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VIDAS CRUZADAS por crystalwall

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Notas del capitulo:

Hola, les traigo el capítulo nuevo, en este capitulo el misterio mas grande es revelado, espero que les guste 

Capítulo 28.- Finalmente… eres tú…

 

Aún no amanecía, el sol estaba por despuntar, todo era paz y tranquilidad en uno de los departamentos del centro de la ciudad, paz que fue interrumpida de un grito:

- Papi!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

- Han… por todos los dioses… - Ikky despertó abruptamente por dos causas, la primera por el grito asustado de su hijo y la segunda porque el suelo temblaba bajo sus pies

- Terremoto?

- No sé… no creo… prende el televisor, busca las noticias – Ikky corrió hasta la habitación de su hijo y lo tomó en brazos, el pequeñito estaba asustado y lloraba

- Papi… tengo miedo…

- No pasa nada Han, mira… ya pasó, ya se calmó… tranquilo… - Ikky se había parado bajo el marco de la puerta y le shusheaba a su hijo que lo abrazaba con fuerza

- No me dejes aquí solito – dijo Han cuando ya todo pasó, él estaba asustado

- Claro que no, tu maestro está buscando las noticias a ver qué fue lo que pasó, pero tranquilo que aquí está tu papá, ven… vamos a acostarnos otro ratito, aún no es hora de ir a la escuela – Ikky caminó por el pasillo con su hijo en brazos, le estaba acariciando la espalda, el pequeñito ya estaba más tranquilo, o por lo menos ya no lloraba

- Yo no quiero ir a la escuela –dijo Han abrazando con fuerza a su papá

- Por qué no quieres ir a la escuela?, y el viaje a las montañas?

- No me quiero ir yo solo maestro Jabú, por qué no vas tu conmigo? – Han fue pasado de brazos cuando llegó a la habitación de su papá, su maestro estaba sentado en la cama pero estiró los brazos para recibirlo y besar su cabecita luego de acomodarlo en su regazo

- Porque la maestra Marin va a ir, va a ir el director también y muchos padres de familia, yo no puedo ir, tengo cita con el médico para unos exámenes que me tengo que hacer, ya lo hablamos, te acuerdas? – dijo el pelinegro acariciando el rostro del pequeñito que lo abrazó y escondió la cara en su pecho al responder:

- No… no me acuerdo

- Bueno… de cualquier manera no puedo ir Han, pero no te preocupes, tú vas a estar muy bien, te vas a divertir, vas a asar masmelos en la fogata, vas a perseguir conejos con tus amiguitos, la vas a pasar genial, ya lo verás

- Y si no puedo dormir?

- Me llamas y yo te voy a buscar, pero es importante que vayas y la pases con tus compañeritos, tú ya eres un niño grande, además… te quedas a dormir seguido en la casa del tío Shun – dijo Ikky acomodándose en la cama y cubriéndose con una manta, él tenía frío

- Pero el tío Shun… es mi tío Shun…

- Ok., hagamos una cosa, tu ve a la excursión, yo le doy mi número a la maestra Marin, y si algo pasa, si no te sientes bien, si no te sientes cómodo o lo que sea, me llamas y yo te voy a buscar – Ikky hizo estos ofrecimientos mostrando el meñique a su hijo que enlazó su meñique con el de su padre y sonrió

- Ok papi, pero y si tú no contestas el teléfono?

- Marin tiene mi número, y si yo no contesto, le dejamos el teléfono de tu tío Shun, qué tal suena? – dijo el maestro besando nuevamente su cabeza

- Ok., así si voy

- La vas a pasar genial, a mí me gustaba mucho ir de excursión con tu tío Shun cuando éramos pequeños, como tu tío es un miedoso, saltaba por los sonidos del bosque, se asustaba con mis cuentos de terror, era muy divertido – Ikky sonrió soñadoramente recordando las excursiones que habían hecho cuando eran niños, a Shun no le gustaban mucho, pero Ikky las amaba

- Y si me asusto?

