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VIDAS CRUZADAS por crystalwall

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Notas del capitulo:

Hola, les traigo el capítulo nuevo, muchas cosas pasan, Shyru... uyyy... , espero que les guste lo que viene

Capítulo 26.- Cuando las visiones toman forma real…

 

Ikky despertó el lunes en la mañana cuando sintió que le saltaron encima, el peliazul se quejó y se hizo bolita en la cama, estiró el brazo esperando sentir el cálido cuerpo de su amante pero no lo sintió, al parecer el maestro había madrugado, a qué?, Ikky no lo podía saber, tanto él como su hijo tenían vacación ese día

- Levántate papi… levántate…

- No no no, yo tengo sueño y aún no suena el despertador – respondió el peliazul con un gruñido, abrió un ojo y vio el sonriente rostro de su hijo que estaba algo manchado de harina, Ikky le acarició la mejilla y le dio un beso

- Ven papi que el maestro Jabú y yo estamos haciendo panqueques – Han saltó emocionado en la cama y jaló a su papá de la mano

- Él sabe hacer panqueques? – Ikky frunció el ceño cuando preguntó esto

- Si papi, los hace de varias formas y figuras, los hace dar vueltas en el aire y no se le caen, ven papi… te lo estás perdiendo – el pequeño seguía saltando en la cama todo emocionado y sonriente

- Ok., ok., solo voy al baño y ya voy para allá

- Pero apúrate papi

- Si si…

 

Ikky se levantó, se estiró y en verdad que fue al baño primero, al salir ya todo refrescado, fue a la cocina, él estaba usando solo pantalones de pijama y no se había molestado en buscar pantuflas, al acercarse escuchó risas y sonrió al ver a su hijo subido en el mesón de la cocina, tenía un tazón plástico acomodado sobre sus piernas y estaba meciendo la mezcla para panqueques con una espátula, su maestro estaba de pie frente a la estufa y tenía el sartén por el mango, Ikky arqueó una ceja cuando lo vio dar la vuelta un panqueque lanzándolo al aire y atrapándolo en la sartén

- Vaya… esos dotes no te conocía – dijo Ikky al acercarse a su amante, abrazarlo por la espalda y besar su cuello

- Soy un hombre de muchos talentos

- Eso lo sé… - Ikky besó su cuello nuevamente luego de acariciar su trasero disimuladamente, Han no les estaba prestando atención, el pequeñito estaba concentrado en su mezcla para panqueques, por lo que Ikky fue al refrigerador, sacó miel de maple, un cartón de jugo y uno de leche, buscó platos y vasos, Han le pasó el tazón a su maestro que vertió un poco más de mezcla y siguió en lo suyo

- Mira papi, mi maestro me hizo una luna – Han señaló la fuente en donde estaban los panqueques listos y efectivamente ahí había uno en forma de media luna, Ikky sonrió al mirar apreciativamente el panqueque

- Es muy hábil tu maestro

- Mi papá es el hábil, él me enseñó a hacer panqueques – dijo el pelinegro con una sonrisa algo triste

- Tu papá?, en serio? – Ikky eso no se lo vio venir

- Si… cuando murió mi mamá, él nos llevó a mi hermana y a mí a su casa de la playa, pasamos ahí un par de semanas, los primeros días fueron muy tristes hasta una mañana en la que yo estaba sentado en el mueble y escuché risas en la cocina, mi hermana estaba tratando de hacer panqueques para el desayuno pero ahí estaba ella cubierta de harina, mi papá entró a la cocina antes que yo y al verla toda blanca se empezó a reír, luego reímos los tres, y ahí él nos hizo panqueques esa mañana, todos los días que siguieron a ese día, papá nos hizo panqueques y empezamos a hablar, nos unimos más… no sé, fue un viaje triste pero nos ayudó mucho a asumir la muerte de mamá como familia, yo tenía cinco años  - el pelinegro sonó triste cuando contó esto, él extrañaba mucho a su madre, solía decir que no importara que él fuera adulto ahora, siempre extrañaría a su madre

