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Quiero tener un bebé [En edición] por mikuuchan

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Notas del capitulo:

Regresé después de varios días de ausencia, ya saben la vida de un estudiante universitario no es fácil, así que por eso escribí mi primer lime yaoi, estoy feliz ahahaha por cierto no me maten por lo del beso, recuerden que todo va a su tiempo ahahaha

Naruto no está totalmente consciente de su actuar, él solo desea besar al dormido azabache, a pesar de que las circunstancias no sean las más alentadoras. Miró con atención el rostro del Uchiha, sin importar la poca iluminación de la pieza, sus orbes azules se fijaron en las facciones varoniles de su compañero, grabándose a palpo cada rasgo. Sonrió con ligereza, viendo los imperceptibles gestos del moreno, producto del universo onírico.

El doncel se acercó a los suaves labios del moreno, dispuesto a cumplir su cometido. Rozó su boca con la contraria de forma tenue, dejándose envolver por la sensación de atrayente complacencia, generada por aquel hombre de cabellos negros que, permanecía profundamente dormido a criterio de él.

Se separó de Sasuke, encontrándose con los oscuros ojos de éste. El Uzumaki sintió que su alma abandonó su cuerpo, su faz adquirió un tono rojizo evidenciando su falta, los latidos de su acelerado corazón se convirtieron en el sonar rítmico de la habitación, mientras que su figura, permaneció entumecida por el terror de haberse expuesto de forma estúpida.

Naruto trató de formular un pretexto convincente, pero no había una justificación que validara su atrevimiento. En cambio, el pelinegro lo observaba inquisitivamente, su mirada intensa como de costumbre, transmitía curiosidad y un deje de arrogancia propia en él. El Uchiha no despegó sus penetrantes orbes de los contrarios, su rostro impasible carente de emociones alteraba en demasía al angustiado rubio que, permanecía taciturno sin pronunciar palabra.

El de cabellos negros sonrió ladino y acarició con delicadeza las mejillas del blondo, sin apartar la vista del doncel. Jaló con brusquedad el cuerpo cercano, apegándolo a su fuerte pecho, contemplando el nerviosismo y el estado de pánico que las pupilas dilatas del rubio reflejaban. Con ambas manos, Sasuke tomó el rostro del Uzumaki, acercándose de forma sigilosa a los labios opuestos, haciendo fricción con la boca exquisita que tanto deseó probar.

Naruto se mantuvo inmóvil, fijando sus grandes ojos azules en un punto ciego, sorprendiéndose más tarde, por el cambio drástico de la situación. Se limitó a emitir ruidos extraños que salían de su garganta de forma involuntaria, siendo silenciadas por los labios de Sasuke. Lentamente fue cerrando sus orbes, entregándose a ese roce juguetón que el moreno le propinaba.

El Uchiha retiró sus manos del rostro de Naruto, llevando su brazo dominante a la fina cintura, apresando al doncel en la confinidad de su fornido cuerpo. Acto seguido, Sasuke se alejó momentáneamente de la boca exquisita del blondo, rodando con la pequeña figura sobre la espaciosa cama, quedando en una posición demandante. Tocó con sus largos dedos los labios enrojecidos del Uzumaki, acariciándolos con lentitud, gozando del tacto suave de aquella boca sin ningún tipo de inhibición.

Sostuvo el mentón del rubio, mordiendo sutilmente el labio inferior para adentrarse a la cavidad humedad y caliente del doncel. Saboreó de forma descarada los belfos de Naruto, moviéndose al unísono, disfrutando del deleite que les envolvía. Sasuke enredó su lengua con la opuesta de manera frenética, dejándose llevar por el tacto de sus bocas fervientes y necesitadas de estar cerca de la otra.

El rubio agarró entre sus dedos los cabellos negros de Sasuke, tratando de seguir el ritmo del demandante beso. Naruto no podía competir con la forma diestra de besar del Uchiha, quizás por la experiencia o por la gallardearía desbordante que distinguía al pelinegro, pero debía reconocer que dejarse arrastrar por él es fascinante.

Las manos inquietas y ásperas del azabache se dirigieron hacia el camisón de Naruto, tocando su fineza deslumbrante. Sasuke tanteó con sus dedos la cintura, logrando estremecer el cuerpo que yacía acostado sobre la cama. Rompió el beso para dar tregua a respirar, mirándose con el deseo profesado a flor de piel. Jadeaban retándose a continuar, no habían culpas, ni insinuaciones desaprobatorias en sus mentes, solo el anhelo de poseerse vigorosamente como dos amantes.

