Capítulo 4— Perdiendo la cuenta de los problemas.
Isla Jeju. Diciembre 11 de 2013, miércoles.
Se sentó en su nuevo escritorio, agradecía no haberse encontrado con Jin y mucho menos con Jimin en la entrada. No sabía qué debía hacer y no deseaba ir a preguntar, tenía planeado ser un estorbo, tal vez así lograría que lo despidieran o posiblemente haría enojar al par de hermanos.
Observó su amplia oficina, ¿para qué necesitaba él algo tan grande? Se recostó intentando no pensar mucho, tenía miedo, sus piernas temblaban a pesar de no tener a sus jefes en frente de él.
Sintió un escalofrío recorrer su cuerpo cuando la puerta se abrió y cerró sin que nadie hubiese llamado antes de entrar. Levantó su cabeza con lentitud y se encontró con la fría mirada de Jin observándolo, se levantó de su asiento, no por respeto sino por temor y se aferró al borde del escritorio para que su jefe no notara sus temblorosas manos.
—Sientate —dijo Jin haciendo lo mismo, Jungkook obedeció—. No harás gran cosa, sólo debes mantenerte aquí. Si te pedimos algo debes hacerlo sin peros, ya no tienes opción de negarte a nada o ya sabes lo que puede pasar con tus amigos —Jungkook permanecía mirando al suelo y asintiendo—. No te preocupes mucho, nos aburrimos rápido y en poco tiempo perderemos el interés en ti.
Jungkook se sintió ofendido, era como si de repente comenzara a ser el juguete de un par de niños mimados que en cuanto viesen algo nuevo lo desecharían. Sólo debían dejarlo en paz, no molestarlo más, pero no sería tan fácil. No le gustaba ser el muñeco de ambos, quería que se cansaran rápido, que encontrarán algo nuevo y lo dejasen marchar completo, no cuando estuviera a punto de romperse.
—¿Tienes algo que decir? —espetó Jin sin dejar de mirarlo.
—No… señor —tal vez podría manejar mejor las cosas si se comportaba de una buena forma, pensó.
Jin se levantó y lo miró por encima de su hombro y sin decir nada más abandonó la oficina.
Jungkook meditó mejor las cosas, si hacía todo bien estarían satisfechos con él y no lo dejarían. Tal vez debía descontrolar todo, ignorarlos, evitarlos y huir lejos de ellos, sonrió, eso debía hacer hasta que una llamada le hizo cambiar de parecer.
—¡Jungkookie! —Taehyung se oía bastante animado.
—¿Regresaste? —fue lo primero que Jungkook acató en decir.
—Claro que no —se carcajeó—, bromeo, he regresado. Te he echado de menos.
—Me has asustado, creí que las cosas no salidrían bien.
—Realmente todo volvió a la normalidad hace dos días, discúlpame por no haber llamado.
—No hay problema ¿y Hoseok? —comenzó a jugar con el conjuto de lapiceros que había sobre su escritorio.
—Está en su casa, le dije que no se fuera pero me dejó solo —se quejó. Jungkook se lo imaginó haciendo un puchero o algo similar.
—Eres un pasado, estuviste mucho tiempo con él ¿qué más quieres? —le reprendió.
—Lo sé, lo sé, no llamo para hablar sobre mi perfecta relación —casi gritó—. Te estaremos esperando en el bar de siempre.
—Está bien, mamá —bromeó.
—Vale —canturreó—, nos vemos.
Jungkook se quedó mirando su teléfono móvil, no podría revelarse ante sus jefes, no mientras conservara a su amigos y no tenía planeado dejarlos. Miró la hora y gruñó, ¿qué haría el resto del día?
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Llegaba tarde por haber ido a cambiar su ropa a casa, Hoseok señalaba con su mano el reloj mientras que Taehyung y Junhong no paraban de hablar y reirse lo más fuerte que podían.
De repente, Jungkook se sintió seguro y aliviado. Se sentó en medio de Hoseok y Taehyung y los abrazó como nunca para luego ir a sentarse al lado de Zelo y hacer lo mismo, todos le miraron sin entender y luego continuaron bebiendo y haciendo ruido.
La noche que al parecer sería larga, terminó siendo más corta de lo esperado. Hoseok era el único que se encontraba bien, mientras que Jungkook cantaba con Taehyung y Junhong aplaudía emocionado.
Se preguntaba cómo los llevaría a casa y si no tendría que luchar mucho contra ellos para que cedieran y regresaran. Hoseok los juntó a todos como si fuesen unos borregos a punto de ser transportados a otro sitio y fue sacándolos del lugar percatándose de que ninguno se perdiera.
