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Preescolar por mishula

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Notas del capitulo:

NO TENGO PERDON DE DIOS... pero es que ha sido un tiempo terriblemente ugh... 

gracias por sus comentarios, no esperaba tanto cariño asi de repente, GRACIAS, mil gracias.

 

Empiecen las apuestas!! Itachi es una diva? huehue 

 

gracias de nuevo por leer y disfrutenlo

 

Edit: Nuevamente. si persiste algun error...

PREESCOLAR 

TERCERA LECCIÓN

 

-          Ah, ya me lo imaginaba.

-          ¿el que, princesita?

-          Que una irresponsabilidad tan grande como dejar una niña pequeña sola, tendría que venir de alguien tan negligente como usted.

Vi como una pequeña vena se pronunciaba en su perfecta cara, sonreí satisfecho, ese idiota merecía eso y mucho más. La pequeña Yuuki sonreía también, estaba contenta, supongo que nadie se había atrevido a decirle a su hermoso progenitor unas cuantas palabritas.

-          Mira, no sé quién te crees para decirme eso, pero te aseguro que, si no te callas ahora, te callaré, no me importa si estoy en mi trabajo, a mí nadie me dice que hacer, mucho menos un niño que aún no ha aprendido a caminar.

-          Papi – dijo la pequeña y vi como la afilada mirada oscura se ablandaba y llenaba de brillo – Naruto – san sólo hizo lo que le pedí, otros maestros me hubieran llevado con Tsunade sin siquiera preguntarse si yo había comido o no,  el profe Naruto fue muy amable, me trajo aquí en su bicicleta y me dio de comer, me ofreció de sus postres y su compañía, solo quería que lo supieras.

Vi cómo me ese hombre se puso a la altura de su pequeña, se veía confundido, aún más que yo, no esperaba que Yuuki fuera a defenderme así, un gesto dubitativo por parte de ese dios griego y sus ojos negros posados en los míos, bajó un poco la intensidad. Victoria.

-          No pensé que fueras tan inteligente como para ser maestro, pensé que eras como un modelo, o algo así, o tal vez un maniquí.

Lo voy a matar.

-          Bueno, yo ya me voy.

-          ¿Qué tal te pagan?

-          No me quejo.

-          Te doy el mismo salario si cuidas a Yuuki de ahora en adelante, como veras ser médico en jefe me quita mucho tiempo, a menos que quieras traer a Yuuki siempre hasta acá… gratis, yo no me opongo – cruzó los brazos sobre su pecho.

Lo voy a matar. Sonreí como siempre que quería que me dieran lo que quería, él se impactó un poco. Victoria, ahora sí, esa era una victoria, extendí mi mano dándole a entender que el trato estaba sellado, la tomo y pude sentir una fuerte energía emanar de él, no sonrió, no, eso hubiera sido el inicio de mi lento descenso hacia su cama, no lo hizo – gracias a Dios y todos los santos que deseaban proteger mi “castidad”– pero sus ojos se suavizaron un poco y  pude observar el esplendor de ese bello rostro… el malnacido tenía un carácter del demonio pero era sumamente hermoso, cerramos el acuerdo y pude ver como una enfermera detrás mío se santiguaba. Mal augurio.

-          Entonces, reina del drama, me encantaría seguir llamándote así pero necesito saber tu nombre.

-          Es cortesía presentarse antes de pedir el nombre de la otra persona.

-          Itachi Uchiha, pero tú puedes decirme su majestad, no opongo resistencia.

Imbécil.

-          Soy Naruto Uzumaki.

-          Ok, Naruto “reina del drama” Uzumaki, Yuuki tiene que terminar sus deberes antes de las ocho, necesito tu dirección, pasaré por ella desde las nueve de la noche, debes alimentarla pero el salario cubrirá eso también, el transporte supongo que te dará algo más de trasero porque no tienes nada – imbécil – Emm… supongo que eso es todo, se te pagará 15 y 30, todos aquí quedan de testigo, más te vale que a Yuuki no le pase nada porque olvidaré mi juramento como médico  y te mataré.