- No te vas a asustar, pero como te dije, me llamas, yo llegaré volando a verte, cuándo te he fallado? – Ikky sonrió y acarició la carita de su hijo que asintió y se acomodó en la cama abrazando a su papá, para luego de un ratito volverse a dormir

 

***

Shyru estaba hecho bolita en el suelo de la sala de su antiguo departamento, allí había estado por algunos días, y en medio de la oscuridad había perdido la noción del tiempo, por lo que le costó abrir los ojos esa madrugada

- La verdad no entiendo lo que haces aquí, deberías estas allá afuera, buscándome, aunque… pensándolo bien ya me encontraste, no es verdad? – Shyru escuchó la voz familiar de Seiya, a lo que se viró, lo vio sentado en una de las sillas de la volteada mesa del comedor, tenía su guitarra en las manos y estaba afinándola

- Tú no eres real, déjame en paz…

- Claro que soy real, no me digas que no has soñado muchas veces con lo que ahora está pasando?, yo sé lo que piensas y sientes, sé que es lo que necesitas, así que… ve a buscarme, sácame de la cama de Ikky y tráeme a la tuya, es a donde pertenezco, verdad?

- No… tú no eres real, tu no… pero él si… - esto último lo dijo Shyru en un susurro, Seiya empezó a tocar una suave y conocida tonada que el pelinegro había escuchado cien veces antes, así que cerró los ojos y sonrió perdiéndose por un momento en aquellos días felices en los que su Seiya la tocaba para él, pero salió abruptamente de su ensimismamiento cuando escuchó aquella voz que le había hablado enloqueciéndolo por meses cuando dijo:

- Así me gusta…

 

Shyru se sentó en el suelo y pasó la mano por su cara, necesitaba afeitarse, bañarse, ponerse ropa limpia, necesitaba hacer muchas cosas, así que el pelinegro se levantó pesadamente del suelo y caminó por el sucio departamento hasta que llegó al baño.  Le tomó algún tiempo estar listo y presentable, a lo que se vistió, notó que sus ropas le quedaban algo grandes, no había comido bien en algún tiempo pero eso no podía continuar así, él necesitaba fuerza ese día si se proponía hacer lo que por tanto tiempo había soñado

 

Shyru armó una maleta algo grande de varias cosas que había preparado los últimos días, una idea… una idea había estado martillando su cerebro, una idea no le dejaba dormir, comer, descansar o pensar en nada más y el temblor en la mañana había sido la señal, lo había planificado todo, hasta el último detalle, este día… era el día en que lo cumpliría, este día todo acabaría, este día gritaría…

 

***

Shyru caminaba por las repletas calles de Tokio, todo el mundo hablaba del temblor de la madrugada, el pelinegro escogió una pequeña cafetería que quedaba justo frente a una de las escuelas privadas más famosas de la ciudad, desde allí tendría una visión perfecta de lo que quería ver, de a quien quería ver, así que… con toda la tranquilidad del caso, ordenó un café y una ración de fruta, panqueques y cereal, hacía tiempo que no comía así de bien pero… este día lo ameritaba

 

Con impaciencia esperó por más de media hora hasta que empezó a ver  a los niños llegar, pero algo era diferente esa mañana, en toda la cuadra empezaron a llegar varios buses de transporte infantil, los niños llegaban con sus padres y venían cargados de mochilas, esto Shyru no se lo había esperado, así que curioso miró a los padres dejar a sus hijos, los maestros estaban ataviados con ropa deportiva y tenían listas en las manos, los niños se iban de viaje… no… esto lo complicaba todo…

 

Shyru terminó su café y ordenó otro, mientras se lo bebía, vio llegar al objeto de su deseo, allí venía, de la mano del pequeño Han, pero esta vez no venían solos, Ikky los estaba acompañando y llevaba una mochila, pero había algo diferente, Shyru los miró y sonrió… él no se iba, él se quedaba, los dioses así lo habían dispuesto y el temblor de la mañana lo confirmaba

