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Un año no es nada. por Julia de Virgo

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Notas del capitulo:

Hoola de nuevo personitas que leen este fic. Como ya dije, no quería tardar mucho en subir el capítulo dos, y bueno, aunque sé que es corto, eso es porque el capítulo 3 es un poco...largo y extraño, pero bueno.

Además, a partir de ahora voy a estar un poco ocupada, por eso quería dejar esto hecho.

Y sin más demora, el segundo capítulo.

********************Templo principal del Santuario, Atenas********************

 

Horas más tarde, solo los dioses se encontraban sentados uno frente a otro en el templo principal de las doce casas, territorio de Atenea. Durante el trayecto hubiera sido más fácil pensar en cómo comunicarle a una persona enferma terminal que le quedaban dos meses de vida, a ver a su rubio caballero y su tío demostrándose el amor mutuo a través de constantes besos, y debido a ello, ni por la cabeza se le pasó el qué le iba a decir a Hades.

 

-¿Y bien? Eras tú quien me quería aquí, Atenea- pronunció el dios de tez blanca cual taza de porcelana- ¿qué quieres? No me gusta perder el tiempo, y tampoco me gusta la idea de que pueda pasarle nada a mi hijo en mi ausencia, así que démonos prisa.

 

-De acuerdo- murmuró la poseedora de cabellos violeta- bien, verás Hades, Shun es el sucesor de la armadura de virgo, eso lo sabes, y no puede obtener la armadura sin su maestro, necesito a Shaka aquí, en el Santuario.

 

-Y como bien sabes, no voy a separarme de él por las buenas- aquella frase, más que parte de una charla, parecía más un gruñido de pelea inminente por parte del peli negro dios.

 

-Sí, lo sé Hades, lo tengo muy presente en todo esto- masculló Saori- bien, se me había ocurrido una...podemos decir, idea para solucionar todo esto. Bueno, yo necesito a Shaka en la Tierra, en la sexta casa, y tú lo quieres cada día para ti.

 

-Si no vas a decir más que obviedades, esto no es más que una miserable pérdida de mi valioso tiempo.

 

-¿Te parecería venir al Santuario una temporada?- nada. Un gesto, una expresión, un murmullo, una palabra, un grito...algo, cualquier cosa hubiera bastado como respuesta...pero no. El dios del Averno quedó mudo, inexpresivo e inamovible en el sitio.

 

¿Locura? ¿demencia? ¿una deficiencia mental, tal vez?

 

Preguntas tales como esas y mayores volaban libremente por la mente de Hades, dando que otra vez a su cerebro a gesticular palabras sin sentido, y cuando aquello ya no fue de su poderío, no pudo sino echar a reír, dejando su voz rebotar hasta en los mismísimos cimientos del Olimpo mismo.

 

-¡Señor Hades!- tres voces por demás masculinas resonaron en el templo principal, alertados de oír a aquel su amo reír alocadamente, casi de manera demente, y temiendo de aquel su posible acto, corrieron sin más seguidos de los caballeros (y Pandora)

 

Lágrimas, risas, el suelo, Atenea, Hades....no había mucho más que ver allí. Atenea con cara contrariada y extrañada viendo cómo el hermano de su dios padre reía sin parar en el suelo del templo patriarcal.

 

-¿Qué ha pasado?- pronunció el tercer guardián- jamás habíamos visto nada semejante...

 

-No lo sé Saga...no lo sé...- murmuró la diosa terrenal- solo le propuse una estancia aquí, en el Santuario, así Shaka podría entrenar a Shun, y Hades estar con él...- risas, sonrisas y más carcajadas de parte de cuatro habitantes infernales más llenaban la estancia, y no precisamente del rubio de ojos turquesas. Pandora, Radamanthys, Minos y Aiacos reían acompañando a su señor en el suelo frío del mayor de los templos del lugar, siendo observados atentamente por cada uno de los caballeros....bueno, no de todos.

