Capítulo 18 —Reencuentro.
Seúl. Mayo 12 de 2014, lunes.
Estaba cien por ciento enfadado con Jin. Había despertado y no lo había encontrado en la cama, aunque en los pocos días que llevaba en la mansión Kim sólo lo había visto dormir una sola vez, se preguntaba si Jin nunca iba a dormir a casa o si tal vez lo hacía tan sólo un par de horas —justo cuando él ya había caído en los brazos de Morfeo— y se marchaba muy temprano. ¿Cómo suponía que iban a intentarlo si Seokjin se mantenía casi las 24 horas del día en el trabajo? Bufó y continuó peinándose y pensando en cómo podría bajar las escaleras, aunque realmente no le había costado mucho subirlas porque las muletas eran de mucha ayuda aunque lo cansaban al extremo.
—Si Jin se entera va a enfadarse —dijo saliendo del baño y bajando las escaleras sin cuidado—. Apuesto a que no se enterará —gruñó.
Tenía pensado ir a la universidad, no podía permitirse faltar más, sin embargo, sabía que Seokjin no deseaba que regresara hasta que pudiese caminar bien y él no sabía cuándo sería eso. Al estar abajo tomó su maleta, que reposaba sobre un escritorio nuevo que Jin había enviado para que pudiese ponerse al día con la universidad. Dejó las muletas a un lado para ponérselo, percatándose de que quedara bien acomodado a su espalda, las recogió de nuevo y abrió la puerta revisando antes que en el pasillo no estuviese Jimin.
Atravesó el corredor lo más rápido que pudo mientras su pecho se volvía un nudo al saber que el menor de los Kim podría salir de su habitación en cualquier momento y pillarlo. Bajó las escaleras principales recibiendo miradas asustadizas de las empleadas que corrieron a ayudarlo al instante sin decir una sola palabra, hasta que Yongguk lo detuvo en la puerta.
—¿Debería preguntar qué haces aquí? —sonrió al ver la cara de susto de Jungkook.
—Y-yo… e-estoy… —balbuceó.
—No he recibido alguna orden que implique llevarte a otro lugar —dijo fingiendo verse pensativo.
—Si me llevas a la universidad puedo ayudarte con Junhong —soltó de repente, sintiéndose victorioso al haber pensado tan rápido.
Los ojos de Yongguk se expandieron y volvieron a cerrarse con rapidez, gruñó por lo bajo al sentirse atrapado por Jungkook y sonrió ladinamente.
—Ya he arreglado todo con él, no creo necesitarte.
—Estás mintiendo, él no ha dicho nada de eso, sólo me contó que lo buscaste pero no te ha perdonado, además hay alguien más que está buscándolo —Jungkook rió internamente al ver el enojado rostro de Yongguk.
—Vete a desayunar, te llevaré cuando lo hagas —el mayor giró a Jungkook y lo llevó a empujones hasta el comedor donde ya le esperaba un delicioso desayuno.
El moreno tomó su desayuno gustoso mientras sentía la flameante mirada de Yongguk sobre él, esperaba que lo último que había dicho no le causara problemas a su mejor amigo ya que era falso, aunque realmente había inventado eso por su bien. Dejó el plato a un lado y tomó un poco de jugo de fresas para aferrarse de nuevo a sus muletas mientras Yongguk llevaba en brazos su maleta. Subió al auto recibiendo una extraña mirada amable de Himchan, que lo hizo estremecerse sin percatarse que Minwoo lo miraba de la misma forma que Yongguk.
—Si el jefe se entera diré que ustedes me obligaron a conducir —se quejó Minwoo y ninguno le prestó atención.
─●──●──●──●──●─
Jungkook se sintió mejor al detenerse en frente del aula de clases, se dispuso a entrar pero Yongguk lo detuvo tal y como lo había hecho en casa.
—Dijiste que me ayudarías con Junhong —habló algo irritado.
—Dime cómo puedo hacerlo —gruñó Jungkook sin ganas de hacer algo, aunque sabía que sería una ayuda para su mejor amigo.
—Dile que lo esperaré en el estacionamiento al final de la segunda clase —Jungkook asintió virando los ojos.
—¿Algo más?
