Emilio: tu novio es muy bipolar –dijo algo molesto pero comprensivo hasta cierto punto
Alfred: si algo… pero en realidad le caíste bien, es costumbre suya que diga lo contrario a lo que siente – dije calmado, dándole una de mis mejores sonrisas
Emilio: si tú lo dices –dijo Emilio completamente extrañado
Alfred: después te lo explico…. Ahora te llevare a la habitación donde dormirás, Arthur y yo no las usamos por obvias razones, pero tú las puedes usar - tome un candelabro y camine por la mansión, mientras Emilio me seguía… era fácil saberlo por los latidos de su corazón, para Arthur esto sería una tortura pero como yo detesto la sangre no lo es.
Emilio: disculpe –dijo de la nada
Alfred: ¿mande? – respondí curioso
Emilio: ¿los dos me van a chupar la sangre?
Alfred: en realidad no la chupamos… la bebemos, si yo fuera tú me preocuparía más por Arthur el si necesita la sangre –dije normal mientras en mi mente hacia una cuenta rápida, pero por seguridad le tendría que dar de comer a Arthur para evitar cualquier desastre
Emilio: ¿y tú no la necesitas?
Alfred: Arthur me convirtió a mí en vampiro pero aun así nunca he comido sangre, Françoise dice que por lo mismo mi cuerpo puede estar expuesto a cruces de madera o plata pura… aunque con la plata si me irrita un poco la piel
Emilio: ¿conocen a Françoise? –dijo en tono alegre
Alfred: si… gracias a el sabemos todo lo que pasa en el pueblo, el antes era cazador pero como ahora ya no lo es y ya conocía a Arthur pues de cierta forma no ayuda a saber si ay peligro de que el pueblo venga y estemos en peligro
Emilio: ha~ ok ya entiendo… ¿es como un informante o un espía?
Alfred: ¿Qué es un espía? –pregunte curioso ante la palabra que me pareció rara
Emilio: un espía es una persona que se disfraza y fingiendo ser alguien más saca información importante y se la da ya sea a los buenos o a los malos
Alfred: se oye a un libro de ciencia ficción –dije norma, después me detuve y abrí la puerta de la habitación de Emilio –esta es tu habitación Emilio pasaras la noche aquí… en un rato le daré de comer a Arthur para que tu estadía no sea una tentación para el
Emilio: ok… espera, si Arthur aun come sangre… ¿Qué sangre le das para que se llene? –me pregunto curioso a lo cual sonreí.
Alfred: la mía…. Como no me alimento de sangre, la mía es como un substituto para Arthur y como somos pareja con más razón le doy la mía y a él le gusta, aunque no quiera admitirlo - dije tranquilo
Emilio: ha… ya entendí, entonces ahora ¿le dará a Arthur de tu sangre para que él no me haga daño? –dijo tranquilo y a la vez feliz
Alfred: precisamente, si necesitas algo toca esa campanita que esta alado de la cama, ah y toma esto es mi antigua pijama, Arthur me pidió que te la prestara
Emilio: es rara –dijo algo confundido
Alfred: cuando Arthur me volvió vampiro eran… otro tipo de tiempos, no fue hasta hace diez años atrás que la moda cambio, pero descuida esta ropa no se echa a perder porque está hecha de un material especial y… es el que mejor te queda ya que como crecí muy rápido la mayor parte de mi ropa se quedaba nueva –dije sonriendo mientras una gota caía de mi frente
Emilio: ya veo… ok gracias señor Alfred –
Alfred: sabes… solo dime Alfred, no soy tan mayor como parece –dije algo avergonzado ya que… ¡el más viejo aquí era Arthur!
Emilio: ¿cuántos años tiene?
Alfred: pues en realidad solo tengo 22 años –dije normal Emilio se había quedado sin habla puesto que para él (y muchos más) mi edad no era tan antigua como la de Arthur.
Emilio: comprendo… bueno iré a dormir… buenas noches –y con eso entro al cuarto y yo me retire a hacer mis deberes, una vez terminados fui con Arthur lo más rápido posible, para mi suerte no estaba cerca de la habitación de Emilio pero por como lo vi, pude notar que se estaba aguantando de ir a donde el chico estaba.
Me hacer que y lo tome del hombro, el volteo a verme y de inmediato comprendí, se estaba tratando de controlarse, sin más, lo acerque a mí y lo abrace –muerde y come – dije tranquilo pues solo mi sangre era capaz de calmarlo
Pov. Arthur:
¡Mierda! Tenía que cumplir mi promesa a Alfred, pero la sangre humana es una gran tentación y yo… no sé qué más hacer para distraerme, puedo oír sus latidos tranquilos de que está dormido, y no solo eso, sino que también de casi todo el pueblo, estaba por volverme loco, pero en eso sentí la mano de Alfred, lo mire y el me abrazo.
