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Enamorado de Minato Namikaze por Fullbuster

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Notas del capitulo:

Empieza la segunda parte: Sasuke-Naruto-Sasuke.

Naruto Uzumaki POV


 


La luz entraba por la ventana, ya era de día y para mí sólo significaba una cosa… ¡Gamberradas! Me encantaba hacer rabiar a Sasuke. Vivía conmigo desde siempre, en mi casa y es que mi padre se había casado con su hermano mayor. Para mí era todo un jaleo, yo no tenía por qué compartir mis cosas con él y la única ventaja que tenía que viviera aquí era que podía gastarle bromas hasta la saciedad.


Miré algo entristecido por la ventana, el cielo estaba encapotado y sé que llovería en cualquier momento, un día triste como mi vida. La gente de esta villa me rechazaba y no entendía por qué, mi padre siempre decía que yo era alguien especial y que un día lo demostraría pero yo me sentía como un bicho raro. Las chicas siempre iban tras Sasuke, a mí ninguna me hacía caso. Los otros niños de la academia querían estar siempre con Sasuke aunque él era muy frío y borde, solía ir solo, ni siquiera me prestaba atención a mí y eso me molestaba porque vivíamos juntos. ¿Qué derecho tenía a ignorarme?


¿Por qué la gente me ignoraba? ¿Por qué nadie quería ser mi amigo? Al final siempre acababa sentado solo en uno de los columpios bajo un árbol mirando entristecido cómo todos jugaban sin mí, cómo hasta Sasuke, que vivía conmigo, prefería estar solo a hacerme compañía. Había intentando durante tantos años hacer amigos y al final… renuncié a conseguirlo, ahora sólo me apetecía hacer rabiar a Sasuke y al resto de niños, no me hacía falta tener amigos, yo renunciaba a ellos ahora.


Toqué mi frente con mi mano apartándome un poco el flequillo y cogí de mi mesilla un pequeño espejo mirándome. ¿Tenía algo raro para que nadie quisiera jugar conmigo? Era rubio, de ojos azules… parecía un niño normal. ¿Era por mis marcas en las mejillas? ¿Tan malo podía ser eso para espantar a la gente de mi lado?


Escuché un ruido por el pasillo, alguien estaba caminando en dirección al aseo y supuse que sería Sasuke que ya se había levantado y se prepararía para ir a la academia. Él siempre me robaba el baño, teníamos un horario puesto y hoy me tocaba ducharme a mí primero pero como siempre… él se adelantaba y luego me decía que yo era un lento que perdía el tiempo en la cama, un perezoso al que le costaba levantarse, era un borde sin remedio. Sonreí cuando escuché cómo cerraba la puerta y ponía el cerrojo para evitar que alguien entrase.


Me levanté corriendo con mi pantalón corto del pijama y mi camiseta oscura con el emblema de los Namikaze. Dejé el espejo en la mesilla y abrí la puerta de mi habitación con rapidez saliendo corriendo escaleras abajo abriendo los cajones de los armarios buscando lo más importante. Abrí todos los cajones hasta que caí que podrían estar en el más alto, así que cogí una silla y me subí encima viendo los globos en una bolsa.


Mi padre siempre tenía de reserva por las fiestas que daban en casa y por los cumpleaños, era tradición en esta familia celebrar muchas cosas, supongo que por culpa del trabajo de mi padre, ser Hokage le hacía tener que asistir a innumerables fiestas de todos los clanes. Salí corriendo con los globos cuando me topé con Itachi en la puerta que entraba a preparar los desayunos.


- ¿Dónde vas con esos globos, Naru? – me preguntó cariñosamente.


- Es para un trabajo de la academia – le dije y él se sorprendió.


- Ya veo, ten cuidado – me dijo dejándome marchar y siguió hacia la cocina para preparar las cosas.


Me metí corriendo en mi habitación sacando la pintura de los botes y metiéndola con agua de una botella en los globos. Sasuke se iba a enterar de lo que era bueno. No podía dejar de sonreír y preparé por lo menos dos globos, creo que sería suficiente por hoy. Tomé de mi escritorio un alambre fino y me fui a la puerta del baño llevando conmigo los globos tras asegurarme de que mi padre también había bajado ya a ayudar a Itachi con los desayunos.