—Tú te vienes con él, debo cerciorarme de que Minwoo sí te recoja.
—Está bien —se despidió con la mano y entró al aula de clases. Sonrió con exagero al ver a Hoseok explicándole algo a uno de sus compañeros de clase mientras Junhong recogía unas hojas que al parecer parecían talleres. Todos en clase detuvieron sus actividades al percatarse de que él había llegado, haciéndolo sentir incómodo y dejar de sonreír mientras su rostro se tornaba rojo.
—Voy a matarte, Jungkook —Hoseok se levantó de su asiento y corrió a abrazarlo, desestabilizándolo un poco pero sosteniéndolo en sus brazos para que no cayera al suelo.
—Eres un mentiroso, dijiste que no regresarías hasta la semana siguiente —Junhong lo golpeó sin importarle lastimarlo y luego lo abrazó igual de fuerte que Hoseok.
—Debería llamar a Tae, pero ya llegó el maestro —jadeó Hoseok para tomar de nuevo su asiento no sin antes ayudar a que Jungkook se acomodara—. Debes explicarnos qué ha sucedido —dijo como un padre un tanto enojado mientras señalaba el pie de su amigo.
—Lo haré —susurró sintiéndose mal porque terminaría mintiéndoles.
El par de horas de clase pasaron con lentitud, había tenido que presentar un examen que debía en un tiempo record y luego desarrollar el taller que el profesor estaba recibiendo ese día sobre termodinámica, aunque realmente no le había costado mucho hacerlo.
Al llegar a la cafetería para tomar el almuerzo, se vio a punto de caer cuando Taehyung corrió a apresarlo entre sus brazos. Se quedó quieto y en silencio mientras se aferraba al mayor para no terminar llorando como él lo hacía en ese momento.
—Todos están mirándonos —se rió con sus ojos llenos de lágrimas mientras Taehyung continúa lamentándose en su hombro.
—Iré haciendo la fila —propuso Hoseok posando una mano en su cuello tratando de huir de aquella situación mientras Junhong apretaba los labios y palmeaba la espalda de Taehyung.
—Todo está bien —le dijo Jungkook y el otro asintió sin separarse—. Deja de llorar que… —se detuvo al ver a Hunchul ingresando a la cafetería con sus amigos—. Quiero sentarme —pidió, logrando que por fin Taehyung se separara y lo mirara asustado para luego llevarlo hasta la mesa que acostumbraban tomar, la cual estaba fuera del alcance visual de Iron.
—¿Te sientes bien? Es mi culpa —Taehyung hizo un puchero a punto de lanzarse a llorar de nuevo.
—Iré a ayudarle a Hoseok —gruñó Junhong al ver que Yongguk y Himchan se acercaban más a Jungkook, queriendo evitar por todos los medios que Hunchul se le acercara.
—Está bien, yo me quedaré consolándolo — Jungkook jadeó limpiando las lágrimas de Taehyung—. Sólo me sentí mal por un momento, ya estoy bien, deja de llorar.
—No te cuidé como lo había prometido —hipeó.
—Sí lo hiciste, idiota —Jungkook sonrió enternecido.
—Pero…
—La he pasado bien las últimas semanas —no supo si mentía o decía la verdad.
—No puedo creerte —expuso Taehyung—. No te veo bien —suspiró mientras secaba sus lágrimas.
—Debes hacerlo —Jungkook sonrió a pesar de la incomodidad por las palabras anteriores.
—Es hora de comer, no más lágrimas —dijo Hoseok con amabilidad en bien llegó y depositó los almuerzos sobre la mesa.
—Por ahora puedes contarles cómo te lastimaste, ellos no creen lo que les dije —bufó Junhong sin dejar de ver a Yongguk con una mirada amenazante ya que éste llamaba mucho la atención de las chicas que pasaban por su lado.
—Tropecé y caí, es todo, mis tobillos son débiles —dijo de una manera poco convincente mientras Taehyung y Hoseok lo miraban sin poder creerle.
—Si fuese así no tendrías ni una venda puesta, los tropezones no son tan… —Jungkook interrumpió a Hoseok.
—Éste lo fue.
—Está… bien —suspiró Hoseok retomando su almuerzo.
