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Vacío por RotMond

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Notas del capitulo:

Modestia aparte, pero creo que estoy logrando mi objetivo con este fic n_n si no fuera a terminar sería tan feliz… bueno, de cualquier forma lo soy.

 

Disculpe el retraso, me quedé sin internet y las pasadas dos semanas fueron una locura total, pero ya terminé el capítulo y se los traigo antes del domingo.

Tenía la tercera parte escrita y consideré en subirla, pero yo siempre aplico la frase “todo o nada”, algo que ya he llegado a escribir en el fic…

 

En fin, gracias por seguir este fic, ¡noticias y regalos al final!

 

Mundo Humano (Londres, 1940)

 

Uruki abrió los ojos lentamente, percibiendo el cuerpo ligeramente adolorido y un intenso mareo, especialmente cuando parpadeaba a causa de la intensa luz de la mañana. Su estómago comenzó a enviarle señales de dolor, alertándolo para ir al baño a descargar su contenido mientras el frío se introducía bajo su piel; buscó la frazada para taparse, pero cuál sería su sorpresa al descubrirse totalmente desnudo junto a Grimshaw, quien tenía la camisa abierta y los pantalones desabrochados.

Sujetándose la cabeza y cerrando los ojos, Uruki trataba de recordar lo que sucedió unas horas antes, pero sus recuerdos eran bastante confusos, por lo tanto, no logró distinguir sus sueños de la realidad pasada. Quiso preguntarle a Grimshaw pero seguía dormido, tumbado en la cama junto a él, por lo que levantó su ropa del suelo y se vistió. Sin embargo, el esfuerzo le revolvió aún más el estómago, tumbándolo en la cama por las náuseas, acto seguido, se levantó a correr al baño para vomitar por un largo rato, pues cada arcada lo estimulaba a seguir vomitando; una vez que logró controlarse, terminó de abrocharse el pantalón y tomó algo de agua, pues la sensación de sed comenzaba a ser sofocante.

 

Se reclinó sobre el lavabo y abrió las llaves del grifo, incluso tuvo que darle unos golpes para obtener agua y así enjuagarse el rostro, después se llevó un poco de agua a la boca para quitarse el amargo sabor a vómito. Se irguió lentamente para consultar su reflejo, pero recordó que el idiota narcisista de Grimshaw había colocado el espejo en la regadera, miró a su izquierda para comprobar que estuviera en su lugar, y justo se disponía a aproximarse a él cuando escuchó que Grimshaw lo llamaba.

Uruki salió arrastrando los pies, Grimshaw lo esperaba a un lado del baño con el semblante algo serio.

— ¿Cuánto bebimos anoche? —Soltó al verlo, Grimshaw pareció sorprendido con esa pregunta.

— ¿No te acuerdas de nada? —Preguntó Grimshaw.                                      

—No… —y en ese instante, Grimshaw soltó un breve suspiro y lució una de sus características sonrisas, por lo que Uruki ya se estaba preparando para escuchar sus burlas.

—Fueron varias botellas de cerveza, ¿eh? Aguantaste bien hasta ese punto, pero después saqué un par de botellas de vino y fue cuando comenzaste a hablar gracioso. Lograste emborracharte hasta vomitar, apuesto a que es la primera vez que lo haces. —Grimshaw le puso una mano en el hombro, “felicitándolo”, aunque sus ojos no paraban de inspeccionar las marcas que tenía en el cuello.

— ¿Anoche me vomité encima? —Preguntó Uruki, pasando una de sus manos por su pecho descubierto, pues aún no se había abotonado la camisa y lucía una mancha blanquecina en su piel.

—Uhmm, Sí. Te vomitaste y por eso te quedaste sin camisa. —Respondió Grimshaw, aguantando la risa como mejor pudo. Uruki lo miró con frialdad antes de preguntar:

— ¿Y por qué me quedé sin pantalones?

—Te dije que bebiste mucho, de repente me empezaste a patear y arrojaste tus pantalones por el aire antes de irte a dormir. —Uruki lo miró con desconfianza pero no preguntó más.

—Iré a darme un baño, no volveré a beber contigo. —Se dio la vuelta para volver al baño y escuchó la respuesta de Grimshaw antes de cerrar la puerta:

— ¡Un clásico!

 

Uruki atribuyó la sensación pegajosa de su cuerpo al vómito, así que se despojó de sus ropas a toda prisa y abrió las llaves del agua, entró a la regadera y el agua helada comenzó a caer por su cabeza, resbalando por su piel, provocándole escalofríos y temblores que lo distrajeron del malestar en su estómago y el mareo que persistía en su cabeza; comenzó a frotarse con el jabón para quitarse la suciedad, cerró los ojos y levantó la cabeza hacia el agua helada, tratando de despejarse. Poco a poco, creyó recordar las botellas de cerveza y las copas de vino que bebió, su intento inútil de irse a casa y la insistencia de Grimshaw para que se quedara ahí.

 

Incluso creyó recordar algo más.

 

No, debió ser un sueño absurdo, pero tenía una imagen borrosa de Grimshaw reclinado sobre él, besándolo… Uruki abrió los ojos de par en par, bajó la mirada mientras las imágenes continuaban presentándose frente a él: Grimshaw besándolo, desnudándolo, mordiéndolo, tocando cada centímetro de su cuerpo, ultrajando su propio miembro al frotarlo con el contrario. Uruki sacudió la cabeza, considerando que eran tonterías propias del alcohol, se frotó la frente y al bajar su mano la observó detenidamente, distinguiendo lo que parecía ser una mordida; con las manos temblorosas, descolgó el espejo que se encontraba colocado a centímetros de su cabeza y observó su rostro, e inevitablemente terminó por examinar la piel de su cuello...

 

.

 

— ¡Ya nos vamos! ¡Grimshaw, deja de flojear y empieza las cuentas de la semana! —Gritó Cyro desde la puerta, él era el único con edad y tiempo suficiente en la organización como para hablarle con tanta naturalidad a Grimshaw, el Capodecime de los Tattaglia.

—Está bien, estos inútiles —señaló a otros tres sujetos— y yo terminaremos de desempacar el resto.

— ¿Por qué siempre van ellos a distribuir? —Se quejó uno mientras los otros salían por la puerta y un par se dirigía al almacén.

