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Striper a la fuerza por Fullbuster

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Sasuke Uchiha POV


 


Había ido a dejar a Naruto y a Asahi en casa y estaba feliz, por fin las cosas se arreglaban, por fin Naruto se decidía a darme una oportunidad y quería aprovecharla al máximo, no quería decepcionarle de nuevo, no quería cometer errores con él, le amaba demasiado, quería estar con mi familia y si eso significaba mudarme a ese barrio lo haría, me daba igual lo que fuera mientras pudiera estar con ellos.


Habría deseado quedarme ya con ellos, pero tenía aún todas mis cosas en casa y sinceramente… me gustaría con el dinero que tenía ahora de la gira, buscar una casa más apropiada para empezar nuestra nueva vida juntos, quería sacar a Naruto y a mi hijo de este barrio, así que le comenté que buscaría algo para que pudiéramos estar juntos, él no opuso ninguna queja a eso. Me dio tiempo para encontrar algo pero yo no podía dejar de sonreír y él tampoco, menos después del sexo y es que con él todo era perfecto siempre.


- Sabes que te amo ¿Verdad? – le dije despidiéndome.


- Sí – me dijo sonriendo – yo también te amo. ¿Nos veremos mañana?


- Lo intentaré, sí. No sabes cuánto me gustaría no tener que volver a separarme de vosotros. Encontraré algo para vivir juntos, te lo prometo.


- ¿Podré decorarla a mi gusto? – me preguntó.


- Te dejaré elegir lo que quieras – le dije – siempre que me elijas a mí para estar dentro de esa casa, me da igual los muebles o lo que quieras poner dentro, sólo me interesa estar contigo.


- Yo… nunca había podido decidir nada, no he tenido muebles, ni esas cosas.


- Pues ahora podrás. Yo te acompañaré donde sea y estaré a tu lado.


- Ya tengo ganas de vivir contigo Sasuke – me dijo sonriendo y le besé antes de sonreír y acariciar su mejilla.


- Y yo. Te veo mañana Naruto pero recuerda… yo siempre confiaré en ti.


- Yo también – me dijo seguro antes de cerrar la puerta y aproveché para marcharme a casa.


Por fin todo empezaba a ponerse en su lugar y eso me gustaba, Naruto volvía conmigo, era lo mejor que podía pasarme. Volví a casa emocionado, por fin podía pasar tiempo con las dos personas más importantes de mi vida, pero mi ilusión y alegría duró poco. Mi madre me comentó que Itachi estaba hablando con nuestro padre en la oficina y quise ir, sabía que cuando se juntaban en la oficina era para hablar cosas serias en las que no querían involucrar a mi madre, pero yo estaba harto de sus secretismos, quería que contasen conmigo, yo también quería ayudar a la familia, estaba harto de que ellos me protegieran a mí siempre.


Acabé accediendo a decir que me casaría con ella aunque no tenía intención de hacerlo, sólo sería un truco de distracción mientras se apoderaban de los documentos que necesitábamos para encerrarles. Tenía miedo de con esto perder a Naruto pero también intentaba tener esperanzas y pensar que él confiaría en mí como yo confiaba en él ahora pero aún así… ¿Naruto sería capaz de creer en mí ciegamente como yo creía en él? No estaba seguro, sólo podía rezar para que lo hiciera. Esto lo hacía por mi familia, por las dos… la mía y la que había formado con Naruto, porque estaba seguro de que Sakura no nos dejaría ser felices si no terminaba con ella de una vez por todas y eso precisamente es lo que iba a hacer, estaba harto de tener que ir al ritmo que ella marcaba, quería ser yo quien volviera a controlar la situación, quería que mi familia volviera a tener la empresa, era nuestra.


Aquella mañana cuando me desperté y bajé a desayunar mi padre estaba en la cocina tomándose un café mientras leía el periódico como todas las mañanas. Estaba tenso o yo lo notaba tenso, sabía que algo importante pasaba, tampoco sabía muy bien el qué. Mi madre estaba en los fogones con su delantal haciendo tortitas, a ella le salían de muerte, eran las mejores con toda seguridad y me acordé de Naruto, a él también le encantaban.


