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Striper a la fuerza por Fullbuster

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Sasuke Uchiha POV


 


Esa mañana había llegado temprano a la casa de los Haruno y es que me había obligado mi “futura esposa” a desayunar con su padre y con ella. Era todo un rollo, yo no quería estar aquí pero lo único que me consolaba, era saber que Itachi o mi madre se llevarían seguramente a Asahi a dar un paseo o incluso a ver a Naruto, eso me alegraba el día. Me imaginaba a mi chico jugando con su hijo mientras dibujaba esa pegadiza sonrisa en su rostro, ahora mismo sólo podía pensar en la sonrisa de Naruto.


Habían preparado un desayuno que ni los reyes, había de todo en la mesa y yo creí que era excesivo, les encantaba malgastar dinero y comida porque entre los tres no nos acabaríamos jamás todo lo que aquí había. Me sirvió Sakura un café y por llevarle la contraria le dije que lo tomaba con leche así que le tocó ponerla y cuando me lo volvió a servir, le dije que con azúcar, todo… por hacerla rabiar y demostrarle lo poco que me conocía. Naruto no se habría equivocado jamás en algo tan simple, él sabía lo que yo solía desayunar, muchas veces se había quedado en mi casa a dormir y desayunábamos juntos.


Me gustaba el café con leche, la leche con algo de chocolate, los cereales y las tortitas de mi madre. El resto para mí no tenía sentido alguno que estuviera en la mesa a excepción quizá de algún bollo de alguna clase. Me tomé el café y prácticamente se lo escupí dejando la taza encima de la mesa.


- Está frío – le dije por quejarme.


- Lo siento – se disculpó Sakura – puedo prepararte otro si quieres o calentarlo un poco más.


- Déjalo – le comenté – me voy al baño, con permiso.


Me levanté de la mesa y caminé hacia el pasillo, pero en vez de entrar al baño, subí las escaleras encaminándome a la habitación de Sakura, sabía que ella tenía que tener algo que la pudiera inculpar de todo lo que nos había pasado a Naruto y a mí así que rebusqué entre todos sus cajones. No encontraba nada y eso que hasta metí las manos en su ropa interior y eso me dio mucho asco, porque de ella habría pagado lo que fuera con tal de no tocar nada suyo. Al final acabé sentándome en su cama unos segundos mirando toda la habitación. No sabía qué buscaba exactamente, pero necesitaba algo y entonces se me ocurrió mirar bajo su colchón por la casualidad de que mi hermano siempre escondía allí sus revistas porno.


Allí apareció el teléfono que yo le había regalado a Naruto, estaba con poca batería pero cuando lo revisé me di cuenta de que era el mío, era el que le había regalado y desde el que se habían mandado aquellos mensajes que hizo que Naruto y yo nos separásemos, Sakura era la culpable de haberme hecho perder cinco años de la vida de mi hijo.


Revisé la bandeja de mensajes, la maldita de ella ni siquiera se había dignado a borrarlos, allí estaban todos, desde los mensajes que me mandaba haciéndose pasar por Naruto  como los que le llegaron míos intentando aclarar por qué rompía, por qué no me cogía el teléfono. La lista de llamadas estaba llena con las mías, las innumerables veces que yo había llamado a este teléfono y no me había contestado, Sakura se lo había robado, seguramente el día que me fui de gira. Pensando ahora cinco años atrás… recordaba cuando ella le abrazó y me resultó extraño, creo que había aprovechado para robárselo.


La puerta se abrió de golpe y Sakura me miró primero sorprendida de verme allí y luego enfadada al ver que tenía el móvil de Naruto en mi mano.


- Dame eso – me gritó acercándose a mí pero yo levanté el brazo apartando el teléfono de ella.


- Ni loco. Así que yo tenía razón, tú estabas detrás de todo esto desde el principio. Menos mal que ahora tengo la prueba que necesitaba, es un delito lo que has hecho.


- No es cierto.


- Hurto, Usurpación de identidad, chantajes y alejarme durante cinco años de mi hijo, voy a denunciarte Sakura y voy a hacerlo ahora mismo.


- No lo harás porque meteré a tu padre en la cárcel si me denuncias.


- Eso querré verlo, ¿Qué juez va a creerte? Todos sabrán que mentiste, que te dedicabas a los chantajes, te investigarán a fondo y descubrirán que también chantajeasteis a mi padre, os acusarán por otro delito mayor de estafa, ya te lo advertí una vez Sakura… pero te lo repito, no te metas con mi familia.


- Naruto no volverá contigo después de decirle que te ibas a casar y robarle a su hijo.


- Yo no le robé nada, tú tratabas de quitárselo y yo pedí la custodia, soy su padre, podía hacerlo. Además… si me perdona o no es un asunto nuestro, no tiene nada que ver contigo. Por él lucharía hasta el fin del mundo, me da igual si tengo que estar años suplicándole, volveré con él sea como sea mientras veo como tú y tu familia os pudrís en la cárcel.


- No te atreverás – me gritó enfadada intentando pegarme pero yo cogí su brazo antes de que lo hiciera.