—Porque ya van tres veces que le das “muestras gratis” a las prostitutas, imbécil. —Respondió Grimshaw de mala gana, el otro sonrió con picardía, agregando:

—Pero no fueron gratis. —Grimshaw lo jaló de la camisa y estuvo a punto de golpearlo, cuando escuchó un grito en el piso de arriba… ¡¡GRIMSHAW!!

— ¿Qué no es…? —Grimshaw le tapó la boca a su socio y dijo:

—Creo que ya se dio cuenta del vómito en su ropa, jaja, ve con los demás, enseguida los alcanzo. —El chico se alejó riendo mientras Grimshaw se lanzaba a las escaleras para callar a Uruki.

 

Entró a su habitación azotando la puerta sólo para detenerse en seco. Justo enfrente de él se encontraba Uruki, vestido únicamente con el pantalón negro, con el rostro mortalmente serio y contraído por la rabia, el ceño fruncido le daba un aire aún más siniestro a sus ojos mientras le apuntaba a la cabeza con su propio revólver.

— ¿Esta fue tu manera de humillarme? —Preguntó Uruki, mirándolo fijamente a los ojos.

—Cálmate, esto es diferente.

—Decir “cálmate” sólo empeora las cosas, profanaste mi cuerpo con tu inmundicia, maldita escoria. —Uruki resoplaba con cada palabra, evidentemente se estaba conteniendo de apretar el gatillo.

— ¿Quieres que me disculpe? —Grimshaw se recargó en el borde de la entrada.

—Quiero verte morir. —Reclamó Uruki, su voz comenzaba a entrecortarse.

—Si disparas, mis socios vendrán a matarte.

—Daré mi vida con tal de terminar con la tuya.

—Nadie los detendrá para vengarse con tu padre.

—No puedes utilizar a mi padre, no esta vez, él es más inteligente de lo que puedes imaginar. —Grimshaw sonrió y se adentró en la habitación, Uruki levantó el arma y lo hizo detenerse.

—Debe ser más inteligente que tú, emborracharte con un mafioso y dormir en su cama no es una buena idea.

—Si el mafioso en cuestión fuera honrado, o en su defecto, no presentara tendencias homosexuales…

— ¡Cierra la boca! —Gritó Grimshaw y el cristal de las ventanas se estremeció con aquel rugido, Uruki esbozó una ligerísima sonrisa.

— ¿Te molesta que alguien piense que eres homosexual? —Grimshaw sonrió ante esa pregunta, enfureciendo aún más a Uruki.

—Exageras, que haya estado contigo no me hace homosexual, especialmente por…. —Uruki lo interrumpió:

—Si insistes en que parezco mujer te daré un balazo.

—Fue un error, ¿está bien? No volverá a pasar, aunque lo disfrutaste bastante… —Grimshaw le guiñó un ojo, Uruki dio un paso atrás.

—Cállate, estaba borracho y te aprovechaste de mí. —Uruki comenzó a temblar.

—También estaba borracho, ¿no fuiste tú el patán que sacó provecho de la situación? —Grimshaw soltó una carcajada, Uruki no titubeó al responder, haciendo sonar el gatillo del revólver.

—Claro, mi gran estatura y fuerza me permiten someterte, basura. —Uruki se veía cada vez más irritado.

— ¿Cómo sabes que no fue tu culpa? Bebiste demasiado y te pusiste en peligro… —Grimshaw dio un par de zancadas y alcanzó a arrebatarle el arma a Uruki, quien apenas pudo reaccionar debido a la rapidez del otro.

— ¡Fui irresponsable, lo admito, pero eso no es excusa! —Grimshaw le tapó la boca para que dejara de gritar, Uruki se debatía en sus brazos, tratando de reclamarle “tú me violaste”.

—Uruki, si gritas eso nos matarán a los dos, mejor cállate si quieres conservar tu trasero intacto. —Susurró Grimshaw, Uruki le dio una patada y siguió forcejeando, por lo que Grimshaw agregó—. Los papeles que te quitamos incluían los estados de cuenta con información valiosa del hospital de tu padre, mis socios me recomendaron conservarlos como garantía.

 

Uruki se detuvo, Grimshaw mantuvo su agarre sobre él con el fin de explicarse mejor.

—Si sigues gritando que te violé mis socios vendrán a matarnos y después irán por tu padre, quien no tendría tiempo de huir pues no sabría que has muerto a manos de la mafia. Si decides callarte y salir a denunciarme, tu padre pagaría las consecuencias, y tú también, eventualmente. —Uruki le dio un golpe en la mano para que lo dejara hablar, Grimshaw le descubrió la boca pero lo mantuvo agarrado.

—Si no te denuncié antes, ¿por qué crees que lo haría en este momento? Si digo que fui ultrajado sería la burla de todos, y jamás se lo podría decir a mi padre.

—No lo sé, ¿venganza? —Respondió Grimshaw, Uruki se revolvió en su lugar, incómodo por estar tan cerca de Grimshaw—. Casi no te quedan clientes, por lo que tu utilidad llegará a su fin y te dejaremos en paz, pero hasta entonces no podrás hacer nada.

—Entiendo, ya suéltame, no diré nada. —Grimshaw lo inmovilizó con un brazo y le hizo mover el cuello con una mano para observarlo mejor, Uruki soltó una queja de dolor.

—Tienes que cubrirte esas marcas, usa una bufanda cuando salgas. —La piel pálida de Uruki resaltaba los moretones morados, rojizos e incluso amarillentos.

—Mi padre va a sospechar. —Uruki volteó la cabeza, desprendiéndose parcialmente de Grimshaw.

—Dile que fue una pelea. —Dijo el otro, encogiéndose de hombros.

—No hay gente tan imbécil que golpee el cuello, y las marcas de asfixia no se ven así. —Uruki siguió tratando de soltarse, pero Grimshaw lo tenía bien sujeto.

—Entonces finge que estás enfermo. —Grimshaw no pudo evitar pasar su mano por el antebrazo desnudo de Uruki, él se estremeció por el contacto e hizo lo que pudo para soltarse, consiguiéndolo poco después.

—Me largo de aquí. —Uruki terminó de vestirse para después recoger un trozo de tela que utilizó para cubrirse el cuello, boca y nariz.

—Por cierto, me parece que no aprendiste a pelear, ya que logré quitarte el revólver. —Grimshaw se colocó el revólver en la sien y jaló del gatillo, escuchándose un breve sonido—. También debiste revisar que tuviera balas. 

