—No es real… no es real —murmuró en cuanto el hombre salió de la habitación, dejándolo completamente solo.
Esto no podía estar pasando; los vampiros solo eran un montón de ficción creado por la mente de alguien, de alguna mente que no tenía nada mejor que hacer. ¿Cómo es que ese hombre esperaba que fuera a creer?
Pero, de nuevo, su corazón, era real, no estaba latiendo en lo absoluto. Usó sus manos para impulsarse de la pared e intentar levantarse, desgraciadamente, sus piernas seguían siendo completamente inútiles, como si estuviesen desconectados de su cerebro. Con su respiración haciéndose más errática, usó sus brazos para arrastrarse hacia la puerta, quería salir de ese lugar. No le importaba si se encontraba a kilómetros de su hogar, debía escapar de aquella locura.
Sin embargo, cuando estaba por alcanzar su destino, la puerta se abrió con un golpe sordo, mostrando su expresión enojada—. Creí haberte dicho que descansaras.
—No me quedaré aquí un minuto más —declaró, mirándolo. Con su cabeza a centímetros del suelo, el hombre lucía mucho más alto e intimidante.
El hombre rodó los ojos y sin advertencia alguna, lo tomó entre sus brazos. Parecía que Taemin no pesaba nada, como si fuera una rama, ni siquiera parecía estar esforzándose.
—¡Bájame! ¡Déjame ir! —gritó, aterrado por la idea de que fuera a lastimarlo—. ¡Por favor!
—Detente —exigió, atrapando sus manos con una sola de él. Taemin se mordió el labio ante el dolor, se sentían como grilletes atrapándolas. ¿Cómo podía ser que ese hombre fuera tan fuerte? —. No te haré daño, solo duerme.
No pudo entender el por qué se sintió seguro después de escuchar sus palabras, aunque era fría y demandante, se sentía totalmente sincera—. ¿Cómo supiste que intentaba escapar? —Preguntó mientras el hombre empezaba a caminar hacia la cama.
—Te escuché —contestó, colocándolo en la cama.
—¿Qué? ¿Cómo pudiste escucharme? Ni siquiera hice ruido.
—Aúne estás confundido y tu mente no se ha calmado. Entenderás esta noche.
—¿E-Esta noche? ¿Qué hora es? Tengo que volver a mi casa… ¡Mi madre, mi familia! Estarán preocupados.
—No volverás a verlos de nuevo. Ahora descansa —su voz, esta vez, tenía un ligero toque de enojo por lo que Taemin, sintiendo lágrimas llegando a sus ojos, optó por guardar silencio.
De nuevo, el hombre salió de la habitación, dejándolo solo en la obscura habitación. Tras pocos segundos, dejó que su cabeza cayera sobre la pequeña almohada que había, pudo sentir una lágrima solitaria rodar por su mejilla. Tenía tanto miedo, quería entender qué estaba pasando pero no podía ver el más mínimo rayo de luz.
Incluso si no quería, cayó dormido, deseando que todo fuera un sueño.
El hombre de cabello negro suspiró, podía escuchar la respiración pesada del chico, sabiendo que se había quedado dormido. ¿Cómo había terminado en esto? Había vivido solo por más de dos siglos, nunca había planeado en hacer algo como esto, había decidido estar solo desde aquel día…
—Pero ahora lo he hecho —susurró, apretando los puños. Estaba enojado consigo mismo por ser tan estúpido y débil pero estaba hecho. No había podido detenerse de acercarse a la escena y hablarle al joven, había algo que lo hizo moverse por instinto.
Suspiró de nuevo y caminó lejos de la puerta, imaginando como sería esta noche.
Cuando Taemin abrió los ojos, sintió que su estómago se contraía. Estaba en la misma habitación. movió su mano hasta su pecho y mantuvo la respiración, esperando sentir su corazón latiendo . pero no fue así.
Era verdad, no era un sueño.
Por fortuna, sus piernas estaban más fuerte y pudo levantarse de la cama. Sus ojos escanearon la habitación de nuevo y notando que el hombre lo miraba desde la puerta, en esa ocasión, pudo verlo un poco mejor e incluso podía escuchar su respiración.
—¿Quién eres? ¿Qué es lo que harás conmigo? —Se levantó, recargándose en la pared, estaba asustado.
—Te he dicho que no te haré daño —comenzó—, necesitar comer, nos iremos en unos minutos.
—¿Por qué?
