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Threesome por Dara17

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Notas del capitulo:

Esta fue una larga semana D:

¡A Leer!

Capítulo 25 —Descanso.

 

 

Seúl. Mayo 30 de 2014, viernes.

 

Estuvo aferrado de la mano de Jimin por más tiempo del necesario. Sentía que sus ojos se habían vuelto mucho más pequeños de lo que realmente eran. Las lágrimas habían cesado y el sonido de las máquinas junto con la respiración dificultosa del menor volvieron a destacarse en el lugar.

 

Alzó su mirada dispuesto a atormentarse con las heridas de su novio. Comenzó con el rostro. La ceja derecha estaba hinchada, junto con parte del labio inferior y un enorme moretón se destacaba alrededor del ojo derecho. Miró los brazos, que reposaban a ambos lados del cuerpo de Jimin. Nunca creyó encontrar tantos moretones juntos. Yoongi se preguntó si realmente no tendría un hueso roto, aunque físicamente no lo aparentaba, aquellos cardenales denotaban que habían sido provocados con mucha fuerza.

 

Inhaló y exhaló un par de veces al sentir que se quedaba sin respiración por pensar en cuánto dolor podría haber sido infringido sobre ese chico. Luego tomó una punta de la sábana que cubría su cuerpo. Decidió continuar torturándose.

 

—Creo que deberías parar, Yoongi —habló Namjoon con voz cansada desde la puerta—. Nos vamos a casa a dormir un poco.

 

—No quiero dormir —respondió, acomodando de nuevo la sábana—. Quiero estar a su lado cuando despierte.

 

—Jimin no despertará ahora, probablemente lo hará en la noche… o tal vez mañana —el rubio se acercó a su hermano. Le acomodó los cabellos y luego le sonrió—. Eres mucho más fuerte de lo que esperaba, pequeño —susurró antes de volver su cansada mirada a Yoongi.

 

—Entonces… —antes de que Yoongi siguiera hablando, Namjoon lo tomó del brazo y lo jaló fuera de la habitación a la vez que éste intentaba resistirse—. Por favor, Namjoon, no quiero dejarlo solo.

 

—Jimin no estará solo. Jin y Jungkook se quedarán junto a él hasta que caiga la tarde y lueg… —Yoongi no le permitió terminar.

 

—¿Me estás diciendo que no podré verlo hasta mañana? ¡Estás loco! —bufó exaltado.

 

—Luego tú lo cuidarás en la noche. Eso era lo que iba a decir justo antes de que comenzaras a alzar tu voz —explicó el mayor con un rostro acusador antes de sacar a Yoongi fuera de la habitación.

 

El pelirrojo apretó sus labios evitando formar un puchero y su rostro se tornó rojo al escuchar una pequeña risita característica de Jungkook. Evitó mirar hacia un lado sabiendo que allí se encontraba su amigo y que tal vez Seokjin estaría mirándolo de la misma forma que lo hacía Namjoon en ese momento.

 

—Lo siento —Yoongi hizo una reverencia sin dejar de ocultar su rostro acongojado.

 

—No te preocupes —Namjoon movió las manos sin darle importancia a lo sucedido y dio media vuelta para encarar a su hermano.

 

—Le avisé a Minwoo que en la tarde debe traer a Yoongi de nuevo y llevarlos de regreso a casa —expuso el rubio restregándose los ojos.

 

—Mi teléfono se ha quedado sin batería. Dile a Yongguk que envíe a Youngjae y Daehyun para que estén fuera de la habitación en la noche —manifestó Seokjin mientras Jungkook hacía un esfuerzo por no dormirse de pie.

 

—El hospital cuenta con muy buena seguridad, así que no te preocupes, nadie vendrá a lastimar a nuestro pequeño de nuevo —con aquello, Namjoon dio la conversación por terminada. Se acercó y abrazó a su hermano, llenándolo de energía e hizo lo mismo con Jungkook.

 

—Adiós —susurró Yoongi sin levantar la cabeza.

 

—Tu novio estará bien, te lo prometo —Jin puso una mano sobre el hombro de Yoongi y le sonrió.

 

El pelirrojo por fin alzó la cabeza y miró estupefacto a Seokjin.

 

—¿C-cómo…?

