Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El amor es un... ¿demonio?-Cuentas pendientes. por Dark Bit

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola, mis guapas y malvadas tachis y nekos. ¿Qué tal les va?

Aqui les dejo el segundo capitulo de este especial. Espero que les guste y mucho. *-*

¡A leer! ;)

     El sol ya se había asomado por el horizonte un par de horas atrás. En ese momento ya iluminaba un poco una habitación en la que dormían esas dos mujeres demonio.

     Faltaba poco para que llegara la hora en la que debía sonar el reloj despertador según lo programado.

     Pronto llegó el momento acompañado por ese sonido que al despertar era aterradoramente molesto.

     Jesica con solo un movimiento de dedos hizo que se detuviera.

     En momentos como ese amaba demasiado sus poderes demoniacos. Solo por algo simple como no tener que levantarse para detener la alarma.

     Como ese día en especial no tenía ningún apuro para levantarse decidió quedarse acostada. Ese “rato más” quedándose en la cama que podía durar desde cinco minutos hasta media hora.

     La chica se sorprendió porque su pareja no se había despertado.

     La enternecía verla durmiendo a su lado. Le dio un beso en la frente pensando que seguro con toda la ansiedad sobre ella no había podido dormir.

     Sintió que había estado algo incomoda por la noche. Dando vueltas en la cama sin poder dormirse.

     -No te preocupes, mi vida. Les vas a caer muy bien.

     Se le acercó para hablarle al oído.

     -Te amo, mi Andrea. Y ahora tendrás que disculparme, pero no me queda alternativa. Tengo que despertarte.

     La tomó por el hombro y la sacudió despacio.

     -Andre. ¡Andre! Despierta. Despierta, linda. Tenemos que irnos. Ya lo sabes. Una ducha, vestirnos y salir. Anda.

     -Mmmm. Arghhh. Neeee…

     Se quejó entre sueños y se acomodó en la cama. Le dio la espalda.

     Jesica pensó en otra táctica para despertarla. Se quitó la parte superior de su pijama quedando desnuda de la cintura para arriba. La abrazó por detrás.

     -Despierta ya, Andrea. Me levante con ganitas. Hazme tuya, ¿si?

     Comúnmente eso provocaba que Andrea se echara encima de ella como una bestia voraz al acecho, pero en esa ocasión no surtió efecto, lo cual ya empezaba a preocuparla un poco.

     Empezó a sacudirla un poco más fuerte.

     -¡Vamos! ¡Vamos, Andrea! ¡Despierta ya! ¡Me estás asustando!

     -¡Ay! ¡Pero no quiero!

     De inmediato la de cabello dorado y ojos rojos cubrió su boca con una mano. Sin querer habló, revelando que en realidad sí había estado despierta todo ese tiempo.

     -¡¿Eh?! ¿Acaso te escuché hablar? ¡Si estás despierta tramposa!

     Andrea no le respondió. A pesar de ese leve traspié pensaba insistir con aquella actuación.

     Lo que no sabía aquella sensual demonio era que su pequeña tenía un arma secreta con la que siempre contaba y era infalible en cualquier situación.

     Jesica le dio unas palmadas en el hombro.

     -Ok. Quedate acostada, yo me prepararé para ir a ver a mamá y papá yo sola. Dije que iría a visitarlos y no puedo fallarles. Les diré que estabas mal del estomago. Como no saben que eres una demonio lo creerán. Puedes quedarte aquí, mi vida. Juega con tu playstation 2. Si quieres invita a Iris para que juegue contigo. Si ella y Astrid no tienen planes para este fin de semana seguro te harán compañía.

     Andrea sonrió triunfante. Pero su sonrisa se borró de inmediato cuando escuchó lo siguiente que dijo su novia. Su expresión cambió por una de terror absoluto.

     -Ah. Y algo más. Nada de sexo para cierta demonio muy sexy llamada Andrea por una semana. ¡No! Mejor por un mes. Sí. Qué bien le irá todo un mes sin poder ponerme una mano encima. Sin poder acariciarme mi piel y disfrutar de todas los gustos que puede tener con mi cuerpo. Qué penita. Sufrirá muchito esa demonio llamada Andrea.

     De inmediato dejó aquella tontería y se incorporó para mirarla y hablarle en tono de suplica. Junto sus manos frente a ella como lo haría una persona para rezar.

     -Ay, mi amor. No tienes que tomártelo tan en serio. Solo estaba jugando contigo. Tú me conoces muy bien. No hay por qué llegar a una medida tan extrema, ¿sí? Me porto bien. Seré una demonio muy bien portada.

     Se le acercó un poco gateando en la cama y agachó la cabeza.

     -¿Unas caricias para tu querida demonio? ¿Sí? Porfa.

     A Jesica le hacía mucha gracia cuando se ponía en plan de demonio-mascota. Acarició su cabello.

     -Bueno. Ya está. Perdonada.

     -Qué bueno. Mi Jesica me ha perdonado. Pero quiero preguntarte algo.

     -Mmmm. Dime.

     Andrea fue más adelante. La tomó por los hombros e hizo que se recostara una vez más. Frotó su cuerpo contra el de ella suavemente.

     -¿Realmente serías capaz de resistirte a mi durante una semana o un mes? Pues… Yo no creo que puedas.

     La pequeña se sintió un poco excitada por aquella forma de actuar, pero se mantuvo firme. No se sonrojó tanto como siempre. Le acarició una mejilla.

     -Tú crees que no puedo resistir, pero tampoco te arriesgarás a averiguar si puedo resistir o no. ¿Cierto?

     La otra le respondió dándole un casto beso en los labios.

     -Tienes demasiada razón. Demonio mala.

     -No seas dura contigo misma. No eres tan mala.

     -¡No te hagas la desentendida! ¡Hablo de ti!

     Se rieron juntas y luego fueron a ducharse.

     Jesica no era ninguna tonta. Realmente estaba al tanto de lo que sucedía.

     Ya había pasado lo peor, pero aún había rastros de lo sucedido semanas atrás en Andrea.

     Al parecer la inquietaban mucho las palabras “conocer”, “ver”, “visitar” relacionadas con las palabras “madre”, “padre”, o “padres”. No se había recuperado por completo.

     Por un momento pensó que quizá estaba siendo cruel y la forzaba a hacer algo que no quería.

     La sensual demonio era muy fuerte en apariencia, pero con lo sucedido durante la visita de Ayle demostró que podía ser muy frágil en la situación adecuada. O inadecuada según como se piense.

     Luego de ducharse se prepararon para salir.

     Se manifestaba el nerviosismo de Andrea en su indecisión sobre qué ponerse para salir.

     Jesica la ayudó con eso amablemente. Deseaba tanto no verla así. Verla sonriendo hermosa y segura como siempre.

     Cuando ambas terminaron de arreglarse la abrazó.

     -¿Qué sucede, Jesi?

     La chica se apartó y acomodó sus anteojos, los cuales tenían cristales sin aumento y los usaba solo por costumbre. Porque como demonio ya no tenía ningún problema de la vista. Y de hecho nunca más los tendría.

     Por su expresión seria, Andrea por un momento pensó que la regañaría por haberse rehusado a ir con ella para conocer a sus padres.

     -Andrea… Lo siento.

     La demonio más alta puso se sorprendió al oírla decir eso.

     -Eh… No hay problema por que te hayas comido mi chocolate ayer. Ya te lo dije, tonta.

     Jesica sonrió y hizo lo mejor que pudo para contener tu risa.

