No podía creer quien estaba allí parado, llevaba años sin verlo, luego de lo ocurrido.
- ¡Louis, tanto tiempo!
Mi madre lo recibió feliz, había sido mi mejor amigo antes de irse de la ciudad y mi vida así como si nada, en todos esos años nunca me había escrito o llamado, ¿Por qué llegar ahora, a mi casa, así sin más? No pude evitar quedarme viéndolo sin reacción alguna mientras entraba a la casa.
- ¡Hijo! ¿Qué pasó? Ay Dios mío, no puedo darme vuelta un minuto porque pasa algo
El tono de burla de mi madre al acercarse para levantarnos me extrañaba, definitivamente ese día era el más raro de todos.
- ¡Allen! Siempre metiéndote en problemas, no haz cambiado en nada, ¿Eh, campeón?
Traté de no mirarlo directamente mientras me levantaba, quería ignorarlo, quería que no estuviera en mi casa, no ahora, no después de lo ocurrido.
- Mmh... si, eso no importa mucho -Fue lo único que dije antes de indicarle a Demian que me siguiera, y al igual que cuando bajaba las escaleras, lo ayudé a ir hacia la cocina, siendo seguidos por mi madre y Louis.
Cuando llegamos a la cocina llevé a Demian a la mesa, donde lo hice sentar en una de las sillas. Sentía la mirada de Louis, no quería que estuviera allí, no lo necesitaba, no lo quería, había empezado a odiarlo.
- Allen, siénate a mi lado.
Por un lado no quería esperanzar a Demian, parecía un buen chico, algo acosaro, pero no parecía ser mala persona. Sólo asentí a su pedidoy me alejé de éswte para buscar las cosas que necesitábamos para cenar, mi madre había invitado a Louis a quedarse a comer con nosotros, ahora estaba más incómodo, pero no debía demostrarlo, ningún tipo de emoción debía notarse en mí. En unos cuantos movimientos ya tenía la mesa puesta, esperaba que Louis no se sentara a mi lado, como años atrás lo hacía, en casa cada uno tenía un lugar específico, de los cuales sólo dos era ocupados, el de mi madre y yo, los otros habían pertenecido a mi padre y el que en esa época había sido mi mejor amigo, que era el lugar que ahora estaba ocupado por Demian.
Todos nos sentamos a la mesa una vez mi madre terminó de cocinar, no podía creer lo que mis ojos veían, la comida favorita de Louis, kimchi, llevaba años sin comerlo, y eso me daba una idea de que mi madre sabía algo de su llegada, no podía estar todo tan extraño, no, no quería creerlo así.
- Y, dime Louis querido, ¿Qué has hecho tantos años?
- Bueno má, estuve en Londres estudiando, mis padres se separaron, y como mi papá ganó el juicio a mi madre, me llevó con él, recién ahora después de varios años me dejaron volver.
- Me alegra mucho que así fuera, Allen ha estado muy solitario estos años, o al menos eso creía, mira que me salió trayendo un nuevo amigo a casa.
- Lo noté, nunca te había visto de niños, ¿Hace cuanto llegaste aquí? No es un lugar al que la gente quiera venir a vivir, es una ciudad pequeña, es más la gente que se va que la que llega, y todos se conocen.
Noté la voz sobervia con la que le Louis le hablaba a Demian, pero la expresión de Demian no era la mejor, y menos simpática.
- Es bueno conocer a un viejo amigo de Allen, llegué hace poco, y la ciudad no me parece tan mala como para decir semejantes cosas.
- Si supieras lo suficiente podrías opinar como yo. Pero me es extraño que te hicieras amigo del hombre de piedra, el chico máaaas reservado y solitario de todos.
- Digamos que fue el destino que lo quiso así, me ayudó varias veces, le debo mucho, así que me verás muy seguido cerca de él, claro, si es que tienes la suerte de vernos.
- ¡Basta! -No soportaba lo que ninguno de los dos decía, el uno había vuelto, y el otro ni lo conocía, tampoco lo había ayudado tanto, estaba exagerando mucho, pero ese era un vuen motivo para mantener alejado a Louis.
- Tranquilo hijo, por favor. Ten calma, porque aún debo decirte algo...
Aquella última frase de mi madre me desconcertó, ¿Qué debía decirme? ¿A qué estaba relacionado? Por algún extraño motivo deducía que el recién llegado tenía algo que ver. Y si así era, no quería, no quería saberlo ni tener nada que ver con él.
- ¿Qué pasa?
- Es sobre Louis... él...