- No lo sabía… - dijo Ikky pensando que aunque conociera a su muy fogoso amante desde hacía tantos años, habían muchas cosas de él que no sabía

- Es que nunca había hecho panqueques para el desayuno – respondió el pelinegro con una sonrisa

- A mí me gustan mucho los panqueques pero mi papi no los puede hacer – dijo Han meciendo la mezcla que estaba lista pero el pequeñito estaba entretenido así que el maestro dejó que siguiera meciéndola

- Es que tu papá no es hábil para esas cosas, mira ahí va otra vez – dijo el pelinegro guiñándole un ojo a Ikky que sonrió al ver el panqueque volar en el aire y aterrizar nítidamente en el sartén

 

El desayuno fue divertido, Han se sentía contento al tener a su maestro en casa, su papá siempre fue muy cariñoso con él, pero ahora Ikky se veía feliz, como no había estado antes, su carácter había mejorado muchísimo, el trabajo le pesaba menos, y se respiraba un aire de paz en aquella casa, ellos casi no salían y cuando lo hacían, era principalmente a lugares en los que Han se divertía muchísimo.  En este tiempo, el joven maestro se había quedado a dormir seguido en aquel departamento, al inicio no lo hacía, pero poco a poco fue integrándose a la dinámica familiar de Ikky y Han, por lo que en mañanas como esta, Ikky se iba a ir tranquilo a su trabajo porque Han, que tenía el día libre, lo iba a pasar con su maestro, iba a estar bien cuidado y más que todo, al pelinegro le encantaban los niños y amaba a Han, lo trataba como si fuera su propio hijo, eso era invaluable a los ojos de Ikky

- Diviértanse sin mí, solo no se diviertan mucho – dijo Ikky cuando ya estaba listo para salir, su amante se acercó a él y lo besó suavemente en los labios

- Vamos a vagar por la calle hoy, vamos a hacer algunos pagos y esas cosas, tengo que ir al banco, pero también vamos a ir al Centro Comercial, necesitas medias y pañuelos, Han necesita zapatos y yo quiero un cinturón, así que nos vamos de compras también

- Maestro Jabú, podemos ir a jugar bolos?, mis amigos de la escuela me dijeron que iban a ir con sus papás

- Claro, aunque mejor esperamos que tu papá salga del trabajo y nos vamos los tres, qué te parece?

- Genial…

- Pásenla bien, nos vemos en la tardecita? – Ikky acarició la mejilla del menor y le sonrió, luego lo besó

- Ok., Han y yo te vamos a buscar, que tengas un buen día

- Quisiera quedarme con ustedes – dijo Ikky con real tristeza, él no quería ir a trabajar

- Falta al trabajo papi y vamos los tres de compras – dijo Han abrazando la pierna de su padre, Ikky se agachó y besó la cabeza de su hijo para luego decir:

- No puedo hijo, hoy se firma un contrato muy importante, pero si puedo salir antes los llamo, pero ya me voy… ya estoy atrasado, adiós

- Adiós papi

 

Ikky los besó a los dos nuevamente, y a lo que se fue, el joven maestro suspiró, él se había enamorado completamente de ese huraño abogado que le presentaba la oportunidad de tener lo que siempre quiso, paz, prosperidad, una familia y un futuro… un futuro…

 

***

Shyru estaba sentado en la banca de un parque, no se había molestado en ir a trabajar las últimas dos semanas, desde que Shun se fue… su vida se había ido por un tubo, lo más seguro era que el dueño de la galería lo haya despedido en este punto, pero al pelinegro lo menos que le importaba en la vida era su trabajo, en sus manos tenía un frasco de pastillas, se había tomado una la noche anterior y una en la mañana, tal como el médico le había dicho pero… no… las cosas no estaban bien, él no se sentía bien, siempre estaba alerta, no podía dormir, y siempre lo veía a él… siempre lo veía a él…

