Capítulo 21 —Que comience el juego.
Se sentó de repente, clavando su vista de nuevo en Jimin. Evitó sentirse enternecido al verlo tan entretenido, pintando como si fuese un niño de tan solo cinco años. Buscó las palabras adecuadas para pedirle al moreno que retomara su trabajo con Seokjin, nada vino a su cabeza.
—Necesito hablar contigo —Jimin no quitó su mirada de la hoja llena de dibujos amorfos, que a la vista de Yoongi no tenían sentido.
—¿Así como estás? ¡Ni lo pienses! Primero tápate o te juro que me lanzaré sobre ti y no podrás detenerme —puntualizó.
Yoongi no se detuvo a decir algo más, tomó la sábana con ambas manos y se tapó dejando libre su cabeza.
—Mucho mejor —dijo Jimin llenando la hoja de un azul marino.
—Tu hermano…
—Estuve en Jeju, disfrutando de la playa —señaló su dibujo—, deberías ir conmigo cuando comience el verano.
—Eso no es lo que quiero hablar contigo.
—Recordé a Jungkook cuando estuve allá —frunció el ceño—. Ese mocoso me ha separado de Jin, he estado planeando algo como venganza pero siempre se me viene a la cabeza que llegarás tú enfadado, lo defenderás y no terminaré ganando nada —Yoongi fijó su vista en el dibujo de Jimin y sonrió al verlo dibujando un sol anaranjado sobre lo que creía era la playa.
—Es bueno que pienses antes de actuar.
—No lo es, ¿crees que estuve pensando en cómo podría hacerte venir? Sólo hice lo que mi instinto pidió en bien te escuché gemir mi nombre.
—Creo… que deberías olvidar eso —Yoongi se sintió acalorado, deseando lanzar la sábana lejos de él.
—Por ahora sí, mi pene está creciendo de nuevo y no creo que tú puedas calmarlo —le dirigió una mirada fugaz a Yoongi y luego volvió su vista al dibujo.
—Me pregunto cuántas veces al día piensas en tener sexo —murmuró el pelirrojo algo impactado.
—Te haces preguntas muy tontas —bufó Jimin, dejó la hoja de lado y estiró sus piernas sin dejar de mirar impresionado su obra.
—Olvidaré que has dicho eso, ahora me concentraré en lo que debía hacer —informó—. Regresa a trabajar con tu hermano, él te necesita.
—¿Diste tantos rodeos para eso? —Jimin se carcajeó—. Dime, ¿qué gano con eso?
—No ganarás nada, Jimin. Tu hermano ha vuelto a enfermar, ¿no te preocupa que pueda pasarle algo malo y… y muera?
—Dah, Jungkook puede ayudarle, él hacía lo que me correspondía hacer cuando estábamos en Jeju —respondió sin aparente interés.
—¿Qué quieres?
—¿Ah?
—¿Qué debo hacer para que regreses?
—Tal vez… ¿ser mi pareja? —soltó de repente Jimin, con el rostro serio y mirando al pelirrojo a los ojos.
—Vamos, Jimin —Yoongi soltó una risita nerviosa—. No estamos para bromas.
—Dime, Min Yoongi —Jimin trepó a la cama y se le acercó haciendo que éste sintiera la respiración del menor en su oído derecho—. ¿Crees que estoy bromeando? Sé mi novio.
El mayor se quedó pasmado, sin ganas de cerrar sus ojos, no sentía su cuerpo, sólo escuchaba los latidos del corazón de Jimin, tan cerca de él, tan rápidos, éstos iban al compás de los suyos, haciéndolo preguntarse por qué se sentía tan nervioso.
—No me gustas, Jimin, ni como persona o pareja, estás muy lejos de ser mi tipo ideal —sintió que aquellas palabras le dolieron tanto como le dolerían a Jimin.
—¿Crees que eso me interesa? Sé que puedes enamorarte de mí, es más, ya lo estás haciendo —le susurró en el oído haciendo que los bellos del cuello y brazos se le erizaran.
—¡¿Cómo estás tan seguro de eso?! —se giró y lo empujó, arrepintiéndose luego por su brusco comportamiento.
—¿Dejas que cualquier persona te toque como yo lo he hecho? —expresó con una sonrisa ladina.
—Eso… eso ha sido… —aquella pregunta rebotó en su cabeza. ¿Por qué le había permitido hacer todo eso?
