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Striper a la fuerza por Fullbuster

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Itachi Uchiha POV


 


Todo en la empresa iba de mal en peor, ya ni siquiera me apetecía ir a trabajar, todo era un incordio desde que la familia Haruno se había puesto al mando. Llevábamos desde hacía años una empresa dedicada a la editorial de libros, mi familia se especializaba en las finanzas, ese departamento era lo nuestro, yo era un hombre de números, eso había sido siempre lo mío ahora no sé muy bien ni cual era mi función en esta empresa.


Danzo, el padre de Sakura estaba siempre metido por este departamento, recortaba cada vez más el presupuesto y sin eso no podíamos editar libros, no sé si trataba de llevar la empresa a la ruina o qué diablos pasaba. Quería que hiciera el mismo trabajo que antes con el mínimo presupuesto posible, desde luego a mí me parecía un maldito avaricioso, sólo quería el beneficio de la empresa sin darse cuenta de que necesitábamos sacar un buen producto por la reputación de la empresa, no quería sacar una basura de producto porque al final… nadie confiaría en nosotros y no podía permitir perder clientes potenciales por una mala calidad.


Mi gran problema es que yo ya no controlaba esta empresa y decir algo en contra era favorecer que pudieran despedirme y desde luego… fuera de la empresa no podría intentar salvarla ¿Qué debía hacer? No estaba muy seguro. Supongo que seguir tratando de trabajar, porque lo que era trabajar… ya ni se podía.


- Uchiha – escuché que me llamaban y me giré mirando hacia Danzo que venía directo.


Me giré en su dirección con pocas ganas de verle la cara a ese imbécil, pero no tenía más remedio, tenía bien cogido a mi padre y no podía permitir que fuera a la cárcel por los líos que causaba este hombre.


- ¿Qué deseas? – le pregunté serio como siempre.


- Hay que encuadernar este libro – me comentó y al ver el nombre me reí - ¿Te hace gracia?


- Un poco sí, la verdad – le dije - ¿Qué editor le dio el visto bueno a este libro? No vale la pena editarlo – le comenté girándome para seguir con lo mío.


- Este libro va a editarse.


- ¿Por qué es de tu hija? Para mí no es suficiente razón. Aquí editamos buenos libros, autores con prestigio, no basuras de libros. No podemos arriesgar el dinero por un único libro sin saber si conseguiremos colocarlo y desde luego… no creo que éste consiga colocarse – le comenté.


- Creo que se te olvida que trabajas para mí, edítalo.


- Pues no sé con qué dinero, tengo cinco libros más a editar antes que este y sinceramente… con tus recortes en el presupuesto están saliendo auténticas chapuzas – le dije sin cortarme ni un pelo.


- Este saldrá bien.


- No pienso gastarme el presupuesto en el libro de tu hija y dejar a otros autores en la estacada ¿Queda claro?


- Creo que el que no lo tiene claro eres tú… si te digo que lo hagas, cierras la bocaza y lo haces. Ahora es mi empresa.


- Y espero que la arruines pronto para que te largues – le dije en un susurro que él medio escuchó.


- Edítalo – dijo lanzándome los papeles en la mano.


Resoplé viendo como se marchaba por el pasillo. Odiaba este trabajo, lo odiaba mucho desde que Danzo se paseaba por mi empresa como si fuera el dueño y señor. Realmente lo era, él tenía las acciones y la manejaba como quería, pero no estaba dispuesto a ver como arruinaba toda la empresa que tanto esfuerzo le había costado a mi familia para levantarla. La hundía y no podía hacer nada excepto ver como nos íbamos a flote, las cuentas no cuadraban para nada, el dinero que entraba desaparecía y podía engañar a los demás… pero  no a mí, yo era un chico de ciencias, hacía las cuentas hasta con los ojos cerrados y nada cuadraba.