Salí de allí con una extraña sensación, todos los que habían presenciado mi encuentro con ese hombre me miraban con algo de ¿compasión? ¿En qué diablos me había metido? Lo que sucedía en el colegio era algo maravilloso, los niños gritaban, corrían, jugaban, reían y ponían cuidado en todo lo que yo les decía, lo realmente estresante comenzó cuando todos se fueron y esa pequeña pelirroja se quedaba conmigo. Día uno y estaba más que ansioso, esperaba que Yuuki siempre fuera cooperativa y adorable, justo como el día de ayer, con ese pensamiento tomé mis cosas y la mochila de la pequeña y nos dirigimos hacia mi medio de transporte, cabe resaltar que, en la mañana me vi al espejo y le di algo de razón al malnacido ese… mi trasero se había ido, después de anotar mentalmente que debía hacer más ejercicio, subí a la niña a la bicicleta y me subí. Cada pedaleada dolía como el infierno, no había una explicación lógica, mis piernas estaban matándome y al parecer no avanzaba mucho, suspiré pesadamente cuando estuvimos en un semáforo. Me puse a pensar en algo que no me cuadraba mucho ¿Quién cuidaba antes de yuuki? ¿La niña se quedaba en el hospital toda la tarde? Un pequeño estremecimiento y la sensación de ser el héroe del lugar, luego más dolor por parte de mis maltrechas extremidades.

Nos detuvimos en frente de mi edificio y nos subimos a la casa. Hacer las tareas fue relativamente fácil, Yuuki era más inteligente que una niña promedio y captaba todo muy rápido y hacia todo bastante bien, estaba muy contento, cenamos y todo fue risas  y alegrías, no me contaba mucho sobre su papá – no era como si deseara amargarme el rato – pero dejaba ver que era un tipo bastante amoroso con ella, claro, cuando tenía tiempo, básicamente este estúpido se la pasaba trabajando para que a ella no le faltara nada, irónicamente lo único que le faltaba a Yuuki era él. La noche llegó y la pequeña quedo rendida en el colchón de mi cuarto, dormía profundamente y se veía bastante feliz, había felicidad por mi parte también, era una niña tan adorable y a la vez tan estoica y madura, era el ying y el yang al mismo tiempo, lo que resultaba muy interesante.

Me senté a ver televisión y el teléfono fijo sonó.

-          ¿hola?

-          Hola

 

Mierda. Kakashi.

-          Hey, hola ¿Cómo conseguiste este número?

-          Aprendí a usar internet.

-          Jejejeje supongo que debe ser algo importante si me llamas tan tarde.

-          Vuelve a casa, tu padre está muy estresado.

¡Ja! Que desesperado estaba mi padre, enviar a “la caballería” de esa manera, al parecer si me habían encontrado ¿debería mudarme? Una sonrisa traviesa atravesó mi cara por unos segundos. La idea de jugar al gato y al ratón con mis padres era demasiado tentadora, no me casaría, no, ESO JAMÁS, al menos no con esa insípida mujer, no la conocía pero diablos que en las fotografías parecía un pedazo de popo… si, de popo, fue lo primero que pensé cuando la vi, el caso era que ahora sabía que mis padres estaban prestando atención a lo que hacía, tenía que mudarme, tenía que salir del apartamento, por más bien que me fuera no deseaba ser encontrado, ahora no, tenía una nueva vida y la niña durmiendo sobre mi camarera la prueba de que ya no era el mismo.

- lo siento Kakashi, no volveré, ni aunque tú me lo pidas

Ah, dije algo increíblemente estúpido, era obvio que todavía me gustaba Kakashi y mucho, y que todavía quería que el volviera conmigo, pero no iba a cambiarse opinión, así me hiciera cara de perro.

- entiendo...- un suspiro en la otra línea -oye Naru, aún creo que podemos estar, pero tienes que crecer.

¿Qué yo tenía que crecer? No, el tenía que ser más flexible y menos idiota. Bufé por lo bajo y corté la llamada, me boté en el sofá y respiré profundo. Me rodeaban los idiotas, uno: el desgraciado de Kakashi y dos el imbécil del papá de Yuuki.

Golpearon la puerta y vi el reloj: carajo, hablando sobre idiotas. Me arreglé un poco y luego abrí. Tenía ojeras, los labios pálidos y la ropa desordenada, hacia sido un día bastante agitado, pero lo que más me enfurecía era el hecho que se viera tan bien, me miró sus ojos tintinearon un poco y suavizo un poco su mirada ¿qué diablos es esto? ¿Que está pasando? Pasó y se dejó caer en el sillón. Su perfil se iluminaba por la lámpara y le daba un aspecto casi divino, aspecto que se disolvió cuando abrió su desgraciada boca:

- Hey, Naruto ¿no vas a ofrecerme nada? estoy hambriento, mueve tu inexistente culo y traerme algo.

-vete a la mierda Uchiha, Yuuki está durmiendo y ya todo está, lárgate.

