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Threesome por Dara17

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Notas del capitulo:

Hola, soy Dara y soy una tonta. Han pasado quince días... y sigo siéndolo.

 

¡A leer!

Capítulo 16 —Éxtasis.

 


Entró a la sala de televisión donde Jungkook se esforzaba por mirar hacia la puerta, su rostro mostraba una notable preocupación y se veía que estaba a punto de levantarse de su cómodo asiento para ir a investigar qué sucedía.

 

—¿Está todo bien? —preguntó el menor en bien Jin cerró la puerta tras de sí.

 

—Algo así —Jin exhaló tratando de tranquilizarse un poco.

 

—¿Y Yoongi?

 

—Está en su habitación, Jimin lo golpeó, pero está bien, no te preocupes —dijo con rapidez antes de que Jungkook se asustara más.

 

—Tu hermano… —Jungkook decidió callar—. ¿Quieres continuar viendo la película conmigo? —inquirió sintiendo sus mejillas tornarse rojas.

 

—Está bien —el mayor ocupó el asiento de Yoongi—. ¿Qué estabas viendo? No podré entender de qué trata —sonrió con tanta naturalidad que Jungkook se quedó petrificado, nunca le había visto sonreír de verdad, su corazón se aceleró y olvidó que debía respirar—. ¿Te sucede algo?

 

—N-no, veíamos… he olvidado el nombre, era… eh… ¡Capitán América! —balbuceó sintiendo mucha más pena.

 

—Creo que no la he visto —Seokjin tomó el mando y le dio “play” para que la película continuara reproduciéndose.

 

Las luces de la sala se apagaron automáticamente, todo estaba dispuesto para que Jungkook continuase viendo la película que lo tenía tan concentrado minutos antes, sin embargo, no pudo hacerlo. Su mirada pasaba de la pantalla a Jin impidiéndole retomar el hilo y sólo notar la cara de dolor que se formaba en el otro. El menor logró concentrarse unos cuantos minutos y cuando volvió a posar su mirada sobre el castaño sintió un vacío formarse en su pecho. Por las mejillas de Jin bajaban enormes lágrimas que al parecer ni él mismo había notado. Jungkook tomó el mando del enorme televisor y detuvo la película haciendo que también se encendieran las luces de la sala. Seokjin lo miró sin comprender y habló:

 

—¿Sucede algo? —una lágrima que colgaba de su barbilla le cayó sobre el brazo haciéndolo entender la razón por la cual Jungkook le dirigía una mirada tan preocupada. Limpió sus lágrimas lo más rápido que pudo, dándole la espalda al menor para que no lo viese en ese estado.

 

—Yo… podría escucharte —aquellas palabras hicieron que Seokjin soltará todo lo que se comprimía dentro de él.

 

—No sé qué hacer ni cómo manejar esto de nuevo —Jin sollozó recostándose completamente en la silla—. Jimin era diferente, solía tener muchos amigos, era sociable y no se metía en problemas. Nunca le importó que su madre lo hubiese dejado abandonado, él era feliz con nosotros a pesar de su pasado y todo en él iba bien hasta que esa mujer mató a papá. El rumor se expandió y Jimin comenzó a ser reconocido como el hijo de la asesina. Todo fue culpa de Hunchul, ese idiota hizo que todos los amigos de Jimin comenzaran a darle la espalda y ahí… ahí comenzaron los problemas —la mirada de Jin se tornó oscura.

 

»Namjoon se la pasaba estudiando y no se enteraba de lo que sucedía en casa, mi padre murió cuando yo tenía dieciséis años y tuve que encargarme de los negocios familiares sin conocer muy a fondo lo que pasaba con Jimin hasta que me enteré de que consumía Metanfetaminas. Hice todo lo que podía para ayudarlo pero fue muy difícil y un día tuvo una sobredosis —cerró los ojos intentando reprimir el dolor—. Jimin estuvo a punto de morir y Namjoon me culpó de todo, él aún cree que fui yo el que lo llevó hasta ese punto —sonrió con tristeza—. Logramos que él se recuperara cuando cumplió dieciocho años y lo ayudé a rehacer su vida, aunque no pude calmar su manera agresiva de dominar al mundo.