- Siempre me gustaron los días de campo… siempre me gustó sentir el sol en mi rostro, siempre quise un perro y nunca lo pude tener, primero porque mi papá nunca me dejó tenerlo y luego porque nosotros no podíamos mantenerlo… te das cuenta de todos los sacrificios que he hecho por ti? – Seiya estaba caminando cerca de Shyru mientras le hablaba, el pelinegro no quería verlo, antes añoraba verlo, pero ahora… no… ya no quería verlo, quería que esta tortura pasara

- Cállate… por favor cállate…

- Me gustaba el agua también, me gustaba ir a nadar y a la playa, muchas veces fui con mi papá a la playa pero ya luego… contigo no pudimos hacerlo, no teníamos como pagarlo… extraño eso, extraño tantas cosas que ahora no puedo tener, extraño el sushi y el ramen, extraño comer y beber, extraño dormir, tu no extrañas dormir amor mío? – Seiya seguía hablando pero ahora se acercó al pelinegro y se agachó para poder verlo bien, Shyru se encogió ante esos ojos inyectados de sangre, esos ojos cafés que antes tanto amó… ahora lo atormentaban

- Déjame en paz… - suplicó Shyru, pero Seiya simplemente sonrió y siguió caminando cerca de él ignorando sus intentos de no verlo

- Lo siento amor mío, no puedo…

 

Las personas que pasaban por el parque, miraban al muchacho de cabellos negros que se notaba no se había cambiado de ropa en algunos días, estaba nervioso y desubicado, saltaba a la menor provocación y hablaba solo.  Muchos niños estaban en el parque, ese día se había llevado a cabo el programa de fumigación en las Instituciones escolares de toda la ciudad, por eso habían muchos niños y jóvenes en las calles, en ese parque habían muchos niños pequeños, Shyru estaba sentado en una de las bancas que estaban frente a los juegos infantiles, por lo que trataba de distraerse al ver a los niños jugar

 

De pronto una pelota le llegó a los pies, Shyru la tomó y un niño pequeño,  de más o menos cuatro años, se acercó a recuperar su pelota, Shyru le sonrió y se la entregó, el pequeñito corrió de vuelta a sus amiguitos pero Shyru lo siguió con la mirada

- Tan pequeño… tan tierno… lo viste bien Shyru? – era Seiya el que le hablaba directamente en su oreja, el castaño estaba de pie detrás de la banca, Shyru podía sentir su aliento y su respiración, eso lejos de brindarle el alivio de antes, lo desesperaba ahora, por lo que viró la cabeza y dijo simplemente:

- No…

- No me mientas que yo sé que lo viste muy bien, tiene ojos cafés, ojos muy parecidos a los míos, tiene una sonrisa muy bonita también, no quieres verlo sonreír… más de cerca?

- No…

- Vamos, yo sé que quieres verlo, yo sé que quieres tenerlo, yo sé que quieres…

- No!!!!, yo no quiero nada, déjame en paz!!!!! – Shyru se llevó las manos a la cabeza y salió corriendo del parque, los papás que estaban allí con sus hijos lucieron preocupados por un momento, pero luego se sintieron aliviados, ese loco al fin se había ido

 

***

El pequeño Han iba caminando por la calle de la mano de su maestro, Ikky no había tenido el día libre pero Han y su maestro si, entonces ambos estaban caminando por el centro, el mayor tenía que hacer algunas compras, le iba a hacer unos mandados a Ikky, y de paso iba a llevar a Han al centro comercial y a comer afuera, por lo que el pequeñito iba contento de la mano de su maestro hablando de todo un poco, ese día había sido por demás divertido y en esos momentos, estaban haciendo tiempo hasta que sea la hora de salida para ir a buscar a Ikky

 

El Centro Comercial estaba lleno de gente, había muchos niños corriendo por todas partes, preocupados padres también estaban por allí, el día libre de las escuelas los había vuelto a todos locos, las filas en el cine estaban interminables y el barullo de la gente llenaba el ambiente

 

