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Striper a la fuerza por Fullbuster

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Naruto Namikaze POV


 


La visita de Sakura no me gustó en absoluto ¿Cómo había dado conmigo? Yo había desaparecido muy bien, hasta de la propia familia de Sasuke me oculté y ahora todos parecían saber dónde vivía, dónde me encontraba y empezaban a querer saber cosas de mí. No había que confundir las cosas, estaba muy agradecido a la familia de Sasuke por todo el apoyo que me dieron en mi juventud, pero ahora yo tenía un hijo de su propio hijo menor, tenían que entenderme que tuviera miedo de que quisieran quitármelo, yo no podría vivir sin mi hijo, él era todo por lo que luchaba y seguía adelante, sin él ya nada tenía sentido para mí.


- ¿Quién era esa mujer? – me preguntó Asahi con preocupación.


- Una vendedora – le dije – vendedora de comida.


- ¿y por qué le has cerrado la puerta en las narices? – me preguntó dudando.


- Porque… - pensé qué decir – era una malísima vendedora y tenía comida rancia.


Asahi empezó a reírse y yo sonreí al ver esa increíble sonrisa que no sé de quién la había heredado, porque ni era mía… y mucho menos del arisco de Sasuke. Su padre lo máximo que yo lo vi sonreír era esa sonrisa de autosuficiencia, esa arrogante que tenía pero la de Asahi no era así, era inocente, pura, dulce, tampoco era como la mía. Quizá podría ser de alguno de sus abuelos, quizá más de mi padre porque a Fugaku tampoco le había visto sonreír jamás.


Aproveché para ir a duchar a Asahi aunque seguía pensando cómo era posible que esa cara dura de Sakura podía haber venido hasta mi casa con sus caros taconazos sólo para decirme que me alejase de Sasuke. ¿Cómo si yo supiera que esa golfa iba detrás de él? Si no hubiera estado tan enfadado con Sasuke por la forma en que me abandonó se lo habría quitado delante de sus narices, pero al menos aunque seguramente jamás podría estar con Sasuke, había podido restregarle que yo fui el primero que disfrutó del cuerpo de ese chico. Sé que en el orfanato me habían educado para no decir esas groserías, solía suavizar las palabras y es que era importante parecer educado para que alguna familia quisiera adoptarnos, supongo que nadie apostó por mí o los trámites de adopción eran muy largos y costosos, porque sí hubieron varias parejas interesadas cuando yo era un niño.


- Papá… ¿En qué piensas? – me preguntó.


- En tu padre – le dije sonriendo.


- Cuéntame algo de él – me pidió y me senté en el suelo con la espalda apoyada contra los azulejos sosteniendo a Asahi en la bañera mientras jugaba con el agua.


- Él… era un gran cantante bueno... músico – le dije sonriendo – cuando salía al escenario la gente gritaba y le aplaudían mucho. Era igual de moreno que tú y tocaba muy bien la guitarra.


- Entonces le pediré que me enseñe cuando vuelva – me sonrió.


- Claro que sí, seguro que se te da genial.


- ¿Compraremos una guitarra? – me preguntó.


- Lo intentaremos ¿Vale?. Lo intentaremos – le repetí en un susurro porque no sé si podría gastar parte de mi sueldo en una guitarra.


- ¿Crees que papá me quiere? – me preguntó de golpe poniéndose serio y yo me asusté, por lo que me acerqué a él y le levanté la barbilla para que me mirase ofreciéndole una gran sonrisa.


- Te adora – le dije – eres lo más importante para él ¿Vale?


- Entonces ¿Por qué nunca nos llama? ¿Por qué siempre estás llorando por él?


- Porque está muy lejos de aquí y no tiene teléfono, pero va a volver y te enseñará a tocar la guitarra, te llevará de excursión al parque a jugar, te comprará helados de esos que tanto te gustan – le sonreí haciéndole cosquillas.


- Ya quiero que vuelva – me dijo riéndose.


Lo saqué del agua y lo sequé con la toalla antes de vestirle. Me tocaría dejarlo en casa de Kakashi como siempre, pero hoy tenía trabajo en la empresa de seguridad en la que trabajaba, así que al final, Karin que tenía libre se hizo cargo de él y se lo agradecí enormemente, no quería tener que llevarlo al club.


Karin me convenció para que pasase un rato y lo hice, aún iba con tiempo. Dejé la mochila con las cosas de Asahi en su habitación y lo acosté. Le leí su cuento como todas las noches bajo la atenta mirada de Karin que nos observaba desde el marco de la puerta y sonreía. Cuando se durmió, apagué la luz y salí del cuarto cerrando la puerta y acompañando a Karin hacia el salón. Me tomé con ella un té y sé que me vio preocupado.


- ¿Qué te ocurre? Venga cuéntamelo.


- Ha venido a mi casa esa chica – le dije – la representante de Sasuke.


- ¡Oh! ¿Y qué quería la muy bruja? – me preguntó enfadada.


