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Kidnaped. (They got seven). por IGOTEXO

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Notas del capitulo:

La espera ha sido eterna(?) Lo siento por actualizar tan tarde, pero como expliqué antes, me da tanta flojera agarrar la computadora y ponerme a escribir xD Y más si es por las tardes que tengo el día libre, por lo general empiezo a las doce de la madrugada xD

En fin, el león no es como lo pintan(?) No sé qué tiene que ver esa frase aquí, pero quise escribirla xD Tengo problemas, lo sé^^ Por cierto, gracias a todas las personitas que me han dejado su comentario^^

Vi que todas tienen dudas sobre el 2Jae:B Sólo pido un poco más de paciencia porque ahora me estoy enfocando más en la llegada de todos, después profundizaré en sus historias^^

Dedicado a todas mis criaturitas MarkJin^^

Capítulo tres.


 


 


 


Estoy de nuevo junto a los otros pero mi conciencia no. Sobre todo porque es Jinyoung quien ocupa el primer lugar. Me ha quedado la duda de si realmente le están subastando o prostituyendo. Escucho que mencionan mi nombre, aunque no contesto por la demora en mi cerebro al procesar la pregunta que me hace Youngjae.


 


—Disculpa… ¿qué preguntas? —vuelvo a la realidad. BamBam se acurruca a un lado mío y cierra los ojos. Dan las siete de la tarde apenas y sigue el tic tac tan molesto.


 


—Preguntaba quién es Jinyoung—suelta avergonzado como si me molestara el que lo mencione, cosa que es todo lo contrario, en realidad es lo mismo que yo me pregunto desde que lo conocí.


 


¿Quién es?


 


—Es un chico al que trajeron ayer aquí…


 


—Después se lo llevaron—me roba la palabra BamBam, no importa el que suene seco al soltarlo, porque es, después de todo, la verdad acerca de su situación. Aunque yo sé un poco más sobre el qué hacen con él, tal vez no con certeza, pero tengo una idea base.


 


Youngjae se abraza más a sus piernas y deja caer su rostro. Comprendo el miedo que siente al escuchar lo del pelinegro, sin embargo, es él quien ha preguntado. Yugyeom se levanta y camina a la esquina en la que estaba Jinyoung y se recuesta ahí en silencio, hasta ahora lo único que he escuchado de él es su nombre.


 


No quiero agobiarle con mis preguntas. He de reconocer que después de la no cálida bienvenida, su actitud se ha mantenido al margen.


 


Jaebum me tiene sin cuidado, sin interesarme un poco lo que pasa con él. La primordial razón es porque ha llegado con Youngjae y supongo que son pareja, y eso lo confirmo cuando veo que se toman de la mano y el peligris deja un pequeño beso en sus labios susurrándole que todo estará bien.


 


Vaya mentira tan más grande.


 


—¿Tienes sueño? —pregunto al tailandés cuando le veo bostezar cerrando sus ojos con pereza; niega con la cabeza tomando mi mano llevándola a su frente. Siento el calor que emana su rostro observando atentamente a sus mejillas rojas y notando en su respiración algo de irregularidad.


 


—Creo que tengo fiebre—apenas puede pronunciar esas pequeñas palabras. Un muchacho de dieciocho años como yo, ¿qué podría saber de fiebre?


 


Lo recuesto en las colchonetas y camino hacia la pareja que trata de darse ánimos entre mimos y palabras alentadoras; no sé porqué se me enchica el corazón al saber lo que tiene BamBam, lo único que quiero es que se recupere lo antes posible pues estar enfermo en un lugar así ya es demasiado riesgo.


 


—¿Uno de los dos sabe algo acerca de la fiebre? —y sí, sé que suena un poco estúpido, y me avergüenzo al ver sus caras de asombro. Lo que pasa es que siempre tenía a alguien a mi lado que me cuidara cada vez que caía en cama y, tal vez, sólo tal vez, es hora de que yo aprenda algo por primera vez en mi vida.