El moreno besó la barbilla del Uzumaki, descendiendo por el cuello, concentrándose en la zona erógena de éste. Mordió, lamió y marcó la sensible piel, degustando el sabor natural de Naruto. No obstante, el rubio intentó controlar los jadeos que salían deliberadamente de su boca. Arrulló con sus pequeñas manos el suéter que portaba Sasuke, deleitándose con la premura intensa del momento. Gimió como no recordaba haberlo hecho antes con otro hombre. La sensación le embargaba sobremanera, olvidándose por completo de su raciocinio y de su propio nombre.

—¡Sasuke, para por favor! —Naruto inquirió a duras penas, haciendo uso de la poca razón que aún conservaba, sabía que estaba haciendo mal, que no debía involucrarse de una manera carnal con el moreno, pero su cuerpo no reaccionaba, solo es anuente de las caricias sublimes que su cuerpo disfruta.

—¿Realmente quieres que me detenga? —el pelinegro repartía besos en el rostro sonrojado del rubio, esperando escuchar una negativa de su parte.

—Sasuke, esto no puede ser...

—Ya no puedo parar, Naruto. Te necesito...

—¡No! —el grito ensordecedor del rubio, retumbó por toda la estancia, provocando que un adormecido azabache quedara de pie asustado, buscando desesperadamente el interruptor de la lámpara.

—¡Por poco me matas de un susto! —el Uchiha restregó con la mano uno de sus ojos, tratando de disipar el adormilamiento que le atacaba a mitad de la noche.

Naruto abrió de golpe sus añiles ojos, observando cada detalle de la habitación, se sentía aterrado, nervioso y desorientado. No entendía el porqué de ese extraño sueño y tampoco recordaba haberse quedado dormido. Sin embargo, la vergüenza de hacer memoria y admitir una supuesta fantasía con su mejor amigo le desconcertó totalmente.

—¿Qué ocurre? —el azabache vio a Naruto exaltado, al grado de notar cierta palidez en su aniñado rostro. Se acercó al doncel apartando los mechones rebeldes que caían a los costados, pero éste se alejó atemorizado, evitando de cualquier forma el contacto mínimo con su persona.

—Nada, no me pasa absolutamente nada, solo fue una terrible y desagradable pesadilla, Sasuke.

—Los sueños son un anticipo de lo que sucederá a futuro, quizás... —Naruto miró con furia al moreno, haciéndolo callar al instante. No quería escuchar ninguna palabra de parte del Uchiha. La posibilidad de figurarse una realidad con Sasuke le horrorizaba sobremanera, debido al episodio deshonroso de su más reciente pesadilla.

—¡Cállate! Jamás va a ocurrir una desgracia como la que soñé, tan solo de Imaginar que podría llegar a pasar, me traumatiza como no tienes idea

—¿Qué soñaste para que estés en ese estado vulnerable?

—¡No quiero hablar de ello!

—Como quieras, si no deseas hablar de lo sucedido, tampoco continuaré atosigándote con el tema, pero te traeré un té para que vuelvas a conciliar el sueño —Naruto le agradeció el detalle al azabache, observando cómo éste se dirigía a la cocina.

—Siempre me he quejado de la perversidad de Sasuke y su maldita forma ser, pero ahora resulta que yo estoy teniendo la misma clase de comportamientos al fantasear con él. ¡Precisamente con ese bastardo! Esto es una abominación de la naturaleza, algo inconcebible y difícil de creer. A mí no me puede gustar ese idiota. Primero debo tranquilizarme y analizar la situación con mayor calma, solo fue una absurda e incomprensible pesadilla. No tiene por qué afectarme una estupidez como esa —el blondo calló con su discurso de auto-convencimiento al notar cierta humedad en su ropa interior. Sintió vergüenza, haciéndose ovillo en la cama y maldiciendo por lo bajo su infortunio—. ¡Señor! ¿Esto es castigo? ¿karma? ¿Qué demonios es? ¿De casualidad manifiestas tu mensaje divino con una sublime revelación pecaminosa? —Naruto dejó de hablar, al oír la sonora carcajada de Sasuke a sus espaldas. Volteó cauteloso, encontrándose con un burlón pelinegro, quien sonreía arrogante.

—Así que eso explica por qué estabas tan alterado, tuviste un sueño húmedo, ¿eh? —comentó burlón el pelinegro.