     -Tonta, me pongo seria y tú quieres hacerme reir. ¡No es por eso!

     -¿Entonces qué?-le preguntó sonriéndole Andrea-. Que yo recuerde no hay nada por lo que debas disculparte.

     -Sí, sí lo hay. Está bien si no quieres ir. Lo entiendo. Has pasado por un mal momento con lo de…

     -¿Lo de…?

     -Por lo de una demonio. Una súcubo. Y bueno… No es mi intención forzarte solo que… Estoy muy interesada en que demos otro paso en nuestra relación. Pero está bien. No tiene por qué ser hoy mismo. No hay apuro. Si quieres puedes quedarte en casa.

     Andrea le sonrió.

     -¿Y sin riesgo de sufrir el castigo sin sexo?

     -Sí, amor.

     -Entonces… Voy a ir.

     Jesica se quedó boquiabierta un segundo.

     -¡Lo digo en serio! No tienes que…

     Se acercó y le pellizco la mejilla, pero no muy fuerte.

     -Niña, no te preocupes por mí. No es esa la razón por la que no quiero ir. Me siento algo insegura. ¡Nada más! Cuando hice mis estudios sobre relaciones humanas supe que la gente suele sentirse algo inquieta ante la idea de ver a sus suegros. Supongo que debe ser eso.

     -¿Estudios sobre relaciones humanas?

     -Historia resumida. Me interesé bastante en eso cuando salías con Astrid. Leí muchas cosas. Ya estoy lista si tú lo estás.

     -Lo estoy. Entonces vamos.

     Cuando estuvieron frente a la puerta suspiraron al mismo tiempo. Fue en ese momento que ambas tomaron forma humana.

     Jesica se encargó de cerrar con llave la puerta de la casa.

     Salieron de allí por el portón que separaba el patio de la acera.

     -¿Vamos volando o nos tomamos tiempo para ir allí como humanas?

     -Tomémonos algo de tiempo. Además te servirá para que sigas preparándote mentalmente para verlos.

     Jesica se rió por la cara de susto que puso la otra.

     -Sí, no tengo ningún problema con pasear e ir en autobús como cualquier humana. Es más. Hasta lo prefiero.

     Tenían que ir hasta una parada de autobuses que no estaba muy lejos de allí.

     A Jesica no le pareció extraño que su pareja no estuviera tan conversadora como siempre.

     Comunmente se pasaba el tiempo hablando de mil cosas a la vez. De lo que hacía jugando con su consola a tal y tal juego, de lo que veía en internet, de películas, de animés, libros, música. Le había dicho que se había sentido tentada por la idea de aprender a tocar un instrumento incluso. A Andrea le empezaron a gustar muchas cosas que fue conociendo del mundo humano. Quizá hasta más de lo que le gustaban a la chica de anteojos. Por momentos sentía que más que pareja tenía a una hija adolescente adicta al animé, los videojuegos y los dulces.

      Le parecía una gran ironía que una demonio que en el pasado había sentido desprecio por todo lo relativo a los humanos en ese momento apreciaba mucho todo lo que vivía cada día en ese mundo. Incluso más que muchos humanos.

     Ambas llegaron a la parada de autobuses.

     Llegó uno luego de que esperaran por unos cinco minutos.

     Abordaron ese autobús que los llevaría hacia la ciudad natal de Jesica.

     -¿En cuánto tiempo llegaremos?

     -No tardaremos mucho. Como en 20 minutos estaremos cerca de la casa de mis padres.

     Se fijó la hora en su celular.

     -Calculo que… Como a las 11 estaremos allí.

     Andrea rodeó a Jesica con su brazo izquierdo y la atrajo hacia ella.

     -Sabes… Sé que eres muy considerada y por eso prefieres no tocar el tema. Pero si quieres puedes preguntarme lo que quieras.

     La pequeña la miró.

     Sus rostros estaban muy cerca.

     -¿Sobre qué?

     -Sobre mamá y yo.

     Jesica de inmediato se ruborizó y desvió la mirada.

     Andrea sonrió porque la sintió temblar de los nervios.

     -N-n-n-no. Po… Po… ¿Por qué tendría curiosidad por ello? Tuvieron una relación de madre e hija como cualquiera supongo.

     -¿Entonces por qué tartamudeas?

     -Yo no estaba… No estaba.

     Se le acercó al oído para hablarle. Tenía el suficiente tacto como para saber que no podía decir eso como si nada. Sobre todo estando en un autobús lleno en plena mañana y con muchas personas alrededor.

     -Seguro te da curiosidad el tema del incesto entre mamá y yo. Dime si me equivoco.

     Jesica golpeteó el suelo del autobús con los pies como haciendo berrinche. Y dijo haciendo puchero y algo sonrojada.

     -Bueno. ¡Ya! Lo admito. Sí, me da curiosidad.

     Andrea permaneció cerca de ella hablándole en voz baja.

     -No es algo anormal. Las súcubos suelen ser iniciadas por sus propias madres. Mi primera vez fue a los 11 años. Ella me desvirgó.

     Jesica se quedó muy sorprendida por esa revelación. Tuvo que contenerse bastante para mantener su tono de voz bajo para no llamar la atención con lo que iba a decir.

     -¿Tu propia madre te desvirgó?

     Andrea se encogió de hombros como diciendo “las cosas son así”.

     -Somos demonios, Jesica. Por algo somos parte del…Patio de atrás de la creación del padre de mi padre. Tú solías ser humana y por eso te indigna y te impacta saberlo. Para una demonio criada en el infierno como yo no tiene nada de malo y hasta es natural. Donde fui criada eso era lo normal.

     -¿Y cómo siguió después?

     Le sonrió pícaramente aquella provocativa demonio.

     -¿Mi relación con mi padre o mi vida sexual?

     Jesica en ciertas situaciones había aprendido a seguirla en su propio juego en vez de actuar tan tímida.

     -¿Por qué no ambas?

     -Con mi madre… No hay mucho que decir. Nos veíamos cada tantos siglos. Un poco de incesto, un poco de participar en orgías lésbicas aquí y allá. Luego no volvía a verla por un siglo o dos. Como toda relación de madre e hija de súcubos.

      Jesica no salía de su asombro por el hecho de que su pareja hablara de incesto y participar en orgías con su progenitora como si se tratara de algo normal como ver televisión todos los días.

     -Y sobre mi vida sexual… Como ya te dije a los 11 años fui desvirgada por mi madre. A los 12 me presentaron a Astartea, quien fue mi maestra de… Tú entiendes. Casi toda mi vida demoniaca tuve sexo solo con mujeres. Ya sean demonios o humanas. Solo una vez a los 13 años hicieron que lo intentara con un demonio de sexo masculino.

     Andrea sintió un escalofrío.

     -Fue repugnante. No me gustó nada de nada multiplicado por mil.

     Se bajaron del autobús al llegar a Destino.

     Jesica sintió curiosidad por saber algo y no dudó en expresarlo.

     -Por cierto, Andrea… ¿Cuántos años tienes?

     -Tengo 1.248 años. Pensé que te lo había dicho alguna vez.

     -¡Increíble!

     -Me veo bien para mi, edad. ¿No, pequeñita?

     Le guiñó un ojo. Coqueta como siempre.

     -¡Sí! Hubiera jurado que solo tenías 500 años-concluyó echándose a reír.

     Andrea correspondió su risa y se le acercó para darle un beso en la mejilla.

     -Te amo, Andrea.

     -Yo también me amo. Es natural que sientas eso.

