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Vacío por RotMond

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Notas del capitulo:

¡Muy buenas noches, queridas mentes perversas! Iba a actualizar mañana pero creo que ni podré revisar la página, así que...

Ahí va el nuevo capítulo :D

Y de nuevo, gracias por su preferencia.

***

Por cierto, parece que mi pequeño experimento en el one-shot "Karma" no fue bien recibido, peeero seguiré escribiendo de esa temática, pero ahora en originales (no, no voy a descuidar este fic)

Y bueno, "Parejas de terror" quedará pendiente hasta junio, pero regresará con una historia de hombres lobo!

**

Listo, a leer!

Hueco Mundo

 

Un estruendo se producía al interior de “Las Noches” alertando a todos sus ocupantes, quienes de inmediato descartaron cualquier tipo de intervención por reconocer el sonido:

 

Unas hilarantes carcajadas que retumbaban con fuerza desde el salón de reuniones, y el personaje que las producía se contorsionaba en la mesa mientras trataba de respirar. De un momento a otro, se limpió las lágrimas y se levantó con cierta dificultad, sin dejar de reír; luego se irguió por completo y dijo:

—¡¡¡Aizen-taicho!!! Puede… ¡Jaaaaa!, vamos, otra vez, ¡otra! ¿Puede repetirlo? ¡¡Fue demasiado épico!! —Volvió a desplomarse en la mesa y estalló en carcajadas, luego se levantó con rapidez y pronunció, con un tono serio que no le pertenecía—: ¡Touseeeeen! ¡Ve por Grimmjow en este momento!! ¡¡Mátalo si es necesario, pero detenlo!!

Aizen no respondió, dio media vuelta y se dirigió al salón del trono, Gin detuvo sus carcajadas y lo siguió. <<Esto no me lo pierdo>> pensó con una inmensa sonrisa. Escucharon cuando Tousen abrió la garganta, al entrar empujó a Grimmjow ante Aizen y se colocó a un lado; Grimmjow lo miró con enfado y se irguió con altivez y prepotencia, pero Tousen le dio una fuerte patada en los tobillos, obligándolo a arrodillarse.

 

—Grimmjow… —Gin se sorprendió de escuchar su tono de voz, jamás lo había escuchado de esta manera, casi podía sentir la ira en sus palabras—. ¿Sabes por qué estás aquí?

—¿Porque me escapé?

—Cuida tus palabras, Grimmjow. —Sentenció Tousen, Aizen levantó una mano para pedir silencio y prosiguió:

—Tus acciones fueron absolutamente irresponsables y carentes de sentido común: No solo pusiste en riesgo la vida de mi futuro siervo, si no que fuiste el responsable de la total aniquilación de tu fracción, sin mencionar que el cargo de Las Noches ha quedado fuera de tu alcance. —Grimmjow chasqueó la lengua y le respondió:

—No fue culpa mía, ellos no pudieron derrotar a los shinigamis.

—En eso tienes razón, no midieron bien sus fuerzas, ¿pero admites que eres culpable? —Gin abrió un poco los ojos para poder observar la escena, <<esto se va poniendo más interesante>> pensó lleno de curiosidad, observó que Aizen se levantó del trono y se aproximó a Grimmjow. <<Otra espada que se nos va>> pensó.

—Hay algo que no me has dicho, ¿qué asunto te llevó a enfrentar al shinigami sustituto? —<<Uy… Si responde mal, Grimmjow está muerto… >> pensó Gin y esperó la respuesta del otro, quien se encogió de hombros:

—Quería ver por qué tenían tanto interés en él.

—Ya veo. —Aizen lo tomó de la barbilla y subió su reiatsu, Grimmjow se tambaleó por la presión que ejercía sobre él; Aizen volvió a preguntar—. ¿Estás seguro?

 —S-sí, seguro.

—Eso espero; Grimmjow, no puedes jugar con la propiedad de los demás, porque si lo haces... —Aizen volvió a subir su reiatsu y Grimmjow estuvo a punto de desplomarse, si no fuera porque Aizen lo había sujetado de la cintura y lo tenía colgando de uno de sus brazos. Grimmjow parecía un juguete de trapo, completamente inerte e incapaz de levantarse por el increíble reiatsu de Aizen, quien lo tomó por la cabeza y lo obligó a mirarlo, diciendo: —Alguien más podría jugar contigo

 