—¡Cierra la maldita bocaza! No puedo tan siquiera tener una charla privada conmigo mismo porque te da por escuchar conversaciones ajenas. ¡Esto es increíble!

—¡Oh vamos, Naruto! No te exaltes de esa forma, un sueño húmedo le ocurre a cualquiera —el moreno comentó sin vergüenza alguna, haciendo enmudecer al doncel—, y si la tuviste conmigo, siéntete afortunado...

—¿¡De dónde sacas que tuve un sueño húmedo contigo!? —Sasuke observó retadoramente al colérico doncel. Alzó una de sus oscuras cejas, haciendo que el Uzumaki frunciera el ceño sin apartarle la mirada.

—Se puede saber quién fue el dichoso, ¿eh? —el moreno se aproximó al blondo, entregándole la taza humeante de té verde sin borrar la sonrisa petulante del rostro.

—Fue con Shikamaru... —el pelinegro arrugó inmediatamente el entrecejo, una vez escuchó el desagradable nombre de los labios del doncel.

—Ya entiendo por qué el nerviosismo, cualquiera lo estaría si ese sujeto es el protagonista, tuvo que haber sido peor que una pesadilla —Naruto sonrió imperceptible, notando el enojo del azabache, sabía que al hacer mención del doctor, evitaría que el Uchiha lo hostigara con burlas.

 

...

 

Los días y noches para la pareja, transcurrieron sin ningún inconveniente mayor o percance importante, a excepción de las dolorosas erecciones que sufría el pelinegro a mitad de la noche, provocadas por el sensual rubio.

Otro problema insignificante a añadir en la lista de desgracias, fue el despampanante desfile de mujeres y donceles que pasaron por el departamento del Uchiha. Por obvias razones, el hecho provocó la ira descomunal del rubio. Naruto tuvo que asumir el papel de ahuyentador personal del pelinegro para impedir que éste cediera a las provocaciones del centenar.

No fue sencillo para el Uzumaki tener que soportar tal trajín, pero al término de los días, sonreía satisfecho de que en unos cuantos meses tendría a su primogénito, cada peripecia que debía enfrentar, valía la pena.

—¡Esto es demasiado, Naruto!

—¡Maldita sea, Sasuke! ¿Cómo diablos pensabas que obtendrían la muestra de semen? Creías que te provocarían regurgitar las vísceras, a ver si por azares del destino encontraban algún espermatozoide...

—¡Joder, es vergonzoso! Soy yo el que debe entrar a masturbarse en ese cubículo.

—Podrías bajar un poco la voz, todos aquí nos están viendo, Uchiha —el pelinegro chasqueó la lengua enfurruñado con un tenue sonrojo en las mejillas.

—Naruto...

—Primero tenemos que ir con la doctora a escuchar las indicaciones a seguir. Ahora guardas silencio, te calmas, cuenta hasta mil y después entrarás a esa pieza y darás lo mejor de ti para obtener el esperma. ¿Me entendiste, Sasuke? —el azabache bufó hastiado, siguiéndole los pasos al rubio para ingresar al consultorio de la galena, quien les saludó con una cordial amabilidad.

—Como ya suponen, los siguientes exámenes que se le realizarán al joven Uchiha son indispensables para analizar su esperma —Tsunade hizo una pausa, entrelazando sus dedos sobre el escritorio—. La primera fase se lleva a cabo mediante el proceso de masturbación. A Sasuke se le entregará un pequeño recipiente de cristal estéril, donde se recogerá una cantidad apropiada de esperma, eliminando posteriormente el plasma seminal. El personal especializado del área de reproducción, escogerá los espermatozoides con mayor fertilidad.

—Es un proceso mucho más rápido —musitó absorto en sus pensamientos del doncel.

—Efectivamente lo es, si lo comparamos con los análisis practicados en días anteriores —la galena le dio la razón al rubio, mientras tomaba entre sus manos una carpeta con los documentos del Uzumaki—. Una vez expulsado en el frasco el número de espermatozoides, se envían al laboratorio, manteniéndose a temperatura ambiente entre 10 a 40 minutos para que el semen licue y se descarten restos celulares, bacterias, secreciones seminales o problemas a la hora de llevar a cabo la inseminación, pero antes, debemos realizarle al donador un interrogatorio riguroso para conocer detalles generales de su estilo de vida, alimentación, consumo de sustancias toxicas, antecedentes familiares, especificación de las características de erección, eyaculación, orgasmos y coito. Por último y no menos importante, la exploración física.

