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Threesome por Dara17

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Notas del capitulo:

Aquí actualiza Lord... porque Dara se involucró en una apuesta pendeja, lol.

Y sin decir más: a leer.

Capítulo 5— ¿Estás bien?

 


Isla Jeju. Enero 01 de 2014, miércoles.

 

Junhong cargaba con la culpa al no haber impedido que Jungkook se marchara, se sentía enojado porque le parecía injusto que el otro se comportara de una manera tan indiferente con ellos. Aun así Jungkook no dejaba de ser su amigo, alguien tan importante en su vida y el cual lo había ayudado tanto.

 

Decidió llamar a Jungkook y disculparse, pero no pudo contactarle, y cuando fue hasta su apartamento no dio con él, además de que nadie sabía su paradero. Terminó en el hospital visitando a su mamá y recibiendo un feliz año de todas las personas que con el tiempo lo habían conocido. El día fue tranquilo y lleno de sonrisas.

 

Cuando cayó la noche se despidió de su madre y salió del hospital pensando en todo lo que haría antes de ir a dormir. Dio unos cuantos pasos más y cuando estuvo a punto de pasar la calle, aprovechando que el semáforo peatonal estaba en verde, alguien lo detuvo asustándolo enormemente.

 

—Estabas tardando —reconoció aquella gruesa voz y se giró.

 

Su corazón dio un brinco cuando lo miró. Yongguk le sonrió y él hizo lo mismo para luego hacer una reverencia.

 

—¿Q-qué haces aquí? —dijo y luego se reprendió al sentir que había sido grosero.

 

—Llevo una hora esperándote —el pelirrojo se encogió entre su chaqueta viéndose un poco tierno.

 

—Yo… no sabía —respondió Junhong apenado retorciendo los dedos entre sus guantes.

 

—Lo supuse, estabas muy ebrio como para recordarlo —se burló Yongguk y lo tomó de la mano para comenzar a caminar.

 

—E-espera —tartamudeó el menor—, ¿ebrio? —su cara se sonrojó por completo.

 

—¿Realmente no recuerdas nada? —soltó una sonora carcajada.

 

—No sé de qué hablas —Junhong soltó su mano.

 

—¿Nunca te preguntaste cómo llegaste a casa esa vez? —Yongguk volvió a tomar la mano de Zelo.

 

El menor se detuvo algo pensativo, creyó que Hoseok lo había llevado a casa por eso no se preocupó en preguntar cómo había terminado envuelto entre sus cobijas y con un dolor de cabeza infernal.

 

—Dime que no hice nada estúpido —suplicó inclinando su cabeza hacia adelante con el rostro descompuesto.

 

—Eh…

 

—¿Qué hice? —Junhong creía que su rostro iba a incendiarse en cualquier momento.

 

—¿Realmente quieres saberlo? —El menor asintió con lentitud—. Bien —Yongguk se quedó mirándolo por unos segundos y luego se acercó sin darle tiempo de reaccionar.

 

El castaño sintió los labios de Yongguk y se agarró fuerte de la chaqueta de éste. No pensaba separarse, sería imposible hacerlo. La lengua del mayor no tardó mucho tiempo en inspeccionar la boca de Zelo, el cual no impidió que esto sucediera y continuó dejándose besar hasta que recordó que no estaba respirando y que a decir verdad se le había olvidado cómo hacerlo.

 

Se separó algo exaltado y con pena ya que estaba completamente seguro de que se veía ridículo ante Yongguk.

 

—Respira —le dijo algo preocupado mientras lo sostenía de los hombros.

 

—¿R-realmente hice eso? —inquirió respirando con dificultad.

 

—No. Te quedaste dormido en el auto —Yongguk sonrió y lo jaló para que siguiera caminando. Junhong se quedó en shock por un instante. Yongguk lo había besado, a él.

 

—Yongguk…

 

—¡Llegamos! —exclamó señalando la entrada de un lindo restaurante.

 

Junhong no dejó de mirarlo, era algo irreal, no llevaba mucho conociéndolo y era la primera vez que hablaban tanto. Tal vez había caído en cuenta de que no estaba dispuesto a alejarse de él porque le interesaba y mucho. El menor no supo cómo terminó sentado dentro del lugar, sin su chaqueta y con Yongguk mirándole interesado. Su rostro volvió a tornarse rojo, debía buscar un método para que esto no sucediera o sería fastidioso que Yongguk le viera rojo cada vez que le dijera algo.