- que mal anfitrión.

Lo voy a matar. Tomó sus cosas y las de la niña y fue hacia mi cuarto. Sude, tenía una foto con Kakashi ahí, no era comprometedora pero sabía que eso me apuntaría en su lista de "cosas que podré usar para chantajear a los demás "no, no iba a permitirlo, le hice una zancadilla y corrí por Yuuki. La levanté con cuidado y la saqué de la habitación mirando su pequeño y bonito rostro de muñeca.

- ¿que diablos te pasa? - me he golpeado muy fuerte, v vete a la... oh, mi bebita. Oye princesita gracias, al menos estaba segura contigo.

Eso me conmovió un poco, el hecho que él pudiera mostrarse casi humano al lado de su pequeña me hizo sentir mejor, como si cualquier cosa de este mundo se viera reducida a cenizas, negras y estoicas cenizas. Se retiró y vi que tenía un lujoso automóvil, la metió en la parte de atrás y le coloco una manta encima, su mirada decía muchas cosas, no fui capaz de interpretarlas todas.

Mañana, viernes, día esplendoroso, montaba mi bicicleta hacia el trabajo, todo parecía ser algo hermoso, viento, arboles un poco de sol que ya mostraba la belleza del verano que se aproximaba, todo, hasta que casi atropello la razón de mi futura desgracia. Kakashi se encontraba en la puerta del colegio, Ibiki no le había dicho nada por lo que pensé que no había preguntado por mí, me miro y sonrió y esa sonrisa supo a ayer, era la misma sonrisa con la que me despertaba en las mañanas, torcí el gesto y seguí avanzando – ya debajo de mi bicicleta – como si no pasara nada, finge demencia, dicen y eso hice.

-          Anda, ¿vas a pasar de mí? – su voz sonaba ronca y sensual ¡Diablos, el hijo de sus mil putas aun me encantaba!

-          ¿Yo paso de ti? No, no, no, voy tarde al trabajo.

-          Mentirosillo, faltan cinco para las siete.

Mierda. En esos momentos deseaba que llegaran los alisen y nos invadieran, el ambiente estaba tenso  e incomodo, claro, solo por mi parte, el tipo que tenía en frente se veía muy cómodo y contento de verme, eso o era una de sus artimañas para hacerme caer en sus redes y continuar con el plan malévolo de mi padre.

-          ¿Qué pasa Kakashi?

-          Quiero convencerte, sé que ayer soné como un imbécil y la excusa que te di para que volvieras a casa no … ¿Cómo te lo digo? No fue muy, claro, no fue para nada útil, cuando me cortaste me acorde que tu padre y tu son como el agua y el aceite y no se llevaran bien jamás… por eso fue que emprendí viaje hasta aquí, yo –

-          Para tu rollo Kakashi, yo no volveré, no es por ti, no es por papá, ya hice mi vida aquí, para eso tienen a Menma, tienen el sustituto perfecto, solo tiene que cumplir la mayoría de edad y ya está, títere nuevo.

-          Tu padre no sabe donde estas… yo – dudó un poco, mal asunto – yo soy el que quiere que estés en casa, te quiero conmigo, no como amantes o novios, yo quiero casarme contigo.

¡Freno de emergencia! Eso sonaba convincente pero no estaba listo para eso, era joven y el era seis años mayor que yo, siempre supe que era un viejo pero era la primera vez que venía con algo como eso… esperen ¿Qué no había dicho que yo era inestable?¿porque ahora? Claro, ese era un método de mantener tranquilo a mi padre,  papá jamás supo de la relación entre él y yo entonces ¿Por qué ahora se empeñaba en hacerla pública? No, eso no era natural, no estaba bien.

-          No.

uff, ese “no ” sonó casi de ultratumba, si Kakashi me quería con el tenia que esforzarse u poco mas, solo un poco… tal vez es mejor mandarlo al infierno y esperar si aun me quiere como su ma- ma- marido, dios incluso así se escucha terrible.

-          ¿qué?

 La manera en la que lo dijo sonó adorable. Estaba confundido y mucho, su cara no mostraba expresión alguna pero sabía que detrás de ese semblante tan fino e imperturbable se encontraba un niñito corriendo en círculos. Frunció el ceño y me tomo del brazo

-          Sabes que no puedes decirme que no.

Me haló un poco y forcejeamos, era muy fuerte. Mi bicicleta cayó al suelo provocando un ruido que hizo que todos nos miraran. Mierda.

-          No quiero, Kakashi, déjame. Estas lastimándome.