Soltó su cabeza y se dirigió al trono, todavía con Grimmjow en su poder; se sentó y lo puso sobre su regazo, Grimmjow se tensó al sentir las manos de Aizen despojándolo de su chaleco, sus suaves manos se pasearon por su espalda y sujetaron su cintura mientras los atraía más a su cuerpo. No sabía que Aizen era tan alto, pero cuando se recargó por completo en él notó una diferencia, sobre todo porque Aizen podía acomodar su barbilla en el cabello alborotado de Grimmjow

—¿Te gusta? —Esta vez, sus manos se movieron de su cintura hasta llegar al pecho, jugueteando con sus pezones; Grimmjow se quedó paralizado—. Grimmjow, entendí lo que pensabas hacer con mi shinigami, y te advierto: —una de sus manos se deslizó a su espalda baja y Grimmjow sintió un fuerte ardor en la piel— Si vuelves a ponerle una mano encima yo mismo te cortaré la cabeza; ahora, por favor recibe tu castigo.

 

Se levantó del trono y agarró a Grimmjow del cuello, levantándolo por encima de su cabeza; en un rápido movimiento lo arrojó al frente, desenvainó la espada y le amputó el brazo; Grimmjow cayó al suelo y apretó su herida en un intento de detener la hemorragia, Aizen señaló el brazo cercenado y Tousen lo incineró con su espada, posteriormente se dirigió a Grimmjow.

—No eres indispensable, en cualquier momento te puedo eliminar y conseguir a alguien más para ocupar tu lugar. Ahora mismo acabas de ser relevado de tu puesto como Sexta Espada, has caído al menos 10 números. —Se levantó del trono y se dirigió a la sala de reuniones, Gin se apresuró a seguirlo, completamente impactado por lo que había visto.

—Aizen-taicho, ¿todo esto fue porque quiso pasarse de listo con su pequeño?

—Gin, —dio la vuelta y le dejó ver su prominente erección— me rehúso a utilizar a una alimaña como Grimmjow, supongo que tú podrás ayudarme con esto.

—Taicho, ¿cómo los viejos tiempos, eh? —Dijo mientras se arrodillaba…

.

.

.

***

Flashback

 

Para un prodigio del Rukongai no era difícil entrar al Seireitei; ya en la academia, se encargó de destacar en todas las áreas y convertirse en un shinigami reconocido, y de esta forma, fue promovido al tercer puesto del quinto escuadrón; justo debajo de uno de los mejores tenientes de la Sociedad de almas, pero el niño conocía su secreto:

El teniente tenía dos caras, y las manejaba con tal maestría que Gin, de no haberlo conocido antes, hubiera caído en su trampa. Pero Aizen supo ver en él a una mano derecha en potencia, así que mostró su otro rostro y Gin ganó parte de su confianza.

 

El tiempo pasó, él creció y se volvió más fuerte, aprendió a vivir como Tousen y todo el tiempo mantuvo los ojos cerrados para que Aizen no pudiera utilizar su shikai con él. Lo cual fue una estrategia bastante útil, ya que tampoco soportaba ver al resto de la sociedad de almas tan fascinada con el “Aizen bondadoso”; al principio le pareció hilarante, pero después se convirtió en un verdadero fastidio.

Pero había algo que siempre reprimió, algo que estuvo incrustado en él desde un principio y que quiso encubrir por el mayor tiempo posible: No era el fastidio que sentía por los ignorantes que idolatraban a Aizen, tampoco eran celos por no ser el centro de atención, algo que agradecía, por cierto. Era algo sumamente irritante, algo que no lo dejaba en paz ni por un momento:

 

A pesar de haberlo conocido a tan temprana edad, no pudo evitar sentirse atraído por él; y no era para menos, un personaje encantador y engañoso con una doble personalidad, un ser vil y despreciable, capaz de manipular a su antojo a cualquiera que se atreviera a mirarlo a los ojos; pero Gin nunca se dejó engañar, a pesar de lo que sentía por él.

Memorizó su lenguaje verbal y corporal, se percató de minúsculos detalles que nadie era capaz de observar, como el hecho de jugar con la vida de los demás y trazar elaborados planes para conseguir ese objetivo; Gin se aprendió de memoria las palabras que le dirigía a sus alumnos, al resto de los capitanes, e incluso al resto de los shinigamis; algo difícil pero no imposible, ya que lo seguía todo el tiempo.

 Su poder y habilidades se incrementaron tan rápido, y en un tiempo récord,  que llegó a ser capitán al mismo tiempo que Aizen, quien utilizó este hecho a su favor, ya que necesitaba que su colega aprendiera rápido para poner sus planes en acción. No obstante, había algo que molestaba a Gin en cierta forma, y era que jamás lo había visto con alguien en un modo romántico; Aizen era muy bueno engañando al resto pero él estaba seguro de saber todos sus secretos.