Shyru caminaba por los atestados pasillos y se sentía perdido, había ido a la farmacia para retirar su receta pero el encargado de la farmacia no se la había querido dar, él ya había retirado su dosis mensual y su médico no había firmado una nueva receta, el pelinegro de larga cabellera se sentía desesperado, miraba el mar de gente que iba y venía, personas sin rostro, bultos que se movían y se chocaban contra él, no todos… porque la mayoría de personas se hacían a un lado para no tocarlo siquiera

 

Shyru caminó por los pasillos por lo que parecieron horas, hacía días que no comía y no le hacía falta, pero se sentía cansado, como si hubiera corrido una maratón y no hubiera descansado, se sentía terrible…

- Tus ojeras asustan amor – Seiya caminaba a su lado y siempre le hablaba, constantemente susurraba cosas en su oído, Shyru simplemente lo ignoró y siguió caminando entre la multitud, Seiya iba a su lado, inexplicablemente nadie se chocaba con él, y ahí Shyru recordó la razón de esto, Seiya estaba muerto… muerto…

 

Shyru entró a una de las tiendas más grandes, era una tienda de ropa, tres niveles de perchas y perchas, pasillos que lucían interminables y al igual que el resto del Centro Comercial, este local estaba atestado de gente, al parecer eran las ofertas de fin de mes o algo… dioses… por qué tenía que haber tanta gente?

 

Las camisas estaban a mitad de precio, o eso es lo que Shyru pudo leer en los carteles, el pelinegro fue de percha en percha hasta que se quedó distraído porque un pequeño niño pasó corriendo por la percha de junto, pero este niño no era cualquier niño, era… Han?

 

Shyru se asomó disimuladamente para ver a dónde corría el hijo de su amigo Ikky, en ese punto ni siquiera estaba seguro de que haya sido él, pero bien podría ser… tal vez… tal vez no… mierda… la cabeza le dolía y le costaba enfocar la mirada, había dejado sus anteojos en la galería y no había vuelto por ellos, no era muy alta su medida, era simplemente costumbre la principal razón por la que usaba anteojos

- Qué tenemos por ahí?, ohhhh… Han… - Shyru alzó la mirada y vio a Seiya de pie frente a él, el castaño estaba apoyado al perchero y miraba a la esquina en donde el pequeñito de cabellos azules estaba riendo mientras alguien trataba de ponerle unos zapatos deportivos

- Si… Han… - respondió Shyru volviendo su atención a los sacos que estaban colgados en el perchero y pasándolos como si en verdad estuviera buscando algo para comprar

- No te da curiosidad ver con quién está?, podrías saludar a Ikky, o a Shun… - Seiya dijo esto con una sonrisa de un solo lado

- No… no quiero que me vean así

- Avergonzado?, pero por qué amor mío?, esta es tu verdadera naturaleza, esto es quien eres, esto es en lo que te has convertido, y en lo que me has convertido a mí, no puedo creer que no te sientas orgulloso de tu obra, me hiciste volver del infierno mismo, para que esté a tu lado, y ahora reniegas de mí, qué tengo que hacer para hacerte feliz?

- Solo vete… déjame en paz… déjame vivir  mi vida y tu… descansa… descansa… - respondió Shyru como muchas veces antes lo había hecho, cientos de veces le había pedido a Seiya que lo dejara en paz y no lo había conseguido hasta ahora

- No… lo he intentado muchas veces, pero tú me vuelves a arrastrar de mi infierno al tuyo, no hay paz para el maldito…

- Tú no estás maldito, no puedes estar maldito… tú eras un ángel… - Shyru estiró la mano para tocar la mejilla de Seiya que dio un paso hacia atrás y molesto contestó:

- Lucifer era un ángel antes de ser un demonio… deberías pensar en eso antes de asegurar que yo soy un ángel, pero mira, al parecer Han encontró unos zapatos que le gustaron, lo ves? – Seiya señaló al pequeño de cabellos azules que estaba saltando con sus zapatos nuevos, eran de esos zapatos que se prendían luces en la suela

- Así parece… - Shyru miró al niño pero regresó su atención a los sacos

- Sé que él no tiene mi estilo como aquel niño en el parque si lo tenía, pero… también tiene ojos hermosos, sería tan fácil llevárnoslo, él te conoce y confía en ti, vendría contigo a donde quisiéramos llevarlo, te imaginas eso Shyru?