—Además te ha gustado —agregó. Yoongi tragó con fuerza, sin dejar de mirarlo—. Hubieses podido gritar, pedir ayuda, pero no hiciste nada.
—Es difícil no reaccionar ante algo así, no soy insensible, si me tocas me va a gustar.
—Deja ya las excusas y dime, ¿aceptas? Si lo haces regresaré mañana mismo a trabajar con Jin.
—¿Qué ganas al tener como pareja a alguien que no te ama?
—No te preocupes por eso, será interesante ver cómo vas enamorándote de mí, justo como lo estás haciendo —Jimin se acercó y besó su mejilla con lentitud y luego le sonrió.
—Espero que cumplas con tu trabajo —condicionó Yoongi mientras luchaba contra el montón de sensaciones que se agrupaban en su cuerpo. Temió por todo lo que Jimin había dicho, él no planeaba enamorarse y menos de alguien como ese mocoso loco y engreído, sin embargo y aunque no quisiera admitirlo, algo dentro de él le decía que lo estaba haciendo y mucho más rápido de lo que podía esperarse.
Seúl. Mayo 23 de 2014, viernes.
Bajó del auto con mucho esfuerzo. Yongguk no se había preocupado por ayudarle, o tal vez tenía tantas cosas encima que se le había olvidado darle una mano. Desde que había recibido la carta de Iron, ninguno de los guardaespaldas de Jin lo había dejado a solas. Si deseaba ir al baño debía aguantarse el tener a Jongup, Himchan y a Yongguk esperándolo en la entrada, atemorizando con sus miradas a todo el que se le acercara un poco y él ya estaba cansándose de todo eso.
El día anterior, Jungkook había dejado su cuaderno de apuntes y uno de sus compañeros de clase había salido corriendo tras él para entregárselo —aunque no pudo lograrlo— antes de que pudiese tocarle un hombro al moreno, Jongup ya se encontraba sobre él, casi estrangulándolo sobre uno de los casilleros mientras el chico pedía ayuda aterrorizado.
Buscó con la mirada el auto en el que venían normalmente Himchan y Jongup, luego se dirigió a Yongguk para preguntarle por ellos pero el mayor le ignoró para continuar reprendiendo a alguien en la otra línea de su móvil.
—Llegaré tarde a clase —lloriqueó recostándose sobre el auto para no tener que apoyarse en las muletas y esperó a que Yongguk por fin lo mirase.
—Vámonos —dijo el pelirrojo con una voz más ronca de lo habitual y dando unas enormes zancadas.
—No puedo seguir tu paso, recuerda, estoy en muletas —se tragó el decirle idiota porque no quería hacerlo enfurecer más.
—Sólo inténtalo, vas a llegar tarde a tus clases.
—Si voy tarde es por tu culpa, te quedaste gruñéndole al móvil, ¿no podías hacer eso mientras caminábamos? —bufó el moreno, sacudiendo la cabeza para quitar el pelo que se le amontonaba en los ojos.
—No es mi culpa, mocoso, todo esto es debido a Himchan y a Jongup, han enfermado y no han podido levantarse de la cama —gruñó—. Namjoon fue a revisarlos y dice que deberán guardar reposo durante tres días, ¡tres días de mierda!
—No es como si fueras a morir sin ellos —viró los ojos e intentó adelantársele al mayor sin mucho éxito.
—No quiero escucharte más, Jungkook, estás empeorando mi malgenio.
Jungkook abrió la boca para continuar molestándolo pero decidió callarse al ver su rostro, realmente estaba enojado, a Junhong no le gustaría verlo así y a él no le gustaría ver a su mejor amigo preocupado por su novio matón. Continuó caminando en silencio y profirió un sonoro suspiro en bien vio la entrada de su aula de clases.
—Cuídate —le dijo antes de empujar la puerta con una de sus manos y cerrarla con rapidez para que Junhong no alcanzara a ver a su novio y huyera de la clase tras él.
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—Si no llego contigo a casa Tae va a matarme, Jungkook —gimió Junhong. Yongguk lo miraba con la puerta del auto abierta y con una sonrisa que demostraba lo entretenido que estaba.
—Luego les explicaré por qué no puedo visitarlos este fin de semana, te juro que tengo una excusa válida para esto —suplicó Jungkook intentando que Junhong le devolviera una de sus muletas.