- Cálmate Sakura, no es bueno para tú bebé – le dije irónico con una sonrisa en los labios – o debería decir el de Lee, porque ya firmaste los papeles de la custodia, sabes que ese niño se irá con su padre a vivir mientras tú estés en la cárcel – Sakura empezó a llorar de golpe - ¿Qué se siente cuando te quitan a tu hijo Sakura? Eso es lo que tú me hiciste a mí. Mi venganza acaba aquí.


Salí de allí con el teléfono en la mano mientras Sakura lloraba en su habitación y gritaba desesperada al ver que sus planes se hundían por completo pero cuando llegué abajo al rellano de las escaleras, el timbre sonó y pude ver a unos policías que pedían a la chica del servicio entrar a por Danzo. Aquello me sorprendió porque yo aún no había llamado a la policía aunque me venía perfecto para poner la denuncia. Los policías pasaron a mi lado y uno de ellos me preguntó dónde podía encontrar a Danzo y a su hija, así que les indiqué que Danzo estaba en la terraza del comedor desayunando y su hija en su habitación, subiendo las escaleras la primera puerta a la derecha. Me agradecieron la información y la siguiente vez que les vi, ya estaban esposando a Sakura, porque la sirvienta comentó que Danzo se había ido a la empresa, así que irían a buscarle allí.


Aproveché aquel momento para decirles que quería acompañarles, quería poner una denuncia en contra de esa familia, así que me subieron en uno de los coches patrullas y me llevaron con ellos a comisaría para poner la denuncia adecuada y formal. Por fin todo parecía estar arreglándose y yo me moría de ganas de ir a buscar a Naruto y arreglar todo con él, quería ver a mi hijo, a mi chico, quería estar con ellos y abrazarles, por fin era libre.


Aquella tarde cuando volvía hacia casa tras poner la denuncia, me crucé a Deidara en la acera de mi casa, pensaba si entrar o no y dudaba mucho, algo poco habitual en él porque siempre había sido bastante decidido.


- ¿Dei? – pregunté - ¿Buscabas a mi hermano?


- No… bueno… sólo quería despedirme.


- ¿Te marchas? – pregunté preocupado.


- Sí, me ha surgido un trabajo en otro condado, pero estaré en contacto con vosotros – dijo sonriendo pero yo creo que se estaba forzando a sonreír.


- Entra en casa, seguro que mi hermano está dentro.


- No – me dijo de golpe y miré de nuevo hacia él sin entender – dale esto y dile que le agradezco todo lo que ha hecho por mí en estos años. Ya le llamaré cuando llegue a mi destino.


- Vale – le comenté y cogí su carta viendo como subía en su coche y se marchaba.


Fui hasta casa y por la ventana vi que mi padre estaba bailando muy agarrado a mi madre y sonreí, creo que Deidara no había querido entrar para no estropearles el momento a mis padres y es que estarían felices ahora que todo había terminado, por fin podíamos volver a nuestra vida normal y rutinaria.


Entré en casa escuchando la música y sin decir nada subí las escaleras dejándoles privacidad a mis padres, por fin estaba libre de la cárcel y de falsas acusaciones y ahora trabajaba con Minato, me fiaba de él, creo que era un buen hombre y también creía que Deidara debía quedarse y darle una oportunidad.


Mi hermano salía del baño en ese momento, con una toalla enrollada a su cintura y me miró con curiosidad. Yo le pasé la carta y la cogió sin saber muy bien qué era.


- Es de Dei – le dije - ¿Y mi hijo? ¿Está ya con Naruto?


- Sí – me dijo – lo llevaron esta mañana con él, estaba muy contento Naruto, debías haberle visto la cara.


- Por fin todo ha terminado, ahora sólo tengo que ir a verle y tratar de explicarle todo esto.


- Ya lo hice yo por ti – me explicó – le amas y no podía dejar que lo perdieras así como así.


- Llama a Minato – le dije – que vaya al aeropuerto y lo detenga, ese chico está enamorado de Minato aunque no quiera reconocerlo, están hecho el uno para el otro y debería impedirle cometer una locura, eres su amigo, él ha hecho mucho por ti, se lo debes.


- Lo sé – dijo mi hermano – le llamaré ahora mismo. Minato es el único que puede convencerle de que se quede.


Me marché a mi habitación a descansar, por fin podía estar tranquilo y aún así no dejaba de pensar que deseaba ver a Naruto, tenía muchas ganas, habría dado cualquier cosa con tal de poder abrazarles, quería vivir con ellos y bajé únicamente para buscar un periódico y mirar futuras casas que pudiera visitar, me daba igual irme de alquiler pero no quería perder más tiempo de estar con ellos. Le daría la sorpresa a Naruto así que me pasé la noche subrayando posibles viviendas, apartamentos, chalets… cualquier cosa que pudiera servirnos para empezar de cero a construir nuestra familia.


Una duda me asaltó entonces… ¿Y si ahora Naruto me odiaba por todo esto? aquello hizo que mi corazón se partiese y dudé si podría superar un desprecio de él. Me sentía un poco decaído.


 


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