 

—Jungkook me lo dijo —se encogió de hombros y señaló a su novio. Jungkook deseó estrangular a Jin con sus manos en bien Yoongi lo miró con su cara completamente roja.

 

—Yo… —Jungkook negó con las manos—. Fue Jimin, él me lo contó antes de marcharse. ¡Te pedí que no dijeses nada, Seokjin! —fulminó a su novio con la mirada.

 

—¿Eso es cierto? —Namjoon también apoyó su mano sobre el hombro de Yoongi y se carcajeó—. Vaya, quién iba a creerlo.

 

Yoongi se mantuvo en silencio pero dejó entrever una pequeña sonrisa que hizo que todos se rieran mucho más.

 

—Ya dejen a Yoongi en paz —Jungkook separó con sus muletas al par de hermanos que agobiaban al pelirrojo.

 

—Vale, vale. Los veo luego —avisó de nuevo Namjoon y siguió su camino con un apenado Yoongi que sólo hizo una corta reverencia antes de irse.

 

—Te odio, Kim —Jungkook medio golpeó a su novio con la muleta.

 

—¡Oye! Le has encontrado un buen uso a esas cosas —sacó su lengua, burlándose del gesto enojado del moreno.

 

—Debiste mantenerte en silencio —volvió a pegarle y Jin sonrió con tristeza.

 

—Yoongi es esa persona que Jimin siempre necesitó —se recostó en la pared al lado de la puerta de la habitación.

 

Jungkook lo miró sin saber si aquellas palabras eran reales. Yoongi era alguien muy bueno para Jimin. Intentó decir algo pero su subconsciente lo calló al instante casi asegurándole que aquella bondad sería muy necesaria para alguien tan insensible como Park Jimin. “Podrían complementarse”, pensó.

 

—¿Entramos ahora? —indagó Jungkook bastante preocupado al notar que el mayor se había vuelto más intranquilo.

 

—Creo… que será lo mejor.

 

Seokjin abrió la puerta dejando pasar primero a Jungkook. Evitó mirar a su hermano al entrar y volvió a cerrar la puerta. El menor tomó asiento en un sofá doble que estaba ubicado al lado izquierdo de la cama de Jimin, sintiéndose herido al ver que Seokjin continuaba con la mano sobre el pomo de la puerta.

 

Al igual que su novio, Jungkook en ningún momento miró a Jimin. Tenía miedo de sentirse aliviado por verlo en ese estado. Estaba confundido, no sabía si su resentimiento por Jimin era tan grande como para sentirse feliz porque hubiese pasado por tal circunstancia. Y en ese momento le costaba confirmarlo. Su madre le había enseñado a perdonar sin importar qué y lo había hecho. Había perdonado a Seokjin, pero algo muy dentro de él le impedía hacerlo con el menor de los Kim. Miró a Jimin de reojo, dispuesto a afrontar ese miedo y dejar que sus sentimientos le indicaran cómo se sentía en cuando a verlo así. El rostro dolido de Seokjin lo detuvo. El mayor por fin se había girado y había mirado a su hermano. ¿Cuántos años había pasado cuidando de él para que no sufriera ni un solo rasguño?

 

Cuida de Jimin tanto como lo haces con tu vida. Haz que él sea mucho más importante para ti.

 

—Jimin siempre ha sido importante, mamá —respondió mientras peinaba los lacios cabellos de aquella mujer.

 

—Lo sé. Pero quiero que sea mucho más importante. Él ya no me tendrá en casa. Desde aquí no podré seguir cada uno de sus caprichos —la voz de aquella mujer se volvió más fina—. Jimin necesita que le digan cuánto lo quieren en todo momento. Es inseguro y temeroso. Y cuando se pone violento es cuando grita que se siente solo.

 

—Él va a extrañarte demasiado. Por favor regresa a casa —pidió luego de haber tenido que dejarla encerrada en el centro de recuperación por unos seis largos meses.

 

—Sé que en bien llegue perderé la cordura de nuevo. Aprende a cuidar de Jimin por ti mismo.

 

—Mamá…

 

—Ya hablé con Namjoon. Mi pequeño Jimin estará en sus manos. Él ha tenido bastante al saber que su madre biológica causó tanto daño. No quiero que tenga que lidiar con otra mujer desequilibrada como yo.

