-¿Porque te gusta tanto estar solo en el lago?- preguntó Harry viendo detenidamente la hermosa silueta de su amado, tenerlo de cerca sin ser alejado era algo que nunca pensó tener. Con un dulce movimiento, apartó las hebras platinadas que se empeñaban en cubrir el afilado rostro que tan le fascinaba para colocarlas detrás de la sonrojada oreja.
Ese pequeño gesto era más que necesario para Harry pues no podía evitar querer tocarlo cada cinco segundos de una u otra manera, pues saberse correspondido era un deleite que guardaba recelosamente.
-Porque me gusta estar solo debes en cuando- dijo sonriendo al sentir los dedos cálidos de recorrer su piel en ese inocente roce que le hacía sentir más unido.
Con un suspiro recargó su cabeza en las piernas cruzadas del azabache para que siguiera acariciando su cabello –a veces mis amigos pueden ser fastidiosos- dijo con tranquilidad -Pansy por un lado molestando con sus revistas de chismes, Blaise contando sus chistes malísimos siendo secundado por Greg y Vince... y Theo por su parte hablando de toda la montaña de libros que escoge como lectura ligera…-
-Suena como la versión masculina de Hermione-
-Sip es un vil sabelotodo, pero a diferencia de Granger, Theo es casi mi hermano, así que no puedo hablar pestes de él- dijo con media sonrisa. El ojiverde puso los ojos en blanco, era una batalla cada que quería evitar que se expresara mal de sus amigos, así que por esta vez lo dejo ser.
-Bueno, pensándolo bien, agradezco que tengas este momento para ti- agregó sin dejar de pasar sus dedos por el suave cabello.
-¿A qué te refieres?-
-Pues gracias a ello pude verte bajo otra luz, mi bello ángel…- el sonrojó fue inminente y se levantó de inmediato dejando la mano del azabache suspendida en el aire.
-Tú y tus cursilerías…- dijo dándole un ligero golpe en el hombro –a ningún hombre le gusta que les digan “mi bello ángel” suena tan femenino…- dijo haciendo un mohín cruzado de brazos.
-Ahh perdón mi muy macho y varonil ángel- dijo entre risas siendo amonestado nuevamente por un muy aireado y abochornado rubio que se sentó a horcajadas sobre él.
-Mejor cállate y bésame-
-Te faltó decirme mi rey- dijo muy digno el Gry tomando toda su seriedad posible mientras rodeaba la cintura de su amado.
-Solo hazlo, cara rajada…- dijo pegando su frente con la de él esperando el siguiente movimiento que el otro se la estaba haciendo de emoción. Aunque esperó el moreno simplemente se quería hacer del rogar –Harry…- no iba a rogar, simplemente a pedir lo que le corresponde.
-Tus deseos son ordenes dragón…- dijo dándole un dulce beso tan suave que les robó el aliento.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Muchas veces Draco se había puesto a pensar en todos esos bellos sentimientos que le transmitía su querido amante, sabia cuan arrollador crecía su amor en su interior, pero con cada nuevo día las dudas crecían a la par al pensar que todo seguro y era una ilusión “demasiado bueno, para ser verdad” se decía, y no era porque careciera de autoconfianza, esa la tenia y bastante (o eso creía).
Sin embargo, la premisa ser “el dichoso niño que vivió” sabía que merecía lo mejor y él, aunque se consideraba un gran partido, no estaba del todo seguro de ser el adecuado para ser su pareja y eso sumado a la incertidumbre que le planteaba sus amigos, en especial su casi hermano Theodore Nott, no le ayudaba mucho...
-Es estúpido, Dray, tienes que dejarlo, esto no te hace ningún bien- le reiteraba cada que podía para que desistiera aquello que aseguraba solo le traería infortunio y pesar.
-¡Si el señor tenebroso se llegara a enterar cuando regrese, no quiero ni pensar lo que te hará! Por tu bien, termina esta locura- imploraba tomando sus manos como si fuera una plegaría.
-Pero está bien muerto, Theo… aparte yo amo a Harry con todo mi corazón… sin él no puedo respirar, es todo lo que necesito…- el otro simplemente apretaba los puños ante su impotencia de no hacerle ver su punto.
-Pero ¿y qué tal si él no te ama?- esa misma pregunta que le asaltaba sin falta en la soledad de sus noches y aunque él con tanto esfuerzo se esforzaba por contestar de la mejor manera, siempre permanecía ahí escondido a plena vista.