 

Uruki le dio la espalda y salió a toda prisa de ahí, por suerte no se encontró con nadie en el camino hasta llegar a su casa. Entró furtivamente y le dio un vistazo al reloj, eran las siete de la mañana; después se asomó al despacho del Dr. Schiffer, encontrándolo dormido encima de su escritorio, probablemente no advirtió su ausencia, por lo que tendría que convencer a su ama de llaves para que no dijera nada al respecto.

—Uruki Schiffer, apestas a alcohol. —El pobre chico pegó un brinco del susto, su padre se levantó un poco del escritorio para verlo en la entrada—. Me sorprendes un poco, pero no creas que estoy molesto, sólo procura pasar la noche en casa, pues el crimen está en aumento.

—S-sí, no volverá a suceder. —Respondió Uruki, el doctor se levantó de su asiento, alarmándolo un poco.

— ¿Cómo te trata la resaca? —Preguntó el doctor, era un hombre de 56 años que lucía más joven a pesar del estrés que implicaba su trabajo, su cabello rubio había perdido el color en las patillas y las arrugas marcaban su rostro, aunque sus ojos jamás perdieron su brillo tan característico.

—Me duele la cabeza y el estómago, todo me da asco… me parece que es lo normal. —Respondió Uruki, el doctor le puso una mano en la frente.

—Ya te puedes quitar ese harapo del cuello, no tienes fiebre. —Uruki se sorprendió un poco, pues había olvidado ese detalle.

—Preferiría conservarlo, el cambio de temperatura podría afectarme. —El doctor Schiffer no dijo nada, sólo le entregó un suero y lo envió a dormir, él saldría a trabajar y regresaría más tarde.

 

Ya en su habitación, Uruki se quitó el trapo del cuello y lo arrojó a la basura, después se examinó el cuello y supo que esas marcas tardarían en desaparecer, aunque la cicatriz en su interior terminaría por abrirse en cuanto tuviera a Grimshaw frente a él.

 

.

.

 

Pasaron algunos meses y no había rastro de Uruki, Grimshaw fue a buscarlo a su despacho pero nunca lo encontraba, poco después le informaron que había dejado el local para trabajar en casa, lo cual enfureció a los socios de Grimshaw; para colmo, estaban cortos de efectivo y tenían a la policía pisándoles los talones. Cierto día, las botellas volaban por los aires, como de costumbre, mientras Grimshaw se mantenía en la puerta, observando a sus socios quejarse por la mala suerte que comenzaba a golpearlos.

— ¡Necesitamos dinero, pero ya! —Gritaba uno, antes de empezar a maldecir en italiano.

— ¡Sabía que teníamos que vigilar al idiota de Fabrizio! ¡No conforme con regalar mercancía, es detenido por la policía! —Gritó uno de los mayores, tomando una botella de vino y amenazando con arrojarla a la pared, hasta que Cyro lo detuvo.

—Con esto no vamos a ganar nada, guarden todo y larguémonos de aquí antes de que llegue la policía. —El resto lo miró aterrado, y salió volando hacia los paquetes de droga y las armas.

— ¿Crees que ese niño sea tan idiota como para delatarnos? —Indagó Grimshaw, ayudándoles con la apresurada mudanza del edificio.

—Ya debió de haberlo hecho, es tan estúpido como para aceptar una oferta de la policía. —Comentó Cyro mientras terminaba de cargar las cajas.

 

Grimshaw envió a todos a recoger sus cosas para cargar el camión lo más pronto posible y salir de ahí. Se metieron al camión como pudieron, y justo estaban dando la vuelta cuando escucharon un gran alboroto calles atrás, el conductor resistió el impulso de acelerar y todos respiraron aliviados.

—Las otras familias están vendiendo mejor calidad que nosotros, no hay gran diferencia en el precio pero los efectos de la droga se notan a simple vista. —Comentó Leandro, otro de los socios de mayor edad.

—Tendremos que hacer un ajuste con Calabria, de ahí la están enviando. —Dijo Grimshaw, pero uno de los distribuidores comentó en voz alta.

—Eso tardará semanas, ¿y  qué haremos en ese tiempo? —Dijo uno, y a los pocos segundos comentó otro:

— ¿No nos quedan extorsiones pendientes?

—Sí, pero tenemos que proceder con cautela, ya casi se nos acaban. —Respondió Grimshaw, rodando los ojos por tener que ponerlos al tanto de la situación.

— ¡Entonces dile a ese niño que consiga más! —Gritó uno de los más jóvenes, Grimshaw frunció el ceño, extendió el brazo y le sujetó la cabeza al chico que acababa de hablar.

—No puedes darme órdenes, si lo vuelves a hacer te romperé la cabeza a patadas. —Vociferó Grimshaw soltando la cabeza del chico, la cual fue a dar violentamente contra la ventana del camión.

—Tiene bastante tiempo que no vemos a Uruki, ¿en dónde está? —Dijo Cyro, los otros esperaron la respuesta de Grimshaw, aunque Leandro se le adelantó:

— ¿No estará pensando en delatarnos, o sí? —Reinó el silencio absoluto en el camión, Grimshaw miró a cada uno de sus socios y resopló con resignación, explicándoles lo siguiente:

—Está tratando de conseguir nuevos clientes, pero si tanto miedo tienen de ser traicionados, entonces lo vigilaré yo mismo, ¿están conformes con eso? —El resto asintió con la cabeza y cambiaron de tema.

 

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<<Los ingleses siempre se adelantan a los compromisos>> meditó Uruki por un segundo, pues tenía pensado llevar las cuentas de un jefe militar que se encontraba enviando recursos a las naciones aliadas.

—Joven Schiffer, lo esperan en el despacho del doctor. —Explicó su ama de llaves, la señora Rouge, después de tomar el abrigo y el maletín de Uruki al recibirlo en su hogar.

— ¿A qué se refiere? —Preguntó el joven, mirando con cierto desconcierto a la señora.

— ¿No lo sabe? Uno de sus socios vino a buscarlo y está entrevistándose con su padre. —Uruki dio las gracias a la señora Rouge mientras ingresaba a su residencia, sin embargo, Uruki tenía que presentarse ante el futuro cliente, jamás había sido a la inversa. A lo lejos alcanzó a distinguir la voz de su padre, cargada de formalidad y cortesía, pero también pudo reconocer a su interlocutor; se detuvo frente a la puerta del despacho, abriendo la puerta con cuidado.