 

 Espabiló varias veces saliendo de su ensoñación y se acercó a Jimin.

 

—Debí cuidarte más —murmuró—. Saldremos de esto, no sé cómo, pero intentaré que Hunchul no se vuelva a acercar a nuestra familia.

 

Jungkook respiró con fuerza y se levantó del sofá. No podía continuar viviendo con tanto odio dentro de él. Miró por fin a Jimin y luego a Seokjin, que no paraba de acariciar el rostro de su hermano. Todo dentro del cuerpo de Jungkook se relajó al poder observar al chico que permanecía dormido. No se sentía feliz por verlo así. En ese momento sólo deseaba hacer que despertara, poder hablarle y perdonarle.

 

—Se pondrá bien en menos tiempo del que esperas —animó Jungkook. Luego de más de veinte minutos observando en silencio a Jimin.

 

—Lo hará —exhaló Jin y se separó para tomar la mano del menor, hacerlo sentar de nuevo en el sofá y apresarlo entre sus brazos.

 

—¿Crees que se detendrá? —inquirió el moreno sin ganas de separarse.

 

—En algún momento se cansará, sólo debemos procurar evitarlo hasta que suceda.

 

—Tengo un mal presentimiento —musitó Jungkook. El miedo comenzó a apoderarse de su cuerpo.

 

—Es sólo hambre y sueño, pequeño tonto —intentó bromear sin soltarlo. Llenándose de energía para lograr seguir enfrentando lo que pudiese venir.

 

 

─●──●──●──●──●─

 

 

A pesar de haber dormido un poco no dejaba de bostezar. Llevaba cinco horas en la habitación observando a Jimin, que continuaba sin despertar.

 

—Me voy a volver loco. Es hora de que despiertes, Jimin. Si no abres los ojos esta noche voy a enfadarme contigo —soltó con enojo.

 

Quería que su miedo porque Jimin nunca más volviera a despertar desapareciera, sin embargo éste crecía y crecía sin parar dentro de su pecho.

 

—No quería decir eso —se corrigió—. Sólo quiero que abras los ojos, te recuperes y podamos hacer las cosas bien. Necesito tus besos repentinos y…

 

—Si pudiese moverme de seguro te besaría —habló Jimin con una voz ronca, pero permaneciendo con sus ojos cerrados.

 

—¿J-jimin? —su corazón se agitó—. Debo… avisar…

 

—Acércate y bésame, Yoongi. Tal vez tus besos me quiten este maldito dolor —Jimin por fin abrió los ojos e hizo un esfuerzo por sonreír.

 

Yoongi se quedó absorto. Un conjunto de emociones se formaron dentro de su cuerpo mientras el cerebro le ordenaba que hiciera diferentes acciones a la vez, confundiéndolo al no saber cuál hacer primero. Sin saber cómo, su cuerpo se flexionó y sus labios rozaron los magullados labios de Jimin, intentó no lastimarlo demasiado al volver a separarse y le correspondió la sonrisa.

 

—Creí que no despertarías —le dijo antes de salir corriendo de la habitación en busca del doctor en turno.

 

Para su mala suerte, tuvo que mantenerse fuera de la habitación por unos largos diez minutos. Las enfermeras entraban y salían con parsimonia riéndose y compartiendo divertidas historias que lo hacían enojar. ¿Cómo podían estar feliz en un lugar así? Se preguntó y luego se sintió como un tonto al pensar en ello.

 

—Ya puede entrar, joven Min —dijo al fin una de las enfermeras.

 

Yoongi asintió y entró encontrándose al médico carcajeándose por algo que le había dicho a Jimin mientras éste fingía reírse.

 

—Pasaré a verlo en la mañana —avisó el doctor e hizo una reverencia antes de marcharse.

 

Yoongi miró a Jimin e intentó seguir al doctor pero la voz del otro lo hizo detenerse.

 

—Detente ahí, Min Yoongi —Jimin intentó apuntarle con un dedo—. Cierra esa puerta y ven aquí.

 

El pelirrojo acató aquellas órdenes y se paró a su lado intentando no verse más preocupado de lo que estaba.