Metí el alambre en el pestillo y lo moví hasta que oí cómo abría. Sasuke con todo el ruido del agua no escuchaba nada, menudo idiota estaba hecho. Tan genio que se creía y tan imbécil como para no verme venir. Sonreí como nunca cogiendo los globos y entré de golpe ante el asombro de un Sasuke completamente desnudo dentro de la ducha.


- Guerra – le grité lanzándole el primer globo escuchando su queja.


- Voy a matarte, Naruto – dijo de golpe intentando salir a por mí pero yo le tiré el segundo globo que le dio de lleno en la cara saliendo corriendo del baño y bajando hacia la cocina.


- Naruto… Ven aquí desgraciado – me gritó.


Llegué hasta la cocina aún con el pijama y me senté en la silla sonriendo mientras Itachi y Minato me miraban sin entender nada. Mi padre me puso un tazón de leche frente a mí con unos cereales, creo que él no sospechaba nada, pero Itachi sí se olía algo.


- ¿Aún no te has vestido, Naruto? – me preguntó.


- Sasuke ocupa la ducha siempre – me quejé - ¿No se supone que hoy era mi turno de entrar primero?


Itachi y Minato se miraron dudando para luego echar un vistazo a la planilla del frigorífico. Itachi sonrió de golpe dándome la razón, yo tenía que haberme duchado hoy antes que el Uchiha. Sonreí antes de ver a Sasuke desnudo tapándose su diminuta intimidad con la toalla, mojado con manchas de pintura y con champú en el pelo aún. No pude evitar reírme al ver a ese crío de diez años tan enfadado con mi pequeña broma.


- Yo te mato pequeño desgraciado – dijo lanzándose contra mí y tirándome de la silla al suelo.


Sasuke se cayó encima de mí agarrándome con fuerza de la camiseta y echando su puño hacia atrás para golpearme pero Itachi se metió en medio agarrándole el brazo mientras lo apartaba de encima y Minato me ayudaba a levantarme.


- Ya está bien. ¿Nos contáis qué ocurre aquí? – preguntó mi padre con seriedad.


- Ese imbécil me ha tirado un globo lleno de pintura cuando me estaba duchando – se quejó Sasuke – mirad cómo me ha dejado.


- ¿Naruto? – preguntó Itachi inquisitorio.


- Tú lo dijiste… era mi hora de ducha y él se coló, es su culpa – le dije – aprende a respetar tus turnos.


- Y tú aprende a respetar las puertas cerradas – me gritó enfadado – Me ha abierto el pestillo. ¿No le vais a decir nada?


- Vale… Naruto, las puertas no se abren, dame ese alambre que utilizas – dijo Minato y yo miré la sonrisa de Sasuke.


- Pero… - intenté hablar.


- Pero nada – me dijo mi padre – quiero que subas a tu habitación y me traigas ese alambre y tú, Sasuke… respeta los turnos.


- Pero… - intentó quejarse.


- Nada de peros – dijo Itachi – me dan igual las excusas, ya has oído.


- ¿Por qué siempre me llevo yo las broncas de lo que hace él? – preguntó enfadado – soy yo el que está lleno de pintura. No sabe tratar con la gente, es imbécil, por eso siempre estás solo, nadie te quiere.


Aquellas palabras de Sasuke me dolieron, ya tenía muy claro que nadie me quería, no hacía falta que me lo recordase constantemente, pero él siempre acudía al mismo golpe bajo, yo sólo quería que se fijasen un poco en mí, que me prestasen atención y con las bromas conseguía atención durante un rato.


- Tiene novia – dije de golpe aunque era mentira.


- ¿Qué? – me preguntó él extrañado - ¿Qué dices ahora? Eso es mentira.


- Sasuke… - dijo Itachi de golpe - ¿Qué hemos hablado de las chicas? Por dios… tenéis diez años, controlaos un poco.


Mi padre no había abierto la boca pero sonreía tras Itachi y creo que se reía por algo de su pasado, no parecía muy conforme con lo de los diez años.