—Sólo confíen en lo que les digo, aunque… si fuese lo contrario no podríamos hacer nada de todas formas —justificó mientras los chicos asentían y disfrutaban de su almuerzo en silencio hasta que Jungkook volvió a hablar—. Jin se ha comportado bien los últimos días —tragó con fuerza—. Hemos decidido…
—Espero que no sea lo que estoy pensando —dijo Taehyung con una voz ronca y algo suplicante.
—Vamos a hacer las cosas bien.
—Jungkook —Taehyung lo miró a los ojos—. ¿Estás hablando en serio? ¿Vas a perdonar a ese…? —jadeó y miró hacia el techo.
—Todos merecemos una oportunidad —susurró Junhong insertando la pajilla en la cajita de su jugo de moras.
—Todos menos él —impuso Taehyung mientras Hoseok los miraba a todos en silencio.
—Él… no es como parece —Jungkook clavó su mirada sobre el almuerzo. No tenía ganas de continuar esa conversación a pesar de que debía hacerlo.
—¿Acaso olvidaste todo lo que hizo? Estarías teniendo una vida tranquila en Jeju si él y su estúpido hermano no hubiesen aparecido. No mereces esto, nunca lo has merecido —los ojos de Taehyung se llenaron de lágrimas.
—Siempre estuvimos al tanto de tus sentimientos y tratamos de hacer que lo olvidaras, por eso cedí en cuanto a que salieras con Hunchul, porque él era alguien que no te haría tanto daño, aún podemos detener esto y pedirle ayuda, estamos seguros de que él podrá sacarte de esta —habló por fin Hoseok.
—Él es la persona menos adecuada —soltó Jungkook con recelo.
—Jungkook, por favor… —Taehyung fue interrumpido.
—No estoy dispuesto a aceptar sus negativas —finalizó—. Confíen en mí, Seokjin ya no me causará más daño, además, no creo que sea bueno que continúen manteniendo algún tipo de contacto con Hunchul.
Todos se quedaron en silencio, un silencio incómodo y agobiante, la hora del almuerzo se dio por terminada con la misma incomodidad, por lo que Taehyung se vio obligado a hablar.
—Sólo queremos que estés bien así que no te enfades, intentaremos confiar en ese tipo —Jungkook asintió y abrazó a Taehyung antes de que se marchara—. Espero que te deje visitarnos el fin de semana —fue casi como una orden—. Nos vemos mañana.
—Hablaré con él —Taehyung asintió, besó a Hoseok y se marchó.
—Es una lástima que tengamos clases separadas —habló Hoseok acomodando el cabello de Jungkook—. Te veo mañana, y tú —señaló a Junhong— no llegues tarde a casa —dirigió una mirada recelosa a Yongguk y se marchó fulminando a Himchan con la mirada cuando éste comenzó a reír por lo bajo.
—¿Qué vas a hacer después de clases? —preguntó Jungkook a Junhong sintiendo sus hombros doler debido a las incómodas muletas.
—No lo sé —dijo dedicándole una mirada fugaz a Yongguk.
—Ese idiota quiere verte —refunfuñó por lo bajo mientras su mejor amigo lo ayudaba a subir las escaleras.
—¿Cómo lo sabes?
—Me lo ha dicho —el castaño lo miró sin creerlo.
—¿Estás bromeando?
—¿Crees que lo hago? Le prometí ayudarle si me dejaba venir, Jin no se enteró de que escapé, él quería que reposara hasta la semana siguiente —sonrió con culpabilidad y se percató de que Yongguk y Himchan no estuviesen escuchando su conversación.
—No sé si deba verlo —jadeó Junhong—. Aún me es difícil perdonarlo.
—No soy la mejor persona adecuada para decirte que no lo hagas —se detuvo algo cansado—. Sólo decídelo en este par de horas, no creo que debas concentrarte mucho en la clase de economía —bromeó siguiendo su camino y dejando a su mejor amigo bastante pensativo.
─●──●──●──●──●─
—¿Qué puedo decirle? —preguntó Junhong algo nervioso mientras salían de la facultad.
—Que lo perdonas y que deje de golpear a las personas porque no te gustan los chicos violentos —se burló Jungkook.