Mi madre me puso un plato con tortitas frente a mí y en ese momento que fui a empezar a comer, vi a mi hermano bajar corriendo las escaleras, parecía tener bastante prisa. Cogió una de las tortitas de mi plato y yo me quejé, pero mi madre con cariño puso otra encima de mi plato.


- No te quejes tanto enano – me dijo mi hermano sonriendo y revolviéndome el pelo – te saldrán arrugas tanto quejarte.


- No seas idiota. ¿Dónde vas con tanta prisa? – le pregunté.


- Una máquina que se rompió ayer – me dijo sonriendo – una larga historia, ya te contaré cuando vuelva.


- Si, eso espero – le dije.


- ¿Una máquina se rompió? – preguntó mi padre incrédulo - ¿Ha vuelto a estar Deidara por la empresa o qué? – dijo sonriendo.


- Sí – dijo mi hermano y mi padre empezó a reírse suponiendo lo que había pasado.


- Ese chico nunca cambiará. Es un buen chico – dijo al final.


- Lo es – comentó mi hermano – Tengo que irme… Danzo no es de las personas que aguanten que lleguemos tarde. Me va a tocar aguantar sus razonamientos… no sé si querrá cambiar la máquina o querrá arreglarla – nos comentó – por el momento lo bueno es que no puedo publicar nada.


- Yo iré luego a hablar con Sakura de acuerdo, espero que te des prisa en encontrar esos documentos porque no me apetece estar mucho tiempo a su lado – le dije.


- Me daré toda la prisa que pueda – me contestó mi hermano.


Itachi se marchó de allí al trabajo y yo me quedé desayunando. Sólo pensar que debía ir a ver a Sakura me ponía enfermo, pero no tenía más remedio, esto tenía que hacerlo, yo sería la distracción, haría que bajasen las defensas y que no se olieran por donde estaba atacando mi familia para hundirles, les mantendría bien ocupado y con sus ojos puestos en mí y en lo que yo hacía con tal de que no vieran a mi hermano actuando a sus espaldas.


- Bueno, yo también me voy ya – dijo de golpe mi padre y yo me sorprendí, hacía mucho tiempo que él ya no trabajaba.


- ¿Dónde vas, papá? – le pregunté.


- He quedado con un joven – me dijo.


- ¿Un joven? ¿Para qué?


- Algo sobre que les ayude con unas finanzas, al parecer acaban de ofrecerle una gran suma de dinero y no sabe como gestionar todo eso, yo voy a ir para ayudarle con sus planes de futuro.


- ¿Vuelves a trabajar? Creí que Danzo había arruinado tu buen nombre y nadie quería contratarte como asesor fiscal.


- Lo sé, pero este chico parece ser que aún le dice algo mi nombre.


- Siempre has sido un buen asesor ¿Llevarás sus empresas o le indicarás en qué gastar ese dinero, no? – le pregunté.


- Algo así – me dijo sonriendo.


El teléfono sonó en aquel momento, era el de mi padre y le escuché decir que ahora mismo salía hacia el lugar correspondiente en el que le habían citado. Yo estaba contento de que por fin hubiera podido volver a trabajar, porque desde que Danzo le había calumniado no había vuelto a tener clientes y mi padre sabía asesorar muy bien. Mi madre me miró sonriendo mientras veía a mi padre apuntar un número en un papel.


- Sí, lo tengo. Entonces nos vemos en un rato Iruka – comentó y colgando, cogió el folio.


Me dio un beso en la frente a mí y un beso en los labios a mi madre ofreciéndole una gran sonrisa antes de marcharse. Escuché la puerta cerrarse y el arrancar del coche pero yo seguí desayunando hasta que vi por la ventana como salía el vehículo a la carretera y se marchaba.


- Tu padre parece que ha vuelto a sonreír – dijo mi madre sonriéndome.


- Sí, parece que aún hay gente que no se cree las calumnias de Danzo, por fin alguien le ha vuelto a dar una oportunidad a mi padre. Creo que hará un buen trabajo con ese nuevo cliente.


