Hueco Mundo (horas antes)
Una vez cerrada la garganta que unía el Mundo humano con Hueco mundo, el pequeño grupo de shinigamis atravesó el desierto con dirección al castillo, todos portaban sus espadas y sus rostros no mostraban emoción alguna; Shinji lideraba esta misión y el resto se desplegaba a su alrededor, siempre alertas ante cualquier amenaza, hasta que uno de ellos se adelantó lo suficiente como para iniciar una conversación:
—Shinji, ¿sólo vamos a correr, qué sigue después? —Era Love, Shinji volteó y el resto del grupo le devolvió la mirada, por lo que se dirigió a todos.
— ¡No se preocupen, éste plan es infalible!
— ¿Qué, cuál plan? —Se escuchó.
—Entramos y le pateamos el trasero a Aizen. —Aclaró Shinji a secas mientras seguía corriendo.
—Y recuperamos a mis amigos. —Agregó Sado.
Quedaron en silencio unos minutos hasta que todos frenaron de golpe y se reunieron para discutir.
—Esperen, ¿por qué sólo vinimos nosotros? —Preguntó Love con cierta preocupación, el resto se encogió de hombros.
—Porque no necesitamos ayuda. —Dijo Hiyori mirando a su alrededor.
— ¿O para hacerlo más dramático? —Preguntó Mashiro con cierto aire de sarcasmo, el resto lo pensó unos segundos hasta que Rose habló:
—Esperen, Love tiene razón: somos 9 contra un ejército de hollows.
—Somos Vizard, tenemos suficiente poder para enfrentarlos. —Le respondió Kensei cruzándose de brazos.
—De cualquier forma estamos en desventaja. —Reclamó Rose.
—Y no planeamos iniciar una guerra, esto es un rescate. —Agregó Risa.
—Oigan, pudimos discutir esto antes de venir a Hueco Mundo, ¿por qué estamos hablando del tema justo ahora? —Dijo Hachi algo preocupado, incluso había creado una barrera de Kido alrededor del grupo para protegerlos.
—Porque el idiota de Urahara tenía prisa en sacarnos. —Recordó Hiyori, claramente molesta.
—Somos un grupo numeroso, mejor vamos a separarnos. Ustedes vayan por un lado y nosotros iremos por acá. —Dijo Shinji y dio la vuelta para encaminarse a un costado del castillo, arrastrando a Love.
—Separarse, ¡un clásico! —Gritó Mashiro entre risas y agarró a Kensei para dar la vuelta y seguir a Shinji, aunque Risa no estaba convencida y les reclamó mientras se alejaban:
— ¡No, si nos separamos nos van a matar a todos!
—Pero nos dejaría escapar con mayor facilidad. —Dijo Rose mientras le ponía una mano en el hombro.
El grupo se dividió en dos y rodearon el palacio, cerca de la puerta principal se encontraba Shinji acompañado de Kensei, Love y Mashiro; mientras que Sado, Hiyori, Risa, Rose y Kensei se esforzaban en alejarse del grupo para dar la vuelta al palacio hasta encontrarse justo en la parte posterior, en donde se encontraba una serie de ventanas diminutas que daban a un sótano. Sado estaba convencido de que cerca de ese lugar se encontraba uno de sus amigos, pero no podía diferenciar el reiatsu por encontrarse con shinigamis y por estar rodeado por hollows.
Sado trató de convencerlos de romper la pared, pero ellos lo disuadieron para conservar el elemento sorpresa. Por lo tanto, avanzaron a lo largo del muro, buscando otra manera de entrar; Hachi se adelantó al grupo y les pidió que se detuvieran mientras levantaba una mano para señalar en dirección contraria. El resto del grupo no hizo ruido, pero todos percibieron el súbito aumento del reiatsu Vizard de sus compañeros, además, también detectaron la presencia de un Hollow absolutamente poderoso.
Dieron la vuelta para dirigirse al sitio de la pelea, pero apenas avanzaron un metro cuando las arenas del desierto se alzaron para ir a su encuentro, rodeándolos en segundos. Uno por uno, los Vizard perdieron sus espadas bajo la arena, así que levantaron las manos para contraatacar con kido. Sado se unió al grupo y buscó la forma de quitar la arena con su brazo derecho, aunque existía el riesgo de herir a alguien del grupo mientras atacaba.
La arena se condensó hasta crear un cúmulo que tomó forma hollow.
—Aizen-sama requiere su presencia. —Escucharon decir al gigante de arena.
— ¡Aizen se puede ir mucho al…!