 

El pelinegro vio como Ikky abrazaba a su hijo, como le besó la cabeza y le acomodó la chompa, vio como el pequeño Han abrazaba y besaba al muchacho de cabello negro que besó su mejilla y lo ayudó a subir al autobús, vio como Ikky abrazó a aquel muchacho y juntos levantaron las manos haciendo señas de despedida cuando el bus se alejó, los vio besarse en la acera, lo vio sonreír, vio esa sonrisa que antes era solo para él, ahora Ikky era al que se la dedicaba y eso hacía hervir sus sangre, pero… Shyru se tranquilizó, eso acabaría pronto, todo volvería a ser como antes, pronto… pronto…

 

El muchacho de cabellos negros entró a la escuela, Shyru lo esperó como lo había hecho muchos días antes, pero a diferencia de los días anteriores, esta vez no tuvo que esperar mucho, porque lo vio salir aproximadamente 10 minutos después, por lo que acabó su café de golpe, pagó la cuenta y lo siguió por la calle

 

Lo vio caminar a paso ligero por las calles de Tokio, lo vio sonreír a los niños que pasaban, lo vio acariciar a varios perros, eso siempre lo hacía, uno de los anhelos de Seiya siempre fue adoptar muchos perros, tenía un lugar especial en su corazón por los perros callejeros y quería darles un hogar, por eso siempre hablaba de comprar una casa grande con un jardín para que sus perros pudieran correr y jugar, pero eso solo fueron sueños y planes que no llegaron a concretarse, pero ahora la vida les daba una nueva oportunidad…

 

Al hospital general de Tokio fue el muchacho de cabellos negros, Shyru se preguntó por qué pero… no tenía tiempo de detenerse a pensar en ello, se quedó un rato fuera del hospital y lo pensó mejor, no sacaba nada siguiéndolo todo el día, eso ya lo había hecho las últimas semanas,  no… su plan no era seguirlo, ya no más, eso no era suficiente, debía tenerlo… y para ello debía interceptarlo en el lugar al que sabía iría eventualmente, debía tenerlo… debía tenerlo…

 

***

Ikky estaba en su oficina chequeando algunos papeles cuando su teléfono celular sonó, el peliazul lo contestó y sonó algo preocupado cuando dijo:

- Hey… como te fue en el hospital?, qué dijo el médico?

- Todavía me va… me mandaron a hacer una tomografía y estoy en la sala de espera, odio estar aquí – el muchacho de cabellos negros estaba caminando de un lado a otro en la pequeña sala de espera del hospital, se estaba frotando las sienes, le dolía la cabeza

- Una tomografía?, en serio? – Ikky se preocupó y se puso de pie, tomó su saco y se dispuso a salir, no quería dejar a su novio solo allí

- Si… mi médico me dice que no quiere dejar nada al azar y bueno… él cree que es solo estrés, pero hay que asegurarse, aunque en mi familia no hay historia de tumores, uno nunca sabe…

- En qué piso estás?, voy para allá ahora mismo

- No Ikky… no es necesario que vengas, mejor nos vemos en la noche en tu casa, estoy seguro que no es nada

- No quiero que estés solo

- Por eso te llamé, para escuchar tu voz y tranquilizarme un poco, tú tienes ese poder sobre mí, el solo escucharte me calma y me da ánimos, te amo Ikky…

- Yo te amo a ti, llámame cuando tengas los resultados de la tomografía, si?, mira que me estoy muriendo de la angustia

- Ok., yo te llamo, bye

- Bye…

 

Ikky volvió a dejar su saco en el perchero pero se quedó preocupado, los problemas de insomnio y dolores de cabeza de su novio habían llegado a un punto alarmante, él lo entendía, su vida era complicada por decir lo menos, la solución estaba al alcance de su mano pero… él no lo quería hacer, habían demasiadas personas de por medio, había mucha agua bajo el puente, el maestro de escuela estaba en un callejón del que no sabía cómo salir, y eso no le dejaba dormir…

 

Más o menos dos horas más tarde, Ikky recibió otra llamada, esta vez el tono de su amante era completamente diferente

- Y ahora que te dijo el médico?

