Capítulo 27 —Querer
Seúl. Julio 06 de 2014, domingo.
Les había costado obligar a Taehyung y Hoseok darse una ducha antes de recostarlos en la cama. Jungkook se sintió mal al haberlos encerrado bajo llave en la habitación, el problema era que no quería que escaparan, así que al final aquella era la mejor opción.
—Deberíamos dejar a los otros chicos fuera, si continuamos así terminaremos… ¿mañana? —soltó Jimin mientras se resistía para que Yoongi no lo volviese a llevar al jardín.
—No va a ser difícil, cuando menos lo esperes vamos a estar descansando —respondió su novio logrando que Jimin terminara cediendo.
—¿Desean elegir la próxima presa? —preguntó Jungkook fijándose en que su novio se encontraba sentado en una silla tomando cerveza y burlándose de los otros chicos.
—Yongguk —propuso Jimin. Los tres chicos sobrios fijaron su mirada en el mayor.
Junhong se encontraba sentado en las piernas de Yongguk contándole al parecer ciertas graciosas historias que lo hacían carcajearse de manera exagerada. Ambos parecían en otro mundo y no les importaba el ruido que causaban los demás.
—¿Llevaremos a tu amigo a la misma habitación de Yongguk? —inquirió Jimin. Jungkook no dudó en asentir.
—Pero déjamelo a mí, ustedes pueden encargarse de los otros chicos —mandó, luego se acercó a ellos de manera tranquila, y mostrando una enorme sonrisa plasmada en sus labios.
—Hey, Junhong —su amigo le miró y sonrió.
—¿Quieres que te cuente una historia? —preguntó el mencionado.
—Oh, no lo creo. ¿Quieres conocer el cuarto de Yongguk? —aquellas palabras lograron que los ojos de Junhong brillaran y se parara con prisa mientras asentía frenéticamente con la cabeza.
—No, no. Está hecho un caos, prefiero que vayamos a mi apartamento —Yongguk hizo el intento de levantarse pero el alcohol lo obligó a quedar sentado de nuevo.
—Ven, Junhong, te va a encantar —Jungkook tomó el brazo de su mejor amigo y le dio tiempo a Yongguk para que se levantara tambaleante de la silla y los siguiera.
Sólo necesitaba que lo siguieran hasta allí, encerrarlos y continuar con su actual trabajo. Dio una última mirada a su novio antes de volver a entrar e ignoró el alboroto que se estaba formando de nuevo. Logró encerrar a su mejor amigo en el cuarto de Yongguk sin ningún problema, y respiró con tranquilidad al ver que Jongup y Himchan habían encontrado el camino a sus habitaciones sin ser obligados a hacerlo.
—Se ha hecho tarde, ¿eh? —comentó Jungkook preguntándose si debía encerrarlos en una habitación juntos o dejar a cada uno en su propia habitación.
—Sí, además no queremos pescar un resfriado de nuevo —explicó Himchan abriendo la puerta de su habitación y entrando con Jongup tras él.
El menor frunció el entrecejo sin entender por qué podrían pescar un resfriado. Ambos estaban perfectamente abrigados a pesar de que ya estaban en verano.
—Feliz noche —Jongup volvió a salir para despedirse y luego cerrar la puerta.
Jungkook se quedó estático, después se encogió de hombros y cerró la puerta con llave evitando que la pareja se arrepintiera y regresara al jardín.
—No estaban tan ebrios como suponía —musitó para luego guardar el manojo de llaves en uno de los bolsillos traseros de su jean mientras regresaba al jardín donde suponía encontraría sólo a Namjoon y a su querido Jin.
Las fuertes carcajadas de Seokjin le advirtieron que debía ir más rápido y así lo hizo. Cuando llegó de nuevo al jardín encontró a su novio en el mismo lugar convulsionando de la risa y señalando hacia donde se encontraban Namjoon, que a simple vista huía de Daehyun y Youngjae.