- Pero que no tengo novia – dijo Sasuke enfadado – se lo está inventando como la mayoría de cosas que dice por esa bocaza que tiene. ¿Por qué siempre soy yo quien se lleva las broncas? – preguntó y yo sonreí.


Quizá se las llevaba él por una sencilla razón, yo no tenía amigos, con ir a mis padres un par de veces y decirles que me sentía solo y poco querido, ellos trataban de animarme, así que las broncas iban directas para Sasuke. ¿Jugaba sucio? Era muy posible, pero era la forma en que conseguía salir de estos líos y hacer rabiar a Sasuke.


Minato me mandó a mi habitación a por el alambre mientras le decía a Sasuke que terminase de lavarse o llegaríamos tarde a clase. Subí las escaleras al lado de Sasuke que me dio una colleja de la que me quejé.


- ¿Pero qué haces, idiota? – le pregunté.


- Tú sí que eres idiota, no paras de mentir y meterte en líos.


- No es cierto. Todas las chicas de clase están tras de ti.


- Será porque soy más interesante que un Dobe como tú.


- Papá… el Teme me está llamando Dobe – grité y Minato sacó la cabeza a través de la puerta.


- Ya está bien los dos. ¿Por qué no podéis llevaros bien? Sasuke no insultes a tu hermano y Naruto… por favor compórtate.


- Pero es un Dobe – dijo Sasuke


- No lo soy.


- Pensabas que uno de ellos se había quedado embarazado. ¿Cómo va a quedarse embarazado un hombre, imbécil? – me gritó.


- Tenía cuatro años, Teme. ¿Qué querías que creyese? Vivía con dos hombres y… con un animal de compañía como tú.


- Naruto – se quejó mi padre – el alambre.


- Voy – le dije terminando de subir las escaleras y buscando uno de los muchos alambres que había hecho para fastidiar a Sasuke, no pensaba darlos todos, los necesitaba para molestar al idiota.


Entregué el alambre a mi padre y éste se marchó a terminar de preparar los desayunos metiéndonos prisa para que acabásemos de una vez y bajásemos a desayunar. Sasuke volvió a meterse al baño para terminar de ducharse pero yo no podía permitir algo así, por lo que bajé a la cocina y cuando estuvieron bastante distraídos Itachi y Minato, apagué el agua caliente escuchando el grito de Sasuke.


Volvió a bajar con la cabeza a medio aclarar y enfadado, pero yo hice como si no supiera nada de todo esto. Seguí tomándome el desayuno y Minato resoplando le comentó a Sasuke que se acercase a la pila dónde aún quedaba agua caliente que él se lo aclararía. Ayudó a Sasuke y en cuanto estuvo limpio su pelo, se marchó a terminar de arreglarse apareciendo ya vestido y arreglado para desayunar.


Sasuke fue a coger los cereales cuando yo fui el primero en cogerlos para ponerme cereales. Realmente no quería, pero con tal de tocarle las narices me daba igual. Volqué lo que quedaba en mi cuenco mientras él sonreía como quien no se lo cree.


- ¿Qué haces? Tú nunca tomas cereales – me dijo.


- Hoy me apetecían – le comenté.


- Como no… siempre te apetece lo que voy a comer yo – me dijo de forma ofensiva pero yo pasé de su comentario.


- Toma – dijo Itachi dejando un paquete nuevo en la mesa y me lancé a cogerlo pero Sasuke fue más rápido y lo cogió antes echándose cereales en su bol – toma – me dijo dándome la caja tras ponerse él y me sonrojé un poco. ¿Me la estaba ofreciendo?


La cogí entre mis manos y entonces sonrió de esa forma prepotente en cuanto ya la tenía en las manos.


- Eres tan predecible, siempre coges mis sobras – dijo ofensivo y yo cabreado miré los cereales enfadado.


Metí la mano dentro de los cereales y saqué el regalo que venía en la caja. Un anillo envuelto en una bolsa y lo miré sonriendo.


- Toma, damisela, creo que te quedará mejor a ti que a mí, para que luego no digas que no te regalo nada – le dije lanzándole el anillo.