—Prometiste ir este fin de semana —insistió alejando más la muleta del otro.
—¡No puedo esperarlos todo el tiempo que apetezcan! —gritó Minwoo desde el auto, estirando su cuello para que Jungkook pudiese mirarlo.
—No tienes nada que hacer en la mansión, no te desesperes —lo reprendió Yongguk sin dejar de mirar a su novio.
—¡Jungkook! —chilló Zelo al tener que rendirse.
—¿Quieres que te llevemos a casa? —preguntó, los ojos de Yongguk brillaron.
—No, me marcharé ahora antes de que pierda lo último que poseo d… —Jungkook se carcajeó haciendo que el otro dejara de hablar.
—Vamos, te dejaré en los asientos de atrás con Yongguk, yo me sentaré adelante mientras lucho por no pegarle con una de las muletas a Minwoo —dijo Jungkook maliciosamente, haciendo que Junhong y Yongguk se rieran.
—No creo que Jin quiera que se desvíen de su camino —negó con las manos—. Además siento que Minwoo me arrojará fuera del auto en bien lo pise —hizo una mueca y le devolvió la muleta a su mejor amigo.
—¿Estás seguro?
—Lo estoy —Junhong abrazó a Jungkook y le dio un beso fugaz a su novio para salir fuera del estacionamiento.
—Sube —dijo Yongguk posando su vista sobre él para luego percatarse de que Junhong seguía su camino con normalidad.
—¿Y si lo subes a malas? —inquirió Jungkook. El pelirrojo sonrió y con la misma rapidez que lo hizo su sonrisa desapareció. El moreno se preocupó al verlo salir corriendo a la misma vez que el sonido de unas llantas frenando en seco sobre el asfalto lograba que el corazón del menor se paralizara y cruzara una mirada asustada con Minwoo—. No, no, no —tomó sus muletas con manos temblorosas para bajar del auto, ignorando el ruido de otro auto que frenaba de igual forma a pocos metros de donde se encontraba.
—Jungkook sube al auto —murmuró Minwoo con voz temblorosa—. ¡Jungkook! —el menor no le hizo caso, bajó del auto y sintió su cuerpo relajarse al ver a Yongguk abrazando a Junhong. Ambos estaban a pocos centímetros delante de una enorme todoterreno negra.
Comenzó a caminar hacia ellos, pero sus pasos fueron detenidos por un par de hombres que lo tomaron de los brazos y lo metieron dentro de un auto que desconocía. Sintió un pinchazo, observó a Yongguk desfundar su arma y disparar hacia las llantas del vehículo sin tener éxito, luego todo se volvió oscuro.
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Sabía que no debía culpar a nadie, ni Minwoo ni Yongguk tenían la culpa de lo que había ocurrido, la situación se les había salido de las manos y el tomar represalias contra sus empleados no cambiaría nada de lo que había ocurrido. Se encontraba desesperado y bastante enojado con todos, no quería hablar con nadie, quería golpearlo todo, pero debía contenerse.
Habían pasado tres horas desde que Jungkook había desaparecido, una hora antes había estado en la casa de Hunchul, tirando todo al suelo mientras las empleadas del servicio le suplicaban que parara, no había nadie allí, ni el mismísimo dueño del hogar.
—Debemos llamar a la policía —dijo Yoongi luego de un profundo silencio.
—No se meterán en nuestros problemas, ellos lo saben muy bien y evitan por cualquier motivo escucharnos —vociferó Jin como si esa fuera la milésima vez que repetía aquellas palabras.
—¡Jungkook está en peligro, ellos lo entenderán!
—No lo harán, estamos hablando de los Jung, la policía fingirá no escucharnos y nos darán la espalda sólo por evitar problemas con esa familia.
—No hay mucha diferencia entre ellos y ustedes, tienen el mismo poder, Seokjin —el mencionado golpeó la mesa y se levantó de su asiento.
—¿Crees que es tan fácil? Si pudiese pedirles ayuda lo hubiese hecho, no me habría detenido a pensarlo un solo minuto.
Yoongi se tensó un poco en su asiento y se contuvo para no ponerse a llorar, tenía los nervios de punta, aunque sabía que no estaba tan mal como Jin.
—Lo sient… —fue interrumpido por el sonido de un teléfono móvil.
