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Striper a la fuerza por Fullbuster

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Sasuke Uchiha POV


 


 


Haber escuchado a Sakura comentar que llamaría a Servicios sociales me había puesto sobre alerta, no quería que le quitasen el hijo a Naruto, yo sabía que era capaz de cuidarlo perfectamente, lo había hecho muy bien durante cinco años y no podía imaginarme por lo que tuvo que pasar estando él solo con un embarazo, el terror que tuvo que haber sufrido al enterarse, porque eso de que un hombre pudiera quedarse embarazado debía de ser sinceramente… aterrador, miles de dudas debieron de llegarle a la mente y lo había solucionado todo como mejor supo y pudo. Para mí… era el mejor padre que podía tener Asahi, era valiente y decidido, se quitaba él para dárselo a su hijo, trabajaba en lugares donde no quería estar sólo para darle una vida y eso era algo de lo que enorgullecerse, yo por lo menos… me enorgullecía del esfuerzo y sacrificio que hizo, me alegraba de que me amase a mí ese chico, que aún pudiera confiar en mí después de todo por lo que habíamos pasado.


Aquella noche después de escuchar a Sakura comentarlo, la vi desaparecer por uno de los pasillos y no pude evitar seguirla, sabía que tramaba algo y no sería para nada bueno, de ella no me esperaba algún milagro o algo de misericordia, iría a por Naruto, a hacerle el mayor daño posible y eso lo tenía muy claro. Entró en una de las salas y esperé en el pasillo escuchando su conversación porque había cogido el teléfono, creo que estaba llamando a servicios sociales por como detallaba dónde trabajaba Naruto o dónde vivía, al escuchar que irían mañana mismo a hacerle una visita, decidí actuar.


Llamé a mi abogado o más bien al de mi familia, agradecí que mi padre me obligase siempre a tener los números de emergencia y todos los que pudiera necesitar apuntados, porque ahora podía llamarle. Me encerré en el baño y llamé de urgencia, necesitaba pedir la custodia antes de que la de servicios sociales fuera a la casa de Naruto y es que si no… acabaría llevándolo a un orfanato hasta que se decidiera que hacer con el pequeño y eso no iba a permitirlo.


Sé que estaba fatal quitarle la custodia a Naruto, no se lo merecía pero no me quedaba de otra opción, así que mi abogado se ocupó de todo para que me la dieran a mí. Cuando Sakura se enteró de lo que había hecho puso el grito en el cielo, claro que no esperaba que yo lo acogiera y es que si ella iba a “Casarse conmigo” le tocaría aguantar también a Asahi y eso no entraba en sus planes, todo porque no pensó bien las cosas antes de intentar pasarse con Naruto. Puede que le hiciera daño a Naruto si le quitaba a su hijo, pero también era cierto que para ella sería un incordio tenernos a mi hijo y a mí incordiándola.


A Asahi le dijimos que iría una semana a casa de mis padres, así no se daría cuenta de lo que pasaba en realidad y él contento porque iba con sus abuelos una temporada pero el que me preocupaba ahora era Naruto, jamás se había alejado de nuestro hijo y no podía estar seguro de cómo iba a reaccionar.


Por la mañana yo estaba con mi abogado esperando fuera a que la mujer de servicios sociales trajera a Asahi. Mentiría si dijera que no estaba nervioso y es que no sé si Naruto entendería esto, pero cuando me dijo que lo cuidase, entendí que estaba confiando en mi criterio de hacer las cosas en vez de discutir conmigo o enfadarse. Le prometí cuidarlo, de hecho ni siquiera quería llevarlo con Sakura, lo llevaría a casa de sus abuelos y él podría ir a visitarle, nadie podía impedirle el paso.


En parte esperaba que Naruto tuviera esa idea en mente y así por lo menos… podría verle sin que Sakura pudiera decir nada, porque era su hijo también, así que tenía todo el derecho de ir de visita. Aún así… los días pasaron y no hubo señales de Naruto, eso me preocupaba hasta que decidí pasar por el lugar de trabajo, quería saber exactamente qué estaba ocurriendo.