—El sol no se ha puesto.
—¿Y qué? Quiero regresar a mi casa… —no quería salir de noche después de lo que le había pasado en la anterior.
—Te he dicho que no los verás de nuevo y si sales ahora, el sol te quemará.
—¡Detente, por favor! Los vampiros no existen… Solo quiero irme, prometo que no diré acerca de esto a nadie, sólo déjame ir.
El hombre suspiró—. Tu corazón no late, eres más pálido que antes y, dime, ¿qué ha pasado con la herida en tu estómago?
—Yo…
—Siente tus dientes, ¿son normales?
Taemin paseo su lengua por los dientes, soltando un quejido cuando algo le picó la lengua. Con su mano temblándole, tocó sus colmillos ridículamente crecidos, ¿Qué les había pasado? Eran normales y ahora…
—Sígueme —ordenó, dándose la vuelta.
El chico apretó los puños, se sentía más confuso y asustado que antes, quería obtener respuestas pero solo conseguía más preguntas. Reuniendo la poca fuerza que pudo juntar, caminó detrás de él.
Se detuvieron a la entrada del edifico donde se encontraban, como lo había dicho el hombre, se estaba poniendo, cubriendo a la ciudad de obscuridad. Sus ojos miraron el cuerpo celeste por unos segundos, antes de que sintiera un increíble ardor en ellos, como si se los estuviesen quemando.
—No lo mires directamente y no dejes que el más mínimo rayo te toque —miró al hombre.
—¿Los vampiros no son inmortales? —Preguntó con sarcasmo.
—No, no lo somos —rodó los ojos de nuevo—. Resistimos más que un hombre común pero aún podemos morir… Aunque estamos técnicamente muertos.
—No puedo creerlo…
—Más te vale hacerlo —dijo, saliendo de la casa y moviéndose hasta una sombra cercana.
Taemin se movió tras él notando que era la primera vez que veía así de claramente. Podía distinguir a la perfección su piel pálida y ojos grises, realmente era apuesto.
—¿Quién eres? —Preguntó.
El hombre pareció vacilar antes de abrir la boca—. Minho.
—¿Minho?
—Sí, sólo Minho, hace mucho que no tengo un apellido —empezó a caminar de nuevo, lucía claramente incómodo.
Por alguna razón, Taemin ya no se sentía asustado de aquel hombre, le aterraba la sitación, sí, pero había algo en él que lo hacía sentir menos asustado de resultar herido. Era una sensación extraña que no podía explicar.
—Mi nombre es Taemin…
—Taemin —comenzó—. ¿Cuál es tu edad?
—Diecinueve…
El chico notó de inmediato que el hombre apretó los puños tan fuerte que sus nudillos se tornaron blancos. ¿Había dicho algo malo?
—Es hora de movernos, Taemin —y antes de que pudiera decir algo más, el hombre desapareció de enfrente de él y reapareció varios metros más adelante.
—¡E-Espera! —Corrió hacia él, mostrándose más que sorprendido al alcanzarlo en solo un par de pasos—. ¿C-Cómo?
—Tienes nuevas habilidades, aprenderás sobre ellas más después —y con eso, desapareció de nuevo.
Le tomó un par de segundos el moverse para seguirlos, aún no podía comprender del todo lo que había escuchado.
Después de unos minutos, se encontraban parados en medio de un parque. El más joven estaba teniendo un momento difícil intentando encontrar el por qué no se sentía cansado en lo más mínimo. Los humanos debían de cansarse cuando corrían esas largas distancias ‘Pero parece que no soy humano ya…’
Minho permaneció mirándolo, el chico era tan joven y ahora tenía la misma maldición que él, por su culpa.
—Apesta —fue la voz de este la que lo trajo de sus pensamientos—, he estado muchas veces aquí y jamás había percibido este olor.
—En caso de que no lo hayas notado, tus sentidos están mejores, puedes ver, escuchar y oler de mejor manera. También eres más fuerte y rápido.
—Yo… Suena imposible.
Minho asintió, lo entendía y es por eso que estaba con él, para enseñarle las bases. Miró a su lado cuando escuchó pasos acercándose por detrás. Sonrió, era solo una persona, mujer—. Qué conveniente.
—¿Qué? —Taemin preguntó, volteando para ver de qué se trataba y encontrando a una mujer que miraba su celular, totalmente ajena a ellos—. ¿Qué es lo que harás?
