Vacío por RotMond

Hueco Mundo.

<<Nada…>>.

<<Vacío…>>.

 <<Esa sensación de vacío ha regresado>>. Pensó Ulquirra, y un suspiro de alivio escapó de sus labios mientras recorría una inmensa sala del palacio, cada paso le permitía reflexionar en lo que había sucedido recientemente con Aizen. Hace tiempo, tan sólo estar en su presencia le traía sensaciones extrañas, la espera por escuchar su voz le parecía agobiante, e inclusive no era capaz de sostenerle la mirada por mucho tiempo; pero ahora… todo se había desvanecido.

Todo. Absolutamente todo se había ido.

Incluso buscó otras sensaciones, pero notó que cosas negativas no se habían hecho presentes, como el rencor, algo que podría sentir contra Aizen por haberlo castigado a causa del conflicto con el otro Espada, pero estaba hecho, y ahora debía cumplir su nueva tarea.

Dio vuelta a la izquierda, subió algunas escaleras y abrió sigilosamente la puerta de una habitación para encontrarse con la humana, quien se hallaba sentada en un sillón, contemplando el extraño firmamento nocturno que se asomaba por su ventana.

—Mujer… —Exclamó desde el otro lado de la habitación; ella pegó un brinco en su lugar y gritó con fuerza. Ulquiorra desvió la mirada con evidente fastidio y esperó pacientemente a que terminara de gritar—. Eres una criatura demasiado ruidosa

—L-lo siento, Ulquiorra-kun.

—Es Ulquiorra…

— ¿Perdón?

—No soy un humano. Sólo llámame Ulquiorra. —Metió las manos en sus bolsillos y esperó la reacción de la humana, quien se limitó a sonreír.

—Está bien, pero ¿no es demasiado irrespetuoso?

—Humanos… Escucha, no me interesa ser llamado con los sufijos que ustedes utilizan, ese trato guárdalo para tu especie. Ahora, por el momento yo seré responsable de ti.

— ¿Y qué pasó con Tsukishima-kun?

—El humano tiene más obligaciones, no debe perder tanto tiempo vigilándote.

—Oh… —Inoue parecía decepcionada—. Yo esperaba verlo pronto.

— ¿Por qué? —Ulquiorra tenía la oportunidad de estudiar mejor a los humanos, así que no dudó en poner a prueba a la humana.

—Yo… amm, es algo personal… —ella miró hacia el otro lado de la habitación para evadir la fuerte mirada de Ulquiorra.

—Dime algo, humana, ¿tiene que ver con lo que ustedes llaman sentimientos? —Ella volteó rápidamente con el rostro sonrojado.

—Y-yo, yo no… no…

—Tu reacción lo confirma, sobre todo tu incapacidad de hablar.

—Él se ha ganado mi cariño, pero es algo que sucede normalmente cuando conoces a alguien y esa persona te agrada.

—Humana, esas reacciones son una simple ilusión creada por sus mentes para poder aferrarse a alguien a lo largo de sus miserables vidas. Los humanos crean de lazos afectivos y los destruyen con la misma facilidad, así que no existe lógica en eso. —Inoue sonrió ante su explicación y respondió:

—Bueno, hay lazos que jamás se rompen, como el que formé con Kurosaki-kun el día que fuimos a la sociedad de almas a salvar a Kuchiki-san.

— ¿Hablas del príncipe de Hueco Mundo? —Ulquiorra no recordaba ese insignificante detalle, era probable que se hubiera concentrado en otras cosas ese día, como en observar a Aizen con Ichigo.

—El príncipe… jeje, todavía no me acostumbro, pero sí, es un lazo que formamos desde antes con su implacable deseo de proteger a los demás, y es algo que no se romperá.

<<Proteger… ¿eso influye en los sentimientos?>> pensó Ulquiorra, y justo después recibió un mensaje por parte de la novena Espada, Aaroniero, quien señalaba la presencia de algunos intrusos en el palacio de Las Noches: unos simples shinigamis, dos adjuchas, y algo mucho más interesante, un Vasto Lorde.

De acuerdo al mensaje, nadie podía intervenir excepto Grimmjow, quien contaba con instrucciones para lidiar con la amenaza, pero, ¿sería capaz de encontrar a los cinco intrusos? En caso de que alguien se encontrara con ellos, la orden era capturar a los shinigamis y al Vasto Lorde, el resto no importaba. Lo que podía resultarle interesante a Ulquiorra era que Grimmjow debía acabar con el Vasto Lorde…

—Humana, quédate aquí. —Ulquiorra salió a toda prisa, dejando a Inoue en su habitación. Debía ir por los intrusos.