 

—Quisiera saber qué tanto piensas —expuso Yongguk.

 

—Creo que he sido engañado —murmuró pero el otro joven le escuchó.

 

—Era necesario.

 

—¿Puedo saber qué es lo que estás buscando? —preguntó por primera vez con voz firme.

 

—Sólo estoy interesado en ti.

 

—¿Cómo puedes estar interesado en alguien tan aburrido como yo?

 

—¿Te parece? —Junhong asintió y tomó el menú—. Eres mucho más interesante de lo que creía —respondió e imitó la acción del menor.

 

—No lo soy.

 

—Con eso no me convencerás de lo contrario —Yongguk sonrió dejando ver sus encías, el corazón de Junhong se hinchó, haciendo que éste también terminara sonriendo junto al mayor.

 


─●──●──●──●──●─

 


—¿Qué hago aquí? ¿Qué sucedió? —preguntó Jungkook alarmado.

 

—Te he preguntado tu nombre, no seas grosero y responde —Namjoon le reprendió poniendo su mano en la frente del pelinegro, el cual no fue capaz de esquivarlo.

 

—¿Qué puede cambiar si te digo mi nombre?

 

—Podré saber si estás en tus cinco sentidos —explicó el rubio entrecerrando sus ojos y alejando la mano.

 

—¿Por qué no he de estarlo? —Jungkook se sentía exasperado al no poder moverse debido al malestar.

 

—Tantas preguntas me agobian —frunció el ceño y buscó un termómetro en su bolsa.

 

—Sólo dime cómo es que llegué aquí.

 

—No hasta que me digas tu nombre —lo señaló con el termómetro.

 

—Jeon Jung Kook, ahora dim… —no pudo continuar.

 

—Tenías mucha fiebre en la madrugada, mi hermano llegó contigo a eso de las cinco, tienen suerte de que yo estuviera aquí y no en Seúl. Aunque puedo apostar a que Jin es capaz de arrastrarme hasta aquí si quiere, es un malcriado —dijo para luego poner el termómetro en la boca de Jungkook.

 

El pelinegro recordó la vez en la que buscó en Google algo sobre Jin: “Kim Seok Jin, 04 de diciembre de 1989 (23 años). Segundo hijo del renombrado Kim Hyun Soo (1960-2007) y Han Hye Ri (1963). Ingeniero civil, actualmente presidente de la muy reconocida empresa constructora KIM. Hermanos: Kim Nam Joon y Park Ji Min.”

 

—Kim Nam Joon —intentó decir a pesar de tener el termómetro en su boca.

 

—Sí, así te dije que me llamaba —sonrió mostrando de nuevo ese envidiable hoyuelo—. No debes sentirte bien, los resfriados no son nada agradables.

 

Jungkook se quedó mirándolo, el pánico invadió su cuerpo al saber quién era aquel tipo. Debía ser tan malo como sus hermanos, no podía permitirse ser el juguete de uno más, le asqueaba saber que posiblemente aquel chico también estaría a la expectativa de lo que él pudiera estar obligado a darle.

 

Se apoyó en la cama con la ayuda de sus codos, no quería permanecer ahí, no estaba dispuesto a escuchar que Namjoon también buscaba lo mismo que sus hermanos, pero fue detenido.

 

—Hey, hey, alto ahí, necesito ponerte algo de suero —mandó obligándolo a recostarse de nuevo. Jungkook sudaba debido a la fiebre y tal vez a los nervios que recorrían todo su cuerpo sin control.

 

—Quiero marcharme —se quejó—. Déjame ir, por favor.

 

—No, Jungkook. Si crees que te haré algo estás equivocado, no soy como mis hermanos, eres interesante, quiero saber más de ti, pero no como hombre —aclaró Namjoon sacando la bolsa de suero y acomodando todo para ponerle la intravenosa al menor—. Respira —le dijo sin esperar mucho y clavar la aguja.

 

Jungkook frunció el ceño y miró hacia otro lugar, por lo regular era muy difícil que ubicaran sus venas, siempre debía sufrir de mil chuzones para que le sacaran un mínimo de sangre, pero Namjoon lo hizo con un solo intento, haciendo que el pelinegro suspirara aliviado. Posó su mirada en el mayor, aquellas palabras lo habían calmado un poco, aunque no debería confiar en él, sin embargo, había algo en aquel rubio que le gritaba que confiara en él.