Tenerlo cerca fue un gran alivio para mí, pero mis instintos no paraban de decirme “sangre”, hasta que oí lo que me dijo Alfred, ladeo su cabeza y sin pensarlo más lo mordí, su sangre porto provoco que todos mis instintos se detuvieran, no era sangre humana y mi mente lo sabía, aun así mis instintos se calmaron dejando que por primera vez pudiera oír unos leves latidos.
No eran de nadie del pueblo, ni siquiera eran de Alfred, no… eran ¿míos?, no le di importancia, aunque el pecho me doliera y una oleada de ansiedad me recorriera, no sabía el porqué, pero sabía que pasaba algunas veces… algo así de ciertos a ciertos meses, pronto cuando menos lo sentí mi sed estaba saciada, me aleje de Alfred con cuidado y la marca de mordida desapareció de su cuello.
Alfred: ¿mejor? –me dijo tranquilo… pero su mirada era tan… llena de amor hacia a mí que solo asentí
Arthur: si… gracias, es un alivio que… -me calle, estaba hablando tan sinceramente que ni siquiera me di cuenta así que solo me aparte de Alfred y le dije – ¡aun así gracias, te lo digo solo por cortesía no mal pienses las cosas!
Alfred: ok, me alegra que estés mejor –me dijo y me volvió a abrazar
Arthur: ¡suéltame ¿ya acabaste tus deberes?! -dije en un intento de alejar a Alfred de mí, ya que cada vez que lo hace me empiezo a sentir extraño… o que me falta algo
Alfred: Arthur… ¿te puedo preguntar algo? –dijo repentina mente causando que me detuviera y le viera
Arthur: ¿Cuál es tu duda? –dije colocando mis manos en su pecho… cosa que me sorprendió ya que Alfred e un trago pero… aun así pude sentir algo en el que no pude entender
Alfred: ¿a qué sabe la sangre?-me pregunto tan repentino que no supe que decir
Arthur: pues… sabe a…. mmm… ¿Cómo decirte? –Pensé con cuidado mis palabras y cuando al fin me decidí –sabe cómo si tomaras agua con hierro o vitaminas, algo así, después de todo nuestro cuerpo funcionan diferente al de los humanos –le dije
Alfred: entonces… ¿Qué pasara si pruebo tu sangre?... ¿también tendré la necesidad de comer la sangre humana? –dijo un tanto preocupado
Arthur: pues… -pude recordar a mis padres… también una mención de mi madre así que con todas las palabras que ella me lo dijo –pues… en tu caso no exactamente… lo más probable es que te vuelvas adicto a ella… pero solo a la mía, ¿porque la pregunta? –le conteste y pregunte.
Alfred: bueno… la otra vez leí en uno de los libros de tu estante… como se debía de efectuar un matrimonio entre vampiros… y, pues mencionaba lo de la sangre, pero no explicaba eso que me decías, asique me quede con la duda –me dijo sinceramente, algo que aprecio mucho de Alfred
Recordar eso provoco que me pusiera nervioso y por alguna extraña razón me imagine a mí y a Alfred frente a una ceremonia de unión, y por la cara de Alfred, supe que me había puesto rojo ante aquel pensamiento.
Arthur: Q-que cosas dices Alfred, como debiste haber leído ya sabes lo que sigue pasando así que no te preocupes –dije completamente nervioso
Alfred: si pero… ¿también sabes cómo nacen los vampiros?, es algo que sigo sin saber, la hoja esta arrancada
Arthur: … ¡¿Cómo que esta arrancada?! ¡Ese libro es viejo pertenecía a mi familia pero estaba en buenas condiciones! –Dije alterado, no recordaba muy bien ese asunto… pero aun así eso me extraño mucho – ¿hace cuánto lo leíste? –dije serio
Alfred: mmm… hace como tres o cuatro años –dijo extrañado, por lo que eso me dejaba en claro que esa hoja no estaba desde antes, y Emilio a pesar de quien sabe cuánto tenía aquí adentro de nuestro hogar lo dejaba fuera de toda sospecha.
No recordaba muy bien el contenido de esa hoja, pero cuando lo leí mi familia aun “vivía”, así que debió de haber sido en ese enorme lapso de tiempo
Arthur: ya veo… supongo que igual que los humanos, eso creo, la verdad no lo recuerdo bien –dije igual de sincero por lo que Alfred solo pudo hacer un puchero leve.
Suspire y de repente sentí que algo rozaba mi cuello, al darme cuenta era Alfred quien me estaba besando en el cuello… ¡ME ESTABA BESANDO EL CUELLO!, no supe cómo reaccionar, me había quedado paralizado y lo peor de todo… ni siquiera lo aleje de mi