- Estoy segura que si. Todo irá bien.


Terminé de desayunar y tras despedirme de mi madre me fui hacia la discográfica, seguramente allí estaría Sakura, siempre solía estar por esa dichosa empresa de su padre creyéndose importante. Realmente si no hubiera aparecido mi grupo ella no habría sido ni siquiera representante de ningún grupo, sólo lo era porque se empeñó en intentar seducirme y quería permanecer más tiempo a mi lado, algo que a mí en lo personal, me agobiaba mucho, pero su padre era así… la consentía en todo y le dio el puesto de representante sin haber tenido que ganárselo. Esto me parecía todo una gran pérdida de tiempo pero por el momento, no podría cambiar la discográfica hasta que dejase de fingir que me casaría con ella y pudiera mandarla a la cárcel junto a su padre por toda la estafa a mi familia.


Cuando llegué, Lee estaba en su despacho y rehusé de tocar a la puerta al ver la discusión que mantenían los dos. Me quedé esperando fuera y entendía la posición de Lee, él quería y tenía derecho a ver y a estar con su hijo, lo entendía perfectamente porque a mí me habían arrebatado cinco años de la vida de mi hijo y era lo que más daño me hacía, saber que tuve un hijo y del que no supe nada durante cinco años, que dejé solo a Naruto cargando con todo ese peso, con toda esa responsabilidad, pero iban a cambiar las cosas, eso lo sabía y lo juraba, acabaría con Sakura, descubriría la forma de inculparla por todo el daño que había hecho y volvería a Naruto, quería vivir con él.


Lee salió hecho una furia diciendo que la próxima vez se enfrentaría a su abogado y al verme, se sorprendió. Me saludó y quería hablar con él de todo este problema, pero Sakura lanzó un cenicero desde su escritorio que casi le da a Lee y él enfadado dijo que se marchaba, que no quería estar más tiempo cerca de una loca, pero le amenazó con llevarse su custodia. Cuando fui a entrar, tenía algo más en la mano dispuesta a lanzarlo pero al verme se calmó y lo dejó de nuevo en la mesa.


- ¿Sasuke? – preguntó - ¿Qué haces tú por aquí?


- Vengo a decirte que acepto tu trato, me casaré contigo pero no pienses ni por un segundo que llegaré a amarte, esto sólo lo hago por mi padre, para que no vaya a la cárcel.


- ¿Estás renunciando a Naruto? – me preguntó.


- Si – le mentí – supongo que por un padre hacemos lo que sea, ellos nos dieron la vida, aunque no creo que tú lo comprendas. Por cierto… tengo una petición. Ese niño en cuanto nazca quiero que se marche con Lee.


- ¿Qué? Tú estás loco.


- Yo no voy a criar a un hijo que no sea mío – le dije pero en realidad… sólo quería que Lee tuviera la custodia, no me importaba nada más ahora mismo excepto tratar de arreglar todo el jaleo de Sakura.


- Está bien – me dijo al final – pero tú no volverás a ver a Naruto.


- Será un poco complicado porque aún no le he dicho sobre mi decisión de casarme contigo, por lo menos tendré que verle una vez más.


- Está bien, pero yo iré contigo y se lo diremos juntos – me amenazó.


- Vale, pero quiero que firmes el documento y le des la custodia a Lee. Ah… y dejarás en paz a Naruto y a mi hijo, al fin y al cabo, es mi hijo, no creo que tengas reparos ya que voy a casarme contigo en que le pase la manutención a mi hijo ¿No? – pregunté.


- Pásale lo que quieras, mientras te cases conmigo y no vuelvas a ver a Naruto, me da lo mismo.


- Perfecto. ¿Necesitas algo más?


- Sí, no me fío de tu palabra, así que quiero algo que me demuestre que no meterás a mi padre en la cárcel después de que me case contigo.


- No lo haría, aún podrías divorciarte de mí, pero está bien, te firmaré un documento si tan importante es para ti.


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