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So you think you can be a star por BombayLove

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Notas del capitulo:

Tanto como Ryo como Tadayoshi son iguales de orgullosos para demostrar sus verdaderos sentimientos para con el otro. Es por eso que quien hace el siguiente movimiento es Yuya, sorprendiendo a ambos.

Los dos estaban almorzando en un lugar bastante recurrido. Había dejado que Toma decidiera, ya que, estaba seguro, elegiría el mejor lugar. Al lado suyo, sobre la mesa, había un sobre con unas palabras escritas en una hermosa caligrafía.
— ¿Cuándo piensas hacerla efectiva? — Preguntó Yuya, sin despegar sus manos de sus rodillas.
— La semana entrante, supongo — Respondió su asistente, comiendo un poco de arroz.
— Entonces, me abandonas — Dijo el rubio, sonriendo lastimosamente.
— Es lo mejor…, Tegoshi-san — Finalizó el aludido.
— Voy a extrañarte.
— Por favor…, guárdate esas palabras.
— Lo siento — Susurró.

Los preparativos estaban marchando de maravilla, aunque Tadayoshi jamás se había imaginado toda la producción que lleva la creación de un álbum. Porque estaba más que claro que con su nuevo proyecto, Ryo no iba a escatimar en gastos. El regreso de KS Boys sería con un álbum, dos sencillos en los siguientes meses y una gira de conciertos, aunque también estaba tratando de ubicar a varios de sus compañeros de grupo en novelas y programas de entretenimiento, además de apariciones mensuales en revistas de cualquier tipo que quisiera tenerlos en su portada. Nada importaba más que aquel regreso. Al mismo tiempo, You seguiría manejando los hilos que la empresa todavía mantenía sobre Yuya. Aunque ahora él estaba consciente de sus acciones y ya no era influenciado por Ryo, el rubio bien sabía que no podría hacer nada sin estar bajo el ala de KS Productions. Además, desde el día en que Ryo fue a verlo al hospital, apenas habían cruzado palabra.

— ¿Tú no quieres componer nada, Okura-kun? — Le preguntó Shingo, quien tocaba una melodía sin sentido sobre su teclado.
— ¿Componer? ¿Yo? — Preguntó el aludido, sonriendo.
—  Sí. Puedes escribir sobre lo que quieras — Dijo Shota, dejando la guitarra eléctrica que estaba tocando sobre su soporte.
— Pero eso sí, atente a las correcciones de Subaru — Le advirtió Ryuhei.
— Maru…, tus letras apestan — Reconoció el aludido, rompiendo el grupo en risas a los pocos segundos.
— Bueno, ¿nos vamos o piensan quedarse con Subaru a vivir aquí? — Bromeó You.
— ¡Oye! — Exclamó el aludido, riendo —. ¡Nana-chan me espera para cenar!
— ¿Nana-san…? — Le preguntó Tadayoshi a Ryuhei.
— Es su perro…
—Ahh…
— ¿Okura-kun sigue aquí? — Preguntó Sayuri, mirando para todos lados, entrando al estudio de grabación.
— Aquí estoy. ¿Sucede algo?
— Nishikido-san quiere hablar con usted.
— Ah… Enseguida voy — Dijo el muchacho.
— Sayuri-chan, ¿estás de salida? — Le preguntó Subaru, al ver a la muchacha fuera de su usual lugar de trabajo.
— Sí…
— ¿Quieres que te lleve?
— ¿No será molestia?
— Por supuesto que no.