—¡¿Qué?! —exclamó alterado el Uchiha

—Es de vital importancia, Sasuke. Con el examen de exploración, observaremos el tamaño, consistencia, posición y sensibilidad testicular para analizar la próstata a profundidad, descartando anomalías, si se diese el caso.

—¡No! Lo siento mucho, pero yo no pretendo verme involucrado en un examen prostático. Creí que solo me haría el seminograma, no que sería parte de una revisión de tacto rectal.

—¡Sasuke, deja el machismo de lado y escucha! —reclamó fastidiado el Uzumaki.

—Entiendo tu preocupación, pero si queremos tener un diagnóstico adecuado para la inseminación, es estrictamente necesario realizar cada uno de los estudios —la galena habló con suma paciencia, intentando convencer al testarudo pelinegro.

Para el pelinegro la vergüenza de estar expuesto ante un extraño, le agobiaba sobremanera. El malhumor y el estrés afectaban la poca paciencia de Sasuke al oír un sinnúmero de términos que en su vida jamás llegó a escuchar. Juró por lo más sagrado que, sería la primera y última vez que se vería envuelto en una situación humillante por obra y gracia del blondo.

—Me siento ultrajado... —mencionó abatido el azabache.

—¡Deja el dramatismo, Sasuke! Haz de cuenta que ya tuviste tu primer examen prostático antes de los cuarenta y seguramente todo marcha bien contigo —el moreno fulminó con la mirada al rubio, con claras intenciones de cometer homicidio por exponerlo de tal forma.

—A lo que a mí concierne, esperaré por ti en la recepción, solo falta el último análisis y no tendrás que pisar nunca más esta clínica —Naruto sonrió nervioso, alejándose del pelinegro por el bien de su integridad física. Conocía la mirada fiera del varón, sabía de antemano que, en cualquier momento, Sasuke desencadenaría su molestia.

—Será la última vez que me arrastres algo descabellado como esto, Naruto —el doncel asintió con la cabeza, mirando cómo el pelinegro tomaba de mala gana el recipiente de cristal, dirigiéndose al cuarto de donación. Sasuke miró a su alrededor, maldiciendo la pequeñez de los cubículos.

Cerró la puerta tras de sí, empezando a odiar el color blanco que se reflejaba por doquier, inclusive el taburete que adornaba la habitación, también poseía la misma tonalidad. El Uchiha se sentó y apoyó la cabeza en el respaldo superior de la silla, suspirando por lo que tendría que hacer, aun se lamentaba por haber sido obligado a realizarse un examen de próstata, siendo un verdadero golpe bajo para su virilidad como hombre joven de veintiocho años.

A su costado vio de reojo una cantidad impresionante de revistas pornográficas de mujeres y donceles sobre una mesa de madera. Tomó una y la ojeó, pasando las páginas con rapidez. No había nada que le llamase la atención o le levantara la libido después de lo sucedido, simplemente la rabia lo tenía frustrado.

Si alguien le hubiese dicho que estaría encerrado en el cubículo de una clínica de fertilidad, dando su semen para una inseminación, se moriría de risa, mucho menos creería que alguna vez sus manos tocarían una revista erótica para complacerse. Él, Uchiha Sasuke, no tiene la necesidad de rebuscar y satisfacerse con medios vulgares como esos, él es el tipo que consigue al doncel o mujer que se le antoja cuando quiere, pero ahora debía tragarse su orgullo de casanova, por el deseo de Naruto.

—¡No puedo hacerlo! —Sasuke desabrochó sus pantalones, bajó sus bóxers oscuros mirando su flácido miembro. No había nada que lo "animara" y tampoco ayudaba el hecho de encontrarse encerrado dentro de cuatro paredes.

—¡Maldición! ¡Qué tan difícil es conseguir una jodida erección ahora! —Sasuke tomó su hombría, acariciando desde la extensión del falo hacia la punta del glande, moviendo su mano con parsimonia como le gustaba. Sin embargo, nada ocurría, su virilidad no reaccionaba y él estaba entrando en una crisis nerviosa.

—¡Por favor! Entre más rápido despiertes y cumplas con el objetivo, nos largaremos de aquí —el Uchiha agarró una de las revistas, tratando de encontrar inspiración con la fisonomía de cada cuerpo que se presentaban en su campo de visión. Se deslumbró con un doncel desnudo de cabellos castaños y de expresivos ojos azules. Miró con detenimiento y tuvo que admitir cierto parecido con Naruto.