- Qué infantil eres, Naruto – me dijo cogiendo la bolsa con el anillo y abriéndolo – se lo regalaré a mi novia – dijo siguiendo mi mentira pero sé que lo decía en serio con lo de regalárselo a alguna chica.


- Ni se te ocurra, te lo he regalado a ti – me enfadé.


- ¿Y para qué lo quiero yo, Naruto? – me preguntó burlón – se lo daré a la persona más importante en mi vida. ¿Qué te parece? – dijo con su sonrisa de superioridad.


- Haz lo que te dé la gana – le dije levantándome enfadado y cogiendo mi mochila para irme.


- Naruto… cámbiate – me dijo Sasuke riéndose y me miré viendo que aún llevaba el pijama.


- Deja de reírte, imbécil – me quejé rojo como un tomate.


Subí a mi habitación y lancé de mala manera la mochila encima de la cama abriendo el armario para vestirme. Volví a coger mis cosas y salí de casa encontrándome a Sasuke ya en la puerta que se iba.


Iba a salir por la puerta cuando me acordé que me había olvidado mi almuerzo pero al querer entrar en la cocina Itachi estaba hablando con mi padre, algo sobre el demonio de nueve colas. ¿Qué era eso? Oí que decían que la gente le tenía miedo a ese demonio, Minato se sentía culpable y yo no entendía nada, sólo podía ver a Itachi acercarse a él abrazándole y tratando de calmar su llanto. Apenas tenía diez años, pero podía entender que mi padre llevaba una dura carga en sus hombros.


- Le salvaste, Minato – le decía Itachi – no te preocupes tanto, es fuerte, superará esto, demostrará a la gente de lo que es capaz.


- Lo sé, pero aún así me duele ver cómo lo tratan. Si no lo hubiera metido dentro de él, es mi culpa.


- No es tu culpa. Está vivo gracias a ti y eso es lo importante.


Decidí no molestar su conversación y me marché sin el almuerzo. Sasuke al verme salir algo preocupado me miró y preguntó, pero yo le dije que se metiera en sus asuntos y empecé a caminar. Al final siempre acababa haciendo este paseo con él y no sé por qué, yo siempre intentaba salir antes o después que él para no coincidir, pero aquí estaba, al lado de Sasuke caminando hacia la academia.


Recorrimos el largo paseo lleno de tiendas del clan Namikaze y la gente nos saludaba, yo saludaba también sonriente pero había gente que en ese momento se callaba y miraba a otro lado. ¿Por qué hacían eso? ¿Por qué saludaban a Sasuke pero no a mí? No entendía nada y bajé mi mano algo entristecido.


- Naru… - trató de hablar Sasuke también algo dolido pero yo no permitía que ni siquiera él me tuviera lástima.


- ¿Qué? – le pregunté borde – déjame en paz, ¿vale? No merecéis la pena ninguno. Iré yo solo a clase.


Salí corriendo de allí y no me detuve hasta entrar por el bosque de los Namikaze, atravesándolo llegaría al centro de la villa, justo a la academia pero no sé si quería ir allí. Al final acabé frente a la puerta de la academia y vi a los niños corriendo y jugando entre ellos, llegaba pronto y miré bajo mi árbol a cierta distancia mi solitario columpio.


Me acerqué a él y me senté. Todo con Sasuke me salía mal, él era increíble, el mejor de la clase, el que se llevaba a todas las chicas, todos querían estar con él y yo… yo sólo estaba aquí en este columpio sin amigos, sin nadie a quien le importase, porque hasta cuando vi llegar a Sasuke, él iba de sobrado. Los otros niños se pegaban por ser sus amigos y él… podía permitirse el lujo de pasar de todos ellos, entraba solo sin hablar con ninguno y se sentaba en su sitio. Lo miré a través de la ventana, allí estaban todas las chicas peleándose entre ellas para sentarse a su lado, para estar con él, para conseguir su atención.


Resoplé y me decidí a entrar antes de que llegasen los maestros. No creo que fueran a tardar mucho ya. Entré al aula y subí los pocos peldaños que había hasta llegar a mi fila, la misma en la que estaba Sasuke. Éste se encontraba en el otro extremo sentado y rodeado de muchas chicas, todas intentando que las mirase o les hablase pero Sasuke mantenía su mirada fija hacia el frente con sus brazos apoyados en la mesa y sus manos cubriendo su boca. ¡Odiaba esa pose de “paso de vosotros porque molo más que nadie”!