 

—¿Has estado bien? —preguntó Jimin preocupado por la demacrada cara de su novio. Su cuerpo dolía demasiado, aun así, aquello no le preocupaba tanto como el estado de Yoongi.

 

—¡¿Yo?! ¿Acaso tú te encuentras bien? ¿Has visto cómo estás? —los ojos del mayor se llenaron de lágrimas.

 

—Avancé mucho sin saberlo —murmuró—. Creo que ya tengo tu corazón —hizo un esfuerzo por tomar la mano de Yoongi pero el movimiento lo obligó a soltar un chillido de dolor.

 

—¿Te sientes bien? —agarró su mano con preocupación y lo miró de arriba a abajo preguntándose cuál de todas era la fuente del dolor.

 

—No te preocupes, soy un hombre fuerte. Deberías sentirte orgulloso de mí —Yoongi viró los ojos y pasó su mano por los cabellos de Jimin.

 

—Y tú deberías dejar de hacerte el fuerte. Hace pocos días te estabas quejando de dolor de cabeza y me hiciste acompañarte toda la tarde hasta que el dolor desapareció.

 

—Ahora sólo tengo un par de costillas rotas y me cuesta mover mi cuerpo pero me rehúso a quejarme mientras estés a mi lado —Yoongi sintió que Jimin le agarraba el corazón con ambas manos y le pasaba la calidez necesaria para su ser.

 

—Estaba dispuesto a consentirte en caso de que comenzaras a quejarte pero veo que no lo harás, así que mejor dormiré un poco y… —se detuvo al ver la mirada seria de Jimin.

 

—Me gustan tus bromas, ven, recuéstate a mi lado y mímame antes de que me arrepienta —pidió Jimin y Yoongi se negó.

 

—Voy a lastimarte.

 

—No vas a hacerlo. Ya te dije que estoy bien —bufó Jimin.

 

—Estás tan bien que no te has movido ni un solo centímetro desde que despertaste —en su voz no dejó de notarse la preocupación—. ¿Te duele mucho? ¿Cómo está tu cabeza?

 

Jimin gruñó y deseó hacer una pataleta pero mejor se contuvo.

 

—Me moví lo suficiente cuando el doctor me revisó. Él dijo que estaba bien, ya deja de preocuparte.

 

—Oh… debo llamar a tus hermanos —recordó, rebuscando el móvil dentro de sus pantalones.

 

—¡Agh! Sólo acerca el sofá y siéntate a mi lado. Hablaré con ellos mañana o luego… ¡No sé cuánto tiempo llevo aquí! Lo único que quiero es estar contigo —Jimin se movió a pesar del dolor y le arrebató el móvil al otro.

 

Por un momento, a causa del dolor, todo se puso oscuro y se le olvidó cómo respirar. Yoongi lo miró alarmado y preparado para ir en busca de ayuda.

 

—¿E-estás bien? ¿Q-quieres que llame al doctor?

 

—Haz… lo que te pedí —respondió el moreno, soportando el malestar.

 

—Lo haré, no te muevas más o vas a lastimarte.

 

Yoongi empujó el sofá que se hacía más pesado con cada esfuerzo que hacía. Al final, éste terminó cediendo y pegado a la camilla donde Jimin intentaba retomar su respiración, la cual se hacía más dolorosa por culpa de las costillas rotas. El pelirrojo al ver que había logrado mover el mueble, saltó sobre éste y se sentó con las piernas cruzadas.

 

—Ya estoy cerca, ¿de verdad no quieres que llame al doctor? Él puede darte algún medicamento para el dolor —Jimin negó con la cabeza y con despacio buscó la mano de Yoongi.

 

—Se va a pasar pronto, te dije que soy fuerte —intentó sonreírle pero sólo logró hacer una extraña mueca. Había estado aguantando mucho.

 

—Respira despacio —Yoongi limpió el sudor que se formaba en la frente de Jimin.

 

—¿Me esperaste?

 

—¿Ah? —el mayor se quedó mirándolo sin comprender.

 

—Cuando dije que pasaría por ti —explicó.

 

—Oh… lo hice, incluso me enfadé —dijo Yoongi con pena—. Creí que me habías dejado plantado.

 

—Tonto. Íbamos a tener nuestra primer cita no arreglada —Yoongi exhaló al ver a su novio más calmado.