Por un momento se preguntó dónde se encontraban Yoongi y Jimin, pero la respuesta llegó sola. Yoongi intentaba salir de la piscina por el extremo más apartado de Daehyun y Youngjae. La pareja alcanzó a verlo y corrió para volver a empujarlo dentro olvidando que segundos antes su presa era Namjoon, que a pesar de tanto haber escapado terminó tropezando y cayendo directo a la piscina. Una estruendosa carcajada de Jin se volvió a escuchar logrando que Jungkook se riera mientras se acercaba a vigilar que el rubio no se ahogara ahí dentro.
—¡Llévatelos! Nosotros nos encargaremos de Namjoon —gritó Yoongi desde la piscina mientras Jimin golpeaba el agua molesto.
Jungkook cruzó miradas con Youngjae y Daehyun, y percibió lo que estaban a punto de hacerle. Salió corriendo y volvió al pasillo donde se encontraban las habitaciones de los chicos que no dudaron en seguirlo. Inmediatamente, se introdujo dentro de la habitación de Daehyun y se escondió tras la puerta. Había maquinado un tonto plan en esos cuantos minutos de fuga: esperaría a que la pareja entrara y saldría de la habitación para luego encerrarlos allí. Su plan no fue tan malo. La pareja entró corriendo al cuarto y siguió hasta donde se encontraba el baño creyendo que Jungkook se hallaba allí. El menor aprovechó esa oportunidad para permitirse salir y cerrar la puerta con llave y de nuevo ir hasta el jardín, donde sólo se encontraba Seokjin mirando las ahora tranquilas aguas de la piscina y bebiendo el último sorbo de cerveza.
—¿Te has divertido? —le preguntó al castaño con cariño.
El mayor asintió y le sonrió antes de hacer el intento de pararse de la silla y tambalearse haciendo que casi cayeran al suelo.
—Con cuidado —jadeó Jungkook mientras se esforzaba por no caer junto a su ebrio novio.
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—¿Estás seguro de que quieres que duerma hoy contigo? —preguntó Yoongi sentado en el borde de la cama.
Jimin sólo asintió terminando de lavar sus dientes. Ambos ya se habían duchado luego de haber ayudado a Namjoon a ducharse y entrar en la cama —que ciertamente había resultado más fácil de lo que esperaban—.
—Espero que Namjoon no escape, no le pusimos llave a la puerta —se lamentó el pelirrojo mientras jugaba con las manos. No era la primera vez que dormía en la habitación de Jimin, aun así, ese día se sentía muy nervioso.
—No lo creo, debe estar cansado, no despertará en una semana —exageró Jimin quitándose la camiseta que minutos antes se había puesto como pijama—. Hace calor, ¿no crees? —Yoongi rogó porque sus mejillas no se sonrojaran dejando que él se viera como una colegiala enamorada.
—E-es obvio, estamos en verano —respondió sin mirarlo. Sabía que si lo hacía su miembro crecería de inmediato, y el pegado pantalón de su pijama lo revelaría sin falta.
—Entonces tú deberías deshacerte de la tuya también.
Yoongi pegó un saltito al sentir las frías manos de Jimin quitándole la camisa. Todo dentro de él entró en un estado de alarma haciéndole auto reprenderse. «¿Qué te sucede, Yoongi? Tú no eres así, estás actuando como tonto», aquello hizo que por fin se girara y mirara a su novio. Los moretones en su caja torácica casi habían desaparecido por completo dejándolo ver los perfectos músculos del otro a pesar de que llevase un largo mes sin ejercitarse como acostumbraba a hacerlo.
Después de una corta mirada al abdomen y pecho de Jimin, se encontró con sus ojos y una sonrisa ladina dibujada en su rostro. Sin tener tiempo de reaccionar sintió el cuerpo de Jimin balancearse sobre el suyo y atraparlo en un lujurioso beso que le erizó la piel y provocó que su miembro palpitara. Sin saber cómo y sin preocuparse por el esfuerzo del menor se dejó cargar y depositar en medio de la cama antes de soltar un gemido causado por la traviesa lengua de Jimin en sus tetillas. No habían razones para detenerse, al contrario, su cuerpo le pedía más, por lo que Yoongi terminó metiendo sus manos entre el pantalón de Jimin y agarrando aquel trasero que tanto le había llamado la atención, no supo cómo describirlo, sólo una palabra permanecía en su cabeza: perfección. Sus manos siguieron su camino pasando adelante, donde el miembro casi despierto de Jimin lo obligó a darle un poco de atención. Al sentir las manos de Yoongi, Jimin se tensó y gruñó dejándose gobernar.