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No existía habitación tan grande y majestuosa en todo el palacio como aquella. El blanco era el color predominante, no obstante, se mezclaba con ligeros matices rojos proporcionados por las cortinas y los tersos edredones que cubrían la cama.

—Ichigo…

Esa voz lo arrullaba, él quería seguir durmiendo pero insistía en despertarlo.

—Ichigo…

Prefería seguir en la comodidad de su sueño, cobijado por el suave tacto de unas sábanas de seda y un suave almohadón de plumas en su cabeza.

—Mi pequeño, despierta…

Se acurrucó contra la almohada y percibió que su cabeza era levemente elevada, sintiendo poco después el fino y cariñoso roce de unos labios contra su cuello.

—Mi príncipe… despierta…

Ahora se sentía aprisionado en unos fuertes y ligeros brazos que se negaban a soltarlo, sintió una ligera caricia en su pecho y abrió los ojos, adormilado, luego giró levemente la cabeza hacia atrás y se encontró con unos ojos castaños que lo miraba con ternura.

— ¿Dormiste bien, pequeño? —Le dijo Aizen mientras cerraba la distancia y lo besaba en la mejilla.

Sólo así se percató de que estaba con Aizen en una gigantesca cama matrimonial, Ichigo se encontraba semidesnudo y Aizen lo abrazaba por la espalda.

— ¡Pervertido! —Ichigo saltó de la cama y recorrió la habitación buscando su espada, Aizen se incorporó y lo observó por unos segundos antes de señalarle un armario.

—Ichigo, no te preocupes, está junto a mi espada. —Ichigo se abalanzó al armario, pero antes de llegar sintió una fuerte punzada en su cabeza y escuchó un grito, Aizen llegó a su lado rápidamente al verlo en ese estado, Ichigo trató de hacerse a un lado pero se sentía débil.

—Permíteme. —Aizen lo cargó y lo llevó de regreso a la cama, en donde lo dejó con infinito cuidado—. Todavía estás muy débil, no debes moverte muy rápido

—Mi espada.

—Por supuesto. —Aizen lo cobijó y fue al armario para mostrarle su espada. Ichigo estaba sorprendido pero no dijo nada—. Por cierto, te prometo que en la próxima visita de tus amigos estarás en mejores condiciones.

<< ¿Visita? >> pensó Ichigo, tratando de recordar, y por más que intentaba sólo podía ver algunas conversaciones aparentemente recientes.

 .

Flashback

Se encontraba en la cama, vestido con una ligera bata blanca; frente a él se encontraba Renji, Rukia, Ishida e Inoue, todos ataviados con el atuendo blanco de los Arrancar.

—Su Alteza  —pronunció Ishida con suavidad, iniciando la reverencia; poco después el resto lo imitó, aunque Renji comentó en voz alta:

—Y quién iba a pensar que Ichigo sería de la realeza… —y después de eso recibió un fuerte golpe por parte de Rukia.

—Trátalo como trataría a mi nii-sama. —Después se dirigió a Ichigo—. A todos nos cuesta acostumbrarnos a este cambio, tomará tiempo pero te trataremos con el respeto que exige tu nuevo rango.

—Oigan, pero esto es demasiado repentino, ¿no estábamos a punto de entrar a una guerra contra Hueco Mundo? —Les comentó Ichigo, Ishida se ajustó los lentes y le respondió:

—Yo no tendría que hacer nada aquí, después de todo soy un Quincy, pero te puedo asegurar que las cosas son diferentes a todo lo que te contaron. Existe una conspiración y tú mismo lo viste cuando intentaron matar a Kuchiki-san, por eso te necesitaban de su lado.

—Los shinigamis habrían buscado la manera de matarte, Kurosaki-kun, por eso debes quedarte aquí y ayudar a Aizen-sama, y juntos gobernarán los cielos.

—Y dale con eso, ¿gobernar el cielo? Hay algo raro aquí, ¿no se dan cuenta? —Ichigo trató de levantarse pero no pudo, los demás se acercaron para tranquilizarlo, Renji le dijo:

—Se refiere a tu reinado en la Sociedad de almas.