 

—Creo que deberías alimentarte un poco, estás algo débil, ¿comes al menos tres comidas al día? —inquirió mirándolo severamente.

 

—Me he descuidado un poco —explicó, sintiendo el dolor incómodo de su garganta—. Pero siempre me he alimentado bien —se excusó porque realmente así era. Era un obseso en cuanto a su salud, el problema era que desde que había conocido a Jin y a Jimin había perdido ánimos e interés en todo lo que pudiera hacerle bien.

 

—Te traeré el desayuno —dijo y miró su reloj.

 

—Quiero ducharme primero —se adelantó el menor. Namjoon frunció los labios.

 

—Entonces debes esperar a que termine el suero y eso será en aproximadamente seis horas —sonrió.

 

—¿Qué?

 

—Debes comer algo liviano ahora, luego te ducharás y si es necesario te pondré más suero.

 

—Está bi… —Jungkook no terminó. La puerta de la habitación fue abierta a mala gana y un ebrio Jimin ingresó tambaleándose por ella.

 

El menor a pesar de sentir tanto calor, cubrió casi todo su cuerpo con la sábana y trató de controlar sus nervios y sólo mirar hacia donde se encontraba Namjoon, que a simple vista se veía enojado.

 

—¡Feliz año nuevo! —Jimin se lanzó sobre su hermano y lo abrazó con exageración. Namjoon lo empujó sin fuerza y lo miró intentando controlar su rabia.

 

—Nos felicitamos a las doce, ¿no recuerdas? —le reprendió—. Además también te dije que no bebieras, prácticamente te lo prohibí —dijo sabiendo muy a fondo que las prohibiciones en sus hermanos nunca eran aplicadas.

 

—No seas cascarrabias, hermano. Sólo me divertía —extendió sus manos de manera graciosa—. Oh, ¿Jin está bien? —Inquirió mirando hacia la cama—. Hace nada lo vi en la cocina bebiendo un café —dijo extrañado—. ¡Jin! ¿Tú también bebiste? —gritó acercándose a la cama y Jungkook se encogió lo más que pudo.

 

—Vete a duchar, Jimin. Hueles a alcohol —Namjoon trató de sacarlo de la habitación pero el otro no lo permitió.

 

—Jinnie —dijo de nuevo—. ¿Quieres que te cuente una historia? —Jimin retiró la sábana y sonrió de manera exagerada al encontrar a Jungkook casi temblando en la cama.

 

—Jimin —dijo Namjoon pero fue ignorado.

 

—Hola —le dijo Jimin a Jungkook y se recostó a su lado—. Si Jin nos encuentra en su cama se enojará —confesó.

 

—No me enojaré si te levantas ahora mismo —Jin apareció en el umbral de la puerta con un rostro apacible.

 

—Te lo dije —Jimin le susurró y se levantó de la cama sin poner problema—. Tengo hambre —se quejó y fue ignorado.

 

—Han llamado de Seúl —expuso Jin—. Un obrero fue a trabajar ebrio la semana pasada y al parecer ocasionó problemas en la construcción…

 

—Tengo hambre —repitió Jimin.

 

—Sólo ve y busca algo en la cocina —le reprendió Jin.

 

—Quiero que Namjoon me prepare el desayuno —hizo pucheros. Jungkook volvió a encogerse en la cama y cerró los ojos. Quería intentar dormir e ignorar a esos tipos.

 

—Como te decía, no sé cómo le permitieron entrar a la obra, ¿realmente estás haciendo bien tu trabajo en la sede de Seúl? —inquirió Jin un poco enojado.

 

—Por supuesto, han estado necesitándome en el hospital y no he podido ir por culpa d…

 

—¡Oh, por favor! Dejen de hablar de trabajo, sólo aliméntenme —gritó Jimin exasperado.

 

El par de hermanos mayores clavaron su mirada sobre Jimin y exhalaron intentando liberar el estrés.

 

—Eres tan... —murmuró Namjoon—. Ven, te daré algo a ver si cierras la maldita boca, te duchas y te vas a dormir —lo jaló mientras continuaba murmurando y alegando por tener hermanos.