- No… Han no… - Shyru meneó la cabeza con fuerza, no… de solo pensarlo su piel se erizó, él no podía lastimar a Han, o si?

- Por qué no?

- Porque es el hijo de Ikky

- Eso no tiene nada que ver – Seiya se encogió de hombros cuando dijo esto

- Porque no quiero entonces, sal de mi cabeza… ya no quiero oírte más, ya no lo voy a hacer, lastimé al último muchacho… lo lastimé y yo… yo no quería, tú me obligaste a hacerlo – Shyru subió un poco el tono de voz y eso atrajo la atención de un par de  personas que estaban en las perchas cercanas, las cuales al ver a aquel pobre sujeto… se alejaron…

- Yo no te obligo a nada Shyru, a nada… tu sabes por qué lo haces, mira… ahí va Han… vamos  a ver con quién está… vamos… yo sé que lo quieres hacer… vamos Shyru… eso es… eso es… así me gusta – Shyru empezó a caminar por las perchas y solo podía ver a Han que iba tomado de la mano de un hombre algo delgado, no tan alto como Ikky, tal vez de la misma altura de Shun pero… no era Shun, este sujeto tenía los cabellos negros cortos, Shyru no supo la razón pero… aquel hombre se le hacía familiar, su forma de caminar, la forma que tenía de sostener la mano de Han… el pelinegro no sabía por qué pero… algo le atraía de aquel sujeto que debía ser un amigo de Ikky o… el maestro de Han…

 

Han iba hablando emocionado, saltando mientras caminaba, porque estaba divertidísimo encendiendo las luces en sus suelas, el hombre con el que iba le miraba mientras caminaba y luego de pagar la cuenta salieron tomados de la mano, fueron a algunas tiendas, compraron más cosas, caminaron mucho y se compraron un helado, Shyru los miraba de lejos, no quería acercarse porque no quería que lo reconocieran, no quería que se dieran cuenta que los estaba siguiendo desde hacía un buen rato ya

 

El hombre que estaba con Han habló por teléfono algunas veces, Shyru estaba a sus espaldas por lo que no lograba verle bien el rostro, además no podía concentrarse mucho en lo que estaba haciendo porque tenía a Seiya que le hablaba incesantemente en su oreja, el castaño aparentemente estaba aburrido de estar ahí y quería ir a caminar por el Centro Comercial, Seiya quería encontrar nuevas presas y hablaba incesantemente de un muchacho castaño que había pasado hacía no mucho rato junto a ellos, pero Shyru no quería alejarse, había algo en aquel sujeto, había algo que le atraía, algo pero no podía precisar que era

 

Finalmente algo pasó que lo cambió todo, Ikky llegó al Centro Comercial y Han fue corriendo a abrazarlo, el peliazul lo levantó del suelo y le besó la mejilla, como siempre hacía, Shyru los miraba con una amarga sonrisa, su situación personal era abismalmente diferente, Shyru no había sido nunca una persona envidiosa pero… él ya no era él mismo últimamente

- Él no se merece la felicidad que tiene, él nunca quiso hijos y tiene uno que lo adora, él vivía para sus revuelques, él no debería tener a Han, nada de eso es justo, no te parece Shyru? – Seiya estaba de pie a su lado, mirando a Ikky que se acercaba lentamente a donde estaba aquel hombre que no se dejaba ver el rostro

- Ikky quiere mucho a Han… - respondió Shyru con un dejo de tristeza en su voz, en algún punto de su vida él también quiso hijos pero… ahora parecía todo ello como un sueño lejano

- Si, pero no lo deseó, no lo planificó, simplemente lo dejaron en su puerta como si fuera una funda de dulces o una mascota, recuerdas que nosotros hablamos mucho de los hijos que tendríamos?, si nos hubiéramos casado cuando nos deberíamos haber casado, nuestro hijo tendría más o menos esa edad, alguna vez piensas en eso Shyru?

