.

—Tú incitas que diga ciertas tonterías, no puedo callarlas a la ligera. —Sasuke acariciaba la espalda del doncel escuchando su respiración acompasada, mientras Naruto sonreía con alegría, recibiendo las caricias suaves de su amigo.

—Entonces cállate y no digas nada, así me evitas pasar vergüenza. —el azabache rió separándose del blondo observando como Naruto le sonreía sincero. —Te pegué muy fuerte, pero no me arrepiento de haberlo hecho, ¡Te lo merecías! —el ojiazul pasó sus dedos por la mejilla del Uchiha detallando el enrojecimiento del golpe, se aproximó y le dio un beso de disculpas en la mejilla. —Lo siento.

—Sé que me gané el puñetazo con mucha razón. Además, lo necesitaba para darme cuenta que me he comportado como un idiota la mayor parte del tiempo.

—Me alegra saber que valió la pena casi fractúrame la mano para que entraras en razón, pero eso no quiere decir que se me haya pasado el enojo.

—¿Qué quieres que haga?

—Suena demasiado tentador, Sasuke…

—Haré lo que me pidas...

—Solo trata de mantener la compostura y no me hagas rabiar de más…

—Eso quiere decir que no deseas verme con ningún otro doncel o mujer, ¿verdad? —el blondo masajeó el puente de su nariz con resignación suspirando con calma.

—Tómalo como quieras…

—No pienso involucrarme con nadie más que no seas tú, todo lo que te dije es en serio, Naruto. Te quiero…

—Entonces permanecerás en celibato durante mucho tiempo, Sasuke. ¿Será posible que te contengas?

—Me haces ver como si fuera un maldito enfermo adicto al sexo. Sin embargo, puedo esperar el tiempo que sea necesario si me garantizas que al final me darás una oportunidad.

—Tengo que pensarlo minuciosamente. No te has ganado mi total confianza y debes empezar por allí.

—Valdrá la pena esperar el tiempo que haga falta para estar contigo.

—¿Ya estas fantaseando con mi persona, bastardo? ¡Tenme un poco de respeto por favor! —Naruto golpeó el hombro del azabache haciendo reír al moreno.

—No puedes darte ni una pequeña idea de lo que soy capaz de imaginar con tenerte tan cerca y no poder llegar a más. —El azabache besó con dulzura al rubio quien le recibió sin reproche, degustando con quietud los labios de Sasuke que se movían con suavidad brindándole la tranquilidad y confianza que él necesitaba. Sus lenguas danzaban únicas y simultaneas rozándose con cada movimiento clamando por no separarse, incitándose a probar por más.  Naruto colocó su mano en el pecho del pelinegro percatándose del palpitar acelerado del azabache, le agradó enormemente percibir aquel retumbar con fuerza provocado única y exclusivamente por él.

—Me preguntaba qué clase de pensamientos tienes conmigo, Sasuke, aunque viniendo de ti nada bueno ha de ser…

—La curiosidad puede más contigo, ¿no es así?

—¿No piensas decirme nada?

—Quieres escuchar lo mucho que deseo cogerte en tu oficina siendo grabados por las cámaras de seguridad que adornan este lugar alimentando el morbo de otros…

—¡Oh por Dios!... ¡Eres un guarro pervertido de primera, Sasuke! ¿Cómo me dices estas incoherencias sin tacto alguno? ¡Soy un doncel, exijo respeto! —Naruto abanicaba con su mano su sonrojado rostro tratando de menguar el sofoco causado por el azabache. Aun se preguntaba cómo había dado a parar con el Uchiha tan cerca hablando de trivialidades subidas de tono, con arranques de besos olvidándose por completo del enojo que el propio moreno había causado horas atrás.

—Me pediste que mencionara lo que pensaba, lo estoy haciendo, Naruto. Además si quiero ganarme tu confianza debo empezar con la sinceridad de por medio.

—No deberías ser tan obediente, Uchiha bastardo... Si continuas comentándome éstas cosas, juro por Dios que terminaré mojándome. —el blondo abrió sus ojos añiles despotricando su impulsividad con las palabras, quedó mudo por lo dicho y solo pudo desviar su azulina vista de los orbes negros de Sasuke con el poco decoro que le quedaba.

—¿Así que esto te pone, eh?... ¿Quieres hablar sucio?

—¡Haz de cuenta que no dije nada! eso no era lo que deseaba pronunciar al respecto, estúpido... Ya ni sé lo que quería decir… ¡Joder me pones nervioso, Sasuke! —el azabache rió con gracia haciendo enrojecer al avergonzado doncel quien se limitaba hacer aspavientos notorios, le alegraba que Naruto ya no estuviese enojado con él por sus errores pasados que no pensaba volver a cometer.