Me senté en el extremo opuesto, lo más alejado de las locas fans que tenía Sasuke, apoyé mis brazos en la mesa y recosté mi cabeza sobre ellos observando la escena. Todas le preguntaban cosas personales como su color favorito, su comida preferida, si le gustaban las chicas con pelo largo, si usaba slips o boxers... ¿Qué clase de preguntas eras esas? Fruncí el ceño cabreado. ¿Por qué tenían que preguntar todo aquello? ¿Por qué siempre se tenían que fijar precisamente en él y querer saber todo lo relacionado con el teme? Odiaba que las chicas sólo tuviesen ojos para él... ¿Sentía celos? Por supuesto que sí. ¡Había más chicos en clase!


Menos mal que Iruka-sensei llegó justo en ese momento silenciando todo el alboroto que estaban armando porque creo que no hubiese aguantado más todo ese escándalo, aunque dos chicas se quedaron al lado de Sasuke tirándose del pelo para decidir quién se sentaba hoy a su lado. Se trataban de Sakura Haruno e Ino Yamanaka. Podría decirse que ellas eran las presidentas del club de fans del bastardo, eran las que más le perseguían y las que más intentaban averiguar todo sobre la vida de Sasuke.


- Haruno, Yamanaka, dejen de pelear y tomen asiento ya – les regañó Iruka.


Sonreí levemente aunque oculté mi sonrisa entre mis brazos. Me gustaba Iruka, era de las pocas personas en la villa que me trataba bien aunque siempre acababa gritándome cuando hacía alguna trastada. Miré de reojo a mi izquierda para ver que Sakura era la que había ganado la batalla esa vez, había aprovechado que Ino se había quedado quieta por el regaño de Iruka-sensei para sentarse al lado del teme.


Iruka comenzó con las clases explicando la lección de ese día, pero a los pocos segundos de comenzar dejé de escucharle. Me aburría mucho, nunca había logrado concentrarme porque la teoría me daba sueño y al final acababa durmiéndome en medio de la clase. Y creo que eso fue lo que pasó porque un fuerte golpe en mi cabeza me hizo abrir los ojos alarmado. Me llevé mis manos a la zona golpeada intentando mitigar el dolor mientras un par de lágrimas salían de mis ojos.


- Naruto – gritó Iruka - ¿Cuántas veces te he dicho que prestes atención en clase y no te quedes dormido? - me preguntó enfadado.


- No estaba dormido, sólo estaba descansando la vista, Iruka-sensei -le contesté con un puchero en la boca.


- Pues descansa la vista en tu casa – me dijo antes de seguir con sus explicaciones.


Me pregunté qué me habría lanzado porque aún me dolía el golpe en la cabeza. Me giré mirando a mi alrededor para intentar localizar el objeto que me había tirado y lo vi tras de mí en el suelo. ¡Me había golpeado con el borrador de la pizarra! Miré mal a mi profesor intensificando mi puchero, a veces Iruka-sensei podía llegar a ser muy bestia cuando se cabreaba.


Tras varios minutos intentando retener en mi cerebro la lección que nos enseñaba Iruka, mi mente no pudo más y acabé tirándome encima de la mesa con los brazos extendidos. ¡Me aburría mucho! Pensé en lo que podía hacer para entretenerme y una idea acudió a mi cabeza. ¿Cómo había tardado tanto en molestar a Sasuke? Era la mejor manera de pasar un rato divertido y que aquella tediosa clase pasase rápido, pero Sakura estaba entre nosotros así que no sabía cómo molestarle con ella de por  medio. Entonces se me ocurrió algo que podría fastidiar mucho al teme.


Me acerqué hasta Sakura para poder hablarle sin que nadie pudiera escucharnos. Ella se alejó un poco cuando lo hice y me miró con asco. Aunque me molestó que me mirase de aquella manera, decidí fingir que no me dolía y sonreí ampliamente. Giré mi cabeza comprobando a mi alrededor que nadie nos prestaba atención y me incliné ligeramente hacia ella colocando mi mano al lado de la boca.