El menor terminó recostado sobre la cama mientras el pelirrojo continuaba acariciándolo y dejando chupones en el pecho de su novio. Escuchó el primer gemido de Jimin cuando llegó hasta sus clavículas y ascendió hasta el lóbulo de su oreja, en aquel momento estuvo seguro de que nunca se cansaría de aquel sonido y que haría lo posible por repetirlo, y así lo hizo. Abandonó la parte superior del cuerpo de Jimin y sin esperar le quitó los pantalones agradeciendo que el menor no tuviera bóxer puestos. Miró y casi alabó el miembro de Jimin antes de engullirlo por completo en su boca, de nuevo aquel gemido, la música para sus oídos, le permitió excitarse mucho más.
Min Yoongi no era del todo un experto en sexo oral como lo era su novio, pero en aquel momento trabajaba por escuchar aquellos gemidos que sólo Jimin podía soltar. Su trabajo se vio completado cuando la espalda de Jimin se arqueó y sintió la caliente semilla de su novio en la boca. No supo en qué momento la tragó debido a que ya se encontraba bajo el cuerpo del otro siendo besado con pasión, tal y como a él le gustaba. Su miembro creció lo necesario y el menor lo notó al instante.
—¿Quieres que te ayude con ese problema? —inquirió Jimin con una voz ronca y mirándolo directamente a los ojos.
Yoongi asintió, el otro sonrió haciéndole saber que lo pondría a sufrir un poco.
—¿Debo temerle a esa sonrisa?
—Tal vez…
Sus pantalones desaparecieron como por arte de magia y de su garganta salió un suave gemido al sentir los dientes de Jimin mordiendo su miembro con suavidad aún sin quitarle el bóxer.
—Deberías… —jadeó Yoongi mordiendo su labio inferior por sentir la lengua de Jimin mojar su ropa interior.
—Sé qué debería hacer —Jimin sonrió con malicia contagiando al mayor.
El bóxer de Yoongi voló lejos y una descargar eléctrica invadió el cuerpo del pelirrojo cuando Jimin comenzó a restregarse sobre su cuerpo. Aquello sí que le estaba gustando. Dirigió una de sus manos hasta la entrepierna para acariciarse un poco pero el menor se lo impidió.
—Perdóname, pero este es mi trabajo —le dijo tomándole una de las piernas y apoyándola sobre su hombro—. ¿Estoy tardando, eh? —el pelirrojo no respondió—. Vale, no alargaré más esto.
Min Yoongi creyó que con sólo las palabras de Jimin podría venirse. No sabía cuándo había comenzado a adorar cada frase que salía de la boca de aquel chico. Y en ese momento podía asegurar que aquellas palabras lo harían casi llegar al clímax.
—Eh, Jimin… —al hablar, su voz salió más ronca de lo que esperaba—. Puede sonar extraño pero…
—Yo también te quiero, Yoongi —con aquello, el menor introdujo su miembro sin detenerse a pesar de sentir el dolor que causaban las uñas de su novio clavándosele en la espalda.
El pelirrojo no le pidió detenerse, al contrario, aquel dolor terminó ocasionándole más placer. Sus ojos se llenaron de lágrimas, lágrimas producidas al saber que podía querer al menor tanto o más de lo que él ya lo hacía. Jimin le besó las mejillas acaparando las lágrimas que escapaban lentamente de sus ojos a la vez que comenzaba unos lentos pero profundos movimientos de cadera por unos cuantos minutos. Sin ningún problema sus miradas vidriosas se encontraron, y sonrieron extasiados hasta que Jimin llegó a su punto culminante, contagiando a Yoongi que sólo necesitó de su musical gemido para llegar al clímax. Una carcajada casi inaudible salió de la garganta de Jimin justo cuando se recostó al lado de su novio.
