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PARADISE por MallowSJ

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Notas del capitulo:

Capítulo corto.

La verdad es que he escrito éste fanfic de una corrida, es decir, lo he puesto en un word completamente sin dividirlo porque quería publicarlo completo. Pero sé que así tenía menos posibilidades de ser leído así que me tomo la libertad de subdividir según calce mejor con la historia...

 

 

Por favor comenten si les ha gustado. Yo le tengo un cariño muy especial a este fanfic.

 

ESO! nos leemos!

Se acercaba el invierno y Paradise preparaba su nuevo disco dificultosamente, con Heechul respetando cada vez menos su agenda.

El clima se volvía noche a noche más frío en el apartamento sin calefacción de Hangeng. Sin embargo y a pesar del frío sepulcral de aquel lugar, Heechul estaba metido entre sus sábanas más de tres veces por semana. Hangeng sentía un poco de culpa ya que gracias a la fama de Heechul y el dinero que recibía, no tenía por qué soportar las carencias de su precaria vida en Seoul, así que se esforzaba lo suficiente para que su hyung estuviera lo más cómodo posible en aquellos escasos veinticinco metros cuadrados.

Heechul  se había convertido en poco tiempo, de forma demasiado fácil en súper estrella. Fue cosa de proponérselo un día y empezar a tirar cartas sobre la mesa… el resultado fue un juego ganado  y por supuesto, recibió el premio máximo junto a su banda. Claro, que le costó un par de escándalos estratégicos y preguntas incómodas acerca de su sexualidad en los venenosos programas de farándula a los que a veces estaba obligado a ir. Era molesto, sí, pero Heechul era capaz de soportar cualquier cosa ahora que por fin se había llenado ese vacío estúpido dentro de él, el vacío que lo acompañó por tantos años. Porque en poco tiempo Paradise sería el jodido modelo a seguir de toda una generación, y eso lo llenaba por completo, o eso creía él.

Esa era la única razón de su felicidad. ¡Ah! Hangeng, Hangeng lo era también.

‘Pura suerte’ solía decir Heechul encendiendo un cigarrillo cerca de la ventanilla para no molestar a su chino en sus ensayos con el humo que emanaba. Hangeng no creía que era suerte, el éxito de Heechul se debía a su ángel. Esta vez su teoría iba más allá de las probabilidades, ya que él creía fervientemente que Heechul poseía un ente dentro de sí que le hacía ser especial y destacarse dentro de un grupo. Estaba tan fascinado con su soltura entre las cámaras y su capacidad para salir airoso de las preguntas comprometedoras que, después de muchos días de reflexión sobre su personalidad, concluyó que Heechul tenía demasiado carisma y terminó por ponerle nombre a su tipo particular de carisma: era el ángel que heechul poseía. Nada más y nada menos que eso.

“Heechul,  ¿te has preguntado por qué eres diferente a los demás músicos Idolos?”

Heechul lo miró entre divertido e intrigado. Primero, porque su coreano había mejorado demasiado en poco tiempo y sospechaba que era gracias a él. Y segundo, porque Hangeng no detenía su ensayo de danza repentinamente solo para hacerle una pregunta inquietante. De hecho, muchas veces Heechul lo había intentado persuadir para que dejara el ensayo para después y vinieran a ‘jugar’, una vez incluso se abalanzó sobre él, semidesnudo en un intento desesperado por desconcentrarle; en otra ocasión  salió de la ducha en toalla y fingió que ésta se le soltaba de la cintura, quedando completamente desnudo ante él solo para provocarlo y llamar su atención.

Pero era imposible distraerlo así que decidió rendirse tras muchos intentos fallidos y ahora hasta se relajaba mirándolo bailar. Lo hacía TAN BIEN, tan perfecto que alucinaba.

“Porque soy el más lindo y fabuloso dentro de todos esos simios. Nada más mira a HyukJae* y compara”

Hangeng rio aunque sabía que lo decía en broma, negó con la cabeza, sonriendo mientras se acercaba a la cama a paso lento.