     Amaba mucho a esa demonio tan seductora con todo su oscuro corazón, pero odiaba cuando actuaba de manera algo arrogante. Sintió la necesidad de bajarla de su nube y pronto.

     -Ah. Tal vez le diga a papá que cuando te dije que te amo me respondiste de esa manera. Seguro le interesará oírlo. No corresponder con un “te amo” a su única hija. Qué mala actitud.

     Poco después fue detenida por unos fuertes brazos aferrados a su cintura.

     -Ay, mi vida. No lo dudes. Te amo con todo mi demoniaco corazón.

     -¿Y cómo puedo estar tan segura de ello?

     Andrea se teletransportó para estar frente a ella y la tomó de la mano.

     -Bella dama, ¿me haría el favor de bailar a mi lado al ritmo de esa música exquisita?

     La pequeña por un momento pensó que había enloquecido o algo. Esa que tenía frente a ella no parecía su amada demonio de siempre. La sentía diferente.

     -Andrea, ¿qué dices?

     Le respondió con un casto beso en los labios.

     -Sí, pronuncialo todas las veces que quieras. En tus labios, mi amor, mi nombre se oye glorioso. Divino.

     Después, sin preguntarle y sin pedir permiso, la hizo suya de una manera distinta a la que lo había hecho otras veces en el pasado. No con besos. No con el calor de sus cuerpos en contacto. Sino que bailó junto a ella al son de una música que solo ella podía escuchar.

     La pequeña se sintió avergonzada en un principio por la posibilidad de que alguien las viera, pero se dejó llevar por su locura y la aceptó con una sonrisa.

     Mientras tanto en el interior de una casa cercana una mujer estaba al teléfono y mirando por la ventana.

     -Sí, señor. Solo están en la vereda. Como bailando vals, pero sin música. Son dos mujeres. Jovenes. De menos de 25 años diría yo. Una bajita y otra más alta.

     Escuchó a su interlocutor.

     -No. No hicieron nada malo ni agredieron a nadie, pero siento temor… ¡¿Cómo que es asunto del manicomio local?! ¿No van a hacer nada para ayudarme? ¡Inútiles!

     Andrea se detuvo y rodeó su cintura con sus manos.

     -Déjame ser tuya. La única a la que ames con todo tu corazón. Sé mía. La única que es  capaz de atrapar mi alma y mi corazón con solo una mirada. Quiero conocerte, estar a tu lado siempre. Tú eres todo un mundo de maravillas en el cual quiero perderme y que no me encuentren nunca más. No me importaría si sucediera.

     -Andrea...

     -Me imagino que despertar a tu lado debe ser motivo de felicidad infinita, porque eso confirmaría que lo vivido por la noche no fue solo un sueño. Que realmente pude hacerte el amor en esa cama. Contigo no importa dónde. Te hago el amor en la cama, en el suelo o en el cielo o donde tú prefieras.

     Jesica se sonrojó como nunca y puso una mano sobre la frente de su amada.

     -A… Andrea. Te comportas raro. ¿A los demonios les da fiebre o algo así? ¿Acaso deliras?

     -¡No! No deliro. Solo te demuestro mi amor. Y no me canso de ello. Quiero que todo el mundo lo sepa. Les importe o no.

     La soltó y se apartó para luego mirar alrededor.

     -¿Y ahora qué…? ¿Qué vas a hacer?

     -¡Oigan!-gritó-. ¡Esa chica que me acompaña se llama Jesica y es el amor de mi vida!

     Jesica miró a su alrededor. Notó que varias personas se asomaron por las ventanas o salieron al patio para ver qué sucedía. Se sentía algo avergonzada con sus mejillas ardiendo al rojo vivo.

     -¡Shhhh! ¡Ya Andrea! Entendí la idea.  Varias personas en este vecindario me conocen. Van a pensar que mi pareja está loca.

     Andrea se le acercó y le acarició la mejilla.

     -Y tú seguro ni te esperabas que pudiera sonrojarte de otra manera que no fuera… La habitual.

     -Eres maravillosa. Me dan más ganas de que papá y mamá te conozcan. ¡Pero ya!

     Acto seguido la tomo de la mano y ambas siguieron su camino.

     No podría  haber dicho nada mejor para romper la magia del momento y reactivar los nervios de Andrea.

     Poco después llegaron a la casa en la que la pequeña había vivido por muchos años antes de que se fuera a vivir sola.

     Era una casa de dos pisos. Bastante sencilla con varias ventanas al frente. Con las paredes pintadas de color rosa salmón con algunos detalles en blanco. Tenía un patio bastante amplio y una parte de él estaba cubierta para servir de refugio al auto del dueño de casa. Una de las habitaciones del piso de arriba tenía un balcón.

     Jesica tocó el timbre.

     -Consejos de último minuto. Papá es alguien que… Probablemente no se fie de ti aunque pasemos diez años juntas. Ten en cuenta eso. Míralo a los ojos siempre que le hables. Sino pensará que eres una persona poco confiable o deshonesta. Habla de la manera más educada posible. Sé que no sueles decir muchas groserías, pero a lo que me refiero es a que no uses palabras raras ni te expreses de forma que él no pueda entender. Podría pensar que eres adulta, pero con mente de una adolescente inmadura. Si te hace un cumplido solo dale las gracias. Odia lo que él cree que es falsa modestia.

     Andrea se sintió como si la chica de anteojos le diera consejos para a enfrentar una bestia feroz en vez de indicaciones sobre cómo tratar con su padre.

     -¿Y tu mamá?

     -Es… Una persona muy amable. Es más fácil tratar con ella, pero no te confíes. Ella es tan sobreprotectora como mi padre. Solo cuidate de no decir nada que le haga pensar que quizá “no me aprecias tanto como deberías”.

     Alguien salió de la casa.

     Era un hombre de estatura media. Como de 1,70 de altura. Tenía unos pantalones de color negro y un sueter de color grisáceo. Su cabello era corto y se notaban en él algunas canas. Llevaba anteojos.

     -Adelante. Pasen las dos.

     Ambas pasaron abriendo el portón de la verja.

     Jesica se adelantó y abrazó a su padre.

     -¡Papi! Extrañaba mucho verte.

     -Porque no vienes muy seguido, Jesi.

     -¿Pero me perdonas?
     -¡Por supuesto, cariño!-respondió aquel hombre.

     Andrea al verlo comportarse tan amable con su hija pensó que quizá su novia había estado bromeando respecto a la forma de ser de su progenitor. Se acercó con seguridad.

     -Hola señor. Mucho gusto. Mi nombre es…

      Cuando la escuchó hablar soltó a su hija y miró a aquella que para él era una completa desconocida. Y lo que era aún peor, una extraña que era la pareja de su hija y afirmaba sentir amor por ella. Él no había olvidado lo que había sucedido con la anterior mujer que había sido la pareja de su hija y había afirmado que la amaba.

     -Mi… Mi nombre es…

      Andrea no terminó con lo que iba a decir. Se sintió como si él pudiera leer su mente o como si fuera un alguna maquina que la observaba para recolectar datos. Con frialdad. Sentía una gota de sudor corriendo por su rostro.

      Jesica miró a uno y luego a otra con ese silencio que se formó incomodándola demasiado.

     -Ah. Solo a simple vista y sin siquiera conocerla o saber su nombre ya me hace pensar que deberías terminar con ella ahora mismo, Jesica. No es digna de ti. Déjala.