-          No seas –

-          Oye,  déjalo ¿Qué no ves que no quiere ir contigo?

La voz de Itachi resonó como la campana de una gran iglesia, Kakashi se detuvo en seco, nadie nunca le había dicho que hacer o que no, por tanto bullía de la rabia y su sonrisa solo enmascaraba el horrible instinto asesino que tenía.

-          Desaparece, antes que te haga desaparecer.

El aludido levantó una ceja con disgusto y vi detrás de él a yuuki, que sostenía su pequeña mochila rosa, no, no quería que yuuki viera eso, Kakashi se acerco a Itachi y lo tomo del cuello de su perfecta camisa. Yuuki salió de atrás de él y corrió hacia mí, la tomé en mis brazos y me acerque a Kakashi, claro, antes Itachi le metió un puñetazo que lo dejo sentado boqueando como un pescado.

-          No amenaces, solo hazlo.

Vi como todos nos estaban poniendo los ojos encima, yuuki respiraba con fuerza, no estaba bien, la pobre niña había de estar muy asustada, me pidió que la dejara en el piso y corrió con su padre, para supresa mía golpeo con su pequeño piececito a Kakashi mientras le decía “idiota, si vuelves a obligar a Naru – sensei a irse contigo, papá te golpeará hasta que tu trasero sea tu cara” yo me sonreí y disculpe con el policía que estaba llegando, le dije que ya todo había terminado. Porque sí, todo había terminado, Kakashi salió con el rabo entre las piernas, no sin antes decirme que iría a casa esta tarde – me lo dijo en el oído, claro – yo solo pude continuar con mi vida, me asustaba que en algún momento los dos cretinos se encontraran  y no hubiera poder humano que los separara, sabía que Kakashi era muy vengativo y al parecer, Itachi era muy orgulloso por tanto, también tomaría represalias. Eso no sucedió, Itachi fue por Yuuki, me pidió que la cuidara esta noche, tenía turno nocturno así que necesitaba que alguien estuviera con ella. Yo no me negué y le pedir que me diera todo lo que creyera necesario para la niña. Así las cosas estaba desocupado en la tarde, dormí todo lo que quise, no debía preocuparme por cosas que no sucederían, obviamente Kakashi no vendría así que ¿Qué más daba? ¿No?

Me encontraba en mi sofá a las nueve de la noche, comiendo un tazón de espumoso y delicioso rameen instantáneo cuando la puerta se abrió. Asustado me levante y vi aparecer a Kakashi, ¿Cómo diablos?

-          El administrador me dio la llave, le dije que era tu hermano mayor, claro, el no sabe que cositas le hago a mi hermano menor.

Me tomó por las caderas y me botó sobre el sofá, ¿iba a violarme? No lo creo, y no lo hizo solo se quedo mirándome y me abrazó.

-          Siento todo, sabes que odio que me rechaces, sé que fui muy duro pero necesito que me creas.

-          Lo siento Kakashi, esta es mi vida ahora, soy más estable  … seguí tu consejo.

Vi una pequeña mueca de dolor en su cara, por un segundo pensé que estaba bien acercarme a el de nuevo, dejar botado mi intento de independencia y dejarme llevar por esos labios que se me ofrecían.

-          Ah, es hora de motel aquí, vamos Yuuki.

Esa masculina y desagradable voz.

-          ¿tú?  Naruto, ¿Qué hace este malnacido aqui?

-          Pues este malnacido  es jefe de tu adorable Naruto, mira, hoy voy hasta las 3 hice como me pediste y aquí está la pijama, no quiero que la despiertes con los sonidos de zorra que has de hacer – lo voy a matar – asi que te recomiendo que dejes el motel para otro día, adiós.

Simplemente dejo la niña ahí en la entrada, no sin antes darle un suave beso de buenas noches que hizo que me derritiera de ternura, luego se volteó haciendo volar un poco su largo y negro cabello y nos abandonó… me dice que soy la reina del drama pero eso, eso es de Divas, el desgraciado era una diva, y lo entendía. Miré a Kakashi que tenía ganas de ir y matar a ese estúpido.

-          No puedes quedarte.

-          Lo sé, de hecho, mi vuelo sale en dos horas, me devuelvo para Tokio, te prometí que no le diría a tu padre, pero si ese desgraciado llega  a hacerte algo, tendrá a todos los matones de tu papá y los que yo pueda conseguir, los tendrá encima de su ególatra trasero.

