El despertador sonó, como todas las mañanas, a las seis treinta, mis ojos se sintieron pesados al abrirlos y mi brazo adormecido por el peso sobre él cosquilleo al moverlo, me levante lo mas cuidadosamente posible sin querer levantar a la castaña a mi lado, al estar despierto y levantado avance hasta el baño entrando en la ducha sintiendo el agua caliente destensar los músculos de mi espalda. Me quede ahí un rato, recargado en el frio mosaico de la pared, pensando en lo que se avecinaba, había logrado comprender las intenciones de mis amigos y sus extrañas palabras, sabía desde el momento en que dijeron aquello que planeaban algo y no estaba seguro de quererlo, es decir, sabía que aún había un sentimiento por Loki, no estaba seguro que era, sin embargo, ahí estaba, siempre presente en mi mente y sin quererlo comencé a recordar el ultimo momento que podría decirse feliz entre Loki y yo; recuerdo que era navidad y habíamos planeado hacer una cena junto a nuestros padres, Loki había pasado el día cocinando y tratando de que yo aprendiera un poco, entre risas y juegos terminamos la cena muy cerca de las ocho, solo quedaba esperar que nuestros padres llegaran, sin embargo una llamada de ellos nos informó que debido a la nieve se encontraban atascados en el aeropuerto y no podrían llegar, al final, la noche fue de lo más tranquila, pasamos una velada encantadora cenando juntos para después bailar en el centro de la sala donde nos dieron las doce. Bailamos un rato más antes de perdernos en un beso suave que luego se volvió más demandante y ardiente, recuerdo la suavidad de su piel entre mis dedos, sus labios dulces sobre los míos en una caricia tan llena de amor, con solo recordar mis labios recorrer esa piel lechosa, dejando marcas por cada rincón de su piel, justo como si quisiera marcar que me pertenecía.
Unos toques en la puerta me sacaron de mi ensoñación y al observar asía abajo me di cuenta que aquellos recuerdos ahora se manifestaban en una, para nada discreta, erección que se alzaba desde mi parte baja; los toques se repitieron junto con una suave y femenina voz del otro lado. -¿Thor? Cariño ¿estás bien? Llevas mucho tiempo dentro- musitaba mi novia con preocupación, suspire solo gritando un escueto “voy” antes de cambiar la temperatura del agua a fría para deshacerme de mi problema. Al salir me topé con que, efectivamente, era bastante tarde y con suerte apenas tendría tiempo para vestirme he irme y así lo hice, me vestí, tome mis cosas sin olvidar aquel sobre al cual no le había prestado atención durante todo el fin de semana y lo puse en el maletín, cuando estaba por salir y luego de despedirme de jane, quien seguía vistiéndose, me encontré con mis amigos en la cocina preparando algo, probablemente, para el pequeño Pete, me detuve un momento a saludarlos antes de irme definitivamente no sin antes dirigirles una mirada que dejaba en claro que sabía que es lo que planeaban. Me dirigí al despacho donde al llegar ya me esperaba Joan, mi secretaria, con una mirada que dejaba en claro que me reclamaría por cualquier cosa que no hubiera hecho, o que lo hubiera hecho y estaba mal.
-Sr. Odinson.- Musito con voz molesta siguiéndome el paso hasta mi oficina, pues como lo suponía algo había hecho o dejado de hacer como para que tuviera esa cara.
-¿Qué pasa Jo? –Pregunte entrando en mi propia oficina y encendiendo la cafetera apenas estuve dentro.
-Pasa señor, que llevo tres días posponiendo su cita con la señora James- musito sentándose en una de las sillas frente al escritorio.
La observe de reojo, tratando de recordar de quien hablaba pues ciertamente no recordaba ninguna señora James, Jo al verme suspiro mientras frotaba el puente de su nariz.
-Le envié la información del caso a su casa- agrego mientras bebía un sorbo de la taza de café que había puesto para ella sobre la mesa, pensé un momento antes de recordar el sobre.
-Ya recordé ¿Cuándo será la cita?- Pregunte sin real interés sentándome en mi silla notando como Jo observaba su reloj para luego levantarse he irse junto con su café no sin antes decir. –Exactamente dos horas así que ponte al corriente del caso-
Cuando finalmente me quede solo en la oficina no me quedo más remedio que comenzar a leer aquel expediente, dándome cuenta que era una demanda por custodia paternal, no me agradaban ese tipo de casos, pues creía que lo correcto es que un niño disfrutara de sus dos padres. Pasaron las dos horas para cuando escuche el toque en la puerta para luego dejar pasar a una mujer de no más de treinta años con el largo cabello castaño cayendo por su espalda, la hice pasar y sentarse; comencé a escuchar todo lo que ya había leído en el expediente, al final y sin saber realmente porque, acepte el caso y pronto la demanda saldría y probablemente en un par de semanas ya estaríamos en el tribunal. El resto del día todo paso con relativa calma, Jo haciendo su trabajo y reclamándome por no hacer el mío (al menos no como ella quería), al medio día salí con Jane a comer para luego cada uno volver a su trabajo, al llegar las siete los ojos verdes de Jo me observaron desde su escritorio musitando un hasta mañana antes de que abandonara el lugar, mande un mensaje a Jane diciéndole que llegaría un poco más tarde y me dirigí a un bar cercano, al entrar me senté en la barra donde pedí una simple cerveza. Luego de un rato un hombre se sentó a mi lado, lo observe de reojo notando al instante quien era, sin tomarle importancia seguí tomando mi cerveza hasta que un comentario escapo de mi boca sin pensarlo ante su triste expresión.
-Problemas en el paraíso.- musite más como una afirmación escuchando al instante su risa escueta.
-¿Tan obvio es?-Pregunto con una sonrisa sardónica, dando un sorbo a su bebida.
-Un poco, realmente te vez horrible.-Reí escuchando su risa también, un pequeño silencio se formó antes de que alguno dijera algo más.
-Tuvimos una discusión.-Susurro y por un momento recordé nuestras acaloradas discusiones de años atrás.-Supongo que exagero, pero, no puedo creer que no me dijera que estuvo en prisión.-Musito y comprendí aquello, Loki no era de quien hablaba del pasado a menos que lo quisiera, enfadarse porque ocultara cosas era como molestarse porque respirara, así es el “El dios de las mentiras” y no podrían cambiarlo y sin saber porque, pues básicamente le estaba dando concejos al novio de mi ex.
-Pídele disculpas.- Exclame viendo su reacción sorprendida y como estaba a punto de replicar.-No tiene sentido que te enfades por eso, esa es su naturaleza, además, él no va a pedirte disculpas.-Reí recordando lo diva que se ponía a veces.-El no se arrepiente de lo que hace, mucho menos si tiene razones.-Finalice poniéndome de pie y pagando para salir de ahí sin dirigirle una última mirada al otro rubio.
De camino a casa una sonrisa tenue se pintó en mi cara, aquello había sido totalmente inesperado pero de alguna manera me había hecho sentir bien el ayudarle… aunque fuera ese sujeto.