 

»Comencé a compartir mis parejas con él, haciéndole sentir que era mucho más divertido eso a que estuviese en las drogas, que era mucho mejor saciar su necesidad con personas que además, nunca amaría. Él aceptó continuar su vida de esa forma y cuando apareciste tú le gustó que nos rechazaras, me suplicó que hiciera todo lo posible por obligarte a hacer todo esto y yo no pude negarme porque sólo me importaba su felicidad, que él se sintiera bien, que estuviese satisfecho para que no volviese a lo mismo, no me importó dañarte, hasta que me enamoré de ti. No podía dejarme ganar por las ganas de protegerte, si lo hacía, Jimin se sentiría traicionado de nuevo, debía hacer mis sentimientos a un lado, aunque de nada sirvió. No sé por qué actuó así, ni qué hizo que todo volviera a salirse de control, acabo de encontrarlo drogado y no sé qué hacer de nuevo. Jimin va a acabar con su vida, yo… ¿cómo voy a ayudarlo? —hipeó golpeándose el pecho y tapando su rostro con el brazo izquierdo.

 

Jungkook no sabía qué responder, él odiaba a Jimin, lo repudiaba, aunque era injusto que lo hiciese ya que Seokjin tenía cierta culpa al haberle permitido beneficiarse de alguien que no quería ser parte de su juego. Miró con tristeza al mayor, él no podía odiar a Jin, debía ayudarlo, pasó sus manos por el rostro del mayor y le limpió las lágrimas.

 

—Todo va a estar bien —prometió, rogándole a los cielos porque las cosas fueran así—. Muchas personas están dispuestas a ayudarte, yo lo haré también —Jin se quedó mirándolo mientras unas enormes lágrimas bajaban por sus mejillas.

 

—¿Y si…? —los labios de Seokjin fueron sellados con los labios del menor. El beso fue lento y salado por las lágrimas que no paraban de bajar, aun así, el corazón del mayor se sintió un poco más fuerte y un tanto preparado para luchar en contra de todo lo que pretendiera arruinar su vida y familia.

 

 

Seúl. Mayo 10 de 2014, sábado.

 

Tragó con fuerza sin soltar el picaporte de la puerta, estaba siendo arriesgado al decidir hablar con Jimin luego de haberlo encerrado por tantos días. ¿Lo golpearía? Sí, tal vez estaba esperándolo con algo en la mano para golpearlo, listo para clavárselo. Negó con la cabeza al pensar tales cosas y abrió la puerta encontrando a su hermano sentado sobre la cama, mirándolo como si fuera su peor enemigo.

 

—¿Te sientes bien? —inquirió Jin, fingiendo verse tranquilo.

 

—¿Me veo bien? —ironizó, el mayor asintió y Jimin se enojó tornando su rostro más serio que antes.

 

—Necesito hablar contigo.

 

—Eso hacemos —escupió—. He estado preguntándome cuál es la razón para que me encerraras, porque duré mucho tiempo drogándome y nunca obtuve ni un golpe tuyo.

 

Jin tomó asiento algo alejado de su hermano.

 

—Lastimaste a Jungkook —dijo, mirándolo directamente a los ojos. Jimin se carcajeó.

 

—No lo viste.

 

—Himchan me explicó todo —articuló.

 

—Espera, ¿lo estás defendiendo? Iron dijo…

 

—Hunchul mintió —el tono de voz de Jin aumentó—. No quiero que vuelvas a tocar a Jungkook, en ningún sentido, no te quiero cerca de él.

 

—Dame una razón —Jimin lo retó con la mirada—, convénceme de que no puedo hacerlo.

 

—Sólo te lo estoy pidiendo —suplicó, no quería iniciar una pelea con su hermano.

 

—¿Qué puedo ganar con esto? —se paró de la cama y se puso los zapatos.

 

—A ti no te gusta Jungkook —el menor sonrió al escuchar algo tan verdadero.

 

—¿A ti sí? Vale, vale, no me respondas, lo sabía antes de que tú lo admitieras —acomodó sus cabellos—. Aceptaré pero tengo una… no, varias condiciones.

 

Seokjin negó con la cabeza y suspiró. Sabía que algo parecido sucedería.

 

—Habla.

 

—No quiero regresar a esa universidad, a ninguna otra.

 

—Está bien —aceptó, seguro de que él tampoco regresaría, no tenía razones para agobiar a Jungkook y seguirlo a donde fuese, además el tiempo tampoco estaba de su lado.

 

—Tampoco deseo continuar trabajando contigo por un buen tiempo.

 

—Nunca lo has hecho —bufó el castaño.

 

—Prometo hacerlo en algún momento.

