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Striper a la fuerza por Fullbuster

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Naruto Uzumaki POV

 

 

 

- Papá – escuché que alguien gritaba lanzándose sobre mí y me desperté de golpe.

 

¿Cuánto había dormido? Miré el reloj en mi muñeca comprobando que eran apenas las siete de la mañana… me acababa de acostar como quien dice. Eran casi las seis cuando llegaba a casa de trabajar.

 

- Asahi… ¿no quieres dormir un rato más? – le pregunté con la esperanza de que me dijera que sí.

 

- No – me dijo sonriendo – quiero dibujos.

 

- Pon la tele un rato.

 

- No va – me comentó sonriendo.

 

- ¿Cómo que no va? Bueno… intento arreglártela si me das un fuerte abrazo de buenos días – le dije sonriendo y mi chico de ojazos azules se lanzó sobre mí abrazándome con una gran sonrisa – Vale… vayamos a ver qué le ocurre a la televisión.

 

Me levanté más cansado casi de lo que me había acostado. Asahi era un chico muy hiperactivo, como lo era yo de joven, supongo que últimamente tras estar en este trabajo… mi hiperactividad se había esfumado convirtiéndome en “El hombre que adoraba su cama” en este caso… su saco de dormir, porque no tenía dinero para comprarme una cama.

 

Restregué mis ojos y bostecé como tres veces antes de llegar al diminuto salón y comprobar que efectivamente… la televisión no iba y Asahi me miraba con esos ojillos azules brillando en alegría para que le arreglase la televisión. Intenté varios trucos y cuando nada funcionó… le di un golpe tremendo que hasta me dio miedo que la hubiera roto más de lo que ya estaba.

 

- ¿Qué le pasa papá? – me preguntó - ¿Está enferma?

 

Sonreí ante su inocencia y le revolví su oscuro cabello despeinado sonriéndole. Me levanté para ir hacia el microondas y es que me parece que ya sabía lo que ocurría… ¡No había pagado la luz! Y efectivamente… me habían cortado la electricidad. Suspiré agotado y miré a mi hijo que quería ver la televisión.

 

- ¿Qué te parece si nos vamos a ver una tele más grande aún? – le pregunté.

 

- Sí – me dijo sonriendo y dando saltos de alegría – al cine.

 

No tenía dinero para ir al cine, pero en este barrio había un cine gratuito que hacían películas para niños. Muchas veces para calmar a Asahi lo llevaba allí, la televisión siempre le calmaba. Me vestí y cerré la puerta de casa viendo como saltaba Asahi el primer peldaño y yo salté dos sonriendo.

 

- Yo también quiero – me dijo y lo cogí de los brazos ayudándole a saltar dos y sonrió empezando a bajar las escaleras corriendo… o para él era correr, era su ritmo cogiéndose a la barandilla - ¿A qué no me pillas? – me provocaba y sonreí bajando tras él haciendo como que le pillaba pero sin llegar nunca hasta él.

 

- La mano – le dije sonriendo cuando llegamos al portal y él sonrió cogiendo mi mano.

 

Caminamos por la acera del barrio hacia el cine y nos cruzamos con varias personas del barrio que saludaban siempre a mi hijo y yo sonreía para que mi hijo no se preocupase de nuestra situación, de hecho nunca le dije nada sobre nuestra mala situación económica, prefería que todo siguiera tal cual. Ino le dio un caramelo a mi hijo y luego se dirigió a mí mientras acariciaba el cabello de Asahi que estaba abriendo el papel del caramelo.

 

- ¿Cómo estás Naruto? – me preguntó preocupada – tienes ojeras.

 

- He dormido apenas una hora – le dije – no te preocupes, estoy bien.

 

- ¿Dónde vais?

 

- Al cine público de aquí al lado – le comenté.

 

- ¿El que hacen para niños?

 

- Sí.

 

- ¿Y eso?

 

- Me han cortado la electricidad, ya sabes…

 

- Lo siento Naru.

 

- Ya lo pagaré a principios de este mes cuando cobre, no pasa nada.

 

- ¿Habéis desayunado?

 

- No… le compraré ahora algo a Asahi de camino.

 

- Naruto… no puedes seguir así. ¿Comiste ayer?

 

- Sí – le dije – en el trabajo comí algo.

 

- Estás haciendo sólo una comida al día, no puedes mantener este ritmo, bailar… comer poco y dormir menos, venga Naruto.

 

- Él es lo más importante Ino – le dije mirando a mi hijo

 

Ino trabajaba de limpiadora en un hotel no muy lejos de aquí, tampoco cobraba mucho pero al menos tenía un trabajo y eso era importante.