     La demonio se sintió bastante frustrada por ese comienzo con un pie izquierdo de proporciones exageradísimas. Agachó la cabeza y se rascó la nuca. Solo una reacción ante lo sucedido porque obviamente no tenía ninguna picazón. Miró a su pareja forzando una risa, fingiendo tomar a broma lo que aquel había dicho.

     -Eh… Jesi. Creo que será mejor que me vaya. Pásalo bien con tus padres. Te veré pronto.

     -¡No! ¡No puedes irte! –Se dirigió a su padre- ¡Papá! No seas malo con mi novia. Ni siquiera la dejaste presentarse y ya te comportaste así. ¿Dónde quedó tu cortesía? Ahora otra vez. Preséntense.

     Jesica podía ser muy pequeña y de carácter tranquilo y amable. Pero si se enfadaba no había quien no le hiciera caso.

     -Lo siento. Admito que actué mal.

     -No te disculpes conmigo. Sino con ella.

     Volvió a mirar a Andrea.

     -Soy Alvaro. Mucho gusto, jovencita.

     -Mi nombre es Andrea.

     -Siento haber sido tan descortés.

     -No se preocupe. En realidad… Entiendo que reaccione así. De estar en su lugar probablemente actuaría de la misma manera.

     Los dos la miraron. Sintiendo curiosidad por lo que dijo.

     -Ya sabe. Por lo que sucedió con... Llamémosle… La anterior. Me sería difícil volver a confiar en alguien luego de algo así. Y como sé que es un tema delicado no volveré a mencionarla.

     -Sí, es preferible no hablar de eso. Vayamos adentro.

     Alvaro abrió la puerta de la casa y las invitó a pasar. Luego las siguió.

     Jesica le hizo una seña para indicarle a Andrea que la siguiera.

     La pequeña se acercó sigilosamente al living en el cual había varios sillones. Uno más amplio colocado frente al televisor, el cual estaba sobre una mesa. Los demás eran individuales y estaban colocados a los costados. En medio había una mesa ratona de madera. También había un estante con varios libros.

     Su madre estaba mirando televisión sentada de espaldas a la entrada a esa parte de la casa.

     La chica de anteojos se le acercó y le tocó los hombros.

     -¡Hola mami!

     -¿Eh?

     No se sobresaltó al ser sorprendida, pero sí dirigió su mirada de inmediato a quien la tocó.

     -Ah. ¡Jesica!

     -La misma que tuviste en tu vientre. En persona.

     Andrea tanto en ese momento en que madre e hija se abrazaron como en el momento que se dio minutos atrás supo lo incomodo que era presenciar un cálido reencuentro cuando resultaba que ella en cambió solo era una extraña entre ellos. Y solo quedaba de pie a un lado mirando.

     Realmente no sabía qué hacer. Además de sonreír al ver a su pequeña alegre por volver a ver a sus padres.

     La mujer tenía una falda larga de color rojo oscuro y una blusa blanca con algunos detalles que solo se notaban de cerca. Unas flores bordadas del mismo color. Tenía el pelo largo, el cual le llegaba hasta la mitad de su espalda. En ella no se notaban las canas, pero era porque se teñía para cubrirlas. Tenía casi la misma estatura que Jesica.

     Observó a su hija de pies a cabeza con una cabeza con una sonrisa.

     -Estás hermosa como siempre. Y qué delgadita. No te haría mal comer un poco. No como yo que en cambio no me haría mal comer un poco menos.

     Se dio unas palmadas en el abdomen al tiempo que se reía.

     -Ay, mamá. ¡Lo dices como si pesaras mil kilos! Te ves bien.

     Andrea notó que mientras ella solo se quedaba mirando el encuentro madre-hija con una actitud tímida poco usual en ella Alvaro la miraba. Aplicando su semblante serio y observador en ella.

     -¡Vamos tonta! Saca conversación aunque sea-se dijo a sí misma.

     Sonrió.

     -Eh… Qué lindo día, ¿no?

     -Sí-fue la respuesta cortante de aquel hombre.

     La salvó que justo en ese momento la mujer de la casa se fijó en ella.

     -¿Ella es tu amorcito?

     -Sí, mamá.

     Se acercó a ella y alzó su mirada para encontrarse con la de aquella atractiva demonio.

     -Hola señora. Mi… Mi nombre es Andrea. Un gusto conocerla al fin.

     -Yo soy Nadia. Y por cierto… Eh…

     Miró por encima del hombro a su hija.

     -Es increíble es… Muy, pero muy muy alta.

     De inmediato volvió a mirar a Andrea.

     -No es que eso tenga algo de malo, hija. Solo que… Ten cuidado de no pisarme. ¿Sí?

     -Ya está acostumbrada, mamá. A mí nunca me pisa.

     Nadia las invitó a sentarse.

     -Siéntense en el sofá. Que las quiero ver una junto a la otra. A ver como se ven juntas.

     -A mi me da igual-dijo Alvaro al tiempo que ocupaba uno de los sillones individuales al igual que su esposa-. Jesi se ve bien sola o acompañada.

     Andrea sintió esas palabras como un puñal helado clavado en su espalda. Sintió a su amada tomando su mano.

     -Tranquila-le dijo en voz baja-. Todo saldrá bien. Ya verás.

     Se sintió muy relajada por lo siguiente.

     Pensó que todo ese día consistiría en una constante sesión de “bombardeo de preguntas a la extraña que es la pareja actual de Jesica”. No tuvo en cuenta que después de un tiempo algo extenso sin verla tendrían mucha curiosidad por saber que habría sido de la vida de su hija. Sobre su vida diaria, su trabajo, si se estaba bien, si se alimentaba bien y estaba saludable.

     Ella solo intervino en aquella conversación diciendo alguno que otro comentario y fue lo suficientemente atenta como para darse cuenta de un detalle: Jesica no mencionó en ningún momento que vivían juntas. Supuso que era algo que era mejor que no mencionaran al menos por el momento.

     Le hizo un poco de gracia que cuando su padre le hablaba se comportaba casi como un soldado ante un oficial superior.

     -¿Qué tal te fue en tu trabajo, Jesica?

     -Muy bien. He incrementado mi productividad. Cero llamadas de atención por parte del jefe por conversar. Llegando a horario todos los días. Toda una chica bien portada.

     Nadia dejó su asiento y se acercó al estante en que estaban los libros y sacó algo que estaba entre ellos, lo cual no era un libro. Regresó sonriendo y con sus manos detrás de su espalda, ocultando eso.

     -Andrea. Tengo algo para mostrarte que seguro te interesará.

     Jesica se pusó de pie. Reaccionó como si su madre llevara un arma de fuego o algo por el estilo. Porque ella sabía lo que tenía en sus manos. Ya se sentía avergonzada por adelantado.

     -Ay. No, mamá. ¿Por qué se lo tienes que mostrar a todo el mundo?

     Alvaro sonrió al saber lo que seguía. Se levantó del sillón que ocupaba.

     -Tengo que revisar algunas cosas del trabajo para el lunes. Diviértete, Jesica.

     -Ah. Papá.  ¿Puedo ir contigo y… revisar esas cosas? Vamos. ¿Qué tan difícil puede ser entender una o dos cosas de arquitectura?

     -Oh, no te pierdas la oportunidad de otro repaso por tu pasado-le respondió mientras se retiraba de allí.

     En ese momento la curiosidad de Andrea estaba por los cielos.

     -¿Qué tiene ahí? Quiero ver.

     Nadia finalmente se lo mostró. Era un álbum de fotos que tenía como título “mi pequeña Jesica”.