- Deberías mantenerte alejada de Sasuke – le murmuré y Sakura me miró con recelo.


- ¿Ah, sí? ¿Y eso por qué? - me preguntó desconfiada.


- Sasuke tiene un grave caso de piojos – le dije en voz baja y ella me miró enfadada.


- Qué bajo caes. Te inventas rumores falsos sobre Sasuke-kun porque le tienes envidia.


Aquellas palabras me dolieron un poco pero no lo demostré. Siempre era a Sasuke al que las chicas defendían y de mí pasaban. Sabía que me estaba inventando aquello pero no porque sintiera envidia, sino porque me aburría y mi entretenimiento favorito era incordiar a Sasuke.


- Puedes pensar que estoy mintiendo pero soy yo quien vive con él y le he visto quejarse y lloriquear como un bebé cada vez que su hermano le echa ese champú especial  y le pasa el peine especial por el pelo – le dije levantando los hombros con indiferencia.


Observé de reojo cómo poco a poco Sakura comenzaba a creerme y me alejé de ella volviendo a mi sitio con una sonrisa de satisfacción en mi cara para que no sospechasen de mí. Sakura estaba tan concentrada en mis palabras que no se dio cuenta de nada. Noté que se alejó un poco de Sasuke mirándole y temblando asustada, creo que iba a entrar en estado de pánico en unos segundos. Los temblores de Sakura llamaron la atención del teme que la miró extrañado pero antes de que pudiera averiguar qué le pasaba, Sakura dio un tremendo grito interrumpiendo la lección. Toda la clase se quedó en silencio y los alumnos se giraron para mirarla extrañados.


- Haruno, ¿se puede saber qué le ocurre? - le preguntó Iruka preocupado pero molesto a la vez.


- Pi-pi... - balbuceaba Sakura.


- Frentona, si tienes ganas de ir al baño, no hace falta que grites de esa manera – se burló Ino.


- Piojos – gritó señalando a Sasuke y levantándose para alejarse de él.


Todos se quedaron mirándole sorprendidos durante un momento pero en cuanto la palabra “piojos” llegó a sus cerebros, empezaron a gritar y correr de un lado a otro alejándose de Sasuke. Aunque algunos chicos chillaban repitiendo una y otra vez “Sasuke tiene piojos” mofándose de él.


- Yo no tengo piojos – gritó enfadado intentando explicarse.


Sonreí travieso, había conseguido interrumpir aquella aburrida clase y encima había conseguido fastidiar la imagen de niño perfecto que tenía el teme.


- Tú – oí la voz tétrica de Sasuke muy cerca de mí, creo que me había visto reírme – Has sido tú, ¿verdad?


- No sé de lo que me hablas – mentí haciéndome el inocente.


- Te conozco, siempre estás fastidiándome y te he visto sonreír con esa sonrisa que siempre pones cada vez que me molestas con alguna de tus bromas pesadas.


Iba a contestarle pero Iruka-sensei gritó que nos calmásemos y que volviéramos a nuestros sitios. Todos se quedaron en silencio y obedecieron a nuestro profesor. Sasuke acabó sentado a mi lado mientras que Sakura ocupaba el anterior puesto del teme, pegada tan al filo que estaba a punto de caerse, no quería acercarse mucho a Sasuke.


- ¿Os habéis tranquilizado ya? - preguntó pero nadie contestó – Tomaré eso como un sí. Sigamos con la lección y, Sakura, la próxima vez que causes este caos en la clase te quedarás castigada.


Después Iruka, siguió con sus explicaciones y yo volví a sentirme aburrido pero ahora tenía al bastardo a mi lado para molestarle mejor. Le observé divertido pensando en qué podía hacerle ahora, había vuelto a poner esa mirada fría y distante tapando su boca con sus manos. A veces era demasiado serio y aburrido. De repente, sus ojos se centraron en mí y temblé ligeramente de miedo, Sasuke estaba muy enfadado pero no entendía por qué, no había sido para tanto. ¿Acaso le gustaba Sakura y se había cabreado porque ahora ella no quería acercarse a él? Pero él nunca había dado indicios de ello...


