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EL REY DE LOS ASESINOS 4 "SED DE SANGRE" por desire nemesis

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Por ahora—apuntó el de lentes--¿Y como harás para deshacer el efecto del gusano?—preguntó de pronto.

 

Revisa tu teléfono. ¿Si?—preguntó el melado con una media sonrisa.

 

Sorprendido el pelinegro tomó su celular y le colocó la batería. Para su sorpresa este señalaba que tenía un correo de voz.

 

Este era una voz de mujer que decía un número al que llamar.

 

Me tomé el atrevimiento de llamarla de tu celular en un momento en que estabas “algo distraído”—le dijo el rey con una sonrisa pícara. Subaru entendiendo el mensaje miró para otro lado sonrojado—Lo siento pero era la única manera de comunicarme con el exterior—la cara de Wheeler decía todo lo contrario a que lo sentía—Deberías sentirte agradecido, después de todo eso ha logrado beneficiarnos a todos—

 

La cara de Seichiro era una pálida indiferencia. En verdad no le importaba como el otro había logrado su objetivo, la cosa es que ahora por un rato respirarían en paz.

 

Joseph llamó con el celular que el otro le alcanzó--¿Bueno? ¿Cómo fue todo? ¿Segura? ¡Bien! ¡Sí, ponlo en la cuenta! ¿Te encargarás de eso? ¡Eres estupenda! Si, si, ya hablaremos de eso en cuanto te vea. Deja eso del sol que vas a terminar achicharrada, a mí me gusta como se te ve la palidez. ¡Nos vemos!—colgó el celular.

 

¿Todo bien?—preguntó Renji.

 

Si—respondió el rey.

 

¿No dijiste que tú debías detener todo con una clase de código maestro que solo tú tenías?—preguntó Seichiro.

 

¿Qué? ¿Ahora crees a los asesinos?—preguntó Wheeler con cierta mirada.

 

¡Ven aquí!—le gritó Seto mientras lo halaba del asiento llevándolo a las escaleras, lo hizo voltear y le preguntó--¿Qué rayos fue eso de “…a mí me gusta como se te ve la palidez”?—

 

¡Rayos, Kaiba! Si que estás mal de la cabeza. Nos estamos jugando la vida y tu preocupado por como le hablo a una…--dijo el ojos mieles algo sorprendido.

 

El castaño golpeó la pared a un lado de la cara del asesino--¿Qué clase de favores compartes con esa mujer? ¿Crees que me olvidé que hace poco me decías que tenías a alguien?—

 

Te dije que era mentira—contestó Joey.

 

¡Tú mismo lo dijiste! ¿Cómo confiar en un asesino?—preguntó el de ojos azules con sus zafiros pegados a los ópalos de Joseph.

 

¡Tú me has arruinado!—soltó el asesino sorprendiendo al empresario—Desde que estoy contigo no puedo ni mirar a nadie más. Además tengo el presentimiento de que sería malo para mi salud si lo hiciera—dijo antes de besar a Seto y apretar su espalda con sus brazos para así tenerlo más contra sí.

 

¡Vaya que tienes razón con eso!—apuntó el millonario mientras cedía a sus impulsos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hades no podía quedarse más allí. Se levantó frustrado de su asiento. De estar más tiempo así se enloquecería.

 

Entonces una enfermera llegó y preguntó--¿Familiares del señor Hiroa?—él la miró--¿Es usted familiar del señor Hyoga Hiroa?—

 

 

 

 

 

 

 

Estaba todo entubado, con pantalla para revisar la frecuencia cardíaca y un respirador artificial. Su garganta lucía otro vendaje pero para él era todo igual. Se veía tan frágil allí que su mano por instinto fue a parar sobre la suya.

 

¡No quiero que te vayas!—susurró a la nada y después se desplomó sobre la cama, sufriente con la cabeza escondida entre los brazos mientras sus rodillas tocaban el duro suelo.

 

¿A dónde quieres que me vaya así?—susurró una ronca y apagada voz a su lado.

 

El peliverde abrió los ojos sorprendido y miró al que creía a un paso de la muerte, una fila de lágrimas desfilaba a cada lado de su cara y terminaba en el mentón.

 

Parece que el cruel Hades tiene sentimientos y todo—se burló el convaleciente.

 

¡Muérete!—siseó el furioso asesino.

 

Pero si regresé por ti—le confesó algo burlón el ojos azules, levantó una mano para enjugar una de sus mejillas y agregó—No soportaba mirarte verter lágrimas por mí—

 

 

 

 

     Al menos hemos quedado liberados de lo que nos mantenía huyendo—dijo el rubio mientras se preparaba para dormir. Estaban en un hostal que él había pagado con dinero que sacó de un cajero porque Seto era muy reconocido, según dijo. Los demás permanecían ahí también por motivos de seguridad. Aún nadie podía tener la certeza de que el clan cumpliría su parte—Pronto estarás de nuevo en tu empresa haciendo lo que te gusta—añadió como si hubiera concluido todo.

Tenemos que hablar—le dijo el castaño capturando su brazo izquierdo para que volteara—Una vez todo esto termine no volverás a tu vida—dijo después y el otro le dedicó una torcida sonrisa en respuesta.

 

¿Qué? ¿Ya lo decidiste por mí?—preguntó sarcástico pero el otro ignoró eso y le sorprendió.

 

¡Así es! Todos te creen muerto, excepto por los Yamitori. Lo más conveniente, debido a que no quieres que me hagan daño es que te quedes a mi lado. Ahora puedes fingir ser alguien más pues nadie te busca y puedes protegerme en caso de que esos ninjas me ataquen. ¿No es así?—preguntó Seto acercando su cara a la del otro--¡Ya no quedan excusas que puedas darme para no cumplir mi deseo!--


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