Le sonreí. Él siempre había sido muy sobreprotector. Cuando se fue, tome a la pequeña en mis brazos, le hice algo de ramen y nos preparamos para una excelente noche.

-          Ah, ya me lo imaginaba.

-          ¿el que, princesita?

-          Que una irresponsabilidad tan grande como dejar una niña pequeña sola, tendría que venir de alguien tan negligente como usted.

Vi como una pequeña vena se pronunciaba en su perfecta cara, sonreí satisfecho, ese idiota merecía eso y mucho más. La pequeña Yuuki sonreía también, estaba contenta, supongo que nadie se había atrevido a decirle a su hermoso progenitor unas cuantas palabritas.

-          Mira, no sé quién te crees para decirme eso, pero te aseguro que, si no te callas ahora, te callaré, no me importa si estoy en mi trabajo, a mí nadie me dice que hacer, mucho menos un niño que aún no ha aprendido a caminar.

-          Papi – dijo la pequeña y vi como la afilada mirada oscura se ablandaba y llenaba de brillo – Naruto – san sólo hizo lo que le pedí, otros maestros me hubieran llevado con Tsunade sin siquiera preguntarse si yo había comido o no,  el profe Naruto fue muy amable, me trajo aquí en su bicicleta y me dio de comer, me ofreció de sus postres y su compañía, solo quería que lo supieras.

Vi cómo me ese hombre se puso a la altura de su pequeña, se veía confundido, aún más que yo, no esperaba que Yuuki fuera a defenderme así, un gesto dubitativo por parte de ese dios griego y sus ojos negros posados en los míos, bajó un poco la intensidad. Victoria.

-          No pensé que fueras tan inteligente como para ser maestro, pensé que eras como un modelo, o algo así, o tal vez un maniquí.

Lo voy a matar.

-          Bueno, yo ya me voy.

-          ¿Qué tal te pagan?

-          No me quejo.

-          Te doy el mismo salario si cuidas a Yuuki de ahora en adelante, como veras ser médico en jefe me quita mucho tiempo, a menos que quieras traer a Yuuki siempre hasta acá… gratis, yo no me opongo – cruzó los brazos sobre su pecho.

Lo voy a matar. Sonreí como siempre que quería que me dieran lo que quería, él se impactó un poco. Victoria, ahora sí, esa era una victoria, extendí mi mano dándole a entender que el trato estaba sellado, la tomo y pude sentir una fuerte energía emanar de él, no sonrió, no, eso hubiera sido el inicio de mi lento descenso hacia su cama, no lo hizo – gracias a Dios y todos los santos que deseaban proteger mi “castidad”– pero sus ojos se suavizaron un poco y  pude observar el esplendor de ese bello rostro… el malnacido tenía un carácter del demonio pero era sumamente hermoso, cerramos el acuerdo y pude ver como una enfermera detrás mío se santiguaba. Mal augurio.

-          Entonces, reina del drama, me encantaría seguir llamándote así pero necesito saber tu nombre.

-          Es cortesía presentarse antes de pedir el nombre de la otra persona.

-          Itachi Uchiha, pero tú puedes decirme su majestad, no opongo resistencia.

Imbécil.

-          Soy Naruto Uzumaki.

-          Ok, Naruto “reina del drama” Uzumaki, Yuuki tiene que terminar sus deberes antes de las ocho, necesito tu dirección, pasaré por ella desde las nueve de la noche, debes alimentarla pero el salario cubrirá eso también, el transporte supongo que te dará algo más de trasero porque no tienes nada – imbécil – Emm… supongo que eso es todo, se te pagará 15 y 30, todos aquí quedan de testigo, más te vale que a Yuuki no le pase nada porque olvidaré mi juramento como médico  y te mataré.

Salí de allí con una extraña sensación, todos los que habían presenciado mi encuentro con ese hombre me miraban con algo de ¿compasión? ¿En qué diablos me había metido? Lo que sucedía en el colegio era algo maravilloso, los niños gritaban, corrían, jugaban, reían y ponían cuidado en todo lo que yo les decía, lo realmente estresante comenzó cuando todos se fueron y esa pequeña pelinegra se quedaba conmigo. Día uno y estaba más que ansioso, esperaba que Yuuki siempre fuera cooperativa y adorable, justo como el día de ayer, con ese pensamiento tomé mis cosas y la mochila de la pequeña y nos dirigimos hacia mi medio de transporte, cabe resaltar que, en la mañana me vi al espejo y le di algo de razón al malnacido ese… mi trasero se había ido, después de anotar mentalmente que debía hacer más ejercicio, subí a la niña a la bicicleta y me subí. Cada pedaleada dolía como el infierno, no había una explicación lógica, mis piernas estaban matándome y al parecer no avanzaba mucho, suspiré pesadamente cuando estuvimos en un semáforo. Me puse a pensar en algo que no me cuadraba mucho ¿Quién cuidaba antes de yuuki? ¿La niña se quedaba en el hospital toda la tarde? Un pequeño estremecimiento y la sensación de ser el héroe del lugar, luego más dolor por parte de mis maltrechas extremidades.