— ¡Hiyori, no te distraigas! —Le reclamó Rose, pero el atacante la rodeó y la observaron desaparecer bajo la arena.
Hachi utilizó diferentes ataques con kido y logró inutilizar la arena que los sujetaba, Risa y Rose se pusieron la máscara hollow y se unieron al sello para fortalecerlo un poco más, aunque el sello que había puesto se debilitaba constantemente.
—Sado, tienes que salir de aquí. —Le indicó Rose, Sado activó el escudo de su brazo derecho.
—Esperen, puedo partirlo en dos.
— ¡Romperías el sello! No hagas tonterías y vete. —Gritó Risa.
—Nosotros te daremos espacio y tú abrirás una entrada en la pared. —Dijo Hachi al borde del colapso, los otros asintieron y utilizaron el sello para apartar al gigante de arena mientras Sado lanzaba un ataque.
La pared se cuarteó y Sado se impulsó para atravesarla, el guardia trató de detenerlo pero los Vizard se colocaron frente a él. El guardia soltó una carcajada gutural cuando los capturó con la arena y dijo:
—Aizen-sama requiere su presencia para la coronación. —Justo después los absorbió y todos desaparecieron del desierto.
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El salón del trono jamás pudo verse mejor: las inmensas paredes mostraban las mejores decoraciones para la ocasión; el recinto estaba engalanado con asientos del más fino mármol, los cuales abrían paso a una preciosa alfombra roja que atravesaba el salón hasta subir al trono; y en lo más alto se encontraba un hermoso candelabro hecho con piedras preciosas, principalmente diamantes, el cual brillaba e iluminaba el lugar. Aún faltaba la decoración del trono, el cual debía estar rodeado de arreglos florales y algo de incienso, sin embargo…
— ¡Estas pinches flores no se quedan quietas! —Exclamo Grimmjow mientras arrojaba un puñado al piso y las pisoteaba.
—Las flores no se mueven, y mejor levanta eso antes de que regresen. —Respondió Ulquiorra sin interés, colocando el último arreglo floral junto al trono, Grimmjow lo sujetó antes de que diera la vuelta.
— ¿Y si no quiero? —Ulquiorra lo miró de reojo y lo señaló con el dedo índice.
— ¡Ustedes, dejen de jugar y terminen de limpiar! —Les gritó Baraggan desde uno de los asientos, cuya fracción se esmeraba en acomodar.
— ¡¡Grimmjoooooow, Ulqui-lindo, yo les ayudo a poner las flores!! —Les gritó Charlotte, agitando los brazos. Ulquiorra se dio la vuelta y Grimmjow le mostró el dedo.
— ¡Tú cállate y sigue limpiando! —Le respondió Baraggan.
— ¿Todo bien? —Preguntó Gin, quien regresaba al salón con dos grandes veladoras.
— ¿Sólo nosotros estamos limpiando? ¿Y los demás? —Se quejó alguien de la fracción de Baraggan, Gin resopló con cansancio y dijo:
—Sí, Starrk y Nnoitra están con Szayel y Tousen afuera, Harribel y su fracción se fueron a limpiar los pasillos, Aaroniero no puede salir… mmm, Zommari y Yammy también salieron.
— ¡Por qué salieron ellos! —Respondió Grimmjow con mala cara, levantando las flores que había pisoteado en el piso.
—Alguien tenía que quedarse a limpiar el salón del trono, ¿verdad? —Gin esbozó una sonrisa mientras avanzaba hacia el trono para colocar las veladoras, Grimmjow le dio la espalda y se alejó de él.
Poco después se escuchó un crujido y todos observaron entrar a Zommari con Yammy seguidos de Nnoitra, quienes cargaban una jaula con algunos prisioneros bastante inusuales adentro.
—Aquí les dejo la basura, yo me voy. —Exclamó Nnoitra y dejó caer una de las jaulas en el piso, la cual cayó con fuerza y resonó por todo el lugar, Tousen se adelantó a él.
—Tendrás que rendirle cuentas a Aizen-sama por tu desobediencia, —luego se dirigió a Zommari y a Yammy—dejen las jaulas junto a las filas de invitados.
— ¿Y? ¡Son enemigos, qué importa si mueren algunos! —Tousen ignoró el reclamo de Nnoitra y le preguntó a Gin:
— ¿Cuánto falta para la coronación?
—Estamos listos para iniciar. —Contestó Aizen en su lugar. << ¿Qué le da por aparecer de repente? >>pensó Gin.