 


Youngjae se levanta de inmediato y va con BamBam, sólo puedo seguir sus pasos por detrás e inclinándome sin interrumpir lo que hace con el rubio. Toca su frente, y yo me siento preocupado recordando por lo que está pasando BamBam a sus recién cumplidos quince años: un secuestro.


 


—Es leve, por ahora—dice algo serio, me pregunto cómo es que puede controlar su expresión al notar al pequeño rubio respirar con dificultad temblando gracias a los escalofríos bajo nuestras miradas atentas. —Es mejor si la disminuimos lo antes posible.


 


Al escuchar lo último voy al baño y rompo un pedazo de mi camisa mojándola lo suficiente para ponerla en la frente de BamBam.


 


Cuando llego a lado de Youngjae, Jaebum está tratando de quitarle la camisa al tailandés.


 


—¿Qué hacen? —exclamo con cierto enojo deteniendo las manos de Jaebum y con el ceño entrecerrado.


 


—Necesitamos quitarle la ropa—pronuncia sin medir sus palabras, yo niego con la cabeza. —¿Quieres que se recupere?


 


Volteo a ver a BamBam y reconozco en su mirada miedo. Suspiro derrotado.


 


—Sólo la camisa.


 


Él asiente y termina por quitarle la prenda y recuesta la cabeza del rubio sobre sus piernas, le ofrezco el trozo de tela empapado de agua y lo deja en la frente del rubio.


 


—¿Cómo es que sabes tanto de esto? —pronuncio una vez que el tailandés cierra los ojos y su respiración se acompasa con el rítmico paso de las manecillas. Intranquilo poso mi mirada en su rostro.


 


—Supongo que es lo básico—ofrece Youngjae esa sencilla respuesta con una sonrisa pequeña, ahora puedo notar su labio partido y el moretón en el ojo izquierdo; es claro que al escuchar su respuesta, un calor se acomoda en mis mejillas.


 


A los pocos minutos, los escalofríos de BamBam disminuyen junto con mi preocupación. Observo en la esquina contraria encontrándome con Yugyeom abultado en la pequeña colchoneta. Me levanto para ver si necesita algo, porque siento una culpa por haberle gritado con desesperación.


 


Él tampoco tiene la culpa de haber sido secuestrado.


 


Me dejo caer a un lado suyo y toco su hombro asustándolo un poco, al final termina por corresponder mi sonrisa tímida y se acomoda mejor para poder charlar un poco.


 


—Siento haberte gritado.


 


—No hay problema—noto su voz un tanto apagada pero aún así tiene un tono de voz muy suave, tímida y agradable. Exactamente su voz no encaja con su rostro que, a como yo lo veo, parece tener unos diecisiete años, casi dieciocho. Sin embargo, esa tonalidad dicta todo lo contrario, casi arrastrando cada palabra para no desvanecerse dentro de esta realidad.


 


—Yugyeom, ¿cierto? —él instantáneamente asiente con la cabeza gacha, y empieza a llorar.


 


No es que sienta una empatía completa, casi entendiendo su dolor, pero yo tampoco había tenido la oportunidad de consolarle del todo, por eso paso mis brazos por su no tan pequeño cuerpo porque casi me dobla la altura por lo que pude ver.


 


Aunque al final no estoy tan seguro de que tenga mi edad cuando escucho, entre sus susurros y llanto, sobre su próximo cumpleaños. Su cumpleaños número quince.


 


Joder. Joder. Joder. Joder. JODER.


 


—Vamos, no tienes la culpa, Yu—me tomo la libertad de acariciarle el cabello con el coraje creciendo poco a poco. ¿Porqué necesariamente a estos chicos? ¿No bastan los diez millones que mi padre va a pagar por mí?


 


Y, aunque no creo que tan fácilmente me dejen salir de aquí, es cierto cuando digo que ellos no tienen por qué estar aquí sufriendo por las decisiones que toman señores que se creen Dios, jugando y marcando el destino de los demás; teniendo la lupa en mano y llevarnos a todos al borde.


 


Sin embargo, antes de poder decirle algo más, la puerta se abre y la luz cegadora entra antes de que podamos ver al señor bien vestido entrar con alguien.