 

Además, lo interesante fue su propia reacción cuando veía a esa niña Hinamori cerca de él, siempre idiotizada con el comportamiento tan caballeresco de Aizen. Y decidió molestarlo para sacarle información, con su actitud burlona de siempre:

—Parece que el gran Aizen-taicho tiene en su poder a una indefensa niña, es algo perverso de su parte, ¿no? —Aizen se encontraba sentado frente a su escritorio y le dirigió una mirada de curiosidad; Gin incluso se había tomado la libertad de abrir un poco los ojos con tal de ver su reacción, pero no esperaba esta respuesta:

—¿Estás celoso? —Gin abrió los ojos como platos y casi se cae del escritorio porque tenía la mala costumbre de sentarse encima de papeles importantes, los cuales se revolvieron por su súbita reacción.

—¿Celoso?, ¿y eso qué es?, ¿no querrá decir que tengo envidia? —trató de controlar su tono de voz, pero Aizen le sonrió con cierta satisfacción y le dijo:

—Sé que estás celoso, pero te aseguro que no tienes motivos para estarlo.

—No estoy celoso.

—Claro, en realidad no te creo Gin, ¿será que te gusto?

 

Gin comenzó a sudar y sintió que sus mejillas iban adquiriendo un mayor flujo de sangre, así que decidió irse antes de que su propio cuerpo lo delatara. Cerró los ojos y se giró para salir de la oficina, caminó con tranquilidad pero aceleró el paso cuando sintió que Aizen se había levantado del asiento, y antes de que pudiera utilizar shunpo para escapar, Aizen lo tomó de las manos y lo apartó de la puerta, recargándolo con suavidad en la pared.

—Mírame. —Le ordenó Aizen, Gin sonrió y le respondió:

—No, ¿para qué? —Percibió un ligero aumento de calor frente a su rostro, supo que lo tenía a escasos centímetros, incluso podía sentir su respiración.

—Gin, quería ver tus ojos más de cerca. —Gin se ruborizó y supo que era su fin—. Dime, ¿estás seguro de que no eran celos?

 

Gin sintió algo suave rozar sus labios, uno de los brazos de Aizen lo sujetó con fuerza de la cintura mientras el otro se deslizaba por su abdomen; Gin abrió los ojos y se encontró con la fiera mirada de Aizen, quien tocaba delicadamente su boca con sus labios, acariciándolo con una suavidad casi irreal.

No obstante, Gin lo conocía demasiado bien; trató de zafarse pero Aizen lo tomó con más fuerza y aprovechó para introducirle la lengua en la boca, Gin pensó en morderlo pero algo más atrajo su atención: Aizen lo estaba acariciando en cierto lugar, luego le desató su hakama y la dejó caer para tener acceso.

 

Gin se sorprendió pero Aizen no disminuyó las caricias, todo lo contrario; su lengua danzaba en su interior y le cosquilleaba un poco, pero el sabor de su saliva era inquietantemente adictivo, sus labios eran tan finos y sedosos. Incluso su mirada lo fascinaba, el tono de sus ojos y el poder que le transmitía; ¡cómo lo ponía tan sólo verlo a los ojos! Aizen traía puestos sus anteojos, pero Gin podía ver a través de ellos, y veía un hombre peligroso y mucho más poderoso de lo que en realidad aparentaba.

Aizen se separó de sus labios y repartió pequeños besos en su rostro, bajando por el cuello; Gin sintió una ligera mordida y no pudo evitar jadear ante el roce de sus dientes, aunado al fuerte masaje que le era dado en su entrepierna, erecta y húmeda. Aizen aumentó la velocidad y Gin gimió un poco; terminó de desnudarlo y lo cargó al escritorio, sentándolo en el borde libre de documentos. Gin cerró los ojos, y aunque era por precaución, en realidad la sensación de no ver lo que estaba por ocurrir le parecía excitante.

Las manos de Aizen se aferraron a su espalda y volvió a clavar sus dientes, ahora en su hombro, Gin soltó un jadeo y contuvo sus gemidos al sentir la lengua de Aizen bailar sobre su piel, dejando un rastro sobre su pecho y concentrándose en sus pezones, uno a la vez; Gin jamás le había puesto atención a esa parte de su anatomía, por lo que le sorprendió cierto placer de ahí.