- Decirme que me apartase de Sasuke. Pero eso no tenía ni que decírmelo, además… ¿si Sasuke me abandonó por qué tanto interés en que me aleje?


- No lo sé, pero todo esto huele a gato encerrado. Te vi hablando con él cuando fui al local. Le dijiste que era la hermana de tu novia.


- Sí –le dije sonriendo – tengo miedo de que se lleve a Asahi. Sé que no debería estar cerca de él pero… él dice que no tenía mi número de teléfono, su hermano dice que yo le dejé y nada de eso es cierto, empiezo a pensar… ¿Y si nos estamos equivocando? ¿Y si lo que necesitamos realmente es hablar todo esto con calma? El problema es que si me siento a hablar con él tendré que contarle sobre Asahi y eso me lleva al gran problema.


- A que quiera pasar tiempo con él y quitártelo.


- Sí – le dije.


- ¿Le amas? – me preguntó de golpe y me sorprendí - ¿Aún le quieres?


- Sí – le contesté sinceramente – pero no sé si puedo estar con él después de lo que me hizo. Le prometo a Asahi que conocerá a su padre, le miento diciéndole que le quiere y no le cuenta que nos abandonó. No sé si Sasuke me quiere, no sé lo que hay en su mente, no puedo estar con una persona así.


- ¿Volverías con él si te demostrase que te ama? – me preguntó Karin con seriedad y yo la miré confuso.


Diría que no, que no volvería con él jamás pero… ¿A quién quería engañar? Era un maldito masoquista, me gustaba Sasuke y seguro que si venía aquí suplicándome perdón yo sería tan idiota de caer de nuevo en sus redes por estos estúpidos sentimientos que sentía hacia él y que no pude arrancarme jamás.


- Sí – le dije a punto de llorar – querría decirte que no cometería el mismo error pero… estos sentimientos harían que volviera a caer.


- Eres demasiado bueno Naruto, crees que cuando se disculpan todo se arregla, tienes un corazón enorme que pocos tienen y pocos comprenden. Muchos me habrían dicho que no caerían de nuevo pero tú… estás aquí siendo sincero, sabiendo que volverías a caer en él si entrase ahora mismo por esa puerta con un ramo de rosas, con bombones o cantándote una canción de perdón.


Le sonreí y es que sí… caería y me hizo gracia lo que dijo porque imaginarme a Sasuke haciendo cualquiera de esas cosas me sorprendía mucho. No veía a Sasuke haciendo algo así, él era serio, arrogante y tremendamente vergonzoso a hacer el ridículo. Sonreí cuando recordé lo mal que cantaba sin música allí arriba de aquel desastroso y abandonado auditorio del parque al que solíamos ir, nuestro lugar favorito, nuestro lugar secreto, el sitio donde prácticamente nos enamoramos.


- ¿En qué piensas que sonríes así? – me preguntó Karin.


- En Sasuke – le dije sonriendo – era tan perfecto ¿Sabes? Le amaba. ¿Por qué tuvo que abandonarme? Si no lo hubiera hecho nosotros… podríamos haber sido felices. Él era todo lo que necesitaba para ser feliz.


- Lo sé – me dijo Karin – no soy partidaria de dar segundas oportunidades y lo sabes pero… aquí hay cosas que no encajan Naruto, quizá deberíais hablar y no es que defienda al chaval… lo que te hizo con la mentira de su madre es una atrocidad.


- Maldito Uchiha vengativo – le dije pero sonreí – tiene mucho carácter, de verdad que siempre acaba saliéndose con la suya y no sé cómo narices lo consigue.


Después de aquella amena charla me marché aunque Karin aprovechó para dejar caer que si alguna vez necesitaba ayuda para tirarle del pelo a esa víbora de Sakura ella estaba disponible en cualquier momento. Creo que Karin ya era prácticamente como una hermana para mí, nos habíamos criado juntos en el orfanato. Incluso cuando a ella la acogió aquella familia japonesas, seguía viniendo por el orfanato a verme y a jugar conmigo, siempre nos llevamos bien.


Cuando fui al local y salí a bailar, me encontré con Sasuke. Me sonrojé un poco y es que seguía queriéndole, no podía negarlo. Por muy enfadado que estuviera con él me gustaba, estos sentimientos no los podía cambiar. Me preparé para bailar, no me gustaba hacerlo y cada vez que tenía que coger esa barra dudaba, pero era mi trabajo, era lo que le daba de comer a mi hijo así que respiré hondo y cogí la barra entre mis manos empezando el espectáculo.


Sasuke creo que lo disfrutaba hasta que se fijó en algo de mi abdomen, podía ver lo serio que se había puesto y conocía esa expresión, era la misma que ponía siempre que estaba pensando algo, cuando empezaba a relacionar cosas y entonces me di cuenta de la cicatriz, miraba la cicatriz. Intenté ocultarla como pude de sus ojos y cuando ya estaba a punto de finalizar el espectáculo uno de los hombres tocó con sus dedos mi miembro desnudo aunque yo me aparté con rapidez para que no llegase a mayores, pero Sasuke con esa furia en su mirada se acercó hasta aquel tío que trataba de subir a la plataforma y le pegó tal puñetazo que lo tumbó.