 

Seokjin se sentó en el borde de la cama, justo al lado de Jungkook, el cual apretó con fuerza sus ojos por sentir cómo la cama se hundía un poco. También maldijo, la cama era exageradamente grande y él justo estaba en la orilla, el mismo lugar en el que Jin había decidido sentarse.

 

El mayor contempló la figura de Jungkook y se sintió un poco aliviado al ver su rostro menos pálido.

 

Dormía plácidamente cuando uno de los chicos encargados de las cámaras lo llamó a avisarle que Jungkook se revolcaba de forma poco normal sobre su cama. No supo por qué no se detuvo a pensar y abandonó con prisa el apartamento. Con la misma rapidez con la que se fue, regresó con Jungkook en brazos y ardiendo en fiebre. Prácticamente jaló a Namjoon fuera de la cama y le ayudó a ponerle paños para bajar la temperatura del pelinegro.

 

Jungkook pensó en que sería bueno girarse hasta que recordó la intravenosa. Quiso secarse el sudor que se estaba formando en su frente y echar a patadas a Jin sin importar si esa era su habitación.

 

—¿Te encuentras mejor? —preguntó Jin con una suave voz haciendo que Jungkook se tensara y no respondiera nada para que el otro creyera que realmente dormía—. Sé que no estás durmiendo.

 

—Si estoy fingiendo dormir es porque no quiero hablar contigo.

 

—No te estoy preguntando por qué finges —soltó—. Quiero saber si te encuentras mejor, tómalo como una orden.

 

Jungkook abrió los ojos, Jin pudo casi creer que estos flameaban y que si el menor pudiera, ya estaría encima de él golpeándolo.

 

—Estoy bien.

 

—Si es una orden es tu deber decir la verdad, ¿qué te duele? —Jungkook ya había perdido la paciencia, no quería hablar.

 

—Estoy bien.

 

—¡Responde de una jodida vez lo que estoy preguntándote! —exclamó Jin mirando a Jungkook con fastidio.

 

—Sólo déjame en paz —no supo de dónde tomó fuerzas, sólo que debía haber guardado un poco para correr. Sin haberse dado cuenta, había tomado una almohada con su brazo izquierdo y se la había lanzado a Jin en la cara. El castaño se quedó mirando la almohada que recién lo había golpeado sin formar un gesto concreto. Al contrario de él, el menor le miraba angustiado y con el corazón a mil.

 

—Agoté lo poco que me quedaba de paciencia y no quiero comenzar de mala forma este año, por última vez, ¿qué te duele? —cerró los ojos mientras exhalaba.

 

Jungkook también hizo lo mismo pero para contener sus lágrimas. Se sentía como si estuvieran apuntándole con un arma en la cabeza.

 

—M-me duele… la cabeza, la garganta y… creo… no sé, me duele el cuerpo, los huesos —tartamudeó cabizbajo, presentía que un golpe se estamparía en su rostro en cualquier momento.

 

—Le diré a Namjoon que aproveche el catéter para inyectarte algún medicamento —dijo y se marchó con rapidez. Jungkook pudo ver la ira en sus acciones.

 

Se recostó de nuevo en la cama y observó con detenimiento la habitación. Era grande y contaba con un sillón, la cama y un espejo grande, demasiado sencilla para pertenecer a alguien como Seokjin.

 

No pasó más de media hora cuando Namjoon regresó a la habitación con el desayuno sobre una bandeja. Jungkook se acomodó en la cama intentando ocultar su desesperación por comer, llevaba más de quince horas sin hacerlo, era justo llevarse algún bocado a la boca.

 

—No comas muy rápido o te dará indigestión —advirtió el rubio e inyectó algo de medicina por medio de la intravenosa—. Además, intenta no regar nada o Jin me matar… No, te matará a ti.

 

Jungkook ignoró a Namjoon y comió todo lo menos rápido que pudo. Luego, cuando terminó, el mayor le dejó un PSP que según él pertenecía a Jimin pero como éste estaba durmiendo no se enteraría de que lo había tomado, y después volvió a marcharse. El pelinegro dudó en encenderlo pero terminó haciéndolo y jugando sin detenerse durante las siguientes horas.