 

—¿Algo más?

 

—Ya lo olvidé todo.

 

—Entendido —Jin se levantó del sillón, abrió la puerta y se detuvo en el umbral de ésta—. Si vuelvo a verte drogado…

 

—No amenaces, no voy a drogarme, ahora quítate que saldré a tomar unos tragos.

 

—Jimin, no…

 

—Sé cómo cuidarme —finalizó haciendo a su hermano a un lado y dirigiéndose a su habitación para tomar un baño y cambiarse de ropa.

 

—En ningún momento te dejé salir —dijo Jin al aire, ya que Jimin no lo escucharía ni aunque pudiese hacerlo.

 


─●──●──●──●──●─

 


Yoongi bebía un poco de su cerveza mientras observaba a sus compañeros de clase bailando en el primer piso del club. No le agradaba bailar, realmente no sabía cómo hacerlo, por eso evitaba hacer el ridículo delante de tantas personas. Pasó su mirada por el conjunto de mesas VIP y sintió desagrado al fijar su vista en una pareja que se encontraba en la mesa diagonal a la suya, la chica se restregaba sobre el chico mientras mordía su cuello y él pasaba sus manos por sus pechos y los apretaba sin preocuparse por que lo vieran.

 

Bufó asqueado y siguió mirando hacia la pista de baile pensando en lo irrespetuosas que podían ser las personas. Miró de nuevo hacia ese lugar sin saber por qué y vio un tipo acercándose, tenía el uniforme que usaban los trabajadores del bar por lo que Yoongi creyó que los reprendería por comportarse de tal manera. El chico al ver al joven empleado empujó a la mujer hacia un lado sin ningún tacto y se puso de pie haciendo que Yoongi apretara su mandíbula, el joven era Jimin y estaba ebrio.

 

El empleado le extendió un frasco de pastillas sin percatarse de que Yoongi lo miraba con un rostro amenazante, luego Jimin le extendió unos cuantos billetes y el chico se marchó sin contar el dinero. El pelinegro volvió a sentarse haciendo que Yoongi tuviese que levantarse de su asiento para observarlo mucho mejor, sus ojos se abrieron como platos al ver a Jimin sacar una pastilla del frasco y tragarla lanzándole otra a la chica que lo acompañaba. Nunca había creído que aquel chico pudiese dañarse de esa manera, sintió ira al saber lo mal que se sentirían Namjoon y Jin al verlo drogado y supo que debía detenerlo. Dejó su cerveza a un lado, listo para cualquier cosa que le esperara por interrumpirlo, pero fue detenido por sus compañeros, que llegaron en un mal momento.

 

—No, Min, hoy no te escapas —dijo uno de ellos interponiéndose en su camino.

 

—Prometo pagarles este día —propuso sin dejar de mirar la mesa en la que estaba Jimin.

 

—Eres un aguafiestas —habló una chica rubia con la que compartía la mayoría de sus clases—, siempre nos prometes quedarte pero te aburres y te vas, no es justo.

 

—La próxima vez me quedaré hasta que ustedes no puedan más y tengan que obligarme para regresar a casa —sus amigos sonrieron, se miraron entre sí y arrastraron a Yoongi hasta el centro de la pista de baile.

 

—Sólo baila una canción con nosotros y te dejaremos marchar —gritó uno de ellos debido al alto volumen de la música.

 

Yoongi asintió algo enojado, sabía que no se los sacaría de encima si no les llevaba la corriente, comenzó a saltar y a moverse cómo suponía debía hacerlo pero sin dejar de mirar hacia las escaleras del VIP para estar alerta en caso de que Jimin se marchara. Cuando la canción terminó, el pelirrojo subió las escaleras corriendo y dispuesto a arrastrar a Jimin a casa, sin embargo, encontró la mesa vacía.

 

El sudor que ya invadía su cuerpo aumentó, corrió hacia el barandal que le permitía observar la pista de baile y el resto del club. Revisó cada espacio con su vista hasta que encontró a Jimin bailando y besándose con un chico en un rincón cercano a la barra de bebidas, apretó el pasamanos y volvió a bajar las escaleras de dos en dos, sin pedir disculpas cada que se chocaba contra alguien. Cuando llegó al lado del moreno lo separó del otro chico usando sus fuerzas al máximo y lo arrastró por la pista de baile hasta que llegaron a la salida del lugar, sintiendo el aire fresco de la primavera. Se giró encarando a Jimin, que lo miraba con una sonrisa ladina y estaba a punto de aplicar sus métodos de conquista.

