Kiyoshi volvía a intentar que su hijo jugara con la pelota de basket pero el pequeño no parecía interesado en ella, más bien se diría que hasta miedo le tenía y es que no era para menos, aquella cosa era toda una amenaza, lo había golpeado demasiadas veces. Makoto solo veía desde lejos como por enésima vez la pelota golpeaba a su hijo, esta vez en la cara. Miyuki era un niño que aguantaba mucho y por lo regular no lloraba pero ese golpe debió dolerle porque las lágrimas empezaron a rodar. No dijo una sola palabra pero se dio la vuelta y corrió en busca de su madre mientras Kiyoshi corría detrás de él completamente angustiado.
Hanamiya alzo al pequeño en brazos para comprobar que tenia la nariz roja, volteo a ver a Teppei con los ojos entre cerrados, el otro se freno en seco.
-Creo que deberías detenerte, es demasiado pequeño y la pelota muy pesada –Se dio la vuelta para ponerle un poco de hielo a su hijo.
Miyuki aun se sobaba la nariz mientras veía la tele. Simplemente aquello no le gusta, obviamente entendía que sus padres amaban el basket, habían suficientes fotos en la sala como para corroborarlo, el mejor amigo de su padre había jugado con el toda la preparatoria y parte de la universidad y bueno, si no fuera por ese deporte no habría conocido a su madre. Pero aun con todo eso, el niño no terminaba de convencerse de que aquel juego fuera seguro para él, su nariz enrojecida era prueba de ello. Mientras sus padres preparaban la cena el seguía cambiando los canales buscando algo entretenido. Se detuvo en el canal de deportes, en ese momento anunciaban un partido de basket, en un gesto bastante gracioso para alguien tan pequeño rodo los ojos, parecía que no podía escapar de aquel destino. El comercial paso y su atención regreso a la programación, transmitían en ese momento un partido de beisbol, en ese preciso instante Miyuki quedo fascinado, se bajo del sillón y se pego lo mas que pudo a la televisión, no podía dejar de ver a los jugadores, sobretodo una posición en especial. Por fin lo había encontrado si tenía que practicar algún deporte ese seria…
-¿BEISBOL?
La expresión de Makoto y Kiyoshi era de completa sorpresa. ¿De donde había sacado Miyuki la idea de jugar ese deporte? Que alguno de los dos recordara jamás habían visto un juego. Componiendo un poco la expresión Hanamiya le dio un manotazo en el brazo a Kiyoshi mientras estrechaba la mirada
-Esto es tú culpa
-¡¿eeh?!
-Sí, le pegaste tantas veces con el balón que dejo de gustarle –el otro seguía sin comprender pero noto que Miyuki los veía con expresión confusa
-Kazuya ¿Por qué quieres jugar beisbol?
-Mmm no lo sé, parece interesante –Makoto y Kiyoshi intercambiaron miradas, no había nada que hacer, si el niño pensaba que era interesante lo mejor era dejarlo probar.
La sorpresa se la llevaron ambos al ver la posición que su pequeño quería jugar, cátcher. Pero mas sorprendente fue descubrir que el niño era bueno para eso. Tenía un hombro fuerte y una mente rápida.
-¿Qué esperabas Kiyoshi? Es mi hijo –Makoto tenía una expresión de orgullo y sus ojos brillaban al ver a su pequeño. El otro no hizo más que reír mientras abrazaba a Hanamiya
-Lo sé
No tardo mucho en aparecer la sonrisa boba del más alto mientras veía lo tierno que se veía su hijo en aquel uniforme y equipo de protección que parecían demasiado grandes para él. Aun así no podía negar que se veía feliz y que aquello parecía encantarle, muy a su pesar, mucho más que el Basket.
-Bueno ¿de que se trata? ¿Que ese par nos sigua en todo lo que hacemos?