—Pasa Uruki, tu invitado iba a esperar en la sala pero insistió en ponerme al corriente de todos sus negocios juntos. —Explicó el doctor al verle pasar a la estancia, Uruki cerró los puños con suficiente fuerza como para herirse las palmas de las manos con las uñas, pues estaba justo enfrente de su peor pesadilla.

—Debiste mencionar más a tu padre, Uruki, no sabía que estaba a cargo de un par de hospitales al sur de Londres. —Grimshaw fumaba un cigarrillo que le había ofrecido su propio padre e incluso estaba sentado a su lado. Su voz estaba cargada de malicia y tenía cierto aire triunfal, incluso había logrado disimular bastante bien el acento italiano que lo caracterizaba.

—Olvidé ese detalle… —alcanzó a decir Uruki, rechinando un poco los dientes por la creciente ira que se estaba apoderando de él.

—No hay problema, le comenté a tu padre los negocios que tenemos pendientes en el norte, muy cerca de Liverpool, y quería preguntarle si no había inconveniente en que te mudaras. ¿Está de acuerdo, doctor? —Preguntó Grimshaw con un aire de gentileza que habría podido engañar a cualquiera, pero Uruki lo conocía bastante bien.

—Si es lo que él desea, no veo motivo para negarme. ¿Tienes algo que decir, Uruki? —Preguntó el doctor mientras Grimshaw lo miraba atentamente. <<Es una trampa, sabe que no puedo decir nada, no quiere que lo delate enfrente de mi padre. Esta basura quiere que mienta, que le siga la corriente>> reflexionó Uruki en cuanto advirtió el peligro.

—Estaré en contacto con usted, y vendré a visitarlo. —La cálida sonrisa del doctor lo obligó a bajar la vista, esquivando el último contacto con su padre antes de ingresar a la guarida del lobo; no obstante, miró a Grimshaw antes de marcharse, observando el infierno resplandecer con ferocidad en sus ojos.

 

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Liverpool (meses después)

 

Poco después de su apresurada y obligada mudanza se enteró de lo que había pasado, ya que Grimshaw no había querido decirle nada hasta tenerlo en su nuevo territorio. Aparentemente, la escasa calidad de su droga y la traición de uno de sus socios —asesinado mientras estaba siendo vigilado por la policía, por cierto— los motivaron a buscar otro sitio en donde asentarse, el cual coincidió con la zona residencial de los nuevos clientes de Uruki.

Los Tattaglia se habían aliado con otras dos familias, así que armaron entre todos una colonia habitada únicamente por mafiosos, y Uruki fue obligado a formar parte de ellos al compartir residencia con Grimshaw por petición de todos los socios, pues querían que fuera vigilado las 24 horas. Nuevamente tuvo que convivir con él, no obstante, dejó de beber y siempre mantenía cierta distancia, pues aún conservaba cierto recelo por lo que le había hecho anteriormente.

 

Y a pesar de todo, Grimshaw siempre lo siguió tratando como acostumbraba, para él nada había cambiado. Un par de meses después, Uruki recién terminaba de comer cuando Grimshaw apareció de repente, pues sus típicas reuniones de mafiosos no duraban mucho tiempo; Uruki se levantó de la silla y se preparaba para marcharse a su habitación, pero se detuvo al escucharlo hablar.

—Uruki… es un nombre extraño, ¿por qué lo tienes?

—No pienso decírtelo, y tampoco creo que estés en posición de juzgarlo, Grimshaw. —Respondió con fastidio, sin dignarse en dar la vuelta.

—Bien jugado, pero mi nombre tiene un motivo, mi madre me lo puso antes de que le dieran un disparo en la cabeza por orden de mi padre. —Ese comentario le dio la suficiente curiosidad para encararlo, Grimshaw se había sentado a la mesa y comía directamente de la olla que les había sido preparada.

— ¿Siempre compartes tu pasado con tanta libertad? —Más que una pregunta, era una observación, Grimshaw no pareció molestarse por ello.

—No, a ti no te interesa saberlo y sé que no se lo dirías a nadie. —No era un halago, pero Uruki supuso que Grimshaw buscaba desahogarse con alguien, por lo que pensó que obtener información de él podría serle útil.

—Supongo que vuelvo a estar en deuda… de acuerdo, el Dr. Schiffer eligió mi nombre. —Le explicó Uruki después de tomar asiento, Grimshaw pareció estar conforme con eso.

—Siempre le dices “Dr. Schiffer”, ¿quieres decir que eres adoptado? —<<No creí que fuera capaz de deducir eso>> pensó Uruki y se cruzó de brazos, un tanto a la defensiva.

—Precisamente, mi nombre es japonés por el origen de mi padre biológico.

— ¿Y tu madre? supongo que era una belleza de ojos verdes. —Grimshaw sonrió por el comentario, luciendo una sonrisa llena de trozos de carne

—Cállate Grimshaw, el Dr. Schiffer la conoció cuando estaba embarazada, dice que tenía ojos verdes y cabello negro. —Uruki rodó los ojos, molesto.

—Ah vaya, eso lo explica todo. —Grimshaw destapó una botella de cerveza, mirándolo fijamente.

— ¿A qué te refieres? —Preguntó, algo inquieto por la mirada tan inquisitiva que lucía el italiano.

—Nada, no me hagas caso. —Uruki resopló, levantándose del asiento, justo daba la vuelta para dirigirse a las escaleras cuando escuchó que algo se caía al suelo, giró sobre sus talones y se estrelló contra Grimshaw, quien había decidido lanzarse contra él. Cayeron al suelo, generando un ruido sordo que bien pudo escucharse en varios metros a la redonda.

— ¡Grimshaw, cuál es tu problema! —Le reclamó con los ojos cerrados por el dolor, ya que se había golpeado la cabeza contra el suelo de la sala.

—No sabía que iba a funcionar. —Uruki abrió los ojos para recriminarle al otro con la mirada, aunque Grimshaw se veía bastante entretenido haciéndolo enojar.

— ¡Ya hiciste tus idioteces, ahora muévete! —Le gritó Uruki tratando de patearlo, por lo que Grimshaw se dejó caer encima de él para inmovilizarlo.

