El corazón de Kuroko se estrujaba cada vez que oía los sollozos de Eijun, el cual se encontraba recostado en el asiento trasero. Cada tanto dirigía su mirada a Kagami pero el otro parecía completamente concentrado en el camino con el seño frunció. Kuroko dejo escapar un suspiro, se daba cuanta que Taiga estaba tratando de evadir la tristeza de oír a su hijo llorar. Inevitablemente ambos adultos recordaban su tiempo en Seirin y en aquella dolorosa derrota en contra de Aomine.
Sabían que ese solo era el principio del camino de su Eijun pero no por eso dejaba de ser doloroso. En algún momento de recorrido, el menor se había quedado dormido. Cuando llegaron a su casa, ninguno de los dos tuvo el corazón para despertarlo y Taiga termino cargando a su hijo hasta la casa. Una sonrisa se instaló en su rostro al recordar que ya no era un pequeño de cuarto años al que solía llevar en brazos cada vez que agotaba sus energías correteando en el parque.
Kuroko arropo a su pequeño mientras Taiga los veía desde el marco de la puerta. El más alto se adelanto a la cocina mientras que Kuroko se retrasaba acomodando un poco el cabello castaño, antes de salir noto que Eijun lo sujetaba de la playera y en un susurro le hablaba
-mamá –inmediatamente Tetsuya regreso a lado de su hijo y se sentó en el borde de la cama
-¿qué sucede Eijun?
-cuando jugaste en Seirin, ¿tuviste miedo de algún jugador? –la expresión de Kuroko se vio ligeramente afectada antes de recomponer una pequeña sonrisa
-si Eijun, en algún momento sentí miedo de Akashi-kun y de Aomine-kun, pero ¿sabes? Eso no impidió que siguiera luchando y que siguiera intentándolo –ante esas palabras Eijun dejo escapar un suspiro y se encogió ligeramente –tuviste miedo ¿cierto? –El menor asintió con la cabeza incapaz de aceptarlo con palabras –se que fue difícil, los jugadores de Inashiro se aferran a la victoria de una manera aterradora, eso no hay duda… pero quiero que sepas que lo hiciste muy bien. Brillabas en el montículo –Sawamura hizo un tierno puchero
-lo dices porque soy tu hijo –una ligera risa escapo de su madre
-bueno si, pero Kise-kun también lo dijo
-¿tío Kise lo dijo?
-aja –la tensión se aligero un poco en la habitación
-Yuki-senpai es increíble, no se derrumbo en ningún momento y ayudo a todos a recomponerse, pero… -un ligero sollozo se le volvió a escapar al menor –en el autobús… lo vi… estaba llorando –Kuroko envolvió con sus brazos al pitcher
-eso es lo que te está preocupando ¿cierto? Que los mayores no lograran llegar a Koshien. –un nuevo sollozo –escúchame Eijun, nada de eso es tu culpa, no eres responsable por esta derrota. Tienes que volver esto tu fuerza para que cuando pasen los años seas capaz de ver a tus senpais a la cara y decirles que hiciste de sus sueños tu fuerza y que cumpliste con la meta que a ellos se les negó. –Eijun lloro un poco más fuerte, Kuroko entendía que era necesario que se desahogara para poder seguir adelante.
Kagami estaba en la cocina pero era capaz de escuchar el llanto de su hijo. Intentaba concentrarse en preparar la comida pero no podía evitar sentirse abrumado, definitivamente era mucho peor ver desde las gradas, que jugar en cualquier tipo de cancha. Su hijo estaba sufriendo y el era incapaz de hacer algo. Cuando volvió a subir a la habitación de su Eijun, ya no lloraba y solo estaba abrazado a Kuroko.
Empezaron a comer y Kuroko no pudo evitar quedarse con los palillos a medio camino, Eijun estaba comido casi tanto como Taiga y eso era decir mucho. Kagami también lo notó y de algún modo eso se convirtió en una competencia para ver quien le ganaba a quien más comida. Al final eso fue un completo desastre, ambos tenían la cara sobre la mesa y no podían moverse de lo llenos que estaban. Con la calma del mundo Tetsuya recogió su plato
-siempre tienen que llevar todo al extremo
-¡aaahhh! –Eijun se levanto de la silla a una velocidad que no tenía lógica, señalo a su padre mientras rebatía –la culpa es de papá, quien lo manda a cocinar tan delicioso… -y fue todo lo que pudo decir, el movimiento brusco provocó que sintiera ganas de vomitar, obligándolo a volverse a sentar. Kagami al ver la reacción de su hijo se sentía tan aliviado que no le dieron ganas de discutir, además que no podía hacerlo.
Kuroko también se sonrió. Hacía mucho que no escucha al escandaloso de su hijo en la casa, era bueno tener el ruido de vuelta. Padre e hijo se dejaron caer en los sillones con la única intensión de reposar la comida mientras veían un poco la televisión. Había un partido de basket y Taiga no perdió oportunidad para dejarle en ese canal, Eijun dejo escapar un suspiro.
El partido estaba llegando a su final cuando Taiga apagó la televisión provocando que Eijun mirara a su padre con el seño fruncido
-vamos a fuera –el niño parpadeo pero siguió a su padre.
Ya se imaginaba por donde iba la cosa, a su padre seguramente se le había antojado jugar basket después de ver el partido. Sin embargo no pudo ocultar su asombro cuando en lugar de arrogarle una pelota de basket le arrojo una de beisbol y le extendió un guante. Parpadeo antes de recibirlo
-que yo recuerde ninguna de estas cosas muerde Eijun
-¡eso ya lo sé! pero apestas en el beisbol ¿por qué me das esto?
-¡¡¡oyeeee!!! –Dejo escapar un suspiro y paso su mano por el cuello –cuando me sentía abrumado lanzar al aro era la única forma que conocía para calmarme. Así que pensé que tal vez funcionaria en ti –Eijun paso la vista de la bola a su padre, sonrió y le regresó la pelota
-hahahahahah después no digas que no te lo advertí, debes estar listo para recibir los pases de la próxima estrella de Seido hahahha – al escuchar ese sonido, Kagami se sintió completamente aliviado y pudo ver que incluso Kuroko se había asomado por la ventana al escuchar la risa de su hijo
-no seas tan irrespetuoso enano, de verdad que no sé de dónde sacaste ese carácter.
-de ti –se escucho amortiguado y procedente de la casa
-¡oi Kuroko, eso no es cierto!