Aizen no vestía la indumentaria Arrancar, portaba un kimono negro y su hakama era de color gris con rayas blancas verticales, muy delgadas. Mientras se dirigía al trono advirtió la presencia de los intrusos enjaulados y sonrió con tranquilidad, ellos reaccionaron violentamente pero sus ataduras los mantenían inmóviles y se encontraban amordazados. Los Espadas tomaron asiento y aguardaron la aparición de Ichigo, quien finalmente apareció vestido de blanco con la clásica vestimenta arrancar, pero ahora lucía una capa de excepcional belleza; Aizen lo esperaba en lo alto del trono, en donde Tousen tenía dos coronas preparadas en un estante.
Los prisioneros miraron sobre sus hombros y observaron con sorpresa e incredulidad la nueva apariencia de Ichigo, ellos trataron de hacer ruido para llamar su atención, pero a medida que el shinigami avanzaba por la alfombra roja en dirección al trono advirtieron un cambio en él, sobre todo porque ese porte altivo y la mirada con desdén no eran propias de Ichigo.
Y entonces sucedió: todos los presentes percibieron un reiatsu extraño en las afueras del palacio.
Ichigo no le tomó importancia y ocupó su lugar junto a Aizen, ambos iniciaron la ceremonia con un “shubatsu”, o ritual de purificación, en donde ambos intercambiaron un juzu, o rosario, y justo después Tousen inició una plegaria tradicional para coronar a Aizen, quien a su vez tomó la corona restante y la depositó con cuidado en Ichigo. Los asistentes se encontraban inmersos en la ceremonia pero percibían que algo andaba mal, ya que el reiatsu intruso se acercaba con gran velocidad al palacio.
Tousen se vio forzado a apresurar la plegaria, posteriormente procedió con el “san-san kudo”, en donde ofreció sake sagrado en tres sakazuki, o cuencos lacados. Aizen realizó dos intentos y bebió al tercero del primer cuenco, y justo cuando lo compartió con Ichigo se escuchó un estruendo afuera del salón del trono, pero no estaba relacionado con el reiatsu del exterior.
Comenzaron a golpear la puerta y ésta cedió con el impacto de un cero, por lo que los asistentes tuvieron que apartarse del sitio. Aizen dejó las copas de sake tranquilamente a un lado y desenvainó la espada para sumergir a Ichigo en una ilusión, pero su semblante cambió al notar que no surtía efecto; en lugar de ver a una horda de hollows, Ichigo fue capaz de distinguir a sus amigos.
Renji y Rukia estaban acompañados de Nell, la niña que había encontrado en el desierto, aunque ahora se veía mucho mayor; también le sorprendió fue ver a Ishida con ellos, pero Inoue estaba con los Espadas, observando la ceremonia. Aizen observó a los shinigamis avanzar hacia ellos con las espadas en alto, Nelliel estaba a punto de lanzar un cero… sin embargo, él ni siquiera tuvo que desenvainar su espada por completo, tan sólo les mostró una pequeña porción del filo y ellos cayeron en una ilusión.
Ichigo se desconcertó cuando sus amigos comenzaron a mirar en varias direcciones para después desaparecer por donde habían llegado, sin decir absolutamente nada; pero Aizen llamó su atención depositando en sus manos la pequeña copa de sake e Ichigo imitó sus movimientos, haciendo dos intentos y bebiendo al tercero.
—Mi príncipe, necesito que recites lo que te enseñé. —Susurró Aizen cerca de él, Ichigo dudó unos momentos pero asintió brevemente antes de iniciar:
—Juro solemnemente proteger este nuevo reinado que hoy nace y asegurarme que perdure para siempre.
—Perfecto. —Respondió Aizen y después de beber del segundo sakazuki se lo entregó a Ichigo, quien después de beber se sintió mucho más débil, por lo que Aizen lo tomó de los brazos.
—Yo juro amarte por siempre y hacer hasta lo imposible por protegerte, para que este reinado tenga la misma duración que nuestro vínculo. —Aizen tomó la tercera sakazuki y después de dar un sorbo se la dio a Ichigo, quien la tomó entre sus manos con mucho esfuerzo.
Antes de que Ichigo diera el primer intento de sorbo, escucharon un estruendo en el exterior del palacio y poco después un potente reiatsu se extendió por los pasillos antes de que un Shinigami hiciera su aparición enfrente de los recién coronados, luego se encaminó hacia ellos con la espada en alto y gritó:
— ¡Me opongo a esta unión! —Byakuya señaló a Ichigo—. El Shinigami sustituto ya está comprometido conmigo, ¡y estoy aquí para recuperarlo!