 

- Naruto… ¿Quieres que pregunte en mi hotel por si hay algún trabajo para ti?

 

- ¿Y qué iba a hacer Ino? ¿Bailarles a los clientes? – le pregunté dudando.

 

- No… quizá podrías tener dos trabajos pero… eso sería muy agotador.

 

- Bueno… pregúntalo por si acaso Ino, te agradezco el detalle.

 

- De nada Naruto, sé que no es mucho lo que puedo hacer pero…

 

- Es suficiente, nos vemos Ino – le dije viendo como mi hijo tiraba de mi brazo impaciente por ir al cine.

 

- Cuidaos mucho ¿Vale?

 

- Sí – le dije marchándome

 

Caminé hasta un pequeño puesto ambulante y le compré un bollo para que Asahi desayunase. Cuando llegamos al cine estaba desierto, pero era normal, casi nadie venía por aquí y era un cine ya tan destrozado… que nadie se molestaba en venir, pero era uno de los sitios más tranquilos del barrio, así que podía dormirme un rato mientras Asahi se entretenía viendo la película.

 

Apenas me había sentado cuando caí dormido y me despertó Asahi lanzándose encima de mí abrazándose a mi cuello.

 

- Papá dormilón – me sonrió y yo sonreí.

 

- Sí, lo siento – le dije mirando el reloj y viendo que habían pasado casi dos horas - ¿Estaba bueno el desayuno? – le pregunté acariciando su cabello.

 

- Sí, te he guardado un poco – me dijo.

 

- No te preocupes Asahi, era para ti.

 

- Pero tú no has comido nada.

 

- No tengo hambre – le mentí – venga cómetelo.

 

Esa tarde la pasé con mi hijo y es que ahora prácticamente todas mis sonrisas eran para él, no tenía ningún otro motivo para sonreír que no fuera verle feliz. Acariciar su cabello me gustaba, ver sus ojos azules felices y llenos de vitalidad me daban alegría, creo que toda mi vida se basaba en cuidarle pero me daba igual. Había perdido a mis amigos hace mucho pero no podía salir con ellos teniendo que cuidar a un niño día y noche, tampoco tenía todo el tiempo del mundo para hacer lo que quisiera… otra personita dependía de mí así que poco a poco… fui distanciándome de todos hasta que sólo me quedó Kakashi, ese adorable hombre que vivía en la puerta de abajo y que me cuidaba a Asahi por las noches cuando me iba a trabajar. A veces me sentía culpable de dejarle tantas horas a su cuidado porque encima no me cobraba. Él decía que no le importaba, que se divertía con mi hijo pero… yo sabía lo que era tener que cuidar a un niño… era una gran responsabilidad que se la estaba delegando a otra persona y me sentaba mal pensar en ello.

 

- ¿Hoy voy a casa de Kakashi? – me preguntó.

 

- Sí cielo – le dije sonriendo – papá tiene que trabajar.

 

- Siempre llegas tarde – me dijo entristecido.

 

- Cierto, lo lamento Asahi, pero aún así tengo todo el día para estar contigo ¿Verdad?

 

- Sí – me dijo abrazándose a mí – Te quiero papá.

 

- Y yo a ti mi niño.

 

Pasé la tarde con mi hijo viendo los patos en un parque cercano. Vivíamos muy a las afueras de la gran ciudad, pero en metro no estaba tan lejos de la ciudad de los espectáculos. Mientras mi hijo corría por el parque persiguiendo palomas y subiéndose a desastrosos columpios casi abandonados desde hace años… yo me apoyé de espaldas contra una barandilla del lago y pensaba en Sasuke ¿Por qué tuvo que haber vuelto? Encima ni se acordaba de mí. El muy cabrón se largó de gira dejándome aquí solo y yo le di todo… me dejó embarazado y con la promesa de que le esperaría, pero cuando le mandé el mensaje de que estaba esperando a Asahi… ni siquiera se dignó a contestarme. El imbécil nos abandonó por su fama y su dinero, pues era estupendo… podía quedarse en su mundo de ricos, porque yo no volvería a caer en sus redes.

 

Encima se había atrevido a tratar de ligar conmigo, a tratarme como a una de sus múltiples conquistas sin recordarme, me había olvidado, olvidó todo lo que vivimos, se olvidó de que era padre. Aquel mensaje que le envié a saber cómo se lo había tomado para que llegase ahora… cinco años después y tratase de ligar conmigo… con el padre de su hijo sin saber que lo era.

 

- Sasuke Uchiha – pensé en voz alta y sonreí – el mayor imbécil que me he cruzado.