—Pero es demasiado repentino. —Reclamó Ichigo, Rukia sólo suspiró:

— ¿Y no fue repentino cuando ganaste poderes de Shinigami en una noche? —Ichigo refunfuñó antes de responder de mala gana:

—No… —Rukia resistió el impulso de golpearlo y continuó:

— ¿Y tu bankai? ¡Lo desarrollaste en 3 días!

—Rukia tiene razón. Vamos Ichigo, entiende la lógica de todo esto, ahora eres el príncipe y tú nos ayudarás a proteger al mundo humano, Hueco Mundo y a la Sociedad de almas. — Le explicó Renji, a lo que agregó Ishida:

—Exacto, debe existir un equilibrio o todos los mundos caerían en pedazos.

—Kurosaki-kun, ¡tú puedes protegernos a todos! —Inoue le dio un abrazo y se apartó con rapidez de él, los demás sonreían mientras Ishida le palmeaba la espalda.

—Yo tampoco estaba seguro de quererle confiar mi vida a un Shinigami, pero puedo confiar en ti y en Aizen-sama.

—Yo, no lo sé. —Ichigo vacilaba y sus amigos sólo le sonreían, claramente animados.

—No lo pienses más, Ichigo. —Rukia le sonrió antes de dar iniciar otra reverencia.

—Si es lo que quieren, bueno, este reinado traerá paz… —Les aseguró Ichigo, un tanto confundido. Rukia le contestó:        

—Recuerda que también será tu reinado, tú eres el príncipe de Aizen…

Fin del flashback

 .

—Mis amigos están bien, incluso se visten como tú. —Murmuró Ichigo, Aizen asintió con la cabeza mientras lo tomaba de la mano.

—Todos están alojados en el palacio y pueden venir a visitarte cuando lo desees.

—Apenas puedo recordarlo, ¿cuándo fue? —Preguntó Ichigo, tosiendo poco después.

Aizen alargó la mano a una de las mesitas y sirvió agua en un vaso para ofrecérselo a Ichigo, quien lo aceptó sin dudarlo.

—Antes de que cayeras inconsciente. Ichigo, has estado bajo mucha presión, sin mencionar que el ambiente de Hueco Mundo podría afectarte un poco, ya que no estás acostumbrado a estar aquí, pero eso cambiará, te lo aseguro.

Tras un largo sorbo, Ichigo le regresó el vaso y, en lugar de tomar el vaso, Aizen le sujetó la mano, quedando enlazados brevemente.

—Mi príncipe, ¿sabes lo que tienes que hacer para iniciar este reinado?

Ichigo le sostuvo la mirada y negó con la cabeza, Aizen deslizó suavemente sus dedos por la mano de Ichigo, sujetó el vaso y lo dejó en la mesita, para después acercarse lentamente a su rostro. Ichigo se hechó para atrás en un intento por alejarse, pero Aizen se subió a la cama para estar más cerca de él, así que Ichigo le colocó las manos en el pecho para frenarlo.

—No, no lo sé, pero está relacionado con todo este asunto del príncipe, ¿no?

Aizen le tomó las manos con fuerza, Ichigo se ruborizó un poco y fue capaz de sentir el rítmico palpitar del corazón de Aizen con sus manos.

—Ichigo, querido príncipe, puedes terminar con esta era de oscuridad y traición. Pero antes, debes formalizar nuestra unión con una ceremonia nupcial.

—Me lleva… otro que se quiere casar conmigo…

Aizen lo derribó sobre la cama y le tomó las manos, sujetándolas por encima de la cabeza de Ichigo, quien le devolvía la mirada con asombro e irritación, después frunció el ceño, tensó la mandíbula, y aún estando débil, elevó su reiatsu.

— ¿Otro? ¿Quién se quiere casar contigo y por qué? —Ichigo se sintió curioso por la pregunta, así que decidió evadirlo:

—Sólo dije que quería casarse, ¿en qué te afecta?

Como respuesta, Aizen se abalanzó hacia él y lo besó con fuerza, Ichigo se quedó pasmado pero después forcejeó para quitárselo de encima, manteniendo los labios sellados. Aizen abrió los ojos, deleitándose con la resistencia que observaba en sus fieros ojos castaños, luego sacó la lengua y lamió con suavidad los labios de Ichigo, quien giró la cabeza para esquivarlo… lo que utilizó Aizen para hundirse en su cuello y darle una mordida. Ichigo se sorprendió al jadear y su entrepierna reaccionó de inmediato, enviándole una inconfundible sensación de placer. Aizen recorrió el cuello que recién había mordido, repartiendo algunos besos en su camino, hasta poder murmurarle a Ichigo en el oído:

—Si sabes que siento algo por ti, ¿por qué me preguntas en qué me afecta? Estamos destinados a estar juntos, yo lo supe desde siempre; tú me perteneces y no me importa si alguien más desea estar contigo, no lo permitiré. Ahora dime, ¿quién se quiere casar contigo?