 

-Si-siempre...pensé que.....no eras muy inteligente- rió Hades tratando de mostrarse, o al menos, lo más posible, civilizado- pero es que esta reencarnación tuya, es realmente idiota.

 

-Maldito engreído...- susurró la diosa- ¡Shaka!...¿Shaka? Caballeros, ¿dónde está Shaka?

 

-¡¡O.O!!- cinco. Uno, dos, tres, cuatro y cinco personas saltaron de repente ante tal pregunta, observando a cada uno de los caballeros de Atenea hasta finalizar con Afrodita...pero sin rastro del rubio.

 

-Creo que estaba con Aioria...- tres...dos...uno...boom. La bomba había sido liberada por Aioros, quien miraba la cara que ahora ponía aquel dios de espada maldita, cual alzaba en su mano, se disponía a no solo poner fin a la vida de su hermano, sino además de ser testigo mudo de su eterna tortura.

 

¿Cinco? No, ya no. No eran cinco los que buscaban una eterna cabellera rubia del color del sol desértico, no eran seis ni siete ni ocho, sino 18 personas que corrían de un lado a otro buscando y buscando sin descanso. Cuatro en verdad buscaban al rubio, 13 buscaban a sus dos compañeros, y uno de ellos, el más mayor de todos y por ende el más enfadado, levantaba hasta las más diminutas piedras en la búsqueda del castaño guardián de Leo, quien condenado había al más tortuoso infierno eterno.

 

Una hora. Sesenta minutos que significaron de todo para los presentes. Divagaciones, suposiciones, susurros, imaginaciones y búsquedas sin resultado, 3600 segundos que para Hades lo significaron todo. En el templo principal, el de Leo, el de Virgo, los 10 restantes, el coliseo de entrenamientos, el pueblo de Rodorio...todo. Cada centímetro, cada milímetro de las cercanías fueron registradas...mas nada encontraron tras tanto buscar.

 

Ya no una, sino tres horas, y nada, ningún tipo de rastro de aquel par de desaparecidos.

 

-¡Es el colmo!- gritó Hades de vuelta al templo principal- ¡deberíamos poder localizarlos por su cosmos o algo así! ¡¿DÓNDE DEMONIOS SE HAN METIDO?!

 

-Tranquilízate Hades- suplicó Saori- los hemos buscado por todas partes, solo podemos esperar a que regresen de dondequiera que estén.

 

-¡¿CÓMO QUIERES, MALDITA DIOSA DE CUARTA, QUE ME QUEDE DE BRAZOS CRUZADOS MIENTRAS EL PADRE DE MI HIJO ME ENGAÑA CON UNO DE TUS CABALLEROS?!

 

-¿Que tu QUÉ te está QUÉ con QUIÉN?- exclamó una voz desde la entrada al templo, cuyo poseedor, quien de cabellos eternamente largos gozaba y mirada amenazante portaba, se encontraba mirando con furia al que era su esposo y los que seguían siendo sus compañeros de armas- Hades, por mucho que te quiera, o me das UNA EXPLICACIÓN AHORA MISMO, o te dejo y aborto.

 

-¡Shaka!- ¿una explicación? Bueno, eso era lo que el rubio esperaba en estos momentos, mas lo que le dio aqueste su consorte era algo muy diferente. Un abrazo, tierno, cálido y fuerte, fue lo que recibió aquel rubio aún de pie en la entrada- ¡me tenías muy preocupado! ¡¿dónde demonios te habías metido?!

 

-Repito- habló él- quiero una explicación ahora mismo, Hades Ò-Ó.

 

-¡Desapareciste!- bramó el otro- ¡y con él, por horas! ¿qué iba a pensar? Eres demasiado hermoso, no sé quien es el idiota que, con oportunidad de ello, no se aprovecharía de ti.

 

-Cierto, cierto- asintieron todos, infernales y damas incluidos, mas solo pudo responder con un amistoso y muy, pero que muy doloroso capón en la coronilla.