     -Un álbum de fotos. Y no cualquier álbum de fotos. Uno lleno de fotos de mi bebé. Desde que la tenía en brazos hasta poco tiempo antes de que se fuera a vivir sola.

     -Ay, mamá-dijo Jesica algo avergonzada y cubriendo su rostro.

     -Seguro te gustaría dar una mirada, Andrea.

     La demoniaca chica miró a la de anteojos, la cual estaba algo incomoda con aquella situación. Sentía deseos de darle una mirada a ese álbum, pero tampoco quería incomodarla aún más.

     -Mejor paso. Me gustaría, pero creo que si Jesi se sonroja un poco más le van a estallar las mejillas o algo así.

     Habló en tono de broma.

     Nadia se le acercó y extendió sus brazos para poner el álbum a poca distancia de su rostro. Como tentándola para que le diera una mirada.

     -¿Segura?

     Jesica al oír lo que dijo su pareja más que alivio sintió todo lo contrario.

     Era verdad que la avergonzaba que vieran todas esas fotos. Sobre todo aquellas de cuando era bebé o una niña. Pero sabía lo que ver ese álbum significaba para su madre.

     Aquella madura mujer sentía como una forma de despreciar a “su adorado ángel” el no ver ese álbum. Creía que era una forma de mostrar absoluto desinterés en ella. Le desagradaba mucho eso.

     -¡Andrea, no seas tonta!-pensó Jesica-. Solo por esta vez ignora lo que yo sienta o piense. ¡Mira de principio a fin el maldito álbum! ¡Sonríe y escucha las miles de vergonzosas tonterías que te contará! ¡Vamos!

     Andrea actuó como si le hubiera leído la mente. Tomó ese álbum mientras la miraba sonriendo.

     -Me tendrás que perdonar esta vez, amor. Pero realmente tengo muchas ganas de conocer a la Jesica de los días pasados.

     -Bueno.

     Jesica fingió estar apenada por su decisión, pero en el fondo estaba celebrando porque sin saberlo hizo lo correcto. Se sentó a su derecha.

     Nadia se sentó a la izquierda de Andrea.

     Entre las tres fueron hojeando ese álbum.

     -Vaya. Es la primera vez que veo una bebé humana. Es extraño ver un bebé sin alas y piel rojiza. Entre los míos cuando nace un bebé es así. Luego la piel se aclara y salen las manchas oscuras.

     Hizo ese comentario sin pensar en que en ese momento estaba en compañía de personas que desconocían por completo su origen.

     Afortunadamente Nadia lo tomó como alguna clase de broma. Como si aquella demonio diera a entender que era una extraterrestre o algo por el estilo.

     A las fotos de Jesica cuando era bebé las siguieron aquellas en de los años en que fue al jardín de niños y sus primeros años en la escuela.

     -¡Qué ternura! Miren nada como se veía en ese entonces. ¡Qué hermosa!

     -La primera vez que la llevé a clases al enterarse de que me iba a ir y la iba a dejar ahí ni te imaginas lo que pasó. Se prendió a mi pierna. Lloró y me dijo que se iba a portar mejor, que no la abandonara.

     Ambas se echaron a reir mientras la aludida se sentía entre avergonzada y muy halagada por las reacciones de su amada al ver aquellas fotos.

     Luego de las fotos de la niñez le siguieron las de la adolescencia.

     -Qué linda jovencita.

     -Durante esos años su padre estuvo loco y obsesionado con no ver a ningún “mocoso imbécil” cerca de ella.

     Jesica se rió al oir eso.

     -No tenía idea de que por quienes debía preocuparse eran las chicas. Bueno. Mejor dicho, no lo supo hasta que les conté sobre… El asunto. Cuando tenía 16. Después de eso me sentí muy aliviada al ya no haber ningún secreto entre nosotros.

     -Sí. Tú te sentiste aliviada y tus amigas como si hubieran tenido una soga al cuello. Recuerdo que una dijo algo como… “Felicitaciones Jesica. Ahora nos convertimos en el nuevo blanco del rifle de tu padre cuando sospeche que estás saliendo con alguien”.

     Se rieron por aquella graciosa anécdota.

     Siguieron revisando el álbum un poco más. Hasta que llegaron a las últimas fotos. La Jesica presente en esas fotos era más similar a la del presente y ya tenía sus característicos anteojos.

     Una vez que llegaron al final de ese álbum Nadia lo dejó en donde estaba guardado.

     -Eh… Tengo que encargarme del almuerzo así que si quieren pasen algo de tiempo a solas. Puedes mostrarle tu habitación, Jesica. Les avisaré cuando esté el almuerzo, niñas.

     -¿Quieres que te ayude?

     -No hace falta. Pasa un tiempo a solas con tu novia. Se sentirá aliviada por descansar un momento de sus pesados suegros.

     La mujer le guiño un ojo a su nuera y se dirigió a la cocina.

     Andrea suspiró como si le hubieran quitado un peso titánico de encima.

     -¿Cómo estás, amor?

     -Sobreviviendo. Gracias por preguntar.

     La chica de anteojos la tomó de la mano.

     -Sígueme. Vamos arriba.

     Se dejó llevar por ella a una de las habitaciones del segundo piso. Descubrió que la suya era la habitación cuyo balcón se veía al frente de la casa.

     Esperaba encontrarse un lugar un poco sucio y con cajas donde hubiera viejas pertenencias de esa chica guardadas cuidadosamente, pero no fue así.

     La habitación aún estaba como si alguien la ocupara a diario. Con las paredes de color rosa e impecables. Una cama que estaba preparada como para que alguien se acostara y tuviera un sueño reparador. Un viejo armario y el resto de los muebles que siempre habían estado en ese lugar.

     -No esperaba que…

     -Sí, lo sé. No esperabas una habitación limpia y ordenada como si alguien estuviera viviendo aquí, ¿no? Papá y mamá me dijeron que a veces le dan utilidad cuando viene de lejos algún pariente nuestro a visitarlos.

     Andrea frunció el ceño y miró a su alrededor. Su actitud daba a entender que sospechaba que allí ocurría algo extraño.

     -Sí, me parece sospechoso. Muy sospechoso, Jesica. Quizá tus padres tengan a una clon tuya que mandaron a crear porque te extrañan mucho. ¡Quizá lleva años viviendo en secreto en esta casa! ¡Y nunca te lo dijeron! Como en esa película que vimos la semana pasada. Desconozco muchas cosas aún sobre la tecnología humana. ¿Será posible eso?

     -Andrea, pero… No puedes…

     Jesica no podía creer que dijera eso y no en broma. Negó con la cabeza y se echó a reir a carcajadas.

     -Pe… Pero, amor, hablo en serio-reclamó algo enfadada Andrea.

     -Ya lo sé.-Conteniendo la risa- Eso es lo gracioso. ¡No puedes creer eso de verdad!

     -¿Por qué no?

     -¡Ya! Deja de hacer pucherito y ven. Acompáñame. Vamos al balcón.

     Andrea se apoyó en el barandal y miró a su alrededor.

     -Qué linda vista. Y con mi vista demoniaca desde un lugar así podría espiar muchas de las casas vecinas, saber sus más oscuros secretos y extorsionarlos para no decir nada.

     Lo dijo con un brillo particular en sus ojos y un gran entusiasmo, pero se le pasó al sentir esa pequeña mano golpeando sus nalgas.

     -¡Oye! ¡Oye! Basta de andar pensando en hacer maldades. No estás en horario de trabajo. ¿Recuerdas? Aunque por alguna extraña razón… Como que me gusta un poquito esa idea.