Cogió la revista y la colocó sobre su muslo izquierdo, mientras aferraba el asir de su dormido miembro, mentalizándose una vez más en su objetivo. Palpó la parte superior del glande, rozando ligeramente con uno de sus dedos el bálano, percibiendo el leve endurecimiento que se cernía con rigidez. Cerró sus parpados, concentrándose en el sentir trasfigurado del movimiento de su mano, notando al instante, la dureza palpitante del falo.

Mordió con fuerza su labio inferior, saboreando el líquido rojizo que escurría por su boca, impidiéndole soltar un jadeo de placer. Anticipó la venida del clímax, tomando presuroso el frasco de cristal y expulsando en el proceso la simiente. Sasuke se liberó con un descontrolado aspirar y la dicha de no volver a pisar un sitio como esos en su vida.

Se aseguró de cerrar el envase y poner en su sitio la revista. Ojeó por última vez el interior de la habitación, acomodando sus ropas para limpiarse posteriormente ante la actividad reciente, con paso decidido salió del cuarto, mostrando el orgullo distintivo en su persona.

—¿Lo hiciste, Sasuke? —preguntó curioso el Uzumaki.

—¡Aquí tienes! —el pelinegro le hizo entrega del recipiente a Naruto, quien miró con reproche la acción directa del Uchiha.

—¡Aleja eso de mí, asqueroso! —Naruto masculló avergonzado entre dientes.

—¡Ni siquiera se te ocurra decirme algo porque estoy cabreado con todos! No sabes cada una de las peripecias de la que he sido víctima y todo por tu culpa. Ahora cierras esa linda boca que tienes, tomas la muestra y lo entregas a no sé quién. ¡Me largo de aquí!

—¡Sasuke, pero es repugnante! —el blondo no tuvo de otra que aceptar la rabieta del pelinegro y buscar un pedazo de papel en su fino maletín, para tomar con repulsión el envase, entregándoselo posteriormente a la enfermera.

—Eso sería todo joven Uzumaki, dentro de unos días nos estaremos comunicando con usted para hacerle entregar de los resultados —Naruto le sonrió a la amable mujer, retirándose del pasillo de la clínica, mientras escudriñaba con la mirada los alrededores, buscando el gel sanitizante de manos.

—¡Ese desgraciado Uchiha de todo hace una tragedia! ¿En dónde diablos se habrá metido? —Naruto caminó con lentitud, mirando cada extraño que pasaba a su lado, viendo a la lejanía al varón cómodamente sentado, cubierto con su chamarra y gafas oscuras.

—Tsunade quiere vernos —con indiferencia el pelinegro rompió la tensión.

—Con esas pintas asustas, Sasuke —el menor de los Uchiha bajó sus lentes, ofreciéndole una gélida mirada al doncel que, optó por guardar silencio—. Ya entendí, no diré ninguna palabra —ambos caminaron sin mencionar frase alguna e ingresaron al consultorio como tenían previsto.

—Antes de que se retiren, quiero ultimar algunos detalles y presentarles al doctor encargado de la inseminación, si todo resulta favorablemente. Él es mi pupilo y el mejor estudiante de la carrera de medicina, Shikamaru Nara —el rubio doncel rio efusivamente, viendo con sumo interés el atractivo médico, quien le regaló una galante sonrisa.

—Es un verdadero placer volver a verte, Uzumaki Naruto —Shikamaru extendió su mano, siendo apresada con rapidez por el rubio, mientras el pelinegro sentía el enojo emerger de su ser al notar el ruborizado rostro de su amigo.

—¡Oh! ¡Qué falta de descortesía! No tomé en cuenta la presencia de tu acompañante, Naruto —el doctor habló con saña, mirando con fijeza al Uchiha—, pero como es de costumbre, me dejas sin palabras —Sasuke tuvo que hacer uso de todo su autocontrol para no soltar un improperio ante las provocaciones cínicas del varón de ojos marrones, quien le observaba con indiferencia. Shikamaru no había cambiado con el pasar de los años y el pelinegro jamás permitiría que se le volviese a acercar al blondo.

Notas finales:

Espero que les haya gustado el capítulo de hoy y me digan si les agradó el ligerísimo lime, ya que no hubo beso oficial pues quería regalarles algo ahahahaha

ya saben comentarios, sugerencias, amenazas, peticiones, todo es muy bien recibido...

Nos estamos leyendo...


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