Ichigo pensó muy bien en su respuesta, porque de alguna manera supo que Aizen asesinaría al responsable; además, Renji y Rukia jamás le perdonarían que delatara a Byakuya y causara su muerte. Pero, en primer lugar, ¿por qué ese sujeto se quería casar con él? En realidad no recordaba bien la razón… Aunque, oportunamente, las palabras de Byakuya resonaron en su cabeza:

“Te has convertido en shinigami, ahora tienes responsabilidades que cumplir en la Sociedad de almas, debes quedarte aquí… Tienes un deber que cumplir… Debes casarte conmigo… Me gustas”.

Se estremeció al recordar a Byakuya y un extraño alarido en el interior de su cabeza lo hizo gemir de dolor; Aizen debió pensar que estaba asustándolo y se apartó de él, sujetándolo para acostarlo nuevamente con mucho cuidado. Ichigo aprovechó la situación para responder:

—Cálmate, era sólo una broma que me hacían en mi escuela, el Mundo humano, ¿recuerdas? Está lleno de bromas de ese tipo.

—Es cierto, yo exageré un poco. —Tomó los edredones en sus manos y tapó a Ichigo con extremo cuidado, luego acarició su cabello—. Descansa, necesitas recuperarte.

Aizen salió de la habitación, no sin antes mirarlo fijamente a los ojos, Ichigo desvió la mirada y cerró los ojos, justo comenzaba a quedarse dormido cuando escuchó su nombre:

<< ¡Ichigo! >>

— ¡Qué! —Gritó él, sobresaltado.

El grito lo hizo incorporarse de la cama, luego calmó su respiración y supuso que Renji lo estaba fastidiando, así que volvió a recostarse.

<<La puta madre, ¡ve por tu espada!>>

—Esa voz… la conozco. —Acto seguido, se levantó y fue hasta el armario, en donde estaba su espada en modo shikai, en cuanto la sujetó del mango sintió un inmenso dolor de cabeza, por lo que se la llevó consigo y volvió a recostarse.

<<Tu espada, sujeta tu espada, imbécil>>.

Supo que la voz provenía de su interior, así que se concentró y colocó su espada sobre sus rodillas, cerró los ojos y la voz en su interior se aclaró.

<<Tiempo sin hablar contigo, socio>>.

Alguien que había olvidado hace tiempo, alguien que era parte de él. Reconoció la voz, recordó su poder y su fuerza comenzó a regresar.

—Shiro.

<<Shirosaki para ti, perra traidora, no me vuelvas a olvidar o te romperé el culo>>.

—Imbécil… Oe, Shiro, ¿por qué te olvidé?

De nuevo el silencio, su espada no respondió y la voz en su cabeza se extinguió; pero su poder volvió a desvanecerse y al mirar hacia abajo, observó una espada atravesándole el pecho, giró para encarar al agresor, reconociéndolo al instante.

—Voy a matarte. —Alcanzó a decirle antes de caer en la cama, sin fuerzas. El intruso guardó su espada y salió de la habitación.

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Seireitei

La ansiedad dominaba el rostro de los habitantes de la sociedad de almas, aún en aquellos que no pertenecían a ninguno de los 13 escuadrones de protección, ya que sabían que la guerra se acercaba y nadie se encontraba a salvo. Todos en el Seireitei sabían que estaban en desventaja; se había corrido el rumor del ejército de hollows que lideraba Aizen, e incluso se divulgó el hecho de que el shinigami sustituto estaba en Hueco Mundo, por lo que todos lo daban por capturado o incluso muerto…

Excepto un capitán, quien conocía las intenciones de Aizen. Por eso era urgente encontrar la forma de entrar a Hueco Mundo. Por ello, cierta cantidad de mariposas infernales repartían mensajes entre los capitanes restantes para convocarlos a una reunión. El capitán comandante fue el primero en llegar, y después de ocupar su lugar notó que todos los capitanes tenían el reiatsu bajo.

— ¿Qué fue lo que hicieron para gastar tanto reiatsu?

—Discúlpenos sensei, pero tratábamos de crear una nueva entrada a Hueco Mundo. —Explicó Ukitake.