—Vamos, sólo fue una broma, no pude evitarlo. —Y comenzó a reír, Uruki se movió violentamente para zafarse, pero Grimshaw era demasiado pesado y no lograba moverlo ni un centímetro.

— ¿De dónde sacas ideas tan estúpidas? ¡Grimshaw, hazte a un lado! —Grimshaw estalló en carcajadas, apartando ligeramente su cabello azul para observar mejor el rostro furioso de Uruki.

—No sabía que podía hacerte enojar con documentales.

— ¡Quítate de encima, empiezo a sofocarme! —No era mentira, tantos gritos demandaban oxígeno que no podía reponer, pues tenía un peso adicional encima del pecho.

— ¡Ja! No te creo… —Grimshaw volvió a recostarse cómodamente sobre él.

— ¡Grimshaw! —Gritó Uruki, Grimshaw soltó una carcajada y no se movió de su lugar.

—En serio, ¿quién podría desmayarse por…? —Grimshaw se interrumpió al ver que Uruki no estaba respirando—, ¿Uruki? ¡No te hagas el gracioso, despierta!

 

Grimshaw se levantó como un poseído y lo tomó en sus brazos, sacudiéndolo para reanimarlo, después lo recostó en el sofá para darle respiración de boca a boca, lo cual fue un error, ya que Uruki recobró el sentido justo cuando Grimshaw tenía su boca llena de carne pegada a la suya. Uruki lo empujó con las escasas fuerzas que le quedaba, y tomó aire para volver a gritarle pero Grimshaw lo abrazó, diciendo:

— ¡Pequeño bastardo hijo de puta, no vuelvas a asustarme así!

— ¿Qué? Me desmayé por tu culpa, ¡tú eres el bastardo hijo de puta! —Alcanzó a vociferar contra su pecho, Grimshaw soltó una carcajada y le respondió, despegándolo de sí para mirarlo de frente:

—Entre hijos de puta nos entendemos… es la primera vez que te escucho maldecir. —Uruki se atrevió a reír un poco, sorprendido de entender la gracia de la situación. Fue una risilla elegante, sutil y absolutamente encantadora, la cual pareció impactar a Grimshaw.

—No volveré a molestarte. —Dijo después de colocarlo con cuidado en el sofá de la sala y salir a toda prisa de la casa. Uruki se sorprendió un poco con esa actitud tan repentina, pero decidió aprovecharlo para dirigirse a su habitación. Una vez ahí, soltó un suspiro de alivio y se tocó la cabeza, sintiendo un poco de dolor, después dio la vuelta pero no tuvo tiempo de cerrar la puerta, ya que Grimshaw entró súbitamente y la cerró por él.

—La última vez estabas borracho, pero sé que lo disfrutaste —explicó mientras lo tomaba de los brazos para acercarlo a él—, ahora que estás consiente será diferente.

 

Uruki no daba crédito a lo que estaba pasando, Grimshaw le arrancó la camisa, cargándolo en sus brazos para que estuviera a su altura y así poder besarlo; en cuanto sus labios hicieron contacto, Uruki se estremeció al recordar lo que había pasado la última vez que habían estado tan cerca, pero no sintió miedo, al contrario, una curiosa corriente eléctrica le recorrió el cuerpo, revoloteando en su estómago y asentándose firmemente en la base de su miembro.

 

Odiaba el contacto humano, o cualquier cosa que involucrara socializar con sus semejantes, no obstante, llegaba a encontrarse cómodo con ciertas personas, y eso incluía a Grimshaw, por más que deseara negarlo; Grimshaw se recostó en su cama y lo colocó a su lado, Uruki deseaba apartarse de él, pero su cuerpo le exigía algo que jamás había recibido, y por ende, que ahora no estaba dispuesto a renunciar.

Cada caricia le hacía sentirse vivo, y a la vez, lo hacía querer dejar de existir en ese mismo instante, pues se sentía muerto por dentro al tener en conflicto su orgullo y honor en contra de una mezcla agobiadora de emociones, algo que jamás había experimentado y que no comprendía del todo.

 

Su mente realizó un último intento por apartarse de ahí, Grimshaw sintió su rechazo, por lo que dejó de besarlo para mirarlo fijamente a los ojos; Uruki se petrificó en ese instante, quiso huir, pero sus piernas no respondían; pensó en empujarlo, pero sus brazos no se movieron; consideró pedirle que se marchara, y a pesar de querer decir algo, no logró articular una sola palabra.

Grimshaw lo examinaba cuidadosamente con la mirada, y en cuanto notó que lo tenía en donde quería, se levantó para colocarse sobre él, con las rodillas apoyadas sobre su cama, se despojó rápidamente de su camisa y volvió a sumergirse en su rostro.

 

Uruki no se negó y entreabrió los labios para recibir la ansiosa lengua de Grimshaw, percibiendo el sabor a carne y cerveza, pero también el inconfundible aroma del hombre que trataba de poseerlo por segunda vez. ¿Por qué no se negaba, por qué dejó de pelear contra él? Eran preguntas que había decidido ignorar, atendiendo los deseos de su cuerpo que brotaban por su piel.

Odiaba a Grimshaw, o eso era lo que deseaba, aborrecía profundamente no poder odiarlo como él quería. A pesar de haberle arrebatado su libertad y arruinado su vida para siempre, estropeando su reputación y colocando su vida de cabeza. Pero todo se reducía a Grimshaw, todo tenía algo que ver con él, trató de alejarse pero siempre terminaba recordando alguna estúpida anécdota que le había contado de su vida, o algo que habían vivido juntos.

 

Había llegado a desearle la muerte, pero también sentía un vacío interior cuando lo hacía, como si en el fondo no deseara que nada malo le pasara. Sabía que él era un simple juguete para el mafioso, pero no podía evitar sentir… interés por él. Grimshaw se apartó de sus labios y bajó por su cuello, volvió a darle un mordisco antes de trazar un camino con su lengua mientras descendía a su vientre.

—Tengo curiosidad, dime lo que sientes cuando te hago esto. —Murmuró Grimshaw contra su piel, Uruki escuchó el sonido de su cremallera al abrirse y sintió el roce de los labios de Grimshaw justo encima de su miembro erecto, se irguió un poco para observarlo, pues no lo creía capaz de hacer semejante acto.