-El me ama con locura… me lo ha dicho muchas veces y me lo ha demostrado con cada acción que me da- declaraba una y otra vez, tal vez para que quedara claro o para convencerse, pero siempre lograba callar por un corto tiempo los gritos de su amigo y de su aguerrido interior.
Sin embargo durante todo ese tiempo Harry nunca le hizo dudar de su sentir, siempre permaneciendo firme en que lo que tenían era real, llenándolo de confianza en su relación que realmente tenia futuro, que lograrían librar de alguna manera las catástrofes que les deparaba el destino. “Estoy seguro que esto es real” se repetía.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Cuando el torneo de los tres magos se llevó a cabo, Harry tuvo que ser participe en contra de cualquier sentido y lógica, por tanto, toda aquella presión por los terribles desafíos a los que se enfrentaría, el pánico de las personas a su alrededor y desprecio de otro tanto que le demostraban, quebró su temple en un abrir y cerrar de ojos.
-No puedo creerlo, ¿Quién me haría algo así?- pensaba en voz alta dando vueltas por la habitación alborotando su cabello negro como solía hacerlo cuando estaba nervioso -y para colmo de males Ron me odia porque cree que yo lo hice…- dijo con una nota demasiado dolida que exasperó al rubio.
-¡Cálmate, maldita sea!- lo detuvo por los hombros y lo abrazó protectoramente esperando que dejara esa dolorosa línea de pensamiento que nada bueno le hacía.
-¿Tú…Tu no crees que yo lo hice verdad?- preguntó temeroso refugiándose en el hueco de su cuello, pensando que tal vez su calidez podría calmar la desazón en su interior y se ganó un sonoro zape de quien que con cariño tomó su rostro con ambas manos para que las esmeraldas pudieran empaparse de todo el sentir de las gemas de luna.
-¿Cómo puedes preguntarme semejante burrada, idiota?- lo fulminó con la mirada, no esperaba que dudara así de él “claro, después del desplante de la comadreja sin cerebro es bastante obvio que comience a dudar” por su puesto, eso no le quitaba la molestia que le provocaba que lo pusiera en el mismo nivel que aquel atolondrado Gry.
–Claro que se que no fuiste tú… no eres lo que siempre pensé que eras y que la mayoría siguen pensando… te conozco, maldición que te conozco y sé que lo que menos quieres es la estúpida fama que te cargas Harry, se que solo quieres una vida tranquila sin todo el brillo del reconocimiento público- dijo besando su mejilla de la que corrió una salada lagrima.
-Aparte, ese vejete fanático de los dulces de limón es un mago demasiado poderoso para que su hechizo pueda ser burlado… ni siquiera el dichoso niño que vivió para amar el suelo por el que camino podría hacerlo- Harry no pudo evitar sonreír con esto último y asintió.
-Gracias por estar a mi lado Draco…- dijo con una aliviada sonrisa acariciando la espalda del Slytherin –Te amo…-Sintió su corazón aligerarse al saberse apoyado por su rubio quien no dudó en unir sus labios con los suyos. Tan suave envolvió su cuello sintiendo el reconfortante calor mientras los brazos de su amado lo acunaban con fervor sosteniendo sus anhelos y disipando sus temores.
-Yo también Harry… siempre estaré ahí para ti mi problemático león…-
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Cansado y dolido se presentaba a cada nuevo enfrentamiento Harry, su faz embravecida demostrando temor a lo desconocido, pero total seguridad que lo lograría; solo así podía dar el siguiente paso, por ello cuando el agotamiento mental superaba con creces el físico, parecía flaquear, pero rendirse no era una opción, mucho menos cuando su adoración de ojos grises secretamente lo motivaba en las gradas a dar todo de sí.
Aunque claro con cada nueva prueba su ánimo se veía truncado, nada se comparó a lo que sucedió al término de ese fatídico año. La presencia del señor oscuro renacido del recóndito lugar del mundo entre oscuridad y maldad, sumado a la proeza de regresar milagrosamente intacto y la creciente herida de la muerte de Cedric roía su alma carcomiéndole la desesperación y su incapacidad por haber hecho nada por salvarle.
Draco por su parte no pudo hacer más que llorar a su lado todas sintiendo su dolor como si fuera hecho en carne propia, todas y cada una de las incontables veces en las que perdía el rumbo y caía en el abismo del dolor, una pena que ambos aseguraban que era injusto que viviera ahí clavada como una espina en lo más profundo de su ser… pero el ser “el elegido” no era trabajo fácil.