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El amor es un... ¿demonio?-Cuentas pendientes. por Dark Bit

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Notas del capitulo:

Hola mis guapas tachis y nekos. ¿Cómo les va? Me disculpo por el retraso, pero aqui ya está el tercer y último capitulo de "el amor es un... ¿demonio?-cuentas pendientes".

Espero que les guste. A leer. ;)

     No había nada que pudieran hacer por ellas mismas. No se les ocurría nada para solucionar el problema que se les presentaba.

     Una de las dos estaba más interesada en simplemente terminar con el problema sin darle una solución. La otra quería solucionarlo sin importar lo que hubiera que hacer.

     Al verse en una situación que no tenía salida decidieron finalmente pedir ayuda a alguien en quien ambas confiaban mucho.

     Se encontraban en el patio de aquella humilde casa esperando a quien llegaría pronto para visitarlas.

     -Seguramente ella nos ayudará-dijo Jesica mientras miraba hacia el cielo esperando verla llegar.

     Andrea estaba cerca de ella cruzada de brazos. Negó con la cabeza.

     -Lo dudo. Seguro ella pensará lo mismo que yo, Jesi. No hay nada que podamos hacer al respecto. Aceptalo y ya. Son cosas que suceden. Algunas cosas tienen remedio  y otras no. ¿Lo entiendes?

     -Me niego a darme por vencida tan fácil.

     Andrea suspiró resignada.

     -Como desees.

     La pequeña estaba un poco enfadada por la actitud de Andrea. Sentía que la trataba de tonta por insistir tanto con eso.

     Finalmente quien ambas esperaban hizo su aparición. Sobrevoló aquella ciudad. Se dirigió hacia allí de inmediato.

     Delante de ellos aterrizó una atractiva demonio de largo cabello plateado y ojos dorados. Sus alas eran como las de las aves. Enormes y con plumas de color negro. Vestía una camisa blanca y un pantalón de vestir negro y unos zapatos del mismo color.

     De inmediato sus alas desaparecieron. Se acercó para saludarlas.

     Primero le dio un fuerte abrazo a Jesica.

     -Bienvenida, Astartea. Qué gusto verte otra vez.

     -Lo mismo digo, Jesi. Estás hermosa como siempre.

     Luego se acerco a su antigua aprendiz y también le dio un abrazo.

     -¿Qué tal te va pervirtiendo a tu pequeña?

     -Nada mal.

     Jesica se quedó un poco sorprendida por la forma de vestir de aquella demonio.

     -Qué extraño, Astartea. Estas vestida… Menos sexy que lo habitual.

     Aquella la miró sonriendo. Desabrochó uno de los botones de su camisa.

     -Si extrañas complacerte admirándome lo puedo solucionar desabrochando un par de botones.

     La reacción de la chica de anteojos fue sonrojarse de inmediato y ponerse un poco nerviosa.

     -¡Hey! No… No fue eso lo que quise decir. No tienes que hacerlo.

     -¡Sí!-la animó Andrea-. ¡Si tiene que hacerlo! ¡Déjanos ver un poco mejor ese lindo par!

     A Jesica solía llamarle la atención lo rápido que podía ponerse algo cálido el ambiente con otra demonio más acompañándolas. Propuso ir adentro de la casa para que las tres se pudieran sentar y estar más cómodas.

     Astartea se acomodó de forma de que las dos quedaran sentadas frente a ella.

     -Bien. Me dijeron que tenía algún problema con el que necesitan ayuda. Ahora… Díganle cual es el problema a su tía Astartea.

     Solo que dijera eso provoco que ambas se cruzaran de brazos y miraran a otro lado.

     Aquella demonio solo podía pensar que realmente esas dos debían ser almas gemelas o algo por el estilo. Era increíble ver como en algunas situaciones reaccionaban de la misma manera.

     -¡Ya! No se queden calladas y díganme qué ocurre.

     -Verás, Astartea-se animó Andrea-. Lo que sucede es que…

     Cerró sus ojos y negó con la cabeza.

     -Ah. ¿Para qué hablarlo? No tiene caso. Ya lo he dicho.

     -Te das por vencida tan fácilmente. ¿Asi nada más?

     -¡Ya te lo he dicho Jesica! ¡No tiene caso intentarlo! ¡Debemos terminar!

     Astartea se quedó pasmada por lo que acababa de escuchar. Y por lo que creyó que eso significaba. Dejó su silla y con desesperación corrió para colocarse entre ambas y tomó sus manos.

     -¡No! ¡No! ¡No! ¡Chicas! No pueden hacer eso. Mírense la una a la otra. ¿Acaso olvidaron todo o qué? Todo lo que superaron juntas. Su amor está hecho a prueba de todo.

No pueden terminar su relación por algún tonto problema que seguro debe ser insignificante. Las ayudaré. Lo prometo.

      Las dos se miraron y luego la miraron a Astartea. Se dieron cuenta de que al parecer malinterpretó todo.

      -Eh… Astartea-habló Jesica-. Andrea y yo no tenemos esa clase de problema. Nuestra relación está tan firme como siempre.

     La demonio suspiró aliviada y volvió a su lugar. Y en parte se sintió molesta porque no se explicaron y le hicieron pensar cualquier cosa.

     -Entonces explíquenme de una buena vez qué es lo que sucede. ¿Cuál es su problema? ¡Las ayudaré! No más rodeos.

     -Que te lo explique ella-sugirió Andrea señalando a Jesica.

     La chica de anteojos empezó a contarle.

     -Astartea, ¿recuerdas que hace más o menos un mes fui con Andrea a la casa de mis padres?

     -Sí. Me contaron lo que sucedió.

     -Bueno. El problema es el siguiente. Pronto va a llegar el año 2.015 en el mundo humano. Sucede que mis padres invitaron a los padres de Andrea para la cena de año nuevo. Yo insisto en que debemos intentar algo y Andrea sugiere que les digamos que sus padres no pueden ir por tal o cual razón y ya. ¡Vamos! No soy tan tonta. Sé que Lucifer y Ayle no vendrán ni locos, pero puede haber alguna solución alternativa.

     -¿Cómo cuál?

     -Quizá tú podrías venir con nosotras y decir que eres la madre de Andrea. ¿Podrías hacer eso? Además necesitaríamos que… Bueno. No solo tomaras forma humana. Sino que tomaras forma humana y que te veas un poco mayor. Como para que puedan creer que eres su madre.

     Los demonios y los ángeles eran seres inmortales y siempre conservaban la belleza y vitalidad de la juventud. No existía uno. Ni el más antiguo tenía apariencia de persona mayor.

     Astartea pensó en esa dificultad que estaban teniendo. Pensó tranquilamente mientras movía sus dedos sobre la mesa.

     -Lucifer no creo que acceda a participar de algo así ni aunque le prometan regalarle la cabeza cortada de su propio padre.

     -Y de mamá ni hablemos-intervino Andrea.

     -Te equivocas, niña. La escena que hizo aquí tu madre no fue más que un estúpido berrinche de nenita. Yo puedo con ella. Después de miles de años no ha cambiado nada. Es una imbécil, terca, y egoísta.  Va a estar ahí así tenga que llevarla arrastrando a esa casa el 31 de diciembre. ¿Entendido?

     Jesica las miró a las dos.

     -Ah. Pues a mí no me parece muy buena idea.

     Ella realmente se había quedado con un poco de miedo por Ayle. Aunque hubiesen salido de esa situación sin que pasara nada malo realmente lo que menos quería era que esa antigua súcubo se enfadase con ellas por que la obligaran a asistir a esa cena de año nuevo. Y más porque sabía que tenía algo personal con ella por “haber corrompido” a su hija.