—¿Debería continuar hasta quedar hecho trizas? —preguntó el moreno pasando un dedo por las cejas de Yoongi.
—Estoy seguro de que no deseo volver a verte hecho trizas —musitó y besó la mano de Jimin—. Prefiero verte así, sano y completo.
—¿Y si vuelve a sucederme algo? —aquella pregunta hizo que Jimin recibiera una enojada mirada de su novio.
—Nunca te atrevas a bromear de esa forma de nuevo —demandó Yoongi intentando no sentirse temeroso.
—No bromeo, Yoongi, debemos tener los pies puestos en la tierra. En cualquier momento se vendrá algo peor, tenemos que estar alerta y afrontar todo lo que se nos venga encima.
El mayor miró a su novio incrédulo, era difícil ver a Jimin diciendo algo de manera tan seria. Lo estaba asustando. Yoongi terminó pensando en que se encontraba dentro de una historia en la cual sin saber por qué, el otro personaje estaba dando un adiós eterno. Él no podía perder a Jimin, y tampoco podía verlo lastimado de nuevo. Inhaló todo el aire que pudo y lo soltó evitando ponerse a llorar delante de él.
—No voy a permitir que algo malo te suceda —precisó—. Sin saberlo siempre he cuidado de ti y esta no es la excepción —aquellas palabras le avisaron a Jimin que la conversación había terminado.
—Me alegra saber que tengo a alguien que quiera protegerme. Supongo que ya no necesitaré de los cuidados de Namjoon y Jin —el pelirrojo intentó buscar un gesto de burla en el rostro de su novio pero no lo halló—. Yo también voy a cuidar de ti —Jimin se acercó a Yoongi para besarlo y dejar leves caricias en su cuerpo desnudo.
—Sólo mantente al margen de los problemas.
—Agh —Jimin fingió sentir dolor en su costado con el fin de cambiar el tema de la conversación.
—¿Te sientes bien? —Yoongi se sentó en la cama y tocó aquel lugar donde recién habían sanado las costillas de Jimin—. No debimos hacerlo —soltó con una sonrisita maliciosa.
—Tienes razón —el menor le sonrió de la misma forma y lo atrajo hacia él para volver a besarlo con necesidad. El cansancio de aquel largo pero divertido día se había esfumado.
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Jungkook no sabía cómo manejar sus pensamientos. Moría de ternura por unos instantes y en otros no podía controlar lo que generaba ver a Jin ahí, desnudo.
—El agua se ha enfriado —avisó Seokjin con una sonrisa enorme que advertía su aún presente borrachera.
El menor salió de sus lamentos internos al caer en cuenta de lo que su novio había dicho y salió de la bañera en busca de un par de toallas.
—Continúa dándome esa vista —escuchó decir a Jin. Sus mejillas se tornaron rojas al instante. Tomó una de las toallas y envolvió su cuerpo antes de que terminara con Jin acorralándolo junto a la encimera del baño.
—No entiendo por qué no te has quedado dormido luego de haber bebido tanto —expresó con asombro mientras ayudaba al mayor a salir de la bañera, relamiéndose los labios por enésima vez. «Si tan sólo no estuvieses ebrio…», pensó y luego se burló de sí mismo al tener tales pensamientos.
—Es porque debo cuidar de ti —respondió el otro quitándole la toalla de las manos y secándose el cabello mientras bajaba las escaleras de la habitación desnudo. Jungkook maldijo por dentro sin dejar de seguirlo, pasó su mirada desde los hombros hasta las pantorrillas del sensual mayor y sintió su cuerpo estremecerse.
—Creí que yo estaba cuidando de ti —mordió su labio inferior y negó con la cabeza antes de comenzar a vestirse y lanzarle a Jin el pantalón que usaba como pijama.
Jungkook secó su cabello y volvió a mirar a su pareja decepcionándose al verlo con su pantalón puesto, sin camisa como acostumbraba a dormir y el cabello despeinado viéndose mucho más provocativo. Tragó con fuerza y decidió que no debía aguantarse más. Dio un par de zancadas para acercársele. Seokjin hizo lo mismo pero sus pies se enredaron en la toalla que recién había dejado en el suelo y cayó de bruces sin alcanzar a ser ayudado por su novio.