El grupo se despidió, pero Tadayoshi subió el piso que lo separaba de la oficina de Ryo. En el lugar, el hombre lo esperaba, de pie, en medio del mismo.
— ¿Nos vamos?
— ¿De qué quería hablar conmigo?
— Quiero que me acompañes a un sitio — Lo apresuró Ryo a salir, agarrándolo del brazo pero, inmediatamente, el muchacho se zafó.
— Puedo caminar solo, y discúlpeme, pero estoy demasiado cansado.
— Por favor — Le pidió el mayor, abordando ambos el ascensor —. Prometo no quitarte mucho tiempo.
Lo miró unos segundos, para terminar bufando. Ryo sonrió, dándose cuenta de que su respuesta era afirmativa.
El lugar donde finalmente el vehículo se detuvo fue una oscura colina. Al estacionar, Ryo descendió del automóvil y, luego de sacar algo del baúl, se sentó en el capó del mismo. Golpeó el parabrisas detrás suyo con los nudillos, para llamar la atención de Tadayoshi, quien salió y lo acompañó, de mala gana.
— ¿Para qué me trajo aquí? — Suspiró.
Su oyente respondió sacando una lata de café del empaque que había llevado en el baúl y le extendió una lata.
— No le puse nada — Reconoció. El menor de ambos, le quitó la lata de la mano y la abrió, bebiendo luego un sorbo —. Este lugar… me tranquiliza. Tú siempre me viste de traje y pegado al celular… Te traje aquí porque quiero que conozcas otro aspecto de mi personalidad.
— Con los que conocí, ya es más que suficiente, créame — Soltó Tadayoshi, dándole un largo sorbo a su bebida.
— Siéntate — Le pidió Ryo. Lentamente, aún rezongando, el menor accedió a su pedido —. Hubo una única vez… en la cual sentí paz, pero no fue en este lugar. Fue cuando vi tu rostro dormido en O—
— ¿Por qué? — Lo interrumpió Tadayoshi —. ¿Por qué cada vez que hablamos saca a relucir aquella situación? ¿Es que acaso no entiende lo que significó para mí? Aún hasta el día de hoy no consigo recordar totalmente lo sucedido. Aunque usted se vanaglorie por esa noche, yo hubiera deseado no haberla vivido nunca. Sólo… olvídelo.
— Igual que tú… No puedo olvidarla — Tadayoshi lo miró —. Esa paz que me hiciste sentir…, quiero sentirla otra vez.
No pudo negarse a aquel pedido. No pudo negarse a aquel roce sobre su mano. Había sentido cómo todo su ser se estremecía por aquel suave contacto. Lentamente, sus labios fueron tomados por Ryo, y él no pudo hacer nada para evitarlo. A diferencia de la primera vez que había sido suyo, ahora era plenamente consciente de sus acciones, de las de su amante y de las sensaciones que se generaban cada vez que aquellos labios osaban posarse sobre su piel. Sosteniéndolo entre sus brazos, ambos volvieron a entrar al vehículo. Dentro de aquel pequeño espacio, sus gemidos resonaban entre los jadeos que se escapaban de sus labios. Sus movimientos iban al ritmo justo y necesario para enloquecer al otro. Culminaron al mismo tiempo el acto amoroso, y Tadayoshi se quedó acurrucado entre los brazos de aquel que lo había ultrajado mientras él encendía un cigarrillo.
— No sabía que fumaba — Susurró Tadayoshi.
— Hay muchas cosas que no sabes de mí — Reconoció Ryo, acariciando sus cabellos y besando luego su frente.
Quisiera estar aquí para siempre”. Esas palabras quedaron atravesadas en la garganta de Tadayoshi. Ninguno de los dos habló hasta que finalmente se separaron para poder llevar al menor a su hogar.

Cuando Tadayoshi llegó a la empresa, le pareció ver una situación que ya había vivido. Vio entrar a Yuya pero, detrás suyo no estaba Toma, sino un muchacho que si bien no aparentaba ser más grande que él, sí era un poco más alto.
— Ah… Okura-kun, buenos días — Lo saludó el rubio.
— Buenos días, Tegoshi. ¿Ikuta-kun no está contigo?
— ¿No lo sabías…? Toma renunció.
— ¿Eh? ¿En serio? — Preguntó el muchacho, sorprendido por las palabras de Yuya —. No… La verdad no estaba enterado… Pero… me resulta raro que se haya ido así como así.
— Toma…, tenía sus razones.
— Tegoshi-san — Lo interrumpió quien parecía ser su nuevo asistente —, se le va a hacer tarde…
— Te dije que puedes tutearme, Kei-chan. Okura-kun, él es mi nuevo asistente, Koyama Keiichiro.
— Encantado — Dijo el aludido, mientras que Keiichiro, le dedicó una reverencia.
— ¿Tienes planes para el almuerzo? — Le preguntó al menor.
— Eh… No…
— Genial. Entonces, te secuestraré unos momentos para el mediodía, ¿está bien?
— Si es un secuestro… creo que no deberías pedir permiso…
— Tienes razón — Reconoció el rubio —. Entonces, nos vemos al mediodía, ¿está bien?
— Nos… vemos…
El trío vio entrar a Ryo acompañado de una mujer, ambos riendo. Tadayoshi sintió una punzada a la altura del pecho. Forzando una sonrisa, se despidió de Keiichiro y Yuya con una reverencia, y se dirigió al ascensor, llegando al estudio de grabación.
— Buenos días — Lo saludó Subaru, pero el aludido sólo atinó a lanzar cuatro hojas sobre el tablero de sonido, las cuales el mayor agarró, mientras Tadayoshi entraba para sentarse frente a la batería.
— Buenos días — Saludó Ryo a un sorprendido Subaru, quien devoraba con la vista lo que el menor había dejado a su alcance —. ¿Y eso?
El aludido le hizo una seña con la mano para que guardara silencio y llegó al lado de Tadayoshi.
— ¿Tú escribiste estas letras?
— Sí… Puede hacerle los cambios que crea convenientes, no hay problema — Respondió Tadayoshi que, al reparar en la presencia de Ryo, se detuvo a verificar si los platillos no estaban flojos.
— No…  creo que haya que hacerle muchos cambios… Son realmente buenas. Mira — Le dijo a Ryo, entregándole una de las letras.
— Subaru tiene razón. Estas letras son muy buenas, Okura.
— Tuviste una muy buena fuente de inspiración, ¿eh? — Agregó Subaru, saliendo del lugar.
Ryo se quedó mirando a Tadayoshi con una sincera sonrisa, pero el menor estaba tan absorto en su labor, que no se dio cuenta de ello.