—No estoy jugando, Jungkook.
—No pienses en qué puedes decirle, sólo sube a su auto y… no sé escúchalo —apretó sus labios pensando en Jin, deseaba hablar con él.
—Está bien —gimió en bien llegaron al estacionamiento y vio a Yongguk recostado en su auto mientras Himchan esperaba al lado de otro.
—Sé egoísta y ten sólo en cuenta tus sentimientos —le susurró Jungkook alejándose y subiendo al auto.
Junhong movió su mano para despedirse y no dejó de mirar el auto hasta que éste desapareció en la portería principal del estacionamiento. Se giró y miró a Yongguk sintiendo un grupo de mariposas revolotear en su estómago, haciéndolo sentir enfermo y agobiado.
—Temía porque no aceptaras —dijo con una sonrisa que se extendía por todo su rostro y dejaba ver sus encías, recordándole a Junhong el día que lo había conocido, se veía tan amable y confiable como antes.
—¿Cómo sabes que lo estoy haciendo? Sólo vine a despedir a Jungkook —bromeó intentando calmarse un poco, logrando que la sonrisa de Yongguk desapareciera.
—Oh, supongo que tienes una cita con el chico que está tras de ti —dijo en un tono bajo, haciendo confundir al menor.
—¿De qué hablas?
—Jungkook me dijo que había alguien más, creí que me habías perdonado —suspiró.
—Oye, detente, no sé de qué demonios hablas —Junhong frunció el ceño y se acercó.
—Te has dejado engañar por Jungkook —se burló—. No hay nadie más, realmente vine porque quería verte —la sonrisa de Yongguk volvió a aparecer haciendo que Junhong se detuviera y sonriera sin saber por qué—. Vámonos —el mayor metió al otro dentro de su auto y luego se dispuso a conducir de forma rápida, no quería perder tiempo.
─●──●──●──●──●─
—¿Dónde estamos? —inquirió algo reacio por ingresar al apartamento al cual Yongguk lo estaba invitando a pasar.
—Bienvenido a mi hogar.
—Oh… —Junhong dio pasos lentos hasta que finalmente estuvo dentro de aquel lujoso apartamento—. Te pagan muy bien por golpear personas —dijo de forma inocente mientras miraba por un enorme ventanal lo perfecto y grande que era Seúl.
—No me pagan por eso —bufó y se sentó en el sofá rojo que adornaba su sala.
—¿Ah, sí? —Junhong sonrió al ver el rostro enojado de Yongguk—. Está bien, no continuaré con eso.
—Siéntate —palmeó el sofá. El castaño no tardó mucho en sentarse, acomodándose muy cerca al otro.
—¿Por qué aceptaste ese trabajo?
—Antes sólo debía cuidar a Seokjin, lo hago desde que su padre murió —soltó—. Yo tenía dieciocho años, me habían echado del orfanato, no tenía a nadie y necesitaba sobrevivir.
—¿No había algo más… algo en lo que no le hicieras daño a nadie?
—Realmente no me importa el dolor de los demás, sólo me preocupo por las personas que quiero —explicó—. Además, sólo hemos golpeado a ese chico de Jeju, mi trabajo siempre ha sido tranquilo.
—Eres algo… insensible —soltó Junhong sin dejar de mirar a través del enorme ventanal que se extendía por toda la sala de estar.
—Si lo fuera no te amaría tanto —murmuró con algo de pena. Junhong lo miró con rapidez y sonrió.
—Con eso no vas a convencerme —viró los ojos sin dejar de sonreír.
—¿Estás seguro? —Yongguk empujó a Junhong, se posicionó sobre él y lo besó. El menor lo maldijo por ser tan bueno en lo que hacía, pasó sus manos por el cuello y se dejó llevar por aquel beso tan pasional y esperado.
—Me convenciste un poco, aun así sigo pensando en que eres alguien malo paro mí —dijo con su respiración un poco agitada.
—Si lo fuese no tendría la aprobación de tu madre —volvió a besarlo, metiendo sus manos bajo la camiseta de Junhong, haciéndolo gemir por el tacto.