 

Aizen descendió aún más y llegó hasta el miembro de Gin, quien volvió a abrir los ojos al sentir la lengua de su capitán alrededor de sus testículos, desplazándose hacia arriba, envolviendo con gula toda su longitud y concentrándose en el glande.

Cerró los ojos con fuerza y gimió un poco cuando sintió la boca de Aizen subir y bajar, lamiendo cada centímetro de su dureza; pero Aizen se detuvo y lo tumbó por completo en el escritorio, luego lo penetró con un dedo. Gin estuvo a punto de patearlo cuando volvió a sentir que Aizen volvía a atender su erección, dándole un masaje lento y sutil con la mano que tenía libre.

Aizen le introdujo un segundo dedo y comenzó a moverlos de manera circular, acariciando tanto la pared superior como la inferior, tanteando sus estrechos alrededores.

Gin disfrutaba cada segundo con ese extraño masaje interno, poco a poco comenzó a acostumbrarse a la extraña intromisión de Aizen, especialmente debido a la atención que le dirigía a su erección; ascendiendo y descendiendo por toda la palpitante longitud de su miembro, frotándolo con tal destreza y acariciando el glande con la yema de sus dedos.

En un instante se sobresaltó cuando sintió los dedos de Aizen rozar un sitio bastante sensible, Aizen volvió a tocarlo y Gin se mordió los labios para no gemir; y de pronto se detuvo, incluso cesó el masajeo a su entrepierna, por lo que Gin lo miró confundido

—¿Quieres más? —No quería responderle, Aizen rozó con un dedo el glande y le dio unas cuentas vueltas, jugueteando; Gin estaba tan excitado que respondió:

—S-sí, qui-quiero más… Ah… Taicho…

—Lo tendrás.

 

Aizen se quitó la ropa y únicamente conservó su haori blanco de capitán, Gin jamás había visto algo tan magnífico como el cuerpo de su capitán completamente desnudo; su piel se veía tan tersa, perfecta, y cada músculo se encontraba deliciosamente marcado. Aizen levantó una de las piernas de Gin, retiró sus dedos y colocó su pene justo en donde Gin temía, pero antes de poder decir algo, Aizen comenzó a penetrarlo muy lentamente.

—¡Taicho! ¡Tengo que ir al baño! —Le gritó Gin mientras se revolvía y trataba de levantarse.

—¿Es la primera vez que haces esto? —Preguntó Aizen, curioso. <<Es la primera con un hombre>> pensó Gin, sin responder.

—Al principio será algo incómodo, pero llegarás a disfrutarlo.

No podía creerlo, en un momento lo estaba molestando y en otro estaba siendo follado por Aizen, ¿cómo era posible?; dejó de pensar en eso cuando Aizen comenzó a moverse, al principio lento para acostumbrarlo a su presencia, pero luego aumentó la velocidad. Dejó de masturbarlo, quería que Gin se corriera únicamente con sus embestidas.

 

Gin, por su parte, era víctima del placer y el dolor, no estaba acostumbrado a ese tipo de acción y sentía ganas de ir al baño, pero Aizen no dejaba de dar justo en su zona erógena; Gin no paraba de gemir y volvió a morderse los labios para contenerse, sin saber que esta imagen prendía bastante a Aizen.

¿Pero por qué se contenía tanto? ¿Por qué no podía darse el lujo de gemir abiertamente? ¿Por orgullo? Para nada, la oficina de Aizen estaba rodeada de los cuarteles del quinto escuadrón, así que cualquier ruido excesivo no pasaría desapercibido.

 

Y…

De pronto tocaron la puerta.

 

Pensó que Aizen se detendría, pero sólo siguió penetrándolo, embriagándolo de placer y acercándolo al éxtasis. Volvieron a tocar la puerta, así que Aizen preguntó:

—¿Quién es? —Siguió follándose a Gin, él sonreía hasta que escuchó la voz del otro lado.

—Soy Hinamori, ¿puedo pasar? —Gin sonrió con malicia y estuvo a punto de gemir con fuerza a propósito, hasta que Aizen le tapó la boca con una mano y con la otra volvió a masturbarlo, Gin le lamió la mano y Aizen le sonrió.

—Lo siento Hinamori, ¿puedes volver más tarde? —<<¿Sin dar motivos? Esta niña jamás se irá>> pensó Gin y escuchó la respuesta:

—Claro que sí Aizen-taicho, ¡hasta luego!

 

Gin sonrió con la satisfacción de verle la cara a esa niña odiosa y por sentir que Aizen entraba cada vez más profundo en él; sus ojos se paseaban por todo su cuerpo perfecto y cada embestida lo acercaba más al orgasmo, hasta que sintió cómo el placer se distribuía por todos sus órganos y músculos, llenando cada parte de su ser.