Nos detuvimos en frente de mi edificio y nos subimos a la casa. Hacer las tareas fue relativamente fácil, Yuuki era más inteligente que una niña promedio y captaba todo muy rápido y hacia todo bastante bien, estaba muy contento, cenamos y todo fue risas  y alegrías, no me contaba mucho sobre su papá – no era como si deseara amargarme el rato – pero dejaba ver que era un tipo bastante amoroso con ella, claro, cuando tenía tiempo, básicamente este estúpido se la pasaba trabajando para que a ella no le faltara nada, irónicamente lo único que le faltaba a Yuuki era él. La noche llegó y la pequeña quedo rendida en el colchón de mi cuarto, dormía profundamente y se veía bastante feliz, había felicidad por mi parte también, era una niña tan adorable y a la vez tan estoica y madura, era el ying y el yang al mismo tiempo, lo que resultaba muy interesante.

Me senté a ver televisión y el teléfono fijo sonó.

-          ¿hola?

-          Hola

 

Mierda. Kakashi.

-          Hey, hola ¿Cómo conseguiste este número?

-          Aprendí a usar internet.

-          Jejejeje supongo que debe ser algo importante si me llamas tan tarde.

-          Vuelve a casa, tu padre está muy estresado.

¡Ja! Que desesperado estaba mi padre, enviar a “la caballería” de esa manera, al parecer si me habían encontrado ¿debería mudarme? Una sonrisa traviesa atravesó mi cara por unos segundos. La idea de jugar al gato y al ratón con mis padres era demasiado tentadora, no me casaría, no, ESO JAMÁS, al menos no con esa insípida mujer, no la conocía pero diablos que en las fotografías parecía un pedazo de popo… si, de popo, fue lo primero que pensé cuando la vi, el caso era que ahora sabía que mis padres estaban prestando atención a lo que hacía, tenía que mudarme, tenía que salir del apartamento, por más bien que me fuera no deseaba ser encontrado, ahora no, tenía una nueva vida y la niña durmiendo sobre mi cama era la prueba de que ya no era el mismo.

- lo siento Kakashi, no volveré, ni aunque tú me lo pidas

Ah, dije algo increíblemente estúpido, era obvio que todavía me gustaba Kakashi y mucho, y que todavía quería que el volviera conmigo, pero no iba a cambiarse opinión, así me hiciera cara de perro.

- entiendo...- un suspiro en la otra línea -oye Naru, aún creo que podemos estar, pero tienes que crecer.

¿Qué yo tenía que crecer? No, el tenía que ser más flexible y menos idiota. Bufé por lo bajo y corté la llamada, me boté en el sofá y respiré profundo. Me rodeaban los idiotas, uno: el desgraciado de Kakashi y dos el imbécil del papá de Yuuki.

Golpearon la puerta y vi el reloj: carajo, hablando sobre idiotas. Me arreglé un poco y luego abrí. Tenía ojeras, los labios pálidos y la ropa desordenada, hacia sido un día bastante agitado, pero lo que más me enfurecía era el hecho que se viera tan bien, me miró sus ojos tintinearon un poco y suavizo un poco su mirada ¿qué diablos es esto? ¿Que está pasando? Pasó y se dejó caer en el sillón. Su perfil se iluminaba por la lámpara y le daba un aspecto casi divino, aspecto que se disolvió cuando abrió su desgraciada boca:

- Hey, Naruto ¿no vas a ofrecerme nada? estoy hambriento, mueve tu inexistente culo y traerme algo.

-vete a la mierda Uchiha, Yuuki está durmiendo y ya todo está, lárgate.

- que mal anfitrión.           

Lo voy a matar. Tomó sus cosas y las de la niña y fue hacia mi cuarto. Sude, tenía una foto con Kakashi ahí, no era comprometedora pero sabía que eso me apuntaría en su lista de "cosas que podré usar para chantajear a los demás "no, no iba a permitirlo, le hice una zancadilla y corrí por Yuuki. La levanté con cuidado y la saqué de la habitación mirando su pequeño y bonito rostro de muñeca.