-No creo que lo hicieran apropósito además Hiuuga estaba tan sorprendido como nosotros. No esperaba que le dijera que Miyuki era cátcher
-Bueno, es que nadie lo hubiera esperado del hijo de los generales destronados pero ¿de donde Kuramochi decidió que también quería jugar beisbol?
-Del mismo lugar que el nuestro, ni Riko ni Hiuuga tienen idea de donde saco esa idea. Pero no son los únicos según lo que me dijo…
La conversación fue interrumpida cuando oyeron la puerta abrirse. Miyuki regresaba de su práctica sin embargo había demasiado silencio y eso no era bueno. Lo oyeron murmuran un “ya llegue” y pasos apresurados. Makoto se puso de pie de inmediato, algo había pasado, conocía a su hijo mejor que nadie y ese comportamiento implicaba que algo ocultaba.
-¡Miyuki Kazuya! Baja en este momento jovencito. Sé que me ocultas algo.
El silencio se prolongo unos instantes antes de escuchar pasos y un ligero suspiro. Los dos adultos esperaban en la cocina. En el momento en el que el niño entro en la cocina, la expresión de sus padres se tensó. Kiyoshi dejo escapar un suspiro mientras Hanamiya examinaba el rostro de su hijo. Lo habían golpeado, Teppei también se acerco, no era la primera vez que cosas como esas pasaban. Por desgracia su hijo había sacado la encantadora personalidad de su madre, decía lo que quería y había veces que el resto de las personas no lo toleraban.
Si Miyuki había corrido primero a su cuarto era porque ya sabía cómo se podía su madre, un aura asesina lo rodeaba y se ponía a exigir los nombres de los responsables. Porque no era la primera vez que algo como eso pasaba. Pero no podía guardarse lo que pensaba, fueran o no mayores que el si era por el bien del equipo externaría su opinión y esta vez no había sido la excepción. El tenia el puesto porque se lo había ganado y por lo tanto aunque sus sempais lo hubieran intentado asustar él se presentaría al día siguiente. Un par de golpes no lo amedrentaban
-Después de todo su padre le había golpeado bastante con una pelota de basket, claro accidentalmente. –Soltó una carcajada ante su propia ocurrencia y Makoto lo observo con una ceja levantada –no es para tanto mamá, solo son unos cuantos golpes
-¿Unos cuantos golpes? ¿Unos cuantos golpes? Mira como te dejaron, Kiyoshi trae el botiquín –el aludido ya lo traía antes de que se lo pidieran. Le revolvió el cabello a su hijo mientras este arrugaba un poco la nariz producto del dolor – ¿Vez? Te esta doliendo. Bueno Miyuki pero que pretendes ¿matarme un día de estos? o ¿Que termine en prisión por los asesinatos múltiples que tendré que realizar? –tanto Kiyoshi como Miyuki levantaron la cejas hasta su límite y después Miyuki dirigió una mirada suplicante a su padre para que interviniera
-ya, ya, no es para tanto. No hace falta que empieces a pedir nombres, Kazuya sabrá como manejar la situación y evitara meterse en problemas, ¿verdad? -Miyuki torció el gesto no muy convencido de que aquello fuera posible, pero fue la insistencia de su padre lo que lo obligaron a asentir con la cabeza mientras Hanamiya seguía curando sus heridas.
Al día siguiente mientras despedía a su hijo, le susurro al oído
-asegúrate que no se olviden de ti y recuérdales que les conviene dormir con un ojo abierto.
Miyuki no pudo evitar soltar una carcajada, su madre siempre le daba ese consejo, e imaginaba que más que ayudarlo terminaría metiéndolo en más problemas. Pero aun así era divertido seguirlo hasta cierto punto.
Y aun en el presente aquel seguía siendo el consejo que le daba a su pequeño, que ya no era tan pequeño. Pero que en ese momento se aferraba a él mientras ocultando su cara para que nadie lo viera llorar. Kiyoshi los observaba desde el marco de la cocina y no podía evitar que su tan característica sonrisa apareciera en su rostro, definitivamente amaba a ese par.