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Las Vueltas del Destino. por Ayseme

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La sonrisa de aquella mujer era algo perturbadora, no sabía qué clase de pregunta podría salir de su boca o la intención de ésta. Tragué saliva, empezaba a creer que se daba cuenta de lo incómodo que estaba en aquella situación.


- Cuéntame, ¿Cómo fue que mi pequeño te convenció de venirte a vivir con nosotros? Por lo que recuerdo, me había dicho que no se hablaban casi, y por lo que veo, pasaron la noche juntos


- Bueno... - ¿Qué podía decirle? No podía mentirle, porque bajo cualquier aspecto, eso era verdad, hasta un día atrás no tenía registro de Demian, no le había prestado la suficiente atención, nunca. Pero una risa de la señora me dejó boquiabierto, pareciera como si no le importaba bajo qué circunstancias había sucedido todo.


- Mamá... él tuvo problemas en su casa y bueno, como se iba a ir de su casa, le pregunté si quería venir a vivir con nosotros


- Ahora lo entiendo, supongo que pasaste la noche en su casa, pillos


Volvió a reír, yo trataba de mostrarme lo más normal posible, riendo un poco, aunque un poco obligado. Cuando volteé la mirada a Demian, estaba rojo y se notaba que ahora él era el más incómodo de todos, no pude evitar reír ante su expresión, era como un niño.


- Pasó la noche en mi casa, pero sólo prácticamente... Yo... tuve que ir al hospital a ver a mi madre


Aquella última frase la dije casi en un susurro, me era difícil el recordar todo lo sucedido, tantas cosas pasaron en menos de veinticuatro horas, aún debía pensar en todo ello y tratar de asimilarlo, pensar que lo único que había considerado importante tenía que dejarlo atrás a partir de ese momento. ¿Por qué eso debía pasarme a mí? ¿No había sido suficiente con todo lo que había pasado antes? Al parecer no, aún tenía un largo recorrido en mi vida. Ahora lo más difícil sería asistir a la preparatoria junto a Louis y Demian, ese día sería bastante largo.


- Por cierto, Allen... No es necesario que vayas hoy a clases si no te sientes bien, deberías descansar y no preocuparte por nada. ¿Si?


Escuchar aquellas palabras me hicieron sentir un gran alivio, aún no estaba preparado, sentía que, si llegaba a hablar un poco más de la cuenta sobre lo sucedido, empezarían las lágrimas a salir, no quería, era impropio de mí, al menos dejarme ver delante de otras personas. Sólo asentí con la cabeza, no tenía nada más para decirle, no tenía las ganas de mantener una conversación en ese momento.


- Vamos, te llevaré a tu habitación


Mi vista volvió hasta Demian y volví a mover la cabeza en un si seco. No se dijo más nada del tema. Agarré mi maleta y mi mochila, siguiendo a Demian a la sala principal y de allí por la escalera hasta el siguiente piso. Era una casa bastante grande, con habitaciones suficientes para una familia de varios integrantes, lograba entender porque no era una molestia para ellos que yo me quedara allí.


Nos detuvimos frente a una puerta pintada de rojo, aquella era la única que se distinguía de entre todas las demás, ¿Por qué? ¿Qué tenía de especial? El más bajo la abrió y pude ver una habitación que podría decir que parecía mi cocina en el tamaño, jamás había tenido tanto espacio en mi cuarto, y ahora me sobraría espacio, no tenía conque rellenar aquellos espacios vacíos, aunque tampoco tenía pensado en quedarme por una larga temporada, sólo lo suficiente hasta que consiguiera un trabajo estable y un lugar donde alquilar una habitación.


Ingresé en ésta solo, Demian se había quedado en la entrada, escuché que me había dicho algo, pero no presté atención a sus palabras, quería estar solo, por lo que sólo asentí un par de veces y lo siguiente que escuché fue la puerta que se había cerrado, siendo un gran alivio para mi. Me acerqué hasta la cama y me senté en la orilla de ésta, quedándome mirando fijamente el suelo, perdido, no lograba pensar en nada en concreto, todo lo que había sucedido me tenía en shock.


De a poco empezaba a sentir como si mi pecho fuera oprimido, me dolía el corazón y no era una simple expresión, sentía que todo empezaba a venirse abajo, todo lo que había tenido hasta entonces era mi madre, pero ahora ni siquiera a ella la tenía. Recordar aquel diagnóstico que me dijo el médico, la confesión de mi madre, saber que a Louis jamás le había importado realmente. ¿Por qué? No lo entendía, no lograba entender porque todo ello me había sucedido, ¿Acaso había hecho algo tan malo como para que todo esto me ocurriera? Lentamente las lágrimas empezaban a recorrer mis mejillas, nublando un poco mi vista, quería llorar, quería gritar, quería golpear y destrozar cosas, aquello había provocado un gran dolor, uno que nunca antes había sentido en mi vida, había comenzado a pensar que no era tan fuerte como yo creía, ahora que estaba solo, me daba cuenta de lo desolado que estaba, de que jamás sería suficiente lo que yo hiciera para que algo me saliera bien.


Fue entonces cuando la puerta se abrió, ya no me importaba si me veían llorar, me sentía como lo que me habían demostrado que era, un estorbo en la vida de las personas.


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