Después de las películas nos fuimos todos a dormir, la habitación de Demian quedaba frente a la mía y la de su madre del lado contrario del pasillo, me causaba un poco de curiosidad porque la distancia entre ambas habitaciones, pero no quise preguntar nada ya que no era de mi incumbencia.
No recordaba la última vez que me había dormido tan rápido, sintiendo como mi pecho me dolía quien hubiera pensado que ahora debía soportar todo aquello. Me desperté cuando bruscamente los rayos del sol me dieron en el rostro, escuchando una voz femenina de fondo, una muy conocida.
-Buenos días dormilón, espero descansaras bien, tienes escuela hoy.
-Ya voy ma, ya me levanto. –Fue entonces cuando reaccioné por completo, llevando mi mirada hasta aquella figura, era Imar, la madre de Demian.- Lo… lo siento, estaba medio dormido.
-No te preocupes, me alegra que me dijeras así, ahora levántate y vamos a desayunar.
Luego de decir aquello se retiró riendo con suavidad, si, había estado soñando que era mi madre quien me despertaba, ella jamás lo había hecho y era sólo mi deseo de que fuera ella quien por una vez en su vida me tratara con cariño, que me despertara, que me tratara como un hijo amado pero era demasiado pedir.
Tardé un par de minutos en levantarme y prepararme, estaba tan cansado a pesar de todo lo que había dormido, mi cuerpo me pesaba y mis músculos dolían, como si hubiera hecho un esfuerzo demasiado grande. Con todo aquello y mi mochila, bajé hasta el comedor, donde me estaban esperando Demian y su madre, el desayuno estaba servido pero ellos aún no habían comenzado a comer.
-Lamento mucho mi tardanza.
-No te preocupes Allen, estábamos esperando a que bajaras así desayunábamos todos juntos.
Demian se veía tan entusiasmado, con una sonrisa tan grande que me sorprendía un poco su humor. Me senté frente a él, del lado izquierdo de Imar, quien estaba sentada en la punta de la mesa. Observé con atención la mesa, había de todo para servirse, desde frutas hasta distintos tipos de quesos, té, café, lo que buscara había en la mesa, pero no podía decidir que iba a comer, hasta ese momento jamás había visto tanta comida junta a esa hora de la mañana. Bueno, jamás había desayunado en casa, siempre era un sándwich que vendían en la calle con una lata de gaseosa.
El desayuno no fue muy diferente a la cena del día anterior, hablaban, se reían, hacían bromas. Nada fuera de lo “normal” para ellos, pero si algo totalmente nuevo para mi. Ya para cuando la hora de irnos estaba llegando, estaba esperando a Demian en la puerta, cuando su madre se acercó.
-Allen, quiero que trates de llevar tu vida con total normalidad a partir de ahora, pero normalidad me refiero a ser el muchacho que deseabas ser. Con nosotros no debes sentir miedo ni vergüenza, siempre te vamos a querer, ¿Si?
Era la primera vez que alguien me decía eso, llevar mi vida con normalidad, eso me estaba pidiendo, era algo complicado pero su sonrisa y calidez me hizo sentir un poco feliz, saber que a pesar de que yo no era un muchacho en que la gente confiara, a quien muchos tenían miedo, hubiera alguien como ella para mi, me hizo sentir especial. Sólo le sonreí y asentí, fue el momento justo en el que salía Demian, nos despedimos de ella y nos fuimos.
“Llevar mi vida con normalidad”. Me lo iba repitiendo durante todo el camino a la escuela, si, debía seguir con mi vida a partir de ahora.