- Que voy a vivir eternamente, no tengo nada malo en la cabeza, que lo mío es estrés, así que me recomendó tener una vida tranquila, yoga, comida saludable, unas gotas para dormir y sexo, mucho mucho sexo – contestó el maestro de escuela que en esos momentos estaba entrando al edificio del departamento de Ikky, tenía varias fundas en las manos, le iba a preparar a su novio una cena en celebración por las buenas noticias

- Mucho sexo?, en serio?

- Ohhh si… si no lo sabías en un método infalible para reducir la tensión y liberar endorfinas, además de que es muy aeróbico, porque también me mandó a hacer ejercicio, por eso no estoy tomando el elevador a tu piso, estoy subiendo las gradas

- En serio?

- Si, pero no te apures, cuando llegues voy a estar bañadito y listo para recibirte, tenemos mucho que celebrar, lo bueno es que tenemos la noche entera para hacerlo – dijo el maestro de escuela al que le empezó a faltar la respiración, tal vez no había sido una buena idea empezar a hacer ejercicio ese mismo instante, estaba en el séptimo piso y siete pisos son… siete pisos

- Qué más vamos a celebrar?

- Que me voy a graduar el mes que viene, que no tengo nada malo en mi cabeza, que tú eres muy sexy… no sé, nos hacen falta más motivos?

- Claro que no, el estar juntos es motivo suficiente

- Genial, entonces sal pronto de la oficina y ven a casa

- No creo poder hacerlo, tengo una reunión más tarde, pero lo intentaré, te amo

- Yo te amo a ti, bye

- Bye

 

El maestro de escuela siguió subiendo las escaleras y tarareaba su canción favorita, esa noche iba a ser muy especial, al fin se había decidido, ya no iba a seguir los planes de su padre, quería liberarse de todo y en verdad dedicarse a su vida y ser feliz con el hombre que amaba, tenía que afrontar las consecuencias de sus actos así que… su vida daría un vuelco de 180 grados, otra vez…

 

El muchacho de cabellos negros, caminó por el pasillo hacia la puerta del departamento, sacó su llave y entró, al principio de sorprendió porque las persianas del departamento estaban cerradas completamente, pero… así no las habían dejado esa mañana, o si?, de cualquier manera caminó en la oscuridad hasta la mesita de centro y dejó las fundas de cosas para poder abrir las persianas, y en eso estaba cuando se encendieron las luces

 

El repentino cambio de iluminación le hizo parpadear, luego sintió como su corazón le bajó hasta los pies, se sacó los lentes de sol lentamente y no pudo evitarlo, su boca estaba ligeramente abierta de la impresión.  Las paredes de la sala estaban cubiertas en su totalidad de fotografías, cientos y cientos de fotografías de la misma persona estaban superpuestas unas sobre otras, una guitarra algo gastada estaba apoyada en una de las esquinas, muchos busos y camisetas estaban esparcidos por los muebles, en la mesa del comedor estaba un flan de caramelo servido y un tablero de ajedrez listo y armado

 

El muchacho de cabellos negros dejó caer las llaves que aún tenía en las manos y eso rompió el silencio que lo envolvía, decir que estaba en shock era poco, pero el shock no le duró mucho porque sintió un piquetito en el cuello, todo pasó muy rápido y no pudo reaccionar, solo vio a un hombre de cabellos largos negros, pálido como la muerte, con ojeras sumamente marcadas y sonrisa torcida que lo miró impasible mientras él caía pesadamente al suelo…