— ¿Entre todos no han logrado abrir un portal? —Preguntó Yamamoto.

—Desconocemos la técnica del hollow que está a las órdenes de Aizen. —Respondió Byakuya, claramente frustrado.

—Sin mencionar que existe una capa de reiatsu alrededor de Hueco Mundo que anula el nuestro. Será difícil encontrar la fuente y destruir ese mecanismo desde aquí. —Indicó Mayuri con cierto aire de superioridad.

—No tiene sentido, al traidor le conviene que vayamos a sus dominios, ¿por qué poner una barrera? —Preguntó Komamura.

—Él no está evitando la guerra, sólo trata de ganar más tiempo. —Agregó Soi Fong, Toshiro pensó un poco su respuesta y dijo:

— ¿Para qué haría eso? ¿Qué es tan importante para Aizen? —Byakuya se tensó al escucharlo, lo cual no pasó completamente inadvertido para el resto de capitanes.

—Capitan Kuchiki, comparte la información con el resto de los capitanes. —Ordenó Yamamoto.

—Esto se remonta a una antigua profecía, Aizen parece conocerla y de alguna forma asume que Kurosaki Ichigo es el Shinigami que aparece en las antiguas escrituras. —Se hizo un profundo silencio en la sala, el cual se encargó de romper Mayuri.

—Eso no tiene sentido, él es un simple humano. —Kyoraku le respondió:

— ¿Entonces cómo pudo volverse tan poderoso en tan poco tiempo?

—De cualquier forma, si Aizen planea usarlo en nuestra contra tendremos que matarlo. —Aclaró Yamamoto, Byakuya se enfureció y estuvo a punto de hablar pero fue interrumpido por Kenpachi:

—Profecía… Si se pone rebelde déjenmelo a mí.

—Salvaje ignorante. No podemos darnos el lujo de perder a un shinigami que está predestinado a proteger al Seireitei. —Le respondió Byakuya con los brazos cerrados.

—Capitán Kuchiki, había leído algo de la profecía, pero es imposible, dice que el líder de la máxima casa noble debe desposarlo, pero… —Ukitake no terminó la frase, Kyoraku adivinó lo que trataba de decir y preguntó al capitán comandante:

—Yama-ji, ¿eso es posible?

—El capitán Kuchiki está de acuerdo, si él quiere quedarse sin herederos directos puede adoptar. Pero primero tenemos que asegurarnos de que sea el shinigami de la profecía, y de ser así, debemos recuperarlo. —En ese instante se escuchó una voz ajena a los capitanes:

—Tanto tiempo sin escuchar esa leyenda… —Todos voltearon a ver al intruso, algunos se sorprendieron y otros lo miraban por primera vez.

—Urahara, ¿en serio eres tú? —Preguntó Kyoraku, Mayuri dio un paso al frente y le dijo:

—Ex-capitán, fugitivo y también traidor; ¿vas a decirme que encontraste la forma de romper la barrera? —Urahara se limitó a sonreír y sacó su abanico mientras decía:

—En realidad es muy fácil, pero lleva tiempo y se debe hacer desde Hueco Mundo.

— ¿Encontraste la manera de entrar? —Preguntó Ukitake.

—No…

— ¿Es una broma? —Reclamó Mayuri, Urahara lo miró con una gran sonrisa y se cubrió medio rostro con el abanico.

—Oh vamos, sabes que me gusta jugar contigo. Nosotros no podemos entrar pero tengo unos amigos que tienen cuentas pendientes con Aizen. —Mayuri lo miraba furioso, pero absolutamente intrigado por lo que escuchaba.

— ¿La barrera sólo funciona con shinigamis? —Urahara se deleitó con su pregunta y Mayuri se percató de que había preguntado algo demasiado obvio, por lo que se limitó a cruzarse de brazos.

—Me decepcionas… pensé que ya lo sabías. —Mayuri comenzó a insultarlo y a lanzar toda clase de maldiciones, Urahara le arrojó el abanico—. Vamos, relájate. Ahora, les tengo una solución temporal. Si nosotros no podemos entrar, entonces enviamos a alguien más a desactivar la barrera.

— ¿Humanos? —Reclamó Mayuri, incrédulo.

—Estaba pensando en seres más poderosos, pero también en un humano. Creo que ustedes ya saben de quienes estoy hablando, y es un grupo que fue desterrado hace tiempo por culpa de Aizen. Enviaré a los Vizard.