Takao parpadeo varias veces para terminar de creer lo que veía, llevaba años sin verlo y ahora que lo tenía tan cerca que no podía dar crédito. Sentía que el tiempo no había pasado, cada detalle que recordaba de aquella persona ahí estaba presente. Claro en ese momento se veía más cansado pero estaba seguro que se debía al agotador mundo de la medicina. A pesar de llevar tanto tiempo anhelando abrazarlo en ese momento no se podía mover de su lugar.
Midorima fue el primero en reaccionar, recorrió los 3 pasos que los separaban y sin decir una sola palabra llevo sus manos a las mejillas del poseedor de los ojos de halcón y lo besó con anhelo disfrutando de esos labios que le correspondían. Takao había pasado sus manos sobre las de Shintaro; eran tal como las recordaba, de largos dedos y delgadas, el tacto sobre sus mejillas era cálido y familiar. Habrían podido seguir así el resto del mundo, sin embargo el celular de Takao rompió el momento al comenzar a sonar. Con una sonrisa avergonzado Kazunari reviso el mensaje
-¡oh demonios! –Takao veía a todos lados indeciso, Shintaro comenzó a reírse por aquella reacción
-ve a lo que tienes que hacer, no me voy a ir –Kazunari asintió y se movió hacia el elevador, antes de entrar lo vio desde su hombro
-¡ah! y… Shin-chan, me da gusto verte –le dedico una enorme sonrisa y se fue
Shintaro se pasó la mano por el cabello, no podía creer como siempre terminaba regresando a Takao. De no verlo en tanto tiempo ahora eran vecinos. No imaginaba como podía haber salido mejor ese reencuentro.
Una hora más tarde alguien, que ya imaginaba de quien se trataba golpeaba a la puerta. Shintaro había preparado algo sencillo de comer. Aun que no habían quedado en nada, sabía que el menor llegaría a cenar… y no se equivoco. Kazunari estaba en la entrada con una caja de pastelillos y una enorme sonrisa.
-traje el postre
Cuando se sentaron a la mesa, no solo había llegado el momento de comer sino también de hablar
-¿Cuándo regresaste?
-hace una semana y la próxima empiezo a trabajar para una agencia de publicidad. Fue una suerte que consiguiera el trabajo en Tokio, un poco más y termino en Okinawa, aunque jamás imagine que terminaría siendo tu vecino y no enterarme.
-si hubieras hablado, no estaríamos en esta situación –Takao hizo un puchero
-oye, intenta terminar la carrera y mudarte de ciudad, con trabajos y comía. Fue todo un infierno
-hahahaha no me cuentas nada nuevo
-tienes razón, además ahora si puedo decir que tengo un amigo doctor –Shintaro levanto una ceja
-¿amigo? –Takao se le quedo viendo y se sonrojo
-bueno, es que cuando te fuiste pues…
-sí, se lo que dije cuando me fui pero ahora estamos los dos aquí, en Tokio y todo este tiempo que pase lejos solo sirvió para comprobar que es junto a ti que quiero estar.
-¿estuviste con alguien?
-no, lo último que necesitaba era involucrarme en una relación que estaba destinada al fracaso-
-¿al fracaso?
-sí, porque ya tenía a alguien metido hasta el fondo de mi corazón… -era su oportunidad de preguntar lo mismo pero no lo hizo, conocía perfectamente a Kazunari, para saber que había salido con alguien aun que estaba seguro que había sido el mismo resultado que si él hubiera salido con alguien: fracaso
-entonces ¿Qué prosigue?
-prosigue que tú sigues siendo mío –se atravesó sobre la mesa para besarlo
Tenían que recuperar el tiempo perdido y pasaron toda la noche hablando y besándose, Shintaro estaba agotado pero en ese momento le importaba muy poco, quiera aprovechar cada instante que tenía en compañía de Takao.
…
Solo tuvo que transcurrir un mes para decidir que era un completo desperdicio estar rentando dos departamentos, cuando lo pasaban más tiempo en uno solo, tenían horarios complicados pero habían logrado adaptarse y encontraban la manera de aprovechar el tiempo que pasaban juntos.
Vivir juntos le resultaba perfecto a ambos, sin embargo cuando se mudaron lo hicieron porque primero se estaba desperdiciando un lugar y segundo compartían renta. Shintaro sentía que seguían siendo compañeros de departamento. Hacía falta pasar al siguiente nivel. Y con la idea metida en la cabeza compro el departamento que se volvería su hogar.
Cuando llevo a Kazunari al nuevo departamento la expresión de él era ligeramente triste, una vez más se veían separados. Shintaro lo noto pero no lo corrigió, haría aun mejor la sorpresa
-¿Qué te parece? Yo creo que es perfecto, esta aun más cerca del hospital
-s-si ya lo creo, era toda una oportunidad, hahaha te felicito
-si, ahora solo falta pasar algunas cosas y entregar el otro departamento –Kazunari sintió otra punzada
-jeje por eso no te tienes que preocupar, yo…
-Takao eres algo lento, quiero que vivamos juntos, este lugar es también tu casa
-¿Qué? –Shintaro rodo los ojos
-sí, tú te vienes conmigo –el rostro de Takao se ilumino y se abalanzó sobre Shintaro, que por poco se cae. Se besaron por un largo rato hasta que hizo falta un poco de aire –No recuerdo que tuviéramos inconveniente con el departamento ¿Por qué decidiste comprar este?
-porque sentía que nos habíamos muda juntos por la razón equivocada
-¿ja?
-compartimos renta era como solo ser compañeros
-hahaha y ¿dices que yo soy el ideático? –se volvieron a besar, se separaron apenas lo suficiente para que le susurrara sobre los labios –bienvenido a nuestro nuevo hogar
…
Takao se sintió reconfortado al recordar como todo había empezado para su familia. Y solo fue mejorando: primero con la llegada de Yumiko y después con Jun. Se acurruco aun más cerca de Shintaro mientras dejaba escapar una risita
-¿Qué está pasando por tu cabeza?
-mmm solo pensaba en lo increíble que es nuestra vida y que definitivamente todo va a estar bien. Puede que para Jun sea difícil este momento pero no está solo, tiene a Yuuki y sobre todo nos tiene a nosotros
-si a nosotros… no estoy tan convencido de que Aomine se vuelva parte de nuestra familia
-hahaha ¡serás tonto! eso no lo decides tu… - Shintaro lo abrazo aun más cerca para poder besarlo.