- Sasuke – le llamé preocupado cuando vi que los de seguridad cogían a los dos para llevárselos mientras ambos se gritaban.


Uno insultando a Sasuke… Sasuke diciéndole que quitase las manos de mi cuerpo y es que creo que lo que antes no le importaba en absoluto, ahora al saber que era yo le importaba demasiado ¿Podía ser que siguiera sintiendo algo por mí?


Otro de los guardias de seguridad vino hacia mí y me cogió sacándome de aquel jaleo llevándome hacia el vestuario donde Kabuto me esperaba discutiendo conmigo por lo que había ocurrido, pero yo no tenía la culpa de que un tío tratase de pasarse conmigo y de que Sasuke quisiera pegarle una paliza por hacerlo.


- Arregla esto – me gritó Kabuto y me vestí rápido saliendo por la puerta de atrás persiguiendo a Sasuke que se iba por el callejón.


- Sasuke… espera por favor.


- ¿Cómo puedes Naruto? – me preguntó cabreado - ¿Cómo puedes dejar que te toquen así? – repitió frustrado.


- No tengo opción, es mi trabajo Sasuke.


- Pues tú trabajo es un asco, no quiero que nadie te toque ¿Me entiendes?


- Hace mucho tiempo que perdiste ese derecho Sasuke.


- No es cierto, supuestamente tú me dejaste ¿Lo hiciste?


- No – le grité – yo no te dejé.


- Pues yo tampoco lo hice así que si ninguno lo hizo sigues siendo mi novio y no voy a permitir que un tío cualquiera te ponga la mano encima ¿Queda claro?


En parte me gustaron sus palabras, en parte lo detesté porque ya no tenía ningún derecho a venir a decirme estas cosas.


- ¿Es nuestro hijo? – preguntó de golpe – la cicatriz que tienes es de una cesárea, mi madre tiene una igual de cuando yo nací.


- No es tu hijo Sasuke – le mentí.


- Deja de mentirme Naruto – me gritó - ¿De qué tienes miedo? ¿Qué te ocurre?


- De ti – le grité – tengo miedo de ti y de lo que vayas a hacer.


- ¿Qué? ¿Qué crees que voy a hacer?


- Quitármelo – le dije – querrás la custodia y yo no puedo vivir sin mi hijo Sasuke, no quiero que lo apartes de mí.


- Yo no haría eso Naruto ¿Quién te ha metido esa idea en la cabeza?


- Son ideas mías – le dije – sé lo vengativo que eres cuando te enfadas y estás enfadado conmigo porque piensas que te dejé, pero yo no hice eso, te mandé un mensaje, te dije que estaba embarazado y no me respondiste – le dije llorando.


- No recibí ese mensaje – me dijo – lo siento Naruto, no tengo ese mensaje, habría vuelto enseguida si lo hubiera sabido.


- Sakura dice que me odias y si sigues odiándome querrás llevártelo de mi lado.


- No te odio Naruto – me dijo acercándose a mí – te amo, te he amado siempre pero creí que me habías dejado y no lo entendía.


- Creí que tú me habías abandonado – le dije – crié a mi hijo solo durante cinco años.


- Lo sé, lo siento. Lo siento mucho Naruto, no sabía nada. No voy a quitarte a tu hijo pero por favor… déjame verlo, quiero conocerle, quiero recuperar el tiempo perdido con él, el tiempo que me han robado de estar con él.


- Vale. Me parece justo que conozcas a tú hijo.


- ¿Y tú? ¿Podré recuperarte a ti alguna vez Naruto? – me preguntó acercándose a mí pero yo me alejé de sus manos para que no me tocase.


- Sólo él Sasuke – le dije – yo no entro en el trato, no puedo perdonarte, no hasta que me demuestres que dices la verdad. Yo no puedo robarle el derecho a mi hijo de conocerte, pero si puedo elegir si vuelvo contigo o no y de momento… no volveré.


- Entonces… ¿Aún tengo alguna posibilidad? – Me preguntó – Lucharé por ti Naruto, voy a conquistarte de nuevo, haré lo que haga falta para demostrarte que yo no te abandoné. Te amaba demasiado y jamás te habría podido dejar. Has dicho que Sakura fue a verte ¿Qué te dijo? – me preguntó preocupado.


- Me… me insultó y me pidió que te dejase en paz.


- Joder – exclamó enfadado – estoy harto de ella.


- Sasuke… mañana a las cuatro en el parque, llevaré a Asahi para que lo conozcas. Por cierto… su cumpleaños es en una semana.


- ¿Y qué le compro? – me preguntó y yo sonreí.


- Creo que con conocerte ya le has dado su regalo. Le dije que estabas de gira en un lugar muy lejano sin teléfonos, así que haz el favor de alegrarte cuando le veas, no le rompas el corazón, no le hagas el daño que me hiciste a mí.


- No se lo haré, te lo prometo.


 


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