Pero ahí estaba, lamiéndolo como si se tratara del dulce más delicioso que jamás hubiera degustado, Uruki se sintió desfallecer mientras el placer comenzaba a extenderse por todo su cuerpo, su respiración comenzó a entrecortarse al contener los inevitables jadeos que le obligaban a tomar más aire.  

 

Uruki… antes había logrado alejarse de todas las personas que alguna vez trataron de acercarse a él, pero no pudo apartarse de Grimshaw. En cuanto sintió la placentera descarga, la cual lo hizo gemir sin poderlo evitar, Grimshaw recogió toda su esencia en su boca, se deslizó hasta él y lo besó con el fin de darle a degustar su propio sabor, Uruki abrió los labios, percibiendo una ligera dulzura de textura cremosa mientras volvía a fundirse con Grimshaw en un apasionado beso que no quería terminar.  

 

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Todos se beneficiaban de la venta de drogas y arma, pero los Tattaglia no compartían el negocio de las extorsiones que obtenían por Uruki, por lo que las cosas se habían puesto tensas entre las familias. Fue por ello que Grimshaw había decidido no dejarlo solo ni un instante, pero Uruki sospechó que tenía otras intenciones. Después de todo, Uruki le había dicho que ese encuentro sexual sería el último, pero Grimshaw siempre encontraba la forma de propasarse con él; Uruki se oponía, naturalmente, pero un abrazo traía consigo un beso, y casi siempre algo más.

Poco a poco y sin darse cuenta hasta que fue muy tarde, Uruki se había acostumbrado a estar con Grimshaw, a tal grado que dejó de evadir su compañía, incluso cuando regresaba de pelear o embriagarse con el resto de sus socios; Grimshaw siempre mantuvo su comportamiento tan arisco y agresivo, pero con Uruki era ligeramente más sutil, pues prefería hacerlo enfadar para divertirse con su reacción.

Nadie se daba cuenta de lo que pasaba entre ellos, no lo sospechaban o no serían capaces de pensarlo; para las familias que estaban en la cercanía, Grimshaw y Uruki eran dos socios en el crimen, tan diferentes y distantes uno del otro como el día y la noche, o la vida y la muerte. Sin embargo, cuando estaban juntos cambiaban casi por completo: uno era mucho menos agresivo, por lo que se tornaba más racional; el otro perdía la cabeza constantemente por lidiar con tantas irreverencias, pero aprendía a interactuar con los demás, generaba sentimientos que no sabía que existían y su espíritu se inflamaba con voluptuosidad cuando sentía la cercanía del corazón latente de Grimshaw junto a su pecho, muy cerca de su propio corazón.

 

No tardaron en dormir juntos, lo cual se tradujo en Grimshaw invadiendo su cama sin su consentimiento, pero Uruki no dudaba en dejarse besar y abrazar por la espalda, cerrando los ojos al calor de su cuerpo. Y en más de una ocasión, despertó sobresaltado al sentir el miembro palpitante de aquel hombre contra su trasero sin deshonrar; casi siempre encontraba a Grimshaw dormido, pero ciertas veces lo sorprendió observándolo con curiosidad morbosa mientras pasaba sus manos sobre su piel.

En esos casos, Uruki sólo tenía que soltarle un codazo para darle a entender que no lo dejaría “desflorarlo” (término que siempre hacía reír a Grimshaw), por lo que el italiano salvaje normalmente lo hacía “meneársela” para contentarse, de tal forma que Uruki pronto se acostumbró a recibir la peculiar y abundante esencia de Grimshaw en sus manos.

 

Una noche, Grimshaw simplemente no pudo contenerse más. Tomó a Uruki de los brazos y lo obligó a mantenerse de pie mientras se colocaba justo detrás de él, Uruki sintió su furiosa respiración en su cabello y trató de soltarse para tratar de escapar, pero Grimshaw lo tenía firmemente agarrado contra su pecho. Sabía que el objeto de culto de Grimshaw era su trasero, pues siempre que estaba en su poder pasaba una considerable cantidad de tiempo acariciándolo, pero en cuanto sintió su dedo cosquillearle cierto orificio que no debía comenzó a sentir miedo, especialmente cuando Grimshaw le untó un líquido grasoso entre las piernas…

Se sobresaltó al observar que el miembro erecto de Grimshaw se asomaba entre sus muslos, para luego desaparecer y reaparecer mientras el otro movía sus caderas atrás de él. Lo asustó de muerte pero al menos decidió follarlo entre los muslos, dejando su orificio intacto, al menos por el momento.

—Si aceptaras que quieres follar conmigo no tendría que hacer esto. —Le reprochó Grimshaw mientras continuaba con su rítmico vaivén contra sus muslos; Uruki sintió que sus incontables caricias comenzaban a excitarlo, empalmando su miembro, acelerando su respiración y enrojeciendo sus mejillas.

—Nunca voy a aceptarlo, y te he dicho que dejes de profanarme de esa manera. —Respondió Uruki con cierto esfuerzo, Grimshaw le dio un largo lengüetazo por todo el cuello mientras paseaba sus manos por sus hombros desnudos, el otro se estremeció por el contacto.

—Repítelo. —Retó Grimshaw detrás de él, bajando una mano con lentitud por la cintura de Uruki.

—Te repito que… —Grimshaw se agachó para estar a su altura y lo hizo girar la cabeza para robarle un beso, Uruki no pudo terminar la frase.

— ¿No puedes aceptarlo? —No respondió, por lo que Grimshaw tomó una de sus manos y le enseñó a tocarse para estimular su propia erección. Uruki no logró contener sus jadeos, que era lo que Grimshaw buscaba, y aunque jamás sería capaz de admitirlo, el contacto con Grimshaw no le desagradaba en lo absoluto… su más reciente orgasmo era prueba fehaciente de su atracción por él, la cual iba en aumento.

 

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Meses más tarde, poco antes del fin de 1941…

 

Ya no odiaba a Grimshaw, ahora se odiaba a sí mismo. Logró convertirse en el tipo de ser humano que más aborrecía, un criminal que portaba armas y que incluso había vuelto a beber con los mafiosos; pero sobre todo, los sentimientos que llevaba en su interior comenzaban a ser un tanto evidentes, pues no lograba reprimirlos por completo. Cuando Grimshaw tardaba en regresar, solía pensar en dónde podría estar o si no estaría peleando con alguien, como solía hacer; o si no se habría ido con sus socios a buscar mujeres a un bar, por lo que la punzada de preocupación se transformaba en una irritación bastante notable.