Minho no contestó, simplemente caminó hasta ella y se detuvo enfrente. En el momento en que lo notó, la mujer lo volteó a ver, soltando una sonrisa nerviosa.
—Discúlpeme señorita, ¿podría venir conmigo? —Taemin se sorprendió demasiado cuando la chica asintió. ¿Cómo podía ser? ¡Minho solamente le había sonreído!
—No puedes matarla —dijo, empujando a la chica para que se colocara frente a Taemin.
—Espera, ¿qué estás diciendo? ¿Qué se supone que debo de hacer?
—Vivimos gracias a la sangre, esto es lo que comemos —suspiró—. Ahora, apresúrate, no estará así por el resto de la noche.
—¡No puedo! ¿¡Estás loco?! No puedo morderla ni succionar su sangre… ¡Simplemente no puedo! —La sola idea hizo que su estómago se retorciera, podía tolerar sus sentidos mejoreados, su fuerza, su velocidad y todo aquello pero no había manera en que haría eso.
—Concéntrate, huele —Mino lo miró directo a sus aterrados ojos—. Tienes que sentirlo.
Taemin trató de ignorarlo y estaba apunto de hacerle caso a la idea de escapar de él cuando una extraña y dulce esencia alcanzó sus fosas nasales. Era embriagante, quería tenerla para él mismo, la necesitaba. ¿De dónde venía? Se sentía que perdería el conocimiento si no la tenía—. ¿Qué es esto?
—La esencia de su sangre, cada humano tiene la propia.
Taemin la sujetó de los hombros, como movido por impulso y olió su cuello, de donde parecía emanar más fuerte aquel aroma, no se sentía capaz de parar—. Tengo miedo, ¿qué tal si no puedo detenerme?
—Para eso estoy aquí, para detenerte —Minho lo calmó.
Sintiéndose como un completo monstruo, abrió la boca y posicionó sus nuevos colmillos en el dobles de su cuello para después morder, atravesando su piel.
El momento en que el líquido carmesí alcanzó su boca, estuvo a punto de perderse a sí mismo. Era la sensación más increíble que pudiera sentir, era como sentir su corazón latiendo de nuevo, como tener sangre circulando velozmente por su sistema. Necesitaba más.
Minho miró su reacción, aún podía recordar con claridad la primera vez que él lo había hecho, recordaba como estuvo a punto de matar a aquel infortunado hombre. Conocía que era una extraña sensación de adrenalina con miedo. Tras contar treinta segundos dentro de su mente, colocó una mano sobre el hombro de Taemin—. Detente ahora.
Taemin estuvo por saltar tres metros cuando sintió la mano del otro sobre su hombro, se había perdido tanto en la sensación que había olvidado que había alguien más estaba ahí. Escuchó sus palabras pero no quería hacerles caso, no quería detenerse, necesitaba más. Fue hasta que Minho lo jaló hacia atrás que lo sacó del trance en el que parecía haber caído.
Se tambaleó hacia atrás y miró a la mujer. Había sangre saliendo de dos pequeños orificios en su cuello de los cuales aún brotaba sangre que manchaba su piel. Pudo sentir incluso que tenía sangre escurriéndole por la barbilla, se sentía horrorizado.
—Estará bien —Minho tomó su mano y la guio hasta el camino por donde ella andaba.
—N-No puedo creer que haya hecho esto —Taemin sintió que sus manos le temblaban.
—Es normal, pero no hay nada que debas de preocuparte. Ella no recordará nada de lo ocurrido esta noche, las heridas en su cuello sanarán antes de que “despierte” —Mino continuó mirándolo, notando el miedo que sentía.
Taemin se limpió la sangre de la barbilla y la lamió de sus dedos, aunque se sentía totalmente avergonzado por sus acciones, se sentía completo cuando la sangre entraba en su sistema.
—Hay que irnos, necesito alimentarme también —Minho tomó su mano temblorosa y corrió lejos de ahí. No le agradaba la idea de tocarlo, de cierto modo lo asustaba, pero resultaba más fácil de esta manera.
Taemin se mantuvo alejado cuando encontraron a un hombre saliendo de un bar, Miho lucía bastante disgustado con su olor y él mismo lo encontraba bastante desagradable pero no había más. Se sentía como un monstruo, sí, pero por lo menos no tenía que matar a nadie y eso era suficiente como para mantener alejada la idea de esperar al sol, pero.
¿Esta sería su nueva vida?