Conduje hasta el trabajo en cuanto pude librarme de Sakura. Asahi se quedó jugando con mi hermano y con Deidara, porque había venido de visita aunque mi hermano sólo hacía que tocarle las narices con el tema de un chico.


- ¿Tienes pretendiente nuevo? – le pregunté a Deidara – espero que no sea como aquel prepotente que pensaba que lo sabía todo – le dije sonriendo y Deidara me miró mal - ¿Qué? Era cierto, era un imbécil, intentaba manipularte como quería, menos mal que lo dejaste.


- No Sasuke… este parece muy interesante – me dijo mi hermano sonriendo – es rubio, ojos azules, buen cuerpo.


- Muy mayor – dijo Deidara de golpe quejándose pero yo vi un leve sonrojo, eso sólo podía significar una cosa… le gustaba un poco aquel hombre y sonreí mientras mi hermano me guiñaba un ojo.


- ¿Quién es? – le pregunté – quiero conocerlo.


- Minato Namikaze – dijo mi hermano – y antes de que preguntes… sí, el padre de Naruto y sí… papá trabaja para él llevando sus finanzas, o al menos la gran indemnización que le dieron por los años que estuvo preso.


- ¿Naruto sabe sobre su padre? – le pregunté.


- Sí, quedamos con él hace un tiempo. Ya te contará Naruto como le fue – me dijo mi hermano.


- Vale. Tened cuidado con mi hijo.


- Si descuida… sólo lo llevaremos a ver a su abuelito – me dijo Deidara.


- Entonces cuando lo lleves aprovecha bien y dale un buen beso de esos con lengua que lo dejen tonto – le dije sonriendo y Deidara me miró mal de nuevo.


- Queréis dejar ya el tema. Ese hombre no se fijaría en un crío como yo.


- Eres como un yogurín a sus ojos, te devorará con la mirada – le comenté – Venga Dei… que siempre has sido un chico valiente, no te me asustes ahora, se ve que te gustó lo que viste.


- Que me gustase lo que vi no quiere decir que esté enamorado y mucho menos que él lo esté de mí.


Mi hermano me acompañó a la puerta con mi hijo y le di un gran beso en la mejilla despidiéndome de él, diciéndole que disfrutase con su abuelo y por supuesto… le dije a mi hermano que a ver si terminaba de convencer a Deidara, estaba convencido de que ese chico necesitaba una buena dosis de sexo salvaje y seguro… que Minato después de tantos años en la cárcel estaba deseando desfogarse también, sería interesante ver qué ocurriría entre esos dos. Itachi sonreía de esa forma tan peculiar, sabía que planeaba juntarlos y me gustaba la idea, Deidara prácticamente había criado a Naruto, era como un padre para él aunque era muy joven.


Cogí el coche y conduje hasta el trabajo de Naruto. Aún era pronto y cuando entré estaban arreglando el local para abrir esta noche. Me encontré con aquel bailarín de cabello rojizo y me comentó que si buscaba a Naruto hacía un tiempo que no lo había visto, no había venido a trabajar. Aquello me sorprendió y decidí hablar con el encargado de todo, con el dueño.


Se presentó ante mí invitándome a ir al despacho presentándose como Kabuto y cuando le comenté que yo era el padre de Asahi, se sorprendió. Me miró y volvió a mirarme dudando, al final resopló y se sentó en su silla.


- No sé dónde está Naruto – me dijo de golpe – hace días que no viene por el trabajo, he ido a su casa y al parecer ya no vive allí, se ha marchado – me comentó – lo último que supe de él es que rechazó mi oferta de casarse conmigo.


- ¿Le pediste matrimonio? – pregunté asustado.


- Sí, pero como ya te he dicho… me rechazó, creo que no te ha podido olvidar. Su hijo es lo más importante para él y ahora mismo lo único que le importa es recuperarle. Si has terminado y visto que no sé nada sobre Naruto ¿Podrías marcharte ya? Tenemos mucho que hacer antes de abrir y más ahora sin Naruto, es una terrible pérdida para el negocio.


