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Las Vueltas del Destino. por Ayseme

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Estábamos a muy poco de besarnos cuando el ruído de la puerta me volvió a la realidad, la voz de mi madre se escuchó de fondo, por lo que mis ojos se abrieron y me separé rápido del chico. Me levanté de la cama, dejando al muchacho un poco más sorprendido que yo, mi madre había subido las escaleras y en poco ya estaba frente a mí.

- Hijo, te llamé para saber si estabas, ¿Qué pasó que no respondías? Pensé que... -Estaba tranquila cuando su mirada se dirigió al que se encontraba sentado en mi ama, no sabía como reaccionaría, llegué a pensar que nos correría a ambos.- ¡Oh! Trajiste un amigo, pero... ¿Por qué estás así? ¿Qué pasó?

Yo estaba tan o más sorprendido que ella. ¿Era posible que mi madre se había puesto así? Parecía estar feliz de ver a alguien conmigo, aunque fuera un hombre. Su preocupación por el estado de Demian era extraño, no mucho, pero no había reaccionado como esperaba.

- Lo golpearon en el parque, los brabucones de la otra escuela, esos que siempre piensan que pueden vencerme -Trataba de calmar mis nervios, aunque igual que siempre me mostraba serio e indiferente. Me acerqué a mi placard donde me apoyé mientras veía a mi madre sonreírle y curar al chico, era raro, pero estaba feliz de que mi madre no reaccionara de otra forma y no se enojara porque él estaba conmigo en mi casa. 

- Lamento señora el molestarla, no quería ser inoportuno para nadie, pero su hijo fue muy considerado y me ayudó

- ¿Eso hizo? Bueno, me alegro que lo hiciera, hacía mucho no conocía a un amigo de Allen, bueno, creo que el único que conocí fue a...

- Ya mamá, termina con eso... -No quería que mi madre hablara demás, las relaciones con mis "amigos" o conocidos eran algo de lo que no era interés de Demian. 

- Está bien, Allen, pero al menos es bueno saber que tiene amigos. Me llamo Nara, pero puedes llamarme Mamá.

- Está bien, gracias mamá, es un gusto conocerla, soy Demian Andrews.

Mi madre se había tomado la molestia de presentarse, pero no era muy cómodo para mi el que quisiera que él la llamara como yo. No eran celos, pero si algo hubiera ocurrido con él, sería muy incómodo para mí que se refiriera a mi madre de aquella forma. 

- Bueno, má, ¿Podrías preparar té y dejarnos un momento sólos a Demian y a mi?

- ¿Té? Hijo, deja que cocine, deben alimentarse bien para que estén fuertes y saludables.

Mi madre se había ido hablando de todo el bien que hace la comida, me era un poco patético y hasta avergonzaba el comportamiento de mi madre, no era normal verla así, siempre estaba cansada y al llegar a casa con suerte y ponía la pava.

- Demian, escucha, lo que hubiera pasado, no pasará. Debes entender que es una confusión y que no pasará.

- Allen, eso dices ahora porque tal vez si estás confundido pero por favor, deja que intente agradecerte.

Estaba a punto de negarme a sus palabras, ya estaba lo suficientemente confundido para dejar que aquel muchacho me siguiera confundiendo, cuando sonó el timbre, la voz de mi madre se escuchó pidiéndome que abriera la puerta, lo cual me dispuse a hacer cuando, antes de salir por la puerta de mi habitación, sentí un tirón en mi chaleco, que no me dejó avanzar. Al darme vuelta el chico estaba ya de pie, fue extraño que luego de la golpiza que había recibido aún tuviera las fuerzas para levantarse y más aún, caminar rápido. 

- No me dejes aquí solo, lléame abajo contigo.

- No, debes quedarte aquí, estás mal herido.

Me logré liberar y empecé a dar pasos largos a través del pasillo hasta las escaleras. Me di vuelta para ver al chico, y al verlo acercarse saltando en una pierna, me sentí culpable por no ayudarlo a bajar. Así que esperé hasta que llegó hacia mi, y lentamente comencé a descender, escalón por escalón, siendo el soporte de Demian al bajar. Faltaban a penas unos escalones para llegar, cuando nuevamente sonó el timbre y mi madre salió de la cocina direto a la puerta.

- Má, espera, ahora voy yo -Le dije, no necesitaba que ella fuera, no quería que lo hiciera, sabía que luego me lo andaría reclamando, o al menos eso pensaba.

- No te preocupes, ayuda a Demi para que baje con cuidado.

Luego de que ella dijera eso mis pies tocaron el piso del pasilo frente a la puerta principal. Al abririse ésta y escuchar la expresión de sorpresa de mi madre no pude evitar estirar mi cuello para saber quien era, pero al hacer aquello no sujeté bien a Demian, haciendo que resbalara y cayera sobre mi, por lo cual ambos quedamos en el suelo, muy cerca el uno del otro, fue en ese momento en el cual la puerta estuvo totalmente abierta y pude observar a quien estaba parado allí afuera. 

- Tú...


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