Seokjin dejó de mirar a Yoongi y fijó su vista en el aparato frunciendo el ceño al ver que era un número desconocido, tomó la llamada al cabo de unos segundos y su rostro se desfiguró en bien escuchó la voz de su enemigo.
—Hey, Kim —habló Hunchul. La puerta de la oficina fue tocada dos veces, Yoongi se levantó para abrir la puerta, sin dejar de mirar al castaño con preocupación.
—¿Dónde está? —preguntó luego de tragar fuerte ignorando quién entraba al lugar.
—¿No has recibido mi paquete? Así no será divertido —expresó con un tono lleno de burla.
—¿De qué hablas? ¿Cuál paquete? —Yoongi al escuchar aquellas palabras se acercó y puso una caja, que recién habían traído, sobre la mesa.
—Debe ser esto —dijo Yoongi nervioso, rasgando la caja y mirando sin comprender una Tablet de color amarillo que antes se encontraba dentro de la caja.
—Al parecer sí lo has recibido.
—No estoy para juegos, Hunchul —dijo Jin entre dientes, con ganas de batir el aparato contra el suelo.
—Desbloquéala —ordenó Hunchul.
Seokjin hizo lo que el otro le pidió y se quedó petrificado al ver a Jungkook en la pantalla. Se encontraba inconsciente y en posición fetal, sus manos estaban atadas, al igual que sus pies, la boca estaba sellada por una cinta de color negro. Jin observó cómo el pecho de Jungkook subía y bajaba, como si estuviera durmiendo, al fondo sólo se veía una pared que en algún momento había sido blanca y que se veía algo inflada y verde por la humedad del lugar.
—Oh, por Dios —gimió Yoongi, su rostro se tornó casi amarillo. Jin se quedó en blanco hasta que Iron volvió a hablar.
—¿No es divertido? Te dije que esto apenas comenzaba —se carcajeó.
—¿Qué estás buscando? No entiendo cuál es tu jodido problema —Jin trató de que su voz sonara firme a pesar de temer por lo que le pudiese pasar a su novio.
—Tú eres mi jodido problema, tu familia lo es, ¡estuvimos a punto de ir a la quiebra por culpa de tu padre! Siempre fueron una fuerte competencia que nos cerró todos los caminos, ¿crees que eso fue justo?
—Mi padre no lo hizo a propósito, él sólo intentó mantener su fortuna y tener clientes a su favor —se defendió sin quitar su mirada de la pantalla.
—No te llamé para eso, ahora sólo estoy interesado en este divertido juego —hizo énfasis en la última palabra—. No será difícil, te lo prometo.
—Deja a Jungkook fuera de esto.
—Encontrarás la primera pista en el instituto.
—¿Cuál instituto? —la línea se cortó.
Jin se quedó mirando la pantalla del móvil, rogando por volver a recibir de nuevo la llamada. Miró a Yoongi con un gesto que éste no pudo describir e intentó devolver la llamada, ésta sólo se iba al buzón de mensajes.
—¿Q-qué sucedió? —balbuceó Yoongi siguiéndolo por toda la habitación, Jin no dejaba de marcar al número desconocido.
—Me dijo que encontraría una pista en un instituto —dijo al borde de la locura.
—¿Pista? No entiendo —el pelirrojo se rascó la cabeza con desespero.
—Habló de un juego, ¡existen muchos institutos en Seúl! ¿Dime cómo voy a encontrarlo así? —Jin se sentó y agarró su cabeza con ambas manos, conteniendo un grito de desesperanza.
—Vas a tranquilizarte y a pensar en algún instituto en concreto —dijo Yoongi con voz temblorosa mientras entraba Yongguk a la habitación, acompañado por otros empleados de los Kim.
—¿Qué ha sucedido? —preguntó el recién llegado.
—Hunchul ha llamado, le ha dicho a Jin algo como… ¡que esto es un juego suyo! Le dio una pista y envió esto —extendió el aparato. Yongguk apretó los dientes al ver a Jungkook.
—¿Un juego? —repitió pensando en que Hunchul estaba más loco de lo que parecía.
—¡Eso dije! —exclamó Yoongi exasperado.
—No entiendo qué planea lograr con esto. No, realmente no comprendo cuál es su problema —expresó intentando reconocer algo que pudiese darle una pista del lugar donde se encontraba Jungkook.