     Andrea notó una actitud en su maestra. Algo que muy pocas veces en sus más de mil años de vida había presenciado.

     -¿Acaso estás…?

     Fue interrumpida por un fuerte golpe en la mesa.

     -¡Molesta! ¡Sí! ¡Estoy furiosa con tu madre! ¿Quién se cree que es? Tu propio padre cedió para que ustedes finalmente pudieran estar juntas y ella viene aquí a insultarlas y tratarlas como basura. Cuando vaya a verla va a escuchar lo que le diga. ¡Se los juro!

     Si a Ayle se le llegaba a ocurrir pasar por esa casa correría gran peligro de recibir una golpiza por lo furiosa que estaba esa demonio.

     -¿Y si no logras convencerla?-preguntó Jesica.

     -Si no logro convencerla…

     Astartea la miró como si la deseara y delineó sus labios con la punta de su dedo índice.

     -Bueno. Tú sabes. No hay humano, demonio, ni siquiera un ángel que resista la tentación. De alguna forma la convenceré.

      Jesica se sonrojó al verla con esa actitud seductora. Desvió su mirada y acomodó sus anteojos.

     -¿Y si eso no resulta?

     -No me quedará más que recurrir a darle la paliza de su vida.

     -Yo apoyo mucho más esa idea que las otras dos-comentó Andrea.

     -Así solo faltaría tu padre, pero como ya dije. Seguro que él nunca…

     Fue interrumpida cuando apareció un pentagrama de fuego en el living, provocando que Jesica se asustara tanto que dio un fuerte grito. Sobre él apareció el supremo caído.

     Lucifer se manifestó ante las presentes. Estaba vestido de negro como siempre. Con sus zapatos, unos pantalones y una gabardina desabrochada al frente que dejaba ver una camiseta negra, la cual tenía bordado un pentagrama de color blanco

     -Y hablando del rey del infierno…-dijo Astartea.

     -Antes de que lo pregunten… Sí. Sé que estaban hablando de mí.-Centró su atención en su hija y su nuera-. Y, para sorpresa de ustedes, sí voy a ir a su asunto de cena de año nuevo.

     -¿Qué pretendes obtener a cambio?-preguntó de inmediato Jesica sintiendo una total desconfianza.

     Lucifer le sonrió. Se acercó a la mesa y apoyó sus manos sobre ella. Mirándola fijamente.

     -Ay, Jesica. ¿Por qué crees que justo yo tengo interés en algo que ustedes puedan darme?

     Actuaba como habiendo olvidado todo lo que pasó entre ellos. O como si fueran amigos.

     -Sabes… No recuerdo por qué tanta hostilidad hacia mí. Creo ser alguien bastante gentil. ¿En algún momento la confianza entre nosotros se quebró, pequeña Jesica? Nos llevábamos bastante bien hasta donde recuerdo. ¿Qué fue lo que pasó?

     En ese momento Andrea estaba muy nerviosa por la presencia de su poderoso padre. Sentía que su cerebro se había derretido por tanta tensión.

     Solo atinó a sonreírle y saludarlo con la mano riéndose como tonta.

     -Hola papi.

     El ex arcángel puso su mano sobre la cabeza de su hija y la acarició como si se tratara de una mascota.

     -Hola hijita.

     Jesica más que sentirse intimidada por su presencia realmente se sentía muy molesta.

     -¿Qué te diga que pasó? Te interpusiste entre Andrea y yo. La torturaste terriblemente. Le dejaste un trauma tremendo. ¡Eso pasó!

     Lucifer se acercó y le dio dos bofetadas en una misma mejilla, pero despacio. No para causarle dolor. Aparentaba sentirse indignado por lo que le dijo.

     -Ay niña. ¡Vamos! No vivas en el pasado. Estamos en el mismo equipo. ¿Quién ataco a Miguel para que la prueba se la dieran por ganada? ¿Quién te ayudó a renacer como demonio? No seas tan dramática por un par de cosas que pasaron. Cosas muy insignificantes.

     -¡Insignificante! Insignificantes no van a ser los golpes que te voy a…

     Andrea cubrió su boca  y la detuvo como pudo para que no se acercara a su padre.

     -Papá, no le hagas caso a Jesica. Nos dará mucho gusto que nos acompañes en esa cena de año nuevo.

     -Lo sé. Además no quiero perdérmelo. Estando yo ahí tu pequeña tendrá que responder muchas preguntas incomodas para las que tendrá que pensar respuestas rápidas que seguro sonarán muy poco creíbles. Será todo un problema para ustedes.

     -¿Quieres ir para darles dificultades?-preguntó Astartea a su superior-. Sería más fácil para ellas decir que no pudiste asistir por algún motivo que tener que lidiar con eso.

     -Lo sé. Por eso voy a ir. Y por cierto, Astartea. ¿Cómo están nuestros hijos?

     -Muy bien. Son esplendidos demonios. Siempre haciendo maldades por ahí.

     Jesica apartó la mano de Andrea.

     -¿Tu también tuviste hijos con él? ¡No me lo creo!

     -Nos veremos pronto, Jesica-concluyó Lucifer tirándole un beso a la chica de anteojos.

     -¡Se atrevió a tirarme un beso! ¡Ahora sí lo mato!

     Andrea y Astartea tuvieron que sumar esfuerzos para evitar que Jesica saltara sobre el supremo caído para intentar darle una paliza.

     -¡Suéltenme! ¡Suéltenme que quiero matarlo!

     -Qué adorable se ve tan enfadada.

     Lucifer se rió de la pequeña y se fue de allí manifestando otro pentagrama de fuego igual que el anterior.

     Jesica de inmediato utilizó sus poderes para que la alfombra quedara como antes de que llegara Lucifer. No se vería nada lindo que le quedaran dos enormes quemaduras con forma de pentagrama.

     Luego de terminar seguía refunfuñando.

     -Maldito Lucifer. Un buen día me va a pagar todas juntas. Va a aprender que nadie se mete con Jesica y vive para contarlo. Le voy a dar la paliza de su vida. No cree que sea posible, pero pasará. Es un maldito hijo de…

     -Gracias por ayudarnos, Astartea.

     -De nada, Andrea. Cuentan conmigo siempre y lo saben bien.

     -¿Te gustaría quedarte a cenar con nosotras?

     -Por supuesto.

 

 

 

 

     Las dos iban juntas hacia aquella casa donde vivían Alvaro y Nadia una vez más.

     En ese momento iban volando porque a diferencia de cualquier otro día no podían contar mucho con el transporte público.

     Otra diferencia era que en ese momento Jesica estaba muy nerviosa por lo que les tocaba pasar a ambas aquella noche que marcaba el fin y el inicio de un nuevo año. En cambio, Andrea se sentía un poco más tranquila.

     Decidió tomarla de la mano.

     -No vaya a suceder que por estar tan nerviosa te desconcentres y termines estampándote contra el piso. No sería lindo.

     -Gracias por preocuparte.

     -No tienes nada que agradecer. Es mi deber como tu esposa.

     Jesica se sorprendió un poco al escucharla usar esa palabra. Era la primera vez que la escuchaba decir esa palabra en todo el tiempo que habían pasado juntas. “Esposa”

     -¿Y desde cuando estamos casadas?

     -Algún día lo estaremos. ¿O no?

     -¡Claro que sí!

     -Si fuera por mí lo haríamos mañana, la semana siguiente. Cuando sea. Pero para no provocarle un paro cardiaco a tu padre esperaremos un tiempo. Ya me lo imagino saliendo con una escopeta para dispararme en la cabeza.

     Notó que decirle eso la emocionó tanto que se le pasaron un poco los nervios. Aunque no fue esa su intención al decirle eso le agradó que resultara de esa manera.