Cada vez había más recortes pero ningún departamento tenía una mayor inversión ¿Dónde estaba el dinero que nos recortaban si no estaban financiando ningún otro departamento? Yo lo tenía claro… en el bolsillo de la familia Haruno, porque era yo quien llevaba las cuentas de la empresa, las nóminas de los trabajadores, yo llevaba el dinero y no encajaba absolutamente nada, ganábamos dinero fantasma, el dinero del beneficio desaparecía en los bolsillos de los jefes. Sólo tenía que demostrarlo, pero ya tenían ellos cuidado de no dejarme documentos que les involucrasen a la vista.


Cuando salí del trabajo quedé con mi amigo de la infancia, él había estudiado periodismo y ahora trabajaba en una importante revista llevando artículos de gran relevancia. Era un gran lector, un chico inteligente que escribía increíble. Yo mismo si me hubiera traído uno de sus libros se lo habría publicado sin tan siquiera leerlo, era increíble. A veces yo le mandaba libros de mi editorial y él cuando tenía ratos libres, me hacía el favor de decirme cómo estaban o lo que les faltaba para poder publicarlos comercialmente.


Me senté en una de las terrazas y pedí un café para mí y un café americano para mi compañero, seguramente no tardaría en llegar y cuando vi a ese chico rubio de cabello largo cruzar la plaza hacia la cafetería sonreí. Deidara siempre trabajaba demasiado pero siempre traía esa preciosa sonrisa. No sé por qué aún no había conseguido novia, seguramente porque era homosexual y aunque yo no lo era, no me importaba en absoluto su compañía. Sé que había gente a la que le molestaba su presencia, a mí para nada, era mi amigo de la infancia y seguiría siéndolo siempre.


- ¿Cómo te va con ese asqueroso Jefe? – me preguntó sonriendo y sonreí también.


- Como siempre – le dije mientras le veía sentarse.


- ¿Qué es esto? – preguntó mirando las hojas de la basura del libro de Sakura que me había dado Danzo. Sólo quería ver qué opinaba mi amigo de eso.


- Es un libro que me obligan a editar – le dije.


- Déjame ver eso – me dijo Deidara sonriendo.


El camarero trajo las bebidas y empecé a beberme el café mientras veía como Deidara se recostaba en la silla y empezaba a pasar hojas, al principio lento, cada vez más rápido y al final empezó a reírse sin poder parar, algo que hizo que me riera yo también por su contagiosa risa.


- ¿Qué le pasa?


- Tío… si publicas esto y no lleva tu empresa a la ruina, puedes despreocuparte, nada podría llevarla a la ruina – me dijo con ironía.


- ¿Tan mala es?


- Si lo publicas… despídete del prestigio de tu empresa, es como… una novela barata sin trama, ni argumento…ni… madurez – dijo de golpe dejando las hojas sobre la mesa y tomando un sorbo a su café americano.


- Madre mía – le dije - ¿Qué hago?


- No sé… gana tiempo pero no publiques esa basura por el bien de tu empresa – me dijo sonriendo.


- A veces pienso que no hay forma de salvar la empresa – le comuniqué.


- Siempre hay un sistema ¿Quieres que investigue un poco sobre esa familia? – me preguntó con una sonrisa picarona.


- Si encuentras algo que me ayude te lo agradecería.


- Soy periodista – me dijo – soy experto en sacar los trapos sucios, dame una semana y algo se me ocurrirá para hundir la reputación de esa familia.


Nos tomamos el café en silencio. Confiaba mucho en Deidara, sé que era un chico estupendo y que trataría de ayudarme, más cuando mi madre siempre lo trató como a un hijo más, siempre estaba por mi casa jugando a la videoconsola conmigo, me encantaba estar con él, era tranquilizador.


- ¿Qué tal está tu hermano? – me preguntó – dicen por ahí que ha vuelto de su gira.


- ¿Cómo haces para enterarte siempre de todo? – le pregunté con una gran sonrisa.


- Soy periodista, estoy informado – me dijo como simple respuesta – Bueno… ¿Qué? ¿Está bien?


