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Comenzando por el final por Broken Kiara

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Notas del capitulo:

Aqui esta el nuevo capitulo! Queria subirlo ayer por el cumpleaños de Sanji pero tenia muchas dudas. 

No puedo deciros mucho más, solo espero que os guste ^^

PASADO

Sanji estaba apoyado en la moto fumando un cigarro cuando Zoro le dio alcance. En silencio se miraron, apenas a un metro el uno del otro, Sanji fulminándolo con la mirada. Finalmente tiró el cigarrillo ya consumido y extendió la mano hacia el espadachín, en un claro mensaje. Zoro entendiendo lo que quería sacó las llaves de la moto dejándola sobre la mano.

El rubio le dio la espalda, rompiendo así el cruce de miradas. Rápidamente quitó las cadenas y cogió el casco azul para ponérselo, sabiendo que Zoro hacia lo propio con el negro. Montó en la moto y esperó a sentir el peso de Zoro tras él para arrancar.

El trayecto transcurrió en un tenso silencio. De normal Sanji nunca conducía la moto pero estaba muy enfadado, no deseaba dar vueltas durante horas por la cuidad y se negaba a indicar al espadachín como siempre. Así que lo más rápido era llevarla él mismo aunque la odiara.

-          Cocinero – Zoro aprovechó un semáforo para hablarle – Puedo explicártelo.

El cocinero volteó para mirarle a través de la visera, viendo como el marimo sonreía a pesar de hablar en serio. Zoro no añadió más, se limito a rodear la estrecha cintura con sus brazos y recargar el casco en uno de los hombros del rubio, en lo que hubiera sido una sutil caricia. Sanji no dijo nada ni se molesto en apartarle, solo siguió conduciendo.

 

Apenas abrieron la puerta de la casa Zoro vio como la corbata de Sanji, el cual caminaba delante suya, caía al suelo. Y unos metros más adelante el cinturón corría la misma suerte. Si la situación hubiera sido otra, el espadachín se habría relamido los labios al ver como la ropa de su marido creaba un camino por el suelo, no obstante sabia que esta vez el motivo era distinto. Cuando llegaron a la habitación solo le quedaban los pantalones, cosa que el rubio no tardó en solucionar.

-          Cejillas – llamó sin obtener respuesta.

Sanji ni siquiera le miró mientras sacaba unos pantalones de deporte del armario y se los ponía. Y sin prestarle atención salió de la habitación. Zoro se agachó a recoger un segundo los pantalones del rubio antes de seguirle.

-          Cocinero – volvió a llamarle a unos pasos de él – Escúchame – dijo mientras subían las escaleras.

Sanji seguía sin prestarle la mínima atención, tan solo caminaba con un objetivo claro.

-          Sanji, puedo explicártelo – dijo intentando inútilmente detenerlo.

Las cadenas chirriaron y el saco vibró con fuerza ante la potente patada del rubio. Volvió a golpearlo furioso. Estaba realmente enfadado y dolido. El peli verde se mantuvo en silencio, intentando estar calmado, dejando que diera unas cuantas patadas antes de decidir que ya era suficiente.

-          Cocinero, vas a romper el saco si sigues así – dijo perdiendo la paciencia – Y no quiero comprar un cuarto saco.

-          Déjame en paz Roronoa – dio otra patada.

Zoro se sorprendió. Sanji le había llamado así contadas veces, sabiendo que al marimo le excitaba bastante. Mas esta vez lo había dicho en un tono helado, dejándole una sensación de vacío en el estómago. Con rabia se acercó a su pareja, rodeando su cintura con un brazo para separarle del saco.

-          Deja de actuar como un niño pequeño y escúchame de una maldita vez.

-          ¡Suéltame Zoro! – dijo enfadado, intentando soltarse inútilmente.

-          ¿Se puede saber por qué estas tan enfadado? – preguntó cansado por la actitud del rubio.

-          ¡En los años que llevábamos juntos nunca has mencionado nada de un ex novio! – gritó revolviéndose en el agarre.

Zoro le soltó para encararle ya que por fin estaba dispuesto a tener una conversación. Aunque fuera a gritos.

-          ¿Es eso lo que te molestas?

-          ¡Sí, joder! – admitió Sanji, aunque en parte estaba mintiendo.