 

- ¿Qué dices papá? – me preguntó mi hijo y yo sorprendido al ver su manita agarrada a mi camiseta intenté sonreí forzadamente.

 

- Nada hijo, nada – le comenté – vayamos con Kakashi, ya casi tengo que irme – le dije mirando la hora y sonriendo.

 

Dejé a Asahi con Kakashi y me marché al trabajo. Cuando llegué fui directamente al vestuario y empecé a cambiarme por la indumentaria del espectáculo. Gaara también estaba allí frente a mí cambiándose.

 

- ¿Y esas ojeras? – me preguntó Kabuto de golpe entrando y cogiendo mi rostro – no puedes salir así a bailar, espantarás a los clientes, ponte algo para taparlas por dios, parece como si estuvieras muerto, es un espectáculo… no queremos asustar a los clientes.

 

- Lo siento – le dije y él soltó mi cara.

 

- ¿Has comido algo? – me preguntó Gaara cuando se marchó Kabuto.

 

- Aún no – le dije – cuando acabe el espectáculo iré a por algo, te lo prometo.

 

- ¿Tan mal de dinero vas Naruto? – me preguntó Gaara

 

¿Qué si iba mal de dinero? Fatal, me habían cortado la electricidad, no tenía ni siquiera para comprarme una cama, mi hijo dormía en el sofá porque era lo más cómodo que había en la casa para dormir, le compraba la comida para mi hijo y yo con algo de suerte conseguía comer algo una vez al día, claro que estaba apurado, pero esperaba llegar pronto a final de mes y cobrar para poder mantenernos el siguiente mes.

 

- Toma – me dijo Gaara dándome un billete.

 

- No puedo aceptarlo Gaara – le dije.

 

- Cógelo, tú tienes más gastos que yo, venga, ya me lo devolverás cuando cobres a final de mes.

 

- Está bien, gracias – le dije pero me derrumbé a llorar y Gaara se abalanzó sobre mi abrazándome.

 

- Ey… venga Naruto, todo esto pasará.

 

- ¿Qué clase de padre soy? – pregunté preocupado – ni siquiera puedo cuidar de mi hijo.

 

- Lo estás haciendo bien con lo que tienes, te preocupas más de tu hijo que de ti mismo y es admirable, pero Naruto… tienes que cuidarte, si te pasa algo… ¿Qué hará ese niño? Venga Naruto, intenta animarte, fin de mes ya está cerca.

 

- Sí – le dije limpiándome las lágrimas – voy a terminar de arreglarme para salir.

 

- Vale.

 

Terminé de arreglarme y salí al escenario con mi sonrisa de siempre, al fin y al cabo… esto sólo era un espectáculo como decía Kabuto, todo era cuestión de fingir. Aquí nadie me conocía, nadie sabía por lo que pasaba, nadie conocía mis problemas, sólo veían a un chico rubio desnudándose en una plataforma y dejándose tocar mientras le metían billetes.

 

Llegué hasta la barra como siempre y me subí a ella seduciendo a todos los presentes allí. Si Sasuke ayer llegó justo para ver el final de mi espectáculo… hoy lo tenía en primera línea, le vi allí mirándome con su sonrisa prepotente, pero yo pasé de él y desvié mi mirada hacia otro lado. Me deslicé barra abajo quedándome al final de rodillas y me quité la camiseta lentamente, todo lo sensual que pude mientras la gente gritaba eufórica y subían las manos metiéndome billetes en el pantalón.

 

Yo ahora mismo sólo pensaba que no quería estar vida para mi hijo, pero al ritmo que íbamos… acabaría trabajando aquí y yo me negaba. Me daba un poco de miedo que mi hijo cuando creciera un poco y viera lo que hacía me cogiera repulsión, pero de alguna forma tenía que llevar comida a casa, no podía hacer otra cosa por él.

 

Cuando empecé a bajar la bragueta de mi pantalón con una gran sonrisa mientras movía mi cintura seductoramente, vi la mano de Sasuke a mi lado metiéndome un billete en el calzoncillo y rozando con sus dedos mi miembro cuando la apartaba. No pude evitar sonrojarme y es que ese maldito cabrón lo tenía muy dentro de mi corazón aunque dijera que lo odiaba ¿Cómo podía ser posible querer a alguien que me había hecho tanto daño? No podía entenderlo, pero no dejaría que jugase conmigo ni aunque siguiera sintiendo todo esto por él.