—Agh… —gruñó sin levantarse del suelo. Sus reflejos aún eran malos como para hacerlo con normalidad.
—¡¿Estás bien?! —el menor se arrodilló a su lado e intentó levantarlo pero el castaño no lo permitió.
—Sólo déjame un momento, si me muevo ahora creo que vomitaré —murmuró manteniendo la cara contra el suelo. Sin darse cuenta, Jungkook hizo un puchero al pensar en el malestar de su pareja.
—¿Quieres que te ayude ahora? —preguntó en menos de un minuto.
—Creo que me he partido los labios en dos —maldijo Seokjin y luego se carcajeó.
—Oh, por Dios —musitó Jungkook al ayudarlo y comprobar lo que decía. La boca de Jin estaba llena de sangre igual que el suelo y su rostro dejaba ver una mueca un tanto graciosa por culpa de dolor—. Déjame te siento —avisó el otro ayudándolo a sentarse en un borde de la cama y luego corrió al baño en busca del botiquín de primeros auxilios.
—¿El dolor puede hacer que se esfume tu borrachera? —preguntó Jin con una sonrisa cuando su novio volvió.
—No lo sé —Jungkook hizo una mueca al ver los dientes llenos de sangre de su pareja.
—¿Debería ir a preguntarle a Namjoon? —Seokjin se levantó de la cama y el moreno volvió a sentarlo mientras gemía estresado.
—Quédate quieto, voy a limpiarte —mandó y comenzó a hacerlo buscando el origen de toda la sangre—. ¿Te duele? —preguntó con un puchero que hizo que su novio sonriera mientras negaba.
—Auch, ahora sí —dijo cuando Jungkook encontró el lugar que Seokjin se había lastimado y presionó con un tanto más de fuerza.
—No podrás besarme por un buen tiempo —bufó al ver la notable herida presente en el labio inferior de su novio.
—¿Estás loco? Mira que puedo besarte ahora mismo —Jin se lanzó sobre el menor y se separó por sí mismo en bien intentó besarlo—. Agh, duele.
—Te lo dije —Jungkook no pudo aguantarse y soltó una melodiosa carcajada que hizo que el mayor también se uniera un poco y luego se quejara del dolor de nuevo—. Ven, te echaré un poco de crema y nos iremos a dormir.
—Entendido —Jin hizo una mueca y dejó que el otro chico hiciera su trabajo.
—Ya está —avisó reparando que ningún espacio del rostro de Jin aún tuviese sangre y que la herida estuviese repleta de crema—. Sigues igual de guapo —dijo y le besó la frente antes de ayudarlo a recostarse en la cama.
—¿Te has divertido? —inquirió el castaño luego de que Jungkook ya estuviese recostado a su lado.
—Por supuesto que no, me asusté bastante cuando te vi caer —bufó moviendo a un lado los cabellos que tapaban los ojos del mayor.
—Deja de hacerlo, todo lo que me sucede ahora lo merezco —dijo, subiendo el volumen de su voz.
—No es así, no mereces nada malo.
—Te causé mucho daño —Jungkook frunció el ceño y entró en pánico al ver el montón de lágrimas inesperadas que comenzaron a escapar de los ojos del mayor—, y aunque lo piense mucho nunca sabré cómo repararlo.
—Ya deja de llorar —el menor limpió unas cuantas lágrimas y le sonrió—. Ya te había perdonado, ¿lo has olvidado? Y no me hagas repetirlo, no mereces nada malo. Ahora todo está en el pasado.
—¿Estás seguro? —inquirió haciendo un puchero que aceleró el corazón de Jungkook.
—Lo estoy, y te amo a pesar de todo, Kim Seok Jin —deseó darle un largo beso en los labios pero se conformó con darle uno en la mejilla.
Una tierna sonrisa se formó en los labios de Jin y unas cuantas más lágrimas se vieron correr fuera de sus ojos.
—Gracias —susurró el castaño y apretó a su novio entre sus brazos.
El sueño no tardó mucho en alcanzarlos.