     -Es la sangre de demonio en tus venas.

     Jesica se apoyó en el barandal y miró hacia el cielo.

     -Este lugar te trae muchos recuerdos. Me imagino.

     -Sí, pasé muchas noches sentada aquí mirando a lo lejos o hacia el cielo soñando. Con un amor, con tener éxito. Y también con… Chocolates. De igual manera tú ya sabías eso sin que te lo dijera. Durante tu tiempo como súcubo podías saber todo lo que quisieras sobre mí.

     Andrea se sonrojó.

     -Eh… Bueno. Para ser sincera. No me aproveché tanto de eso como imaginas, Jesi.

     Mientras ellas conversaban a solas en ese balcón, Alvaro dejó sus asuntos del trabajo para dirigirse a la planta baja e ir hasta la cocina. Se acercó al lugar mirando hacia todos lados. Como alguien entrando a escondidas a un lugar y cuidándose de no ser visto.

     Nadia estaba allí preparando la lasaña para el almuerzo.

     -¿Dónde andan Jesica y pareja número dos?

     -Supongo que deben estar por allá arriba. Y se llama Andrea, Alvaro. Tiene nombre. ¿Por qué preguntas?

     No le respondió. Solo se dispuso a tocar el tema que le interesaba conversar con ella.

     -Bien. ¿Qué opinas de esa tal Andrea?

     Su esposa se encogió de hombros.

     -Parece buena chica. No hay mucho que pueda decirte, cariño. No es como si la conociera desde hace mucho tiempo.

     Se sintió un tanto molesto al no recibir la respuesta que él esperaba.

     -Sí, parece una buena chica-dijo con un tono sarcástico-. ¿Pero sabes qué? La anterior también parecía buena chica y fíjate lo que le terminó haciendo a Jesica. ¿Sabes quienes también parecían buenas chicas? Esa chica asesina del libro que me recomendaste que leyera y la niña fantasma japonesa del puñal de esa película que vimos en dvd. Muy buenas chicas.

     Nadia le sonrió.

     -Me agradó mucho que ella sí quiso ver el álbum. La anterior no lo hizo.

     -¡Cielos! Te tomas demasiado en serio que una persona vea o no un tonto álbum. ¿Qué diferencia hace?

     Se mostró muy ofendida por ese comentario. Tomó una cuchara de madera que tenía en la mano y le dio tres golpes con ella. Uno en la mano, otro en un hombro y uno más en la cabeza.

     Alvaro solo se cubrió cómo pudo de aquellos ataques.

     -Nadie desprecia el álbum con las fotos de mi bebé. ¡Nadie!

     -¡Ay! Eso no era necesario.

     -Las cosas relacionadas a algo doloroso se recuerdan mejor.

     Dejó la cuchara de madera en el lugar de donde la había sacado y siguió con lo que estaba haciendo.

     -Ya hablamos de esto, amor. Ayer, antes de ayer, el otro día, la semana pasada y el mes pasado también. Siempre llegamos a la misma conclusión. No ha hecho nada para merecer nuestro desprecio. Y mientras siga siendo así merece una oportunidad.

     Él sabía que ella tenía razón, pero no lo diría.

     -Bueno. Tal vez… Pero tengo derecho a preguntar todo lo que quiera saber de ella. Quiero saber qué clase de persona es la mujer que anda saliendo con mi hija.

     -¿Qué tan mala puede ser? No es un demonio o algo así, ¿no?

     No tenía idea de que realmente sí lo era.

     Alvaro volvió a ocuparse de sus cosas del trabajo dejando a su esposa sola en la cocina.

     Por su lado Andrea y Jesica se quedaron largo rato en el balcón de ese cuarto. Solo salieron un momento para buscar un par de sillas para poder estar más cómodas.

     Su tiempo para estas a solas terminó cuando escucharon los golpes en la puerta.

     -¡Niñas! Ya está la comida. Bajen a almorzar.

     Al escuchar las dos se levantaron de las sillas.

     -Nos dice niñas. Ahora mi mamá de repente creo que se creyó que tiene dos hijas.

     Andrea la abrazó por detrás y la besó en el hombro. Provocando un sonrojo en su amada.

     -Oh… Entonces eso nos convierte en hermanas. Dos hermanitas incestuosas.

     -Shhh. ¡Andrea! No hagas cosas como estas aquí.

     -¿Me escucharon?-se escuchó la voz de Nadia detrás de la puerta una vez más.

     -Sí, escuchamos-le respondieron hablando al unísono.

     Salieron de la habitación y fueron hacia la escalera.

     Jesica bajó primero.

     Andrea se quedó arriba mirándola bajar.

     En ocasiones cuando la pequeña se daba cuenta de lo que hacía daba media vuelta y cubría sus nalgas con sus manos y la llamaba pervertida.

     La pervertida demonio sonrió mientras admiraba su trasero.

     -Qué rico. Como para darle unas nalgaditas.

     Andrea se quedó con los ojos desorbitados cuando una masculina y muy seria voz le habló.

     -Sí, lo he hecho varias veces en el pasado cuando se portó mal o se mandó alguna.

     Miró hacia su costado para encontrarse con Alvaro, quien la observaba con los brazos cruzados.

     Su inmediata reacción fue forzar una sonrisa, con lo cual solo logró una mueca maliciosa en la que mostraba muchos de sus dientes.

     -Usted me entiende. Jesica es tan pequeña. Uno la ve como si aun fuera una niñita y… Bueno

     -¿Puedes bajar por las escaleras? No tengo todo el día para bajar a almorzar.

     -¡Ah! ¡Por supuesto! ¡Bajar escaleras! ¡Ya!

     Bajo de inmediato y pasando cada escalón como si el propio Lucifer la estuviera persiguiendo para arrancarle el alma.

     Llegó al comedor y se sentó junto a su novia, la cual parecía algo sorprendida por su tardanza.

     Poco después llegó Alvaro y se sentó para almorzar también.

     Jesica probó la lasaña.

     -Mmmm. Mamá, como siempre está espectacular.

     -Gracias, hija.-Fijo su atención en su otra visitante-. ¿Andrea, no tienes hambre?

     La aludida estaba con la cabeza agacha. Reaccionó como si hubieran hecho reventar una bolsa con aire junto a su cabeza cuando le habló.

     -Eh… Sí. Sí, tengo hambre. Comer, comer, comer. Eso debo hacer. Cierto.

     Tomó los cubiertos y empezó a comer lo que le habían servido. Estaba tan concentrada en ella que ni hizo algún comentario sobre el sabor ni participaba en la charla durante el almuerzo.

     Parecía que lo que había sucedido poco antes la había dejado hecha polvo. Los nervios extremos habían reducido su coeficiente intelectual de una manera muy apreciable.

     Alvaro terminó con lo que le habían servido y pidió un poco más. Lo cual pensaba comer de a poco mientras llevaba adelante su plan.

     Empezó cuando nuevamente tuvo el plato frente a él.

     -¿Sabes Andrea?-Mantenía su tono de voz que no transmitía amabilidad. Frío, directo, cortante.- Espero que no haya tomado como una descortesía de nuestra parte que hasta ahora no hayamos demostrado interés en saber de ti. Porque obviamente si nos interesa saber de ti. Eres una chica joven y debes tener mucho que contar. ¿Cierto?

     Pobró un poco de lo que tenía en el plato mientras esperaba la respuesta.

     Nadia sabía lo que se venía por lo cual miró a su hija, quien a su vez miró a su demoniaca pareja.