— Nishikido-san, Ikuta-kun ha dejado esto para usted — Dijo Sayuri, entrando a la oficina de Ryo.
— ¿Una carta de renuncia? — Con rapidez, el hombre abrió el sobre y leyó la carta con la misma intensidad, pero en ningún renglón Toma explicaba el por qué de su repentina renuncia a la empresa —. Sayuri-chan…, ¿puedes llamarlo y decirle que quiero almorzar con él?
— Enseguida, señor.

Yuya se divertía viendo a Tadayoshi jugando con la ensalada que había pedido.
— Ryo-chan no se recupera más, ¿no lo crees? — Le preguntó, llamando su atención.
— ¿Tú crees? — Repreguntó el morocho, esbozando una sonrisa.
— Él nunca  va a cambiar, Okura-kun – Dijo el muchacho, devorando un trozo de zanahoria, luego de mucho examinarla con la vista —. Lo ha hecho conmigo, y lo hará con cualquier otra persona que se le cruce al frente y a quien él le tenga ganas.
— Supongo que sí… Cambiando de tema — Dijo Tadayoshi, dándole un giro a la conversación —, ¿sabe por qué se ha ido Ikuta-kun?
— ¿Te importa?
— No nos hemos tratado demasiado, pero… ha llegado a caerme bien.
— Sí, a mí también… Pero…, hay cosas que son imposibles de soportar.
— ¿Por ejemplo?
— Por ejemplo, que la persona que ames esté enamorada de alguien más…

El lugar de encuentro fue un pequeño puesto de ramen cerca de la autopista, elegido por Toma. Le hizo una señal a Ryo cuando lo vio bajar del vehículo.
— Qué extraño lugar para charlar, Ikuta-kun.
— Aquí hacen un ramen exquisito — Reconoció el muchacho. Ambos se sentaron e hicieron sus pedidos —. ¿Y bien? ¿Para qué quería verme?
— Vine a entregarte esto — Respondió el aludido, entregándole su carta de renuncia —. No es necesario.
— Lo siento, Nishikido-san. Pero mi decisión es irrefutable.
— Al menos, ¿puedes decirme por qué quieres irte? Cuando Tegoshi ya se ha recuperado…
Toma casi se ahogó cuando bebió un poco de caldo aunque, más que por la temperatura del mismo, había sido por las palabras de Ryo. Acto seguido, estalló en carcajadas.
— ¿En serio usted cree que Yuya tuvo ese cambio tan drástico por mí? — Toma se giró unos noventa grados hacia el lado de Ryo, por lo cual, él dejó de comer y lo miró —. Discúlpeme, Nishikido-san, pero, que yo le haya salvado la vida, que yo lo ame, para él no es suficiente.
— Yo ya le dije a Tegoshi que no lo amo. Él no ha estado molestando desde aquel incidente en Osaka.
— Espere un momento… ¿Quién dijo que Yuya está enamorado de usted?
Su oyente, quien estaba por comer un trozo de carne, volvió a mirarlo, esta vez, fijamente.

— ¿Tan grande es el amor que tiene para esa otra persona que Ikuta-kun no puede contra él? — Preguntó Tadayoshi —. Para sobrepasar la bondad de Ikuta-kun, debe ser todo un santo.
— No. Tampoco es un santo — Sonrió Yuya, dejando sus palillos a un lado —. Ha cometido varios errores, pero es mi deber corregir su accionar. He hablado con él, y le hice entender que aunque hizo cosas que no debía, aún hay muchas más que no debe hacer. Al principio, pensé que era mi enemigo, pero la realidad, no era así… Yo… tenía una defensa frente a mí, no quería reconocerlo, darme cuenta que en realidad lo que sentía por él, era amor. Es… amor — Tadayoshi sintió un sudor frío recorriendo su espalda —. Okura-kun, la persona a quien en realidad amo… eres tú.

— La persona que ama Yuya es Okura-kun.
— ¿Q… Qué…? — Musitó Ryo.
— Yuya empezó a drogarse cuando se dio cuenta de sus verdaderos sentimientos por Okura-kun. Aunque yo le rogué que lo dejara, él no me hizo caso. Sabía que Okura-kun sería el único capaz de detenerlo, pero Yuya tampoco me dejó decírselo. Yo simplemente… me fui porque no pude tolerarlo más. No pude tolerar cómo la persona que amo tiene ojos para una persona que no soy yo.
Ryo volvió en sí muy lentamente. La noticia lo había sorprendido sobremanera. Bebió el vaso de cerveza que tenía enfrente suyo de un sólo sorbo.
— No pienso permitírselo — Dijo —. No pienso dejar que Tegoshi me quite a Tadayoshi.
Notas finales:

¡Gracias por leer! ^3^ *chu~ ♥*

¿Tuvieron que ir al hospital por tal confesión de Tegoshi o pudieron recuperarse rápido? xD


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