- Todo el tiempo…

- En serio?, tu no querías hijos, el que quería hijos era yo, no tu

- Yo quería una vida  a tu lado, quería un futuro contigo, si tu querías hijos yo… yo hubiera aceptado hacer los papeleos y hubiéramos adoptado todos los niños que hubieras querido, yo solo quería complacerte

- Complacerme?, y por eso me engañaste?

- Seiya… yo…

- Ya no me lo digas otra vez, estoy podrido de escuchar tus disculpas, eso no hace ninguna diferencia o si?, mis cenizas están en el mausoleo junto a las de mi madre, así que tus palabras por dulces que sean, no cambian las cosas, por ti morí, es tan simple como eso – Seiya se encogió de hombros cuando dijo esto, Shyru lo miró con dolor y preguntó lo que tantas veces antes había preguntado

- Por qué te gusta hacerme sufrir?

- Porque es divertido Shyru… solo por eso…

 

Ikky llegó hasta donde estaba aquel hombre y puso a Han en el suelo, el muchacho de cabellos negros cortos se puso de pie y abrazó a Ikky para luego besarlo en los labios, el peliazul abrazó a su amante y giró un poco con él, cuando el beso se rompió, Shyru pudo ver el rostro de aquel que sonreía feliz en los brazos de Ikky y… al verlos  su corazón escapó un latido, rayos… pero eso no podía ser… era imposible… era imposible, la policía dijo que… la policía lo dio por muerto, él se había asegurado de ello, había hablado muchas veces con los agentes, había visto con sus propios ojos los restos de aquel autobús, había ido incontables veces a su tumba… había leído esos reportes una y otra vez, pero… era realmente él?, o su mente le estaba haciendo malas jugadas como le había hecho en el pasado?, no… o si?, no podía estar seguro pero… no podía ignorar lo que estaba frente a sus ojos, era él… si era él…

- Wow… pero mira eso… - el castaño que estaba a su lado miraba ensimismado la tierna escena de Ikky caminando de la mano por los pasillos del Centro Comercial con su hijo y con aquel hombre, con aquel hombre que él pensó había muerto hasta ese momento

- No es posible…

- Por qué no?

- Porque tu no lo harías – respondió Shyru y sonó derrotado, su alma se había roto en mil pedazos mientras miraba la sonrisa en aquel hombre de cabellos negros que caminaba despreocupadamente por el Centro Comercial

- Y por qué no lo haría? – el castaño se cruzó de brazos y ladeó la cabeza, Ikky estaba mirando los zapatos que Han le estaba enseñando y sonreía

- No… tú no serías tan cruel, tú no podrías haberme hecho esto, tú no podrías haberme hecho sufrir así, no… tú no eres tan cruel – dijo Shyru en un susurro pero su perenne acompañante rió con ganas al preguntar:

- Estás seguro? – Shyru miró a aquel hombre de cabellos cortos y negros, esa era su única diferencia, por algo se le hacía tan familiar, ese encaje de cara, esos pómulos, ese mentón, esas manos… es que no había confusión, no había equivocación

- Seiya…

- Si… tú lo has dicho… Seiya… - repitió el castaño, Shyru lo miró fijamente y la imagen de su Seiya se desvaneció en el aire con una sonrisa siniestra en el rostro, esa misma sonrisa tenía ahora Shyru en su rostro mientras miraba a aquellas tres personas alejarse y perderse entre la multitud…

 

Notas finales:

Chan chan chan...

Y ahora?, qué va a pasar?

Es realmente Seiya o Shyru está confundido?, de cualquier manera... qué hará al respecto???, no se pierdan el próximo capítulo, está veneno

Muchas gracias por leer, nos vemos el viernes en el capítulo nuevo que se llama: "Voces..."


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