- Ya veo. Gracias por su tiempo, me marcho ya.


Salí de aquí para ir a hablar con mi abogado, tenía que debatir con él aún algunos términos que no había resuelto sobre la acogida de Asahi, sobre la custodia. Odiaba haber tenido que hacer algo como esto, yo no quería quitarle la custodia a Naruto pero Sakura me había acorralado de tal forma que no tuve más remedio. Por lo menos algo salía bien… y es que Itachi tenía los papeles, el abogado ya le estaba echando un vistazo y cuando entré, allí había un hombre rubio de unos cuarenta años sentado viendo como trabajaban dos abogados, el mío y otro con el cabello atado en una coleta y con una profunda cicatriz en su nariz.


- Buenos días Sasuke – comentó mi abogado y todos se giraron a mirarme.


- Buenos días – le dije – si estás ocupado puedo volver más tarde.


- No tranquilo, enseguida acabamos. Tú hermano acaba de traerme los documentos, les estábamos echando una ojeada. ¿Necesitabas algo? – preguntó.


- Los papeles para la custodia.


- Con eso hay un pequeño problema Sasuke… no creo que puedas tener su custodia, Naruto ha apelado al tribunal, ha pedido su custodia y ha cambiado completamente de vida, es muy probable que se la den a él, al fin y al cabo… es su madre biológica, al haber cambiado de vida y poder mantener al niño el juez seguramente le devolverá la custodia – me comentó y yo sonreí de golpe.


- ¿Enserio? Menos mal. Me sentía fatal haciendo esto.


- Lo sé – me comentó mi abogado sonriendo – ve a casa y descansa. Supongo que mañana pasará Naruto o alguien a recoger a Asahi, para esta tarde tendremos la verificación de la custodia pero como te he dicho, es muy probable que se la den a Naruto de nuevo.


Iba a marcharme cuando el hombre rubio de la sala me habló y me detuve unos segundos asombrado de que su voz se pareciera tanto a la de Naruto, igual que su aspecto.


- Naruto está bien – me dijo con una sonrisa – gracias por haber tratado de cuidarle estos años, te lo agradezco.


- ¿Tú eres… su padre? – le pregunté dudando.


- Sí. Minato Namikaze – me dijo extendiendo su mano y yo la estreché – supongo que eres mi nuero, somos familia al fin y al cabo.


- Si, eso parece – le dije sonriendo – por favor… cuida de Naruto hasta que todo este lío haya pasado.


- Vamos a encerrar a esa familia – me dijo con seriedad – tenemos todo lo necesario, esto se arreglará pronto y podrás ir tú mismo a decirle lo que sientes y lo que ha ocurrido a Naruto.


- Eso espero – le dije.


- Por cierto… si ves a Deidara, dale las gracias por lo que hizo, me ayudó a reencontrarme con mi hijo y eso se lo agradeceré toda la vida igual que a tu hermano, nos ha traído las pruebas.


- Deidara – le dije sonriendo recordando la conversación que mi hermano tenía esa mañana con él sobre este hombre - ¿Por qué no pasas por su oficina y se lo agradeces en persona? – le pregunté apuntándole la dirección de la oficina de Deidara – seguro que se alegra, es un buen chico.


- Eso parece – me dijo sonriendo cogiendo el papel – iré a verle mañana. Por cierto, tu hermano trajo a Asahi a la casa esta mañana, enhorabuena por el pequeño, es adorable, ahora debe de estar con Naruto o quizá ya haya vuelto a tu casa.


- Iré a verle, me toca tocarle la guitarra para que se duerma – le dije con una sonrisa y Minato sonrió también. Creo que Naruto tenía un buen padre y al igual que mi hermano… pensé que Minato sentía algo por Deidara, pero tendríamos que esperar un poco para ver si ocurría el milagro entre ellos.


 


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