     Jesica sentía algo de impotencia porque sabía que no podía ayudarla mucho. Sabía cual era la reacción habitual de su padre cuando alguien respondía una pregunta en lugar de la persona a la que él le había hecho la pregunta: “¡Hey! Que me responda él/ella. Sabe hablar. ¿no?”

     Solo podía esperar que Andrea diera las respuestas adecuadas e intervenir lo menos posible.

     -Eh… Bueno. No tengo una vida muy interesante. Soy una chica joven cualquiera creo. No sabría por dónde empezar. No quiero aburrir a nadie.

     -Si quieres puedo hacerte algunas preguntas para guiarte. ¿Cómo nos aburriríamos? Queremos conocerte. Llevas meses en una relación con nuestra hija ¿Cierto, Nadia?

     Nadia aunque no le agradaba que su esposo hiciera sentir a su invitada como un animal acorralado por una cobra, pero realmente ella también sentía curiosidad por saber de su vida.

     -Así es. No temas. Nosotros no mordemos-concluyó riéndose.

     Pero esa pequeña broma no sirvió para darle solución a lo que sentía Andrea, que estaba algo tensa.

     -¿Donde estudiaste? ¿Qué tal te iba en la escuela?

     Sabía que no debía pensar demasiado sus respuestas porque sino sospecharían que estaba mintiendo.

     -Vivía en el extranjero. No creo que conozca los lugares en que estudié. Y… Sí, siempre me fue muy bien con los estudios. Nunca fui de esas chicas perezosas para el estudio. Aunque tampoco fui de esas de sacarse puros diez.

     -Jesica sí-intervino Nadia-. Sí que tuve que perseguirla para que hiciera sus tareas.

     -¡Hey! Quizá era perezosa, pero cuando hacía las cosas salían estupendamente bien.

     Se defendió de inmediato la pequeña.

     Alvaró continuó.

     -¿De qué trabajas?

     Ese sí era un tema complicado para tratar. Su actual trabajo estaba estrechamente relacionado con su verdadero origen.

     ¿Cómo podía decirle que se encargaba de cumplir con una lista de 5 maldades todos los días laborales de la semana?

     Jesica decidió mandar al diablo el saber que su padre le molestaría que interviniera.

     -Sucede que… Le avergüenza un poco decir de qué trabajaba. Ella era modelo.

     Nadia le dio una fugaz mirada a la pareja de su hija.

     -Con el cuerpo que tiene no me extraña. Debes ser de esas personas que se alimenta de forma muy sana y se vive en el gimnasio.

     -¿Por qué se avergonzaría? Vergüenza es robar.

     -Porque, usted sabe, cuando dices que eres modelo mucha gente cree que solo eres una tonta con cerebro vacío que no le queda otra que vivir de su cuerpo-explicó Andrea siguiéndole el juego-. Quisiera tener algún trabajo mejor. Un trabajo más serio. Por decirlo de alguna forma. Por eso lo dejé hace poco.

     Si Jesica hubiese podido en ese momento hubiese aplaudido de emoción porque su amada demonio estaba llevando adelante esa situación mucho mejor de lo que esperaba.

     -Lo haces bien, Andrea-pensó-. Te muestras como una chica inteligente, seria, ambiciosa. ¡Por eso te amo tanto! ¡Eres fantástica!

     Alvaro pareció algo entusiasmado al escucharla hablar así. Pero aplicaba todo su talento de jugador de poker para ocultarlo. Nunca era evidente que tenía buenas cartas.

     -Me agrada oír eso. Podría ayudarte. Conozco a mucha gente y tengo buenos contactos. Seguro que podría ayudarte a conseguir un buen trabajo. Incluso si no tienes estudios podría conseguirte algo bueno.

     -Lo tendré en cuenta. Gracias.

     -¿Dónde vives?

     La chica de anteojos se puso tensa por esa pregunta. En ese momento recién se dio cuenta de que no había conversado sobre un pequeño detalle con ella.

     Entonces tuvo en cuenta su más reciente nota mental: “Jesica ha ocultado que vivimos juntas. Tenlo en cuenta, tonta”.

     -En un departamento en el centro. Por suerte estoy a solo un viaje de 15 minutos en autobús de distancia de mi pequeña.-Miró a Jesica y tomó su mano- Pero aún así… Estar lejos de mi pequeña es terrible. Como quisiera poder verte todos los días, mi amor.

      Las dos sin darse cuenta se quedaron viendo como dos tontas enamoradas.

     Nadia se le quedó mirando mientras seguía comiendo. Le sorprendía que estaban como paralizadas.

     Alvaro carraspeó para llamar su atención. Lo cual provocó que lo miraran.

     -¿Si?-dijeron al unísono.

     -Cuéntame algo de tu familia. ¿Tienes hermanos? ¿De qué trabajan tus padres?

     Jesica miraba la miraba como si con eso de alguna manera la ayudara a pensar una respuesta adecuada.

     -Mi padre es un… Ejecutivo importante de una gran empresa. Me dijo que sus empleados le temen tanto que lo llaman “el diablo”. Y mis hermanos… No sé qué andarán haciendo de sus vidas. Andan en otras partes del mundo haciendo trabajos para mi padre y siempre están muy ocupados.

     Pensó que ejecutivo importante era un buen reemplazo para “rey del infierno”.

     -¿Y tu madre?-se interesó Nadia.

     Andrea en ese momento cerró sus ojos y regresó esa expresión de tristeza.

     -Es un tema delicado-se encargó de explicar Jesica-. Su madre… Hace poco se pelearon.

Ella también era modelo en su juventud y se sintió muy decepcionada por eso.

     -Pero no importa. Jesica me ha ayudado mucho a lidiar con eso. Es mi pequeña luz de amor y esperanza.

     Le hizo mal que le recordaran eso, pero al menos eso sirvió para terminar con ese interrogatorio.

     Nadia miró a su esposo.

     Él sabía bien lo que significa esa esa mirada.

     -Tiempo fuera. Déjala descansar un momento.

     Terminaron de almorzar.

     Jesica se ofreció para ayudar a su madre para acomodar la mesa y lavar los platos. No aceptó un no como respuesta.

      Andrea tuvo que vivir por largos e incómodos minutos el quedarse sentada sin poder sacarle conversación a su suegro.

      Finalmente se cansó de ello y con su determinación encendida como nunca antes decidió actuar. De una manera que nadie en esa casa se esperaba.

     Se levantó y se fue de allí.

     -Tengo que irme. Regresaré pronto. Cuando regrese tendré una sorpresa para Jesica. Y quiero que ustedes también sepan qué es.

     Fue lo que dijo antes de irse.

     Alvaro la siguió para preguntarle adonde iría. Así al menos podría decirle a su hija adonde había ido cuando se lo preguntara.

     La siguió. Se sorprendió mucho porque ni siquiera la vio pasar por la verja. La vio salir del comedor y después nada más.

     Fue como si hubiese desaparecido.

     -¿Vuela o es una atleta olímpica?-se preguntó.

     Se encargó de avisar que se había ido.

     Nadia desconfió de sus palabras.

     -Y no será que se fue porque le dijiste algo que la hiciera sentir ofendida. ¿No?

     -¿Creen que yo de verdad haría eso?

     Madre e hija se miraron y prefirieron no decir nada más.

     Mientras tanto, Andrea se dirigía hacia su destino. Sobrevolando aquella ciudad con su verdadera forma.

     Hablaba sola como todas las veces en que se sentía un poco irritada.