Claro que le molestaba no saber nada acerca del ex novio del marimo. Pero lo que realmente le enfada y dolía era que Zoro había estado con otra persona. Sanji podía ser un mujeriego y se había acostado con un buen número de mujeres antes de empezar con su relación, pero jamás había pasado de una noche o un fin de semana. Para él no eran importantes, solo recordaba sus nombres y algunos detalles por cortesía a las damas, pero nada más. Pero era distinto si se trataba de Zoro, el espadachín no se acostaría con cualquiera, y mucho menos tendría una relación sin sentir nada por la otra persona. Y que otra haya persona que conozca todas las facetas de Zoro y sepa lo mucho que vale el estúpido marimo. Verdaderamente le aterraba.

-          Cuando empezamos a salir te dije no era virgen – se defendió – Te dije que había estado con otro hombre.

-          Pero no dijiste nada de una relación – repitió molesto.

-          Está bien – suspiró Zoro ahora con el ambiente más calmado – ¿Quieres que te lo cuente? ¿Es eso cocinero?

Sanji asintió. Ahora mismo no le vendría mal su tabaco.

-          Vale, pero antes toma – metió la mano en el bolsillo y le tiró el paquete de cigarrillos que había sacado previamente de los pantalones del rubio.

Sanji le miró, agradeciéndole con la mirada mientras encendía uno. Era un golpe bajo que Zoro tuviera un gesto tan amable mientras discutían.

-          Íbamos al mismo dojo, allí nos conocimos – dijo – A los dieciséis nos alistamos juntos y comenzamos a salir.

-          ¿Cuánto tiempo estuvisteis juntos? – preguntó intentando mantener la calma.

-          Casi dos años – el cocinero frunció el ceño.

-          ¿Le querías? – formuló la pregunta con la sangre hirviéndole en las venas.

-          Si – respondió serio.

Zoro le miró, sabía que Sanji estaba haciendo un esfuerzo por mantener la compostura y no dejarse llevar.

-          No lo entiendo – susurró Sanji apretando la mandíbula.

-          ¿El que no entiendes?

-          No entiendo porque nunca lo habías mencionado – habló Sanji perdiendo poco a poco el control – ¿Es que no fue importante para ti?

-          Claro que lo fue – respondió firme.

-          ¿Entonces? – preguntó de nuevo enfadado - Dices que le querías, que estuviste dos años con él – el cocinero hablaba rápido – ¡Llevamos muchos años juntos y jamás has dicho nada al respecto!

-          No lo creí necesario  - dijo Zoro comenzado a perder la paciencia.

-          ¿Qué no lo creíste necesario? – preguntó incrédulo – ¡Soy tu pareja estúpido espadachín! ¡Claro que era necesario!

-          ¡No, no lo era! – replicó gritando también.

-          ¿Por qué?

-          ¡Porque creía que estaba muerto! – estalló el peli verde haciéndole callar – ¡Porque vi como el edificio donde estaba explotaba y no pude hacer nada!

Sanji abrió mucho los ojos, aun con el pulso a mil y sin entender nada. Puede que Zoro no llorara pero Sanji veía el inmenso dolor en las palabras y el ojo de su marido.

-          ¡Le amaba! – continuó sin gritar pero aun enfadado – Hasta esta noche creía que estaba muerto y me deje llevar cuando le vi, pero solo porque me alegraba de verle con vida. ¡Y claro que es importante para mí! – clavó aun más su mirada en la del rubio – Si no te lo conté es porque quería pasar página y bastante me aguantas ya con el aniversario de Kuina. Es verdad que le quise, pero hace diez años que no es así. ¡Yo solo quiero a ti, estúpido cocinero!

Zoro salió de la sala y Sanji no hizo nada por detenerlo. Volvió a pegarle una fuerte patada al saco, descargando ahora la rabia que sentía contra sí mismo. Y es que solo de pensar en el visible dolor tan poco común en Zoro se le encogía el estómago.

 

 Zoro estaba sentado en su lado de la cama, de espaldas al rubio cuando este entró en la habitación.

-          ¿Qué haces aquí? – preguntó con resentimiento el peli verde sin darse la vuelta.

Sanji no respondió de inmediato, se quitó los pantalones quedando en las mismas condiciones que su pareja y se sentó en la cama de piernas cruzadas justo detrás de él.

-          He llamado a Patty, le he dicho que reserve una mesa privada para cenar – recargó la frente en uno de los hombros del espadachín.

-          No me apetece irnos de cena.

-          No es para nosotros.

Zoro giró el cuello para mirarle y Sanji no hizo más que sonreír y besar suave su piel.