 

—¿Dónde dejaste tu auto? —inquirió Yoongi con un rostro serio.

 

—¿No quieres bailar? ¡El club está que explota! —gritó Jimin con emoción.

 

—¡No quiero! —exclamó enojándose—. Sólo dime dónde está tu puto auto —Jimin comenzó a reírse y trató de ingresar de nuevo al club pero el otro se lo impidió.

 

—Eres un aburrido —los ánimos de Jimin no paraban de subir—. ¡Vamos!

 

Yoongi impidió que el menor lo arrastrara de nuevo dentro y lo estampó contra una pared para comenzar a meter sus manos en cada bolsillo del jean, buscando las llaves del auto con desesperación.

 

—¿Eso quieres? —le escuchó decir y no le prestó atención hasta que sintió sus labios.

 

El beso era desesperado y eufórico, sin esperar mucho las manos de Jimin comenzaron a pasarse por todo el cuerpo de Yoongi, que sin saber por qué se dejó llevar. Su cabeza estaba en blanco, sólo podía sentir el calor exagerado que emanaba el cuerpo de Jimin debido a la hipertermia y su corazón latiendo con fuerza, hasta que reaccionó, se separó del moreno sin lograr modular nada, sintiéndose afectado por el beso.

 

—Hey —Jimin se acercó lo máximo que pudo y besó el cuello de Yoongi, que tembló como nunca.

 

—Ya basta, Jimin —jadeó—. Dame las llaves.

 

—Esto es divertido —se carcajeó—. Están aquí —tocó su bolsillo trasero—, ¿quieres follar conmigo en el auto? —volvió a acercársele a Yoongi, el cual retrocedió sintiéndose un idiota por hacerlo.

 

—Así es —decidió seguirle la corriente y se acercó para sacar las llaves tan rápido como pudo y tomar la mano de Jimin para llevarlo hasta el estacionamiento.

 

—Allí está —canturreó mientras comenzaba a bailar con la poca música que escuchaba del club. Yoongi desbloqueó el auto y metió a Jimin dentro, poniéndole el cinturón de seguridad, sintiendo su cuerpo estremecerse debido a las manos traviesas de Jimin. Cerró la puerta y se sentó en el asiento del piloto agradeciéndole a Namjoon por alguna vez haberle enseñado a conducir.

 

—Pondré algo de música —dijo el moreno cuando ya había encendido la radio y le subía todo el volumen a una canción que no conocía para comenzar a bailar en su asiento—. ¡Esto es genial! —gritó sin parar de moverse. El pelirrojo no hizo nada para reducir el volumen, necesitaba tenerlo entretenido con algo o sino le ocasionaría un accidente. Aumentó la velocidad del auto saltándose unos cuantos semáforos en rojo, logrando así llegar a la mansión mucho más rápido de lo esperado y obligó a Jimin a reducir el volumen cuando las rejas de la entrada fueron abiertas.

 

—¿Y ahora qué hago contigo? —preguntó mientras el moreno lo miraba con una enorme sonrisa y sus ojos mucho más cerrados de lo que podían ser.

 

—Podríamos tener sexo —respondió quitándose el cinturón de seguridad para posicionarse sobre Yoongi pero éste se lo impidió.

 

—Seokjin va a enojarse si te ve en ese estado —gimió—, aunque no debería preocuparme, es más, no sé por qué te traje hasta aquí, debí dejarte en el club —se quejó empujando lejos a Jimin que volvía a atacarlo.

 

—Es hora de divertirnos.

 

—Te has divertido toda la jodida noche —Yoongi salió del auto junto al otro y lo tomó de la mano para llevarlo hasta su habitación, la cual quedaba en el primer piso de la mansión.

 

Dio vuelta a la estancia buscando la salida trasera para que nadie los viera y se escabulló dentro de ésta, sobre esforzando su vista por la oscuridad. Las risitas de Jimin comenzaron a notarse, por lo que tuvo que taparle la boca hasta que se metieron dentro de su habitación, la cual estaba mucho más oscura que la casa.

 

—¿He muerto? —habló Jimin al no ver nada y estalló en risas.