- ¿que diablos te pasa? - me he golpeado muy fuerte, v vete a la... oh, mi bebita. Oye princesita gracias, al menos estaba segura contigo.

Eso me conmovió un poco, el hecho que él pudiera mostrarse casi humano al lado de su pequeña me hizo sentir mejor, como si cualquier cosa de este mundo se viera reducida a cenizas, negras y estoicas cenizas. Se retiró y vi que tenía un lujoso automóvil, la metió en la parte de atrás y le coloco una manta encima, su mirada decía muchas cosas, no fui capaz de interpretarlas todas.

Mañana, viernes, día esplendoroso, montaba mi bicicleta hacia el trabajo, todo parecía ser algo hermoso, viento, arboles un poco de sol que ya mostraba la belleza del verano que se aproximaba, todo, hasta que casi atropello la razón de mi futura desgracia. Kakashi se encontraba en la puerta del colegio, Ibiki no le había dicho nada por lo que pensé que no había preguntado por mí, me miro y sonrió y esa sonrisa supo a ayer, era la misma sonrisa con la que me despertaba en las mañanas, torcí el gesto y seguí avanzando – ya debajo de mi bicicleta – como si no pasara nada, finge demencia, dicen y eso hice.

-          Anda, ¿vas a pasar de mí? – su voz sonaba ronca y sensual ¡Diablos, el hijo de sus mil putas aun me encantaba!

-          ¿Yo paso de ti? No, no, no, voy tarde al trabajo.

-          Mentirosillo, faltan cinco para las siete.

Mierda. En esos momentos deseaba que llegaran los aliens y nos invadieran, el ambiente estaba tenso  e incomodo, claro, solo por mi parte, el tipo que tenía en frente se veía muy cómodo y contento de verme, eso o era una de sus artimañas para hacerme caer en sus redes y continuar con el plan malévolo de mi padre.

-          ¿Qué pasa Kakashi?

-          Quiero convencerte, sé que ayer soné como un imbécil y la excusa que te di para que volvieras a casa no… ¿Cómo te lo digo? No fue muy, claro, no fue para nada útil, cuando me cortaste me acorde que tu padre y tu son como el agua y el aceite y no se llevaran bien jamás… por eso fue que emprendí viaje hasta aquí, yo –

-          Para tu rollo Kakashi, yo no volveré, no es por ti, no es por papá, ya hice mi vida aquí para eso tienen a Menma, tienen el sustituto perfecto, solo tiene que cumplir la mayoría de edad y ya está, títere nuevo.

-          Tu padre no sabe dónde estas… yo – dudó un poco, mal asunto – yo soy el que quiere que estés en casa, te quiero conmigo, no como amantes o novios, yo quiero casarme contigo.

¡Freno de emergencia! Eso sonaba convincente pero no estaba listo para eso, era joven y el era diez años mayor que yo, siempre supe que era un viejo pero era la primera vez que venía con algo como eso… esperen ¿Qué no había dicho que yo era inestable?¿porque ahora? Claro, ese era un método de mantener tranquilo a mi padre,  papá jamás supo de la relación entre él y yo entonces ¿Por qué ahora se empeñaba en hacerla pública? No, eso no era natural, no estaba bien.

-          No.

uff, ese “no ” sonó casi de ultratumba, si Kakashi me quería con el tenia que esforzarse u poco mas, solo un poco… tal vez es mejor mandarlo al infierno y esperar si aun me quiere como su ma- ma- marido, dios incluso así se escucha terrible.

-          ¿qué?

 La manera en la que lo dijo sonó adorable. Estaba confundido y mucho, su cara no mostraba expresión alguna pero sabía que detrás de ese semblante tan fino e imperturbable se encontraba un niñito corriendo en círculos. Frunció el ceño y me tomo del brazo

-          Sabes que no puedes decirme que no.

Me haló un poco y forcejeamos, era muy fuerte. Mi bicicleta cayó al suelo provocando un ruido que hizo que todos nos miraran. Mierda.

-          No quiero, Kakashi, déjame. Estas lastimándome.

-          No seas –

-          Oye,  déjalo ¿Qué no ves que no quiere ir contigo?

La voz de Itachi resonó como la campana de una gran iglesia, Kakashi se detuvo en seco, nadie nunca le había dicho que hacer o que no, por tanto bullía de la rabia y su sonrisa solo enmascaraba el horrible instinto asesino que tenía.

-          Desaparece, antes que te haga desaparecer.

