Las guerras se hicieron cada vez peores, el demonio Minho ataco con más fuerza los reinos humanos. Cada vez que nacía una niña entre la realeza Minho se encargaba de secuestrar, buscando el alma de su eterna enamorada, al darse cuenta que no era ella el mismo las desmembraba y se las comía junto a sus demonios.
Quedaban tan poco humanos en el reino que los reyes de turno al ver esto trataron una tregua
-Quieren una tregua esos animales, mataron sin piedad a Hikari y ahora quieren una tregua-
-Minho tienes ya a los dos reinos a tu merced ¿Qué más quieres?-
-Key sabes que quiero y no descansare hasta obtenerla, me lo prometió-
Así zanjaron que cada niña nacida de los reyes en turno sería entregada al Rey Maou Minho como sacrificio, en cambio el maou Minho no atravesaría los muros el reino de los humanos y mucho menos ellos saldrían de los límites de su reino o de lo que quedaba de él.
Pasaron mil años hasta que los reyes en turno tuvieron dos hijos el mayor de ellos llamado JongHyun y el menor TaeMin. Al verse desesperados, tenían que honrar el tratado, sino la ira del rey maou Minho se desataría por el reino. Tomaron a su hijo menor y lo criaron como mujer con todo lo que eso ameritaba, sabían que era un hombre tarde o temprano cuando se enterara el rey Minho iba a atacarlos, pero por lo menos iban a tener 18 años para prepararse antes de que aquello ocurriese.
-Madre ¿Por qué yo y no mi hermano?-
-Taemin no nos hagas esto, ya es doloroso así, sabes bien que si pudiésemos ocupar tu lugar lo haríamos felices-
-Simplemente quiero saber porque tengo que ser yo- su madre con lágrimas en los ojos
-Porque tú tienes rasgos más femeninos-
-Ojala no hubiese nacido con esta cara, es más ojala nunca hubiese venido al mundo- le gritaba Taemin y salía corriendo a su habitación.
Desde pequeño Taemin había sido enseñado que el seria la salvación de su gente, de su raza, de su familia. Aun así se negaba a la idea de morir a los 18 años y no solo eso sino de sufrir quizá que atrocidades, todo por su gente ¿tan valiosos eran? Se cuestionaba Taemin, este es el precio que debo pagar.
Él tenía un férreo sentido de la responsabilidad como príncipe, pero ya entrando a la adolescencia el miedo de morir lo empezó atormentar. Es por esto que un día antes de la presentación en el castillo de Minho escapo cabalgo más allá de los muros, en la oscuridad de la noche llego al bosque debía encontrar un lugar donde dormir, llego hasta un hermoso jardín allí en medio de todo esa hermosura había una cripta entro todo estaba muy limpio, esto no le llamo la atención a nuestro cansado príncipe, que se acomodó y cerro sus ojos casi instantáneamente.
Alguien lo zamarreaba a Taemin para despertarlo
-¿Eres tú? Si eres tu- abrió sus ojos Taemin
-¿Quién…- las palabras quedaron sin completar, porque unos brazos lo estrechaban con fuerza y no pudo contener su llanto
-Espere tanto este momento Hikari-
-¿Hikari? ¿Quién es esa?-
Unos ojos de sorpresa miraban al príncipe
-¿Tú no eres Hikari?-
-No, por supuesto que no me llamo Lee Taemin-
El rey maou no podía creer lo que escuchaba alguien que era idénticamente igual a su amada estaba frente a sus ojos y decía ser otra persona. Lo tomo por los hombros
-No, me puedo equivocar eres tú, te he esperado por mil años-
-Ay duele suéltame-
Minho lo soltó y se arrodillo en el suelo frio, su llanto se hizo descontrolado. Taemin sintió una congoja intensa como si le arrancaran parte de él, así que trato de consolar al maou
-Hay algo que pueda hacer por ti-
-Absolutamente nada- otra vez aparecía un intimidante rey maou –Es mejor que te vayas, no quiero confundirme otra vez-
Taemin sintió miedo por primera vez al verlo, ni siquiera se comparaba al miedo a morir este era diferente penetraba y te dejaba estático.
-No te dije que te largues-
Sin pensarlo dos veces salio corriendo Taemin de ese lugar. Mientras el rey Maou se quedaba un momento allí recriminando a su amada que era esto, porque lo dañaba así.
El dejar a alguien libre no era propio de él, pero esta persona en la viva imagen de su Hikari no podía tocar a Taemin.
Volvió al castillo más tranquilo después de pasar largo rato junto a la tumba de Hikari
-¿Cómo estuvo la visita?-
-Cállate Key no ando de humor-
-Ahora ¿Qué te paso?-
-Nada-
-En fin, recuerda que hoy vienen los reyes del mundo humano a dejar su ofrenda-
-No estoy de ánimos para eso, podrías recibir a la estúpida que va ser sacrificada y dársela a los demonios-
-Eso sí que no, ¿Cómo sabes si esta vez sí es tu amada Hikari?-
-Ella no volverá- rugía enojado el maou
-Nunca se sabe-
Si muchas ganas se presentó en la sala real, junto a Key su amigo, su mano derecho y uno de los demonios más poderosos después de él.
-Bu..en di.. dia su ma..jestad-
-Basta de esto déjenla ahí y váyanse-
Estaba completamente enojado el rey maou Minho
-Lo... lo que pa..pasa es…-
Irrumpían unos guardias en la sala haciendo que se levantara el maou, quien osaba interrumpir así esto no sería perdonado
-Suéltenme!!-
-Maou disculpe el atrevimiento, encontramos esta humana merodeando por los alrededores, por sus manos parece doncella, y creímos que era de sus gustos culinarios-
- Como se atreven, saquen a esa… tú de nuevo-
-Suéltenme!!-
-Suéltenla ahora y larguense-
Los guardias no cuestionaron las órdenes del maou, era bien sabido que desafiar su ira no era un juego.
-Taemin!
-Madre padre ¿Qué hacen aquí?-
-Rey maou le pedimos que nos perdone y reciba a nuestra hija Taemin-
-¿Qué él era el rey maou?-
¿Mi vida había llegado a su final? Pensó un Taemin, ahora no sabía que sentía odio, rabia, pena una mezcla de sensaciones.
-Minho no crees que se parece mucho a ya tu sabes y es una princesa-
-Cállate-
El rey maou Minho estaba pasmado mucha información para un día, además abrigar la posibilidad que fuera su amada hizo abrir esas herida que creía curadas.
-Su vida será perdonada, despídanse de la princesa-
-No yo no me quedare junto a ti estúpido demonio-
Taemin lloraba mientras decía eso.
-Eres mía desde que naciste, Key llévala a la alcoba del ala Oeste-
Un Taemin más tranquilo se despidió de sus padres, les prometió ser fuerte y que haría de todo para escapar de ahí. Los padres le prometieron que tratarían de ayudarlo, pero que le dieran un poco de tiempo.
Los padres se retiraron sabían que apenas el rey supiera que era un hombre matarían a su hijo y de paso invadiría sus tierras, así que ahora su preocupación era proteger su reino y a su otro hijo. Era triste perder un hijo, pero era su destino y no podían darse el lujo de perder otro.