     Jesica estando tan emocionada empezó a sentir curiosidad por esa idea. Casarse. No hacía más que imaginarse a sí misma con un vestido blanco y su pareja muy elegante y hermosa con un traje para tomar su mano.

     Pero luego se dio cuenta de que eso era un casamiento en las costumbres humanas.

     ¿Acaso los demonios se casaban? ¿Era posible que hubiera alguna clase de compromiso entre seres que en su mayoría no creían en el amor? ¿Existía alguna ceremonia equivalente a un casamiento entre demonios?

     En ese momento ella estaba con los ojos cerrados y hablando sola.

     -Sí, acepto con toda mi alma de demonio. Mi Andrea.

     -Ah… Jesi, regresa al mundo real.

     -¡Ay! Lo siento.

     -Ya estamos cerca. Mejor aterricemos.

     Ambas descendieron y tomaron forma humana.

     Jesica se aseguró de que nadie pudiera verlas antes de que se volvieran visibles. Se fijó la hora en su celular. Eran las 8:37 pm.

    Andrea se colocó detrás de ella y la tomó de los hombros.

     -Vamos Jesica. Ten calma. La bestia es temible, pero puedes con ella. Puedes manejar esta situación. Creo en ti, campeona. Puedes manejar esto. Vamos. Tienes la sangre de una poderosa demonio. Eres la mejor. Eres la reina.

     Concluyó acariciándole la cabeza.

     Jesica se rió. Pasaron por su mente imágenes de aquel lejano momento en que esa demonio le daba ánimos para que invitara a salir a la mujer que por un tiempo fue su pareja.

     En ese momento realmente ni se hubiera imagina la manera en que iba a resultar todo.

     -Te amo-susurró apenas.

     -¿Qué dijiste?

     Volteó para mirarla y le sonrió. Se lo dijo una vez más.

     -Te amo.

     Andrea se sonrojó al verla así. Tan hermosa, tan adorable.

     -Te amo, pequeña.

     -¡Te sonrojaste!

     -¡Mentira!-negó cubriendo sus mejillas-. No es así.

     -Sí que lo es.

     Se puso en punta de pie para tratar de alcanzar sus labios. Apenas llegaba.

     -A ver. Dejame ayudarte.

     Andrea no podía negar que al ver eso tuvo ganas de reírse, pero en vez de eso la ayudó a alcanzar sus labios. Le dio un casto beso en los labios.

     La pequeña la tomó de la mano.

     Fueron juntas a esa casa una vez más.

     Andrea tocó el timbre.

     Se ve que hacía rato que estaban esperándolas porque Nadia salió de inmediato a recibirlas seguida por su marido.

     -¡Adelante! Pasen.

     Las dos pasaron al patio.

     Jesica fue a abrazar a su madre.

     Andrea se quedó detrás mirándola mientras saludaba a sus padres. Lo primero que hizo fue sonreírles y saludarlos moviendo su mano.

     -Hola suegrito. Hola suegrita.

     Alvaro fijó su mirada en ella.

     -Yo diría que te confías bastante al llamarnos así. Jesica se puede dar cuenta pronto que no eres una mujer digna de ella. ¡En cualquier momento! Incluso ahora mismo.

     La demonio sintió como si una aguja se clavara en su espalda al escuchar eso.

     Aquel hombre miró a su hija.

     Jesica solo frunció el ceño.

     -Amo a Andrea y es perfecta para mí­­. Eso no cambiará nunca. ¡Papá, no empieces con eso! Compórtate.

     Nadia le dio un pellizco a su esposo a escondidas.

     -La niña tiene razón. No actúes así. Además vendrán sus padres. Pueden enojarse si ven que tratas a su hija de esa manera.

     Luego aquella mujer se acerco a Andrea y levantó su mano tratando de alcanzar su cabeza.

     Andrea se inclinó para que pudiera alcanzarla. Sintió las caricias en su cabello y para seguir con la broma simuló el ronroneo de un gato.

     -¿Ves? Andre es buena chica. Mira. Acércate a acariciarla.

     La chica de anteojos primero cubría su boca para contener su risa, pero luego se echó a reir.

     -Ay, por favor. Andrea. Ni que fueras un gato.

     Las tres se rieron mientras Alvaro refunfuñaba.

     -Parece que aquí nadie está de mi lado.

     Los cuatro ingresaron a la casa y fueron al living y tomaron asiento.

     -Porque sí van a venir tus padres, ¿cierto?-quiso saber Nadia.

     -Mi papá aunque es un hombre muy ocupado sí. Vendrá sin falta. Mi mamá aún no sabemos si podrá venir.

     Hasta ese momento no habían tenido ninguna novedad por parte de Astartea. No sabían si la había convencido o no.

     Jesica francamente prefería que Ayle no apareciera. Sabía qué esperar de su suegro, pero de ella no. Solo la había visto una vez y no había resultado nada bien.

     -¿No vendrán juntos?

     -No. Es que mi papá… Está llegando del extranjero.

     -¿De dónde?-se interesó Alvaro.

     -De Alemania. Trabajó mucho tiempo por allí. Le gusta visitar el lugar cada tanto.

     Andrea se refería a todo el período entre 1.914 y 1.945.

     Se entretuvieron conversando mientras esperaban que el resto de sus particulares invitados llegaran.

     Jesica no hacía más que preguntarse qué pasaría si sus padres llegaran a saber que estarían rodeados por el rey del infierno, una súcubo, y que tanto ella como su pareja eran demonios.

     Casi media hora después de que ellas llegaron se sintió un fuerte viento.

     Nadia tuvo un escalofrío que llamó la atención a los demás.

     Él estaba llegando.

     No apareció de la manera que acostumbraba. Con un pentagrama de fuego.

     El pavimento de la calle empezó a resquebrajarse en una parte. Hasta que finalmente se quebró por completo dejando a la vista un abismo que llevaba al mismísimo infierno, del cual brotaban unas llamas de color rojo.

     Salió de ese abismo y luego se encargo de cerrarlo. La calle quedó como si nada hubiera sucedido.

     Lucifer estaba allí vestido con un traje y corbata. Se había cortado el cabello para la ocasión. Al mirar a su alrededor notó que un chico como de 11 o 12 años había visto todo.

     Se le acercó.

     -¡Eso fue impresionante! ¿Cómo hizo ese truco, señor? ¿Trabaja en la tele o algo? ¿Hay cámaras?

     El supremo caído le sonrió.

     -No. No trabajo en la tele. Es mejor que eso. Por lo que puedo ver en tu interior te portas bastante mal.

     Le dio unas palmadas en el hombro.

     -Sigue así. Y cuando te vea en el inframundo te enseñaré un truco o dos. Hasta pronto, niño.

     Poco después fue llamado por su madre, quien le advirtió que no hablara con extraños.

     Lucifer caminó hasta llegar frente a la verja de esa casa donde lo esperaban y tocó el timbre.

     A Alvaro le llamó la atención que tanto su hija como su nuera pusieron una cara de susto tremenda al escuchar el timbre.

     -¿Qué les pasa?

     -Nada.

     Nadia se encargó de ir a atender al recién llegado e invitarlo a pasar. Poco después regresó acompañada por él. Con una sonrisa.

     -Adelante, señor.

     Andrea ya se imaginaba por qué. Su padre era bueno para caerle bien a casi todo el mundo.    

     Conquistaba. Todo un encantador de serpientes nato

     Por suerte la caída al haber sido expulsado del cielo y los siglos del infierno le daban un aspecto bastante demacrado que ensombrecían un poco esa juventud que nunca abandonaría su piel.