-          Llámale e invítale a cenar – posó sus manos en la cintura contraria – La reserva esta para mañana, pero se puede cambiar sin problemas. Yo no trabajo esta semana así que Patty o Carne se encargaran.

-          ¿Tú no vienes? – preguntó extrañado.

-          No, supongo que tendréis muchas cosas de que hablar.

Se quedaron en silencio sin moverse, los dos cómodos con esa postura. Con los finos dedos vagando por la morena cadera. Conocía al cocinero para saber que eso era una disculpa y muestra de comprensión.

-          Marimo– susurró – ¿Puedo dormir aquí? – preguntó sabiendo que le toca a él dormir en el sofá. Se había comportado como un idiota.

-          Es también tu cama – dijo a modo de afirmativa.

-          No quiero dormir en mi cama como desconocidos – dijo meloso apretando el agarre en la cadera – Quiero dormir en nuestra cama, con el hombre al que amo.

Zoro no pudo evitar una sonrisa, en un movimiento se subió a la cama, obligando al rubio a tumbarse mientras se colocaba sobre él. Sanji le miró desde abajo, aun con las manos en los costados del espadachín, quien parecía un felino a punto de cazar a su presa. El rubio se relamió los labios y enredó sus brazos en el fuerte cuello.

-          Dilo – dijo Zoro a pocos centímetros de sus labios – Llámame otra así Sanji.

-          Bésame Roronoa – el cocinero rió sobre su boca.

-          Con mucho gusto – concluyó besándole con fiereza.

Y Sanji encantado correspondió con la misma intensidad.

 

Caminaron en silencio, dejando que el camarero les guiara a la mesa. Cuando se sentaron Zoro se fijo en que su acompañante observaba el lugar con devoción.

-          ¿Cómo has conseguido una reserva Zoro? – preguntó curioso – Es el mejor restaurante de la ciudad, por no decir del país.

-          Mi pareja es el dueño – respondió simple.

-          ¿En serio? Debe ser un gran cocinero.

-          Bueno, no cocina mal – medio gruñó, no queriendo alabar al rubio.

Aprovecharon la espera de la comida para poder hablar tranquilamente. Saga era quien llevaba la conversación la gran parte del tiempo. Le contó cómo después de la explosión estuvo un año en rehabilitación en otra ciudad, logró recuperarse totalmente a excepción del brazo. Al parecer había intentado contar con el marimo pero entonces Zoro ya se había unido a los Mugiwara y le fue imposible.

Cuando les trajeron la comida Saga se dedicó a hacerle preguntas a Zoro sobre la última década, intentando no mencionar a la pareja del peli verde.

-          Zoro – dijo una vez salieron – Yo… te he echado mucho de menos este tiempo.

-          Yo también – admitió el espadachín – Creí que estabas muerto, ahora que estas en la ciudad, puedes llamarme y…

-          No me has entendido – cortó – No he podido olvidarte.

Se paró obligando al peli verde a imitarle, y cuando estuvo frente a él se acercó justo para rozar sus labios un segundo con los contrarios.

-          Te quiero Zoro – susurró al separarse.

-          Saga, estoy casado, yo quiero a mi mar…

-          ¿Recuerdas la promesa que me hiciste aquel día? – volvió a interrumpir, no queriendo oír la frase entera.

Zoro no respondió. Recordaba cada detalle de aquel día.

 

Estaban esperando al momento oportuno para que Saga se infiltrara en el edificio y pusiera los detonantes para luego volarlo por los aires. Pero a Zoro no le hacía mucha gracia que fuera él solo.

-          Oye Zoro – le llamó con una sonrisa– Prométeme que cuando acabemos la misión me harás el amor – dijo para tranquilizarle, asegurándole así que no pasaría nada.

Y el espadachín sabiendo su intención no pudo más que aceptar y sonreírle de vuelta.

 

Pero al final todo había salido mal.

No esperaba que Saga lo recordara, ni mucho menos esa pregunta. Porque sabía que significaba.

-          Hazme el amor, Zoro.

Notas finales:

Hasta aqui el capitulo de hoy! Supongo que quereis matarme.

En el siguiente veremos como actua Zoro frente a una promesa asi y cual es la opinion de Sanji al respecto.

Sinceramente he tenido muchas dudas con este capitulo, aunque espero que os haya gustado

Como siempre son bienvenidas vuestras opiniones y comentarios :)

Muchas gracias por leer ^^

PD: La personalidad de Saga no se exactamente como es, asique me he tomado la libertada de moldearla un poco.


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