Cuando Grimshaw estaba con él, solía poner atención a las cosas que le contaba, como las personas que las familias desaparecían o la cantidad de dinero que ganaban gracias a sus negocios turbios. A su vez, Grimshaw se esforzaba en sacarle información de su pasado o la opinión que podría tener con respecto a la familia Tattaglia, lo cual no tuvo mucho éxito al principio, ya que Uruki no permitió que ingresara a su mente con tanta facilidad; sin embargo, Uruki volvió a descuidarse y reveló ciertos detalles acerca de él, lo cual lo acercó más a Grimshaw.

 

Se dio cuenta de que era incapaz de suprimir sus impulsos: cuando Grimshaw lo estrujaba entre sus brazos, él lo rodeaba con los suyos, y si Grimshaw lo devoraba a besos, él entreabría sus labios y movía tímidamente la lengua para saborearlo. Ambos estaban conscientes de su sexo biológico y jamás hablaron acerca de sus preferencias sexuales, no consideraban que fuera un tema relevante, pero también sabían que sus socios llegarían a juzgarlos si se enteraban de los placeres “prohibidos” a los que se entregaban con frecuencia.

Uruki tenía conocimiento acerca de las costumbres sexuales de diferentes culturas, él tenía antepasados muy distantes entre sí, pues los rusos no eran nada abiertos en ese sentido mientras que la cultura japonesa tenía un pasado bastante peculiar, pues la prostitución y homosexualidad no fueron mal vistas hasta que se abrieron a occidente. Por ello, no consideró que sus actividades fueran algo “anormal”, simplemente lo veía como una expresión del erotismo humano; no obstante, seguía siendo algo novedoso para él, por lo que no podía resistirse a los placeres más simples en compañía de Grimshaw, y eso terminó por asustarlo.

 

En cuanto se sumergió a la lectura de las cuestiones de honor y orgullo que eran imprescindibles en la vida samurái, sintió un inmenso pesar y vergüenza… ¿las amenazas de la mafia eran lo suficientemente poderosas como para alejarlo de su vida anterior?, ¿tan poco valía su ética profesional como para poner en riesgo la vida de las personas que colocaban sus finanzas en sus manos? Sabía que se había convertido en un pusilánime, un individuo que no era capaz de encarar los peligros del crimen organizado con tal de recuperar su libertad.

¿O ya se había acostumbrado a vivir de esa forma? Se rehusó a conseguir más clientes y cortó comunicación con aquellos que aún conservaba, en consecuencia, los socios de Grimshaw lo tacharon de inútil y trataron de echarlo de la improvisada organización, con la promesa de no hacerle daño mientras siguiera como “asociatti”. Pero para sorpresa de Uruki, Grimshaw fue nombrado Capodecime oficial debido a la muerte del anterior y en ese momento le ordenó permanecer en la familia, pues requería su ayuda para llevar las cuentas de la mercancía.

 

<<No soy tu juguete>> pensó Uruki. El resplandor en los ojos de Grimshaw le indicó que no lo dejaría ir tan fácilmente, y ahora con todos los socios de acuerdo con su puesto, no tendría salida alguna. O eso fue lo que pensó Grimshaw, pues Uruki tenía otro As bajo la manga:

 

Se las arregló para contactar a su padre y logró ponerlo al tanto de la situación, por desgracia, no serían capaces de huir a Estados Unidos o a cualquier país que estuviera involucrado en la Segunda Guerra, sin mencionar que su apellido alemán no sería de mucha ayuda. A pesar de lo anterior, lograron conseguir pasaportes falsos con otros apellidos (diferentes entre sí) y buscaron algunos países de Latinoamérica para iniciar una nueva vida, tuvieron algunas propuestas de trabajo en Colombia y México, pero decidieron dirigirse a Argentina, pues la falta de profesionistas y la confidencialidad del país les daban más libertad.

Todo estaba decido, su padre se adelantaría en barco y lo tendría todo listo para esperar su llegada, de tal forma que Uruki tendría que ingeniárselas para escapar de la mafia sin despertar sospechas. Eligió escapar una noche durante una intensa nevada, y no empacó absolutamente nada, sólo tomó un maletín con documentos que le permitirían viajar al continente Americano y algo de dinero.

Se vistió como de costumbre con un pantalón, saco y chaleco de un intenso color negro, su camisa gris resaltaba en el conjunto aunque no tanto como la corbata verde que le había regalado Grimshaw… incluso en momentos como ese lo seguía llevando consigo. Uruki dirigió sus manos a la corbata para desanudarla, pero se detuvo en cuanto escuchó el sonido de un coche estrellándose en la entrada del vecino. Se aproximó a la ventana con cautela para ver que algunos hombres ingresaban a la vivienda, escuchando el sonido de disparos poco después.

 

Uruki no sabía a qué familia pertenecían, pero estar del lado Tattaglia no le aseguraba salir con vida, por lo que tomó sus cosas y un par de armas para salir a toda velocidad. Bajó las escaleras, dirigiéndose a la entrada principal, pero escuchó pisadas aproximándose a él, así que dio media vuelta para salir por la puerta trasera. En cuanto estuvo afuera de la casa, notó que derribaban la puerta, así que atravesó el patio y saltó la barda para estar en la calle principal.

Pero no sabía que se había desatado el infierno, de alguna forma, las “familias” se estaban matando entre ellas, miró a su izquierda y distinguió a los Tattaglia enfrentándose a los representantes de la “Cosa Nostra” siciliana, siempre supo que su extremismo les traería problemas… Uruki tuvo que agacharse, pues comenzaron a dispararle. No supo de dónde vinieron los disparos, pero asumía que no podría confiar en nadie de ahí, pues no sabía los motivos de la revuelta, aunque podía suponer que la fortuna de los Tattaglia y sus pocas ganas de compartir serían algo a considerar.

 

Escuchó algunas blasfemias en italiano, se agachó junto a las ruedas de un coche y soltó un disparo certero a uno de los sicilianos, abatiéndolo al instante. Los Tattaglia notaron su presencia y gritaron su nombre, pidiéndole que los cubriera, Uruki se levantó un poco y alcanzó a distinguir lo que planeaban: Ellos estaban agazapados detrás de un coche y no distinguían a quién le disparaban, así que necesitaban a alguien que disparara a los sicilianos para que lograran moverse.

