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Striper a la fuerza por Fullbuster

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Naruto Namikaze POV

 

 

 

Haber visto a Sasuke Uchiha en aquel lugar me había afectado. Ese escenario que una vez construyeron para reunir a grupos callejeros y mostrar su arte llevaba años abandonado. Antes venían grupos y tocaban gratuitamente para darse a conocer, ahora ya nadie venía por aquí y cuando empecé a salir con Sasuke… este se convirtió en nuestro lugar favorito, al fin y al cabo… él quería ser músico y muchas veces venía aquí a cantar o a tocar la guitarra aprovechando que nadie nos interrumpía. Me encantaba venir a verle, me sentaba en las gradas a escucharle y cuando acababa… aplaudía, una vez hasta se atrevió a cantarme sin ningún acompañamiento y la verdad… es que como cantante era un poco malo. Sonreí como un idiota ante aquel recuerdo, porque aún tenía en mi cabeza aquel beso que le di cuando subí al escenario vacío para agradecerle su espantosa canción. Eran tiempos felices… supongo, ahora ya no tenía tiempo de jugar con él, tenía obligaciones que atender.

 

Mi estómago sonó de golpe y me sonrojé por la vergüenza, menos mal que no había nadie cerca para escucharme y sonriendo empecé a buscar a mi hijo que ya se había escondido. Era lo único por lo que merecía la pena luchar, por ver sus sonrisas cada mañana, por saber que estaba bien. Aún recordé el bocadillo que me dio Sasuke ayer y una parte de mi estaba molesta… otra parte estaba agradecida, no sabía muy bien como tomarme esto. ¿Lo había hecho por preocupación para ayudarme? ¿Lo había hecho con malicia para humillarme llamándome pobretón? ¿Lo había hecho simplemente para intentar que ganar algo a cambio como acostarse conmigo? Aunque claro… tendría que tener algún as más bajo su manga, porque con un simple bocadillo estaba muy lejos de que yo me plantease algo así… de hecho ni siquiera me planteaba tener sexo con él aunque hiciera las mil maravillas, seguía siendo un capullo que evadió sus responsabilidades dejándome solo. Era muy bonito irse de gira cinco años, sacarse su carrera y arruinar mi vida llevándome a bailar a ese antro para poder mantener la familia ¿Cómo pudo ser tan egoísta? Y encima… aún tenía la cara dura de tratar de ligar conmigo cuando ni siquiera me recordaba, era increíble.

 

- Papá… te suenan las tripas – me dijo riendo Asahi sacando la cabeza de debajo de un tubo para niños.

 

- ¿Qué haces ahí abajo? – le pregunté sonriendo mientras me rascaba la cabeza avergonzado por el ruido – vamos… hay que ir a casa.

 

- ¿Es hora de comer? – me preguntó.

 

- Sí – le dije – es hora de comer

 

Miré una última vez hacia aquel auditorio al aire libre, no podía ver las gradas por haberle dado la vuelta, pero sabía que Sasuke seguramente seguiría por allí. Saqué a mi hijo de los tubos y cogiéndolo en brazos nos fuimos del parque hacia casa. A mitad camino tuve que bajar a Asahi y es que con cinco años ya… empezaba a pesar. Me cogió la mano y llegamos a casa.

 

Asahi se puso a dibujar en unos folios, creo que no tenía nada mejor que hacer, apenas tenía un coche de juguete y folios con pinturas para jugar. Empezaba a pensar que era el peor padre del mundo y aún lo pensé más cuando abrí los armarios viendo lo vacíos que estaban. ¿Qué iba a darle? Aún no había podido ir a comprar con los cien dólares que Kabuto me había pagado del último turno extra que tuve que hacer. Me senté en una destartalada silla de la cocina y esperé unos segundos allí sentado con ganas de llorar, diciéndome a mí mismo que no podía hacerlo aquí, no delante de Asahi que podría entrar en cualquier momento y pillarme. Tenía que pensar algo.

 

- Papá, ¿Qué vamos a comer hoy? – me preguntó contento y traté de sonreírle cogiéndole de la cintura y atrayéndolo a mí para sentarlo en mis rodillas.

 

- Pues… estaba pensando que casi nos vamos fuera a comer ¿Qué te parece? – le pregunté.

 

- No quiero ir fuera a comer – me dijo – porque cuando lo hacemos me dejas comiendo solo, yo quiero comer contigo.

 

- Te prometo que hoy como contigo ¿Vale? – le comenté sonriendo.

 

- Entonces vale.