 


Específicamente con Jinyoung.


 


Mis ojos lo reconocen al instante, levantándome del lado de Yugyeom casi corro para encontrarme con el pelinegro es sólo que el hombre no me deja acercarme un paso más cuando tira a Jinyoung haciendo que dé un grito lastimero en cuanto cae de rodillas.


 


Volteo a mi izquierda asegurándome de que Jaebum y Youngjae sigan con BamBam, dejo a Yugyeom a un lado dándole una última caricia a su cabello en señal de protección, sólo me llevo una mirada confundida y se tapa el rostro en cuanto visualiza al hombre.


 


—¡No pareces servir para nada! —me advierte esa patada que le da a Jinyoung en su estómago, es por eso que de pronto me veo con más preocupación mientras Youngjae trata de reprimir el grito ahogado en su garganta sin poderlo hacer del todo.


 


Jinyoung tose en frenesí, desesperado con el llanto dejándolo salir en medio de todo el almacén, que retumba con cada grito.


 


—¡Yo no quería! —apenas y puede gritar eso por la tos que aún continúa en su garganta, casi asfixiándolo. Sólo que el bien vestido le suelta otra patada en el estómago, más fuerte y con más odio.


 


Levanta su cabeza del cabello y se acerca demasiado a su rostro mirándolo con odio.


 


Mis pies se quedan exactamente donde están, en medio del almacén mientras en la esquina más cercana es en la que se desarrolla la tormenta. Y no es como si no quisiera ir a ayudarle, es sólo que mi cerebro no reacciona tal vez por el medio, coraje y odio reprimido que hacer un movimiento en falso es sacrificar a él y a BamBam junto con Yugyeom quien parece ser el menor de todos nosotros.


 


—No me importa, Jinyoung. No puedo creer que seas tan inútil—lo deja caer de nuevo y el golpe en seco me alerta.


 


Y a quien corro a auxiliar es a Jinyoung.


 


—No puedo creer que veas por esta persona—escucho, pero ignoro totalmente pasando de largo a ese comentario.


 


—¿Estás bien? —el pelinegro niega con la cabeza gacha, está en cuatro soportando el dolor que seguro le causan los arañazos que tiene en sus brazos, que, al descubrirlos, algo se enloquece en mi cabeza haciendo que la adrenalina aumente.


 


—Mark, quítate—la voz demanda, fuerte y clara la oigo sólo que no quiero dejar a Jinyoung, no cuando veo que está más herido que todos nosotros juntos. Los golpes en mi rostro no se asemejan a las quemaduras de cigarrillos que hay en el dorso de sus manos.


 


Eso lo puedo observar gracias a la luz que entra por la puerta.


 


—¡Que te hagas a un lado, joder!


 


—¡No lo voy a hacer! —levanto la voz sin hacer lo mismo con mi rostro, y en cuanto trato de ayudar a Jinyoung, la mano del señor me aleja de golpe.


 


—No entiendo que te atrae de esta zorra, no sabe hacer ni una mamada bien. Tan inútil, Jinyoung—se acerca a su rostro y le sigo con la mirada, esperando que no le toque como lo hizo con BamBam, me asquea el sólo hecho que vea en nosotros máquinas sin sentimientos.


 


Las lágrimas de Jinyoung rompen en mí algo por dentro, está sufriendo el doble de todos nosotros.


 


Entonces recuerdo a los demás y volteo a mi alrededor, Yugyeom sigue llorando tapando su boca para que nadie lo note, no del todo; Jaebum abraza a Youngjae quien, por el estremecimiento en su cuerpo, parece ser que está en el mismo estado que Yugyeom; BamBam respira forzadamente aún con los ojos cerrados, pero sé que está despierto.


 


Entiendo que no soy el único atónito de cómo trata el hombre al pelinegro.


 


Y el hombre se levanta, pone sus manos en el broche de su pantalón desabrochándolo.


 


Me temo lo peor. No con él, no con Jinyoung, no con nadie.


 


Mi corazón sigue a un ritmo ensordecedor que creo todos pueden escuchar.