<<Me conviene ayudarlos, no puedo irme con todos disparando a la vez>> consideró Uruki, se levantó un poco y se apoyó de un espejo para empezar a disparar. Logró darle a otros dos antes de que arremetieran contra él, volvió a agacharse y contó las balas que le quedaban, tomando en cuenta que sólo tenía el cartucho lleno en una mientras la otra estaba casi vacía. Escuchó disparos a la lejanía, supuso que los Tattaglia habían logrado ponerse a salvo, así que se levantó un poco para ver, a pesar de la espesa nevada que le cubría los ojos:

Algunos hombres se retorcían en el piso, mientras otros se quedaban parados en medio de la balacera, sin hacer nada. Uruki advirtió que se veían perdidos, como si no supieran en dónde se encontraban, y en cuanto dieron la vuelta, notó que los hombres tenían disparos en la cabeza o en los ojos, además de tener una cadena que sobresalía del pecho. Uruki recordó haber visto algo similar en su infancia, pero creyó que era propio de la imaginación de un niño; sin embargo, jamás dejó de ver a esas entidades fantasmales.

 

Volvió a su lugar en cuanto escuchó los disparos, completamente seguro de percibir menos detonaciones, miró a su alrededor y notó un aumento en el número de cadáveres en el suelo, algunos mafiosos se retiraban a los coches mientras los demás seguían disparando. Se escuchó una carcajada y los disparos se reanudaron con mayor intensidad, Uruki echó un vistazo y advirtió que Grimshaw se había unido a la matanza.

<<Eres un insensato, lograrás que te maten>> pensó, pero Grimshaw disparaba con tal destreza que logró disipar sus dudas. La Cosa Nostra estaba casi aniquilada, y los Tattaglia lograron rodear una de las viviendas para reforzar la seguridad, por lo que Uruki volvió a evaluar la situación para marcharse sin ser visto, pues ahora podría ser asesinado por lo hombres que había ayudado si descubrían sus planes de fuga.

Uruki se ocultó detrás del coche que le había servido como barricada, esperando que los disparos se detuvieran, se levantó y advirtió que Grimshaw estaba justo en medio de la calle, con un arma de largo alcance y una gigantesca sonrisa en su rostro. <<Sé que eres estúpido, pero no tienes que confirmarlo a cada momento>> pensó, y en un segundo notó de reojo un movimiento veloz a su izquierda, giró un poco para observar sin ser descubierto y alcanzó a ver a un tipo de otra familia oculto detrás de un poste, apuntando cuidadosamente a la cabeza de Grimshaw…

 

Todo se redujo a ese momento.

 

Si Uruki se quedaba callado, completamente quieto, y dejaba al mafioso dispararle a Grimshaw, todos sus problemas desaparecerían en un instante. Los Tattaglia se quedarían sin jefe, y en consecuencia lo dejarían en paz; él y su padre podrían iniciar una nueva vida sin temor a ser perseguidos, pero… ¿por qué la decisión no era tan fácil de tomar?, ¿por qué la sola idea de verlo morir le era insoportable?

Su mente se apagó por un instante y todo su cuerpo reaccionó a la intensidad de sus sentimientos, por lo que en un segundo se sorprendió al verse de pie, apuntándole al mafioso que amenazaba con disparar. Su mano sujetó el arma con firmeza, apretando el gatillo, el disparo estalló en la inmensidad de la noche y se cobró una última vida. Grimshaw giró y se agachó para ver de dónde había venido el disparo, escudriño el área y no tardó en observarlo… ahí estaba Uruki, de pie frente a él y parcialmente oculto por el coche, bajando el arma.

 

Uruki distinguió la sorpresa en sus ojos, junto con ese resplandor que tanto odiaba y que se esforzaba por no admirar, pero al ser la última vez que lo vería, se dio el gusto de perderse en la profundidad y fiereza de sus ojos azules. Percibió un vacío en su interior mientras sus ojos se empañaban en lágrimas que no comprendía y que jamás había derramado en su vida; en el fondo deseaba reunirse con Grimshaw para golpearlo y besarlo, deseaba hacer tantas cosas que su orgullo y honor querían impedirle.

Y en un segundo, la punzada de dolor en su corazón se volvió real mientras observaba cómo el rostro de Grimshaw cambiaba por la sorpresa y horror; en cuanto él sintió que le faltaba el aire supo lo que había pasado, se llevó la mano a la base del cuello y comprendió que la calidez de la vida fluía a través de una gigantesca herida.

 

Sus pies fallaron en sostenerlo, por lo que terminó desplomándose sobre la nieve del pavimento, escuchó otros disparos mientras Grimshaw gritaba su nombre, con lo que su corazón terminó de romperse en mil pedazos.

Grimshaw llegó a su lado y lo levantó en sus brazos, Uruki apenas tuvo suficiente fuerza para mirarlo a los ojos y derramar sus últimas lágrimas, las cuales bajaron por su rostro, marcando el dolor en su piel.  

 

“No te mueras” alcanzó a escucharlo, suplicante, Uruki fue incapaz de responderle, pues acababa de exhalar su último aliento…

 

Notas finales:

¡¡No me odien!! Sé que Ulquiorra volvió a morir… pero vamos, tenía que convertirse en hollow...

¡¡¡Regalos!!!

Esta canción me acompañó prácticamente durante tooodo el proceso, ¡me encanta! Aunque no he visto la película en donde sale, jaja. Aplica perfectamente a la situación que vive Uruki con Grimshaw, y hay una parte que no resistí en mencionarla en el fic… “I see hell in your eyes” *u*

Y finalmente logré escribir a Ulquiorra como mafioso, aquí la imagen :D

 

Nos falta el gran final, y es muy probable que esté dividido en dos partes, pues este cap tiene 14 cuartillas y yo creo que ese cap sería aún más largo.

Para no volver a quedarles mal, y asumiendo la idea del capítulo doble, el gran final vendrá el 18 de Marzo y los bloopers saldrán un día después.

 

Gracias, realmente se los agradezco.

 

Por cierto, empezaré otro fic de Bleach, ese me tomará un poco de tiempo pero no quedará inconcluso, pues será corto :D


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