Yongguk dejó de besar al castaño y mordió su cuello gruñendo al sentir a Junhong restregándose sobre su cuerpo, demostrándole lo mucho que lo necesitaba. Se detuvo ya que no quería hacerlo sobre el sofá, cargó a Junhong con sus fuertes brazos y lo llevó hasta su cuarto, para depositarlo sobre la cama y volver a tener el control sobre el chico que ya se sentía un poco asustado a pesar de que no era su primera vez.
No esperó mucho para deshacerse de su camisa y la de Junhong, el cual tampoco dudó un solo momento y comenzó a pasar sus manos por el musculoso pecho del mayor, que tomó ambas manos del castaño y las puso a ambos lados de su cabeza para luego comenzar a succionar y morder sus tetillas, excitándose con cada gemido que proporcionaba.
—Mi… madre no te ha aprobado —jadeó al sentir la juguetona lengua de Yongguk sobre su vientre.
—Lo hizo hace un par de días, cuando la visité —el pelirrojo sonrió ladinamente, soltando las manos de Junhong para encargarse de su apretado jean.
—¿Cómo sabes dónde est…? —gimió con más fuerza al sentir su cuerpo estremecerse porque Yongguk pasaba su lengua por toda la longitud de su miembro.
—Luego voy a decírtelo, por ahora disfruta —volvió a besarlo mientras le acariciaba la entrepierna, haciéndolo encogerse y gemir más y más con el paso de los minutos.
Yongguk se detuvo y se deshizo de su jean junto con el bóxer para luego abrir las piernas de Junhong y engullir su miembro sin darle un respiro. El menor no recordaba que el sexo fuese tan bueno, aunque atribuyó esto a que era Bang Yongguk el que hacía las cosas más perfectas de lo que normalmente podrían serlo, sintió sus extremidades acalambrarse un poco y gimió en bien se vino en la boca del pelirrojo, que sonrió complacido y bajó de la cama en busca del lubricante y un condón, dándole un espacio a Junhong para respirar.
Cuando encontró el lubricante y se puso el condón, volvió a posicionarse sobre Junhong para besarlo, sin dejar de pasar sus manos por todo su cuerpo, haciendo que el miembro del menor volviera a erguirse, anunciándole que era hora de continuar. Llenó sus dedos de lubricante y comenzó a preparar al castaño mientras éste inhalaba y exhalaba extasiado, quería gritarle que dejara de prepararlo, que lo quería dentro, pero se contuvo mientras mordía sus labios y tapaba su rostro con los brazos.
—Déjame verte —Yongguk despejó la cara de su amante y comenzó a meter su miembro mientras se estiraba para alcanzar sus labios. Las embestidas comenzaron lentas, al igual que sus besos, Junhong subía y bajaba sus manos por la espalda del mayor, que no dejaba de besarlo mientras sostenía su cintura para ir mucho más a fondo.
Con el paso de los minutos todo fue mucho más rápido, Yongguk sintió a Junhong aferrarse a su cuello mientras mordía su barbilla y gemía en su oído provocándole acelerar mucho más. Tomó el miembro del otro al sentirse al borde del orgasmo y lo bombeó por poco tiempo, lo justo para que Junhong se viniese con un gemido ronco y le diera un beso necesitado.
El mayor comenzó a disminuir sus movimientos y se detuvo en bien sintió que su semilla abandonaba su cuerpo, cerró los ojos y exhaló mientras Junhong besaba su cuello con lentitud y cariño. Salió del menor y se recostó a su lado, éste se acomodó sobre su pecho y le sonrió un poco tímido.
—Eres mi perdición —susurró Junhong sin dejar de sonreír por lo feliz que estaba.
—¿No le dirás a tu novio que lo amas? —preguntó Yongguk sonriendo de la misma forma y acariciando los cabellos del menor.
—Te amo, idiota, eso ya debes saberlo —se apoyó en sus codos y besó a Yongguk sintiendo una adictiva energía atravesar su cuerpo.
—Quédate a dormir —propuso el mayor mientras bajaba su mano por la espalda y glúteos de Junhong.
—Hoseok va a matarme, pero lo haré —aceptó mientras atacaba el pecho y bajo vientre de Yongguk con besos mojados, advirtiendo que aquello continuaría el resto del día.