 

-¿Y como me fui, ya pensabas que me revolcaba con Aioria?- rugió Shaka ahora con su dorada y resplandeciente armadura virginiana- me decepcionas, pensé que me conocías mucho mejor, Hades, y pensaba que confiabas más en mí- uno y dos pasos, un giro y un cruel pero sexy movimiento de pelo por parte del rubio después, Hades miraba al joven Leo, aún deseoso de arrastrarlo al Inframundo para matarlo lenta y de una manera por demás, dolorosa.

 

-Shaka...- murmuró este- yo...

 

-Tú nada- contraatacó su marido- estoy muy enfadado contigo, encima de que te hice caso...

 

-¿Que qué?- pronunciaron todos.

 

-Shaka, ¿a dónde fuisteis?- cuestionó aquel su amigo, Afrodita- os hemos buscado por todas partes, pero no estabais en ninguna parte, ¿dónde os habíais metido?

 

-En el inframundo- soltó Aioria con una sonrisa- después de escuchar a Hades reírse como un loco psicópata bipolar, o lo que es lo mismo, Saga...

 

-¡¡EH!! ÒnÓ

 

-Calla- pronunció Kanon- déjale continuar.

 

-Bueno, yo estaba hablando con Shaka en esos momentos- explicó el gato de oro- y aquí el rubio, supuso lo que pasaba, y a sabiendas de la respuesta que Hades daría, me pidió que lo acompañase al Averno para coger algunas cosas.

 

-Vale, todo normal, pero...- lo interrumpió su preciado amigo Milo, quien ahora simplemente jugaba con unos hilos de un ovillo de lana proveniente de vete a saber dónde- ¿qué pintas tú ahí? Digo, Shaka puede ir solo al Inframundo, ¿qué narices tienes tú que ver? Los espectros dudo que lo toquen, y tampoco es una figurita de porcelana, ¿por qué lo tenías que acompañar? Es que así solamente le veo una explicación lógica...y no es agradable.

 

-Hades es...muy paranoico- inquirió el rubio de ojos azules suspirando con resignación- desde hace más o menos un mes no me deja ir solo a ningún lado, siempre me acompañan Minos, Aiacos o Radamanthys allá donde vaya, y si me dirijo a los Campos Elíseos, son Hypnos y Thanatos los que se encargan de vigilarme, por eso le pedí que me acompañara, si se enterase que regresé sin vigilancia al Inframundo se enfadaría...y aunque eso me guste en parte, su lado psicótico y peligroso, además de paranoico y enfermo, me tendría más vigilado todavía...por eso vino Aioria conmigo.

 

-¿Y el tardar horas en regresar?- vaya, un golpe bajo donde más dolía, 0-1 a favor de Aldebaran. Ambos se miraron poco antes de echar a reír, desde luego, ninguno podía imaginarse la cantidad de cosas que acababan de acontecer allá abajo, de donde solo acordarse reían sin disgusto posible.

 

-¿De verdad queréis saber?- preguntó el quinto caballero dorado del lugar- os advierto que es raro.

 

-¡Sí!- bronce, oro, espectros y dioses se colocaron dispersos por el lugar, pero aun así, todos estaban concentrados en ambos, quinto y sexto caballero que aún reían con alegría.

 

-Bien, pues veréis...cuando bajamos... 

Notas finales:

¿Y bien? ¿les gustó?

Eso espero, y bueno, nadie sabe lo que pasó en el Inframundo ¬u¬, pudieron pasar muchas, MUCHAS COSAS.

¿Le fue Shaka infiel a Hades realmente?

¿Se intentó aprovechar el gatito del rubio en su estado?

¿Habrá algún golpe preparado para el pobre Aioria de parte de Hades?

¿Cómo reaccionarán al saber lo que pasó?


Todo esto y más (aunque puede que no ¬u¬), en el siguiente capítulo.

¡Jikai made!


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