     Lucifer llegó e hizo una reverencia antes de entrar.

     -Qué gusto el ser invitado en tan sencilla, pero bellísima casa. Saludos a todos.

     Lo primero que hizo fue acercarse a Jesica y darle un abrazo.

     -Qué gusto verte, Jesica. Tan pequeña, hermosa y sana. Como te amo, niña. Como a mi propia hija.

     -Ay, que amor.

     Se hablaron en voz baja.

     -Te odio, Lucifer. Un día me voy a comer tu corazón.

     -Sé. Sé que me odias y es divertido.

     Poco después se separó de ella. Y la miró muy sonriente.

     Jesica se hubiese ganado un premio a la demonio que mejor finge sonrisas en ese momento.

     Lucifer prosiguió dándole un beso en la mejilla a su hija. Para luego pellizcar su mejilla cariñosamente. Luego miró a los padres de Jesica mientras la señalaba.

     -Pocos tienen el honor de tener una hija tan hermosa. ¿No? Es una pequeña demonio. ¿No lo creen? O mejor dicho. Pocos tenemos el honor. Su niña también lo es.

     -A usted ya tuve el honor de saludarla-dirigiéndose a Nadia y luego miró a Alvaro-. Así que solo me falta usted. El señor de la casa.

     Le ofreció su mano para saludarlo.

     -Un gusto conocerlo al fin. Mi nombre es Alvaro, señor…

     -Lucifer. Solo llámeme Lucifer.

     -¿Lucifer?-repitió algo desconcertada Nadia.

     Jesica decidió intervenir.

     -Sí, en realidad es solo un apodo. Su verdadero nombre es… Lucio Ferrer. Lucifer. Porque…

     Andrea se sumó para ayudarla.

     -Adoptó ese apodo por sus empleados. Ellos lo llaman así. Recuerdan que mencionamos lo estricto que es, ¿no?

     Lo miraron. Como pidiéndole que siguiera el juego.

     -Exacto. Es así. Usted sabe, Alvaro. Hay que ser estricto. No lo suficiente para que teman, pero si para que mantengan el buen trabajo y sepan que… Papá está observando, ¿no? Usted debe comprenderlo. Sé que es alguien exitoso en su negocio de arquitectura.

     -Ese principio puede aplicarse a la paternidad también. Tome asiento. ¿Sabe si a su esposa le falta mucho para llegar?

     Accedió a sentarse. Sonrió y miró de reojo a Jesica.

     -No sé si llegará tarde o muy pronto. Pero seguro vendrá a acompañarnos en esta larga noche de fin y renovación.

     La chica de anteojos aún albergaba esperanzas de que Ayle no apareciera, pero esa afirmación casi hace que le diera un desmayo.

     Andrea notó eso y le dio unas palmadas en la espalda.

     -Quizá solo trata de asustarte.

     -No sé si me perturba más lo que dijo o que tu padre y el mío parecen llevarse bien.

     -Pues a mí no me extraña para nada.

     Nadia notó que aquel parecía conocer bastante a su hija por la confianza que parecían tener uno con el otro.

     -Pensé que usted no debía conocer mucho a Jesica. Por estar muy ocupado con su trabajo u otros asuntos personales.

     -Sí, suelo estar bastante ocupado. Pero bueno… En este mundo moderno uno puede tomarse algo de tiempo para hacer alguna que otra videollamada. Aunque si me cuesta bastante estar al día con todos mis hijos. Hago mi mejor esfuerzo.

     Puso una mano sobre el hombro de Jesica.

     -Aún con el poco tiempo que tengo he podido conversar bastante tanto con mi hija como su pequeña. Realmente luego de conocerla me parece una excelentísima persona.

     Jesica se sentía con ganas de echarle acido a la mano que tenía sobre su hombro, pero sonrió para ocultar su disgusto.

     Alvaro no pudo hacer más que activar sus celos de padre.

     -¿Qué tan seguido conversan?

     -Al menos una vez por semana. Seguro.

     Eso provocó que aquel hombre con anteojos mirara a su hija.

     -Qué bueno, señorita. Y a nosotros nos llama cuando se le ocurre o se acuerda repentinamente de que tiene padres.

     Sintió ese comentario como una soga en su cuello lista para ahorcarla en cualquier momento.

     -Tu padre está haciendo que me queme como si estuviera en una hoguera.

     -Tú insististe para que intentáramos hacer que viniera él y mamá-le dijo Andrea en voz baja-. Yo intenté evitarte esto. Ahora paga las consecuencias, amorcito. Ruega que mamá no aparezca.

     -Ay, dios. Espero que no venga tu madre.

     De inmediato sintió un terrible dolor de cabeza.

     -Amor, no puedes usar esa palabra refiriéndote a Él. A los demonios les hace daño nombrarlo. Un dolor de cabeza horrible que dura varios minutos es la consecuencia de hacerlo.

     -¿Te duele la cabeza, Jesi?-preguntó Nadia algo preocupada-. Puedo darte una aspirina.

     -No hace falta, mamá. Estaré bien. No es nada.

     Siguieron conversando.

     Nadia los dejó solos para ir a encargarse de preparar todo para la cena.

     El tiempo fue pasando hasta que llegaron las 10 pm.

     Los padres de Jesica disfrutaron conversar con Lucifer.

     En ese momento se mostraba muy diferente a lo habitual. Simpático y elegante, pero no soberbio. Y parecía tener conocimiento sobre todo. Resultaba muy entretenido conversar con él.

     Realmente al ser un ser tan poderoso y antiguo podía decirse que en conocimiento y poder solo podía ser igualado por su hermano y rival el arcángel Miguel y solo superado por su padre.

     En ese momento la chica de anteojos estaba cantando victoria.

     Si Astartea no había logrado convencer a Ayle realmente le daba igual. Pensaba que así era mejor para ella. Mucho mejor. A Lucifer lo conocía y sabía qué esperar de él. Le gustaba incomodarla, ponerla en dificultades, fingir que eran los mejores amigos del mundo cuando en realidad era todo lo contrario. Pero de ella no sabía qué esperar.

     -Yo gano, yo gano-repetía en su mente una y otra vez.

     Nadia se acercó para anunciar que pronto estaría lista la cena.

     Lucifer se levantó de su asiento.

     -Permítame ayudarla a poner la mesa.

     -Es muy amable. Pero…

     -En serio. Déjeme ayudarla con eso.

     Alvaro vio la hora en su reloj.

     -Mmm. Por la hora que es ya no creo que venga.

     El supremo caído sabía bien a qué se refería. Miró a Jesica.

     -No se preocupe. Conozco bien a mi esposa. No se rehusara a tan amable invitación. Estoy tan seguro de eso como de que me llaman Lucifer.

     Jesica no le dio el gusto de desviar su mirada por incomodidad. Incluso le mostro su lengua.

     Lucifer se fue tras Nadia para ayudarla a poner la mesa al terminar con ese discreto enfrentamiento.

     La confianza de Jesica estaba en lo alto. Lo malo es que llegó el momento de su estrepitosa caída. El timbre de la casa sonó por tercera vez aquella noche anunciando la llegada de algún visitante.

     -El timbre-susurró Andrea.

     La pequeña cubrió sus oídos. Y empezó a negar con la cabeza.

     -No. Basta. Solo lo imaginé. No sonó el timbre. No sucedió. No hay nadie afuera.

     -¡Que alguien vaya a fijarse quien llegó!-ordenó  Nadia gritando desde el comedor.

     -No. No necesariamente tiene que ser ella, ¿no? Puede ser algún vecino que viene a saludar por el año nuevo. Díganme que sí.