Cuando estaban fuera del lugar un joven se acercó, su sonrisa era bastante amable, transmitiéndole confianza.
—Me llamo Kim Seok Jin —estiró su mano esperando la de Hoseok, mientras que sus amigos y novio habían corrido a tomarse fotos junto a una estatua.
—Jung Ho Seok —no perdió tiempo y estrechó su mano. Le había visto por televisón, sabía la enorme empresa de la cual era dueño y había escuchado a Jungkook hablar a cerca de que ahora trabajaba allí.
—Pasaba por aquí de casualidad y vi que… —Hoseok no le dejó continuar.
—Jungkook no suele comportarse así, sé que sería una mala imagen para su empresa si se dan cuenta de que sus trabajadores andan ebrios y formando escándalos, pero le prometo que no sucederá de nuevo —respondió preocupado por su amigo.
—Estás equivocado, sólo quiero ayudarte, veo que estás algo… ocupado, puedo decirle a uno de mis hombres que se encargue de uno de tus amigos y yo acompañaré a Jungkook —propuso. Hoseok sintió algo de desconfianza y miró a sus amigos para luego volver su vista hacia Jin.
—No quiero causarte problemas.
—No lo haces —sonrió de esa manera tan amable que convenció a Hoseok—. Yongguk, ¿podrías ayudarle? —el mencionado asintió y se acercó hasta el grupo de amigos, Hoseok nunca le quitó su mirada de encima, hasta que volvió con Junhong al lado, el cual tenía una enorme sonrisa y no dejaba de mirarlo.
—Lo llevaré sano y salvo a su casa —aseguró Yongguk y lo introdujo en un auto para luego subirse él y arrancar sin previo aviso.
—Puedes irte, cuidaré muy bien de Jungkook —insistió y Hoseok fue por su novio y lo llevó hasta el estacionamiento no sin antes abrazar a Jungkook y señalarle a Jin con su mano.
Jungkook estaba mareado, no lograba diferenciar ciertas cosas o personas y Jin era uno de ellos. Se despidió de Hoseok con una sonrisa y fue tambaleándose hasta donde estaba Jin creyendo que era Junhong. Se le pegó como si fuera un bicho y no dejó de carcajearse en ningún momento.
—Junhonnie —canturreó—. Estoy demasiado ebrio como para ir solo hasta el apartamento —arrastró las palabras sin mirar en ningún momento a Jin.
Seokjin sonrió con burla y lo introdujo dentro del auto.
—Iré solo, regresen a casa —le manisfestó a sus guardaespaldas para luego marcharse.
Jungkook se había quedado dormido de un momento a otro, no sabía por qué los estaba ayudando, realmente pasaba de casualidad por el lugar cuando los vio. Maldijo mientras manejaba, debía estar durmiendo en su apartamento o reprendiendo a Jimin por estar haciendo más ruido del necesario, tal vez también podría estar hablando con Namjoon acerca de cómo iba la sede en Seúl o recibiendo quejas del mismo por dejarlo solo y encargado de algo que no le llamaba la atención.
Llegó al edificio que tanto le habían descrito, esperaba algo mejor, no una pocilga. Se debatió en dejar a Jungkook en la puerta con la señora que justo estaba mirando por una ventana con su mascarilla fresca.
Decidió llevarlo hasta el apartamento, quería ver realmente cómo era el lugar en vez de estarlo mirando de vez en cuando por las cámaras que habían sido instaladas. Notó cómo la señora desaparecía de la ventana y supo que se la encontraría en algún momento por lo que corrió a tomar el asensor mientras cargaba a Jungkook en su espalda. Si su padre estuviese vivo y lo viese haciendo tal cosa lo reprendería los siguientes mil años.
Afortunadamente, la dueña del edificio no logró salir antes y no tuvo que toparse con ella en ningún momento. Se sintió fastidiado por la lentitud del ascensor y su estado. Cuando por fin llegó a la puerta, bajó a Jungkook y comenzó a esculcar en sus bolsillos hasta que halló las llaves y abrió la puerta con agilidad para luego cargar de nuevo al pelinegro y lanzarlo sobre su cama sin lograr despertarlo.
Se sentó al borde de la cama, ya que el menor no contaba con otro lugar en el que pudiese sentarse y no quería arrastrar la silla que había en la pequeña sala. Miró cada centímetro de la habitación y luego terminó haciendo lo mismo con el resto del apartamento.
No le dio importancia a nada y volvió a sentarse en el borde de la cama pero esta vez mirándo a Jungkook. Pasaron minutos y tal vez más de una hora hasta que Jin se levantó y se dirigió hasta la puerta.
—No debiste estar ese día en el centro comercial —musitó para luego salir del apartamento con lentitud y pereza.
