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PARADISE por MallowSJ

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Notas del capitulo:

Se acerca el final u.u. (violín más pequeño del mundo)

 

Espero que les guste a quienes lean^^

Para: Han Mulan

Hannie, no me ignores por favor  ¿Podemos vernos?

00:16 a.m

Para: Han Mulan

¿Podemos vernos AHORA?

00:53 a.m

Para Han Mulan

Sé que la cagué pero por favor no me ignores. Hangeng respóndeme por favor.

01:40 a.m

Para Han Mulan

Si no quieres verme solo dilo de una vez.

2:03 a.m

Heechul caminó de prisa por  el pasillo del edificio, poniéndose rápidamente un gorro que le cubría las orejas y unos lentes oscuros. Estaba tan abrumado que ni siquiera recordó llevar su chaqueta y a esa hora de la madrugada debían hacer varios grados bajo cero. No importaba. La camisa que llevaba estaba bien. Si su cuerpo entero temblaba no lo sentiría porque estaba tan acalorado del corazón…su chino, su adorado chino no le respondía. Lo llamó más de veinte veces después del último mensaje de texto que por cierto, no fue respondido. Y las llamadas no fueron contestadas.

Heechul sentía pavor de pensar que Hangeng, su amable y comprensivo Hangeng estuviera tan enojado con él como para desesperarlo y hacerlo sufrir de tal manera. Porque era OBVIO que el más joven sabía que Heechul se exasperaba fácilmente cuando era ignorado.

Media hora más tarde se estacionaba fuera del edificio donde vivía Hangeng. Subió los 5 pisos con el corazón latiéndole al ciento un porciento. Y cuando metió la llave que le había dado Hangeng hace un tiempo atrás y abrió la puerta lo único que escuchó desde el interior fue música. La música con la que Hangeng solía ensayar el baile para su audición. Estaba confundido. ¿Hangeng solo lo ignoraba por ensayar y no porque estuviera enojado con él?.

Se coló en el interior discretamente cerrando la puerta tras de sí. El ambiente era lúgubre y no veía a Hangeng en la habitación. Alarmado recorrió cada  rincón, pero nada. La cama estaba estirada y las cortinas de la ventana en su lugar. La puerta del baño estaba cerrada y la luz encendida en el interior se sintió un quejido ahogado desde el cuarto, sin vacilar, Heechul abrió la puerta encontrándose con una escena que le golpeó fuerte.

Hangeng agarraba el wáter con ambas manos y su cabeza apenas sobresalía desde el interior. Los brazos descubiertos de ropa  y su cuello se mantenían con una capa insana de sudor sobre la piel, tensos en el agarre de quien luchaba por mantenerse en esa posición y no caer al suelo por  debilidad. Heechul permaneció unos segundos mirándolo confuso desde el umbral, hasta que Hangeng  notó su presencia y levantó su cara para verlo, las ojeras se marcaban prominentes bajo sus ojos, los que estaban rojos gracias a las arcadas que le provocaban los movimientos retrógrados de su esófago en un intento por vaciar todo el contenido de su estómago. Tenía los labios secos y color de piel amarillo verdoso. Él se veía tan mal, tan devastado que Heechul se sintió horrible de no haber venido antes, de dejarlo solo y ser tan jodidamente egoísta. Hizo una mueca de culpabilidad y tuvo que juntar todas sus fuerzas para contener unas pequeñas lágrimas que se querían escapar a como dé lugar fuera de sus ojos en el momento en que Hangeng lo vio y le sonrió. Le sonrió a pesar de su  estado lamentable, a pesar de su pelea de ayer. Olvidándolo todo porque su Hyung, Kim Heechul,  había venido a verlo, y eso era todo lo que él necesitaba, era lo que había estado pidiendo a Dios incontables veces ésta tarde mientras bailaba a punto de perder la conciencia.

Todo lo que deseaba era verlo pero no había tenido las fuerzas para enfrentarlo.

En respuesta, Heechul desvió su mirada llena de culpa y suspiró derrotado por la amabilidad que mostraba el menor hacia él. Se sentía perdonado, pero por alguna razón el alivio no llego como esperaba .Se acercó para darle suaves golpecitos en la espalda hasta que el otro terminara de botar todo lo que tenía en su estómago, le lavó la cara, las manos, y lo condujo lentamente hacia su cama.

“Estas temblando de frío, Hee”

“Shhhh” Heechul lo tendió y comenzó a quitarlo los zapatos, pero Hangeng se removió en ese instante, retirando  las manos de sus gastadas zapatillas.

“Tengo… tengo que seguir, ensayar Hee. Si no, no quedaré”

“¿Eres tarado? ¡Estás ardiendo en fiebre!” Heechul entrecerró los ojos con la punzada en su corazón ardiendo incluso más que con la pelea de ayer.

“Si no ensayo no quedaré… si no quedo me tendré que ir y…” No le dejó terminar la frase y lo atrajo fuertemente hacia su pecho. Hangeng era quien siempre lo abrazaba, quien lo reconfortaba en los momentos difíciles, pero ahora el cambio de roles era evidente y Heechul se dio cuenta que Hangeng no era de hierro. Que era alguien muy frágil, incluso más frágil que él mismo.  Que lo había forzado a siempre ser el fuerte, a atenderlo en todos sus caprichos sin pensar nunca en cómo se sentía, porque él se creía el dueño de la vida más difícil de sobrellevar, y Hangeng no tenía derecho a comparar su tranquila vida de entrenamiento con su situación de súper estrella. No, no tenía idea de nada…

Heechul era un bastardo egoísta y lo aceptaba, ok. Había llegado la hora de reivindicarse, de ser algo útil para Hangeng. De serle un verdadero apoyo, de servirle porque LO QUERÍA, lo quería de verdad.

“Eres un tonto Hangeng, el más tonto de todos. Ensayaste hasta enfermar y aun quieres seguir”   El joven chino se revolvió cariñosamente sobre su pecho.  Ahí estaba él de nuevo, el joven singular que le robaba y devolvía el aliento con cada frase que decía sin pensar en absoluto el efecto que causaba en Kim Heechul.  Porque Hangeng jamás se tragaba sus palabras, era demasiado auténtico.

 

“Haría lo que fuera por ti, hyung,  en serio lo que fuera”


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