     Andrea la tomó de la mano y se la llevó de allí. Le preocupaba dejarla sola con su demencia temporal causada por su extrema negación.

     -Jesi, no pierdas la cabeza. Vamos a ver quien llegó, ¿sí?

     -¡Sálvame Andrea!

     -Calmadita. Todo va a salir bien.

     Las dos salieron y se encontraron con esa súcubo.

     Ayle estaba en el patio de la casa. En su forma humana el color de su cabello era azul oscuro. Igual que el de Andrea en su forma humana. Sus ojos eran azules. Estaba vestida de negro. Tenía una falda corta, una blusa que dejaba al descubierto uno de sus hombros y zapatos de tacón. Tenía puestos unos aretes que reflejaban la luz. Se veían muy brillantes. Y sus labios estaban de un color rojo escarlata.

     Las dos olvidaron un momento el asunto ya que se quedaron perdiendo tiempo mirándolas admiradas por su belleza. Por no decir que estaban babeándose.

     -Oh. Al fin se aparecen. Estaba entrando porque me cansé de esperar. Odio que me hagan esperar.

     Ayle les devolvió la mirada.

     -Oigan, luego ya tendrán tiempo de tener sexo salvaje la una con la otra pensando en mi. ¿No?

     Las dos se sobresaltaron por ese llamado de atención. Hicieron gestos. Como negando lo que habían estado haciendo.

     - ¡Hey! ¿Por qué dice eso? Yo no te estaba mirando. ¿Y tú, Andrea?

     -¡Para nada!

     -Ahora sigamos con este patético asunto de la cena de año nuevo para que luego pueda irme. ¿De acuerdo?

     -Bien. Vamos adentro. Ven.

     Jesica le hizo una seña para que las siguiera.

    -Pero antes quiero hablar seriamente con ustedes. Acerquense.

    Se fueron acercando a ella con pasos inseguros.

    -¡Ya! ¡Acerquense que no muerdo! Bueno. Si lo hago a veces, pero despacio y cuando me excito mucho.

     Se acercaron a ella.

     -Miren… Estuve hablando con Astartea. Quiero disculparme con ustedes. Actué de manera muy exagerada aquel día. No voy a ser deshonesta con ustedes. Lo de las enamoraditas me parece una tremenda estupidez, pero... Aunque no me guste y no lo entienda puedo aceptarlo. Cada cual se encarga de sus malditos asuntos. Después de todo a mi no me hace ningún daño lo de ustedes. Eso de… Como sea que se llame.

     -¿Nuestra relación y lo que sentimos la una por la otra?-preguntó Andrea.

     -Sí. A eso me refería.-La súcubo suspiró y en su rostro se notó el fastidio-. Ay sí. Eso.

¡Suena tan estúpido!

     -¡Gracias por venir, mami!

     Pensaba darle un abrazo, pero fue detenida.

     Ayle colocó una mano frente a ella como indicándole que no se acercara.

     -Ah, ah, ah. Nada de eso. Hagan el favor de respetar mi espacio personal. No vaya ser que su estupidez sea contagiosa. Manténganse lejos de mí. Y abran paso, ¿quieren?

     Pasó entre medio de las dos y pasó a la casa.

     -Espera… Tu mamá se ve muy joven como para ser esposa de tu papá.

     -Y mamá es demasiado superficial como para aceptar cambiar su apariencia para verse mayor.

     -Ya pensaré en algo.

     Fueron tras ella.

     Mientras ellas estaban fuera ya habían terminado de poner la mesa y ya habían llevado la comida.

     Alvaro y Nadia se quedaron sorprendidos al ver a una atractiva joven entrar en el comedor para luego abrazar a Lucifer y darle un apasionado beso.

     Jesica carraspeó para llamar su atención.

     Dejaron de besarse, pero se quedaron abrazados un momento hablándose en voz baja.

     -Lucifer. Tan atractivo como siempre. Me enciendes.

     -Quizá podrías pasar un rato un día y divertirnos como en los viejos tiempos.

     -No estaría mal. Pero si tenemos otra Andrea bebé espero que salga menos tonta que la que ya tenemos.

     Nadia la miraba con los ojos desorbitados.

     -Bienvenida. Y usted es…

     Ayle le sonrió. No era fingido. Realmente sonreía amablemente.

     -Mucho gusto, señora. Soy Ayle. La madre de Andrea.

     La reacción de inmediata de los padres de Jesica fue mirarlos con asombro a los dos.

     -Madrastra en realidad-intervino Andrea-. Pero la amo tanto y somos tan unidas que realmente la considero como si fuera mi verdadera madre.

     En ese momento entendieron por qué la veían bastante más joven que el que creían su esposo.

     Alvaro sintió curiosidad.

     -¿Y qué paso con su ex esposa?

     Ayle volteó para estar de espaldas a Lucifer. Se retrocedió apenas un paso para estar sobre él. Frotó su cuerpo contra el de él con sensualidad mientras se mordía los labios.

     -Mmmm. Quizá una de las razones por las que terminaron es que la anterior señora Lucifer no lo tenía muy bien atendido. Nunca hablamos al respecto de eso.

     El ex arcángel rodeó su cintura.

     -Tienes razón. El pasado mejor que quede detrás.

     -No es lo único que me gusta por detrás, cariño.

     Siguió provocándolo Ayle.

     Todos los demás no hicieron más que quedarse mirándolos a ambos muy sorprendidos por lo que hacían frente a todos y sin avergonzarse ni un poco. Incluso Andrea.

     Una sonrojada Jesica los interrumpió aplaudiendo fuerte para llamar la atención de todos.

     -¡Bueno! ¡Bueno! Sí, todos estamos muy emocionados por esta… Cálida reunión familiar, pero mejor ya sentémonos porque sino la comida se enfría. ¿No, mamá?

     -¡Eh! ¡Claro Jesica! Tienes toda la razón.

     La pequeña se volteó para mirar a sus suegros. Les habló en voz baja y apretando los dientes.

     -Y ustedes dejen de actuar así. Luego de la cena si quieren vayan a donde quieran y cojan como conejitos demoniacos en celo, pero ahora compórtense.

     Todos se sentaron junto a la mesa para cenar.

     A Jesica le incomodó un poco que Lucifer y Ayle se sentaran uno junto a otro ya que temía que siguieran haciendo de las suyas. Pero sabía que era mejor no armar un escándalo para llamar la atención más de lo que ya lo habían hecho.

     -Bien-susurro a su oído Andrea-, si salimos de esta estará hecho. Cena de año nuevo superada.

     Todos cenaron tranquilamente por un momento. Solo haciendo alguno que otro comentario sobre lo rico que estaba esto o aquello.

     Pero habiendo personas desconocidas entre los presentes era obvio que solo era cuestión de tiempo para que se encendiera la curiosidad de los padres de la chica de anteojos.

     Como no podía ser de otra manera Alvaro miró a Lucifer.

     -Señor Lucifer. Solo me dijeron que trabaja en una gran empresa que funciona en varios países del mundo.

     Antes de responder se fijó en que Jesica sacó su celular y fingió estar fijándose la hora.

     -Es una empresa fabricante de celulares. Los mejores celulares que cualquier compañía tenga para ofrecer.

     -¿Cuál compañía?

     Nadia observó lo que hacía su hija mientras Lucifer seguía hablando sobre su supuesta empresa y daba aburridos detalles sobre su funcionamiento.

     -¡Jesica! Deja ese aparato. Estamos cenando. Además aun falta bastante para la medianoche.

     -Portate bien, linda-agregó Ayle como sumándose a ese regaño.

     -Por cierto, Ayle. Al verla me sentí algo confundida. Es que Andrea nos mencionó que su madre se dedicaba al modelaje. ¿Se refería a usted o acaso…?