 

Cuando veía a Asahi sabía que había tomado la decisión correcta de tenerle, de estar con él, pero a veces no podía evitar pensar en todas aquellas parejas adineradas que trataron de comprármelo cuando aún estaba en el vientre. Quizá con ellos habría sido más feliz, habría tenido más cosas que conmigo ¿Era egoísta por querer tenerle conmigo sabiendo la desastrosa vida que le estaba dando? A veces parecía idiota pensando en estas cosas… ya no había vuelta atrás y puede ser que incluso si hubiera podido retroceder el tiempo, hubiera vuelto a elegir estar con mi hijo, no podía ver mi vida sin él. La tristeza de saber que lo habría dado podía haber acabado conmigo, yo necesitaba a Asahi, le necesitaba demasiado para darme fuerzas todas las mañanas y seguir luchando en esta vida. Él merecía la pena, valía la pena levantarse para verle feliz.

 

- Coge la chaqueta Asahi – le dije – y ponte la bufanda, hoy está haciendo frío.

 

- Sí papá – me dijo.

 

Cogí mi bufanda para ponérmela dándome cuenta del agujero que tenía, ya estaba vieja y se rompía, pero intenté ocultar el agujero y me coloqué la chaqueta negra abrigándome.

 

- ¿Estás listo? – le pregunté y apareció mi hijo sonriendo por la puerta.

 

Bajamos de nuevo y nos cruzamos con Kakashi en la escalera que entraba en ese momento de haber hecho la compra.

 

- Hola Kakashi – saludó mi hijo con efusividad lanzándose a abrazarle.

 

- Vaya… mi pequeño hombrecito por aquí – le comentó - ¿Dónde vas?

 

- De paseo, papá me invita a comer fuera – le dijo con su sonrisa.

 

- ¿Otra vez Naruto? – me preguntó a mí sabiendo que tenía la cocina vacía.

 

- Iré a comprar luego – le dije – te lo prometo, de regreso compraremos algo ¿Verdad Asahi?

 

- Sí – le dijo feliz – traeremos muchas cosas

 

- Oye Naruto – me comentó – lamento tener que decirte esto pero esta noche no podré ocuparme de Asahi, me ha salido un turno extra y lo necesito.

 

- No te preocupes – le dije sonriendo – ya haces demasiado, me encargaré hoy de él.

 

- Vale, mañana puedes traerlo de nuevo.

 

- Gracias Kakashi.

 

Bajamos las escaleras y nos fuimos caminando hacia uno de los bares no muy lejos de casa. Allí ya me conocían y es que cuando se me olvidaba hacer la compra acabábamos siempre en ese local. La chica que lo llevaba era muy simpática aunque a veces tenía un genio que no veas, se llamaba Karin.

 

- Hola Naruto, vaya… si por ahí entra el chico más guapo del barrio – comentó hacia mi hijo.

 

- Ese soy yo – me dijo mi hijo divertido.

 

- Ven aquí chico guapo y dame un gran abrazo con un beso – le dijo Karin saliendo de detrás de la barra y a mi  hijo le faltó tiempo para ir corriendo a lanzarse a sus brazos.

 

Me senté en la barra después de saludarla y tuve que subir a esa silla tan alta a mi hijo. Él sonreía siempre feliz, supongo que no se daba ni cuenta de la situación en la que estaba. Esperaba que este mes pasase ya rápido y me pagasen en sueldo, ¡sólo unos días más! es lo que pensaba.

 

- ¿Lo de siempre? – me preguntó Karin.

 

- Sí – le dije – a él su ramen y a mí un arroz blanco y que no sea mucho ¿Vale? – le comenté tratando de bajar el precio para poder pagarle.

 

Karin me miró  con mala cara como siempre hacía cuando venía y le decía que yo no comía o que comería menos, siempre me reñía por hacer esas cosas… pero estaba mal económicamente, no podía hacer otra cosa. Karin volvió con dos platos de Ramen y le sirvió uno a mi hijo y otro a mí.

 

- Te has equivocado Karin – le dije.

 

- Cómetelo ¿Vale? Yo te invito – me dijo guiñándome un ojo.

 

- No puedo aceptarlo.

 

- Naruto… si no nos ayudamos entre nosotros en las malas situaciones ¿Quién lo hará? Venga, come. Si quieres ayudarme cuando acabes puedes fregarme la gran pila de platos – me dijo divertida y yo sonreí.

 

- Vale – le dije.

 

- Naruto… era una broma – me dijo sonriendo marchándose a atender al resto de clientes.

 

Algo bueno había sacado mi hijo de mí… a ambos nos encantaba el Ramen y Karin siempre lo hacía muy bueno. No era nada típico encontrar este tipo de comida aquí en Las Vegas, pero ella venía de familia japonesa y su bar tenía bastante clientela siempre, supongo que era por el Ramen, porque le salía genial. Era delicioso.

 

- Papá… ¿Quién era el chico con el que hablabas antes? – me preguntó y vi a Karin mirarme con cada de dudas.