El aludido levantó una ceja con disgusto y vi detrás de él a yuuki, que sostenía su pequeña mochila rosa, no, no quería que yuuki viera eso, Kakashi se acerco a Itachi y lo tomo del cuello de su perfecta camisa. Yuuki salió de atrás de él y corrió hacia mí, la tomé en mis brazos y me acerque a Kakashi, claro, antes Itachi le metió un puñetazo que lo dejo sentado boqueando como un pescado.

-          No amenaces, solo hazlo.

Vi como todos nos estaba poniendo los ojos encima, Yuuki respiraba con fuerza, no estaba bien, la pobre niña había de estar muy asustada, me pidió que la dejara en el piso y corrió con su padre, para supresa mía golpeo con su pequeño piececito a Kakashi mientras le decía “idiota, si vuelves a obligar al profe Naru a irse contigo, papá te golpeará hasta que tu trasero sea tu cara” yo me sonreí y disculpe con el policía que estaba llegando, le dije que ya todo había terminado. Porque sí, todo había terminado, Kakashi salió con el rabo entre las piernas, no sin antes decirme que iría a casa esta tarde – me lo dijo en el oído, claro – yo solo pude continuar con mi vida, me asustaba que en algún momento los dos cretinos se encontraran  y no hubiera poder humano que los separara, sabía que Kakashi era muy vengativo y al parecer, Itachi era muy orgulloso por tanto, también tomaría represalias. Eso no sucedió, Itachi fue por Yuuki, me pidió que la cuidara esta noche, tenía turno nocturno así que necesitaba que alguien estuviera con ella. Yo no me negué y le pedir que me diera todo lo que creyera necesario para la niña. Así las cosas estaba desocupado en la tarde, dormí todo lo que quise, no debía preocuparme por cosas que no sucederían, obviamente Kakashi no vendría así que ¿Qué más daba? ¿No?

Me encontraba en mi sofá a las nueve de la noche, comiendo un tazón de espumoso y delicioso rameen instantáneo cuando la puerta se abrió. Asustado me levante y vi aparecer a Kakashi, ¿Cómo diablos?

-          El administrador me dio la llave, le dije que era tu hermano mayor, claro, el no sabe que cositas le hago a mi hermano menor.

Me tomó por las caderas y me botó sobre el sofá, ¿iba a violarme? No lo creo, y no lo hizo solo se quedo mirándome y me abrazó.

-          Siento todo, sabes que odio que me rechaces, sé que fui muy duro pero necesito que me creas.

-          Lo siento Kakashi, esta es mi vida ahora, soy más estable… seguí tu consejo.

Vi una pequeña mueca de dolor en su cara, por un segundo pensé que estaba bien acercarme a el de nuevo, dejar botado mi intento de independencia y dejarme llevar por esos labios que se me ofrecían.

-          Ah, es hora de motel aquí, vamos Yuuki.

Esa masculina y desagradable voz.

-          ¿tú?  Naruto, ¿Qué hace este malnacido aquí?

-          Pues este malnacido  es jefe de tu adorable Naruto, mira, hoy voy hasta las 3 hice como me pediste y aquí está la pijama, no quiero que la despiertes con los sonidos de zorra que has de hacer – lo voy a matar – así que te recomiendo que dejes el motel para otro día, adiós.

Simplemente dejo la niña ahí en la entrada, no sin antes darle un suave beso de buenas noches que hizo que me derritiera de ternura, luego se volteó haciendo volar un poco su largo y negro cabello y nos abandonó… me dice que soy la reina del drama pero eso, eso es de Divas, el desgraciado era una diva, y lo entendía. Miré a Kakashi que tenía ganas de ir y matar a ese estúpido.

-          No puedes quedarte.

-          Lo sé, de hecho, mi vuelo sale en dos horas, me devuelvo para Tokio, te prometí que no le diría a tu padre, pero si ese desgraciado llega  a hacerte algo, tendrá a todos los matones de tu papá y los que yo pueda conseguir, los tendrá encima de su ególatra trasero.

Le sonreí. Él siempre había sido muy sobreprotector. Cuando se fue, tome a la pequeña en mis brazos, le hice algo de ramen y nos preparamos para una excelente noche.

 

 *************** Continuará... algún día **********

Notas finales:

bien, espero que les haya gustado leerlo, tanto como a mi escribirlo.

 

BESOS DE CANELA PARA TODAS!!

siganme en mi sensual twitter @unolepus

y en mi recien nacido tumblr cinnamon`s diary.

 

Besos

 


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