“¿Acaso tú tienes idea?” A Heechul se le crisparon todos los músculos cuando tuvo a Hangeng gateando prácticamente por la cama y lo encontró encima de él, muy cerca de su boca. “¡¿Es-estás bien?!” La cara blancucha del mayor se puso roja como tomate y Hangeng sonreía  con los ojos, sobre él, arrojando un suspiro que a Heechul le rozó los labios.

“Eres auténtico y te admiro mucho por ello. Cuando veo al magnífico Kim Heechul que toca la batería ante un público de diez mil personas, no veo a otro que no sea éste mismo Heechul, aquí, el que espera pacientemente a que termine ensayo para poder pasar rato juntos. Adorable Kim Heechul que suspira dentro de mi boca cuando lo beso, el fascinante Kim Heechul que me vuelve loco…”

Hangeng pudo decir mil cosas más que sentía en ese instante, porque todas las frases que se le venían a la mente eran de alabanza a su nuevo amante. Pudo seguir toda la noche recitando frases mientras lo miraba directo a esos ojos sorprendidos y abiertos a más no poder. Pero como era de suponer, Heechul lo acalló con su especial particularidad, y su particularidad de ese día fue comenzar a sollozar.

Y Heechul no lloraba nunca.

Pero le conmovieron de tal forma las palabras repentinas de Hangeng, que las cursis lágrimas salían solas aunque se esforzara por mantenerse sereno. Hangeng entró en pánico y se asustó al verlo reaccionar así. Inmediatamente corrió en busca de pañuelos que pudieran contener el despiadado río de lágrimas. Hangeng se sentía asustado y apenado, eso no debía ser así ¿Había hecho mal en decir esas cosas?

“Idiota, no… no pongas esa cara, te ves tan bien. Hangeng-ssi”

“Perdona, ¿dije algo estúpido?” Hangeng se puso de pie a un lado de la cama dejando a Heechul sentado a lo indio sonarse los mocos con rapidez, avergonzado.

“¡Eres tan cursi!” Heechul le dio un golpe en el abdomen, alejándolo un poco. La sudadera se le ceñía al cuerpo gracias al sudor adquirido por su ardua sesión de baile. Hangeng solo pareció más confuso que antes.

“No llores más” Sin darle oportunidad a Heechul para apartarlo nuevamente, se acercó veloz y firmemente lo abrazó, posó sus manos en los hombros y dejó que llorara apoyando la cabeza sobre sus abdominales.

“¡Que no estoy llorando!” Heechul ocultó lo más que pudo su rostro en el abdomen del menor. Era embarazoso, lo peor que le había pasado en la vida.  Si bien usualmente tenía arranques emocionales, estos eran destructivos y violentos. Pero Hangeng le sacaba su lado más gay, realmente. Se sentía tan avergonzado, tan débil, tan humillado…

Pero al mismo tiempo su corazón flotaba en nubes de algodón de azúcar. Definitivamente esto era demasiado para él y no podía ser cool como siempre. Con Hangeng nada le salía como planeaba y rayos, era molesto y nada le garantizaba que en el futuro no volvieran a ocurrir situaciones como éstas, en las que se viera incapaz de controlar sus sentimientos.

“No sé qué hice mal pero perdóname”

“No has hecho nada mal Hangeng, nada” Heechul seguía con el rostro ruborizado, oculto gracias al menor.

“No llores mas ¿Si? Prepararé algo…no. Mejor ¿quieres helado? compré de chocolate”

Era malditamente encantador. Lo mejor que le pudo pasar, lo mejor que le había pasado en su jodida vida.

“Te quiero Hangeng, te quiero mucho” Lo abrazó por la cintura  fuertemente, no queriendo que se separara de él, el helado de chocolate podía esperar, el mundo entero podía esperar y dejarlos solos en su burbuja esta noche y muchas más. Porque Heechul había dicho un ‘te quiero’ de todo corazón.

Notas finales:

ñeñeñe


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