     -Sí, lo dijo por mí.

     -¿Se reconciliaron?

     -¿Reconciliarnos?

     La súcubo no sabía qué diablos responder a eso.

     -Sí-respondió por ella Jesica-, ya están mejor de… Bueno. Cuando se pelearon por lo de que dejara el modelaje.

     -Ah… ¡A eso se refería!

     Captó lo que trataba de decir con eso.

     -¡Sí! Ya pasó eso. Supongo que… Cada cual hace su vida y uno solo tiene que dejarlo pasar, ¿no? Los chicos hacen su vida. Me ayudó mucho a entenderlo conversar con una amiga sobre eso.

     -Me alegra saberlo. Las perspectivas de otras personas son importantes para tratar nuestros propios problemas en ocasiones.

     -Lo sé. Cuando me meto algo en la cabeza puedo ser muy terca.

     -Mucho-agregó Andrea.

     Eso causó que la súcubo la mirara con el ceño fruncido momentáneamente.

     -Solo decía, mami.

     Siguió comiendo. Sabía que tener la boca llena le evitaría decir otro comentario poco recomendable.

     -También me sucedió que no estaba muy segura de que Jesica fuera adecuada para mi pequeña, pero luego se me pasó.

     Rodeó a la mencionada con su brazo y la atrajo hacia ella presionándola contra sus pechos.

     -Sí, Jesica es… Todo un tesoro de niña.

     -Si… La amo también, suegrita.

     Le apretó el cuello disimuladamente.

     -Sí, sí. Te amo. Muchísimo, niña.

     Poco después la soltó.

     Jesica tosió, lo cual llamó la atención de su madre.

     -No es nada. Creo que me pica un poco la garganta.

     Mientras tanto Lucifer terminó de hablar de su negocio.

     -¿Y qué fue lo que le dio su impulso?-Seguía conversando con mucho interés Alvaro-. ¿Qué lo motivó para salir adelante y tener tanto éxito?

     -Sé que sonará mal, pero… Yo diría que los tremendos problemas que tuve con mi padre. Por no querer seguir su negocio familiar. El solo pensar en lo bien que se sentiría poder ver la cara que pondría al ver que yo tendría éxito y no necesitaba de su apoyo o de ninguno de los imbéciles de mis hermanos… Eso siempre me mantuvo firme. Con determinación.

     Su adaptación apta para todo público de haberse peleado con Dios, sus hermanos los ángeles y haberse convertido en el rey del inframundo.

     -Qué pena me da saber eso, Lucifer-dijo con pena Nadia.

     -Ah, no se preocupe. Yo formé mi propia familia. No es como si me hubiera quedado solo o algo así

     -¿Nunca volvió a ver a su padre?

     -Nunca. No tengo ni idea de que fue de él. Mis hermanos tampoco saben dónde anda. Algunos creen que murió. Mi padre es o era un hombre… Difícil de entender. Y se lo digo aún teniendo en cuenta que entre mis hermanos yo era uno de los más conversaba con él. Nunca nos entendimos del todo.

     Ayle sonrió de manera pervertida y dirigió su mirada al padre de su hija.

     -Y se los aseguro es muy bueno en su negocio y también para… Bueno. Todo lo demás que hace. Yo pude comprobarlo.

     -Sí-dijo Andrea-, papá tiene muchos hobbies. Obviamente a eso se refiere. Y aún con lo ocupado es está se ha cultivado en… Varios campos de conocimiento. Le gusta mucho leer. ¿No es asi?

     -Cierto.

     La súcubo se sintió algo desmotivada porque su hija tergiverso el significado que ella le dio a sus palabras.

     Jesica sentía repugnancia por el hecho de que a sus padres les estaba cayendo muy bien su despreciable suegro. Y para colmo le había hecho pensar a sus padres que le importaba más él que sus propios padres.

     Alvaro fijó su atención en Ayle.

     -¿Qué puede contarnos de usted?

     -Bueno. Supongo que cuando se trata del…

     -Modelaje-se encargó de recordarle Andrea como debía referirse a su trabajo como súcubo.

     -El modelaje sí. Es algo que me apasiona mucho y empecé con eso desde muy joven. Mi madre también era modelo. He estado mucho tiempo andando por ahí, por todo el mundo en lo mío. He cumplido con muchos contratos. No hay ni una persona que haya criticado negativamente mi desempeño en mis años trabajando de esto. Lo disfruto mucho. También he hecho algunas cosas sin un contrato de por medio. Digamos que… A beneficio.

     -Qué noble de su parte el hacer obras caritativas.

     Nadia estaba admirada por esa súcubo.

     -Sí. Lo nobleza de mi marido es contagiosa.

     -¿Nobleza?-dijo Jesica en voz baja-. Sí, claro. Y mañana voy a medir 1,83 y voy a tener unos pechos como los de Andrea.

     Alvaro la miró.

     -¿Dijiste algo Jesica?

     -Nada. Solo pensaba en algo, papá.

     Ayle siguió hablando sobre ella misma.

     -Como siempre ando ocupada se me dificulta algo ver a mi querida niña y a Lucifer. Igual no es ningún problema. Cuando nos vemos es como si nunca nos hubiéramos separado y él me recibe de… una manera muy cálida.

     Otra de sus insinuaciones sexuales que esta vez fue castigada por Jesica, quien le dio un discreto codazo que no pasó desapercibido ante su progenitora.

     -¡Jesica! ¿Qué haces?

     -Perdón. Fue un movimiento involuntario. Me dio como un espasmo. No fue intencional. Lo juro.

     -¿Cómo se conocieron?-preguntó Alvaro.

     Andrea esperaba que dieran una buena respuesta alternativa. Ella sabía bien que el relato sobre el momento en que sus padres se conocieron solo era apto para adultos. Y adultos nada impresionables.

     -Nada del otro mundo. Él y yo. Una noche intensa. El que me prueba suele tener ganas de repetir. Con la diferencia de que yo también tuve ganas de repetir.

     Ayle a escondidas de todos puso una mano sobre la pierna de Lucifer y lo acarició.

     -Qué pena que alguien tan noble como mi suegro tenga una pequeña mancha en su historial. Salir con una mujer estando casado.

     Jesica intentaba que la imagen de hombre noble, simpatico, elegante, y amigo de todo el mundo de Lucifer quedara un poco borrosa al decir eso.

     El supremo caído de inmediato pensó como contrarrestar aquello.

     La pequeña muy pronto terminaría lamentando jugar contra el mejor.

     Aquel cerró sus ojos. Fingiendo estar algo triste por esa afirmación y suspiró.

     -No, Jesica. Lamento que me juzgues de esa manera. Que me creas capaz de algo así. Cuando la conocí ya estaba divorciado. Yo nunca… Nunca haría algo así. Deberías saberlo. Me conoces.

     Todo eso no hizo más que provocar que sus padres se sintieran apenados con el supuestamente ofendido rey del bajo mundo y se enfadaran con ella.

     -Pero no se enfaden. Ella no sabía muy bien sobre el asunto. Nunca lo conversamos en profundidad. Pensó mal.

     Como si eso fuera poco alguien más se sumo para hundirla más en el barro.

     Ayle dejó sus cubiertos. Y cubrió su rostro con sus manos.

     -No. Yo no… Jesica. Me apena tanto que…

     La escucharon sollozar. Algunas lágrimas corrieron por su mejilla.

     -No soy esa clase de mujer, Jesica. ¿Por qué tuviste que decir algo tan…? Algo tan…

     Abrazó al que creían su marido, quien estaba a su lado y lloró silenciosamente.