- Uzumaki – la voz de Iruka me sacó de mis pensamientos.


- ¿Sí, Iruka-sensei? - dije mirándole.


- Sal aquí a demostrarnos cómo creas un clon de sombras.


Me lamenté internamente mientras me levantaba y bajaba hasta llegar al lado de Iruka, aún no conseguía dominar ese jutsu y seguramente iba a hacer el ridículo delante de los demás. Me coloqué frente a Iruka y junté mis manos formando el sello necesario para realizar la técnica.


- Bunshin no jutsu – grité y a mi lado apareció una débil copia de mí mismo tirada en el suelo incapaz de moverse.


Todos mis compañeros comenzaron a reírse y a burlarse de mí, era de los pocos que no conseguían hacer correctamente una copia, por no decir el único. Mi clon desapareció en una nube de humo, no había durante ni cinco segundos.


- ¿Y ése se supone que es hijo del cuarto Hokage? - oí que gritaba algún chico al fondo.


Apreté mi puño enfadado con la cabeza agachada. Sabía que no era tan fuerte como mi padre, no hacía falta que me lo recordasen cada vez que podían. No era la primera vez que alguien me comparaba con él y comentaba que no me parecía en nada, que mi padre era muy fuerte, inteligente, bondadoso y tranquilo... un héroe y que yo era débil, tonto, revoltoso y un monstruo que sólo sabía crear problemas.


- Seguro que le viene por parte de su madre – dijo otro chico.


Me quedé paralizado al escuchar aquello. Jamás nadie había insultado a mi madre y me dolió. Ni siquiera la conocí, no tuve la oportunidad de saber cómo era, sólo podía imaginármela por las palabras de mi padre. Él me dijo que era una mujer muy fuerte, con mucho carácter, enérgica y con un gran corazón que había sacrificado su vida para salvarme cuando un enemigo encapuchado nos atacó. Sentí las lágrimas acumularse en mis ojos pero no les iba a dar la satisfacción a aquellos idiotas de verme llorar por lo que salí de allí corriendo.


Aún por el pasillo pude escuchar algunas de sus burlas y sus risas pero no me detuve, seguí corriendo hasta salir de la academia y llegar al columpio donde pasaba los recreos solo. Me senté en él apretando las cuerdas que lo sujetaban y dejé que mis lágrimas saliesen resbalando por mis mejillas hasta caer al suelo. No entendía por qué siempre se reían de mí, me rechazaban y me miraban con miedo o con odio... ya estaba acostumbrado a que se metiesen conmigo así que podía aguantarlo y fingir que me daba igual pero que insultasen a mi madre había sido la gota que había colmado el vaso. ¡No tenían ningún derecho a hablar así de ella!


Me quedé allí sentado incluso cuando dejaron de salir aquellas gotas saladas de mis ojos. No quería volver dentro, no tenía ánimo ni fuerzas para fingir. De repente, escuché unas voces salir del edificio frente a mí, levanté mi vista para centrarla en la entrada y vi salir a un par de chicos de mi clase. Uno de ellos tenía sangre en el labio e iba murmurando algo y el otro le ofrecía un pañuelo para que se limpiase. Inmediatamente reconocí su voz como la de la persona que había insultado a mi madre.


- Maldito Uchiha, ¿cómo se atreve a pegarme un puñetazo por defender a ese monstruo de Uzumaki? - le escuché cuando estuvo más cerca de mí.


- Es un creído pero al menos ahora está en el despacho del director y seguro que le castigarán – comentó el otro.


¿Había oído bien? ¿Sasuke me había defendido? Me llevé una mano al pecho, sentía un pequeño calor invadiendo mi interior y sonreí feliz. Me bajé del columpio y corrí hasta la oficina del director para esperar a que saliese Sasuke, quería preguntarle si era verdad lo que había oído y por qué lo había hecho. Me senté en la pared frente a la puerta esperando a que el director terminase de hablar con él.