 


No tarda en dejar su miembro al aire. Toma a Jinyoung por el cabello y lo acerca a su parte íntima, con sus manos fuerza la mandíbula del pelinegro para que abra la boca. Ahí se me escapa el aire sin poder decir y hacer algo más.


 


Me veo como los demás, entonces, cerrando mis ojos fuertemente y tratando de ignorar los gemidos del hombre mientras se escucha cómo Jinyoung se atraganta por el llanto.


 


—Trágatelo—es lo único que hace eco después de unos minutos. Y no se necesita tener más de dos dedos de frente para entender aquello.


 


Supongo que Jinyoung obedece porque una vez que el hombre cierra la puerta, corre al baño a vomitar, lo más seguro. Se escuchan las arcadas violentas que se produce él mismo para poder tirar todo lo que hay en su estómago.


 


Soy el único en levantarme del lugar e ir a buscarle. Paso una mano por su espalda, en el mínimo tacto Jinyoung se estremece pero al decirle que soy yo, se relaja un poco más y sigue vomitando hasta que en un punto ya no lo hace y lo único que se escucha es su llanto en lamentos.


 


Con la cabeza gacha y las lágrimas cayendo al retrete


 


En medio del silencio, le ofrezco mi mano la cual acepta dudoso para levantarlo y llevarlo a la esquina sólo que lo único que nos espera es el suelo frío. Sin decir una palabra, dejo que llore en mis piernas en medio de la noche restregando su mano infinitas veces por su boca mientras le acaricio el cabello delicadamente.


 


Ignoro a Jaebum y a Youngjae junto con sus murmullos.


 


Observo cómo el sol ilumina todo de poco en poco. No he podido dormir durante la noche, me dediqué a brindarle mi apoyo a Jinyoung hasta que vi que cerró sus ojos y su respiración se hizo más lenta. Debo de aceptar que en medio de la obscuridad hubo tiempos en los que abrió sus ojos para echarse a llorar de nuevo, sólo que en silencio.


 


Aunque, ahora que lo tengo recostado en mis piernas, me pregunto, ¿por qué lo han traído de vuelta? Sea cual sea la razón, motivo o circunstancia, me alegro de que esté aquí donde pueda saber qué es lo que pasa con él y no allá donde los tipos le han hecho no sé qué cosa.


 


Los rayos del sol pegan suavemente en su rostro y es una escena inocente la que presencian mis ojos. Busco a BamBam con la mirada y éste sigue dormido en las piernas de Jaebum sin la camisa puesto, al menos ya no respira forzado.


 


Hay alguien más por quien me preocupo y es por Yugyeom, él sólo está abrazando sus piernas mientras yace acostado.


 


Suspiro cansado, trato de cerrar los ojos por el sueño que me pega apenas, pero el movimiento que se produce en mis piernas me hace desistir a la idea. Jinyoung busca mi mirada con sus ojos abiertos grandemente como analizando la situación o no creyendo aún la realidad.


 


Le sonrío y no tarda en corresponder, bajo hasta sus labios levemente resecos pero todavía con un tono rosado; me paso a su cuello y me doy cuenta que las quemaduras no sólo han sido en el dorso de sus manos.


 


—Qué enfermos…—susurro pero al final me escucha y trata de levantarse, no se lo permito. Me supongo que debería de descansar un poco más, porque lo que hizo anoche, despertar más de cuatro veces durante la noche y llorar, no es reposar del todo.


 


La puerta se abre silenciosa por primera vez en ese día, Jinyoung se reincorpora cuando los matones lo toman de los brazos lastimándolo por los rasguños que decoran esa zona.


 


Trato de tomarle de la mano, sólo que él se zafa de mi agarre.


 


—Cuida del rubio y Yugyeom.


 


—¿Yugyeom? ¿Cómo es que sabes su…?


 


Pero lo único que me quedan son esas palabras y su sonrisa, su sonrisa derrotada.


 


 

Notas finales:

Errores ortográficos y/o cosas sin sentido, van por mi cuenta^^

Bonita madrugada acá en mi país:)


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