- Bienvenido a casa amor mío… - dijo Shyru acunclillándose junto al muchacho de cabellos negros que lo miraba con horror, pero por la droga que le habían inyectado ya no se podía mover o hablar y poco a poco iba perdiendo la consciencia y se desvanecía

- No… no… - fue todo lo que pudo decir el indefenso muchacho, pero Shyru solo sonrió y le acarició el rostro antes de cargarlo con delicadeza y caminar con él hasta la habitación principal en donde tenía todo listo en el cuarto de baño

 

Así que lo acostó cuidadosamente en la cama, lo desnudó y se tomó su tiempo en hacerlo porque lo acariciaba suavemente y se deleitaba con sentir la suavidad de su piel una vez más, besó delicadamente sus inmóviles labios, besó también su cuello mientras aspiraba profundamente, hacía años que quería sentir nuevamente ese aroma tan suyo y eso le llenó los sentidos, acarició su pecho y lo llenó de besos mientras le abría botón por botón la camisa, le sacó los pantalones y lo miró con deseo cuando lo tuvo finalmente desnudo, pero no… aún no era tiempo, aún no…

 

Lo tomó en brazos y lo cargó hasta el baño, ahí lo sentó en un banquito que ya tenía preparado y se dispuso a trabajar en él, lo primero que hizo fue sacarle con mucha delicadeza los lentes de contacto, lo que más amaba de él era su mirada, entonces no quería nada que se interpusiera en eso, sus ojos cafés era lo más hermoso de su rostro y ansiaba verlos de nuevo.  Luego le puso una toalla en su cuello, sacó la tintura de cabello y se dedicó a ello, su color de cabello natural era castaño, el cabello negro no le quedaba mal pero… él lo quería como era antes, él lo quería como lo recordaba, quería que todo fuera como era antes, y lo haría… haría todo por recuperarlo…

 

Cuando acabó de tinturar su cabello, lo metió en la tina y talló su cuerpo con una esponjita, estaba despertando y eso era bueno, no lo quería dormido mucho tiempo, sus suaves quejas e intentos de abrir los ojos fascinaron a Shyru, que acarició su rostro y besó sus labios, ahora no podía quitarle los ojos de encima, estaba tal y como lo recordaba, estos años no lo habían cambiado en lo más mínimo, por fin estaba ante sus ojos el rostro con el que había soñado estos últimos años, al fin lo tenía en sus brazos…

 

Shyru lo sacó de la bañera y lo acostó en la cama, le puso su pijama favorita y lo llevó de vuelta a la sala, lo acomodó en el mueble más grande mientras él acababa de armar lo que quería armar, ya casi todo estaba listo…

- Mmmm… mmmm… - el maestro de escuela estaba despertando y se estaba quejando, trataba de moverse pero el cuerpo no le respondía

- Seiya…

- No…

- Ya no te preocupes amor mío, ya estamos juntos como siempre debimos haber estado, ahora nada podrá separarnos – Shyru se acercó al mueble y se agachó buscando los labios del ahora castaño que lucía asustado e indefenso

- No… no… - fue lo único que pudo decir al tratar de virar el rostro para no dejarse besar, Shyru se sintió ofendido y lo tomó de los cabellos para mantener su cabeza quieta y lo besó a la fuerza esta vez, el maestro de escuela trataba de moverse para impedirlo pero no podía, su cuerpo no le respondía en lo más mínimo, lo que sea que le inyectó lo tenía en ese estado, se sentía cual muñeco de trapo sometido a voluntad ajena, indefenso… como nunca antes se había sentido  

- Tus besos son míos, solo míos!!!! – Shyru lo tomó de los brazos y lo sacudió, lo miraba y no lo entendía, antes Seiya lo besaba con emoción y amor, ahora en cambio… lo rechazaba, lo rechazaba porque el muchacho meneó la cabeza y simplemente dijo:

- No…

- Deja de decir eso… entiendes??? – Shyru jaló al maestro de escuela y lo sentó en el mueble, lo seguía zarandeando y el muchacho se movía como títere en sus manos, no podía defenderse, la mirada en los ojos de aquel hombre era aterradora

- No…

- No quiero hacerte daño… pero lo haré si no cooperas conmigo, no me gusta golpearte pero… lo haré… no me obligues Seiya… solo no me obligues… - Shyru sacó una daga de su bolsillo y la puso en el cuello de su prisionero, el que lo miró con miedo y no pudo evitar que una lágrima resbalara por su mejilla, al verlo, Shyru dejó caer la daga en el sillón y lo abrazó con desesperación al decir: - Seiya… mi amor… perdóname, no quise hacerlo… soy un bruto… perdóname… - el pelinegro se separó un poco del muchacho y lo volvió a besar en los labios, esta vez él no volteó el rostro y se dejó besar, hacía tanto tiempo que Shyru soñaba con esos carnosos labios, y al probarlos nuevamente se sintió en el cielo…

- Por favor… por favor… suéltame… - dijo con mucho esfuerzo el ahora castaño, Shyru lo estaba acariciando y abrazando, eso hacía que se sintiera enfermo

- Yo no quiero soltarte, me gusta abrazarte, y a ti te gusta que yo te abrace, me lo has dicho muchas veces, Por qué quieres que te suelte?

- No… no quiero… suéltame…

- Pero ya estamos juntos, como siempre debimos haber estado, tú me amas y yo te amo Seiya, nada más importa, nada más… solo tú y yo…

- No… no… - el castaño seguía negando y meneando la cabeza, eso hizo que Shyru montara el cólera y se levantara violentamente del sillón, y gritó:

- Es por él verdad?, es por ese mal nacido hijo de puta que se interpuso entre nosotros… tu permitiste que te tocara… tu permitiste que te hiciera el amor cuando juraste que solo serías mío, tu permitiste que te tocara… pero no… no te apures Seiya, pronto nada de eso va a importar, ya nada nos va a separar – Shyru se volvió a sentar en el sillón y tomó al joven del cuello para mirarlo directamente a los ojos, una nueva lágrima rodó por la mejilla del maestro, Shyru la lamió y luego lo besó en los labios, el maestro viró el rostro para no dejarse besar, el pelinegro se enfureció y lo abofeteó con fuerza

- No… no…

- Deja de decir eso!!!, tu eres mío, no de él… solo mío… dímelo, DÍMELO!!! – Shyru volvió a tomar la daga que estaba en el mueble y la volvió a poner en el cuello del castaño, el que tragó saliva con dificultad y sin más opciones dijo:

- Tuyo… soy tuyo…

- Llámame por mi nombre, di mi nombre!!! – el pelinegro jaló de los cabellos a su presa y presionó un poco más la daga en su cuello, el maestro de escuela estaba asustado, nunca en la vida había visto esa mirada en aquellos ojos, nunca…

- Shyru… soy tuyo… tuyo… Shyru… Shyru…

- Eso es… es todo lo que quería escuchar de tus labios – Shyru besó a su cautivo y sacó de su bolsillo una cajita de terciopelo, tomó los anillos que allí estaban y se los enseñó al ahora castaño al decir: - Los reconoces?, ahora por fin los llevaremos, como siempre debimos haberlos llevado…

 

Notas finales:

Si... era Seiya

A todos aquellos que pensaban que el maestro Jabú era Seiya, pues felicitaciones, acertaron, a los que dudaban, espero haberlos sorprendido un poquito

Entramos ya a la recta final de la historia, se viene lo mas denso, espero que les guste en lo que acaba, van a ser unas dos semanas muy intensas

Muchas gracias por leer y nos vemos en el capítulo del miércoles, saludos, bye 


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