Isla Jeju. Diciembre 18 de 2013, miércoles.
Jungkook llevaba una semana trabajando con el grupo KIM. Había estado evitando todo, incluso a sus amigos desde el jueves en el que Hoseok le había llamado a comentarle que su jefe era muy amable, aquello le hizo temer, no recordaba nada de lo sucedido y se estremecía al saber que Seokjin estaba al pendiente de todo. Lo veía como una amenaza, no sólo a él, también a su hermano que casualmente no se había aparecido durante toda la semana. Quería que ellos estuviesen lo más alejados de sus amigos y para eso debía evadirlos, era injusto pero sería la mejor solución para todo.
Durante los siete días que llevaba allí se la había pasado sentado, el día anterior terminó ayudándole a la secretaria con unas llamadas y no porque se lo asignaron, sino porque ya no aguantaba estar quieto y siendo sólo observado por Jin cuando pasaba de vez en cuando.
Un día tranquilo había terminado y se levantó para marcharse a casa. Al salir del edificio un auto negro se detuvo a su lado y de éste salió Jimin señalándole que entrara. Aceptó mientras sus piernas temblaban y mordió su labio inferior al verse de nuevo sentado en la mitad de los hermanos.
Nadie tendría que decirle por qué estaba allí, no había necesidad de hacerlo, no cuando él mismo suponía la razón y el lugar al que se dirigían. Esa vez no hubo diferencia alguna, terminó hecho trizas sobre la misma cama, aunque a diferencia de la anterior, ambos hermanos se habían marchado sin decir nada. Jungkook agradeció eso ya que estaba cansado de sus voces y su presencia.
No lloró como la vez anterior ni necesitó pastillas para dormir. Sólo se tiró en su cama sin pensar en nada y no supo cómo logró dormirse.
Isla Jeju. Diciembre 31 de 2013, martes.
No deseaba pasar solo el año nuevo y luego de tantos días había aceptado una llamada de sus amigos. Se detuvo en frente de la puerta de la casa de Hoseok, era una casa antigua pero en un muy buen estado, además de estar ubicada en un buen barrio.
Tocó la puerta tres veces pero nadie abrió, tal vez había tocado de una forma muy débil, esto se lo atribuía al frío del invierno y a lo cansado que había estado los últimos días a causa de Jimin y Jin, no recordaba si habían sido ya siete o tal vez ocho las veces en las que había permitido que le tocaran, impidiéndole sentir una pizca de placer, por lo menos el dolor había disminuido, aun así terminaba cada vez más cansado debido a las horas que iban aumentando siempre que tal situación sucedía.
Miró al suelo y quiso sentarse pero no lo hizo debido al montón de nieve que se agrupaba en la entrada. Tocó de nuevo y Junhong abrió la puerta con una enorme sonrisa y lo abrazó.
—Te he extrañado, creí que estabas molesto con nosotros —habló sin separarse. Jungkook se sintió un poco feliz pero también incómodo.
—No lo estoy, sólo he tenido mucho trabajo —se separó con lentitud intentando no parecer grosero y quitando su chaqueta para dejarla en el recibidor.
—Ven, Taehyung hizo la comida, estábamos esperándote, tenemos planeado muchas cosas antes de que sea año nuevo —explicó mientras jalaba a su amigo hasta el comedor.
— ¡Jungkook! —Taehyung gritó y se acercó a abrazarlo de la misma manera que Junhong lo había hecho y después se le unió su novio.
—Siéntate, tengo bastante hambre —bromeó Hoseok y lo acercó a la silla. Jungkook tomó asiento y esperó a que Taehyung se sentara y así todos pudieran comenzar a comer.
La cena fue silenciosa, todos miraban sólo a Jungkook, sus ojos revelaban que tenían mil preguntas por hacer pero no se atrevieron a hablar en ningún instante. Cuando estuvieron todos los platos lavados se dirigieron a la sala para decidir por qué juego de mesa optarían.
Decidieron jugar Rummi-Q, Jungkook no tenía los ánimos suficientes de hacerlo, pero no se negó en ningún momento, se sentía bien al lado de sus amigos sin, embargo eran más fuertes las ganas de estar envuelto en sus cobijas y durmiendo ya que sus sueños siempre eran tranquilos porque a diferencia de todos, sus pesadillas se encontraban cuando despertaba.
— ¡Jungkook! —gritó Taehyung completamente enfadado.
—Lo siento, Tae. ¿Me decías algo? —inquirió apenado.
—Oh, claro que sí. Te he dicho mil cosas y sólo has medio reaccionado —en su mirada se podía ver claramente lo enojado que se encontraba. Junhong apretaba sus labios preocupado y Hoseok se encontraba alerta ante tal situación.