 

—Debió ser así —respondió con tristeza—. Cuando mejore tu condición saldremos —agregó con una sonrisa brillante.

 

—¿Lo prometes?

 

—Claro que sí. Ahora debes descansar. Son las tres de la mañana —advirtió acariciando la mano de Jimin.

 

—Si lo hago voy a despertar al lado de Namjoon o tal vez Jin —los ojos de Jimin se abrieron como platos—. ¿Qué tal si abro los ojos y me encuentro con Jungkook delante de mí? Sería escalofriante. Imagínalo con un cuchillo en la mano dispuesto a acabar conmigo.

 

—Jungkook estuvo cuidándote todo el día junto a Jin. En ningún momento intentó asesinarte —Yoongi se burló al imaginar lo que decía su novio.

 

—Debe estar esperando el momento indicado. Antes de ir por ti jugué con él un poquitín. Creo que se enfadó cuando empujé sus muletas lejos —se rió un poco. Luego se quejó.

 

Yoongi lo miró con un rostro neutro.

 

—Tu mensaje decía que… —fue interrumpido.

 

—Olvídalo.

 

—Cierra los ojos, es hora de dormir —ordenó.

 

—No —Jimin deseó acompañar esta palabra con unos brazos cruzados y un ceño fruncido pero no estaba para hacer cualquiera de aquellas expresiones.

 

El pelirrojo se levantó un poco y le dio un beso fugaz para regresar a su posición.

 

—¿Y ahora? —preguntó Yoongi con una mirada amorosa.

 

—¿Está bien que beses a un enfermo? —bromeó.

 

—No lo sé —Yoongi se encogió de hombros—. Duerme, Jiminnie.

 

El menor sonrió al escucharle y asintió levemente antes de cerrar sus ojos. Yoongi apoyó su cabeza en la camilla, sin soltar la mano de su novio. Tenía miedo que aquello fuera un sueño. Que despertara y se encontrara con algo realmente malo. Luchó contra sus ganas de dormir pero al final perdió la batalla. Su cuerpo se fundió en un agradable sueño en el cual Jimin pasaba a recogerlo a la universidad sano y salvo para después tener una linda cita.

 

Al sentir que la mano de Yoongi iba perdiendo fuerza abrió los ojos. Le hubiese gustado agarrarlo con la misma fuerza, pero su cuerpo estaba agarrotado y cada movimiento le proporcionaba un enorme dolor en cada zona de su cuerpo —incluyendo lugares que nunca creyó que podrían dolerle—. Recordó el miedo que sintió al creer que había muerto y se preguntó si su madre estaría al tanto de lo ocurrido. No quería preocuparla ni hacer que por su culpa cayera en una crisis nerviosa. A su cabeza llegó la necesidad de hablar con sus hermanos y pedirles que no le dijeran nada. Aunque su parte egoísta quería que lo hicieran para poder tenerla allí y sentir sus abrazos sanadores. Aquellos abrazos que eran tan cálidos y agradables como lo era la presencia de Yoongi.

 

Decidió forzarse a dormir al desear ver a sus hermanos. También necesitaba de ellos y agradecerles por todas las veces que habían seguido sus caprichos. Incluso deseó un abrazo de ambos y gritarles lo mucho que los quería. Al momento, se durmió pensando en que les sonreiría ampliamente en bien los volviera a ver, luego fingiría abrazarlos de manera incómoda y les diría que eran unos idiotas para camuflar un “te quiero” dentro de aquellas palabras.

Notas finales:

Esta semana tuvo de todo. Me enfermé, me curé. Estuve ensayando una coreo de un concurso que hizo mi ciudad. ¿Alguna vez han visto un grupo de Karate haciendo Karate con música? LOOOOOOOOOOOOOL jajajajajjaa ¡Eso hicimos! Ojalá ganemos :'( 

Bueno, supongo que todos han estado muy ocupados. Cada vez son menos las personas que se aparecen por aquí :o Espero que sea porque están ocupados y no porque se han aburrido del fic, aunque bueno, ya casi terminamos así que... -intenta no llorar-. Les agradezco mucho a todos los que leen T___T me hacen muy feliz. 

Espero que el capi les haya gustado. ¡Nos leemos la próxima semana! <3 

¡Los adoro!


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