—Entonces es un hecho de que te atraigo irremediablemente…

—¡No te tires flores, Uchiha! Hace mucho que no tengo un tonteo con alguien y es normal que esté un poco sensible, pero eso no quiere decir que me gustes, ni siquiera eres atractivo ante mis ojos, quizás un poco simpático nada más…

—Solo soy algo agraciado… ¡Vaya siempre creí que era un hombre jodidamente atractivo que despertaba pasiones por doquier! He vivido engañado toda mi existencia, ¿no es así?

—¡Podrías dejar de fanfarronear, Sasuke! no pienso decirte si me atraes, aún no puedo estar completamente seguro y tú solo tratas de confundirme. —el blondo jugaba con el cierre de la chaqueta del azabache subiendo y bajando el zipper con diversión. Naruto no podía negar que la atracción que sentía por Sasuke era un hecho que no podía seguir ocultándose a sí mismo y que crecía con solo tenerlo próximo generándole ese extraño cosquilleo en el estómago, le gustaba el moreno y mucho, sus besos eran mejor que cualquier otro que le hubiesen dado.

—Me encantas, Naruto… Cuando estuviste en mi casa durmiendo a mi lado tuve que tener el más grande autocontrol por no hacer algo indebido, pero tenía miedo de cometer una imprudencia y te alejaras de mi lado. Desde hace mucho siento esta atracción hacia ti. Sin embargo, quise ignorarlo por no saber que era exactamente, encubría mis sentimientos con otras personas para dejar de pensarte como lo hacía, porque tu amistad para mí es lo más importante y temía perderte por mis impulsos sin fundamento, pero al verte aquella vez en la clínica con Shikamaru, entendí que no te seguía viendo como mi mejor amigo, te observaba con otros ojos. Te miraba como hombre y no podía continuar cegado con una ilusión amistosa.

—Sasuke…

—Por primera vez en mi vida quiero hacer todo como se debe, Naruto. Te enamoraré y te demostraré que soy capaz de cambiar por ti, realmente deseo ser mejor hombre para ti y si me lo permites, para el bebé también. —el blondo sintió la emoción embargarle con intensidad al escuchar hablar a Sasuke, siendo más grande su felicidad, el hecho de que el azabache pensara en el futuro niño.

Naruto besó con efusividad al moreno dejándose llevar por la alegría que sentía al oír a Sasuke departir con honestidad, quizás sería agradable darle una oportunidad al pelinegro y ver lo que era capaz de hacer por él, no podía seguir evadiendo un sentimiento que día con día crecía y que era una constante en sus inseguridades con respecto a lo que podría ser enamorarse. Él no conocía a fondo lo que era sentirse amado y deseaba poder conocer lo maravilloso que podría llegar a ser sentirse de ese modo.

Enroscó sus piernas en las caderas del pelinegro atrayéndolo hacia él para continuar besando al Uchiha quien correspondía con intensidad los ósculos deseados del rubio, bajó sus manos desabrochando los botones del fino saco de marca del doncel para acariciar la estrecha cintura del ojiazul colándose dentro de la camisa y tocar finalmente la piel tibia del blondo, palpó lo que tenía al alcance friccionando su cuerpo con Naruto, se separó de los belfos del rubio y siguió con las atenciones en el cuello, mordiendo y marcando aquella zona sensible que lograba arrancarle más de un jadeo al doncel, entretanto el rubio reprimía los pequeños gemidos que deseaban salir deliberadamente de su boca mordiendo con fuerza su labio inferior.

Las caricias proseguían con idolatría por parte de ambos dejándose arrebujar por las gratas sensaciones generadas en el momento que los dos estaban incitando, se besaban con apetencia, buscando más contacto del uno y el otro siendo apenas conscientes de lo que podría pasar sino paraban, luchaban por controlarse, pero era inevitable detenerse con el deseo profesado a flor de piel, respiraban entrecortadamente mirándose con la tentación al borde, se acercaron y volvieron a besarse con deleite de forma pausada, solo explorándose con pasión, las manos de Sasuke bajaron de la pequeña cintura a las caderas anchas del rubio dibujando figuras imaginarias por encima de la ropa, moría por tener al blondo a su merced y hacerlo suyo arriba del escritorio…

Los mimos y ósculos proseguían sin ser anuentes de lo que ocurría a su exterior, solo dejándose llevar por las acciones que sus cuerpos proclamaban, suspiros y jadeos se mezclaban en partes iguales siendo interrumpidos por la intromisión abrupta de una inocente pelinegra…

—¡Naruto-kun! —el rubio empujó con fuerza al azabache levantándose con rapidez del escritorio tratando de ordenar sus ropas y cabello revuelto nerviosamente, vio con atención como la tímida asistente se ruborizaba al ver con lujo y detalle la escena que él protagonizaba.