     Andrea observaba todo aquello tratando de decir algo que sacara del fuego a su pequeña, pero realmente no se le ocurría nada.

     Jesica en ese momento realmente tenía ganas de desplegar sus alas de demonio e irse volando hasta el otro lado del mundo, pero solo se quedaba ahí paralizada mientras “la feliz pareja” fingía estar ofendida por su comentario y sus padres le dedicaban de esas miradas que significaban que estaba en graves problemas de nivel A.

     -Será mejor que te disculpes y ahora mismo, Jesica-comenzó Alvaro.

     -Los padres de Andrea son personas nobles y en todo su tiempo aquí no hubo momento en que no demostraran cuanto te aprecian. ¿Por qué los lastimas así?

     Andrea decidió intervenir.

     -Bueno. Ya está. No sean tan duros. Solo fue un comentario de broma o algo. No fue con mala intención, ¿cierto?

     Lucifer le dio besos en la mejilla a la súcubo.

     -Ya pasó, amor-le decía cariñosamente.

     La libró de su abrazo.

     De inmediato Ayle sacó un pañuelo y secó sus lágrimas.

     -Ya pasó. Soy un hombre grande por saber perdonar las ofensas, dejarlas en el pasado y también mi amada esposa. Apreciamos a Jesica y si bien esto nos hizo sentir algo heridos… Entendemos que todos cometemos errores.

     -Es verdad. La perdonamos. Que todo quede en el pasado y ya.

     -Pero igual lo siento mucho de verdad. Quería decirlo. Debía decirlo.

     Andrea suspiró aliviada.

     Jesica no era ninguna tonta. Sabía que por mucho que la perdonaran esa escena era algo que quedaría grabado en la memoria de sus padres y nunca se borraría. No olvidarían que ella ofendió a sus suegros de esa manera.

     Luego de eso se levantó. Dejó su silla.

     -Voy a salir un momento. Disculpen. Ya regreso.

     Sabía que eso a su padre le disgustaría porque lo vería como huir de lo que acababa de hacer. Pero no le importaba. Tenía algo en qué pensar.

     Algo que se había robado momentos enteros del día en que su pareja la miraba con curiosidad y le preguntaba en qué pensaba. Y necesitaba estar sola.

     Tomar una decisión.

     Pero no fue hacia el patio de la casa. Subió a su habitación, se dirigió hacia el balcón.

     -Si me disculpan. Yo también tengo que salir un momento.

     -Pero vuelvan antes de la medianoche para brindar. No se queden fuera demasiado tiempo.

     Andrea fue tras ella. Sabía bien adonde iría.

     Se acercó a ella silenciosamente. Y tomo su apariencia de demonio para estar igual que ella.

     Jesica volteó al escuchar el sonido de sus pasos.

     -Perdona si te asuste.

     -No me asustaste.

     -¿Prefieres que te deje sola?

     -No. Puedes quedarte.

     Se le acercó para abrazarla.

     -Tranquila, pequeña. Si, papá y mamá te hicieron quedar bastante mal. Pero no es como si vayan a estar enojados por siempre. Si lo sabré yo. Pensé que nunca más volvería a ver a mamá.

     Correspondió su abrazo.

     -No es por eso. Es que… He tomado una decisión. Y creo que es correcta. Necesito saber si tú estás de acuerdo conmigo. Si me acompañaras a dar el gran salto.

     -¿De qué hablas? Cuéntame.

     Jesica le contó en lo que había estado pensando hacer. La decisión que había tomado.

     -¿Estás segura de eso? Obviamente tienes todo mi apoyo. Pero… ¿Realmente quieres hacerlo? Aquí y esta noche.

     -Si no lo hago esta noche entonces, ¿cuándo? Hoy tengo el suficiente valor o estupidez como para atreverme a hacerlo. Y no lo dejaré pasar.

     Andrea la tomó de las manos.

     -Entonces yo te sigo.

     Se besaron y después de quedarse solas en la oscuridad volvieron a tomar forma humana y regresaron al comedor.

     Terminaron de cenar.

     Lucifer tan amable como siempre también ayudó a levantar la mesa luego de la cena.

     Tanto él como Ayle no siguieron tratando de poner en dificultades a Andrea o a Jesica. Con su última obra conjunta ya se sentían más que realizados.

     Nadia llevó 6 copas y su esposo destapo la bebida.

     Todo listo para el brindis que llevaron a cabo al llegar la medianoche.

     Andrea y Jesica se tomaron de la mano y se pusieron de pie.

     La pequeña se animó a hablar. Decidió hacer efectiva su decisión.

     Captaron la atención de Ayle y Lucifer incluso.

     -Mamá, papá. Hay algo que debo confesarles. No quiero que llegue otro fin de año sin que ustedes sepan un secreto sobre mí, sobre nosotras. Decidimos tener el valor de confesarlo. Nosotras somos…

     Nadia se levantó.

     -A ver. Esperen, esperen. No hace falta que lo digan. Ya lo sabemos hace mucho.

     Las dos se quedaron boquiabiertas de la sorpresa.

     Alvaro miró a su esposa.

     -Son lesbianas. Ya lo sabemos.

     Inmediatamente después de decir eso se echó a reír y volvió a sentarse.

     Las dos se la quedaron mirando sintiéndose algo molestas.

     -No, mamá. Me refería a esto. Ahora, amor.

     Las dos tomaron su forma demoniaca.

     Revelando su verdadera piel pálida y con marcas oscuras.

     El cabello de Jesica se volvió rojo y sus ojos dorados. Mientras que el cabello de Andrea se volvió dorado y sus ojos rojos.

     Su madre dejó de reírse de inmediato y casi se cae de la silla por el impacto.

     Ella y Alvaro se pusieron de pie y se acercaron para verlas de cerca.

     Lucifer y Ayle se quedaron sin palabras. Lo que menos esperaban era que esas dos revelaran su verdadera apariencia y quienes eran realmente.

     -Jesica-dijeron al unisono mientras miraban a su hija y a Andrea.

     -Soy una demonio y Andrea también lo es. Pero no se preocupen. Nada ha cambiado. Lo soy desde antes de que aquella vez que vinimos a visitarlos. Solo mi apariencia cambió. Sigo siendo su hija. Espero que…

     No termino lo que iba a decir porque vio a sus padres caer desmayados.

     Lucifer se encargó de detener su caída utilizando su poder telekinetico. Poco después se rió y aplaudió para ellas.

     -Increíble. Tremendo espectáculo, Jesica. No esperaba divertirme tanto esta noche.

     -¿Tal sorpresa no les habrá… hecho mal?-preguntó Ayle dándole una mirada a ambos.

     Jesica la miro con una expresión de ira.

     -No te atrevas a decir algo así ni de broma.

     -¡Pregunté porque estoy preocupa, enana tonta!

     Lucifer se teletransportó para interponerse entre ambas porque parecían a punto de pelearse.

     -No te preocupes. Lo puedo sentir. Están bien. Y aunque no lo estuvieran no olvides quien soy. Si yo así lo deseo esos dos no se mueren. Ahora ya llévenselos de aquí.

     -Yo me encargo de ellos-se ofreció Andrea. Quien uso su propio poder telekinetico para sacarlos de allí. Los llevó a su habitación.

     Jesica la siguió. Solo se detuvo un momento cuando Lucifer le dirigió la palabra.

     -Puedo remediarlo.

     Lo miró por encima de su hombro.

     -¿De qué hablas?

     -Puedo borrar de sus recuerdos lo que pasó e implantarles recuerdos falsos. Pensarán que cenamos, brindamos. Conversamos un rato más y luego cada cual a su casa. Si deseas que lo haga obviamente.