 

Yoongi viró la vista y encendió la luz permitiéndole a Jimin ver su amplia y colorida habitación, ésta no contaba con alguna ventana, sólo tenía una puerta que daba al baño y un armario del ancho de una de las paredes. Las otras tres paredes y techo simulaban el universo, uno muy colorido y pintado por Yoongi, que hacía a Jimin sentirse más eufórico.

 

El pelirrojo se deshizo de su chaqueta y se sentó para quitarse uno de sus zapatos, alzó la vista para verificar qué hacía Jimin y sintió pánico al verlo a punto de estropear un cuadro que aún no había terminado. Sin quitarse el otro zapato corrió hasta él y lo hizo a un lado.

 

—No debes tocar nada —le advirtió. El menor se encogió de hombros, como si no le importase nada, se acercó al armario abriendo una de las puertas y estiró su mano para tomar algo de allí con rapidez—. ¡No! Suéltalo, es muy costoso —gritó al ver a Jimin con un kit aerógrafo que Jin recién le había regalado.

 

—¿Esto? —abrió el maletín que contenía todo, haciendo que Yoongi pegara un grito de espanto, pero para suerte suya, todo se mantuvo en su sitio.

 

—No toques mi armario —dijo entre dientes arrancándole el kit de las manos.

 

—Eso no es un armario, es algo más genial, tiene muchos colores —estiró sus manos para tocar una caja de pinturas acrílicas pero Yoongi lo empujó lejos y cerró el armario. Jimin cayó de nalgas y comenzó a reírse de nuevo, su cabello estaba húmedo del sudor y de sus labios salía un poco de sangre ya que estaban secos por la deshidratación.

 

—No creo que puedas dormir en ese estado —se lamentó Yoongi—. ¿Quieres tomar un baño?

 

Jimin se levantó del suelo animado y lo tomó por la cintura.

 

—Me gusta ese tipo de propuestas —tuvo el impulso de besarlo pero fue inútil.

 

—¿Qué demonios fue lo que tomaste? ¿Cómo voy a pararlo? —tocó el puente de su nariz a punto de rendirse y exhaló.

 

—¿Quieres un poco? —en la mano de Jimin se encontraba el frasco que el empleado del club le había vendido. Yoongi no supo de dónde lo había sacado, sin embargo, se lo arrebató para observarlo.

 

—Hey, no te las lleves todas —dijo divertido—. Tu cuarto cambia de color muy seguido.

 

El pelirrojo observó el frasco, el cual no tenía ninguna etiqueta y lo abrió. Dentro de éste habían algo más de diez pastillas de múltiples colores, cada una contaba con una figura diferente, haciéndolas bastante llamativas.

 

—Ve y dúchate —lo empujó dentro del baño y cerró la puerta para que no pudiese salir.

 

No sabía nada sobre los tipos de drogas existentes, así que no reconocía qué podría ser, tomó su computador portátil y abrió un buscador sin saber qué escribir.

 

“Droga…”, escribió y se detuvo para pensar en alguna otra palabra clave que le sirviera, hasta que tuvo una idea. “Droga de colores”, tecleó hallando varios resultados que le llevaban a lo mismo.

 

—Éxtasis —leyó en voz alta y abrió el primer resultado. Continuó leyendo todo algo impactado y decepcionado. Cerró las ventanas y volvió a poner el computador sobre el escritorio además de guardar las pastillas en su mesa auxiliar.

 

Caminó sin ganas y abrió la puerta del baño encontrándose a Jimin vaciando su shampoo en el retrete, con la ropa totalmente empapada, la bañera llena de jabón y con la llave abierta mientras el agua se desbordaba.

 

—¡Park Jimin! —gritó y el otro sólo se rió. A Jimin le encantaba la compañía de ese sujeto de colores, tan bello y sonriente a la vez.

Notas finales:

«Espero que les haya agradado el cap y les agradezco infinitamente por esperar la actu, los llevo en el corazón T_T -parezco despidiéndome del todo-. Quiero que se lean lo siguiente ---> http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=157465 Estoy 100% segura de que les gustará tanto como a mí ♥♥♥ Nos leemos en 15 días.»

 

¡Hasta luego, gente!

 

PD: No abran ese link ni lo lean(?

PD2: Esto me da risa, lol. Y esto es cute(?

PD3: No olvieden que Dara es una enana tonta(?

PD4: Lord quiere agradecer a todos esos que comentan y leen y apoyan a Dara, lolol.

PD5: Gili, ¿dónde demonios estás? te estamos extrañando <|3

PD6: Soy un hacker, viva la tontitud intensa(?


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