Natsu le miró fijamente. Y en ese momento, se dio cuenta. Se dio cuenta de que no había escogido bien sus palabras. Los ojos de su amigo estaban a nada de derramar lágrimas.
— Tú... Realmente lo crees...— Susurró con su voz completamente quebrada. — ¿Crees que realmente tengo un problema? ¿Crees que realmente estoy enfermo o algo así? — Volvió a preguntar, haciendo que Natsu se pusiera tenso. Realmente tenso. — ¡Contéstame! — Amenazó mientras sus ojos derramaban lágrimas, mirando fijamente a su compañero. Natsu no le contestó, sin saber que decir. En ese momento, su compañero agachó su mirada, y el dragonslayer comenzó a escuchar sus sollozos. Natsu se arrepintió en ese momento, e intentó coger la mano de su compañero, el cual la rechazó al momento.
— Gra...Gray... — Susurró, asustado, al ver la mirada que su compañero le echó. — Gray... Tranquilízate... Por favor. — Pidió con amargura al verle. Vio cómo su compañero respiraba de manera agitada.
— No me toques. A lo mejor realmente te contagio. — Susurró con dolor en su voz. — Creí que eras diferente a los demás. Soy tan estúpido por creerlo. — Natsu se sintió completamente culpable. Pero... ¿Cómo podía arreglar esas palabras? De pronto vio cómo su amigo salía corriendo con mucha velocidad, sin ningún rumbo fijo, probablemente sólo a esconderse. Natsu pensó en seguirle, pero luego bajó la mirada. Tenía que dejar solo a Gray. Tarde o temprano se daría cuenta que no estaba pensando como una persona normal, como un hombre normal.
... Después de todo, no era normal que le gustaran los hombres. Era raro que le gustaran las personas de su mismo sexo...
Natsu se levantó sobre saltado de su cama. Cuatro días. Cuatro malditos días desde que había desaparecido de pronto. Él sabía que su compañero había sido atacado, pero... ¿Dónde estaba? No lo sabía. Por alguna razón, a pesar de que tanto a él como a Gray podrían haberlo encerrado, sólo se llevaron a Gray, porque según ese hijo de puta, su mente era mucho más importante. Quería salvarle. Necesitaba salvarle. Si no se hubieran separado... Si no le hubiera hecho llorar... Ahora no... Ahora no estaría así, en esa situación tan horrible.
Prácticamente no había dormido nada. Cada vez que dormía, el mismo recuerdo venía a su mente, una y otra vez. Cuando él mismo se escuchaba en su sueño, no podía evitar pensar en que era un hijo de puta y que merecía una paliza de Gray, por tratarle como si estuviera enfermo.
— Quizás el enfermo sea yo y no Gray...— Susurró, mientras salía de debajo de las sabanas. Happy aún dormía y Natsu sólo se preparó para seguir buscando de manera desesperada. — Voy a encontrarte, pasen los días que pasen. Voy a encontrarte y a disculparme. Lo prometo. — Susurró, mientras veía la lluvia caer sobre la ventana.
En otro lugar no identificado, el mago de hielo de Fairy Tail seguía encerrado en esa habitación sin poder salir. Su habitación contaba con una cama, una silla y una mesa, nada impresionante.
Llevaba cuatro días encerrado y no parecía que se fueran a acabar. La ropa que llevaba era la que le habían obligado a llevar, un kimono blanco que apenas se sujetaba. De pronto, sintió la puerta abrirse y al momento sintió como no podía mover su cuerpo. Por lo menos, esta vez estaba sentado en la silla, lo que hacía que no se sintiera tan impotente. Gray ni siquiera le miró o le habló cuando le vio acercarse a él.
— Vaya... Hoy estás mucho más obediente que el otro día. — Se burló el hombre, mientras acariciaba las mejillas del mago de hielo. Gray simplemente cerró sus ojos mientras suspiraba, sintiéndose completamente sucio al sentir aquellas manos por todo su cuerpo y él sin poder moverse. — Y me gustas más así. — Comentó con una gran sonrisa, mientras comenzaba a bajar sus manos por el cuello pálido del mago, haciendo que su vello se pusiera de punta. — Vaya... Sí que eres sensible... Pero no te preocupes, te acariciaré lo suficiente para que no seas tan sensible. — Murmuró mientras se lo mordía, no pudiendo evitar gemir, haciendo sonreír al hombre. — Por fin un sonido tuyo, estaba echando en falta hasta tu comportamiento maleducado. — Bromeó, haciendo que el menor se pusiera tenso. Gray en ese momento miró al hombre directamente a sus ojos.
— ¿Quién eres tú? ¿Por qué estoy aquí? Dame una respuesta, por favor... — Pidió, casi rogó en un susurro. El hombre comenzó a reírse al ver al chico con tan poca energía, tan desganado, a diferencia de la primera vez que entró.
— Yo soy tu cuidador personal, el que evita que hagas cualquier tontería. — Explicó con sinceridad, con una gran sonrisa. — Y por qué estás aquí... Digamos que estabas cerca de nosotros y te encontramos interesante. — Explicó en un tono de burla, mirándole fijamente a los ojos.
— ¿Interesante? ¿Q-Qué estás diciendo? No hay nada interesante en mí. — Aquel hombre se sorprendió. Aquel chico no estaba intentando excusarse para que le soltaran o algo así. Aquel chico realmente pensaba que no había nada interesante en él. El hombre sonrió.
— Eres un chico divertido. — Susurró mientras se acercaba a él y le besaba, para después salir de la habitación. Gray bajó la mirada cuando sintió que su cuerpo por fin volvía a moverse.
No... Él no era interesante.
Él estaba enfermo, ¿Cierto?
Él tenía un problema... Porque seguía confiando en el dragon slayer a pesar de todas las barbaridades que había llegado a decirle.
Gruñó mientras apretaba sus puños. Conseguiría salir de allí a dentro. Lo conseguiría. Porque lo que se le había olvidado era algo muy importante.
Él ya no podría considerar a Natsu su nakama. Ni siquiera un compañero. Porque para Natsu, Gray estaba enfermo.
Así que... Nunca más volvería a confiar en él. Él saldría de allí a dentro por sus propios medios.
La lluvia seguía cayendo incesantemente, sin ningún tipo de descanso sobre él. Él pensó que era su propio castigo por hacer lo que hizo, sin embargo no se frenó. Había olido un olor demasiado familiar y decidió ir tras él, pensando que le daría algún tipo de pista.
Finalmente, encontró el origen del olor, a las dos personas que había estado siguiendo. Les tocó el hombro, llamando su intención.
— Natsu… — Susurró sorprendido, mientras se quitaba la capucha que le cubría. — ¿Qué sucede? — Preguntó algo preocupado al ver el estado de nerviosismo en el dragon Slayer.
— Necesito que me des información sobre los gremios oscuros que experimentan sobre personas… — Comenzó a explicar nerviosamente. La chica que acompañaba al otro chico le miró extrañada.
— ¿Tienes alguna misión o algo así? Porque no hemos escuchado nada sobre eso… — El dragon Slayer en seguida negó con la cabeza.
— El gremio… Que estudia sobre humanos… — Comenzó a explicar lentamente el mago. —… Se llevó a Gray para experimentar sobre él. — Los dos magos se quedaron sorprendido tras la explicación de Natsu. El chico de pelo azul le sonrió.
— Te ayudaremos, Natsu. —
— No esperaba menos, Jerall. — Comentó con una sonrisa el chico de pelo rosa. — Tengo que ayudar a Gray... Por que esto ha sucedido por mi culpa.