     -No. Está bien así. Sé que podría ser difícil. Quizá se asusten y no quieran verme más. Pero no quiero que Andrea y yo vivamos ocultando quienes somos realmente.

     -De acuerdo. Y si me disculpas… Ya voy  a retirarme. Suerte con tu… Segunda salida del closet demoniaco. Hasta pronto.

     -Para mí sería mejor un “hasta nunca”-pensó Jesica.

     Ayle abrazó por detrás  a Lucifer.

     -¿Tienes compañía para esta noche?

     La chica de anteojos los dejó solos a esos dos que pronto se irían de allí.

     Fue a la habitación de sus padres. Se encontró a Andrea de pie junto a la cama esperándola.

     Se acercó para sentarse a un costado de la cama.

     -Antes de que me lo preguntes… Sí, Andrea. Es la decisión correcta. Cuando tu madre fue a vernos tuviste valor. Le dijiste la verdad.

     La miró.

     -Quiero corresponderte. Tú no les ocultas nada a tus padres. No voy a ocultarles nada a los míos tampoco. No me importa si eso implica que me tengan miedo empiecen a echar agua bendita o me saquen corriendo a escobazos como hizo tu madre con Astrid porque soy una demonio.

     -Está bien. No discutiré tu decisión. Yo…

     Jesica sintió unas manos tocando sus mejillas. Miró a su madre que acababa de despertar.

     -¡No fue un sueño!-exclamó Nadia antes de incorporarse.

     Toqueteó su rostro pellizcó sus mejilla. Frotó sus dedos sobre una de esas marcas oscuras presentes en esa pálida piel.

     Tocó su cabello.

     -No es maquillaje. Esto no es una peluca. ¡Es de verdad!

     -Sí. Es real.

     Alvaro despertó. Miró Andrea y luego a su hija.

     -Hola-dijo con timidez a su suegro.

     Jesica se levantó de la cama. Se quedó de pie a un costado.

     -Como dije antes. Las dos somos demonios.

     -Y mi padre y mi madre en realidad son una súcubo y el mismísimo y único Lucifer-agregó Andrea.

     -¿Preguntas?-dijeron al unísono las dos.

     Por un momento se quedaron observándolas en silencio.

     Jesica no sabía si estaban asustados, sorprendidas o a punto de bajarse de esa cama los dos para correrlas con antorchas, tridentes y palos como había visto que hacía la gente en algunas películas cuando querían linchar a alguien.

      -No teman. Sigo siendo su hija. Solo que ahora me veo un poco diferente. Pero todo lo demás es igual. Mamá, sigo siendo tu bebé. La de tu álbum de fotos. Papá, sigo siendo tu niña. La que estuviste vigilando por años para que se portara bien.

     Nadia se levantó sin quitarle la mirada de encima. Frunció el ceño.

     -Y dime… ¿Pueden echar fuego por la boca o algo así?

     Esa pregunta provocó que las dos se rieran.

     -¡Bueno! ¡No se rían! ¿Qué diablos se yo sobre demonios?

     -No-le respondió Andrea aun riéndose-. No tenemos esa capacidad.

     -Date vuelta, hija.

     La chica accedió. Luego sintió que su madre palpaba su trasero.

     -Pensé que tendrías una cola terminada en una punta como de flecha.

     Alvaro se levantó y las miro a ambas. Él fue más serio respecto a la situación que se le presentaba.

     -¿Cómo sucedió, Jesica? Quiero saberlo. También cuándo y cómo. Toda la verdad sobre ti y Andrea. –Miro a la pareja de su hija-. Si ese es tu verdadero nombre.

     -Versión resumida. Hace unos meses. Por accidente termine involucrada en un pacto demoniaco con ella. Nos enamoramos. Pero sucede que está prohibido que una humana y una demonio estén juntas. Pasaron algunas cosas. Elegí convertirme en demonio para estar a su lado por siempre. Fin. Todos felices. Solo falta que te diga el por qué. Obviamente que por amor. Lo hice porque la amo, papá. Y no. Ella no me engañó. Sabía bien en qué me metía. Yo deseé convertirme en lo que soy. Y… Eso es todo.

     -¿Y cúal es la verdad? ¿Qué haces ahora? ¿De qué trabajan los demonios?

     -Aún tengo mi trabajo de siempre. Puedes llamar tu mismo y comprobarlo. Andrea si tiene un trabajo asignado por el infierno por el cual le pagan.

     Alvaro miró a Andrea.

     Ella sabía bien qué quería saber.

     -Me dan una lista de 5 maldades por hacer de lunes a viernes. Que una persona se tropiece u olvide su billetera en casa. Cosas tontas. No hago daño a nadie. ¡Bueno! Quizás un poco, pero nadie muere o sale gravemente lastimado. Eso seguro. ¡Las películas exageran demasiado! Si hay algo cierto en las obras ficticias. Es que muchos de los de mi especie se llevan muy mal con los ángeles. No es como si… ¡Wow! Nos la pasemos haciendo daño a los humanos o algo así. En serio.

     Nadia abrazó a su hija.

     -Shhh. Ya tranquila, mi niña.

     Jesica la correspondió y se puso a llorar.

     -¿Aun me amas, mami?

     -Sí. Y eso no cambiará nunca, pequeña.

     Alvaro pasó al otro lado de la cama, se bajó y también abrazó a Jesica.

     Andrea levantó la mano.

     -¿Para mí no hay abrazo?

     -Humana o demonio no hace ninguna diferencia. No esperes eso de mí, niña.

     Nadia golpeó a su esposo.

     -No seas tan malo con ella.

 

 

 

 

     Las dos estaban otra vez en esa habitación en la oscuridad.

     Jesica bostezó y apoyó su cabeza sobre la almohada.

     Andrea la abrazó.

     -No me extraña que estés tan cansada. Con todas las preguntas que tenían para hacernos nos tomó horas quedar libres para regresar.

     La pequeña le dio un casto beso en los labios a su amada.

     -Mmm. No empieces con los besos que luego ya sabes cómo termina.

     -Con el sueño que tengo si quieres eso me tendrás que violar porque estoy agotada.

     Andrea bostezó.

     -La verdad es que yo también.

     -Te amo, Andrea. Mi súcubo tonta.

     -Te amo, Jesica. Mi comidita preciosa.

     Se llamaban la una a la otra como si todo aún fuera en esos momentos en que su amor nació. Solían ser una humana y una demonio. Y en ese momento eran dos demonios. Pero eso realmente no era lo importante.

     El amor que sentían una por la otra era el mismo y siempre lo sería. Por siempre.

Notas finales:

¿Me dejan comentarios/reviews? Eso me alegraría y me anima mucho a seguir escribiendo y esforzarme. ^-^

Creo que comenté en el anterior capitulo, pero lo repito. Me gusta tanto escribir sobre Andrea y Jesi que si proponen alguna idea interesante para seguir su historia un poco más podría tenerla en cuenta para un futuro. XD

Y mis futuros proyectos para fics(que quiero comentarles ya sea que les importe o no.)... XD Tengo en planes un fic con personajes propios titulado "potencial de vida". Y tenía en planes un fanfic de toradora con Ami y Minori como pareja, pero como que la inspiración que tenía para escribirlo como que se esfumó. Igual tendré la idea en espera y cuando regrese la inspiración lo escribiré. o.o Nada más que decir.

Pueden seguirme en mi pagina de facebook, donde aviso sobre nuevos fics y/o actualizaciones. Si quieren comentarme algo sobre mis fics o conversar me pueden contactar allí.

https://www.facebook.com/pages/Dark-Bit-Fics-yuri/537385839698425

Que les vaya bien en este mes que acaba de empezar. ^-^

Los/as saluda Dark Bit. o.o/


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