No pudo gemir o jadear, las sensaciones lo azotaban con fuerza, su interior vibraba y una increíble corriente eléctrica no dejaba de recorrer su cuerpo, y después de eso eyaculó; algo que le pareció extraño, ya que la eyaculación es lo que dispara el orgasmo, ¿o no? También se sintió más húmedo por dentro, observó que Aizen se había corrido en su interior, pero realmente no le dio importancia, incluso la sensación era exquisita.

Aizen lo ayudó a levantarse y comenzó a vestirse, Gin hizo lo mismo pero le preguntó:

—¿Por qué no le dio una excusa a Hinamori?

—Simple: Si le decía que estaba enfermo hubiera entrado sin esperar mi aprobación; si le hubiera dicho que estaba limpiando se hubiera ofrecido a ayudarme, y probablemente nosotros no hubiéramos terminado; así que, sin darle excusas no tendría ninguna pregunta y se habría ido, eso fue lo que pasó, ¿cierto?

 <<Maldito genio>> maldijo Gin por dentro mientras sonreía.

 

Fin flashback

***

.

.

.

Ulquiorra escuchó gemidos desde la sala de reuniones pero no le dio importancia, caminó por los pasillos y se encontró con Grimmjow, quien estaba desangrándose y trataba de caminar hacia su recámara, aplastando todos los muebles a su paso o haciéndolos pedazos con su espada. <<¿Qué habrá hecho esta escoria para molestar tanto a Aizen-sama?>> pensó mientras se acercaba a él; en realidad no tenía intención de ayudarlo, pero no podía permitir que siguiera ensuciando el palacio, así que pensaba llevarlo a la sala de servicios médicos.

 

—Sexta Espada. —Grimmjow volteó a verlo y le sonrió con ironía.

—Ya… no soy Espada, Ulquiorra; tú ganas, bastardo.

—Eso es parcialmente interesante, pero en realidad no me incumbe. —Grimmjow dio la vuelta para encararlo, pero el esfuerzo lo debilitó a tal grado que si Ulquiorra no lo hubiera sostenido, él hubiera ido a dar al suelo.

—Ulquiorra, si piensas que te voy a deber una, estás mal.

—¿Qué te hace pensar que deseo algún tipo de favor de tu parte? —Ulquiorra se colocó en los hombros el brazo que le quedaba a Grimmjow y lo arrastró por el pasillo—. Ahora camina, si es que no quieres que te cargue. —Grimmjow esbozó una débil sonrisa:

—Jaja ¿Tú quieres cargarme?

—Claro que no, basura; camina más rápido.

—Creo que me voy a desmayar. —Bromeó Grimmjow, Ulquiorra no entendió el tono de voz y le dijo:

— ¿Hablas en serio? Date prisa.

—Eres demasiado literal, mira: —se giró un poco y se quitó la sangre seca— Soy un maldito Hollow, era obvio que me iba a regenerar.

—Y me haces perder el tiempo. Grimmjow, tu aspecto es deplorable, no puedes pasearte así por el palacio, ve a limpiarte. —Grimmjow gruñó.

—No me da la gana. —Ulquiorra lo soltó y comenzó a alejarse, diciendo:

—Haz lo que quieras.

— ¿Y si no quiero? —<<Es muy divertido molestarlo>> pensó Grimmjow, Ulquiorra lo miró y pensó su respuesta un poco.

—No te entiendo, Grimmjow.

<< ¿Cómo será…? >> comenzó a pensar Grimmjow, curioso; no estaba en condición de pelear y mucho menos contra Ulquiorra, pero él difícilmente se dejaba llevar por un combate, sobre todo si Aizen no se lo ordenada.

 

—Por cierto, Ulquiorra. Jódete. —Lo jaló con el brazo que le quedaba y lo besó.

Notas finales:

Gin, sencillamente adorable, es un personaje algo creepy pero recuerden que también es bastante gracioso :3

***

Acepto sus insultos, deben estar pensando:

"RooootMond! maldita seas tú y tu #$%@$% suspenso"!!! Pero permítanme decirles que ya me dolían las posaderas por estar tanto tiempo sentada (la inspiración me pegó y lo escribí casi de corrido) y se me acabaron las ideas.

Y como disculpa por el suspenso, les dejo la canción que inspiró este capítulo, sobre todo las imágenes :3 

(You're my obsession...)

***

Hasta la próxima ;)

13 o 14 de marzo


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