—De verdad… —fue interrumpido.
— ¿No quieres estar aquí? ¿Te aburre estar con nosotros? Tal vez no somos tan geniales como tus jefes o posiblemente no te llevamos siempre a lugares lujosos, sin embargo somos tus amigos y no merecemos que te comportes de tal manera —escupió Taehyung sin dejar de asesinarlo con su mirada.
—Tae, no malinterpretes las cosas —dijo con una voz cansada, realmente no sabía de qué manera estaba comportándose, no entendía por qué su amigo de repente actuaba de tal forma.
—He visto como rechazas mis llamadas mientras te subes al Aston Martin de tus jefes —le apuntó con un dedo.
—Ya Taehyung deja de comportarte así, Jungkook debe tener razones para hacerlo —expresó Hoseok intentando bajar la tensión.
—Sí, sabes que Kookie nunca podrá dejarnos de lado —Junhong también le defendió. Jungkook se mantenía como piedra mirando a Taehyung.
— ¿Ah sí? Danos ya tus razones, dinos ¿por qué nos has ignorado todo este tiempo? —dispuso Taehyung levantándose de su asiento e ignorando a su novio.
Jungkook se mantuvo en silencio, no podía decirles la verdad y tampoco se le venía alguna excusa buena a su cabeza.
— ¡¿Lo ven?! No existe ni una sola excusa, Jungkook ya no desea estar con nosotros —el mencionado bajó la cabeza abatido, Taehyung estaba siendo injusto y él no deseaba pelear con nadie.
—Si quiero es… —Taehyung lo levantó de sofá tomándolo por la camisa.
—Vete —soltó mientras casi lo arrastraba hacia la puerta.
— ¡Taehyung, por favor! —gritó Hoseok mientras Junhong se encogía en su asiento con ganas de llorar.
—Ya no tendrás que lidiar con nuestras llamadas, espero te sientas bien de haber terminado con lo que antes llamábamos amistad —Taehyung abrió la puerta y lo empujó fuera de la casa de su novio.
Jungkook se deslizó a causa la nieve que se encontraba fuera y cayó de bruces al suelo lastimando sus manos. Se levantó de éste y tembló de frío, había dejado su chaqueta dentro y no sería capaz de tocar la puerta por ella. Comenzó a caminar y debido a la helada no sintió las lágrimas que comenzaron a bajar por sus mejillas.
De repente escuchó las fuertes risas y vio los juegos artificiales iluminando el cielo. Era año nuevo y estaba solo, continuó caminando hasta su casa, no supo cuánto tiempo tardó pero sí vio el montón de personas que a esa hora ya gritaban incoherencias de lo ebrias que estaban. En ningún momento vio a alguien triste, todos compartían y disfrutaban, todos sonreían mientras él sólo luchaba con su cuerpo para dar los últimos pasos hasta el ascensor, sus articulaciones dolían y podía casi jurar que no sentía sus manos.
Quitó su ropa, a excepción de sus bóxeres y la dejó en el suelo de la sala. Buscó con desespero todas sus cobijas y se arropó para sentir algo de calor. Su apartamento estaba igual de frío que la calle, no contaba con una calefacción por lo que el proceso de recuperar el calor era imposible. Lloró con más fuerza, tenía frío, estaba dolido y no podía remediar nada de lo que le sucedía.
Dio muchas vueltas en la cama, cada que se movía sentía que ésta se encontraba mojada, aunque realmente no era así. Su cuerpo no paró de temblar y su desesperación aumentó hasta que de repente cerró los ojos sin saber si tenía mucho sueño o si se había desmayado.
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Abrió los ojos con lentitud y se asustó al encontrarse en una habitación desconocida. Intentó levantarse pero su cabeza dolía además de creer que se había tragado una lija y ésta se le había quedado atorada en la garganta.
— ¿Te sientes bien? —inquirió alguien con una voz desconocida. Jungkook se giró con lentitud buscando la persona a la que le pertenecía. Su impacto fue grande al saber que realmente no sabía quién era el rubio que estaba hablándole y no tenía las fuerzas suficientes para salir corriendo y gritar que lo ayudaran—. ¿No te sientes bien? Deja de mirarme así —sonrió con un hoyuelo formándose en su mejilla derecha y acercándose más a Jungkook.
— ¿Q-qué hago aquí? —balbuceó alejándose del rubio.
—Primero que todo, me llamo Kim Nam Joon, ¿y tú? —el menor se sintió algo familiarizado con el nombre y frunció su entrecejo demostrándole que realmente no estaba interesado en eso sino en saber por qué se hallaba allí.