—¡Por Dios, Hinata! Cuantas veces te he dicho que toques la puerta antes de entrar.

—Lo siento mucho, Naruto – kun. —la pelinegra bajó la cabeza en reverencia ganándose la mirada altiva del doncel.

— ¿Qué se te ofrece?

—Necesito que firme los documentos faltantes del caso Aburame.

—Puedes pedírselo a Gaara, él está en su oficina.

—Gaara-san no se encuentra en el bufete, salió con urgencia y me dejó a cargo de los documentos.

—¡Está bien, Hinata! Dámelos y retírate, por favor. —la azabache asintió con la cabeza acercándose con vergüenza al rubio doncel. –Por cierto, Hina – chan. No es necesario que te diga que lo que acabas de ver se queda dentro del despacho, ¿verdad?

—Sí, Naruto-kun.

—Me agrada tu profesionalismo, ahora puedes retírate, te llamaré cuando los tenga listos. —la chica salió apresurada de la oficina cerrando la puerta tras de sí, en cambio el blondo se tiró totalmente apenado sobre su silla reclinable maldiciéndose una y otra vez por su descuido.

—Con qué cara podré mirar a mi asistente de ahora en adelante. ¡Todo es tu culpa, Sasuke! —el azabache alzó una de sus oscuras cejas mirando con diversión al ojiazul.

—El hombre llega hasta donde la mujer o doncel le permiten y tú me diste entrada, Naruto. Es culpa de los dos…

—¡Cállate no quiero escucharte!

—Es imposible cuando te pones de ese modo…

—¡Necesito irme pronto a las Maldivas!... ¿Dónde demonios dejaste mis folletos?

—¿Con quién iras, Naruto?

—Con Gaara, viaje únicamente de donceles, la intención es irnos antes de que me entreguen los resultados de los exámenes, necesitamos follar con algún buen mozo que encontremos en ese paradisíaco sitio. —Sasuke frunció el ceño molesto por los planes del rubio.

—Me lo dices tan a la ligera…

—Te estoy respondiendo, Uchiha. Además yo también puedo desquitarme como lo sueles hacer tú regularmente.

—¡No vas a ir!

—¡Que te den, Sasuke!... Tú no decides por mí y ya es un hecho, no puedes hacer nada al respecto, soy libre de hacer lo que me plazca…

—¿Quieres desquitarte, no es así?... Está bien has lo que creas conveniente, Naruto. —el blondo abrió sus ojos con asombró observando como el azabache acomodaba su chaqueta de cuero con calma.

—¿No piensas decirme algo más?

—No, solo espero que disfrutes tu viaje, cariño. —Naruto chasqueó la lengua al mirar el rostro inexpresivo del pelinegro, él sabía que Sasuke no era de rehuir en sus decisiones, por ello sentía preocupación de lo que el moreno era capaz de hacer.

—No sé por qué tengo la extraña sensación de que planeas algo, Sasuke y creo que no me gustará en lo absoluto. —El moreno solo se limitó a sonreír ladino generándole un escalofrió al rubio doncel…

Notas finales:

Gente odiando a Hinata en... 3, 2, 1...

Espero que les haya gustado el capítulo de hoy, a mí en lo personal me divirtió mucho escribirlo y ojalá sea del agrado de ustedes, al parecer me inspiré hoy por que escribí 10 páginas por primera vez ahahaha

Aún no he respondido los reviews anteriores por que estoy corta de tiempo, ser estudiante de arquitectura no es fácil y más si tienen profesores bien hijos de su reverenda madre.... 

¿Qué creen que haga Sasuke para evitar que su dobe se vaya a pasar a lo grande con el pelirrojo? 

¿Habrá inseminación o será por vía natural?

¿Cuándo actuará Shikamaru para conquistar a Narutin?

¿Creen que Naruto y Sasuke tienen demaiado tensión sexual? ¡Joder, eso es un sí verídico!

Todas estas preguntas yo las sé y ustedes no -inserte risa malévola aquí- así que tendrán que esperar la próxima actualización que no sé cuando podrá ser por mi estúpida vida universitaria, les mando besos de chihuahua y ya saben que sus comentarios, sugerencias, amenazas todo es muy bien recibido!!!

Nos estamos leyendo...

 


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