      -¡Bien! ¿Tengo que hacer algo estúpidamente romántico, tonto o como quieran llamarlo para impresionarlos? ¡Lo haré! Y esto me caga mis planes porque guardaba esto para el día de san Vala… San Valo… San Vale…

      No recordaba bien como le decían los humanos al 14 de febrero.

      -¡Bueno! ¡Como mierda se llame ese día! O para nuestro aniversario. Pero no hay remedio. Esto requiere medidas extremas. Ya más tarde me arreglaré de alguna forma.

     Aumentó su velocidad para asegurarse de llegar lo más pronto posible.

 

 

 

 

     Jesica estaba con sus padres en el living viendo televisión y conversando.

     Aplicaban lo de poner una película que los tres ya hubiesen visto decenas de veces para poder conversar sin distraerse mucho.

     Aunque en honor a la verdad, la chica de anteojos no podía dejar de pensar en la ausencia de su amada y en la sorpresa que le tenía preparada.

     Todos se sorprendieron un poco cuando Andrea de repente apareció en la entrada al living llevando algo con ella.

     -Perdonen que haya entrado sin pedir permiso y sin tocar el timbre, pero no quería arruinar el impacto de la sorpresa.

     Obviamente reconocieron enseguida lo que llevaba con ella. Era un estuche de guitarra.

     Andrea lo puso sobre uno de los sillones y lo abrió. Dejando a la vista el reluciente instrumento que contenía.

     -¿Qué piensas hacer?

     -Cantarte una canción. ¿Qué más podría hacer?

     Nadia se encargó de apagar la televisión.

     -No nos hablaste de tus dotes musicales.

     La demonio volteó para responderle.

     -Es que no empecé a practicar hace mucho. No puedes presumir mucho de algo en lo que eres principiante. ¿O no? Además lo mantenía en secreto para darle una sorpresa a Jesi. ¿Se acomodan de forma que puedan verme todos de frente? No quiero darle la espalda a nadie.

     Fijó su mirada únicamente en Jesica y empezó con las primeras notas y su canto.

                                                    

 

                  Te ofrezco mi mirada.
                  No es mucho pero tampoco es nada. 
                  Quizá la necesites, 
                  más que yo cuando pienses en mí. 
                  Te ofrezco las razones 
                  que tengo de escribir estas canciones. 
                  Que son el argumento 
                  de lo que ahora siento al decir.... 

                  Que te ofrezco sin mal ni medidas 
                  mi mareo, mi calma, mi risa, mi ocaso, 
                  mi manera de curar las heridas 
                  mi pasión, mi razón es que estás en mi corazón. 
                  Por eso vengo a ofrecerte 
                  lo que vivo lo que ando, lo que ves, lo que soy 
                  agarra fuerte mi mano que también te la doy. 

                  Te ofrezco la historieta
                  en la que cuento todas mis aventuras. 
                  Te ofrezco mis locuras 
                  y las que quedan por dibujar. 

                  Te ofrezco mi cabeza 
                  con las ideas que tengo desde que nací. 
                  Incluso mi memoria, 
                  para que siempre recuerdes así…

                  Que te ofrezco sin mal ni medidas 
                 mi mareo, mi calma, mi risa, mi ocaso, 
                 mi manera de curar las heridas 
                 mi pasión, mi razón es que estás en mi corazón. 
                 Por eso vengo a ofrecerte 
                 lo que vivo lo que ando, lo que ves, lo que soy. 
                 Agarra fuerte mi mano que también te la doy.

 

     -Agarra fuerte mi mano, que también te la doy.

     Andrea concluyó aquella canción ofreciéndola su mano a Jesica, quien se levantó y se podría decir que casi la tirá al suelo al saltarle encima para abrazarla.

     Parecía que por un momento ambas se olvidaron de que estaban acompañadas.

     -¡Te amo! ¡Te amo, mi demonio hermosa!

     -¡Te amo, mi pequeña!

     Nadia aplaudió sorprendida por su actuación.

     -Muy bien, Andrea. ¡Estuviste genial! Y qué voz.-Se dirigió a su marido en voz baja-. Aplaude tú también o te golpeo.

     Alvaro de inmediato aplaudió.

     -Impresionante, Andrea.

     Ellos desconocían completamente que muy lejos de allí alguien los observaba sonriendo y también aplaudía por la actuación de aquella seductora demonio.

     Un ser que tenía alas de color negro y blanco. Sus ojos podían verlo casi todo y el mundo no guardaba secretos para sus asombrosos oídos.

     Por fortuna su bondad también era tan grande como su poder.

     -Muy bien hecho, Andrea. No puedo creer que de verdad te volviste toda una romantica.

     Dante siguió observando desde lejos con una sonrisa a una de sus parejas favoritas que había hecho posible lo imposible y había demostrado que para el amor no había límites.

 

 

 

 

     Estaban regresando a casa.

     Las dos estaban en ese autobús una vez más.

     Jesica estaba abrazada a Andrea. La pequeña desde el momento en que terminó de cantar se quedó todo el tiempo pegada a ella.

     -¿Qué te dijeron mamá y papá al despedirse?

     -Tu padre que me gané mis diez puntos del día, pero que me quedan millones por ganar. Y tu madre me dijo que espera volver a verme. ¡Ah! Y también me dijo en voz baja que cree que soy buena chica, pero que si me atrevo a lastimarte me matará.

     -¿Lo ves? Te dije que ella es igual de sobreprotectora.

     Jesica la besó en los labios.

     -Ahora dime. ¿Desde cuándo tienes esa guitarra y quién te enseñó?

     -La tengo desde hace unas semanas. Y mi maestro… Tu lo conoces. Un tipo con alas blancas y negras.

     -Ah. Dante. ¿Me pregunto donde andará?

     Él estaba ocupando uno de los asientos en ese mismo autobús ubicado detrás del que ellas ocupaban.

     -Estoy más cerca de lo que crees, planita hermosa-dijo sonriendo.

Notas finales:

Estuvo un poco largo este capitulo. ¿Les gustó? Si te gustó muchisimo dejame un review, ¿si? Quien me deje review se ganará mi amor para siempre. *-*

Este es el segundo capitulo de los tres que tendrá este especial. Asi que si la inspiración me acompaña para el próximo viernes ya estará finalizado.

Por cierto. La canción que canta Jesica se llama "ofrezco" y es de un cantante llamado Abel Pintos. Tiene dos versiones distintas. (Me gusta más la segunda.) Escuchenla si quieren imaginarse mejor la parte en que ella cante si les parece bien. ^-^

La imagen del siguiente link muestra la cara que me imagino que puso Andrea al quedarse mirando las pompas de Jesica. Jajaja. XD

http://ist3-2.filesor.com/pimpandhost.com/1/0/8/0/108040/2/I/M/U/2IMUL/1299619261726_m.jpg

Me gusta tanto escribir a Andrea y Jesica que si me dieran ideas para escribir más historias de ellas dos las tomaría en cuenta para un futuro. ^-^

Si quieren estar al tanto de actualizaciones, nuevos fics de mi autoría o quieren conversar y decirme algunos comentarios directamente  pueden darle like a mi pagina de facebook.

https://www.facebook.com/pages/Dark-Bit-Fics-yuri/537385839698425

Hasta el próximo capitulo. Cuidense mucho.

Ah. Y un agregado más. Hace poco una amiga empezó a subir su primer fic y si son tan amables denle una oportunidad, ¿si? Aqui el link del primer capitulo.

http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=140987&textsize=0&chapter=1

Ahora sí. Que tengan muy buen fin de semana. ^-^


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).