Ser miembro de la familia Akashi no era tarea fácil, pero Mei era una versión revolucionada de lo que significaba serlo. No cargaba con la perfección de la familia como lo había hecho su padre y era lo bastante egocéntrico como para disfrutar del exceso de atención.
A su corta edad ya había pasado por casi todas las actividades habidas y por haber, se podría decir que en todas era excelente incluido el basket pero ¿que chiste tenia jugar el mismo deporte que sus padres? Aquello le parecía absurdo, ni que fuera igual a sus padres.
Mei no terminaba de decidirse en donde erigir su imperio, estaba entre el futbol y el voleibol pero no terminaba de decidirse, era una decisión importante. Como cosa del destino, sus padres lo llevaron a una reunión con los antiguos miembros del equipo de su papá, la tan afamada generación milagrosa. En contra de lo que cualquiera pudiera decir a Mei le agradaban esas reuniones siempre podía jugar con Eijun que era un año menor que él pero era de los pocos que le seguían el paso. Yuuki y Jun eran mayores y como que no era lo mismo y en cuanto a Furuya, el niño pasaba la mayor parte del tiempo dormido, así que Eijun era su mejor opción para compañero de travesuras.
Sin embargo esta vez Eijun le puso frente a sus ojos una pelota de beisbol que lo hizo bizquear
-y ¿tú qué haces con esa cosas? No se supone que te dan miedo las pelotas
-solo las de basket y esta es de beisbol, Mei-chan ¿has oído del beisbol?
-obvio –los ojos de Eijun brillaron con tal intensidad que hicieron que el pequeño Mei diera un paso atrás
-¿en serio? Y ¿te gusta? Yo creo que es lo máximo en el mundo, Yuuki me enseño a jugar –una idea comenzó a formarse en su cabeza
-mmm pues no sé, creo que si es interesante.
-además el pitcher esta en el centro del campo y todos lo ven –esta vez fueron los ojos de Mei los que brillaron con intensidad
-así que le pitcher ¿eh?
Paso la tarde jugando a atrapar la bola con Eijun. Desplazando al voleibol de sus opciones, aun así la idea del futbol era fuerte.
…
Al siguiente fin de semana Mei acompaño a su mamá a una pequeña reunión con los miembros de su antigua escuela, el niño hacia un puchero porque había aceptado ir esperando encontrarse con Eijun, sin embargo a mitad del camino Furi le dijo que Kuroko no asistiría.
Suspiró al ver que el único presente era Miyuki. A diferencia de Eijun, Kazuya siempre lograba irritarlo y creía que disfrutaba provocándolo. Aun así era mejor estar con el que completamente solo. Mientras se acercaba a él pudo notar que Miyuki jugueteaba con una pelota de beisbol.
-¿También tu juegas beisbol?
-¿yo también? ¿Quién más lo hace?
-pues al parecer Ei-chan
-mmm pues si –su lado competitivo comenzó a cosquillearle en algún lugar de su cerebro –yo también juego
-que interesante –Kazuya levanto una ceja
-y ¿tu Mei? Por fin vas a dejar de ser solo palabras –ese era el último empujón que necesitaba
-¡ja! que yo recuerde nunca he sido solo palabras. Y para que lo sepas yo también juego
-seguro fue después de que Eijun te lo dijera
-claro que no… era una idea que lleva tiempo dándome vueltas en mi cabeza –técnicamente era cierto; se había decidido no por Eijun sino por el engreído que tenía en frente. –más vale que te prepares Kazuya, porque voy a arrasar con todos los que se pongan en mi camino. Tal vez te convendría estar de mi lado
-hahahaha no gracias, va a ser mas divertido enfrentarte.
Miyuki le dedico su sonrisa burlona, definitivamente era su pasatiempo provocarlo pero Mei se prometió que algún día le arrebataría esa sonrisa de la cara.
Cuando regresaron a casa y mientras cenaban le anuncio a sus padres que ya no quería estar cambiando de actividad, que a partir de ese momento entrenaría para ser el mejor pitcher de Japon. Furi se mostro sorprendido por la extraña aura que rodeaba a su hijo mientras que Akashi no podía evitar sonreír complacido ante la determinación de su hijo.
…
Mei no tardo mucho tiempo en darse cuenta que Miyuki no era solo palabras, le basto ver un partido para comprobar que era bastante bueno. Con alguien como él estaba seguro que lograría su objetivo.
Con el paso de los torneos las ambiciones de Mei se fueron alterando ligeramente. Su padre había sido famoso por ser parte de la generación de los milagros, quienes habían ganado el título nacional tres años seguidos, había visto en la televisión los partidos del torneo nacional y el evento era impresionante y la atención que el pitcher recibía era justo el tipo de atención que a él le encantaba. Aquel montículo era su objetivo pero llegaría hasta el con el mejor equipo posible, uno que él personalmente conformaría. Y con eso estaría aun mas por encima de la leyenda de su padre, el cual había formado parte de un equipo de campeones de manera fortuita sin embargo Mei forjaría el suyo.
Poco a poco fue conformando su lista. Eijun estuvo un tiempo en ella pero también jugaba de pitcher y era zurdo, además prefería que fueran solo miembros de su edad. De esa manera podrían conquistar el título nacional los tres años seguidos. Sus planes marchaban según lo planeado, después de todo nadie le negaba nada a un Akashi… o por lo menos eso creía
-me imagino que ya te llegaron las ofertas de escuelas y supongo que ya sabes cuál es tu elección
-mmm tal vez...
-vamos Kazuya, no quieras hacerte el misterioso conmigo. Nadie podrá vencernos en la prepa. Solo piénsalo una batería de monstruosos genios que conquista el nacional...
-pues suena bien, siempre y cuando vayas a Seido
-espera ¿qué?
-ya me oíste, yo escogí Seido
-pe-pero ¿por qué? ¿Acaso no te llego invitación de Inashiro? Porque si es así yo puedo arreglarlo
-hahahaah no digas tonterías, por supuesto que recibí invitación de Inashiro pero no pienso entrar en esa escuela
-¿acaso te golpearon con una pelota la cabeza? –la expresión de Mei era de completa incredulidad
-que no, ya te lo he dicho, si vas a formas un super equipo lleno de estrellas, prefiero enfrentarlos que estar en el. Así que deja de hacer cosas innecesarias
-te vas a arrepentir y de eso me encargo yo
-hahaha pues inténtalo te estaré esperando…
…
Mei era un Akashi y cuando amenazaba era porque estaba dispuesto a cumplirlo. Era la segunda vez que le arrebataba el boleto al nacional a Miyuki, aun que la última vez no había logrado llegar a conquistarlo. En esta ocasión sería diferente, esta vez no se detendría hasta lograrlo y al hacerlo haría que Kazuya en verdad se arrepintiera por no aceptar su oferta. Aun así, muy en el fondo de su cerebro sabía que esos dos boletos que le había quitado al catcher solo servían para que lo intentara con más fuerza y la expectativa de enfrentar no solo a Kazuya sino también a Eijun hacia que Mei sonriera mientras regresaba a Inashiro…