—Está apoderándose de los problemas que mi padre tuvo alguna vez con el suyo, los está materializando de nuevo a pesar de que estos sólo hayan sido causados por la envidia de su familia —respondió Jin.
—¿Y cuál ha sido la pista? —continuó Yongguk, acercándose a su jefe.
—Un instituto.
—¡Está loco! Hay cientos de institutos, ¿te dijo por lo menos que se encontraba aquí, en Seúl? —aquella pregunta hizo que Jin y Yoongi se miraran y exhalaran bastante estresados.
—No.
—Con esa pista nunca lo encontraremos —Yongguk volvió a centrarse en la Tablet.
—No estás siendo de ayuda —refunfuñó Yoongi—. Vamos, Jin, piensa en lo que te dije antes, un lugar que esté relacionado con ambos, tal vez donde estudiaron.
—Oh sí, ustedes estudiaron en el mismo instituto, ¿no es así? —se unió el mayor de todos.
—¿De verdad creen que podría estar allí? —preguntó despeinando su cabello.
—Nada perdemos con intentarlo —dijo Yongguk haciendo que sus chicos salieran del lugar con Jin y Yoongi tras ellos.
—¿Puedo acompañarlos? —inquirió el pelirrojo menor con un tono de súplica. Jin se quedó mirándolo, sin dejar de caminar y asintió.
—Está bien.
El camino al instituto fue corto, ya que el lugar se encontraba en el mismo barrio donde se ubicaba la mansión Kim. El instituto se encontraba en absoluta oscuridad, exceptuando la cancha de futbol que siempre se mantenía iluminada. Seokjin corrió hasta la reja intentando buscar con la mirada a la persona que se encargara de cuidar el lugar en las noches pero no había nadie. Comenzó a golpear la reja y gritar desesperado hasta que Yoongi fue a calmarlo.
—Si continúas así vas a enloquecer —le dijo, acariciando su espalda.
—¿Cómo quieres que me calme? N-no sabemos qué buscamos con exactitud —balbuceó, tragando fuerte para no ponerse a llorar.
—Debemos tener la mente fresca para pensar con más rapidez —explicó el pelirrojo.
—¡Hey, chicos! —gritó Yongguk mientras los llamaba con las manos—. Hemos encontrado un teléfono —alzó el aparato a la vista de ambos. Jin se lo arrancó de las manos.
El móvil se encontraba bloqueado con una clave numérica, en el fondo de la pantalla había una foto de Jungkook.
—¿Es el teléfono de Jungkook? —preguntó Yongguk. Jin y Yoongi negaron con la cabeza.
—Jungkook no tiene móvil, no sé si tuvo uno antes pero desde que llegó a casa no cuenta con uno—argumentó Jin, pensando en algún código de números que podría desbloquearlo.
—¿Y si pones la fecha del cumpleaños de Hunchul? —inquirió Yoongi recibiendo una mirada que irradiaba odio—. Vale, no, ¿la de Jungkook?
—¿Cómo podría él saber la fech…? —Jin se quedó en silencio al ver el teléfono desbloqueándose y dejando ver el nuevo fondo de pantalla. Eran unas letras negras en un fondo blanco.
Visita el lugar donde Jungkook y yo tuvimos nuestra primera cita.
Los ojos de Seokjin flamearon, batió el teléfono contra el suelo sin importar el grito desesperado de Yoongi.
—¡¿Y si lo necesitamos luego?! —bufó recogiendo el teléfono del suelo—. Debes calmarte, Jin, así no lograremos nada —Yoongi lo empujó bastante enojado.
—¡Se está moviendo! —gritó uno de los chicos que se encontraba dentro del auto vigilando a Jungkook.
Seokjin fue el primero en acercarse y mirar la pantalla. Jungkook abría los ojos con lentitud, adaptándose a la poca luz del lugar, pegó un respingo mientras miraba todo asustado. El corazón de Jin comenzó a latir con fuerza y a doler al ver a su chico en aquella situación. Jungkook se encogió más en su lugar, como si el moverse fuera ya un peligro para él, y comenzó a llorar. Yoongi agradeció que no hubiese sonido para no poder escuchar los sollozos de su amigo, los ojos le ardían y lloraba sin preocuparse porque lo vieran haciéndolo.
—Llama a Himchan, él fue el que los vigiló cuando salieron por primera vez —musitó Jin tomando la Tablet con ambas manos, como si esto lograra que Jungkook se mantuviera a salvo.