 

- Un viejo conocido – le comenté

 

- ¿Un amigo del colegio? – me preguntó y es que él era lo único que conocía, a sus amigos de clase.

 

- Sí, supongo que algo así – le dije sonriendo.

 

Cuando Asahi se levantó para ir al baño una vez terminó de comer, me quedé allí mirando nuestros cuencos vacíos con la mirada perdida. Yo habría ido con Asahi a ayudarle, pero resulta que ahora se creía muy mayor y no quería ya mi ayuda ni mi compañía, supongo que había sacado el orgullo de su padre.

 

- ¿Estás bien? – me preguntó Karin - ¿Su padre, verdad?

 

A Karin nunca se le escapaba ni una. Sonreí con cierta tristeza y asentí. Karin era de las pocas personas que aún me ayudaban, que habían estado conmigo desde lo del embarazo. Se había criado conmigo en el orfanato pero la diferencia, es que a ella sí la acabaron adoptando. Ahora tenía su propio negocio, este bar japonés.

 

- ¿Te ha dicho algo malo? – me preguntó.

 

- No, ni siquiera se acuerda de mí el muy desgraciado – le dije sonriendo por no llorar.

 

- No puedo creérmelo… ¿Después de lo que te hizo ni siquiera ha sido capaz de reconocerte?

 

- Supongo que sólo fui un pasatiempo para él. Ahora es famoso ¿Sabes? Seguro que tiene dinero para parar un tren y eso que sus padres eran bastante normales. Tenían una buena vida pero sin nada de lujos, no sé…

 

- ¿Cómo es posible? – preguntó Karin alucinando – ni siquiera acordarse de ti, claro… ya ni pregunto por lo que habría pensado de su hijo, si no se acuerda de ti mucho menos de él – dijo enfadada.

 

- Supongo. La verdad es que tengo miedo Karin – le confesé – tengo miedo de que vea que no soy un buen padre, que no puedo darle la vida que él podría darle y quiera quitarme la custodia, los jueces se la darían a él sin siquiera dudar ni un poco.

 

- Naruto… tú eres un buen padre ¿Vale? Mírame – me ordenó mientras se recostaba sobre la barra para acercarse más a mí – eres un gran padre y haces todo lo que puedes con lo que hay, no quiero que dudes de eso jamás ¿Me oyes? Ese tal… Sasuke no sabe lo que se ha perdido estos años. Él no puede venir ahora y quitarte a tu hijo.

 

- Podría Karin – le dije – ya te conté hace años como era Sasuke. Si quiere quitarme la custodia lo hará, siempre consigue lo que quiere. Alegará a que no puedo mantener a nuestro hijo, dirá en lo que trabajo y lo que gano… acabará ganando el juicio, él tiene todo a su favor, ningún juez en su sano juicio le daría la custodia a un Striper como yo… yo no lo haría si lo fuera. Menudo ejemplo a seguir soy.

 

- Sasuke no te lo quitará, vamos Naruto, tienes que ser fuerte.

 

- Intento ocultárselo, de hecho ni siquiera le he dicho mi nombre, pero lo descubrirá en algún momento si sigue viniendo al bar.

 

- ¿Ha ido al local donde trabajas?

 

- Lleva dos días viniendo – le dije - ¿Cuánto tiempo crees que voy a poder ocultarle esto?

 

- Sé fuerte Naruto. Cuando se aburra se irá como hace siempre. Sólo tienes que aguantar y conseguir que no te descubra.

 

Vi a mi hijo salir del baño y ambos nos callamos fingiendo hablar de otra cosa más alegre. Karin fue la primera en disimular.

 

- Mira mi hombrecito, que ya va solo al baño y todo, que mayor te haces – le dijo Karin – de aquí a poco tiempo alguna chica me lo robará.

 

- No – le dijo mi hijo riéndose – yo te prefiero a ti.

 

- Muy bonito Asahi, pero Karin es un poco mayor para ti, venga despídete que nos vamos.

 

- Adiós mi niño precioso – le dijo Karin abrazándole mientras jugaba con él y yo no pude evitar sonreír.

 

- Gracias Karin por todo, te lo pagaré en cuanto pueda, te lo prometo.

 

- Ey Naruto… no te preocupes… hoy por ti y mañana por mí. Si quieres devolverme el favor… no estaría mal uno de esos tangas tan sexys que lleváis en el club – me dijo divertida y empecé a reírme.

 

- Uno de esos creo que podré traerte – le dije riéndome.

 

Cogí la mano de Asahi y nos marchamos directos hacia mi trabajo y es que si Kakashi hoy no podía hacerse cargo de él, me tocaría llevarlo al club y dejarlo entretenido con alguien.

 

 


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