Empecé a impacientarme tras estar veinte minutos allí sentado. ¿Qué tenía que decirle el director para que tardase tanto? Me levanté y comencé a dar vueltas en el mismo sitio nervioso. ¿Y si le habían expulsado por mi culpa y ahora me odiaba como todos los demás? Sé que le gastaba muchas bromas y a veces nos llevábamos como el perro y el gato o incluso Sasuke pasaba de mí y me dejaba solo pero sé que no me odiaba pero si empezaba a hacerlo... no sabría cómo podría soportarlo. Levanté mi mirada asustado cuando oí la puerta frente a mí abrirse y vi salir a Sasuke quien me miró sorprendido por encontrarme allí.


- ¿Qué haces aquí, dobe? - me preguntó tras cerrar la puerta.


- He escuchado a unos chicos que te habían mandado a hablar con el director por pegar a alguien. ¿Es cierto? - le contesté.


En ese instante sonó el timbre que indicaba el recreo interrumpiendo nuestra charla.


- Vamos a por nuestros almuerzos y te explico qué ha pasado.


Le seguí hasta nuestra aula y cuando llegamos no había nadie en ella, ya habían salido todos al patio. Nos dirigimos a nuestros asientos y Sasuke cogió su comida, entonces me acordé que no había cogido mi almuerzo al final, así que ahora me moriría de hambre hasta que regresáramos a nuestra casa.


- ¿Qué te pasa, usuratonkachi? - me preguntó Sasuke.


- Me he olvidado la comida en casa – le contesté deprimido. ¡Tenía hambre!


- Eres un dobe – me insultó y yo inflé mis mofletes molesto – Ven, siéntate a mi lado, te daré parte de mi almuerzo – me dijo con una ligera sonrisa.


De nuevo sentí ese calor en mi pecho pero también en la cara, creo que me había puesto colorado. Agaché mi cabeza para ocultarlo y me senté a su lado. Sasuke puso la comida entre los dos y comenzamos a comer tranquilamente.


- ¿Te ha reñido mucho? - le pregunté incómodo refiriéndome al director.


Por su actitud parecía que no le habían expulsado y  que no estaba enfadado conmigo pero aún así me sentía mal.


- No mucho, el director se ha sorprendido de verme por ahí. Al ser la primera vez que me meto en una pelea, ha hecho lo vista gorda aunque me ha advertido que no habrá una próxima vez. A pesar de todo he tenido que aguantar su charla sobre que está mal pegar a nuestros compañeros, que en un futuro seremos aliados en las misiones y necesitamos poder confiar los unos en los otros – me respondió con indiferencia.


- ¿Por qué le has pegado? - le cuestioné mirándole a la cara.


- Porque no ha estado bien lo que ha dicho de tu madre. He visto que te ha afectado mucho y me ha cabreado. Ese idiota no sabe lo que es crecer sin una madre.


Entonces era verdad. ¡Sasuke me había defendido! Me sentí muy feliz y noté los músculos de mi cara estirarse ampliamente al dibujar una gran sonrisa en mi rostro.


- Además es mi deber como hermano mayor cuidar de mi hermanito pequeño – dijo golpeándome la frente con dos dedos.


Mi sonrisa despareció de inmediato. ¿Sólo me había defendido porque pensaba que era su deber? ¿No porque realmente estaba preocupado por mí? Aparté la comida y me levanté de mi asiento caminando hacia fuera de la clase. Oí los pasos de Sasuke detrás de mí que me seguían y cuando llegó hasta mí, me cogió del brazo deteniéndome.


- ¿Por qué te has puesto así? ¿Qué te ocurre, dobe? - me preguntó.


- Lo que me ocurre es que yo no te veo como mi hermano – le contesté serio soltándome de su agarre y vi que Sasuke se sorprendía por mi respuesta.


- Sé que nos peleamos mucho y no lo parecemos pero... ¿Tanto me odias?


- Eres un idiota – le solté frustrado – No te das cuenta de nada... es todo lo contrario – hice una pausa para ver que seguía sin entender lo que quería decir – No te veo como a mi hermano porque me gustas, imbécil – le grité.


Salí corriendo de allí tras ver que Sasuke se había quedado con la boca y los ojos abiertos de la impresión. A partir de ahora, nuestra relación iba a cambiar.


 


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