 

Una vez sólo con el tanga, volví a la barra moviéndome en ella, subiendo y bajando mientras escuchaba los gritos de la gente, mientras veía algunas manos que trataban de tocarme y en cuanto podían… lo hacían. Ya me estaba acostumbrando a que cualquiera pudiera tocar mi cuerpo, sólo era un trabajo o eso me repetía yo intentando aminorar mi culpabilidad por dejarme tocar. Hasta Sasuke se unió a esas manos tocándome y cuando finalmente me quité el tanga dejando mi miembro al descubierto, el griterío se intensificó alzando las copas mientras alguno trataba de subir a tocarme, pero los de seguridad los bajaban de la plataforma. Yo miré a Sasuke tal y como yo estaba ahora… desnudo. Cogí mi ropa del suelo y me marché de allí. Como siempre… me tocó estar un rato en la barra después de mi espectáculo y me tocó aguantar las groserías que aquellos clientes me decían, pero no podía ser borde con nadie, era un trabajo, ellos me pagaban el sueldo, así que como siempre… colocaba mi sonrisa y trataba de ser “amable” intentando quitármelos de encima con inteligencia en vez de a la fuerza, porque necesitaba que volvieran al día siguiente.

 

- Ey – escuché que me llamaban aunque cogió mi muñeca y casi me empotró contra la barra – bailas muy bien chico – escuché a Sasuke susurrarme en el oído.

 

- ¿Puedes soltarme? Por favor – le pedí y Sasuke soltó mi muñeca.

 

- ¿Vas a servirme algo rubito? – preguntó sonriendo.

 

- ¿Qué quieres Sasuke? – pregunté y me di cuenta de que se me había escapado su nombre, él se sorprendió.

 

- ¿Cómo sabes mi nombre? – preguntó alarmado.

 

Miré por encima de su hombro y mis ojos se cruzaron con uno de los carteles de su banda, aquello me dio la idea para salir del paso.

 

- ¿Eres famoso, no? – le pregunté – el bajista de la banda “Taka”.

 

- Sí, claro.

 

- Te daré un consejo entonces… alguien como tú no debería desperdiciar su tiempo en un antro como este.

 

- Entonces acepta una cita conmigo y no volveré por aquí.

 

- Seamos sinceros – le dije sonriendo – tu no quieres una cita… sólo quieres follarme.

 

- ¿Eso es que aceptas? – me preguntó prepotente.

 

- Ni en tus mejores sueños – le contesté colocándole un whisky y marchándome a servir a otros.

 

Sé que no me había pedido nada, pero seguramente igual que el día anterior… me pediría eso. Él sólo sonrió y se lo bebió pagándome la copa poco después. No volví a verle por la barra y cuando acabé mi turno me fui al baño. Mi estómago no dejaba de sonar por el hambre que tenía y cuando salía de nuevo hacia la barra, me crucé con Kabuto en el camino.

 

- Kabuto – le llamé – por favor… ¿Podrías pagarme los cien dólares de ayer? – le pregunté.

 

- ¿Tanta urgencia tienes Naruto? – preguntó.

 

- Sí – le dije.

 

- Está bien, vamos a mi despacho y te pagaré tus horas extra.

 

- Gracias.

 

Cuando salí del despacho guardándome el dinero en el bolsillo del pantalón ya dispuesto a irme a casa, me encontré a Sasuke tras una esquina.

 

- ¿Tan mal de dinero andas chico? – me preguntó sonriendo.

 

- A ti no te han dicho que espiar es de mala educación ¿Verdad? ¿Por qué no me dejas en paz? – le pregunté.

 

- Ya sabes por qué. Regálame una noche contigo y te dejaré en paz.

 

- A ti no te regalaría ni la hora – le dije acercándome a él hasta que nuestros labios casi se rozaron - ¿Te queda claro, Sasuke Uchiha? No vas a tenerme, ahora déjame en paz de una vez – le comenté apartándome y marchándome por el pasillo.

 

- Ey… rubito – me llamó sonriendo y cuando me giré me lanzó algo envuelto en papel de aluminio a las manos – para ti.

 

- ¿Quieres comprarme con un bocadillo? Eres idiota – le dije devolviéndoselo a las manos.

 

- No intento comprarte, se te escuchaban las tripas detrás de la barra. Te estoy invitando a una cena, aunque podrías agradecérmelo diciéndome tu nombre.

 

- Pues si esto es la invitación a cenar de un rockero… es muy cutre – le dije cogiendo el bocadillo que volvió a lanzarme y marchándome.

 

- Entonces te llamaré “mi pequeño Ninja

 

- ¿Por qué? – le pregunté ladeando levemente la cara hacia él pero aún dándole la espalda.

 

- Porque siempre me esquivas las respuestas, eres como un Ninja… no sé como consigues evadirme tan fácilmente.

 

No le contesté y simplemente me marché de allí hacia mi casa.

 

 


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