 

Paró porque le dolían los dedos y se enteró de que el suero ya había terminado. Al parecer la medicina había actuado bien, no se sentía en perfectas condiciones pero ya su cabeza no estaba a punto de explotar. Buscó un reloj con la mirada sin tener éxito y luego observó su mano meditando si debía quitarse él mismo la intravenosa o podría esperar a que Namjoon apareciera de nuevo.

 

De repente, como si hubieran escuchado sus llamados, la puerta se abrió. Jungkook se quedó petrificado al ver que era Jin y no Namjoon. Se veía de mal humor, podría acabar con él en cualquier momento y esconder el cadáver sin problema.

 

—Namjoon tuvo que regresar a Seúl —dijo—. Me pidió quitarte eso pero ya no recuerdo cómo —le miró serio y Jungkook desvió su mirada hacia otro lugar.

 

El silencio reinó en la habitación, al igual que una pesada atmósfera.

 

—Bien, no sé si duela, nunca he necesitado algo así —alardeó—. Así que si te destruyo la vena o pasa algo no te pongas a llorar, algo haremos —su voz ya era monótona, parecida a la de un robot.

 

Jungkook cerró sus ojos con fuerza y esperó el momento en el que comenzaría a desangrarse, pero nada sucedió. Abrió de nuevo los ojos y se encontró a Seokjin saliendo del baño con ese rostro serio que tanto le asustaba.

 

—Ve a ducharte. Te esperaré en el comedor para que cenes.

 

Jungkook acató cada orden con rapidez. De repente ya se encontraba fuera del baño y oliendo igual que Seokjin. Había usado su shampoo y jabón líquido. Se sentía algo mareado porque aquel olor le traía malos recuerdos. Se acomodó la camisa que le quedaba algo grande y salió de la habitación topándose con un pasillo corto y luego unas escaleras que lo llevaron directamente a la sala, la cual era totalmente negra y no contaba con mucha decoración.

 

Miró con detenimiento tres puertas sin saber cuál abrir, se encogió de hombros y empujó una que estaba medio abierta. Descansó un poco al encontrarse con la cocina, pero luego volvió a tensarse al encontrarse a Jimin atascándose de comida mientras revisaba su teléfono móvil y a Jin preparando un jugo el cual supuso era de fresas.

 

Jimin le miró y volvió su vista al teléfono móvil y luego volvió a mirarlo con rapidez y sonrió. Le agobiaba que Jimin siempre sonriera cuando se lo topaba, no entendía qué le causaba tanta gracia.

 

—Siéntate —le dijo el hermano menor palmeando la silla que estaba a su lado. Jungkook se sentó intentando ignorar a Jimin y esperando una orden o algo de Jin.

 

—Toma —le sirvió un plato de humeante sopa—, Namjoon dijo que debías comer bien.

 

Jungkook comió en silencio y no se inmutó en dar las gracias. Jimin le miraba cada que recordaba que lo tenía al lado y Jin al parecer ni recordaba que él continuaba allí. Cuando terminó de comer no supo qué hacer hasta que Seokjin se levantó y lo tomó del brazo para llevarlo hasta la sala.

 

—Minwoo está esperándote para llevarte a casa. No necesitas ir mañana ni el viernes a trabajar, nos vemos el lunes —dijo para casi empujarlo fuera de la casa y cerrarle la puerta en la cara.

 

Jungkook tardó en salir del edificio, pues le costó encontrar la salida, sin embargo cuando lo hizo, corrió hasta el auto el cual ya reconocía muy bien y se fundió en el asiento esperando llegar lo más rápido posible a casa.

Notas finales:

Gracias por leer, espero que les haya gustado.

Notas de Lord: Ese BangLo está bien cursi, lol. ¿No les pareció irritante Jimin? Arg, quería golpearlo, en serio. Pero me causaba risa que siempre sonriera cuando veía a Jungkook, sí, me da mucha risa, lol. Y Jin, hasta ahora él ha sido el que mejor me ha caído, junto con Hoseok, yeah. ¿Quién les ha gustado más a ustedes?

Y bien. Este es el look de Namjoon. ¿No es precioso? Él también me cayó muy bien, sobre todo porque es mi protegido en BTS.

Cuando Dara acabe su apuesta, que era de no saber nada de coreanos por una semana, responderá los review. Así que... espero hayan disfrutado el capítulo. ¡Hasta el próximo viernes! ^^


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