- Sigue siendo… Sasuke Uchiha – le dije como respuesta.


- Terco y cabezón – me dijo él riéndose – conozco a tu hermano. ¿Y Naruto? Ya sé que me dijiste que no tocase el tema con Sasuke pero como no está aquí… ¿Sabes algo de ese chico?


- Algo – le comenté – lo he encontrado.


- Por fin – me dijo – ese chico sí que sabe desaparecer bien del mapa.


- Sí y ya es raro que tú no supieras nada.


- Tú hermano es famoso… es terriblemente sencillo seguirle la pista, Naruto es… una persona normal y no muy conocida, créeme… si quiere desaparecer, lo hará.


- Tiene un hijo, aún no lo he visto. Sasuke tenía su primera visita hoy con él. Supongo que luego me contará como le ha ido.


- ¿Un hijo de tu hermano? Eso es nuevo, no sabía que los hombres pudieran quedarse embarazados.


- Ya nos contará mi hermano cuando venga ¿No?


- Sí, supongo que sí – me dijo – Oye y… ¿Cómo está manteniendo al niño? ¿No era huérfano?


- Sí. La verdad es que dijo que trabajaba de camarero o algo así, no sé muy bien, no he ido a su trabajo a verlo. Ya sabes como es este Namikaze, un caso perdido – le sonreí pero Deidara se puso serio de golpe.


- ¿Namikaze? – me preguntó de golpe.


- Sí, es su apellido, eso dijeron en el orfanato. ¿Qué ocurre?


- He leído algo sobre ese apellido en algún sitio – me comentó – creo que venía en el periódico de hoy, dame un segundo.


Deidara se levantó de golpe buscando en la barra del bar un periódico y volvió a la mesa con él revisando entre las hojas con rapidez hasta que dio con algo.


- Aquí está, sabía que lo había visto en algún lado.


- Eres como una enciclopedia andante.


- Me gusta leer – me dijo – Minato Namikaze sale en libertad tras veintidós años en prisión – me leyó - ¿No será algún familiar de Naruto?


- ¿Tú crees? – le pregunté.


- No perdemos nada por preguntar ¿Verdad? Dame unos días y encontraré su dirección. En algún lado tiene que vivir y Minato ahora mismo… está en todas las portadas, seguro que algo encuentro sobre él.


Tras aquella reunión me despedí de Deidara, supongo que él investigaría y es que no podía estarse quieto nunca, siempre tenía algo que hacer, un chico tremendamente hiperactivo y sonriente. Con él todo parecía siempre muy fácil, tenía soluciones para casi todo, quizá por eso me encantaba hablar con él, me animaba en mi desastrosa nueva vida sin ser el presidente de la empresa.


Cuando llegué a casa Sasuke estaba allí y nos contó a toda la familia cómo le había ido. También nos contó su encuentro con la zorra esa de Sakura, siempre intentado atrapar a mi hermano, estaba seguro de que eso del embarazo se lo había inventado. Hablamos seriamente con Sasuke pero él ya tenía las ideas bastante claras, también sospechaba igual que yo que era una trampa y comentó que no estaría con ella a menos que la prueba de paternidad dijera que él era el padre y aún así… tampoco creo que mi hermano fuera a estar con ella, tenía a Asahi y a Naruto, lo más lógico es que si les amaba, se fuera con ellos y le pasara una manutención a Sakura y a su bebé, así que por una parte, tampoco me preocupaba en exceso. Quizá hasta alegando lo bruja que era Sakura podríamos pedir la custodia en caso de que ese hijo fuera de mi hermano.


Sasuke llamó a Naruto y nos sorprendió cuando le comentó que traería mañana a Asahi a dormir a casa, creo que todos en la familia estábamos deseando conocer a ese pequeñajo. Yo sonreí sin poder evitarlo pero cuando mi padre tocó el tema de la empresa, me puse serio y le comenté que no me apetecía hablar del tema marchándome a mi habitación.


 


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